Card Captor Sakura 02 - De regreso a Japón
Sakura caminaba esa mañana distraída. No dejaba de pensar en aquella lucha que había sucedido apenas hace dos días, y que mantenían muy inquietos, tanto a Kero, como a Yue... y lo peor era... que aparte de no contarle nada de sus sospechas, sus queridas cartas seguían en el mismo estado deteriorado de aquella noche. ¿Cómo? ¿Por qué? Desconocía las causas
Apretó un poco el paso, al mirar el reloj, y ver como casi volvería a llegar tarde, cómo últimamente le ocurría.
- ¡Buenos días! - saludó Sakura mientras entraba en el aula, intentando recuperar un poco de aliento
- Buenos días Sakura ¿se te han vuelto a pegar las sábanas? - rió bajito, la muchacha que se sentaba a su lado en clases
- Si Yukimi... - suspiró Sakura dejando la cartera en la mesa, y tomando asiento
- Sabes Sakura... - susurró la muchacha de cabellos castaños, atados en una coleta - Corren rumores de que van a venir dos estudiantes nuevos a esta clase
- ¡¿Dos?! - exclamó Sakura - Vaya... si estamos a mitad de curso...
Las chicas callaron, cuando el profesor Tanaka, con su porte siempre serio, entró en el aula. Se colocó frente a la clase, y aclaró su garganta, para luego mirar a los estudiantes seriamente.
- Tengo que anunciarles que a partir de hoy, tendréis dos compañeros nuevos en clase - anunció el profesor
- Vaya Yukimi... no te has equivocado... - susurró Sakura
- Kinomoto... guarde silencio... - dijo el profesor mirándola seriamente, a lo único que esta hizo fue sonrojarse de vergüenza
El maestro se dirigió a la puerta, e hizo un ademán a los dos muchachos que se encontraban afuera, para que se adentrasen en el aula. Los dos muchachos entraron, y en pocos segundos, el revuelo entre las chicas empezó a notarse.
- Que guapos
- Tendrán novia?
- Que suerte que hayan venido a estudiar aquí
Eran algunos de los comentarios que se podían escuchar. El profesor hizo oídos sordos... pero alguien en el lugar, se había quedado petrificada en el sitio. Sakura no dejaba de estudiar bien a aquellos dos muchachos. No... no podían ser ellos...
- Shaoran Li - presentó el profesor - Y Eriol Hiragizawa
Sakura sentía que el corazón se le iba a salir del pecho en aquel momento. Se hubiese levantado y habría corrido hasta ellos, y darles un gran abrazo, de lo contenta y feliz que estaba por volver a verles. El profesor les sentó en dos sitios libres, apenas unos asientos más adelante de ella.
Los dos muchachos volvieron sus miradas, para clavarlas directamente en Sakura. Shaoran la miró seriamente, mientras que Eriol esbozó una suave sonrisa. Yukimi comenzó a tratar de averiguar de por qué, aquellos chicos, la miraban de aquella manera. Pero Sakura se enterró en su libro de texto, al comenzar la clase.
Habían pasado cinco años... Eriol había pasado de ser un encantador y misterioso niño, a ser un joven bastante atractivo. Alto, y de contextura delgada, vestía el uniforme dela escuela, el cuál no le quitaba en absoluto, aquella elegancia innata, que formaba parte del aire de distinción que le rodeaba. Los rasgos de su rostro, poco habían cambiado, y, como de pequeño, seguía llevando su cabello azul, corto. Aún conservaba sus anteojos, los cuales le daban un aire encantador, pero estos no podían ocultar aquella chispa de luz, y el tono azul grisáceo de sus ojos.
Y Shaoran... se había convertido en un joven realmente apuesto. Era exactamente igual de alto que Eriol, y de parecida delgadez. También llevaba el pelo como cuando era pequeño, corto, y brillaban mucho bajo las luces del aula. Su característico ceño fruncido no le había abandonado a lo largo de los años, el cuál le daba un aire bastante autoritario.
Sakura observó a Shaoran por la espalda, y su corazón no pudo evitar dar un vuelco, al recordar el día en que se confesaron su amor... y el día de aquella estúpida pelea que les había separado... y ahora... después de tanto tiempo... le tenía tan sólo a unos metros de ella.
La campana del fin de las clases sonó con fuerza. Varias chicas se lanzaron sobre los recién llegados, los cuáles se disculparon y se zafaron suavemente, mientras que los dos, se dirigían había Sakura, que se encontraba al final de la clase. Los tres se quedaron en pié, observándose los unos a los otros.
- Hola Sakura - sonrió amablemente Eriol - Te has convertido en una joven muy bonita
Sakura se sonrojó, mientras que salían del aula, para hablar en un lugar más íntimo. Eriol tenía razón. Sakura se había convertido en una jovencita muy bonita. Conservaba aquel corte de pelo tan característico, brillante y sedoso, sus ojos verdes, grandes, y cubiertos de unas pestañas largas, aún conservaban ese brillo de alegría, dulzura, y gentileza. Su figura era más bien delgada, y no muy alta, había heredado la figura de su madre. La misma Sakura de pequeña, tan dulce, y tan alegre, pero con diecisiete años...
Los tres amigos de la infancia, tomaron asiento, bajo un árbol del jardín de la escuela. Ese día hacía un poco de calor, el sol de finales de primavera, brillaba con fuerza en el cielo. Se miraron de reojo... no sabían por dónde empezar aquella conversación, que había desaparecido en aquellos años. Sakura supo enseguida por qué estaban allí, así que decidió que sería un buen empiece...
- Sakura... ¿has sentido algo extraño últimamente? - Eriol se adelantó a los pensamientos de la muchacha
- Sí - asintió Sakura y comenzó a relatarles la lucha sucedida hace escasos días
- ¡¿Pero eso es posible?! - Shaoran aún no se creía lo que le había relatado Sakura
- Lo es - asintió Sakura - Yo estaba allí - metió la mano en su mochila, y rebuscó un poco, sacando después las dos cartas con aspecto deslucido, enseñándoselas
- Es verdad... - Shaoran tomó una de ellas, y Eriol tomó la otra - ¿Y eso de la otra carta? ¿Cómo es posible que las cartas hayan podido ser dañadas? - miró a Eriol buscando respuestas
- Cualquiera con una cantidad de poder considerable puede crear cartas mágicas... si sabe el hechizo correcto... - los anteojos de Eriol hicieron un reflejo de luz - Pero para dañar a estas cartas... debe de poseer un poder demasiado grande... tanto que lo sentimos con facilidad, aún estando tan lejos - devolvió la mirada a Shaoran y la carta regresó junto con su ama. Suspiró, y después esbozó una sonrisa encantadora a Sakura - ¿Y qué tal todo este tiempo?
