Capítulo 21:
Recuperación
Harry, Ron y Hermione fueron a la enfermería el sábado por la tarde. Encontraron
a Lorien sentada al lado del aún inconsciente Snape en una cama de hospital
donde lo había movido. Levantó la vista cuando escuchó la puerta cerrarse para
ver a los tres titubeando cerca de la entrada.
-Está bien. Podéis estar unos minutos – les dijo. Harry notó que parecía estar un poco más descansada que la última vez que la había visto.
-¿Cómo está? – le preguntó cuando se aproximaron.
-Mejor – Lorien sonrió ante la preocupación del joven mago -. Va a necesitar mucho descanso, pero se está recuperando.
-¿Se ha despertado? – preguntó Ron.
-Aún no. Puede que dentro de un rato – les sonrió otra vez -. Podéis ver que no está muy preparado para una conversación estimulante ahora mismo. ¿Podéis hacerme un favor? ¿Querréis los caballeros vigilarle por un momento? Hermione, ¿puedo hablar contigo en mi despacho?
Hermione asintió y envió una mirada asustada a Harry y a Ron mientras seguía a la mujer a la habitación pequeña.
Lorien se volvió hacia la joven bruja.
-Por favor, siéntate.
Hermione se sentó con la mujer cerca de su escritorio.
Lorien suspiró.
-Hermione, iré al grano. ¿Viste al profesor Snape besarme en la mazmorra la otra noche?
Hermione asintió.
-Ya veo. Como pensaba – dijo Lorien -. ¿Es eso lo que fuisteis a contarle a Remus?
Otro asentimiento.
-Está bien, Hermione – dijo Lorien amablemente a la bruja más joven, tratando de tranquilizarla -. ¿Pensaste que el profesor Snape estaba haciéndome daño?
-No lo sé. Sólo le vi agarrarla tan súbitamente – Hermione todavía parecía inquieta.
-Bueno, no lo hacía. No creo que hiciera nada para herirme, Hermione.
Él y yo
somos amigos – explicó Lorien.
-¿En serio? – Hermione encontró difícil imaginarse ser amigos del irritable profesor.
-La otra noche fue… un malentendido, eso es todo – le dijo Lorien a la joven bruja.
Hermione respondió lentamente:
-Oh.
-Y no tienes por qué preocuparte, ya se lo dije a Remus – dijo Lorien.
-¿Lo hizo? – Hermione parecía sorprendida.
-Sí.
-¿Se enfadó? ¿Qué fue lo que dijo? – preguntó Hermione con curiosidad.
-Eso, querida, es entre el profesor Lupin y yo – dijo Lorien con una sonrisa -. Pero vamos a decir que se desconcertó un poco.
Hermione estaba aliviada de que todo pareciese haber vuelto a la
normalidad, y sonrió a Ron y a Harry cuando salió del despacho con Lorien. Sólo
se quedaron por unos minutos más y decidieron que probablemente volverían
mañana.
Remus le trajo
algo de comer después de cenar al no haberse presentado en el Gran Comedor.
-¡Eres maravilloso! – se tiró de cabeza sobre el plato de comida.
-Me preguntaba si no habrías tenido oportunidad de comer – le dijo Remus.
-No y no me di cuenta de que tenía hambre hasta que tú me pusiste el plato delante – respondió ella.
-¿Todavía nada? –
preguntó.
Ella sacudió la
cabeza al tener la boca llena.
-Probablemente despertará pronto – inquirió Remus.
Lorien se encogió de hombros y continuó masticando.
Remus continuó sus preguntas.
-Pero está fuera de peligro inmediato ¿no?
Asentimiento enfático.
Sonrió.
-¿Qué tal si dejo de hacer preguntas hasta que hayas acabado de comer?
Ella le sonrió y asintió de nuevo.
-Muy bien.
Yo hablaré – dijo Remus
-. Sirius me contó más sobre lo que pasó anoche. Evidentemente eran tres
mortífagos los que le tendieron una trampa a Severus y uno de ellos lo apuñaló
después de desarmarle y golpearle.
Lorien frunció el ceño y siguió masticando.
-Cometieron el error de contarle lo de una redada planeada al Centro Auror en Halloween porque pensaron que irían a matarle.
-¿En serio? – tomó otro bocado.
-Y todavía es
mejor. Uno de los
mortífagos es un animago, Lorien. Sirius jura que nunca vio al mago usar la
varita. Estuvo a punto de matar a Severus sin ninguna.
-¿Un Nemorosi? Severus me habló de uno – sus pensamientos fueron hacia la historia que él le contó sobre Ursa -. Debe ser el mismo.
-Sirius dijo que le vio transformarse antes de que escaparan… en una enorme serpiente, Lorien.
