Nota de la traductora: Para todos los que estéis leyendo esta historia os recomiendo también que leáis el short fic "Decisiones" que es una precuela de este fanfic ^__-
Capítulo 11:
Hogsmeade
Harry se alegró cuando la lechuza llegó con otra carta de su padrino.
Querido Harry,
Gracias por tu última carta. Es una alegría saber de ti. Quería hacerte saber que es seguro que Snuffles te pagará una visita este fin de semana. Ya sabes dónde. A la una. Remus lo sabe.
Sirius.
Harry estaba entusiasmado. Un viaje a Hogsmeade significaba menudo un montón de
diversión, pero deseaba la llegada de ese fin de semana más que nada al saber
que tendría la oportunidad de ver a su padrino. Aunque Sirius le escribía
periódicamente, había pasado ya un tiempo desde que él y Harry se habían visto
el uno al otro.
Estaba ansioso de hablar con el profesor Lupin, y las clases de aquella tarde pasaban muy despacio. Cuando los alumnos de Gryffindor se dirigieron hacia su última clase del día, Harry pudo ver a Lupin muy cansado y pálido. Oscuros círculos reseguían sus ojos al encontrase con los de Harry, pero el profesor de Defensa estaba sonriendo.
Lupin dejó a la clase salir más temprano de lo normal. No estaba en condiciones para dar otra clase completa, y supuso que no tendría ninguna queja por parte de los alumnos.
Harry, Ron y Hermione se quedaron los últimos.
-¿Cómo vais vosotros tres? – les preguntó Remus.
-Estupendamente – respondió Harry.
Hermione frunció el ceño ligeramente.
-Profesor, perdone que le diga, pero no tiene buena cara. ¿Está usted bien?
Remus inclinó la cabeza hacia delante apretando el puente de su nariz entre sus ojos.
-Estoy bien, Hermione – sonrió débilmente -. ¿Recibiste una lechuza? – se volvió hacia Harry, que asintió.
-Bien, será bonito ver a Snuffles otra vez ¿a que sí?
Los tres asintieron al unísono y luego levantaron la vista para ver a Lorien entrando con un humeante cáliz en su mano.
-Bueno, si me perdonáis los tres, tengo algunas... uhm… preparaciones que hacer para esta tarde.
Los chicos entendieron exactamente a qué se refería y se dirigieron hacia la puerta. Hermione titubeó sólo por un momento y se giró mientras Harry y Ron continuaban caminado.
-Venga – la
llamó Ron.
Observó cómo Remus se bebió la poción que Lorien le había llevado y se volvió
para dejarles con una sonrisa después de haber visto a la bruja de cabellos
rubios alzarse para apartar con una caricia el cabello encanecido de sus ojos.
-¿Qué te pasa? – Ron vio a Hermione que sonreía cuando los alcanzó.
-Es tan bonito – dijo.
-¿El qué? – preguntó Harry.
-Lo de Remus.
-¿Que es un hombre lobo? ¿Estás loca? – preguntó Ron.
-No ESO. Vosotros dos no lo sabéis ¿no? – Hermione parecía arrogante.
-¿Saber qué? – preguntaron.
-¿Por qué los hombre no se dan cuenta de nada?
Harry la miró con curiosidad.
-Evidentemente no. ¿Qué es, Hermione?
Hermione les hizo señas para que se acercaran y le susurró:
-¿No os habéis dado cuenta el modo en como están juntos?
-¿Modo? ¿Qué modo?
¿De qué estás
hablando? – preguntó Ron con impaciencia. Miró a Harry interrogantemente para
ver si él había entendido a Hermione.
Harry parecía tan confundido como Ron en un principio para luego demostrar con su expresión que estaba empezando a comprender. Sus ojos se abrieron cuando habló:
-¿Lo crees de verdad?
-Estoy casi segura.
-¿De QUÉ estáis hablando? – Ron estaba empezando a frustrarse.
Harry se volvió hacia Ron.
-A Remus le gusta Lorien.
-Es guapa. ¿Y qué?
-No – continuó Harry con una significativa mirada -. A él le GUSTA ella.
Los ojos de Ron se expandieron.
-¡Guau! ¡No me
digas!
Hermione les contó aquella tarde en el césped y la otra noche en la cena después del partido de quidditch.