Cómo si no hubieran pasado los años, la conversación comenzó a fluir rápidamente.
- ¡Oh! ¡Vaya! - Sakura miró su reloj pálida
- ¿Qué ocurre Sakura? - preguntó Shaoran al ver esa reacción
- ¡Llego tarde a clase! - recogió su bolsa y se la colgó a la espalda, levantándose - La profesora me va a matar... - miró a sus dos amigos en cómo la miraban, en la manera de decirle, que no había cambiado en absoluto - ¿Queréis venir?
- ¿Podemos? - Eriol preguntó dudoso
- ¿No se enfadará tu maestra? - añadió Shaoran
- Para nada - sonrió Sakura haciendo que el muchacho se sonrojase levemente - Es una persona muy buena
******
- ¡¡Sakura!! - Kaoru puso las manos en sus caderas, con aspecto de enfado
- Lo siento Kaoru, ¡en serio! ¡No me di cuenta de la hora que era!
Sakura por más prisa que se dió, había llegado justo al terminar las clases. Kaoru suspiró y se dirigió a la mesa, colocando algunos papeles en orden, mientras escuchaba las disculpas de su amiga
- ¿Y bien? - preguntó Kaoru mirándola seriamente
- ¿Y bien que? - Sakura parpadeó
- ¿Cómo se te ha pasado la hora? ¿Qué hacías? - Kaoru puso ojos de estrellitas y se acercó hasta estar a pocos centímetros del rostro de la muchacha - ¿Acaso has estado con Hiroshi hablando? ¡S es sí no tendrías ni que haberte aparecido! - sonrió guiñándole un ojo
- ¡No! ¡No! - meneó Sakura las manos negando aquellos, bastante sonrojada - No he estado con Hiroshi
- ¿Entonces?
- ¿Te acuerdas de los amigos que te he mencionado en alguna ocasión? - preguntó Sakura mientras que veía a su profesora volver a coger los papeles en las manos y comenzar a guardarlos en un pequeño portafolios, y asentía distraída - ¡Han entrado a estudiar hoy en mi clase!
- ¡¿En serio?! - Kaoru parecía igual de sorprendida, que Sakura al verlos esa mañana
- ¡Sí! - se entusiasmó Sakura - Están afuera esperando, ¡espera que te los presento!
- Increíble... - susurró Kaoru, con un extraño brillo en los ojos, mientras que apresuraba a meter ordenadamente los folios en su sitio
- Kaoru - la llamó Sakura, al entrar nuevamente en la clase, esta vez, acompañada - Te presento a Shaoran Li, y Eriol Hiragizawa
Shaoran saludó con una leve inclinación respetuosa, al igual que Eriol... aunque el muchacho de cabellos azules, se quedó largo rato mirándola detenidamente. No podía dejar de observar aquel largo cabello rojizo, que parecía realmente suave, y esponjoso. Su piel tenía un tono bronceado, de color miel, y ésta también parecía ser suave al tacto. La figura se dejaba ver a simple vista, la camiseta blanca holgada disimulaba sus curvas superiores, pero dejaba a la vista aquel vientre plano, y los pantalones cortos deshilachados, proporcionaba una visión completa de aquellas largas y formadas piernas. Lo que más le impactó de la muchacha fueron aquellos ojos, grandes, de color violeta claro, y que contenían en su interior un brillo y una calidez especiales. No puedo evitar sonrojarse un poco, al ser visto por aquella mujer
Kaoru se quedó mirándoles fijamente, después de la presentación de Sakura. Observó a los dos muchachos, no se parecían en nada a las fotografías que Sakura le había mostrado...
- Encantada - sonrió Kaoru con dulzura, dejando sus papeles en la mesa y acercándose a ellos - Kaoru Yamazakura, pero podéis llamarme Kaoru - cogió a Sakura por el cuello con el brazo y puso una sonrisa traviesa en su rostro - Así que sois los amigos de la infancia de esta enana ¿eh? -revolvió un poco el pelo a la muchacha
- ¡Kaoru! - Sakura se libró de aquella postura, y se atusó un poco el cabello - No me gusta que me hagas eso
- Vale vale - sonrió mientras vio de reojo a Shaoran, levemente sonrojado, y sonrió - Esta mañana quedé con Toya y Yukito en el restaurante para cenar los tres juntos - informó a su amiga - ¿Qué tal si hacemos una pequeña reunión de bienvenida?
- ¡¿En serio?! - el rostro de Sakura se iluminó
- Claro, invita la casa - sintió Kaoru - Además puedes traer a Kero-chan, le prepararé algo especial
- ¿Qué? - Eriol se sorprendió por el comentario - ¿Conoces a Kerberos?
- Es una larga historia... - en la cabeza de Sakura se reflejó una gotita de sudor
- Sé quienes sois vosotros... - sonrió Kaoru mientras se dirigía hacia la salida
Eriol sintió un escalofrío por todo el cuerpo. ¿Qué le ocurría ante la presencia de aquella chica?. ¿Por qué su corazón había comenzado a latir tan fuerte de repente?. Desde luego nunca le había ocurrido aquello...
******
- Gracias por ayudarme a preparar más cena- susurró Kaoru mientras cocinaba algo en la cocina del restaurante - Neikan es un vago que no me quiere ayudar en absoluto - miró mal a su hermano que se encontraba apoyado en el umbral de la puerta
- Es el día en que cierro el restaurante, ya trabajo bastante durante la semana... - le dijo con una mueca de disgusto - Me marcharé a casa...
- ¿Por qué no te quedas? - preguntó Sakura antes de que se marchase
- No... prefiero dormir... mañana me toca un día agitado - dio a Kaoru un pequeño beso en la mejilla, alborotó el pelo de Sakura, y se dirigió hacia la salida - Haber que hacéis en mi cocina, enanas
- ¡¡No somos unas enanas!!
