¡Hola! ^_^

Voy directo al capítulo porque es bastante largo hoy.

Todos los personajes conocidos no me pertenecen, son propiedad de Rumiko Takahashi.

Simbología: [] Mis acotaciones; () Pensamientos de los personajes; recuerdos de diálogos; *** FLASH BACK ***

Espero que los disfruten.

El tiempo pasa, las cosas cambian...

Pociones

Goldurfuin salió de sus pensamientos y miro hacia arriba.

Inmediatamente la figura de Ethir se acerco hacia el borde del balcón sobresaliente y le devolvió una penetrante mirada a "Su Señor"

¿Ya esta listo lo que te encargue? ¿Galadar...?-

Sí, El Bosque Fuerte no es tan fuerte, después de todo.- sonrió con malignidad Ethir.

No me hagas reír.- la femenina figura encapuchada se unió a ellos, entrando en el balcón.- Si venciste sin problemas a Galadar, fue porque Erín se encontraba fuera.- dijo con cierto tono de reproche en su voz ella.-

¿Así que lograste vencer al Reino de los Wiccas? El fuerte Galadar... - comentó Goldurfuin como quien comenta una noticia de dudosa procedencia.

Sí, mi Señor. Pero no lo hubiera logrado sin la bella mujer aquí presente.- dijo Ethir, haciendo un ademán de abrazar por los hombros a la figura encapuchada.

Sin embargo ella captó la maniobra y se bajo con un rápido movimiento la capucha.

El cabello con tonos rojizos le cayo sobre los hombros y, quién sabe, quizás más abajo.

Quitaté eso.- gruño Goldurfuin, señalando la resplandeciente hebilla que llevaba la mujer.

Lo siento, "Señor".- dijo sarcásticamente.- Le recuerdo que yo no acepto órdenes de nadie. Y menos de alguien que ni siquiera es capaz de hacer algo por si solo.- La mujer se froto la mano izquierda y desapareció.

¿Adónde crees que haya ido?- pregunto Goldurfuin a Ethir.

¿Cómo habría de saberlo yo, Señor?-

Vamos. Tú y ella... -

Señor, prefiero no hablar de eso.- dijo con un toque de rabia y amargura en la voz Ethir, sacudiendo sus cabellos dorados y desapareciendo por la puerta.

Disfrútalo mientras puedas, esto acaba de empezar a terminar.- murmuró Goldurfuin, mientras se volteaba e impartía más órdenes.

Sango sirvió el caldo en un silencio abismal. Y en ese mismo silencio almorzaron.

Yo... - empezó a decir, lentamente, finalmente, Kagóme.- Inuyasha... puede esperar.-

¿Qué?- preguntó Inuyasha, sin poder creerle a sus oídos.

Esto hizo que Kagóme levantará la cabeza para mirarlo. Su mirada demostraba melancolía, pero también determinación. Hasta cierto punto se veía... dolida. Como si lo que iba a decir a continuación le costase con el alma. Al notar la insistente mirada analizadora de Inuyasha bajo la cabeza para evitarla.

Sí... Cuando yo desperté con ustedes y me di cuenta de que no recordaba nada, solo tenía dos certezas sobre mí. Quién era en el presente y que había alguien que formaba parte de mi pasado, Inuyasha. Que él sabía algo de mí y que debía encontrarlo. Pero ahora, después de todo lo que paso... Quizás aún no sepa de mi pasado pero sé bien quién soy ahora y quién puedo llegar a ser... o no. Les debo mucho y por eso voy a ayudarlos a encontrar a eso que estamos buscando.-

Ninguno dijo nada durante el pequeño discurso de la chica.

Hacer cosas por compromisos que crees tener nunca es bueno.- objetó Inuyasha.

Pero yo no lo hago solo por compromisos que creo tener.- respondió Kagóme.- Lo hago porque realmente quiero. Creo que una forma de encontrar sentido a mi existencia. Ya que ni siquiera sé que fue de mi pasado.- finalizó Kagóme, sorbiendo la sopa.