-¿Crees que a ella le gusta? –Harry estaba preocupado de que sólo fuera por parte de Remus.
-Apostaría por ello – sonrió ella.
Mientras los tres se alejaban juntos, Harry habló con un poco de travesura en su voz:
-Creo que, uhm, deberíamos informar a Snuffles sobre esto.
Lorien cerró la puerta.
Se sentó con la
espalda contra la gruesa puerta de madera y se preparó a sí misma mentalmente.
Pasaría dentro de poco. Sintió vergüenza ajena cuando pensó en lo que había
escuchado la última vez, pero era capaz de confortarse con el hecho de que al
menos ahora no tendría que pasar por eso él solo.
Con el pasar de las semanas, Remus se recobró bastante bien. El viernes por la tarde entre clases fue a buscar a la profesora McGonagall. Estaba en su despacho cuando él llamó.
Ella levantó la vista de su escritorio.
-Hola, profesor Lupin. ¿Cómo se encuentra?
-Bien, Minerva. ¿Y usted?
-Bien, gracias. ¿Qué puedo hacer por usted, Remus?
-¿Ha acabado ya el horario de los profesores?
-¿Para la supervisión en Hogsmeade? Sí, pero aún no lo he puesto.
-¿Puedo pedir un cambio?
-No veo por qué no. ¿En cuál?
-En el primero.
-Déjeme ver… Sinistra, Hooch, Desjardins… No creo que a ninguna de ellas les importe cambiarse con usted – cogió una pluma y notó que Remus parecía querer decir algo -. ¿Sí?
-Me cambiaré por Sinistra. ¿Está bien?
-Eso creo, déjeme ver...
-O Hooch, si es
más fácil.
-Sinistra aceptará – dijo haciendo el cambio -. Así, el primer turno serán usted, Hoock y Desjardins. ¿De acuerdo?
-Bien – le sonrió Remus -. Gracias, Minerva.
Remus se volvió y se marchó.
McGonagall regresó a sus escritos pero sólo un momento antes se dio cuenta de que él le había estado haciendo una petición en realidad. Sonrió para sí misma mientras continuaba escribiendo.
El equipo de quidditch de Gryffindor entrenaba duro normalmente, pero el entrenamiento se había intensificado desde la semana pasada cuando Slytherin ganó. Harry había estado volando mucho durante todos los entrenamientos para estar listo para el partido y quedó exhauste el viernes cuando el entrenamiento acabó. Y por no decir mosqueado. Se había visto implicado en una pequeña colisión con Angelina y se había pillado la mano derecha entre los mangos de las escobas.
Hizo una mueca de dolor al intentar flexionar los dedos mientras regresaba hacia el castillo. Estaban empezando a hincharse. Pensó que sería mejor hacerse mirar la mano lesionada y fue hacia el hospital.
Lorien lo escuchó entrar y salió de su despacho.
-Hola Harry. ¿Qué puedo hacer por ti?
-Hola, Srta. Lorien. Me he hecho alguien la mano.
-Déjame ver. Umm. Tienes los dedos bastante inflamados.
Tres de los dedos de Harry estaban ahora volviéndose de color púrpura.
-Vamos a ver si están rotos – le hizo sentarse y tomó su mano derecha entre las suyas. Pronunció una palabra que Harry no reconoció y pasó sus dedos a lo largo de los de él mientras se concentraba.
-Umm. Éste sólo
está magullado, estos dos están rotos.
Tendremos que arreglarlos.
-De acuerdo.
-Necesitaré que te relajes y te no te muevas. ¿Preparado? Puede que sea un poco incómodo, pero no te dolerá por un rato largo.
Harry vio como
cerraba sus ojos y se concentraba. Esperó a que los abriera y cogiera una varita
cuando sintió que sus dedos empezaron a calentarse. El calor pronto se
intensificó y los dedos de Harry le dolieron mucho. Pasaron varios minutos y
Harry se sintió definitivamente incómodo.
Justo cuando deseó que pasara se paró.
El dolor se fue
con el calor, dejando sólo una pequeña decoloración.
-¿Mejor? – le preguntó Lorien.
-Sí. ¿Cómo hizo eso? Nunca he visto a Madame Pomfrey hacer algo así.
-Bueno, Harry, hay muchas clases de técnicas médicas. Lo que pasa es que empleamos unas diferentes.