Kaoru suspiró cuando su hermano desapareció de la cocina, y le dijo a Sakura si podía hacerle una pequeña pregunta, algo indiscreta
- Si - Sakura tomó en su mano el pequeño botecito de sal
- ¿Aún te sigue gustando Shaoran?
El salero resbaló de las finas manos de Sakura, cayendo al suelo en un estrépito, desparramándose un poco. Sakura se agachó, nerviosamente, comenzando a recoger lo derramado. Kaoru esbozó una sonrisa ante aquella reacción, y no tardó en volver a repetir la pregunta.
- No... - murmuró Sakura mientras volvía a incorporarse - Ha pasado mucho tiempo... - recordó la pelea y la tarde que habían pasado juntos - Ahora creo que lo que nos une es una amistad...
- ¿Ah sí? - Kaoru puso en sus ojos una expresión traviesa - Entonces no te importará que trate de conquistarle, ¿no?
- ¿Qué? - Sakura volteó a ver a su amiga, que cortaba afanosamente, una zanahoria - ¿Conquistarle?
- Sí, la verdad es que me ha parecido un chico muy guapo, y bueno, te lo pregunto antes por si a ti te seguía gustando, no me quiero meter en lo que no me llaman, eres mi amiga, ¿entonces puedo?
- Claro que sí - la voz de Sakura se perdió en un hilo fino, mientras sazonaba alguno de los platos.
*****
- Hoy está cerrado, lo siento - Neikan se dirigió a dos muchachos que se encontraban en la entrada
- Pero si nos han invitado a cenar... - susurró Shaoran mirando el local
- ¡Ah! - cayó en la cuenta el muchacho de cabellos largos - Sois vosotros, entonces pasad - les abrió la puerta, y los dos se quedaron algo extrañados
- Soy el hermano de Kaoru, Neikan - se presentó - Cuidado no os envenenéis con su comida, ¡Adiós! - se despidió Neikan con la mano, marchándose de allí
*****
- ¡Kero! ¡Suéltale! ¡Le vas a hacer daño! - Sakura trataba inútilmente de apartar la dentadura apretaba de Kero, en el brazo de Shaoran, hasta que por fin, logró arrancarlo de allí
- ¡No te necesitamos aquí! - exclamó fuertemente el muñequito, agitando sus bracitos
- ¡A ti nadie te ha pedido tu opinión! - respondió Shaoran frotándose el lugar del mordisco
Kero no había reaccionado nada bien, al ver al muchacho chino, nuevamente en Japón, y más al lado de su ama. Aún seguía sin soportarle. Kaoru llevó al servicio a Shaoran, para romper la tensión, y que Sakura tratase de calmar un poco al guardián.
- Nunca había visto a Kero comportarse así - susurró Kaoru mientras se acercaba un botiquín, sacando de él, un poco de agua oxigenada, y algodón, pasándolo después por aquella mordedura
- Digamos que nunca nos hemos llevado muy bien - Shaoran frunció el ceño al ver aquella herida
- Nunca lo habría imaginado - sonrió Kaoru, mirando a Shaoran a los ojos - Oye. ¿Puedo hacerte una pregunta?
- Sí claro...
- ¿A ti aún te gusta Sakura?
La tez morena del joven chino, pronto dejó de serlo, para pasar a ser de un color rojo intenso, ante aquella pregunta. Kaoru tuvo que volver a preguntarlo, y aferrarle fuerte del brazo, para evitar que se escapase.
- No... solo somos viejos amigos...
- Genial - sonrió contenta Kaoru - Eso me deja el camino totalmente libre - guardó el botiquín en su lugar
- ¿Q...Qu...Qué quieres decir con eso? - Shaoran había vuelto a ruborizarse
- Eres un muchacho muy apuesto... - Kaoru susurró aquellas palabras en tono seductor, mientras que sus manos pasaron suavemente por los antebrazos del muchacho, hasta llegar a colgarse de su cuello - Me gustas - y le dio un suave beso en la mejilla
El rostro de Shaoran pasó de ser rojo carmín, a ser de un violeta pálido, de la vergüenza que sentía en aquel momento. Se zafó de los brazos de Kaoru con facilidad, y salió de aquel cuarto, lo antes posible, dándose con la mano, aire en el rostro, mientras se unía a los presentes.
- ¡¿Tú?! - Toya aún no sabía que Shaoran también había regresado a Japón - ¿Qué haces tú aquí?
- ¿Y a ti que te importa? - respondió Shaoran molesto por aquel tono utilizado
- Habrá que ver con este mocoso...
- ¡No soy un mocoso!
- ¡Para mí sigues siéndolo!
- Vamos Toya... no trates así al muchacho... - la voz de Yukito tranquilizó a su novio
- ¿Podremos cenar tranquilamente? - susurró Kaoru apareciendo con una pequeña bandeja, mirando hacia los presentes, y dejando lo que traía, en la mesa grande, arreglada para la cena - Tomad asiento... voy a traer las demás cosas - sonrió
- ¡Te ayudo! - Sakura se levantó pero Kaoru la paró
- Tú mejor quédate aquí por si hay mas mordeduras y más peleas... - miró hacia Shaoran y saltó sobre él, amarrándose a su cuello por detrás- No quiero que me le dejen desfigurado - Shaoran se ruborizó y dejó a los demás con unas cuantas gotas sobre sus cabezas.
- Entonces te ayudo yo... - Eriol se levantó de la silla, y siguió a Kaoru hacia la cocina. Al entrar, le embriagó el olor de los comensales, que descansaban sobre la encimera, con un aspecto realmente delicioso - Se ven muy bien
- Sakura me ayudó a prepararlos - sonrió cogiendo una pequeña bandeja - Mi hermano cocina mejor que yo... es el que lleva el restaurante, pero como era su día libre, se negaba a trabajar más - explicó con una risita y vio como Eriol se decidía a tomar una bandeja - Eriol... si estáis aquí Shaoran y tú, debe de ser porque la pelea que mantuvo el otro día Sakura no es un buen... augurio... por decirlo de alguna manera... ¿verdad?
- ... - le tomó de sorpresa totalmente, y alejó sus manos de la bandeja que iba a tomar, realmente el tono de voz dulce que de ella muchacha, parecía preocupado - No te preocupes - sonrió Eriol - No dejaremos que nada malo le ocurra a Sakura
- ¿Me lo prometes? - Kaoru le miró frente a frente, sosteniendo temblorosa la bandeja en sus manos
- Prometido
- ¡Genial! - comenzó a andar hacia la salida de la cocina - Ahora vamos a cenarrrrrrrrrrr AHHHHH!!!!!!!!