Sus ojos se pusieron como platos y estuvo a punto de
atragantarse.
-¡Por la varita de Merlín!..
¿Lo dices en
serio?... Remus
¡la leyenda! – exclamó Lorien.
Remus
se encogió visiblemente de hombros.
-Lo sé. Debo admitir que es un poco espeluznante.
-¿Un poco espeluznante? Es terrible – dijo Lorien, bastante disgustada -. Debo
enviarle una lechuza a Perth por la mañana.
Se sentaron juntos en silencio por unos minutos. Finalmente Lorien habló.
-Remus, sobre hoy… Quería agradecerte otra vez por lo que hiciste. Sé que no debió de ser agradable.
Remus suspiró y luego respondió:
-Lorien, no me gusta ese hombre, pero eso no significa que quiera que se muera.
Ella asintió, comprendiendo a lo que se refería.
Remus se levantó.
-Tengo que ir a ver a Albus. Sirius vendrá conmigo para informarle sobre todo lo que pasó anoche. Vamos a tener que comunicárselo al Ministerio.
-De acuerdo. Te veré más tarde – le besó y regresó hacia donde
estaba su paciente cuando él se marchó.
No había pasado mucho rato cuando Lorien se sentó en el borde de la cama con el
nuevo número de la RAMBM. Se estaba preparando para una guardia de noche y se
puso cómoda en su asiento. Empezó a buscar un artículo que le interesara y
levantó la vista para comprobar la respiración de Snape. Regresó al artículo que
había escogido y empezó a leer.
Después de media página levantó la vista de nuevo y encontró a Severus mirándola. Ella le sonrió.
-Bueno, buenas noches.
-Ben notan – su voz era muy cansada y débil
-¿Cómo te sientes? – le preguntó ella.
-Como si hubiera sido pisoteado por un dragón – dijo roncamente.
-Bien, parece que te estás recuperando – dijo ella burlonamente.
-¿Estuve tan grave? – preguntó?
Ella se encogió de hombros.
-No te preocupes, ahora estás bien.
Snape miró un poco a su alrededor.
-¿Cuánto tiempo he estado inconsciente?
-Es sábado por la noche – dijo Lorien.
-Ya veo.
Lorien se puso en pie.
-Ahora mismo vuelvo – fue a los suministros médicos y volvió con dos frascos de pociones -. Como estás despierto, puedo darte esto.
-¿Dos? – ojeó los frascos que ella llevaba.
-Sí. Cuanto más
antes estés mejor más antes dejaré de darte la lata, así que acabemos con esto –
dijo Lorien con severidad.
-Está bien – respondió Severus, pensando que Lorien se parecían mucho a Poppy en ese momento.
Le ayudó a levantar la cabeza lo suficiente para beberse las pociones, primero el frasco rosa claro. Sabía que el segundo era para él dolor, pero preguntó sobre el primero.
-Es para la regeneración de la sangre – le explicó -. Definitivamente lo necesitas. De hecho, estuviste tan grave que necesitaste una transfusión cuando te trajeron. Dos unidades, pero aún sigues muy anémico.
-Ya veo – Snape empezaba a entender la situación -. ¿Quién…
-Sirius y Remus – respondió ella.
Hubo un largo rato de silencio en el que él permaneció con los ojos cerrados
contemplando aquello. Inspiró profundamente y sus dedos se agarraron al borde de
la cama hasta que sus nudillos se pusieron blancos.
-Inesperado – fue todo lo que dijo después y después la miró -. ¿Y necesitaré ahora preparar matalobos para mí también?
-No. Estoy segura que no – dijo ella con seguridad.
Aflojó su agarre a las sábanas e hizo un débil asentimiento. Empezaba a sentirse
cansado y las pociones empezaban a hacer su trabajo.
-Descansa un poco, Severus. Estaré aquí si me necesitas – apoyó
su mano sobre la de él mientras lo observaba desviarse hacia el sueño otra vez.
Lorien descansó sobre una cama cercana de la enfermería y se levantó a la hora
para estar segura de que todo había ido bien durante la noche. Dumbledore vino a
relevarla por la mañana temprano, y ella se permitió el lujo de una ducha y
cambiarse de ropa.
-Estuvo un rato despierto anoche – le contó al director antes de marcharse.
No fue mucho después de que el viejo mago se sentara que Snape volviera a despertarse.
-Buenos días, Severus – agarró suavemente la mano del joven mago.
-Albus – él apretó un poco la mano del director.
Dumbledore sonrió.
-Qué bueno verte, amigo mío.
-Lo mismo digo – respondió sinceramente Snape.
Ninguno de los dos dijo nada por un largo momento.
Finalmente, Snape habló.
-¿Cómo de grave ha sido, Albus?