-Me sorprendí cuando sentí el calor. No esperaba que empezase cuando lo hizo. Es decir, esperaba que sacase su varita.
-No uso varita, Harry.
-¿También arregla huesos rotos peores sin una varita?
-Sí. Harry, yo no uso una varita nunca.
-¿De veras? ¿Nunca?
-No.
-¿Puede hacer también magia no médica sin una varita? – los ojos de Harry estaban como platos.
-Harry, muchos magos pueden hacer algo de magia sin la varita.
-Sí, pero ¿de veras usted nunca usa una varita?
-Sí. Soy una bruja Nemorosi.
-¿Una qué?
-Es una larga historia. Te la contaré algún día.
La puerta se abrió y Remus entró.
-Hola, Harry – dijo cuando Harry se marchaba.
Se dio cuenta de que el chico le estaba sonriendo de una extraña manera.
-Hola, profesor – se giró hacia Lorien -. Muchas gracias por arreglarme la mano.
Harry volvió a mirar a Lupin y sonrió pícaramente antes de marcharse.
De vuelta a la sala común de Gryffindor, Harry les relató todo a Ron y a
Hermione.
-¿Qué ella es una Nem-qué? – preguntó Ron.
Hermione se lanzó en una detallada descripción e historia de los Nemorosi que había leído en uno de sus frecuentes viajes a la biblioteca.
-Asombroso - gritó Ron.
Harry había estado mirando al espacio mientras Hermione estuvo hablando. Hubo varias veces en su vida en que habían pasado cosas mágicas sin tener la varita. Decidió que iría a ver a Lorien en algún momento para hablar con ella más.
-Bueno, se está haciendo tarde. Deberíamos ir a dormir – Hermione se levantó bostezando.
Los tres amigos fueron a la cama, cada uno con ganas de que llegase la mañana para viajar a Hogsmeade.
Remus y Lorien llegaron con Madame Hooch, el primer turno de profesores que estarían en el pueblo para hacer de carabina. Cada uno de ellos estaba contento de ser el primer turno para poder apartarse de sus responsabilidades y disfrutar del resto del día.
Remus estaba deseando pasar la tarde con Lorien, pero también estaba nervioso
por ver a su viejo amigo. Le había explicado un poco sobre él, peor aún no le
había contada que se iba a reunir con un convicto fugitivo. Había decidido que
se escaparía un rato para ver a Sirus y pensó si debería presentarlos.
A la una, el segundo turno de profesores llegó. McGonagall, Snape y Sprout llegaron para relevar a los primeros tres.
Lorien y Remus habían planeado encontrarse después de su turno en Dervish y Banges, pero él le había dicho que llegaría un poco tarde y que podía ir a dónde quisiera. Él la alcanzaría más tarde. Un poco después de la una, se dirigía hacia el final del pueblo.
El día de octubre había amanecido brillante y claro, y una leve brisa se había
levantado con la llegada de la tarde. Un enorme perro negro había estado
deambulando por las afueras de Hogsmeade cuando los alumnos empezaron a llegar
aquella mañana y ahora estaba tumbado con la gran cabeza greñuda apoyada en sus
patas, esperando. Ocasionalmente, mientras esperaba, se lamía la parte delantera
de su pata. La vieja herida estaba molestándole y le preocupaba de una manera
canina.
Justo sobre la una en punto olfateó el aroma que encontró en brisa y alzó sus
orejas a la vez que su cabeza.
Estaban allí.
Harry, Ron y Hermione giraron en la esquina del camino que habían seguido y se
toparon cara a cara con Snuffles. Hubo sonrisas por parte de los tres cuando el
enorme perro negro se levantó y trotó hacia ellos.
En un instante, el perro había desaparecido. En su lugar estaba Sirius Black, y
sonrió ampliamente al saludar a su ahijado. Harry se fijó en que parecía mucho
más saludable y que su largo cabello, aunque un poco despeinado, había sido
cortado.
-¡Harry! Qué bueno verte – le abrazó cálidamente -. ¿Estás bien?
-Sí. Es una alegría de veras verte, Sirius.
El hombre de cabello negro se volvió hacia Ron y le golpeó en la espalda cordialmente.
-¿Todo bien, Ron?
-Ya puedes apostar.