¡¡¡¡PLOF!!!!
Los pequeños bocaditos se encontraban desperdigados por el suelo. La bandeja dejó de hacer un movimiento rotatorio sobre ella misma, para acabar también en el mismo en el suelo. Kaoru había pisado un poco de aceite en el suelo, y había salido, literalmente volando, sobre el pobre Eriol, cayendo los dos, también al suelo.
- Maldita sea... - susurró Kaoru incorporándose un poco, apoyando las manos sobre el pecho de Eriol - ¡Ah! ¡Lo siento! ¡¿Estás bien?!
- S...si... - tartamudeó Eriol, nervioso, notando aquel cuerpo tan cerca de él, y se quedó mirándola fijamente
- ¿En verdad? - giró sus ojos hacia arriba - ¿Acaso tengo algún bocadito en la cabeza?
- Hueles muy bien... - susurró Eriol, ruborizándose un poco - Eres tan bonita...
- ¡Eriol! - se levantó de golpe Kaoru, ayudándole a levantarse después a él - No hace falta que me levantes el ánimo de esa manera por haber echado a perder el aperitivo - sonrió y salió corriendo de la cocina
Eriol escuchó como la muchacha anunció que se había cargado los aperitivos. Sakura y Toya estallaron a carcajadas, al escuchar como esta se lo contaba. Eriol se mantuvo allí en pie. No había sido un comentario para animarla, si no que ni siquiera él sabía por qué lo había soltado de aquella manera. No solía perder el control... apenas la conocía de unas horas... pero le hacía sentir algo especial dentro de él
******
La cena acabó medianamente bien. Alguna que otra pelea por parte de Kero con Shaoran, aunque al primero, bien se le pudo chantajear con un trozo de tarta... aunque a Toya poco se le podía chantajear... Todos se habían empeñado en acompañar a Sakura a casa, así que allí iban en grupo, mientras Yukito, Eriol, y Sakura, trataban de que Toya, Shaoran y Kero no peleasen. Los que podían presenciar otros poderes mágicos, se pararon de repente. Algo turbio pudieron notar en el ambiente
- ¿Que ocurre? - preguntó Toya al observarles
- Hermano... - será mejor que te alejes de aquí... - dijo Sakura mientras sacaba su llave
Toya se negó rotundamente. Aunque ya no tuviese poderes, no iba a dejar de ningún modo a su hermana, en medio de un peligro.
- Que te vayas - le dijo Sakura seriamente
- Ni lo sueñes - contestó Toya
- ¡Apartaos de ahí! - gritó Eriol, cuando una rama de árbol, surgió de algún lugar, atacando a aquellos dos que no dejaban de discutir
Toya tomó en sus brazos rápidamente a su hermana, mientras que después hizo un gran salto, acabando en pié, lejos de aquella rama. Aunque la rama de árbol, no dejó su intento, y rápidamente volvió a atacar a la pareja de hermanos. Toya empujó lejos de él, a Sakura, y recibió el golpe de aquella cosa, haciendo que saliese despedido, por el impacto, hacia atrás, estampándose contra un muro de piedra
- ¡Toya! - grito Yue, que ya había recuperado su forma real
No tuvieron tiempo de socorrer al herido. Varias ramas más de árbol, surgieron de alguna parte, atando a cada uno de los que se encontraban allí. La espada que hizo aparecer Shaoran, comenzó a cortar aquella madera, sin mucho resultado, ya que ésta, volvía a crecer. Eriol desató la María de su llave, y comenzó a provocar relámpagos, que chocasen contra el atacante, logrando también romper algunas ramas, pero con el mismo resultado de Shaoran.
- ¡Sword!
La vara de Sakura se convirtió en una espada afilada, y sin muchos resultados, ella también se defendió de las amas que intentaban cogerla
Shaoran sacó un talismán, y lo colocó frente a sí mismo, recitando un hechizo en chino, y de aquel talismán, salió una ráfaga de fuego, que se dirigió rápidamente hacia las ramas. Eriol aprobó la idea de su amigo, y también decidió invocar al fuego, ya que parecía que el fugo mágico, resultaba contra aquello. Kerberos también ayudó en eso...
Sakura no se atrevía a utilizar su carta "Firey", por temor a que esta se resquebrajase del todo. Se sentía inútil ante aquello. Los ojos verdes de la muchacha se abrieron de sobre manera, cuando un torrente de agua cayó sobre el fuego que quemaba aquellas ramas. Cuando el agua hubo desaparecido, se pudo ver perfectamente dos cartas levitando en el aire.
- Wood y Watery... - susurró Shaoran ajustando la vista, para ver mejor aquellas cartas azuladas
Eriol sintió un escalofrío en el cuerpo. Aquella magia... la reconocía perfectamente. No hubo mas tiempo de pensar, en cuanto vio como tres cartas más aparecían ante ellos. Hizo un movimiento con su vara dorada, y todos los presentes, quedaron protegidos bajo un escudo mágico. La presencia de tantas cartas, y tanta magia en el ambiente, no era buena señal. Tal y como había acertado su presentimiento, aquellas cartas unieron sus poderes, y lanzaron un ataque a conjunto sobre el escudo de protección del hechicero
- ¡Son demasiado poderosas! - Eriol vio como poco a poco su escudo comenzaba a romperse
- ¡¿Cómo puede haber una magia más poderosa que la del mismo Clow?! - Shaoran exclamó en alto, intentando creer lo que veía
En un momento, el ataque de las cartas cesó. Y en unos momentos, estas desaparecieron. Una risa leve inundó el lugar. Espalda con espalda, en el lugar dónde se encontraba Toya dolorido, observaron los alrededores, por si veían algo extraño.
- No puedo creer que Clow Reed también se reencarnase... - susurró aquella voz, haciendo eco en la noche
- ¡¿Quién eres?! - exigió saber Yue furioso
- Quizás Clow os lo sepa decir...
Eriol palideció al notar perfectamente la energía. Poco después ésta desapareció, y todo volvió a la calma. Una calma totalmente aterradora... aunque más aterradora era la expresión que el muchacho inglés mantenía en su rostro.
