Capitulo anterior:
De un salto, la joven montó y se alejo al galope seguida por Arad.
- ¿Qué haremos ahora, Gal? - Preguntó Arad. No estaba muy tranquilo después de lo que había pasado. No sabía a que atenerse
- Nos iremos a casa. Nos casaremos y seremos felices hasta que la muerte nos separe…
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Capitulo 9… Epilogo
Las ultimas luces del atardecer entraban por las ventanas del amplio salón. En su tamaño, y en sus ahora desgastados muebles y tapices, se develaba un pasado más honorable que él que enfrentaba en esos momentos. En uno de esos mismos desgastados sillones, se encontraba una mujer joven de unos 25 años. Tenía en sus blancas y delgadas manos un frasco azul, y jugaba con él nerviosamente. Sus ojos inexpresivos miraban un punto fijo, distraídos y ausentes. Lo único que logró sacarla de su ensoñación fue una clara vocecita infantil
- Mamá, ¿qué tienes? - le preguntó con una voz curiosamente seria para ser infantil, una hermosa niña de unos 6 años, mas bien pálida, de cabellos castaños y de profundos ojos azules
- ¡Hiciste tarta! - gritó un niño de unos 5 años, de pelo negro y ojos pardos, no tan pálido como su hermana
- ¡Tonto! - Chilló ella, perdiendo la gravedad de su voz para hacerla infantil de nuevo - ¡se dice trampa, no tarta!
- Basta, niños - intervino la mujer al ver que sus pequeños hijos comenzaban a tirarse de los cabellos
- ¡Yo no hice trampa!
- ¡Mentirosa!
- ¡Mamá! ¡Arahad me esta tirando el pelo!
- ¡Lothriel empezó!
Los niños seguían discutiendo, pero la mujer de nuevo cayó en su ensimismamiento. En los últimos 6 años había pensado mucho. En el tiempo que había pasado. En lo que había perdido…
- ¡Mi papá llegó! - Gritó Arahad, soltando los largos cabellos de su hermana. Se levantó y salió corriendo al vestíbulo para recibirlo
Al oír a su hijo, la mujer se levantó del sillón, dejando caer el frasco, del cual cayeron lo que parecían hojas molidas. Recogió todo rápidamente y lo dejó en el sillón. Se paró delante de un gran espejo de cuerpo entero, que estaba empotrado en la pared del lado derecho del gran ventanal. Se hizo una minuciosa revisión, buscando algún gesto que demostrara su ansiedad. No halló ninguno, estaba tan pálida y fría como siempre. Se pasó la mano por el rostro, borrando algunas arrugas imaginarias, pues conservaba la frescura de sus 19 años, aunque estaba mucho más delgada y enfermiza. Hubo un tiempo en que no era así, no era tan delgada, ni pálida, ni enfermiza… pero los dos embarazos muy seguidos le habían deteriorado la salud… ¿Qué pensaría él si la viera ahora? ¿Qué le diría? ¿Le guardaría algún rencor?… Tal vez la flecha con que lo atacó le hirió algo más que su pierna… Sacudió la cabeza para desechar esa oleada de recuerdos. Ella misma había decidido eliminarlo de su vida, no tenía derecho a recordarlo. O a vivir el duelo de su amor. Bajó la cabeza y suspiró… Ella… ella había hecho bien… lo correcto… no debía recordar mas. Se dio una última mirada, en la que alcanzó a descubrir las ojeras que le adornaban los ojos castaños, antes de oír la voz de su esposo. Venía conversando con su hijo
- ¡Arahad! ¿Cómo la pasaste, hijo? ¿Te portaste bien? - saludó él, entrando al salón con el pequeño en brazos
- ¡Si, papi!
- Ah, muy bien. Ve a jugar - le dijo Arad, dejando al niño en el suelo
- Hola, papá… - dijo Lothriel, quedamente, sin expresar tanto alborozo como su hermano. Aún siendo una niña, ella percibía que había algo que la distanciaba de su padre. Ella notaba que él no la quería, y se alegraba, pues ella tampoco sentía tanto cariño por él.
- Hola… - respondió sencillamente, sin mirarla mucho. Le molestaban los ojos azules y la pálida piel de su hija… si no hubiese sido por su mujer… él habría… - Hola, Gal…
- Te he dicho cientos de millones de veces que odio que me digas Gal… - respondió ella corriendo el rostro, haciendo que el beso de su marido diera, como siempre, en su mejilla
- Lo olvide, perdón, Galadwen… - dijo él, mosqueado - podrías haberme dicho hola al menos
- Hola, Arad - contestó ella, automáticamente
- ¿Te encuentras bien?… ¡Mira esas ojeras! Estás más pálida que de costumbre…
- Me encuentro perfectamente… como siempre - respondió ella, con una leve sonrisa irónica ¡qué mentirosa podía llegar a ser! - Vamos a cenar...
Arad suspiró resignado, y llevó la conversación, o más bien dicho el monólogo, por terrenos cotidianos y poco peligrosos como Arahad, la casa, la anciana Lothriel, que desde la muerte de Arassuil, se sentía muy sola, de la hermana pequeña de Gal, que estaba pronta a casarse (cabe decir que por propia voluntad), etc. El hombre sabía que no le sacaría una palabra más a su mujer. Ella era así, desde aquel día en el río. Y si bien ella jamás había vuelto a discutir con él, aún no lograba captar el amor de su esposa, ni en 6 años de matrimonio lo había logrado. A Arad le horrorizaba notar, en pequeños detalles, que al parecer Galadwen había unido a él gracias al odio y al rencor. Él desechaba esas ideas, pero no podía dejar de percibir que cada día ella estaba más pensativa que el anterior, más pálida y ojerosa y más fría, aunque, eso sí, jamás le alzó la voz o le discutió algo. Al parecer, la boda y la maternidad la habían hecho madurar, y aunque ella no lo amara, la convivencia la había doblegado.
- ¿Insistes con tu idea de que tu madre se venga a vivir aquí, Galadwen?
- Si, de hecho, la mitad de esta casa es suya, y los muebles también...
- Lo dices como para sacarmelo en cara, tu no quisiste irte a vivir a mi casa, además, tu madre fue la que decidió irse
- No te estoy reprochando nada - respondió la mujer serenamente - tranquilizate por favor, y tomate esa sopa
- Sabe distinto, ¿La hiciste tu? - dijo Arad, y al ver que Galadwen asentía preguntó - ¿Por que cocinaste tu?
- Hoy es una fecha demasiado especial, tenía que hacer algo para conmemorarla...
- ¿Qué fecha?
- Después te lo diré - respondió la mujer sin mirarlo
- Galadwen... - dijo Arad, usando ese tono de cansancio que quería decir algo así como 'nunca me escuchas' - ¿por qué los niños no estan tomando sopa?
