Capítulo 7:

Slytherin reta a Ravenclaw



Severus estaba de un humor terrible. No es que siempre estuviera dándole vueltas a las cosas e irritable, sino que estaba particularmente agitado después de haber sido convocado al despacho de los directores. Especialmente después de clase. La última clase con los de Gryffindor era suficiente para ponerlo de los nervios y el resto de su rabia no había aún expirado. Se deslizó barriendo el vestíbulo hacia el despacho de Dumbledore, su túnica ondeando locamente detrás de él.





Lorien trató de mantenerse centrada en su trabajo. No había visto a Remus a parte de en la cena en los anteriores días pasados, y no estaba segura de cómo reaccionaría cuando se lo encontrara a solas otra vez. Se sentía nerviosa y entusiasmada a la vez, y pensó que sería probablemente mejor tener un poco de tiempo para sí mismos.

Un golpe en la puerta llamó su atención y levantó la vista para ver a una mujer de largo cabello negro entrar. Era Sinistra.

"Oh oh."

-Buenas tardes, Lorien – la saludó.

-Buenas tardes – respondió Lorien cautelosamente.

-¿Cómo está, querida?

-Bien. ¿Y usted? – Lorien, por dentro, balanceó los ojos.

-Bueno, bueno. ¿Así que cómo le vas las cosas aquí en Hogwarts, querida? – preguntó Sinistra dulcemente.

-Muy bien, gracias – contestó Lorien.

-Bien. ¿Se las arregla para caminar alrededor del castillo sin perderse? – preguntó.

-Sí. Cada día mejor – respondió Lorien.

-Se las arregló par encontrar la torre de astronomía – Sinistra sonreía

con astucia.

-Erm... sí. Hay una buena vista desde allí – Lorien sonrió pero dirigió una mirada todavía cautelosa a la profesora.

-¿Está hablando de las estrellas, querida?

-Sí...

-O quizás está hablando de Remus Lupin – Sinistra se inclinó hacia la rubia bruja de una manera conspiratoria.


La boca de Lorien se abrió.

-Le aseguro que…

-Vaya, vaya – la interrumpió Sinistra -. Mis alumnos no estaban prestando atención, pero advertí que ustedes dos parecían estar muy cómodos la otra noche.

Lorien no supo cómo responder.

-No es que haya algo malo en eso – continuó Sinistra -. Quiero decir, él es gruado ¿no? ¿Qué bruja de su edad no se sentiría cómoda en un escenario tan romántico?

Lorien empezaba a enfadarse.

-Le sugeriría, no obstante, que buscasen un lugar mucho más privado – ronroneó -. Hay niños, ya sabe.

Eso era.

-Para su información, Remus y yo somos amigos – dijo Lorien enojada.

-Oh, estoy segura de que lo son, querida. Vaya ¿ya es la hora? Tengo que ir a reunirme con un alumno. Ha sido un placer hablar con usted – Sinistra le sonrió con dulzura y dejó la enfermería.

Lorien estaba furiosa.

"Calma. ¿Qué le importa a ella? Lo hizo sonar como si hubiéramos hecho algo horrible. En realidad no pasó nada."

Decidió ir a buscar a Sinistra y dejar las cosas claras. Tiró de la puerta para abrirla y salió al pasillo.

"¡Calma!", se repitió a sí misma, acelerando el paso y girando en la esquina.

Para la mala suerte de Lorien que Snape hizo lo mismo desde el otro lado en el mismo momento, y en un instante se encontró a sí misma despatarrada de un modo indigno en el suelo. Le llevó un momento aclararse la cabeza y darse cuenta que había colisionado con él.

"¡Estúpida y torpe!", pensó para sí misma.

Intentó ponerse de pie y entonces dio un grito al recibir un golpe de dolor en su tobillo.

Snape recuperó el equilibrio rápidamente después del impacto. La colisión que acababa de experimentar no mejoró su humor y descendió hasta la caída bruja mirándola.

-De todos los estúpidos, torpes… - se interrumpió al advertir que ella no se había levantado, sino que continuaba en el suelo agarrándose el tobillo.

-¿Se ha hecho daño? – aún había irritación en su voz.

-Me hice algo en el tobillo – dijo.