Fin 02
Sakura caminaba esa mañana distraída. No dejaba de pensar en aquella lucha que había sucedido apenas hace dos días, y que mantenían muy inquietos, tanto a Kero, como a Yue... y lo peor era... que aparte de no contarle nada de sus sospechas, sus queridas cartas seguían en el mismo estado deteriorado de aquella noche. ¿Cómo? ¿Por qué? Desconocía las causas
Apretó un poco el paso, al mirar el reloj, y ver como casi volvería a llegar tarde, cómo últimamente le ocurría.
- ¡Buenos días! - saludó Sakura mientras entraba en el aula, intentando recuperar un poco de aliento
- Buenos días Sakura ¿se te han vuelto a pegar las sábanas? - rió bajito, la muchacha que se sentaba a su lado en clases
- Si Yukimi... - suspiró Sakura dejando la cartera en la mesa, y tomando asiento
- Sabes Sakura... - susurró la muchacha de cabellos castaños, atados en una coleta - Corren rumores de que van a venir dos estudiantes nuevos a esta clase
- ¡¿Dos?! - exclamó Sakura - Vaya... si estamos a mitad de curso...
Las chicas callaron, cuando el profesor Tanaka, con su porte siempre serio, entró en el aula. Se colocó frente a la clase, y aclaró su garganta, para luego mirar a los estudiantes seriamente.
- Tengo que anunciarles que a partir de hoy, tendréis dos compañeros nuevos en clase - anunció el profesor
- Vaya Yukimi... no te has equivocado... - susurró Sakura
- Kinomoto... guarde silencio... - dijo el profesor mirándola seriamente, a lo único que esta hizo fue sonrojarse de vergüenza
El maestro se dirigió a la puerta, e hizo un ademán a los dos muchachos que se encontraban afuera, para que se adentrasen en el aula. Los dos muchachos entraron, y en pocos segundos, el revuelo entre las chicas empezó a notarse.
- Que guapos
- Tendrán novia?
- Que suerte que hayan venido a estudiar aquí
Eran algunos de los comentarios que se podían escuchar. El profesor hizo oídos sordos... pero alguien en el lugar, se había quedado petrificada en el sitio. Sakura no dejaba de estudiar bien a aquellos dos muchachos. No... no podían ser ellos...
- Shaoran Li - presentó el profesor - Y Eriol Hiragizawa
Sakura sentía que el corazón se le iba a salir del pecho en aquel momento. Se hubiese levantado y habría corrido hasta ellos, y darles un gran abrazo, de lo contenta y feliz que estaba por volver a verles. El profesor les sentó en dos sitios libres, apenas unos asientos más adelante de ella.
Los dos muchachos volvieron sus miradas, para clavarlas directamente en Sakura. Shaoran la miró seriamente, mientras que Eriol esbozó una suave sonrisa. Yukimi comenzó a tratar de averiguar de por qué, aquellos chicos, la miraban de aquella manera. Pero Sakura se enterró en su libro de texto, al comenzar la clase.
Habían pasado cinco años... Eriol había pasado de ser un encantador y misterioso niño, a ser un joven bastante atractivo. Alto, y de contextura delgada, vestía el uniforme dela escuela, el cuál no le quitaba en absoluto, aquella elegancia innata, que formaba parte del aire de distinción que le rodeaba. Los rasgos de su rostro, poco habían cambiado, y, como de pequeño, seguía llevando su cabello azul, corto. Aún conservaba sus anteojos, los cuales le daban un aire encantador, pero estos no podían ocultar aquella chispa de luz, y el tono azul grisáceo de sus ojos.
Y Shaoran... se había convertido en un joven realmente apuesto. Era exactamente igual de alto que Eriol, y de parecida delgadez. También llevaba el pelo como cuando era pequeño, corto, y brillaban mucho bajo las luces del aula. Su característico ceño fruncido no le había abandonado a lo largo de los años, el cuál le daba un aire bastante autoritario.
Sakura observó a Shaoran por la espalda, y su corazón no pudo evitar dar un vuelco, al recordar el día en que se confesaron su amor... y el día de aquella estúpida pelea que les había separado... y ahora... después de tanto tiempo... le tenía tan sólo a unos metros de ella.
La campana del fin de las clases sonó con fuerza. Varias chicas se lanzaron sobre los recién llegados, los cuáles se disculparon y se zafaron suavemente, mientras que los dos, se dirigían había Sakura, que se encontraba al final de la clase. Los tres se quedaron en pié, observándose los unos a los otros.
- Hola Sakura - sonrió amablemente Eriol - Te has convertido en una joven muy bonita
Sakura se sonrojó, mientras que salían del aula, para hablar en un lugar más íntimo. Eriol tenía razón. Sakura se había convertido en una jovencita muy bonita. Conservaba aquel corte de pelo tan característico, brillante y sedoso, sus ojos verdes, grandes, y cubiertos de unas pestañas largas, aún conservaban ese brillo de alegría, dulzura, y gentileza. Su figura era más bien delgada, y no muy alta, había heredado la figura de su madre. La misma Sakura de pequeña, tan dulce, y tan alegre, pero con diecisiete años...
Los tres amigos de la infancia, tomaron asiento, bajo un árbol del jardín de la escuela. Ese día hacía un poco de calor, el sol de finales de primavera, brillaba con fuerza en el cielo. Se miraron de reojo... no sabían por dónde empezar aquella conversación, que había desaparecido en aquellos años. Sakura supo enseguida por qué estaban allí, así que decidió que sería un buen empiece...
- Sakura... ¿has sentido algo extraño últimamente? - Eriol se adelantó a los pensamientos de la muchacha
- Sí - asintió Sakura y comenzó a relatarles la lucha sucedida hace escasos días
- ¡¿Pero eso es posible?! - Shaoran aún no se creía lo que le había relatado Sakura
- Lo es - asintió Sakura - Yo estaba allí - metió la mano en su mochila, y rebuscó un poco, sacando después las dos cartas con aspecto deslucido, enseñándoselas
- Es verdad... - Shaoran tomó una de ellas, y Eriol tomó la otra - ¿Y eso de la otra carta? ¿Cómo es posible que las cartas hayan podido ser dañadas? - miró a Eriol buscando respuestas
- Cualquiera con una cantidad de poder considerable puede crear cartas mágicas... si sabe el hechizo correcto... - los anteojos de Eriol hicieron un reflejo de luz - Pero para dañar a estas cartas... debe de poseer un poder demasiado grande... tanto que lo sentimos con facilidad, aún estando tan lejos - devolvió la mirada a Shaoran y la carta regresó junto con su ama. Suspiró, y después esbozó una sonrisa encantadora a Sakura - ¿Y qué tal todo este tiempo?