- No les gusta esa sopa...
- ¡Los estas malcriando! ¡Sobretodo a ella!
- Arad, tu no sabes nada de niños, yo crío a mis hijos así que dejame cenar en paz por favor
- ¡Yo también tengo derecho...!
- Muy bien, si pretendes hacer de la cena una batalla, yo me retiro - dijo Galadwen parandose de la mesa - niños, vayan a sus cuartos, les llevaré el postre allá...
- Si, mamá...- respondieron obedientes abandonando el comedor
- ¡Y una mierda con tu sopa, Galadwen! - gritó Arad antes de que ella saliera
- Bueno, ya tomaste lo suficiente - respondió la mujer suavemente, dejando el comedor - puedes hacer lo que quieras con el resto...
- ¿Qué...? Ahhhhhhhhhhhh
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Más tarde, en la habitación de Galadwen y Arad
- Me siento mal... - comentó Arad moviendo los labios apenas, y sentandose al borde de la cama - me parece que fue algo de la comida... ¿Galadwen me estas escuchando?
- Si... - respondió ella mirándolo penetrantemente desde el espejo del peinador - ¿qué tienes?
- Es raro... siento como un hormigueo en la boca y la...
- Lengua... - interrumpió la joven sonriendo
Arad la miró extrañado, hacía años que Galadwen no sonreía así, era una sonrisa verdadera. Y por otro lado...
- ¿Cómo lo sabes?
- ¡Oh! eso es tan solo el principio - dijo ella, sin dejar de sonreír ni de peinarse - después del hormigueo no podrás mover los músculos de la cara, babearas mucho, vomitaras, no podrás tragas, verás mal, borroso, se te acelerará el corazón, tanto que no podrás respirar. Finalmente te darán convulsiones y te morirás...
Arad sintió miedo, era eso... ¡para eso se había casado con él!... no, no, no... no podía ser. Los pensamientos del hombre eran confusos, pero no podía, no quería, pensar eso, debía darle al menos, el beneficio de la duda ¡si era su esposa!
- ... ¿Qué? - preguntó él, incrédulo y asustado, notando que la rigidez de su rostro se empezaba a hacer evidente
- Es el acónito, cielo... es altamente tóxico, en especial sus hojas y sus raíces. Yo puse hojitas frescas bien picadas en tu sopa... - comentó ella feliz
- ¿¡Cómo sabes que hace eso!?
- Lo probé con mi padre - respondió indiferente - ¿recuerdas que en la cena del matrimonio yo le lleve la comida a él?
- ... Si... - susurró Arad secándose con la sabana la saliva - tuvimos que devolvernos... no pudimos irnos de luna de miel, lo cuidaste tu, pues tu madre estaba destruida... él murió esa noche...
- Así fue, y esa noche, después de ver a mi padre, decidí que haría lo mismo contigo...
- ¿Por qué? - gritó Arad, tratando de controlar las nauseas
- No grites, despertaras a los niños...
- ¡Contéstame!
- ¿Me preguntaste el porqué?... - Galadwen se levantó y lo miró furiosa y alzó la voz - ¡te atreves a preguntarme el porqué! ¡Me violaste! ¡Me separaste del hombre que amo! ¡Me obligaste a casarme contigo! ¡Me has hecho la vida miserable por 6 años! ¡Me convertiste en una persona fría y mala! ¡Me hiciste matar a mi padre y matarte a ti!
Galadwen volvía a parecer esa niña de 19 años que era impulsiva y violenta. Parecía que el odio acumulado había encontrado la salida. Arad en tanto, vomitaba sin poder controlarse. La joven lo miró con desprecio, tomó aire y continuó
- Ahora... ahora Legolas jamás me amara... menos después de lo que tuve que hacerle por tu culpa...
- Yo... yo no te obligue a nada... no te obligué a herir a ese maldito elfo... ni a dejarlo... te podrías... te podrías haber ido con él... ese día... - jadeó Arad cansado
- Estúpido... ¿cómo pretendías que volviera con Legolas después de lo que me habías hecho? ¡No lo merezco más! ¡Tu me... tu me denigraste... ya no merecía ser su mujer! Él... él es un ser puro... no se merecía alguien como yo... ¡y eso tú lo sabías! ¡Por eso te aprovechaste de mí! Eres asqueroso...
- No... no entiendo... por qué... por qué no lo hiciste antes... si tanto me odias...
- La verdad es que en un principio el plan era ese - explicó Galadwen, suavemente, con un tono de voz muy didáctico, como si le estuviera explicando algo evidentemente obvio - quería apuñalarte en la noche de bodas, pero como pasó un mes desde que volvimos hasta el día que nos casamos, alcance a descubrir que estaba embarazada... fue horrible, en un principio pensé que estaba embarazada de ti, y te juro que pensé en suicidarme, pero me di cuenta que la criatura no tenía la culpa de que su padre fuera un bastardo... decidí que dejaría pasar el tiempo... que me casaría... que esperaría a que naciera el bebe... y cuando nació... Erú... ese fue el único día de verdadera felicidad que he tenido... ¡la niña era hija de Legolas! Cuándo lo descubrí... y tu querías matarla... pero yo lo impedí, no dormí hasta que me asegure que todos la vieran, viva y sanita, así no podrías decir que nació muerta, como tuviste el descaro de proponerme... y me quede con ella... con esos ojitos azules... - Galadwen sollozó - aun... aun tenía algo de él... ¡nada me unía a ti! Excepto ese falso vinculo matrimonial... mi hijita no te necesitaba... eras prescindible... te mataría... pero me volviste a violar... como todas las noches, como aun lo sigues haciendo... ¡pasaron solo tres meses! ¡y me habías embarazado! Fue horrible. Y ya vez, nunca me recuperé del todo...
Arad estaba asustado, en realidad estaba horrorizado, ver la calma con que su mujer le decía todas esas cosas le hacía temblar, además del miedo que sentía al verse afectado por los sintomas que Galadwen había descrito. Del velador que tenía a un costado de su cama, tomó un vaso de agua, pero a pesar de que intentó mucho, no logró tragar una sola gota. Se comenzó a desesperar.
- Perdoname... a... amor - murmuro Arad, levantandose para ir hacía ella, aunque tan torpemente que cayó de rodillas. La vista le fallaba, todo era borroso
- ¿Perdonarte? - Galadwen soltó una risa breve, sarcástica - yo te odio, querido ¿Cómo pretendes que te perdone? Ay, Arad, que triste espectaculo das, todo vomitado, arrodillado pidiendo mi perdón...