Era obvio que le dolía.

-¿Puede levantarse? – Snape le ofreció su mano.

-Eso creo – asintió Lorien.

Él tiró de ella para levantarse cuando le tomó del brazo.

-Lo siento, profesor. Ha sido culpa mía. Debería haber mirado por dónde i…

-¿Puede caminar? – su voz era suave.

-Sí, yo… - se interrumpió con un pequeño gemido cuando intentó apoyarse en la pierna lesionada.

-Tenga – Snape le ofreció su brazo -. Hay que llevarla a la enfermería.

Ella sonrió agradecida y contempló su brazo en el suyo. Lentamente, él la ayudó a cojear por el corto camino hasta la enfermería.

-Profesor Snape – dijo cuando él la ayudó a sentarse en el borde de una mesa de estudio -. Discúlpeme otra vez por…

-¿Estar en el sitio equivocado a la hora equivocada? – preguntó.

Era su manera de aceptar su disculpa.

Ella asintió, intentó examinar su propio tobillo y rápidamente se dio cuenta de lo doloroso que era acercárselo para estudiarlo. Lo dejó ir y gimió levemente.

Snape la observó mientras ella intentaba evaluar su lesión. No iba a pedir ayuda.

Se acercó a la mesa.

-¿Me permite? – Snape indicó su pierna.

Ella asintió y se apoyó en las manos.

Snape le subió un poco la toga, exponiendo su pie y su tobillo. Suavemente deshizo el nudo que mantenía el cuero unido y deslizó el zapato fuera de su pie.

Iba a examinar su tobillo lesionado cuando vio que las uñas de sus pies estaban pintadas. Azules. Azul Ravenclaw.

-¿Es un poco fuerte, no cree? – él frunció el cejo un poco, pero Lorien creyó advertir un matiz de diversión en su voz.

Sus manos comenzaron a investigar con delicadeza su tobillo.

-¿Qué? – preguntó.

-El esmalte de uñas, Srta. Desjardins – dijo con un signo de desdén.

-¿Qué hay de malo en él? – Lorien empezaba a sonreír.

-Es azul.

-No esperaría que usase el verde. ¡Au!

Había encontrado el lugar del dolor.

-¿Le duele? – preguntó.

-Sí. ¿No está roto, verdad? Creo que tan sólo es un esguince – dijo Lorien.

-Usted lo sabe mejor, pero no puedo encontrar indicación alguna de que sea una lesión grave – respondió Snape.

-Bien. ¿Puede preparar algo por mí? – preguntó Lorien de forma titubeante.

Snape accedió.

-Ese armario, el de allí. Coja una botella roja pequeña – le dirigió.

Snape se paró en frente de las estanterías que le indicaba y tomó una ampolla.

-¿De Freloux? – preguntó.

-Sí.

-¿Usted hizo éste? – sonó dubitativo.

Ella asintió.

Snape extrajo el tapón y olfateó el contenido antes de alargarle la botella pequeña.

-¿Y bien? – ella le miró expectantemente.

-Parece adecuado – dijo con regularidad.

-¿Es eso un cumplido? – dijo Lorien riéndose un poco.

Él la miró fijamente por un momento.

Lorien se bebió la poción.

-¿Se va a poner bien? – parecía haber una genuina inquietud en su voz.

-Sí. Gracias por la ayuda. La aprecio de veras, profesor.

-¿Y su tobillo? – preguntó.

-Oh, un pequeño hechizo de curación lo dejará como nuevo – dijo Lorien ligeramente.

-Muy bien.

Se dio la vuelta para marcharse y entonces se volvió.

-Dígame una cosa. ¿Le gusta el Quidditch?

-¿Por qué lo pregunta? – inquirió Lorien.

-Oh, por ninguna razón. Es sólo que el primer partido será dentro de unas semanas y creo que juegan Ravenclaw contra Slytherin – dijo con malicia.

-¿Y qué? – quiso saber Lorien.

Había un rastro de diversión cuando él habló:

-Pensé que quizás un pequeño trato haría las cosas más interesantes.

Lorien tenía curiosidad.

-¿Qué es lo que propone?

-Si Slytherin gana, deberá llevar los colores de mi casa para la cena en el Gran Comedor.

