¡Holas! ^_^
(;_;) Acá estoy con el capítulo n° 18. [Ni yo puedo creerlo, haber llegado a tanto con esta lata.] Para los que ya hace rato que la siguen en este capítulo se van a aclarar muchas cosas. Tengo una buena o mala noticia, según como la vean. [Deprimente para mi gusto.] ¡Ya entramos en los capítulos finales! ¡Sí! Solo tres o cuatro capítulos más. [En horabuena.]
Además, hace una semana que el modem no me respondía. Por lo que no podía entrar en Internet. [Nunca pensé que fuera tan dependiente de esto de escribir y publicar.] No por nada esta computadora se llama Kykio PC [Y no es broma.]
Ya, los dejo con el nuevo capítulo. Que espero que les guste.
El tiempo pasa, las cosas cambian...
Recuerdo Final
Glindel esbozo lo que parecía una sonrisa.
Sí. Esto aún no acaba. Y tengo que agradecértelo, porque es gracias a ti que yo sigo vivo.- dijo sonriendo malignamente a Inuyasha.
¡No te creo! ¡Yo mismo destruí a Naraku hace casi dos años! ¡Yo lo vi destruido! ¿Quién eres?-
Exacto. Tu viste a Naraku destruido. Pero yo soy una de sus extensiones. Y no una ordinaria. Pero a ti no te importa como es que sobreviví. Y sobre quién soy... - la oscura energía se arremolino. - Puedo ser un sabio anciano.- la figura de Heimdall se perfilo sobre un cielo cada vez más oscurecido. - Un gigantesco oso.- Los ojos verdes relampaguearon en medio del negro pelaje.- Un ave.-
Sango observó aterrorizada como planeaba sobre sus cabezas un pájaro que ella conocía muy bien, más de lo deseable; Con plumaje rojo, blanco y pico oro.
¡Tú fuiste quién hirió a Miroku y atacaste a Sango! ¡Quién envió a todos esos estorbos en nuestro camino!- grito Inuyasha.
Sí, pero no creas que lo hice por mi voluntad. Todo por encargo de Goldurfuin. Solo hice una sola cosa por mi cuenta.- Las sombras giraron rápidamente como un remolino.- Aunque no sirvió de mucho.- dijo una voz masculina conocida a Inuyasha. Y, aunque no la recordará, a Kagóme.
Inuyasha miró con desprecio los fríos ojos grises y el cabello negro que se mecía al viento. Yuko Tanhasyi le devolvió la mirada con sorna y desprecio.
Tú... ¡Maldito! ¡Por eso sabía más de lo usual!-
Yuko [O Glindel, como quieran verlo.] Río con ganas ante el comentario del hanyou.
Sí. Yo sabía que Kagóme acudiría a ayudar a Sango si se enteraba de la situación en que su amiga estaba. Por eso intente evitarlo. Intente hacerle olvidar ese tiempo. Y lo logré. No solo con ella. La Kagóme que llegó aquí a principios de diciembre tiene unas ideas de los hechos bastante mezcladas.- Río cínicamente Glindel. - Así esta bien.- dijo al tiempo que su transmutación se detenía en un hombre de unos 35 años, de ojos negros y cabello castaño oscuro.
Tú preparaste esto desde el principio.- gruño Inuyasha, cada vez más furioso.
Y hasta el más mínimo detalle. Pero no les importa para que, no a ustedes. Me entretendré con ustedes dos mientras espero a Goldurfuin. Y tú estate quieta.- le gruño a Sango.
No haces más que hablar.- desafió Inuyasha.- Ahora contesta ¿Quién es el tal Goldurfuin? ¿Por qué quieren al hijo de Miroku y de Sango?-
Más tarde habrá tiempo para preguntas, ahora vamos a divertirnos un rato.- Levanto un trozo de tierra, lo soplo y luego lo esparció al viento.
Los granos de tierra crecieron desmedidamente, convirtiendosé en gigantescas rocas rodeadas con una gruesa capa de hielo, lloviendo sobre las cabezas de Kagóme e Inuyasha.
¡Ja! Esto es demasiado fácil.- exclamo Inuyasha, e hizo el vierto cortante. Pulverizando las rocas a su tamaña original [Y correcto.]
Eso el solo el principio.- de las uñas de Glindel empezaron a surgir chispeantes rayos rojizos que derribaron media docena de árboles que los rodeaban.
Los seis troncos cayeron, haciendo un ruido hueco y desde dentro de la corteza empezaron a saltar decenas de pelotillas de colores que rebotaron por todos lados y se dedicaban a morder con agudos dientecillos blancos y al chocar con algo contundente estallaban dejando boquetes.