- Ayughhh... - trató de suplicar él, cuando sintió como su corazón comenzaba a latir cada vez mas desbocado. Miró a Galadwen, que se había vuelto a sentar tranquilamente, y le susurró - hazlo por Arahad... nuestro hij...o
La mujer no hizo un sólo movimiento. Al parecer, pensaba Arad, se había casado con una mujer de entrañas de acero. Pero no, ella hizo un mohín de cansancio, se tomó el pelo en una cola y se le acercó
- Me convenciste, usaste un gran argumento... Ven, vamos al baño... ¿Qué? ¿pretendes que te toque? ¡Estás todo vomitado! Ugh... esta bien...
Galadwen lavanto a Arad del suelo tomandolo por el codo, tratando de no rozarlo siquiera.
- ¿Sabes por qué me convenciste, Arad? - le preguntó, acomodandolo frente a una especie de bañera - Por Arahad y sin quererlo, claro está, por Lothriel también. Para ellos sería terrible ver a su padre, por muy lamentable que seas, muerto a mí lado. además, esta el hecho de que yo jamás dormiría con un muerto... ¡y menos si está todo vomitado! Así que haremos lo siguiente, y por favor no protestes, yo me acostaré normalmente y me dormire, tú te quedarás aquí, muerto. Mañana yo me despertaré y veré el reguero de vomito y lo seguiré y, ¡Oh, horror de horrores!, ¡hallaré a mi maridito muerto! Gritaré y todas esas cosas. Tu muerte será un misterio y yo quedaré vengada ¿Qué te parece? Yo pienso que es un plan perfecto ¡y tu me ayudaste a crearlo! Vaya, si que eres un marido cooperador - dijo Galadwen con una sonrisa de alegria levemente infantil. Iba camino a su habitación, pero se giró - decirte, nada más para que te quede claro, que no lloraré por tí, lloraré todo lo que no he llorado a Legolas... y sólo para asegurarme me quedaré aquí hasta que te mueras.
Ella se apoyó en la pared y se cruzó de brazos para esperar. Vio impasible como su esposo sufría. Como boqueaba desesperado, tratando de respirar, hasta ponerse morado, y luego cómo le manaba la sangre de la boca, cuando se mordió la lengua por culpa de las violentas convulsiones. Hasta que todo se detuvó, Arad estaba inmovil en el suelo, sucio, con sangre y vomitos, pálido como la nieve. Galadwen se le acercó y le pateó el estomago para asegurarse..
- ¡Ah! Hoy se cumplen 6 años desde que me obligaste a abandonar a Legolas... Esa era la fecha especial... - Cuando ella comprobó que estaba bien muerto suspiró satisfecha y se fue a acostar
Ya en la cama, galadwen perdió toda su frialdad. Se arropó muy bien y se acurrucó, apoyando el menton en las rodillas. Y comenzó a llorar. Al principio sólo eran unas lagrimas tímidas, pero de a poco fueron subiendo su intensidad hasta convertirse en descontrolados sollozos y susurros entrecortados.
- Por Erú... - murmuró - por Erú... los mate... los mate... jamás... jamás podré ser digna para Legolas... nunca más
El calvario duró hasta la madrugada, hora en que comenzó a preparar todo para el espectaculo, y cuando calculó que ya estaban todos despiertos fue donde Arad. Gritó e hizo todo lo que tenía planeado y porsupuesto, nadie sospechó de ella. Y nadie mas que su hija Lothriel vio la sonrisa amarga de su madre cuando salía del cuarto, llevandose a Arahad y a ella de ahí.
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10 Años después
- ... Eso es todo... - suspiró la mujer, sin un sólo gesto de pena o arrepentimiento, si a los 25 no se había arrepentido no lo haría a los 35. Eso si, sonreía levemente al ver lagrimas en el rostro de su hija
- ¡Madre, por Erú!... esto es horrible - casi gritó Lothriel, y sollozó quejandose - ¿Por qué tenías que contarmelo a mí? ¿¡Por qué!?
- Bueno, ya estas grande, tienes 16 años, y además - dijo imperturbable - Tu eres hija de Legolas, eso debería explicarte por que Arad ni siquiera te tenía en cuanta, o por que tu no podías sentir cariño por tu supuesto padre, se que eso te preocupaba, como se supone que...
- ¡¡Cállate!! Madre, ¿Por qué eres tan injusta? ¡¡Podrías haberte guardado la historia y limitarte a decirme quien era mi padre!! ¿Por qué tenías que hacerme sentir tú miseria? ¡Yo no necesitaba saber! ¿Por que eres tan cruel? ¿Acaso pretendías que yo sufriera por tí?
- ¡No, por Elendil, no! - galadwen se había puesto muy pálida. La habían tomado por sorpresa las palabras de Lothriel y se sentía aterrada - no, no es eso... yo tan sólo quería que supieras la verdad... pense que te la merecías... yo no quise traspasarte mi... mi dolor...
- ¿Y que pretendes que haga ahora? - respondió ella más calmada, aunque en el fondo sentía un poco de miedo mezclado con piedad, era tan complicado todo lo que le había pasado a su madre
- Que lo busques... a tu padre... a Legolas...
Lothriel miró a su madre sorprendida. Definitivamente estaba mal...
- ¿Dónde? ¡ni siquiera sabría por donde comenzar!...
- Oh, si lo sabes, en Gondor ¿Dónde más? Podrías pedir audiencia con la Reina Arwen, ella es elfa y te entenderá, además, es amiga de Legolas
- ¿Cómo lo sabes?
- Al final de la guerra, en las celebraciones, Tú eras muy pequeña, tal vez ni siquiera habías nacido. Pero bueno, eso que importa...
- Si, pero... ¿Y si lo encuentro? - Lothriel sintió un nudo en su estomago - ¿Qué hago?
- Lo primero sería decirle que eres su hija, y después contarle todo lo que te he dicho hoy
La joven asintío nerviosamente. Tenía miedo, por un lado deseaba conocer a su padre, pero el viaje...
- ¿Y si no lo...?
- Lo encontrarás - respondió la mujer severamente
- ¿Pero cómo...?
- Lo encontrarás...
- Entonces... esta bien, iré...
En ese momento entraron un jovencito de 15 y una anciana
- ¡Mamá, Arahad! - saludó Galadwen - que bueno que han llegado. Lothriel nos dirá algo muy importante
- ¿Ah si? ¿Qué hijita?
- Ehhhhh... este... - Lothriel sintió miedo al ver a su abuela y a su hermano frente a ella, esperando. Se fijó en la mirada serena de su madre y se armó de valor - iré de viaje, a Gondor, a conocer a...
- La reina - interrumpió su madre sonriendo
- ¡¡A Gondor!! - chilló la abuela - ¡¡No se lo permitas, Galadwen! ¡Es una locura!
- ¡Oh, vamos, madre! Sabes perfectamente que ella cuenta con todo mi apoyo, así que ahorrate el griterío por favor
- A mí me parece bien - dijo Arahad, sin darle mayor importancia - y dime, ¿Cuándo te irás?