-¿Y si Ravenclaw gana? – preguntó Lorien.

-Yo llevaré los colores de su casa esa noche.

Lo consideró por un momento.

-De acuerdo. Acepto su trato.

Asintiendo con la cabeza levemente, se giró y salió de la habitación.

Lorien pensó que parecía contento cuando lo vio marcharse. Sonrió por un momento y entonces puso sus manos sobre su tobillo. Inspiró profundamente y se concentró…

Snape dejó la enfermería y caminó hacia el despacho del director otra vez. Caminaba deprisa, pero sus zancadas carecían de la ferocidad que cargaron antes de su encuentro con la enfermera de Ravenclaw.

Su mal genio de hacía veinte minutos se había desvanecido y había sido reemplazado por… diversión.

Pensó en el trato que habían hecho y resopló otra vez.

"Obviamente no ha visto a su equipo en los entrenamientos aún."

Se sonrió a sí mismo.

"Obviamente no ha visto a mi equipo entrenar aún."

Snape se puso serio al llegar a la gárgola de piedra.

-Duendecillos picantes – puso los ojos en blanco al decir con desdén la contraseña.

-Ah, Severus. Pasa – Dumbledore sonrió al joven mago de negra túnica que entró dentro de la habitación -. ¿Cómo estás?

-Bien. Disculpe por llegar tarde, pero tropecé literalmente con la Srta. Lorien en el camino.

Le llevó un momento al viejo mago para entender el significado de lo que Snape le había dicho.

-¿Tropezaste con ella?

-Sí. Me temo que choquemos al mismo tiempo.

Los ojos de Dumbledore se abrieron un poco.

-¿Ella está bien?

-Sí... ahora – respondió Snape.

-Severus, honestamente – le regañó el director -. Necesitas tener mucho cuidado con…

-Ella tropezó conmigo – dijo Snape irritado.

-Ya veo.

Dumbledore sonrió para sí mismo al imaginarse el arranque emocional de Snape cuando ella chocó con él.

-¿Quería verme? – dijo Snape con impaciencia.

-Sí, Severus. ¿Has escuchado algo más? – el anciano brujo estaba serio ahora.

-No – respondió Snape en voz baja.

-¿Me harás saber el momento en que lo hagas? – preguntó Dumbledore.

-Claro.

-¿Severus?

El mago del cabello de color cuervo lo miró.

-No tienes por qué hacerlo – el director estaba muy serio.

-Debo hacerlo – dijo Snape tranquilo.

-Severus, es muy peligros…

Snape suspiró.

-Ya hemos hablado sobre ello, Albus. Ya he tomado una decisión.

Ahora fue el turno de Dumbledore de suspirar.

-Lo sé. Muy bien. Manténme informado.

Snape asintió e hizo un además para marcharse.

-Por cierto, ¿qué tal te llevas con la Srta. Lorien? ¿Algún problema?

Dumbledore sabía que el maestro de Pociones se irritaba a menudo con Madame Pomfrey.

Snape sacudió la cabeza.

-Ella es… - hizo una pausa - ... agradable.

-Bien. Gracias, Severus.

Dumbledore lo observó marcharse y entonces suspiró otra vez. Se dio cuenta de que podría haber otro problema a mano. Probablemente no fuera aparente a alguien menos familiarizado con Snape, pero el director le conocía mejor de lo que se conocía a sí mismo a veces.

Él la había encontrado agradable. Según los estandartes de Slytherin, agradable era bueno, lo que era con probabilidad no bueno. Oh, él quería que los dos se llevasen bien, pero eso era… inesperado. Presionó sus palmas contra sus ojos. Sus pensamientos fueron a Remus Lupin y sintió un intenso dolor de cabeza. Nunca había nada aburrido allí.

Se levantó y bajó las escaleras, decidiendo que haría mejor yendo a ver si Lorien podía hacer algo con el dolor de cabeza que ella le estaba causando.



Lorien había pasado la tarde curando su propio tobillo, el intenso dolor de cabeza del directo, e invirtiendo un inmerecido hex de un alumno de sexto curso de Slytherin que había llegado a la enfermería con un gran número de setas saliendo de sus orejas.

Después de haberlo ordenado todo se dirigió hacia el gran comedor para cenar.