Ron le dio a Hermione un rápido abrazo.
-¿Y qué hay de ti, Hermione?
-Nunca estuve mejor – le sonrió hasta que se fijó en su mano.
-¿Sirius, qué te ha pasado?
-Pisé algo afilado. No es nada.
-Parece grave – Harry se preocupó -. Deberías habértela mirado.
-Le diré a Lupin que me la mire ¿de acuerdo? ¿Nos sentamos? – Sirius les indicó un lugar en el césped y los cuatro se sentaron juntos.
-Te trajimos comida – Harry le señaló los paquetes que llevaban.
-Estaba esperando que dijeses eso.
Sirius comió mientras los tres amigos hablaban, contándole todo lo que les había pasado desde la última vez que le vieron. Le explicaron el último partido de quidditch y cómo Slytherin había ganado. Él no dijo nada pero sus ojos se entrecerraron mientras masticaba.
Un súbito ruido en el camino les hizo levantar la cabeza. Harry, ron y Hermione
se levantaron de un salto cuando el enorme perro negro reapareció a su lado. Un
momento después, Lupin giraba la esquina y saludaba al grupo acercándose.
El perro
entrecerró los ojos por un momento y para sorpresa de los tres jóvenes de
Gryffindor se lanzó cruzando el césped.
Lupin vislumbró a los tres alumnos con el perro y les saludó con la mano
sonriendo mientras se acercaba al pequeño grupo.
La
sonrisa despareció rápidamente cuando vio al perro moverse.
Se abalanzaba sobre él.
"Está... ¡Oh no!"
Lupin no tuvo tiempo de actuar.
¡BUMP!
El perro lo golpeó justo en el pecho cuando saltó, haciéndole caer sobre su espalda. Se sentó encima de él jadeando muy cerca de su cara con la lengua fuera.
-¡Sirius! – gritó Lupin – Black… ¡déjame… ir!
Fue recompensado con un húmedo beso canino.
-…
Me estás... ¡aplas... tando!
El
perro desapareció, y en su lugar Black estaba arrodillado a horcajadas sobre su
amigo en el suelo, riendo.
-¡Lunático! Cuánto tiempo sin verte. Vamos a darnos un beso, cariño - Sirius hizo como si fuera a plantar un húmedo beso en el hombre lobo.
-Apártate de mí, Black – Remus pudo respirar un poco e intentó levantarse.
Los tres alumnos les rodeaban riéndose.
Sirius se levantó, tirando de Remus de la parte delantera de su túnica al mismo tiempo. Se puso serio y abrazó a antiguo amigo.
-¿Cómo estás, Remus?
-¿Además de las costillas rotas? Excelentemente. Contento de ver a un viejo amigo.
Los dos hombres caminaron hacia donde Harry, Ron y Herminone se limpiaban las lágrimas de sus ojos de las carcajadas.
Hermione dio un salto.
-Tienes que
mirarle la mano.
Señaló a Sirius.
-¿Qué es? Umm. Esto parece serio – Lupin observaba donde Hermino le había indicado -. ¿Pisaste algo?
-Sí.
-Te la has
estado lamiendo ¿no, Canuto?
Black parecía avergonzado.
-Bueno, ¡me picaba!
-Tendrías que habértela cuidado.
-Sí, lo sé. ¿Es que tengo que ir directamente a Sant Mungo? ¿No ves ningún problema con eso?
-Sé de alguien que podrían ayudarnos.
-No sé, Lunático. De veras que…
-Ella es de confianza.
Sirius miró a su amigo durante un largo rato.
-Vale. ¿Dónde tengo que ir?
-La traeré aquí ¿de acuerdo? Estaré de vuelta en tres minutos.
-Lupin. Hazle saber que va a tratar con un perro – Sirius desconfiaba aún un poco.
Remus asintió y se marchó.
-Espero que sepa lo que está haciendo – dijo Sirius inquieto.
Miró a los tres chicos y los vio sonriéndose los unos a los otros con complicidad.
-¿Qué? – preguntó.
-Nada – dijo Hermione, riéndose.
-¿Qué? ¿Qué pasa con vosotros tres?
-Es sobre Remus – dijo Harry, aún sonriendo.
Sirius supo que debía de ser algo bueno por la expresión en la cara de Harry. Había visto esa misma expresión en el padre del chico muchas veces para saberlo. Sus ojos se entrecerraron un poco.