- Hoy mismo - contesto Lothriel decidida, saliendo del salón y dejando asombrados a su hermano y a su abuela.
Horas después ya estaban todos afuera, despidiendose
- Hija mía, aún puedes cambiar de opinión
- ¡No, abuela! Ya tome una decisión...
- Ahí viene mamá con el caballo - exclamó Arahad interrumpiendolas
- Listo, Lothriel, ya te puedes ir - dijo Galadwen pasandole las riendas
- Si, Adíos abuela, y por favor no llores. Adíos Arahad, cuidalas bien...
- ¡Claro que lo haré! Tu cuidate mejor...
- Suerte, hija - se despidió Galadwen, abrazandola, y le susurró al oído - Dile que me perdone por todo, y dile que aún lo amo...
- ... A... Adíos, mamá... - Balbuceó Lothriel. Las palabras de su madre la habían emocionado.
La chica saltó sobre el caballo y se alejó rapidamente, temerosa de poder arrepentirse. A medida que se alejaba, más ganas de emprender el viaje le daban. Pero en cuanto perdió a su familia de vista detuvo el caballo.
- "¿Y si no lo encuentro?" - pensó asustada, sintiendo como le flaqueaban las piernas y las ganas
Se pasó la mano por el rotro y el cuello, pasando a llevar su eterno cabello suelto, cubriendo, por supuesto, totalmente sus orejas. Ordenes estrictas de su padre. No, no su padre, Arad. Este pensamiento la llenó de una alegría sin sentido, y a pesar de que aun dudaba del exito que tendría se siguio sintiendo alegre, y para celebrarlo decidió hacerse una media cola, trenzandola para que no se desarmara. Al peinarse, rozó más de una vez sus orejas, y aunque ella misma pensará que era ridícula, sintió en ese gesto, en esas orejas, un nexo con su padre. Lo que le dio la certeza de que lo encontraría.
Lo encontraría.
Fin.
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¡¡AL FIN ÚLTIMO CAPI!!
Espero que aun haya gente que lea este fic. Deben saber que esta historia me costo muchisimo trabajo, ya que al ser la 1° vez que escribía no era nada fácil para mi encontrar un hilo, una idea que me permitiera seguir con la historia. Eso lo pudieron comprobar en los atrasos que tuve al subir la historia. En fin, darles las gracias por la infinita paciencia y por soportar todo eso (Dicese de faltas de ortografía, faltas de originalidad, faltas de una historia 100% buena, ese tipo de cosas). Ahora contestaré sus revius de los capitulos 7 y 8. Decidí ponerlos aquí al final, por que como era capitulo final, para darle realze a la historia ^__^
Sakura Shidou: Bueno, bueno. Me alegro de que el capi te haya gustado, y la verdad es que yo también me reí cuando escribía la parte de Vorthôn. Y como Arad te caía mal, espero que te haya gustado su final MWHAHAHAHAHA. Espero que este capitulo también sea de tu agrado. Mil perdones por la demora.
Tinuviel: Una sola cosa, si te fijas bien, el único medio lanzadote es Vorthôn, Legolas sólo se limita a acompañarlo y a declinar de las damas que desean ser sus 'amigas' Por otro lado, la anecdota sólo la escribí para graficar el caracter de Vorthôn, que dicho sea de paso, me encanto que te encantara, por que sabes que, me recuerda a un tal Francisco Guzman (por lo suelto jojojojojo). Bueno, espero que aunuqe la participacion de Legolas se hace cada vez menor igual pienses que no lo he cambiado tanto, por que esa tampoco es la idea. No te voy a responder el reviu telefonico del capi 8 porque no me acuerdo de lo que me dijiste. Y te rogaría que me mandarás mail mas extensos. QUIERO SABER COMO LA ESTAS PASANDO no quiero micromail :___: mala. Deja reviu.
Misao Wood: Combinaré tus revius de los capis 7 y 8 y los responderé de una sola vez ¿ya?Es que soy muy vaga. Aquí voy. No sé si este capi será mas largo... aunque tal vez si sea R... por lo de la sangre... aunque nah. Y me alegro que te guste Vorthôn por que opino igual a tí. Si son todos tan regios no tienen por que ser tan seriotes pero en fin...Galadwen dice que aunque no le partió la cara a Arad, ni lo apuñalo en la primera noche, espera que hayas quedado conforme con su desempeño. Y Arad... él no pudo recibir tu mensaje jejejejeje... ^_^U. Espero que el capi 8 no haya quedado muy enredado y es que quise escribirlo así para darle mayor emoción, y tal parece que me resulto ¿No? Y sobre Arwen JEJEJEJEEJE, esa era la impresion que quería dar, pero no te preocupes, me asegure que fuera un amistoso beso. (si no, ya se las vería conmigo) Mil perdones por la tardanza, espero que te haya gustado el final. y espero que te haya gustado el pedazo de reviu que te deje.
The Balrog of Altena: Epero haberte sorprendido!!!! por que lo que paso no era lo que te esperabas, y bueno, no se si catalogarlo como final feliz... No sé que opinaras tu... Vorthôn dice que esta esperando una chica que lo ame, así que ya sabes ^,^ Mil mil mil millones de disculpas por la tardanza.
Lady-Eloane: Estoy muy contenta, me gusta cuando a las personas les gusta lo que hago. Muchas gracias por lo de mi forma de redactar, y sobre poner a otros personajes ^//////^ Bueno, al ser mi primer fic decidí hacerlo simple, y enfocado en los personajes principales, para que me resultaran bien, aunque se que de esta forma la historia quedo un poco plana. En el fic de humor que estoy escribiendo incluyo a mas personajes y es mas dinamico. Pero este proyecto era mas humilde. Ojala que te siga gustando así, y espero que la horrible y larga y irresponsable espera haya valido la pena, me salio verso sin ningun esfuerzo. Mil perdones por la tardanza.
Níniel: ^////////^ Me alegro de que hayas disfrutado el fic. Yo también deseaba escribir este último capitulo, como para cerrar la historia, y saber que les pasaría, o como sería la vida de la Sra. Galadwen. Ojala que hayas quedado conforme. Mil perdones por la tardanza.
Polita Hermosa: ¬_¬ supongo que 'Maldita Enferma' no es un sinonimo de 'Eres Genial' Lo que si me asegura que quedaste mas que enganchada y eso me alegra ^__^ Espero que hayas ido al doctor por lo de tu insomnio y por favor, PERO POR FAVOR , no llames al niño top, me da un miedo horrible :________: Mil perdones por la tardanza.
Ya está, eso es todo. Decirles por última vez que espero que les haya gustado el capitulo y el fic en general y también espero que Orlando Bloom se la piense bien y venga a hacerme compañia (sin importar lo que diga cierta misao que estoy segura de que es mentira xp)
BESSSSOSSSS
Eärwen Holly!!