-¿Lorien no te lo dijo? – el director parecía un poco sorprendido.
Snape negó con la cabeza.
-Esquivó el tema.
-Bueno, fue duro. Hizo que Sirius y Remus donaran sangre – le informó Dumbledore.
-Lo sé – respondió Snape con rigidez.
-También tuvo al señor Weasley y al señor Potter ayudándola. Fueron muy serviciales, te lo aseguro.
Snape elevó una
ceja.
-Un trabajo en
equipo – Dumbledore claramente estaba dando rodeos.
-Albus… ¿cómo de grave? – insistió él.
El director se puso muy serio. Levantó su mano con un diminuto espacio entre su pulgar y el dedo índice.
-Severus, casi te perdemos. De hecho, te perdimos por un minuto o dos... – titubeó por un momento y su voz estuvo tirante cuando continuó -: Si no hubiera sido por Lorien…
Se serenó a sí mismo y le relató los hechos de las pequeñas horas
de la mañana del sábado.
Snape escuchó muy cuidadosamente cuando el anciano le habló de los esfuerzos de
la bruja y del fénix y asintió cuando terminó.
-Parece que le debo mi gratitud a un número de personas y mi vida a la señorita Lorien.
-Esencialmente – dijo Dumbledore.
Cuando Lorien regresó pudo ver que Lorien estaba hablando con Severus, quien aparentemente había despertado otra vez.
-Por el color pareces estar mejor. ¿Cómo te sientes hoy? – le preguntó aproximándose al lado de la cama.
-Como si hubiera sido estrangulado por un troll – le contestó Snape, con un poco de sarcasmo ribeteando su voz.
-Excelente. Estás haciendo más progresos – intercambió una sonrisa con el director.
Lorien cogió dos
frascos.
Snape frunció el ceño.
-Aún no has salido del todo. ¿Crees que puedes sentarte? – le preguntó.
Él asintió pero gimió cuando ella y Dumbledore le ayudaron a levantarse y lo hicieron apoyarse en los cojines detrás de él. Bebió con reticencia las pociones que ella le entregó.
El viejo mago dijo:
-Le he estado contando a Severus todo lo que ocurrió ayer.
Ella los miró fijamente durante un rato y entonces se retiró para
deshacerse de los frascos vacíos, sintiéndose un poco incómoda.
La puerta se abrió y Lupin entró. Pudo ver que Dumbledore y Lorien estaban al
lado de Snape, el cual estaba despierto y sentado.
Se acercó al lado
de Lorien.
-Severus. Qué bien verte despierto – dijo Remus cortésmente.
Los ojos negros de Snape se cruzaron con los grises de Remus.
-He oído que tú eres parte de la razón de que siga aquí, Remus. Creo que te debo mi más sincero agradecimiento.
-De nada. Fue un placer hacerlo después de lo que tú haces por mí cada mes. Además, en realidad le debes a Lorien el mayor agradecimiento – dijo Remus, sin encogerse ante la mirada del profesor de Pociones.
Snape se volvió para mirar a Lorien.
-Lo sé – fue todo lo que dijo.
Ella sonrió un poco pero pudo sentir que su rostro se enrojecía.
A Remus no le gustó el modo en que Snape la había mirado.
-Es una bruja increíble ¿no crees, Severus? – deslizó su brazo
alrededor de los hombros de ella casualmente mientras ella reía un poco incómoda
con todo el escándalo. No pudo verlo, pero Lupin notó el breve entrecerramiento
de ojos del otro mago.
-Bastante – respondió Snape, una vez más encontrándose con la mirada de Lupin.
Lupin desvió la mirada pero sólo para hablarle a la bruja rubia.
-¿Puedo hablar contigo un momento?
Caminó con él un corto recorrido a través de la habitación.
-¿Cómo estás? ¿Necesitas algo? – le preguntó.
-No. Estoy bien, gracias – respondió ella.
-¿Cómo está Severus? – Remus miró en dirección al mago que se estaba recuperando.
-Mejor. Estará fuera de la enfermería en poco tiempo – dijo Lorien.
-Bien – la repuesta de Lupin fue quizás un poco más entusiasta de lo que había querido -. Quiero decir, es una alegría que esté recuperándose tan rápidamente – se apresuró a añadir -. Bueno, voy a desayunar. ¿Quieres tomarte un respiro y venir?
-Aún no – respondió ella.
-De acuerdo. Asegúrate de descansar un poco también – le instruyó -. ¿Te veo más tarde?
-Sí – ella le sonrió, pero se sorprendió cuando él la besó
firmemente antes de irse.
Snape observó al hombre lobo caminar por la habitación hablando con Lorien, y sus ojos se entrecerraron otra vez ligeramente cuando le vio besarla. No había oído lo que el director acababa de decirle.