Un ruido rompió la espesa tranquilidad. Kagóme, Sango y Syipo se pararon sobresaltados. Inuyasha desvaino a la Tetsusaiga. Kirará se envolvió en una aura de fuego y se transformo, se acercó sigilosamente a unos matorrales y sumergió la cabeza. Para levantarla luego, sosteniendo a un colgante niño por su kimono.

¡Sueltamé!- protestó el niño.

Kirará.- llamó Sango. El youkai alzó las orejas.- Suéltalo.-

Kirará gruño levemente y abrió la boca, dejando caer al pequeño.

¿Qué hacías ahí? ¬_¬U.- pregunto Inuyasha.

Lo lamento.- inclino levemente la cabeza el niño.- Mi nombre es Ulises. No quería oír su conversación. Pero estaba buscando manzanas y no pude evitarlo. Sin embargo creo que mi madre y mi hermano podrán ayudarlos.-

- ¡Mamá!- grito Ulises, corriendo hacia una mujer de cabello rojizo y ojos grises.

¡Ulises!- exclamo la mujer con voz preocupada, abrazando al niño y hablándole con tono de preocupación.- Hijo, te dije que no te fueras muy lejos. En esta época oscurece temprano y es muy peligroso.- le reprocho.

No quise asustarte.- se disculpó Ulises.- Solo fui a buscar manzanas para que ases.-

Por eso estoy orgullosa de ti, hijo. Pero sabes que no necesitamos nada. Las prepararé y se las llevaremos a quienes lo necesiten más ¿De acuerdo?-

Esta bien.- asintió dócilmente el niño.

Ahora entremos a la casa que ya hace frío.- sonrió la mujer, luego reparo en los viajeros.- ¿Quiénes son hijo?- pregunto la pelirroja.

Bueno... Nosotros... Estabamos descansado y su hijo... Oyó nuestra conversación... y nos ofreció ayuda.- respondió Kagóme.

Glena, tal era el nombre de la pelirroja se volvió hacia Ulises.

Estuviste bien en ofrecer ayuda.- le susurró a su hijo.- ¡Pero cuántas veces te he dicho que es de mala educación espiar!- le gruño.

Je. ^_^U Si lo sé. Lo siento, mamá. Fue sin querer.-

¿Así que sin querer?- mirada envenenada.- Ya hablaremos.- Se volteó a mirar a los visitantes.- ¿No quieren pasar?-

- Así que ese es su problema.- observó Glena.

Sí, verá. Mis armas no se pueden reparar sino con partes de youkais descargadas de energías malignas. Y ya no ha, prácticamente.-

Veo que has traído a alguien que necesita ayuda, Ulises.- dijo un muchacho, entrando.

El chico debía de tener unos 17 años. Llevaba el cabello corto castaño claro y había heredado los ojos de su madre.

Sí, Alan. La señorita necesita que le ayudes a reparar su boomerang.- informó su madre haciendo lugar para que se sentará y preparando un plato con comida.

¿Y cuál es el problema, exactamente?- preguntó Alan, dirigiendosé a Sango, pero observando con curiosidad a Kagóme.

Eh... Un ser bastante extraño, no tengo idea de que era realmente, con apariencia de tigre, lo manipulo para evitarlo y luego los rasguño. Yo no le di mayor importancia en ese momento. Pero luego cuando quise usarlo no pude.- contestó Sango, tomando su boomerang y mostrándole las marcas.

Déjame ver... - dudo Alan. Pero no miro inmediatamente el arma que Sango le alcanzó, antes le sonrió nerviosamente a Inuyasha al ver la expresión que tenía este por la insistencia que había puesto el muchacho al ver a "su" Kagóme.- Ya veo.- dijo luego de examinarla.- No es muy grave.- Se volvió a su hermano.- Ulises, ve y busca bastantes hojas de bambú y el ungüento azul.- le ordenó.