De un salto, la joven montó y se alejo al galope seguida por Arad.
- ¿Qué haremos ahora, Gal? - Preguntó Arad. No estaba muy tranquilo después de lo que había pasado. No sabía a que atenerse
- Nos iremos a casa. Nos casaremos y seremos felices hasta que la muerte nos separe…
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Capitulo 9… Epilogo
Las ultimas luces del atardecer entraban por las ventanas del amplio salón. En su tamaño, y en sus ahora desgastados muebles y tapices, se develaba un pasado más honorable que él que enfrentaba en esos momentos. En uno de esos mismos desgastados sillones, se encontraba una mujer joven de unos 25 años. Tenía en sus blancas y delgadas manos un frasco azul, y jugaba con él nerviosamente. Sus ojos inexpresivos miraban un punto fijo, distraídos y ausentes. Lo único que logró sacarla de su ensoñación fue una clara vocecita infantil
- Mamá, ¿qué tienes? - le preguntó con una voz curiosamente seria para ser infantil, una hermosa niña de unos 6 años, mas bien pálida, de cabellos castaños y de profundos ojos azules
- ¡Hiciste tarta! - gritó un niño de unos 5 años, de pelo negro y ojos pardos, no tan pálido como su hermana
- ¡Tonto! - Chilló ella, perdiendo la gravedad de su voz para hacerla infantil de nuevo - ¡se dice trampa, no tarta!
- Basta, niños - intervino la mujer al ver que sus pequeños hijos comenzaban a tirarse de los cabellos
- ¡Yo no hice trampa!
- ¡Mentirosa!
- ¡Mamá! ¡Arahad me esta tirando el pelo!
- ¡Lothriel empezó!
Los niños seguían discutiendo, pero la mujer de nuevo cayó en su ensimismamiento. En los últimos 6 años había pensado mucho. En el tiempo que había pasado. En lo que había perdido…
- ¡Mi papá llegó! - Gritó Arahad, soltando los largos cabellos de su hermana. Se levantó y salió corriendo al vestíbulo para recibirlo
Al oír a su hijo, la mujer se levantó del sillón, dejando caer el frasco, del cual cayeron lo que parecían hojas molidas. Recogió todo rápidamente y lo dejó en el sillón. Se paró delante de un gran espejo de cuerpo entero, que estaba empotrado en la pared del lado derecho del gran ventanal. Se hizo una minuciosa revisión, buscando algún gesto que demostrara su ansiedad. No halló ninguno, estaba tan pálida y fría como siempre. Se pasó la mano por el rostro, borrando algunas arrugas imaginarias, pues conservaba la frescura de sus 19 años, aunque estaba mucho más delgada y enfermiza. Hubo un tiempo en que no era así, no era tan delgada, ni pálida, ni enfermiza… pero los dos embarazos muy seguidos le habían deteriorado la salud… ¿Qué pensaría él si la viera ahora? ¿Qué le diría? ¿Le guardaría algún rencor?… Tal vez la flecha con que lo atacó le hirió algo más que su pierna… Sacudió la cabeza para desechar esa oleada de recuerdos. Ella misma había decidido eliminarlo de su vida, no tenía derecho a recordarlo. O a vivir el duelo de su amor. Bajó la cabeza y suspiró… Ella… ella había hecho bien… lo correcto… no debía recordar mas. Se dio una última mirada, en la que alcanzó a descubrir las ojeras que le adornaban los ojos castaños, antes de oír la voz de su esposo. Venía conversando con su hijo
- ¡Arahad! ¿Cómo la pasaste, hijo? ¿Te portaste bien? - saludó él, entrando al salón con el pequeño en brazos
- ¡Si, papi!
- Ah, muy bien. Ve a jugar - le dijo Arad, dejando al niño en el suelo
- Hola, papá… - dijo Lothriel, quedamente, sin expresar tanto alborozo como su hermano. Aún siendo una niña, ella percibía que había algo que la distanciaba de su padre. Ella notaba que él no la quería, y se alegraba, pues ella tampoco sentía tanto cariño por él.
- Hola… - respondió sencillamente, sin mirarla mucho. Le molestaban los ojos azules y la pálida piel de su hija… si no hubiese sido por su mujer… él habría… - Hola, Gal…
- Te he dicho cientos de millones de veces que odio que me digas Gal… - respondió ella corriendo el rostro, haciendo que el beso de su marido diera, como siempre, en su mejilla
- Lo olvide, perdón, Galadwen… - dijo él, mosqueado - podrías haberme dicho hola al menos
- Hola, Arad - contestó ella, automáticamente
- ¿Te encuentras bien?… ¡Mira esas ojeras! Estás más pálida que de costumbre…
- Me encuentro perfectamente… como siempre - respondió ella, con una leve sonrisa irónica ¡qué mentirosa podía llegar a ser! - Vamos a cenar...
Arad suspiró resignado, y llevó la conversación, o más bien dicho el monólogo, por terrenos cotidianos y poco peligrosos como Arahad, la casa, la anciana Lothriel, que desde la muerte de Arassuil, se sentía muy sola, de la hermana pequeña de Gal, que estaba pronta a casarse (cabe decir que por propia voluntad), etc. El hombre sabía que no le sacaría una palabra más a su mujer. Ella era así, desde aquel día en el río. Y si bien ella jamás había vuelto a discutir con él, aún no lograba captar el amor de su esposa, ni en 6 años de matrimonio lo había logrado. A Arad le horrorizaba notar, en pequeños detalles, que al parecer Galadwen había unido a él gracias al odio y al rencor. Él desechaba esas ideas, pero no podía dejar de percibir que cada día ella estaba más pensativa que el anterior, más pálida y ojerosa y más fría, aunque, eso sí, jamás le alzó la voz o le discutió algo. Al parecer, la boda y la maternidad la habían hecho madurar, y aunque ella no lo amara, la convivencia la había doblegado.
- ¿Insistes con tu idea de que tu madre se venga a vivir aquí, Galadwen?
- Si, de hecho, la mitad de esta casa es suya, y los muebles también...
- Lo dices como para sacarmelo en cara, tu no quisiste irte a vivir a mi casa, además, tu madre fue la que decidió irse
- No te estoy reprochando nada - respondió la mujer serenamente - tranquilizate por favor, y tomate esa sopa
- Sabe distinto, ¿La hiciste tu? - dijo Arad, y al ver que Galadwen asentía preguntó - ¿Por que cocinaste tu?
- Hoy es una fecha demasiado especial, tenía que hacer algo para conmemorarla...
- ¿Qué fecha?
- Después te lo diré - respondió la mujer sin mirarlo
- Galadwen... - dijo Arad, usando ese tono de cansancio que quería decir algo así como 'nunca me escuchas' - ¿por qué los niños no estan tomando sopa?
- No les gusta esa sopa...
