La mañana de nochebuena Harry contemplaba a Ginny que miraba por una de las ventanas de la sala hacia el lago.

- Ginny – la aludida se dio la vuelta le brindo una sonrisa y volvió a mirar por la ventana.

- Dime.

- ¿Qué ves hay fuera que te tiene tan atenta? – el chico se acerco a ella.

- La nieve, es muy bonito verlo todo así de blanco.

- ¿Cómo están tus padres?

- Bien ¿A que viene esa pregunta?

- No lo sé, curiosidad. Soy muy curioso – dijo el con una sonrisa - Por eso me pregunto ¿Por qué no has ido a pasar las navidades con ellos? – ella volvió su vista a la ventana.

- Quería quedarme con Seamus.

- Sabes – le dijo el girándola y mirándola a los ojos – con el tiempo he descubierto cuando mientes.

- No estoy mintiendo – le contesto ella apartando la mirada.

- Si que lo haces, lo sabes. ¿Por qué no has ido a casa? – ella bajo su vista al suelo y cuando la volvió a levantar Harry pudo ver que las lagrimas empezaban a aparecer por su rostro.

- No quiero ir a casa, cada vez que estoy allí… el no esta Harry, no volverá nunca mas y yo no lo soporto – el chico la resguardo entre sus brazos hasta que su llanto se comenzó a calmar.

- Lo siento Ginny, de veras lo siento.

- No es tu culpa Harry, nadie cree que lo sea.

- Lo sé, peor eso no hace que me sienta mejor y tampoco puede ayudar a que tu dejes de sufrir – le levanto el rostro y la miro a los ojos – lo único que se es que tienes una familia y que ellos te necesitan y te quieren.

- Harry – le llamo la chica – gracias.

- ¿Gracias porque?

- Por volver a ser tu, pensaba que no me querías hablar – el la abrazo de nuevo.

- Claro que si, lo que pasa es que se puede decir que pase por un mal momento.

- Le echo mucho de menos – le dijo ella volviendo a derramar lagrimas.

- Y yo Ginny yo también, pero sabes se que el sigue aquí con nosotros.

- ¿Tu crees?

- Estoy seguro – le contesto el, miro enfrente de el y pudo ver a Hermione llorando, separo uno de los brazos de Ginny y dejo que la chica se uniera a aquel abrazo derramando lagrimas igual que su amiga.

- Vaya par de lloronas que tengo por amigas – les dijo, se separo bruscamente de ellas – se me acaba de ocurrir algo, vuelvo ahora no os mováis de aquí – termino diciendo mientras salía corriendo de la sala.

- ¿Qué le pasa? – pregunto la pelirroja.

- Ni idea ¿Crees que ha enloquecido?

- Pues es lo que faltaba – las dos se empezaron a reírse y aun seguían riendo cuando el chico volvió.

- Vale ya esta he hablado con Dumbledore, preparar algo de ropa que nos vamos a tu casa – le dijo a la pequeña de los Weasley – vamos a pasar las navidades con tu familia y serán las mejores – las dos chicas se quedaron estáticas en el sitio mirándose una a la otra – vamos movimiento, el director nos espera utilizaremos su chimenea para ir. Iré a avisar a Seamus para que se venga.

Los gemelos Weasley entraban en la madriguera de puntillas intentando no hacer ruido, se acercaron a una de las ollas que estaban al fuego y según Fred la toco, una cuchara de madera le golpeo en la mano.

- Ni se os ocurra comer nada – les grito su madre haciendo acto de aparición en la cocina.

- Que mas te da mama – protesto George – si hay muchísima comida, que importancia tiene.

- No, igual no hay para todos.

- Que si habrá mama solo somos cinco.

- No, van a venir Ginny, Harry y Hermione.

- Mama – le dijo Fred – ellos ya te han dicho que no van a venir, se han quedado en el colegio.

- Si ya lo se – le contesto su madre molesta – pero Ron me ha dicho que al final vendrán y quiero tener suficiente comida para todos – los gemelos se quedaron mirando entre si, la primera vez que su madre les había dicho que había soñado con Ron y que el estaba bien, había sido una alegría para todos, ella parecía que con aquel sueño había superado la depresión que la había envuelto al perder a su hijo, pero ahora cada día era mas raro, su madre decía soñar todas las noches con su hermano y que le contaba muchas cosas y eso ya empezaba a preocupar a todos los Weasley.