Inuyasha se elevó en el aire, llevando con él a Kagóme. Abajo esas cosas chocaban entre ellas y estallaban como fuegos artificiales.
Kagóme desprendió algunas que seguían aferradas a las orejas del hanyou y otras que le tiraban del cabello y las arrojo contra Glindel.
El demonio las evitó, pero se echó un poco hacia atrás cuando estas estallaron.
Finalmente Inuyasha volvió a posarse en tierra.
Que bien que finalmente hayan decidido acompañarnos.- sonrió Glindel, señalando a Syipo y Sango.
¿¿Qué demonios quieres??- grito entre harto y desesperado Inuyasha.
Nada por ahora. Excepto divertirme con ustedes hasta que Goldurfuin venga y entonces realmente obtendré lo que quiero.- sonrió demencialmente observando a Sango.
Ya... - Kagóme hizo aparecer su arco.- Me hartaste.- murmuró al tiempo que soltaba la flecha.
El proyectil atravesó el aire veloz y se clavó en el hombro derecho de Glindel.
Por el agujero de la herida empezó a salir la negra energía, disolviendosé en una forma oscura.
Un último quejido de dolor de Glindel llenó el silencio. Una figura poco más oscura que el propio Glindel se separo de él. En su mano izquierda brillaba un puñal de jade con rubíes en la empuñadura, bañado en oscura sangre.
Debiste saber que terminarías así, Glindel.- dijo fríamente Goldurfuin. - Ya no me sirves. Eres solo un estorbo.-
Pero... Teníamos un trato.- dijo dificultosamente Glindel.
¿Y qué? ¿Acaso tú cumples todo?- La voz de Goldurfuin sonó divertida.- mejor dicho, cumplías.- agregó observando como desaparecía el demonio.- Ahora ¿Qué hay de ti?- preguntó en voz alta, dirigiendosé a Sango.
¡Alto!- exclamo Kagóme, interponiendosé.
Antes estamos nosotros.- afirmó Inuyasha, protegiéndolas.
Un poco de ejercicio nunca viene mal.- sentenció Goldurfuin.
Kagóme miro un poco dudosa a Goldurfuin y luego se fijo en Inuyasha. Su mirada se endureció y le soltó:
¿Para qué demonios quieres a Sango?-
Eso no les importa.- respondió el hombre.- O se hacen a un lado, o los hago.-
¡Eso nunca! ¡Sango en nuestra amiga y no la dejaremos sola!-
Como quieran.- Goldurfuin sonrió malignamente.- Los haré a un lado, entonces.-
Movió sus manos rápidamente y un gran chorro de fuego salió disparado hacia Kagóme.
-¡Escudo!-
El dorado manto fue lamido un momento por las llamas, luego parpadeo. El fuego entro en el campo dorado, comenzando a carbonizar a la chica.
Fu... Fuera.- jadeo medio asfixiada por el humo.
En un momento Kagóme se fundió con la conocida sustancia plateada y luego de reptar bajo tierra varios metros salió al exterior cerca de un enorme fresno.
Hizo pie tambaleante, las piernas se le aflojaron y cayo de rodillas.
¿Estás bien?- Inuyasha corrió hacia ella.
Sí.- la chica esbozó una débil sonrisa.
No por mucho tiempo.- la voz sonó cruel y fría.
El suelo se resquebrajo bajo sus pies.
Inuyasha y Kagóme cayeron en una fosa aparentemente excavada adrede. Debía tener unos cinco metros de profundidad y al minuto siguiente comenzó a llenarse de agua.
Inuyasha se dio cuenta de esto y empezó a temer por sus vidas.
Aferró a Kagóme por la cintura e intentó llegar fuera saltando. Apoyandosé en algunas salientes lograron llegar al hoyo, pero había un campo de energía como tapa.
Volvieron a bajar, esta vez resbalando. Con tanta mala suerte que cayeron sentados en el agua, empapandosé.
Kagóme escudriño el lugar de donde venía la luz, llamo a su arco y a sus flechas y disparo una.
El proyectil subió rápidamente y choco contra el campo cual cama elástica. Volvió a bajar y fue a hundirse en el oscuro charco en que se movían los dos compañeros.
¿Qué haremos?- oyó la preocupada voz del hanyou.
Sí... Quizás... Tal vez se pueda.- Kagóme dudo un momento y luego se decidió.
Hinoki, vamos a intentar algo. Tomamé de la mano.-
Inuyasha no entendió el pedido, pero lo hizo.