Cómo si no hubieran pasado los años, la conversación comenzó a fluir rápidamente.
- ¡Oh! ¡Vaya! - Sakura miró su reloj pálida
- ¿Qué ocurre Sakura? - preguntó Shaoran al ver esa reacción
- ¡Llego tarde a clase! - recogió su bolsa y se la colgó a la espalda, levantándose - La profesora me va a matar... - miró a sus dos amigos en cómo la miraban, en la manera de decirle, que no había cambiado en absoluto - ¿Queréis venir?
- ¿Podemos? - Eriol preguntó dudoso
- ¿No se enfadará tu maestra? - añadió Shaoran
- Para nada - sonrió Sakura haciendo que el muchacho se sonrojase levemente - Es una persona muy buena
******
- ¡¡Sakura!! - Kaoru puso las manos en sus caderas, con aspecto de enfado
- Lo siento Kaoru, ¡en serio! ¡No me di cuenta de la hora que era!
Sakura por más prisa que se dió, había llegado justo al terminar las clases. Kaoru suspiró y se dirigió a la mesa, colocando algunos papeles en orden, mientras escuchaba las disculpas de su amiga
- ¿Y bien? - preguntó Kaoru mirándola seriamente
- ¿Y bien que? - Sakura parpadeó
- ¿Cómo se te ha pasado la hora? ¿Qué hacías? - Kaoru puso ojos de estrellitas y se acercó hasta estar a pocos centímetros del rostro de la muchacha - ¿Acaso has estado con Hiroshi hablando? ¡S es sí no tendrías ni que haberte aparecido! - sonrió guiñándole un ojo
- ¡No! ¡No! - meneó Sakura las manos negando aquellos, bastante sonrojada - No he estado con Hiroshi
- ¿Entonces?
- ¿Te acuerdas de los amigos que te he mencionado en alguna ocasión? - preguntó Sakura mientras que veía a su profesora volver a coger los papeles en las manos y comenzar a guardarlos en un pequeño portafolios, y asentía distraída - ¡Han entrado a estudiar hoy en mi clase!
- ¡¿En serio?! - Kaoru parecía igual de sorprendida, que Sakura al verlos esa mañana
- ¡Sí! - se entusiasmó Sakura - Están afuera esperando, ¡espera que te los presento!
- Increíble... - susurró Kaoru, con un extraño brillo en los ojos, mientras que apresuraba a meter ordenadamente los folios en su sitio
- Kaoru - la llamó Sakura, al entrar nuevamente en la clase, esta vez, acompañada - Te presento a Shaoran Li, y Eriol Hiragizawa
Shaoran saludó con una leve inclinación respetuosa, al igual que Eriol... aunque el muchacho de cabellos azules, se quedó largo rato mirándola detenidamente. No podía dejar de observar aquel largo cabello rojizo, que parecía realmente suave, y esponjoso. Su piel tenía un tono bronceado, de color miel, y ésta también parecía ser suave al tacto. La figura se dejaba ver a simple vista, la camiseta blanca holgada disimulaba sus curvas superiores, pero dejaba a la vista aquel vientre plano, y los pantalones cortos deshilachados, proporcionaba una visión completa de aquellas largas y formadas piernas. Lo que más le impactó de la muchacha fueron aquellos ojos, grandes, de color violeta claro, y que contenían en su interior un brillo y una calidez especiales. No puedo evitar sonrojarse un poco, al ser visto por aquella mujer
Kaoru se quedó mirándoles fijamente, después de la presentación de Sakura. Observó a los dos muchachos, no se parecían en nada a las fotografías que Sakura le había mostrado...
- Encantada - sonrió Kaoru con dulzura, dejando sus papeles en la mesa y acercándose a ellos - Kaoru Yamazakura, pero podéis llamarme Kaoru - cogió a Sakura por el cuello con el brazo y puso una sonrisa traviesa en su rostro - Así que sois los amigos de la infancia de esta enana ¿eh? -revolvió un poco el pelo a la muchacha
- ¡Kaoru! - Sakura se libró de aquella postura, y se atusó un poco el cabello - No me gusta que me hagas eso
- Vale vale - sonrió mientras vio de reojo a Shaoran, levemente sonrojado, y sonrió - Esta mañana quedé con Toya y Yukito en el restaurante para cenar los tres juntos - informó a su amiga - ¿Qué tal si hacemos una pequeña reunión de bienvenida?
- ¡¿En serio?! - el rostro de Sakura se iluminó
- Claro, invita la casa - sintió Kaoru - Además puedes traer a Kero-chan, le prepararé algo especial
- ¿Qué? - Eriol se sorprendió por el comentario - ¿Conoces a Kerberos?
- Es una larga historia... - en la cabeza de Sakura se reflejó una gotita de sudor
- Sé quienes sois vosotros... - sonrió Kaoru mientras se dirigía hacia la salida
Eriol sintió un escalofrío por todo el cuerpo. ¿Qué le ocurría ante la presencia de aquella chica?. ¿Por qué su corazón había comenzado a latir tan fuerte de repente?. Desde luego nunca le había ocurrido aquello...
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- Gracias por ayudarme a preparar más cena- susurró Kaoru mientras cocinaba algo en la cocina del restaurante - Neikan es un vago que no me quiere ayudar en absoluto - miró mal a su hermano que se encontraba apoyado en el umbral de la puerta
- Es el día en que cierro el restaurante, ya trabajo bastante durante la semana... - le dijo con una mueca de disgusto - Me marcharé a casa...
- ¿Por qué no te quedas? - preguntó Sakura antes de que se marchase
- No... prefiero dormir... mañana me toca un día agitado - dio a Kaoru un pequeño beso en la mejilla, alborotó el pelo de Sakura, y se dirigió hacia la salida - Haber que hacéis en mi cocina, enanas
- ¡¡No somos unas enanas!!