- ¡Los estas malcriando! ¡Sobretodo a ella!
- Arad, tu no sabes nada de niños, yo crío a mis hijos así que dejame cenar en paz por favor
- ¡Yo también tengo derecho...!
- Muy bien, si pretendes hacer de la cena una batalla, yo me retiro - dijo Galadwen parandose de la mesa - niños, vayan a sus cuartos, les llevaré el postre allá...
- Si, mamá...- respondieron obedientes abandonando el comedor
- ¡Y una mierda con tu sopa, Galadwen! - gritó Arad antes de que ella saliera
- Bueno, ya tomaste lo suficiente - respondió la mujer suavemente, dejando el comedor - puedes hacer lo que quieras con el resto...
- ¿Qué...? Ahhhhhhhhhhhh
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Más tarde, en la habitación de Galadwen y Arad
- Me siento mal... - comentó Arad moviendo los labios apenas, y sentandose al borde de la cama - me parece que fue algo de la comida... ¿Galadwen me estas escuchando?
- Si... - respondió ella mirándolo penetrantemente desde el espejo del peinador - ¿qué tienes?
- Es raro... siento como un hormigueo en la boca y la...
- Lengua... - interrumpió la joven sonriendo
Arad la miró extrañado, hacía años que Galadwen no sonreía así, era una sonrisa verdadera. Y por otro lado...
- ¿Cómo lo sabes?
- ¡Oh! eso es tan solo el principio - dijo ella, sin dejar de sonreír ni de peinarse - después del hormigueo no podrás mover los músculos de la cara, babearas mucho, vomitaras, no podrás tragas, verás mal, borroso, se te acelerará el corazón, tanto que no podrás respirar. Finalmente te darán convulsiones y te morirás...
Arad sintió miedo, era eso... ¡para eso se había casado con él!... no, no, no... no podía ser. Los pensamientos del hombre eran confusos, pero no podía, no quería, pensar eso, debía darle al menos, el beneficio de la duda ¡si era su esposa!
- ... ¿Qué? - preguntó él, incrédulo y asustado, notando que la rigidez de su rostro se empezaba a hacer evidente
- Es el acónito, cielo... es altamente tóxico, en especial sus hojas y sus raíces. Yo puse hojitas frescas bien picadas en tu sopa... - comentó ella feliz
- ¿¡Cómo sabes que hace eso!?
- Lo probé con mi padre - respondió indiferente - ¿recuerdas que en la cena del matrimonio yo le lleve la comida a él?
- ... Si... - susurró Arad secándose con la sabana la saliva - tuvimos que devolvernos... no pudimos irnos de luna de miel, lo cuidaste tu, pues tu madre estaba destruida... él murió esa noche...
- Así fue, y esa noche, después de ver a mi padre, decidí que haría lo mismo contigo...
- ¿Por qué? - gritó Arad, tratando de controlar las nauseas
- No grites, despertaras a los niños...
- ¡Contéstame!
- ¿Me preguntaste el porqué?... - Galadwen se levantó y lo miró furiosa y alzó la voz - ¡te atreves a preguntarme el porqué! ¡Me violaste! ¡Me separaste del hombre que amo! ¡Me obligaste a casarme contigo! ¡Me has hecho la vida miserable por 6 años! ¡Me convertiste en una persona fría y mala! ¡Me hiciste matar a mi padre y matarte a ti!
Galadwen volvía a parecer esa niña de 19 años que era impulsiva y violenta. Parecía que el odio acumulado había encontrado la salida. Arad en tanto, vomitaba sin poder controlarse. La joven lo miró con desprecio, tomó aire y continuó
- Ahora... ahora Legolas jamás me amara... menos después de lo que tuve que hacerle por tu culpa...
- Yo... yo no te obligue a nada... no te obligué a herir a ese maldito elfo... ni a dejarlo... te podrías... te podrías haber ido con él... ese día... - jadeó Arad cansado
- Estúpido... ¿cómo pretendías que volviera con Legolas después de lo que me habías hecho? ¡No lo merezco más! ¡Tu me... tu me denigraste... ya no merecía ser su mujer! Él... él es un ser puro... no se merecía alguien como yo... ¡y eso tú lo sabías! ¡Por eso te aprovechaste de mí! Eres asqueroso...
- No... no entiendo... por qué... por qué no lo hiciste antes... si tanto me odias...
- La verdad es que en un principio el plan era ese - explicó Galadwen, suavemente, con un tono de voz muy didáctico, como si le estuviera explicando algo evidentemente obvio - quería apuñalarte en la noche de bodas, pero como pasó un mes desde que volvimos hasta el día que nos casamos, alcance a descubrir que estaba embarazada... fue horrible, en un principio pensé que estaba embarazada de ti, y te juro que pensé en suicidarme, pero me di cuenta que la criatura no tenía la culpa de que su padre fuera un bastardo... decidí que dejaría pasar el tiempo... que me casaría... que esperaría a que naciera el bebe... y cuando nació... Erú... ese fue el único día de verdadera felicidad que he tenido... ¡la niña era hija de Legolas! Cuándo lo descubrí... y tu querías matarla... pero yo lo impedí, no dormí hasta que me asegure que todos la vieran, viva y sanita, así no podrías decir que nació muerta, como tuviste el descaro de proponerme... y me quede con ella... con esos ojitos azules... - Galadwen sollozó - aun... aun tenía algo de él... ¡nada me unía a ti! Excepto ese falso vinculo matrimonial... mi hijita no te necesitaba... eras prescindible... te mataría... pero me volviste a violar... como todas las noches, como aun lo sigues haciendo... ¡pasaron solo tres meses! ¡y me habías embarazado! Fue horrible. Y ya vez, nunca me recuperé del todo...
Arad estaba asustado, en realidad estaba horrorizado, ver la calma con que su mujer le decía todas esas cosas le hacía temblar, además del miedo que sentía al verse afectado por los sintomas que Galadwen había descrito. Del velador que tenía a un costado de su cama, tomó un vaso de agua, pero a pesar de que intentó mucho, no logró tragar una sola gota. Se comenzó a desesperar.
- Perdoname... a... amor - murmuro Arad, levantandose para ir hacía ella, aunque tan torpemente que cayó de rodillas. La vista le fallaba, todo era borroso
- ¿Perdonarte? - Galadwen soltó una risa breve, sarcástica - yo te odio, querido ¿Cómo pretendes que te perdone? Ay, Arad, que triste espectaculo das, todo vomitado, arrodillado pidiendo mi perdón...