Estaba sentada en su sitio usual al lado de Sprout cuando vio a Remus entrando en el comedor. Se dirigió hacia ella al final de la mesa y Lorien se encontró a sí misma sonriendo y volviéndose hacia lo su compañera le estaba diciendo. La sonrisa se le desvaneció rápidamente al ver a la profesora Sinistra observándola. Lorien frunció levemente el ceño y miró a otro lado.

-Buenas noches, damas – era la voz de Lupin.

-Hola, Remus – Sprout le saludó con entusiasmo.

Lorien le sonrió.

-Buenas tardes, profesor Lupin.

-Srta. Lorien, me preguntaba si podía hablar con usted después de cenar.

Ella asintió.

-Por supuesto. Estaré en mi despacho.

-Bien. Iré más tarde – sonrió y fue hacia el otro final de la mesa.

Lorien vio que la profesora Sprout le estaba sonriendo.

-¿Qué?

-Oh, nada – Sprout siguió sonriéndole.

-¿Por qué está sonriendo? – preguntó Lorien, más insistentemente.

-Por nada, querida. Es sólo que ha habido rumores – respondió Sprout.

Los ojos de Lorien fueron inmediatamente hacia Sinistra para luego volver a Sprout.

-Hablaremos más tarde, querida – Sprout le dio una palmada en la mano.

En su despacho Lorien paseaba jugueteando con la llave en la cadena alrededor de su cuello mientras esperaba. Se sentó, se levantó otra vez y siguió caminando más. Finalmente, se sentó y se presionó las sienes con las manos.

Un suave golpe en la puerta.

Levantó la cabeza para ver a Remus de pie en el tramo de la puerta.

-Tienes cara de necesitar ir a ver a una bruja Nemorosi – bromeó.

-Hola, Remus – dijo ella con suavidad.

-¿Tienes un minuto?

-Sí, claro – se levantó -. ¿Te encuentras bien?

-Nunca estuve mejor. Lorien, quería hablar contigo sobre la otra noche en la torre – dijo.

-Ya veo. No malgastas el tiempo en ir al grano ¿eh? – ella no le estaba mirando pero Remus pudo distinguir una pequeña sonrisa.

-Supongo que no – titubeó -. Espero... – empezando dando un paso más cerca – que no hiciera nada que te ofendiera, Lorien.

Ella le miró.

-¿Ofenderme? No, no seas tonto. Claro que no – bajo la vista rápidamente de nuevo.

Remus se acercaba.

-¿Puedo preguntarte algo entonces? – su voz era suave mientras la observaba cautelosamente.

Ella asintió, dándose cuenta que su cara estaba ardiendo.

Remus le acarició la mano.

-¿Te importa?

-No – fue poco más que un susurro.

-Ya veo.

Sus dedos ceñidos a los de ella. Lorien se encontró rodeando los suyos.

-¿Lorien? – pronunció su nombre con suavidad.

-¿Sí?

-¿Te importa ahora? – preguntó.

Ella le miró.

-No…

Remus le soltó la mano, acercándose y poniendo sus manos a cada lado de su cara. Ella le permitió levantarle un poco la cabeza y entonces cerró los ojos y sus labios presionaron delicadamente los suyos. Ahora no fue sólo su cara la que se sentía arder.

Abrió los ojos un momento después de que él se separase y se encontró con él mirándola fijamente con aquellos ojos grises. Le sonrió, titubeando sólo un instante antes de colocar sus manos alrededor de su cuello.

-No creo que me importe – dijo con suavidad.

-¿Estás segura?

-No. No estoy segura – le estaba tomando el pelo.

-Bueno, vamos a ver si esto ayuda…

La atrajo hacia él y la besó profundamente esta vez, y cuando la dejó ir Lorien estaba absolutamente segura de que no le importaba.



Notas de la traductora:

Me en-can-ta este capítulo. De toda la historia es sin duda uno de mis favoritos. ¡Ya está, ya lo he dicho! XD
Maika Yugi: ¡¡Gracias por el review!! Ciertamente en inglés te puedes encontrar de todo y MUY buenas historias (como también muy malas ^^U)

Moon Dragon: ¡¡Gracias a ti también!! ^^