Kaoru suspiró cuando su hermano desapareció de la cocina, y le dijo a Sakura si podía hacerle una pequeña pregunta, algo indiscreta
- Si - Sakura tomó en su mano el pequeño botecito de sal
- ¿Aún te sigue gustando Shaoran?
El salero resbaló de las finas manos de Sakura, cayendo al suelo en un estrépito, desparramándose un poco. Sakura se agachó, nerviosamente, comenzando a recoger lo derramado. Kaoru esbozó una sonrisa ante aquella reacción, y no tardó en volver a repetir la pregunta.
- No... - murmuró Sakura mientras volvía a incorporarse - Ha pasado mucho tiempo... - recordó la pelea y la tarde que habían pasado juntos - Ahora creo que lo que nos une es una amistad...
- ¿Ah sí? - Kaoru puso en sus ojos una expresión traviesa - Entonces no te importará que trate de conquistarle, ¿no?
- ¿Qué? - Sakura volteó a ver a su amiga, que cortaba afanosamente, una zanahoria - ¿Conquistarle?
- Sí, la verdad es que me ha parecido un chico muy guapo, y bueno, te lo pregunto antes por si a ti te seguía gustando, no me quiero meter en lo que no me llaman, eres mi amiga, ¿entonces puedo?
- Claro que sí - la voz de Sakura se perdió en un hilo fino, mientras sazonaba alguno de los platos.
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- Hoy está cerrado, lo siento - Neikan se dirigió a dos muchachos que se encontraban en la entrada
- Pero si nos han invitado a cenar... - susurró Shaoran mirando el local
- ¡Ah! - cayó en la cuenta el muchacho de cabellos largos - Sois vosotros, entonces pasad - les abrió la puerta, y los dos se quedaron algo extrañados
- Soy el hermano de Kaoru, Neikan - se presentó - Cuidado no os envenenéis con su comida, ¡Adiós! - se despidió Neikan con la mano, marchándose de allí
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- ¡Kero! ¡Suéltale! ¡Le vas a hacer daño! - Sakura trataba inútilmente de apartar la dentadura apretaba de Kero, en el brazo de Shaoran, hasta que por fin, logró arrancarlo de allí
- ¡No te necesitamos aquí! - exclamó fuertemente el muñequito, agitando sus bracitos
- ¡A ti nadie te ha pedido tu opinión! - respondió Shaoran frotándose el lugar del mordisco
Kero no había reaccionado nada bien, al ver al muchacho chino, nuevamente en Japón, y más al lado de su ama. Aún seguía sin soportarle. Kaoru llevó al servicio a Shaoran, para romper la tensión, y que Sakura tratase de calmar un poco al guardián.
- Nunca había visto a Kero comportarse así - susurró Kaoru mientras se acercaba un botiquín, sacando de él, un poco de agua oxigenada, y algodón, pasándolo después por aquella mordedura
- Digamos que nunca nos hemos llevado muy bien - Shaoran frunció el ceño al ver aquella herida
- Nunca lo habría imaginado - sonrió Kaoru, mirando a Shaoran a los ojos - Oye. ¿Puedo hacerte una pregunta?
- Sí claro...
- ¿A ti aún te gusta Sakura?
La tez morena del joven chino, pronto dejó de serlo, para pasar a ser de un color rojo intenso, ante aquella pregunta. Kaoru tuvo que volver a preguntarlo, y aferrarle fuerte del brazo, para evitar que se escapase.
- No... solo somos viejos amigos...
- Genial - sonrió contenta Kaoru - Eso me deja el camino totalmente libre - guardó el botiquín en su lugar
- ¿Q...Qu...Qué quieres decir con eso? - Shaoran había vuelto a ruborizarse
- Eres un muchacho muy apuesto... - Kaoru susurró aquellas palabras en tono seductor, mientras que sus manos pasaron suavemente por los antebrazos del muchacho, hasta llegar a colgarse de su cuello - Me gustas - y le dio un suave beso en la mejilla
El rostro de Shaoran pasó de ser rojo carmín, a ser de un violeta pálido, de la vergüenza que sentía en aquel momento. Se zafó de los brazos de Kaoru con facilidad, y salió de aquel cuarto, lo antes posible, dándose con la mano, aire en el rostro, mientras se unía a los presentes.
- ¡¿Tú?! - Toya aún no sabía que Shaoran también había regresado a Japón - ¿Qué haces tú aquí?
- ¿Y a ti que te importa? - respondió Shaoran molesto por aquel tono utilizado
- Habrá que ver con este mocoso...
- ¡No soy un mocoso!
- ¡Para mí sigues siéndolo!
- Vamos Toya... no trates así al muchacho... - la voz de Yukito tranquilizó a su novio
- ¿Podremos cenar tranquilamente? - susurró Kaoru apareciendo con una pequeña bandeja, mirando hacia los presentes, y dejando lo que traía, en la mesa grande, arreglada para la cena - Tomad asiento... voy a traer las demás cosas - sonrió
- ¡Te ayudo! - Sakura se levantó pero Kaoru la paró
- Tú mejor quédate aquí por si hay mas mordeduras y más peleas... - miró hacia Shaoran y saltó sobre él, amarrándose a su cuello por detrás- No quiero que me le dejen desfigurado - Shaoran se ruborizó y dejó a los demás con unas cuantas gotas sobre sus cabezas.
- Entonces te ayudo yo... - Eriol se levantó de la silla, y siguió a Kaoru hacia la cocina. Al entrar, le embriagó el olor de los comensales, que descansaban sobre la encimera, con un aspecto realmente delicioso - Se ven muy bien
- Sakura me ayudó a prepararlos - sonrió cogiendo una pequeña bandeja - Mi hermano cocina mejor que yo... es el que lleva el restaurante, pero como era su día libre, se negaba a trabajar más - explicó con una risita y vio como Eriol se decidía a tomar una bandeja - Eriol... si estáis aquí Shaoran y tú, debe de ser porque la pelea que mantuvo el otro día Sakura no es un buen... augurio... por decirlo de alguna manera... ¿verdad?
- ... - le tomó de sorpresa totalmente, y alejó sus manos de la bandeja que iba a tomar, realmente el tono de voz dulce que de ella muchacha, parecía preocupado - No te preocupes - sonrió Eriol - No dejaremos que nada malo le ocurra a Sakura
- ¿Me lo prometes? - Kaoru le miró frente a frente, sosteniendo temblorosa la bandeja en sus manos
- Prometido
- ¡Genial! - comenzó a andar hacia la salida de la cocina - Ahora vamos a cenarrrrrrrrrrr AHHHHH!!!!!!!!