Luego de unos minutos el niño le trajo las cosas y Alan extendió el boomerang en el suelo de la casa.

Esto es muy simple. Tengo que untar las marcas con este ungüento.- dijo frotando la sustancia azulina el boomerang.- Y luego dejamos algunas horas que se cure con las hojas de bambú.-

¿Y cuánto tiempo tiene que quedarse así?- preguntó Sango.

Toda la noche estará bien.- respondió el chico, cerrando el frasco.

¿No quieren quedarse con nosotros?- ofreció Glenda.- Afuera esta haciendo mucho frío.-

Inuyasha abrió los ojos. La extraña presencia circundante lo atemorizo por un momento, pero luego percibió que Glenda estaba cerca.

Inuyasha.- susurró la mujer.- Yo puedo ayudarte.-

¿Cómo sabe quién soy? ¿Quién es usted? ¿En qué podría ayudarme?-

Yo soy Glenda, la hacedora de filtros. Hace tres años corrió el rumor de que un hanyou llamado Inuyasha buscaba los fragmentos de la Perla de Syicón. Y tú respondes a su descripción.- Glenda rozo la frente del hanyou con su pálida mano.- Y yo puedo ayudarte para que aclares realmente lo que sientes. Si aceptas.-

Pero yo tengo en claro lo que siento.-

Seguramente. Pero te veo dudoso.-

Inuyasha lo pensó un momento y asintió.

Es muy sencillo. Tomate esto.- señalo Glenda, dándole una botellita con un filtro verde.- Solo dos cosas; nunca intervengas en nada y jamás retrocedas.-

¿Y cuándo quiera salir?-

El efecto se acabará al amanecer.-

Inuyasha asintió, para dar a entender que había comprendido.

¿Por qué lo haces?- dejo salir Inuyasha.

Un poco por ti, y otro poco por mi y mis hijos. Son lo único que me queda. Suerte.- susurró antes de retirarse a un rincón y dormirse.

Inuyasha levanto la botella a la altura de sus ojos y la agitó.

Dudó un momento y luego se tomo la mitad del contenido de la botella.

La había entrando tierra a los ojos ¿Por qué otro motivo los tendría cerrados? Los abrió despacio y avanzó sobre el sendero de tierra que se abría enfrente. La niebla circundaba todo.

Caminos unos metros y la niebla se disipo a su izquierda.

La escena le mostró a una asustada Kagóme y un furioso Sesshomarú.

Inuyasha la reconoció de inmediato. Ese era el día que había obtenido a Colmillo de Acero. Kagóme lo había sacado de su pedestal y ese era el motivo de furia del youkai. Que una simple humana hubiera sido capaz de sacar la Tetsusaiga y él no.

¡Morirás!- gruño el youkai, lanzandosé en dirección a la joven, quién lo miraba aterrorizada y hasta cierto punto confundida.

Inuyasha no se preocupo en demasía. Sabía que él [Es decir el mismo Inuyasha.] Se interpondría justo a tiempo para cubrir a la chica. Pero los minutos pasaban y su yo del pasado no asomaba por ningún lado.

El hanyou comenzó a desesperarse. ¿Y si realmente le pasaba algo a Kagóme y él no podía evitarlo?

La niebla volvió en ese momento, pero no era una niebla común; opaca, blanca y espesa. Sino fría, liviana, negra y cristalina.

¿Has sentido miedo alguna vez, Inuyasha?-

Esa simple voz basto para lancerar al hanyou. Había un tono frío y despectivo en la voz que le helo la médula.

Yo jamás tuve miedo a nada.- porfió el hanyou, sacando fuerzas de quién sabe donde.

Eso no es cierto.- la voz le susurró junto a su oído haciendo que un escalofrío le recorriera.- ¿No lo recuerdas? ¿No recuerdas aquella vez cuando todos tus miedos pasaron frente a tus ojos?-

No eso no es cierto.- la voz del muchacho se quebró en sollozos.