Ahora, concentraté. Busca toda, absolutamente toda tu energía. Que no quede un gramo de ella sin concentrarse en una esfera.-
¿Y?-
Ahora proyéctala como si estuviera ascendiendo y saliendo de aquí y del campo de energía.-
¿Y qué ganaremos?-
Tú solo hazlo.-
Inuyasha obedeció, por más que considerara ridículo todo eso y cerró los ojos, concentrandosé.
Inmediatamente sintió una tremenda sacudida, una luz refulgente lo encegueció y vio pasar las paredes terrosas a su alrededor, la cascada de agua y a otra esfera luminosa a su lado. El agujero cada vez estaba más cercano. Ya casi salían.
Nuevamente fueron interceptados por el elástico invisible. Fueron devueltos un par de metros, pero inmediatamente subieron de nuevo.
(Tengo que salir de aquí. Por Sango. Y por Inuyasha.)- pensó Kagóme, rogando a Kami con todas sus fuerzas por ayuda.
(Debo salir de aquí. Tengo que ayudar a Sango, yo prometí proteger a Kagóme. Y no me perdonare jamás si algo le ocurre). - pensó con todas sus fuerzas Inuyasha.
En ese momento el campo cedió. Kagóme sintió la conocida sensación de haber dejado de girar bruscamente, todo se hizo más claro y logro mantener el equilibrio.
Ayudo al hanyou a ponerse pie y le sonrió.
Salimos.- le informó.
¿Cómo qué salimos?-
Si. Nos transportamos.-
Inuyasha asintió algo confuso aún. Pero bastante contento por haber dejado de moverse a tamaña velocidad y encaró a Goldurfuin.
Tramposo, quisiste ahogarnos para dejar a Sango indefensa. Como te gusta aprovecharte de los demás.-
El hombre giro la cabeza y miró al hanyou.
¿Ya salieron? Vaya, debo admitir que me impresionan.-
Y esto es solo el principio.- dijo Inuyasha mientras desenvainaba a la Tetsusaiga y se ponía delante de Kagóme para defenderla.
Goldurfuin golpeó el suelo con su pie y la tierra comenzó a resquebrajarse, la falla paso velozmente por entre las piernas del hanyou y cercó a Kagóme.
Pero la tierra no acabo por ceder. Chispas doradas y rojas comenzaron a brotar de ella y formaron descargas eléctricas que sacudieron por unos momentos a la chica y luego la hicieron caer inconsciente.
Inuyasha se volvió echo una furia contra el hombre. Saltó y esgrimió peligrosamente a Colmillo de Acero.
Por supuesto, esto era lo que Goldurfuin había esperado. Dejo a Inuyasha realizar el Bakuriuja [O como se escriba.] Y al momento de recibir el impacto creo un fuertisimo escudo que devolvió la técnica a su emisor.
Inuyasha fue impulsado hacia atrás y dio contra un árbol. Quedando inconsciente. Colmillo de Acero salió disparada de sus manos y fue a caer muy lejos de ellos. El hanyou comenzó a sangrar copiosamente.
¡Por Kami!- dijo Sango, conteniendo la respiración.
¿Qué es lo peor que pude pasar?- pregunto desesperado Syipo.
¿No lo ves? El árbol donde Inuyasha esta apoyado tiene hiedra venenosa. Seguramente su sangre ya entró en contacto con ella.- dijo con un temblor en la voz Sango.
Su aroma... - susurró Syipo.- Eso solo puede significar una cosa.-
Ya no hay rastros de actividad cerebral en él.- Goldurfuin sonrió.- Solo me queda la miko, pero será cosa de un momento.- Acentuó aún más su sonrisa y saco su puñal, inclinandosé sobre Kagóme. Dispuesto a terminar su trabajo.
Un inesperado puñetazo en el estómago lo descoloco por unos momentos.
¿Qué demonios fue eso?- gruño, levantando la vista.
Un descontrolado youkai de rojizos ojos le miro con el ceño fruncido y una expresión más que aterrorizante.
Inuyasha... - murmuró el hombre.
El aludido lo tomo por el cuello y preguntó, irónicamente:
¿Llamaste, insecto?-
¿¿Aquién le dices insecto??- Goldurfuin le pego un puñetazo a la nariz del ahora youkai y cayo al suelo.
Pagarás... caro... esto.- gruño Inuyasha, al tiempo que se limpiaba la sangrante nariz.
Goldurfuin no esperó a que se recuperará, ni lerdo ni perezoso se lanzó sobre el demonio y lo golpeó en la cabeza.
Inuyasha, aún medio atontado, lanzó un zarpazo [O algo similar.] Que rasguño la garganta de Goldurfuin.