- Ayughhh... - trató de suplicar él, cuando sintió como su corazón comenzaba a latir cada vez mas desbocado. Miró a Galadwen, que se había vuelto a sentar tranquilamente, y le susurró - hazlo por Arahad... nuestro hij...o
La mujer no hizo un sólo movimiento. Al parecer, pensaba Arad, se había casado con una mujer de entrañas de acero. Pero no, ella hizo un mohín de cansancio, se tomó el pelo en una cola y se le acercó
- Me convenciste, usaste un gran argumento... Ven, vamos al baño... ¿Qué? ¿pretendes que te toque? ¡Estás todo vomitado! Ugh... esta bien...
Galadwen lavanto a Arad del suelo tomandolo por el codo, tratando de no rozarlo siquiera.
- ¿Sabes por qué me convenciste, Arad? - le preguntó, acomodandolo frente a una especie de bañera - Por Arahad y sin quererlo, claro está, por Lothriel también. Para ellos sería terrible ver a su padre, por muy lamentable que seas, muerto a mí lado. además, esta el hecho de que yo jamás dormiría con un muerto... ¡y menos si está todo vomitado! Así que haremos lo siguiente, y por favor no protestes, yo me acostaré normalmente y me dormire, tú te quedarás aquí, muerto. Mañana yo me despertaré y veré el reguero de vomito y lo seguiré y, ¡Oh, horror de horrores!, ¡hallaré a mi maridito muerto! Gritaré y todas esas cosas. Tu muerte será un misterio y yo quedaré vengada ¿Qué te parece? Yo pienso que es un plan perfecto ¡y tu me ayudaste a crearlo! Vaya, si que eres un marido cooperador - dijo Galadwen con una sonrisa de alegria levemente infantil. Iba camino a su habitación, pero se giró - decirte, nada más para que te quede claro, que no lloraré por tí, lloraré todo lo que no he llorado a Legolas... y sólo para asegurarme me quedaré aquí hasta que te mueras.
Ella se apoyó en la pared y se cruzó de brazos para esperar. Vio impasible como su esposo sufría. Como boqueaba desesperado, tratando de respirar, hasta ponerse morado, y luego cómo le manaba la sangre de la boca, cuando se mordió la lengua por culpa de las violentas convulsiones. Hasta que todo se detuvó, Arad estaba inmovil en el suelo, sucio, con sangre y vomitos, pálido como la nieve. Galadwen se le acercó y le pateó el estomago para asegurarse..
- ¡Ah! Hoy se cumplen 6 años desde que me obligaste a abandonar a Legolas... Esa era la fecha especial... - Cuando ella comprobó que estaba bien muerto suspiró satisfecha y se fue a acostar
Ya en la cama, galadwen perdió toda su frialdad. Se arropó muy bien y se acurrucó, apoyando el menton en las rodillas. Y comenzó a llorar. Al principio sólo eran unas lagrimas tímidas, pero de a poco fueron subiendo su intensidad hasta convertirse en descontrolados sollozos y susurros entrecortados.
- Por Erú... - murmuró - por Erú... los mate... los mate... jamás... jamás podré ser digna para Legolas... nunca más
El calvario duró hasta la madrugada, hora en que comenzó a preparar todo para el espectaculo, y cuando calculó que ya estaban todos despiertos fue donde Arad. Gritó e hizo todo lo que tenía planeado y porsupuesto, nadie sospechó de ella. Y nadie mas que su hija Lothriel vio la sonrisa amarga de su madre cuando salía del cuarto, llevandose a Arahad y a ella de ahí.
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10 Años después
- ... Eso es todo... - suspiró la mujer, sin un sólo gesto de pena o arrepentimiento, si a los 25 no se había arrepentido no lo haría a los 35. Eso si, sonreía levemente al ver lagrimas en el rostro de su hija
- ¡Madre, por Erú!... esto es horrible - casi gritó Lothriel, y sollozó quejandose - ¿Por qué tenías que contarmelo a mí? ¿¡Por qué!?
- Bueno, ya estas grande, tienes 16 años, y además - dijo imperturbable - Tu eres hija de Legolas, eso debería explicarte por que Arad ni siquiera te tenía en cuanta, o por que tu no podías sentir cariño por tu supuesto padre, se que eso te preocupaba, como se supone que...
- ¡¡Cállate!! Madre, ¿Por qué eres tan injusta? ¡¡Podrías haberte guardado la historia y limitarte a decirme quien era mi padre!! ¿Por qué tenías que hacerme sentir tú miseria? ¡Yo no necesitaba saber! ¿Por que eres tan cruel? ¿Acaso pretendías que yo sufriera por tí?
- ¡No, por Elendil, no! - galadwen se había puesto muy pálida. La habían tomado por sorpresa las palabras de Lothriel y se sentía aterrada - no, no es eso... yo tan sólo quería que supieras la verdad... pense que te la merecías... yo no quise traspasarte mi... mi dolor...
- ¿Y que pretendes que haga ahora? - respondió ella más calmada, aunque en el fondo sentía un poco de miedo mezclado con piedad, era tan complicado todo lo que le había pasado a su madre
- Que lo busques... a tu padre... a Legolas...
Lothriel miró a su madre sorprendida. Definitivamente estaba mal...
- ¿Dónde? ¡ni siquiera sabría por donde comenzar!...
- Oh, si lo sabes, en Gondor ¿Dónde más? Podrías pedir audiencia con la Reina Arwen, ella es elfa y te entenderá, además, es amiga de Legolas
- ¿Cómo lo sabes?
- Al final de la guerra, en las celebraciones, Tú eras muy pequeña, tal vez ni siquiera habías nacido. Pero bueno, eso que importa...
- Si, pero... ¿Y si lo encuentro? - Lothriel sintió un nudo en su estomago - ¿Qué hago?
- Lo primero sería decirle que eres su hija, y después contarle todo lo que te he dicho hoy
La joven asintío nerviosamente. Tenía miedo, por un lado deseaba conocer a su padre, pero el viaje...
- ¿Y si no lo...?
- Lo encontrarás - respondió la mujer severamente
- ¿Pero cómo...?
- Lo encontrarás...
- Entonces... esta bien, iré...
En ese momento entraron un jovencito de 15 y una anciana
- ¡Mamá, Arahad! - saludó Galadwen - que bueno que han llegado. Lothriel nos dirá algo muy importante
- ¿Ah si? ¿Qué hijita?
- Ehhhhh... este... - Lothriel sintió miedo al ver a su abuela y a su hermano frente a ella, esperando. Se fijó en la mirada serena de su madre y se armó de valor - iré de viaje, a Gondor, a conocer a...
- La reina - interrumpió su madre sonriendo
- ¡¡A Gondor!! - chilló la abuela - ¡¡No se lo permitas, Galadwen! ¡Es una locura!
- ¡Oh, vamos, madre! Sabes perfectamente que ella cuenta con todo mi apoyo, así que ahorrate el griterío por favor
- A mí me parece bien - dijo Arahad, sin darle mayor importancia - y dime, ¿Cuándo te irás?
