El día de nochevieja llego, la señora Weasley les había enviado un montón de comida, se sentía muy mal por como ella decía abandonarlos, pero se había ido a Rumania a pasar la entrada de año con su hijo Charlie, así que en compensación, les había echo la cena, los Gryffindors prepararon una mesa en la torre para su cena, Seamus había conseguido de los elfos de la cocina una botella de champán para celebrar la entrada del año nuevo.

- Esperar ahora vuelvo – dijo Hermione saliendo corriendo por el retrato de la dama gorda.

- ¿A dónde va? – interrogo Ginny.

- Ni idea – contesto Seamus, mirando a Harry que se encogía de hombros.

Tenia que estar por ahí, era la hora de cenar, así que no debía tardar, corrió hasta el gran salón, pero todavía no había llegado, salio corriendo hasta que choco contra otro cuerpo.

- Malditasea Granger, no sabes ni andar ya. Últimamente te has vuelto tonta y para colmo torpe.

- Malfoy te estaba buscando – le contesto ella alegremente.

- ¿A mi para que? – pregunto el.

- Veras la señora Weasley nos ha hecho la cena y he pensado que te gustaría compartirla con nosotros y ya sabes pasar una noche agradable, como no has pasado las navidades en casa, tal vez te apetecería comer una comida familiar.

- Granger estas loca, ni en broma cenaría con una panda de entupidos Gryffindors y menos una comida preparada por los pobretones de los Weasley, aun tengo respeto por mi mismo.

- Vamos Draco, no seas así te divertidas – le decía mientras tiraba de su brazo

- No, no quiero y no me llames por mi nombre – le grito soltándose bruscamente.

- ¿pero que te ocurre? – le pregunto ella

- ¿Qué te ocurre a ti Granger? No me caes bien, ni me gustas.

- Pero aquel día tú me ayudaste... – le dijo ella en un susurro.

- Mira estoy casi seguro que tuvo algo que ver con la cena, debía tener alguna poción o algo así, porque ni en mil millones de años, se me ocurriría consolarte Granger. Y ahora vete con los entupidos de los Gryffindors y déjame en paz de una vez – le grito apartándola para pasar. Hermione volvió de nuevo a la torre con la mirada triste.

- Hermione ¿Qué te ocurre? – le pregunto Ginny.

- Malfoy no quiere ser mi amigo – Harry que en ese momento estaba bebiendo zumo de calabaza, lo escupió todo encima de Seamus que estaba sentado enfrente de el.

- Lo siento – le dijo mientras el otro se quitaba el zumo de su cara - ¿pero que dices Hermione? Te has vuelto loca.

- Eso dijo Malfoy – añadió ella sentándose junto a el.

- Y que esperabas, es Malfoy, ya sabes el estupido hurón ¿Por qué quieres ser amiga de el?

- Bueno como se porto tan bien conmigo, cuando lo de Trevor, pensé que había cambiado, pero no es así o no lo quiere admitir, dice que no le gusto y que le caigo mal.

- Hermione – la llamo el chico de los ojos verdes pasándole un brazo por encima de sus hombros – a ti también te cae mal Malfoy ¿lo recuerdas? Te insultaba y se metía contigo.

- Si, claro que me acuerdo, se pasa la vida llamándome sangre sucia. Pero pensé que tal vez había cambiado.

- El nunca cambiara – le dijo Ginny – solo puede ir a peor, nada mas.

- O a hurón – dijo Seamus haciendo que todos se empezaran a reír.

- Venga vamos a cenar, que para algo a echo mi madre toda esta comida.

Mientras Hermione y Harry quitaban la mesa y esperaban a que el reloj diera las doce de la noche, Ginny y Seamus se escabullían para tener un momento a solas.

- No puedo creer que nos hayan dejados solos – protestaba el chico – creí que íbamos a pasar la noche los cuatro.

- Es normal Harry, quieren estar solos.

- Si ron estuviera aquí, me pegaría por dejar que su hermana desapareciera sola con Seamus – bueno aun es capaz de hacerlo, pensó para el.

- Vamos Harry no seas así, se quieren que tiene de malo.

- Nada, lo que pasa es que estoy seguro de que ron no lo aceptaría – su amiga dejo escapar una sonrisa  y se fue a sentar en el brazo del sillón en el que se había acomodado.