Ya... ¡Me hartaste!- grito Goldurfuin clavándole su puñal en el pecho a Inuyasha. [¿¿Pero es que siempre lo tiene con él?? ¿Qué estoy diciendo? ¡Yo escribo!]
El hanyou fue expulsado [De nuevo ¬_¬u] Unos cuantos metros hacia atrás y cayo junto a la Tetsusaiga.
La espada brillo. Inuyasha recupero la conciencia y se incorporó.
(Tendré que hacerlo)- miro fijamente la espada entre sus manos.- (Solo lo hice una vez. Pero es mi última oportunidad. Además es probable que yo... muera si lo hago. Pero no tengo otra opción.)- Se decidió Inuyasha, incorporandosé.
Veo que te has recuperado.- la fría voz de Goldurfuin comentó.
Sí. Pero luego de lo que haré tu no lo harás.- dijo Inuyasha dirigiendosé al ser que estaba frente a él.
¡Bakuriuja!- grito. [Bueno, ya saben como se ve eso. Los remolinos azules y demás.]
Goldurfuin esbozo una mueca burlona y repelió el ataque con un campo.
Lo que él no sabía que esta era una nueva técnica. La energía del Bakuruija volvió contra Inuyasha, se unió a la del hanyou y fue devuelta a Goldurfuin, tres veces más poderosa.
Tanto como para vencer cualquier escudo.
Y a su artífice.
¡Maldito! ¡Vas a pagarlo muy caro!- exclamo enviando un rayo verde hacia el hanyou, Goldurfuin antes de desaparecer.
La gigantesca explosión arrastro a Inuyasha cerca de Kagóme.
Unos segundos después Sango se levantó, aún entumecida por las desaparecidas cuerdas, tomo a Syipo en brazos y se lanzó a la carrera hacia los otros dos.
Hi... Hinoki... No puedes morir.- Kagóme comenzó a llorar, aferrandosé a la mano extendida de Inuyasha.- ¡No puedes abandonarnos! ¡Prometiste ayudarme!- sollozo compulsivamente Kagóme.
Trató de calmarse y una idea nació en su mente, la telepatía.
Hinoki, Hinoki.- comenzó a llamarlo.
Pero la mente del hanyou estaba en blanco. O quizás no totalmente.
Sango y Syipo, quienes creyeron que los sustos ya habían terminado, casi mueren de un infarto al ver a Kagóme caer desmayada.
**************************** FLASH BACK **********************************
Finalmente todo había terminado.
Inuyasha se posó suavemente en el piso. Un resplandor rosado bajo lentamente, como pluma y fue a caer en manos de Kagóme.
Al fin, Naraku había desaparecido. La perla estaba a salvo, en manos de Kagóme. Empezaba a tomar un color rosa clarisimo. El brillo se hizo transparente, brillante [Valga la redundancia] y fuertisimo.
Miroku cayo en la tierra, presa de unas fuertes pero breves convulsiones. Cuando se levanto, se sostenía la mano derecha. Desprendió el rosario que mantenía sujeta la manga a la palma de la mano.
Nada, solo piel lisa.
- Tu agujero, Miroku.- dijo Sango, una lágrima de felicidad, escapo de sus ojos.- ¡Ya no esta!- pero al momento siguiente, al ver el cuerpo de su hermano yaciendo en la tierra, sus ojos se llenaron de lágrimas de dolor.
- Kohaku.- se llevo las manos a su rostro, pero un segundo más tarde, se limpió las lágrimas y sonrió.- Al menos ya no estas bajo su dominio.- Luego miro a Miroku.- Excelencia, usted... usted... ¿Me haría el favor de orar mucho por su alma?-
Miroku, se acerco a ella, le dio una palmada en el hombro para alentarla y asintió con la cabeza.
- Lo llevaré a mi aldea, quizá así consigamos la paz al fin.-
- Ojalá.-
Inuyasha avanzo hacia la chica, con paso firme.
- Vamonos, Syipo.- la mujer dio media vuelta y empezó a correr.- ¡Abajo, abajo, abajo!- gritó sobre su hombro.
Inuyasha dio contra el piso.
- ¡Señorita Kagóme!- gritó Miroku.
- ¿Kagóme? ¿Adónde vas? ¿Syipo?- exclamo incrédula Sango.
- Óyeme, niña del demonio ¿A dónde crees que vas?- grito Inuyasha.
Kagóme, siguió corriendo, llego a la cercanía del pozo y se detuvo. Su corazón dudaba, pero su mente había tomado una decisión.