- Hoy mismo - contesto Lothriel decidida, saliendo del salón y dejando asombrados a su hermano y a su abuela.
Horas después ya estaban todos afuera, despidiendose
- Hija mía, aún puedes cambiar de opinión
- ¡No, abuela! Ya tome una decisión...
- Ahí viene mamá con el caballo - exclamó Arahad interrumpiendolas
- Listo, Lothriel, ya te puedes ir - dijo Galadwen pasandole las riendas
- Si, Adíos abuela, y por favor no llores. Adíos Arahad, cuidalas bien...
- ¡Claro que lo haré! Tu cuidate mejor...
- Suerte, hija - se despidió Galadwen, abrazandola, y le susurró al oído - Dile que me perdone por todo, y dile que aún lo amo...
- ... A... Adíos, mamá... - Balbuceó Lothriel. Las palabras de su madre la habían emocionado.
La chica saltó sobre el caballo y se alejó rapidamente, temerosa de poder arrepentirse. A medida que se alejaba, más ganas de emprender el viaje le daban. Pero en cuanto perdió a su familia de vista detuvo el caballo.
- "¿Y si no lo encuentro?" - pensó asustada, sintiendo como le flaqueaban las piernas y las ganas
Se pasó la mano por el rotro y el cuello, pasando a llevar su eterno cabello suelto, cubriendo, por supuesto, totalmente sus orejas. Ordenes estrictas de su padre. No, no su padre, Arad. Este pensamiento la llenó de una alegría sin sentido, y a pesar de que aun dudaba del exito que tendría se siguio sintiendo alegre, y para celebrarlo decidió hacerse una media cola, trenzandola para que no se desarmara. Al peinarse, rozó más de una vez sus orejas, y aunque ella misma pensará que era ridícula, sintió en ese gesto, en esas orejas, un nexo con su padre. Lo que le dio la certeza de que lo encontraría.
Lo encontraría.
Fin.
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¡¡AL FIN ÚLTIMO CAPI!!
Espero que aun haya gente que lea este fic. Deben saber que esta historia me costo muchisimo trabajo, ya que al ser la 1° vez que escribía no era nada fácil para mi encontrar un hilo, una idea que me permitiera seguir con la historia. Eso lo pudieron comprobar en los atrasos que tuve al subir la historia. En fin, darles las gracias por la infinita paciencia y por soportar todo eso (Dicese de faltas de ortografía, faltas de originalidad, faltas de una historia 100% buena, ese tipo de cosas). Ahora contestaré sus revius de los capitulos 7 y 8. Decidí ponerlos aquí al final, por que como era capitulo final, para darle realze a la historia ^__^
Sakura Shidou: Bueno, bueno. Me alegro de que el capi te haya gustado, y la verdad es que yo también me reí cuando escribía la parte de Vorthôn. Y como Arad te caía mal, espero que te haya gustado su final MWHAHAHAHAHA. Espero que este capitulo también sea de tu agrado. Mil perdones por la demora.
Tinuviel: Una sola cosa, si te fijas bien, el único medio lanzadote es Vorthôn, Legolas sólo se limita a acompañarlo y a declinar de las damas que desean ser sus 'amigas' Por otro lado, la anecdota sólo la escribí para graficar el caracter de Vorthôn, que dicho sea de paso, me encanto que te encantara, por que sabes que, me recuerda a un tal Francisco Guzman (por lo suelto jojojojojo). Bueno, espero que aunuqe la participacion de Legolas se hace cada vez menor igual pienses que no lo he cambiado tanto, por que esa tampoco es la idea. No te voy a responder el reviu telefonico del capi 8 porque no me acuerdo de lo que me dijiste. Y te rogaría que me mandarás mail mas extensos. QUIERO SABER COMO LA ESTAS PASANDO no quiero micromail :___: mala. Deja reviu.
Misao Wood: Combinaré tus revius de los capis 7 y 8 y los responderé de una sola vez ¿ya?Es que soy muy vaga. Aquí voy. No sé si este capi será mas largo... aunque tal vez si sea R... por lo de la sangre... aunque nah. Y me alegro que te guste Vorthôn por que opino igual a tí. Si son todos tan regios no tienen por que ser tan seriotes pero en fin...Galadwen dice que aunque no le partió la cara a Arad, ni lo apuñalo en la primera noche, espera que hayas quedado conforme con su desempeño. Y Arad... él no pudo recibir tu mensaje jejejejeje... ^_^U. Espero que el capi 8 no haya quedado muy enredado y es que quise escribirlo así para darle mayor emoción, y tal parece que me resulto ¿No? Y sobre Arwen JEJEJEJEEJE, esa era la impresion que quería dar, pero no te preocupes, me asegure que fuera un amistoso beso. (si no, ya se las vería conmigo) Mil perdones por la tardanza, espero que te haya gustado el final. y espero que te haya gustado el pedazo de reviu que te deje.
The Balrog of Altena: Epero haberte sorprendido!!!! por que lo que paso no era lo que te esperabas, y bueno, no se si catalogarlo como final feliz... No sé que opinaras tu... Vorthôn dice que esta esperando una chica que lo ame, así que ya sabes ^,^ Mil mil mil millones de disculpas por la tardanza.
Lady-Eloane: Estoy muy contenta, me gusta cuando a las personas les gusta lo que hago. Muchas gracias por lo de mi forma de redactar, y sobre poner a otros personajes ^//////^ Bueno, al ser mi primer fic decidí hacerlo simple, y enfocado en los personajes principales, para que me resultaran bien, aunque se que de esta forma la historia quedo un poco plana. En el fic de humor que estoy escribiendo incluyo a mas personajes y es mas dinamico. Pero este proyecto era mas humilde. Ojala que te siga gustando así, y espero que la horrible y larga y irresponsable espera haya valido la pena, me salio verso sin ningun esfuerzo. Mil perdones por la tardanza.
Níniel: ^////////^ Me alegro de que hayas disfrutado el fic. Yo también deseaba escribir este último capitulo, como para cerrar la historia, y saber que les pasaría, o como sería la vida de la Sra. Galadwen. Ojala que hayas quedado conforme. Mil perdones por la tardanza.
Polita Hermosa: ¬_¬ supongo que 'Maldita Enferma' no es un sinonimo de 'Eres Genial' Lo que si me asegura que quedaste mas que enganchada y eso me alegra ^__^ Espero que hayas ido al doctor por lo de tu insomnio y por favor, PERO POR FAVOR , no llames al niño top, me da un miedo horrible :________: Mil perdones por la tardanza.
Ya está, eso es todo. Decirles por última vez que espero que les haya gustado el capitulo y el fic en general y también espero que Orlando Bloom se la piense bien y venga a hacerme compañia (sin importar lo que diga cierta misao que estoy segura de que es mentira xp)
BESSSSOSSSS
Eärwen Holly!!