************************** FLASH BACK [¿Otro? ¬_¬U]**********************

Inuyasha abrió los ojos cuando sintió algo frío recorriendo su mejilla.

La cabeza le dolía y se sentía levemente mareado, como si hubiera despertado de un desmayo.

Veo que la poción que te dio la inútil Kagura dio resultado.- observó fríamente Naraku.

¡Naraku! ¡Maldito! Como siempre mandaste a los otros a hacer tu trabajo sucio.- Inuyasha intentó levantarse, pero estaba demasiado débil... y encadenado a la pared de la celda.

¿Qué demonios has hecho?- gruño el hanyou, sacudiendosé y notando el ruido metálico de las cadenas.- Te crees muy listo al atar al más fuerte.- Al decir esto el mitad demonio reparó en algo.- ¡Kagóme! ¿¿Qué le has hecho??-

Esa mujer... - susurró Naraku, como si recordará.- Así la deje con unos guardias. Espero que cumplan lo que les pedí.- sonrió malignamente.

Inuyasha sintió rabia corriendo en el cuerpo. Con un esfuerzo extraordinario, incluso para él, se sentó.

También puedes decirles.- gruño con rencor el hanyou.- Que el mal nacido que te atreva a tocarla será lo último que hará en su miserable vida.- le escupió a Naraku.

Cómo siempre tan orgulloso Inuyasha.- Naraku puso su rostro a la misma altura que el del mitad demonio. - Pero yo destruí tu orgullo una vez. Y puedo hacerlo de nuevo. No deberías preocuparte por ella.- Una de las pálidas manos de Naraku rodeó el cuello de Inuyasha.- Mejor hazlo por ti.- Los dedos de Naraku presionaron un punto de la nuca de Inuyasha, haciendo que lenta pero irremediablemente este abriera su boca.

¡No se atrevan a tocarme!- el grito de Kagóme atravesó la transparente oscuridad. Un viento atravesó la casa y una tenue luz rosada se extendió como ondas unos metros dentro de la habitación, sin llegar hasta los dos hanyous. Luego se escucharon los gritos ahogados de los soldados y el sonido de unos tacos corriendo.

Intenta escapar.- gruño Naraku.- Pero no importa. No irá muy lejos. Hay un campo de energía rodeando el palacio.- agregó con malignidad. Luego volvió su atención al hanyou.- ¿Alguna ves has sentido ese miedo qué paraliza tus músculos y clausura tus sentidos; qué detiene tu mente, tu corazón e incluso olvidas como respirar?-

¿Alucinas?- dijo con desdén Inuyasha.- Yo jamás le temí a nada.-

Pues... creo que ya es hora de cerrarte ese horrible hocico que tiene por boca.- Naraku le hizo tragar un espeso líquido celeste y soltó al hanyou.

El líquido le abrasó la garganta e hizo que perdiera el sentido.

A pesar de que ya había abierto los ojos no veía nada. Todo estaba demasiado oscuro. Pero eso no impedía que sintiera sobre su piel...

Efectivamente, no veía nada. Pero cada uno de sus músculos, desde el rostro hasta los pies, estaban tensados. Lo que en conjunto daba un terrible dolor físico. Cada vello de su cuerpo esta erizado, atrapando el aire frío circundante y dándole la impresión de que su piel era cortajeada con una fría daga. Su sangre corría con tal brusquedad en su interior que lastimaba sus órganos. ¿A eso se refería Naraku? "Ese miedo que paralizaba todos sus músculos... " Él jamás lo había sentido, el miedo siempre lo llevaba a moverse prácticamente sin control. "Ese miedo que clausura tus sentidos..." No podía ver, ni oír, ni siquiera percibir ningún olor, mucho menos degustar nada. Lo único que podía hacer era sentir el dolor. El tacto. Pero su mente, su corazón y sus pulmones... Ellos seguían bien... "Detiene tu mente, tu corazón, e incluso olvidas como respirar"

Fue pensarlo y que ocurriera.