¡¡¡¡PLOF!!!!
Los pequeños bocaditos se encontraban desperdigados por el suelo. La bandeja dejó de hacer un movimiento rotatorio sobre ella misma, para acabar también en el mismo en el suelo. Kaoru había pisado un poco de aceite en el suelo, y había salido, literalmente volando, sobre el pobre Eriol, cayendo los dos, también al suelo.
- Maldita sea... - susurró Kaoru incorporándose un poco, apoyando las manos sobre el pecho de Eriol - ¡Ah! ¡Lo siento! ¡¿Estás bien?!
- S...si... - tartamudeó Eriol, nervioso, notando aquel cuerpo tan cerca de él, y se quedó mirándola fijamente
- ¿En verdad? - giró sus ojos hacia arriba - ¿Acaso tengo algún bocadito en la cabeza?
- Hueles muy bien... - susurró Eriol, ruborizándose un poco - Eres tan bonita...
- ¡Eriol! - se levantó de golpe Kaoru, ayudándole a levantarse después a él - No hace falta que me levantes el ánimo de esa manera por haber echado a perder el aperitivo - sonrió y salió corriendo de la cocina
Eriol escuchó como la muchacha anunció que se había cargado los aperitivos. Sakura y Toya estallaron a carcajadas, al escuchar como esta se lo contaba. Eriol se mantuvo allí en pie. No había sido un comentario para animarla, si no que ni siquiera él sabía por qué lo había soltado de aquella manera. No solía perder el control... apenas la conocía de unas horas... pero le hacía sentir algo especial dentro de él
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La cena acabó medianamente bien. Alguna que otra pelea por parte de Kero con Shaoran, aunque al primero, bien se le pudo chantajear con un trozo de tarta... aunque a Toya poco se le podía chantajear... Todos se habían empeñado en acompañar a Sakura a casa, así que allí iban en grupo, mientras Yukito, Eriol, y Sakura, trataban de que Toya, Shaoran y Kero no peleasen. Los que podían presenciar otros poderes mágicos, se pararon de repente. Algo turbio pudieron notar en el ambiente
- ¿Que ocurre? - preguntó Toya al observarles
- Hermano... - será mejor que te alejes de aquí... - dijo Sakura mientras sacaba su llave
Toya se negó rotundamente. Aunque ya no tuviese poderes, no iba a dejar de ningún modo a su hermana, en medio de un peligro.
- Que te vayas - le dijo Sakura seriamente
- Ni lo sueñes - contestó Toya
- ¡Apartaos de ahí! - gritó Eriol, cuando una rama de árbol, surgió de algún lugar, atacando a aquellos dos que no dejaban de discutir
Toya tomó en sus brazos rápidamente a su hermana, mientras que después hizo un gran salto, acabando en pié, lejos de aquella rama. Aunque la rama de árbol, no dejó su intento, y rápidamente volvió a atacar a la pareja de hermanos. Toya empujó lejos de él, a Sakura, y recibió el golpe de aquella cosa, haciendo que saliese despedido, por el impacto, hacia atrás, estampándose contra un muro de piedra
- ¡Toya! - grito Yue, que ya había recuperado su forma real
No tuvieron tiempo de socorrer al herido. Varias ramas más de árbol, surgieron de alguna parte, atando a cada uno de los que se encontraban allí. La espada que hizo aparecer Shaoran, comenzó a cortar aquella madera, sin mucho resultado, ya que ésta, volvía a crecer. Eriol desató la María de su llave, y comenzó a provocar relámpagos, que chocasen contra el atacante, logrando también romper algunas ramas, pero con el mismo resultado de Shaoran.
- ¡Sword!
La vara de Sakura se convirtió en una espada afilada, y sin muchos resultados, ella también se defendió de las amas que intentaban cogerla
Shaoran sacó un talismán, y lo colocó frente a sí mismo, recitando un hechizo en chino, y de aquel talismán, salió una ráfaga de fuego, que se dirigió rápidamente hacia las ramas. Eriol aprobó la idea de su amigo, y también decidió invocar al fuego, ya que parecía que el fugo mágico, resultaba contra aquello. Kerberos también ayudó en eso...
Sakura no se atrevía a utilizar su carta "Firey", por temor a que esta se resquebrajase del todo. Se sentía inútil ante aquello. Los ojos verdes de la muchacha se abrieron de sobre manera, cuando un torrente de agua cayó sobre el fuego que quemaba aquellas ramas. Cuando el agua hubo desaparecido, se pudo ver perfectamente dos cartas levitando en el aire.
- Wood y Watery... - susurró Shaoran ajustando la vista, para ver mejor aquellas cartas azuladas
Eriol sintió un escalofrío en el cuerpo. Aquella magia... la reconocía perfectamente. No hubo mas tiempo de pensar, en cuanto vio como tres cartas más aparecían ante ellos. Hizo un movimiento con su vara dorada, y todos los presentes, quedaron protegidos bajo un escudo mágico. La presencia de tantas cartas, y tanta magia en el ambiente, no era buena señal. Tal y como había acertado su presentimiento, aquellas cartas unieron sus poderes, y lanzaron un ataque a conjunto sobre el escudo de protección del hechicero
- ¡Son demasiado poderosas! - Eriol vio como poco a poco su escudo comenzaba a romperse
- ¡¿Cómo puede haber una magia más poderosa que la del mismo Clow?! - Shaoran exclamó en alto, intentando creer lo que veía
En un momento, el ataque de las cartas cesó. Y en unos momentos, estas desaparecieron. Una risa leve inundó el lugar. Espalda con espalda, en el lugar dónde se encontraba Toya dolorido, observaron los alrededores, por si veían algo extraño.
- No puedo creer que Clow Reed también se reencarnase... - susurró aquella voz, haciendo eco en la noche
- ¡¿Quién eres?! - exigió saber Yue furioso
- Quizás Clow os lo sepa decir...
Eriol palideció al notar perfectamente la energía. Poco después ésta desapareció, y todo volvió a la calma. Una calma totalmente aterradora... aunque más aterradora era la expresión que el muchacho inglés mantenía en su rostro.
Fin 02