- Mama – empezó George a decir pero se callo cuando su hermano lo llamo, se giro y vio aparecer a su hermana pequeña, seguida de Seamus, de Hermione y por ultimo de Harry, los dos se quedaron mudos de la impresión, mientras su madre abrazaba a los recién llegados.

Cuando la noche callo, todos se sentaron a cenar, los gritos y las risas se oían por toda la casa, como hacia mucho tiempo no se escuchaban, el señor Weasley le preguntaba a Hermione cosas del mundo muggle, Harry y Ginny hablaban con la señora Weasley, Percy hablaba sobre su gran e importante trabajo en el ministerio, y los gemelos le daban una pequeña advertencia a Seamus sobre lo que le podía pasar si le hacia daño a su hermana pequeña.

Cuando la cena termino, los gemelos habían preparado unos fuegos artificiales de su invención y todos salieron afuera a verlos.

La mañana de navidad, Hermione se despertó temprano, miro al pie de su cama y encontró sus regalos, se levanto emocionada y los comenzó a abrir. Lo primero que encontró fue uno de los jerséis Weasley, todos los años recibía uno de los señores Weasley y todos, porque estaba segura que Ginny y Harry tenían uno también. Luego el regalo de sus padres que era una cartera nueva, Ginny le regalo un libro de poesía y un diario, los gemelos un libro para apuntar las tareas que tenia a diario, aunque en el primer momento le dio miedo abrir el libro y que algo pudiera salir de él, siguió abriendo regalos hasta que solo le queso una pequeña caja, leyó la tarjeta de Harry, la abrió y encontró una cadena con una pequeño colgante en forma de snicht, tenia una soporte para abrirlo, le dio y entonces apareció una foto del trío juntos saludándola. Se levanto y salio corriendo hacia la parte de debajo de la casa, estaba vacía, subió y fue a la habitación donde dormía el chico de los ojos verdes, entro sin llamar, Harry todavía estaba dormido, tapado hasta las orejas.

Se levanto sobresaltado, algo se había caído sobre el, abrió los ojos y lo único que vio fueron cabellos castaños sobre su cara.

- Hermione ¿Qué haces aquí? ¿has tenido una pesadilla?

- No, solo quería agradecerte el regalo – el aparto de su rostro el pelo de ella, la cogio por el hombro y la echo a un lado sobre la cama.

- No tienes nada que agradecerme, lo vi en una salida en Hogsmeade, se lo dije a Ginny y a ella le pareció buena idea regalártelo, lo de la foto fue idea de ella.

- Pues me a gustado mucho – el se levanto y fue a cerrar la puerta - ¿Por qué haces eso?

- Sola faltaba que apareciera la señora Weasley y te encontrara en mi habitación y en mi cama – Hermione en ese momento se sonrojo, no se había dado cuenta de ese detalle, sin contar que Harry se había vuelto a meter en la cama y la había vuelto a rodearla con su brazo, poniendo su mano en el hombro de la chica.

- Si es verdad, a lo mejor vale mas que me vista y bajemos a desayunar.

- ¿Bajar a desayunar? Pero niña si son las 5 y 43, es muy temprano, tu sabes que no hay  que madrugar en vacaciones ¿verdad?

- Muy gracioso. No sabia que era tan temprano.

- Bueno pues estate ahí quietecita y vamos a dormir un poco mas – abrió las sabanas – entra antes de que cojas una pulmonía andando por ahí en pijama – ella no opuso resistencia, se coló dentro y cerro sus ojos.

- Harry.

- Humm

- Gracias – le dijo mientras le daba un beso en la mejilla y apoyaba su cabeza en su hombro – me ha gustado mucho.

Cuando volvieron al colegio, ya estaba cayendo la noche, el colegio sin alumnos, estaba casi desierto, muy poca gente se había quedado durante las navidades, pero lo que mas les gustaba era que tenían casi la torre de Gryffindor solos para ellos, dejaron sus cosas en sus respectivas habitaciones y bajaron al gran comedor a cenar, allí estaban todos los que no se habían ido de vacaciones, en la mesa de Slythering se podía ver a Draco Malfoy con la que ahora era su novia Pansy Parkinson, y seis mas slytherins, en Hufflepuff mas o menos había la misma gente pero en la mesa de Ravenclaw, había algo que molestaba a los Gryffindor, Trevor Harper, había vuelto ya de sus vacaciones y estaba allí.

Hermione paso por detrás de el con la cabeza muy alta junto a Ginny, se sentó donde siempre y se dispuso a deleitarse con la fabulosa cena que les ofrecían siempre en el colegio.