Sentía su corazón aguijoneado por mil agujas pequeñisimas. Sus pulmones poco a poco perdían el aire y él era incapaz de recuperarlo. Su mente giraba en un sinfín de oscuras aguas, mareandoló.

- ¿Así que crees que esto duele, Inuyasha? Yo te mostraré lo que en verdad duele.- la voz de Naraku resonó cruel y fría.

Inuyasha se vio a sí mismo sangrando, mareado y tirado sobre una mata de hierbas aromáticas. Reconoció al instante la escena. Acaba de pelear con Kouga y el hombre lobo había ganado.

Luego de unos minutos de duda y miedo, Inuyasha suspiró aliviado, recordando que Kagóme, finalmente, no se había ido con el youkai.

¿Y nunca te preguntaste por qué, Inuyasha?- la voz de Naraku resonó en su cerebro adormecido.

La vieja duda se volvió latente en el hanyou ¿Por qué Kagóme había decidido no ir con Kouga, o aceptar que este la acompañará?

¿Quieres verlo? ¿Saberlo...?- tentó Naraku.

¡Ja! Nunca aceptaría nada de ti.- replico orgulloso Inuyasha.- Además tú todo lo manipulas, apuesto a que es mentira.-

No mientas, Inuyasha.- siguió con un dejo de diversión el voz Naraku. - No hay nada en tu mente que en este momento que me este oculto. Yo podría hacerte traer a tu memoria cualquier cosa, sacarte cualquier dato y tú no podrías resistirte, mucho menos impedirlo.- Rió cruelmente Naraku. [ Me dio miedo hasta a mí que escribo.]- Yo sé que tu deseas saber porque esa mujer no te abandono cuando tuvo la oportunidad de irse con el hombre lobo.-

No es cierto. No quiero saberlo.- se empecino Inuyasha.

No importa. Quieras o no, lo sabrás. Creo que es lo mejor.-

Inuyasha sintió como si una mano gigantesca lo hubiera apresado, luego sufrió una leve sacudida y fue puesto bruscamente el suelo de un bosque.

Reconoció el lugar inmediatamente, eran las inmediaciones del pozo.

El olor a lobo de Kouga fue percibido por su nariz. Con el corazón palpitándole rápidamente se acerco hasta unos arbustos que lo ocultaban y espero.

Kouga saco el torso del pozo e Inuyasha vio como ayudaba a Kagóme salir de él.

¡Hola Joven Kouga!- saludo alegremente la mujer. -¿Qué hace por acá?-

Nada en especial, Kagóme yo solo venía a ver como te encontrabas. Después del susto que me hiciste pasar ayer... No quiero que algo malo le pase a mi mujer.-

A Kouga sobre eso... - empezó la chica, pero fue interrumpida.

Kagóme... - Kouga se arrodillo frente a ella y tomo su mano.- Yo te quisiera pedir que fueras mi esposa... legítimamente.-

Mientras tanto, el hanyou ya estaba más que molesto. En esta ocasión no sabía que rumbo podían tomar las cosas y no quería que ese estúpido lobo, ni nadie más, se acercará en demasía a Kagóme. Eso no. Antes sobre su cadáver.

Lo lamento, Kouga.- la voz de Kagóme lo saco de sus pensamientos.- Pero yo no puedo aceptar... Amo a alguien más...-

Kouga se paró delante de Kagóme y la tomo por los hombros.

¿Es ese perro, verdad?-

En primer lugar, tiene nombre INUYASHA. [No sé crean que va contestar que sí ¿A poco creen que Nar...? Sí, ya continuó.] Y en segundo lugar; No. No es él.-

Kouga permaneció perplejo por un minuto. Luego acarició la mejilla de Kagóme.