-¿Qué le pasa a
Remus?
-Va a buscar a la bruja que te dijimos que está sustituyendo a Madame Pomfrey –
añadió Hermione.
-Y…? – les animó Sirius.
-Puedes confiar en ella – dijo Ron, con una mirada maliciosa.
-Y…?
-Es guapa – le informó Harry.
-Excelente. ¿Qué es lo que ibais a decirme sobre Remus?
Todos miraron a Hermione.
-A Remus le gusta.
Los ojos de Black se pusieron como platos.
-Espera. ¿Le gusta, o le GUSTA?
-Le GUSTA –
dijeron los tres a la vez.
Sirius era ahora el que sonreía maliciosamente.
Notas a los reviewers:
Lynn: Bueno, aunque Snape no aparece en este capítulo espero que igualmente te haya gustado *guiño* Corroboro tu opinión: Snape is perfect! (¿pq todos los "malos" son buenos en todo lo que hacen? ^^U)
Rakshah: Tranquila, no me he dado cuenta que me haces la pelota, nononono XD Sobre lectores/as, bueno, ya sabemos todas lo poco dados que son los hombres a leer historias románticas (siempre hay excepciones, claro) ^^U En cuanto a la virginidad de Remus parece que es algo que "da morbo", un hombre tan guapo, tan inteligente, tan paciente, tan simpático, que nunca ha estado con una mujer... *Irene empieza a deshidratarse* -- Ah! Soy de Terrassa así que no te preocupes por escribir en catalán (claro que ten en cuenta que yo no soy la única que lee los reviews ^__-)
Aspy: ¿Has empezado a leer por casualidad la segunda parte? *^^*
Melliza: *Irene prepara sus instrumentos psicológicos para hacer frente al deje psicópata de Mónica* ¡Otra fan de Snape!
Lechucita amarilla: (aka. Snape es suyosuyosuyo XD) Uhm, la verdad es que no soy celosa tranquila (igualmente me pido a Snape para una escena erótica, nada más XP). ¡He sido yo, yo he llamado "grasiento" a Snape! *Irene se mete rápidamente en su bunker* He empezado a leer tu fic de "Un secreto especial" (malvada, vas y te haces publicidad "subliminal" en mi historia XD) y verdaderamente hay estilo, es decir, escribes bien y eso es estupendo. No suelo hablar mal de los demás autores puesto que yo tampoco es que me vea una gran autora, pero hay fics e historias que verdaderamente dejan mucho por desear, puede que tengan una trama original pero hay que saber escribirla con orden y sigilo, cuidando la gramática y la ortografía y sin caer en lo simplón. No sé si me entendéis... ¡Ah, me gustaría que opinaseis todas sobre este tema!
Maika Yugi: Ya me hubiera gustado a mí que hubiera escena lemon... (*Irene es una gran fan del erotismo y la sensualidad*) Pero como ves hay que morderse las uñas... ^^U ¡Nytd nos lo deja todo para nuestra imaginación calenturienta! XD
Rinoa: ¿Que si puedo esquivar tus patadas? ¡Pues claro! *Irene hace una sonrisa forzada cubriéndose ciertos moratones* Y no es por ponerme un poco oscura pero... ¿ya sabes que en el quinto libro hay otra muerte? *música de película de miedo* Creo que podríamos empezar a apostar entre todas a ver quién creemos que es el próximo muerto: yo dudo entre Dobby y Pettigrew.
Hatsue: Yo también creo que lo de ser virgen le pega... Se dice que los lobos sólo tienen una compañera en la vida... Y lo de que Remus sea fiel a una mujer por el resto de su vida verdaderamente va con su carácter (o con nuestros propios deseos XD).
Gwen de Merilon: Soy rápida y mortal, querida Gwen XD ¡Una menos con quien luchar para conseguir a Snape! Pero bueno, yo ya tenía seguro que te ibas a convertir en mi enemiga número uno en lo que a "misión conseguir a Remus" se refiere ^^UU Sólo una cosa: Remus es /muy/ celoso...
Arabella: Me tenso porque tienes esa rara capacidad de leerme el pensamiento y adivinar el futuro ^^U Uhm, quizás serías la asistente perfecta de Trelawney ¿no? XD