- No, desde luego Ron ahora mismo los estaría buscando por todo el castillo y no pararía hasta encontrarlos.

- Bueno es que se ponía malo cada vez que un chico se os acercaba.

- Era horrible. Nunca pudo controlar su propio genio – los dos dejaron escapar una sonrisa recordando a su amigo - ¿Te puedo hacer una pregunta?

- ¿Qué clase de pregunta me quieres hacer que me pides permiso para ello?

- Una que tal vez no quieras contestar – ella aparto la mirada del chico – Harry yo no recuerdo mas que hasta que Voldemort me lanzo el hechizo ¿Qué, que... ocurrio despues?

- Ya lo sabes Hermione, lo he repetido hasta la saciedad.

- Si, lo he oído, se lo oí a Remus, a Sirius, pero tú nunca me lo contaste. Necesito oírtelo decir a ti.

- Le lanzamos el hechizo y callo – empezó Harry cansadamente de volver a repetir lo que había contado mas de mil veces - pensábamos que estaba muerto nos confiamos y luego fue cuando Ron recibió la maldición que iba dirigida a mi y murió antes de caer al suelo, yo le ...

- No, no es eso lo que quiero saber, eso ya lo conozco.

- ¿Entonces que es lo que quieres saber? – le pregunto el chico extrañado.

- Yo... yo... – tomo aire unas cuantas veces antes de volver a hablar – ¿yo mate a Ron? – Harry puso los ojos en blanco.

- Claro que no Hermione, como puedes creer eso.

- Bueno después de que todo pasó tú me rehuías y yo pensaba que lo hacías, porque era yo quien le había lanzado el hechizo a ron.

- Lo siento – dijo el chico con lagrimas en los ojos – de verdad que lo siento, si yo no hubiese sido tan idiota, pero estaba dolido por la muerte de ron y lo único que pensaba era que toda la gente que quería tenia que morir y por eso durante un tiempo creí que valía mas no querer a nadie, pero alguien me abrió los ojos – le dijo mientras la cogia por la cintura y hacia que cayera sobre sus piernas, causando que ella se sonrojara.

- ¿Quién te abrió los ojos? – le pregunto ella, estaba tan cerca de el que podía sentir como respiraba y ella solo podía pensar en que el no notara el temblor que corría por todo su cuerpo.

- Un amigo – un amigo que vino una noche en mis sueños a decirme lo idiota que era, pensó el.

- ¿Qué amigo? – Harry se quedo en silencio un momento antes de contestar, no sabia que debía decirle, pero como si sus plegarias hubiesen sido escuchadas, el reloj empezó a dar las doce campanadas que indicaban el comienzo del año nuevo.

- Feliz año nuevo Harry.

- Feliz año nuevo Hermione – le contesto el mirando a aquellos ojos castaños que tanta ternura le daban aun sin saberlo y bajando su vista a los labios que solo una vez probo y se convirtieron en el mejor de los manjares  y como si por un imán fuera atraído hacia ellos, los beso, ella aunque sorprendida, respondió al beso, se separaron, sus rostros estaban a escasos milímetros, Hermione paso su dedo por la comisura de los labios de el, se acerco  y le beso ahora ella a el. En la cabeza de Hermione mil imágenes empezaron a hacer aparición, separándose bruscamente de el.

- No fue un sueño – grito levantándose.

- ¿Qué? – el estaba atónito, tal vez había ido demasiado rápido, la podía haber asustado.

- La noche de la fiesta. Tu y yo ...

- Lo recuerdas – los ojos de el brillaron de excitación.

- Ay dios mío, no puedo creerlo, creí que había sido un sueño. Que vergüenza no lo puedo creer.

- Pero porque no lo comprendo.

- Harry, te das cuenta de todo lo que te dije – la cara de ella pasaba a un rojo oscuro.

- Si, lo recuerdo perfectamente, creo que me dijiste que estabas enamorada de mi – el se levanto y se acerco de nuevo a ella.

- Quieto ahí.

- ¿Pero porque? ¿Qué es lo que te ocurre? Tampoco es tan malo, tu me dijisteis que estabas enamorada de mi y yo te dije que lo estaba de ti, donde esta lo malo.

- ¿Pero que estas diciendo Harry? – Hermione no podía creer que lo que ella había asumido como un sueño, hubiese pasado de verdad – no, esto no esta pasando – murmuro mientras salía corriendo de la sala común de Gryffindor.