Prométeme que serás feliz... Y si te hace algo malo me avisarás y recibirá lo que merece.-

De acuerdo.-

Kouga abrazó a Kagóme una última vez y se marchó.

Inuyasha permaneció demasiado asombrado como para moverse. Cuando finalmente logro recuperar la movilidad y echó un vistazo a la escena, se quedo inmóvil nuevamente.

Naraku avanzo tranquilamente hacia Kagóme y ella no huyo. Sonrió ampliamente y se acurrucó entre sus brazos [¡Por Kami! Me esta costando hasta escribirlo.]

¿Cómo has estado?- preguntó el hanyou.

Perfectamente, aunque te extrañaba demasiado.- Kagóme se separo un poco de Naraku, pero este la atrajo hacia sí y la beso. Cuando se separaron ella sonrió [¡¡¡NO!! ¿¿CÓMO PUEDES ESCRIBIR ESTO, SHEILA?]- Tu plan funcionó a la perfección. El puente se rompió. Para estos momentos Inuyasha debe estar muerto.- sonrió recargandosé en Naraku.

¡¡¡NNOOOOOOOOO!!!!!!!

Inuyasha abrió los ojos, aún estaba encadenado a la celda, sobre el húmedo suelo.

Estúpido líquido.- gruño, bastante dolorido.- Ni creas que me trague eso, Naraku. Sé que eso nunca ocurrió.- añadió juntando toda la fuerza que fue capaz de reunir el hanyou.

No. Tienes razón. Pero fue divertido ver tu expresión de sufrimiento- dijo sádicamente Naraku.- Pero sé de algo que si va a ocurrir.-

Ya esta lista, Naraku.- dijo Kagura, entrando en la habitación. Desde fuera los gritos y protestas de Kagóme llegaban a ambos hanyous.

¿Qué le hiciste?- susurró con rabia Inuyasha.

¡Ay, Inuyasha! No se trata de lo que hice, si no de lo que haré.- dijo Naraku, parandosé.

¿Qué?- murmuró el hanyou sin comprender.

Kagóme será mi mujer. Yo me casaré con ella. Y tú no podrás evitarlo y ella no se negará, porque sabe que es puede ocasionar tu muerte prematura.- explico sonriendo malignamente Naraku.

Grave error.

¡Eso será lo último que harás en tu miserable vida!- gruño Inuyasha, al tiempo que blandía Colmillo de Acero, ya libre de sus cadenas.- ¡Si te atreves a tocar un solo cabello de Kagóme puedo jurarte que será un desperdicio usar mi espada y de desgarraré con mis propias garras!- grito al tiempo que salía de la habitación persiguiendo a un sorprendido Naraku.

La batalla final contra él estaba en marcha. Ya nada podía detenerla.

*************************** FIN DEL FLASH BACK **************************

Inuyasha levantó la vista y se dio cuenta que había recorrido un largo camino.
Se limpio las lágrimas y lo que vio los sorprendió.
A solo unos metros Kagóme estaba acurrucada sobre sí misma, llorando aterrorizada.

CONTINUARÁ...

Al fin termine con este capítulo. No le robe nada a Tolkien, así que puede dejar de revolcarse en su tumba. Eso me recuerda... ¡No tuve un solo Rewiens! [No es la primera vez pero... En fin.] Como ven no es impedimento para que escriba pero hago capítulos verdaderamente desastrosos. [Es decir más de lo normal.] Cierto... [Sheila se cubre de las miradas de los miles de anti- Naraku, incluyendo su propia conciencia ¬_¬U] Por si acaso ni siquiera me gusto escribir las escenas Nar/Kag, nunca vi un fic de esa pareja en serio. Quizás haga uno. [Kami nos libre y nos guarde.]

Muchas gracias a los que leen [Sí alguien lo hace.] Y... ¡Dejen Rewiens, porfis!