- Fuego Sagrado.- susurró Syipo. El pequeño estaba nervioso y asustado por lo que tomo un rato prender una hoguera aceptable.
Una pequeña hoguera azulina se prendió sobre unos troncos que había reunido Kagóme. Las llamas lamieron el aire y llenaron de chispas el invernal atardecer. Ella avanzo, bajo la atenta mirada de Syipo.
- Ya no quiero saber nada de esto. Nunca debí haberme involucrado con nadie de aquí. Nunca debía haber caído por el pozo, conocer a Inuyasha, romper la perla. Traerla de nuevo a la superficie. Pero voy a remediarlo.- Kagóme saco la perla y la puso en la palma de su mano. - Esto ya trajo demasiadas desgracias. Ya nos hizo sufrir lo suficiente - su voz se volvió un susurro.- Y si se la doy a Inuyasha será infeliz. ¡Esto va acabarse ahora!- grito, y arrojo la Perla de Syicón a la hoguera.
La vio consumirse. Con ella se iban sus miedos y dolores. Ya no tenía porque quedarse. Se agacho a recoger su mochila y cuando se enderezo vio a Inuyasha.
¿Adónde vas?- preguntó el definitivamente mitad demonio, con el ceño fruncido.
¿No lo ves, Inuyasha? Ya te arruine tu gran oportunidad de ser un youkai.- Kagóme sintió su alma desgarrarse. Tenía que hacerlo. Debía hacer que Inuyasha la odiase por el resto de sus vidas. El hanyou no iría por ella. Ni volvería a esa época jamás.- Me vuelvo a mi casa.- Luego se dirigió a Syipo.- Aún puedes arrepentirte.-
No. Yo me voy contigo.- afirmo tozudamente Syipo.
Creo que tanto tiempo con Inuyasha te ha afectado.- sonrió melancólicamente Kagóme.
Les deseo que sean muy felices.- dijo Kagóme abrazando a Miroku y a Sango, sin poder evitar el que las lágrimas la ganaran.- Cuídense mucho. Y cuídenlo el tiempo que le quede.- susurró Kagóme, hablando de Inuyasha y su promesa a Kykio.
Amiga... -
Lo haremos, Señorita Kagóme, no se preocupe.- intervino Miroku.- ¿Cuándo volverá?-
Nunca.- afirmo Kagóme, ya casi sin fuerzas para simular.
Tú... No puedes hacer eso.- la voz de Inuyasha se alzó, temblorosa.- me prometiste que estarías a mi lado, no me importaba que pasará.-
En primer lugar, yo no te prometí eso. - observó Kagóme.- Y en segundo lugar no me necesitas, la perla ya no existe y tú... tienes otros planes ¿Lo recuerdas?-
Tú que puedes saber.- Inuyasha apretó los puños con fuerza. Pero fue interrumpido por la chica.
Quizás algún día lo entiendas... y me perdones.- finalizo Kagóme, sentandosé en el pozo y tomando a Syipo en brazos.
Entonces... Adiós.- dijo sobre su hombro, y se arrojo junto con el kitsune por el pozo.
******************************** FIN DEL FLASH BACK **********************
Kagóme abrió los ojos empañados en lágrimas. Sentía a Inuyasha moverse a su lado.
Kagóme... espero que algún día me perdones.- dijo juntando toda sus fuerzas Inuyasha.
No... - las lágrimas, comenzaron a caer. - Syipo tráeme una flecha.- pidió Kagóme.- La movió alrededor de Inuyasha y espero.
El hanyou no dio señales de vida.
¡No! ¡No nos dejes! ¡Inuyasha no lo hagas!- grito Kagóme, antes de caer sollozando sobre el pecho del inconsciente hanyou.
CONTINUARÁ...
Bueno [Sheila llora a lágrima viva.] Creo que este capítulo ya acabo. ¡¡Buaa!! Eso significa que ya me queda poco. Realmente detesto terminar fics con los que me encariñe tantito. Quiero agradecerlos a los que leen. Me gustaría saber su opinión, aunque sea mala. [¡Por Kami, soy patética!] Así que dejen un rewiens.
¡Contestando un rewiens! (Muchas gracias ^_^)
Kagomepotter_137: Muchas gracias por decir que te gusta mi fic. Ni cerca de ser un Nar/Kag, porque no le veo mucho futuro a una pareja así. Así que no te preocupes. Ya te habrás enterado quienes son Goldurfuin y Yuko, pero en el próximo capítulo hay más sobre Yuko. Y sobre el otro, ya esta (casi) todo dicho. Y aún falta un poco para que nazca el hijo de Miroku. Y lamento no haber podido publicar más pronto.