-… arreglar el horario de clase.
Snape se volvió para mirarle.
-¿Qué?
-Dije que tendremos que arreglar el horario de clases. Los otros profesores están teniendo algunas de sus clases en las horas de tu clase, podrás duplicar las sesiones de clase al final de la semana si te encuentras mejor – le explicó Dumbledore.
-Bien.
Lorien volvió al
lado de los dos magos.
-Director, con todos mis respetos.
-¿Me estás echando fuera? – él sonrió.
-Sí. Necesita reposo – le devolvió la sonrisa a Dumbledore.
Snape habló antes de que se marchara.
-Albus ¿qué pasa con el ataque?
La expresión de Dumbledore se puso más inquieta.
-Le he enviado a Fudge una carta ya. Sólo espero convencerle de que esto no es un rumor descabellado, y que se lo tome con seriedad.
Snape asintió y el director se marchó.
Lorien habló primero cuando el viejo mago se había ido.
-Severus, ¿fue el mago Nemorosi el mismo que mató a Ursa?
-Sí. Su nombre es Ian Fincastle – respondió Snape.
Un tenue reconocimiento cruzó su mente.
-Remus dijo que era una animago. ¿Una serpiente?
-Sí – vio la expresión inquieta en su rostro, pero se sorprendió ante el tono de alivio de su voz.
-Ya veo – dijo suavemente.
-¿Cuál es el problema? – preguntó.
Ella le contó la leyenda.
-Muy interesante – respondió. La vio sonriéndose a sí misma un poco -. ¿Qué?
-Por largo tiempo estuve preocupada de que la leyenda me concerniese a mí – le explicó su lucha ante la decisión de convertirse en animaga, cómo Sirius le había estado ayudando y los progresos que había hecho.
Snape escuchó cuidadosamente pero no dijo nada. Los dos advirtieron el momento de embarazoso silencio. Sus ojos fueron hacia los suyos y habló suavemente.
-Lorien, creo que te debo un gran agradecimiento – empezó.
-Por favor,
Severus. Estaba
haciendo mi trabajo. Cualquiera en mi lugar habría hecho lo mismo – Lorien trató
de restarle importancia.
-No estoy seguro – respondió Snape -. ¿Crees realmente que alguien habría
luchado tanto para salvar a un mortífago, antiguo o no? No, creo que es sólo por
lo que tú hiciste que estoy vivo. Tengo una deuda contigo, Remedari atora.
Acarició su mano, pero sólo ligeramente. No quería hacerla sentir más incómoda.
Ella habló con suavidad sin mirarle.
-Quizás tengas razón – dijo -. Supongo que es porque sé que vales
la pena.
Él se acercó y le alzó la barbilla para que sus ojos se encontraran con los de
él.
-¿En verdad crees eso?
Ella se enfrentó a su mirada.
-Sí.
-Gracias – dijo él en voz baja y la soltó.
Lorien cambió de tema rápidamente.
-¿Te sientes bien para comer?
-Sí – dijo en
serio.
Mandó a un elfo
doméstico y le pidió que les fuera a buscar el desayuno.
Severus habló otra vez cuando el elfo doméstico se marchó.
-¿Sabes lo que me gustaría?
Ella le miró interrogantemente.
-Salir de esta cama por unos minutos – dijo.
-¿Crees que puedes hacerlo? – le preguntó ella.
-Si me ayudas – dijo, un poco con reticencia al admitir que necesitaba ayuda.
-Por supuesto – dijo Lorien -. Espera un minuto.
Rápidamente movió una pequeña mesa y dos sillas cerca de la ventana soleada y
luego volvió al lado dela cama con una bata negra.
Él alzó una ceja.
Ella le sonrió y se encogió de hombros.
-Hice que los elfos domésticos la trajeran, y también eso – señaló el gris camisón que él llevaba.
El asintió dándose cuenta de que ella debía haberse deshecho de
las ropas empapadas de sangre y haberlo vestido de esa manera. Le ayudó en el
borde de la cama y puso un brazo a su alrededor aguantándole mientras él se
levantaba. Snape vaciló un momento y ella lo sujetó hasta que estuvo de pie. Con
cuidado lo dejó ir y lo ayudó a ponerse su bata.
-Así está mejor – bromeó ella una vez que él estuvo vestido de negro nuevamente -. ¿Puedes caminar hasta la ventana?
Severus midió la distancia.
-Sí. Creo.
Caminó con él hasta la ventana y le ayudó a sentarse, notando que
hizo una mueca de dolor al sentarse. El elfo doméstico volvió con suficiente
comida como para cinco personas y la dejó sobre la mesa. Lorien se sentó en la
silla opuesta y compartió el desayuno con el mago. Conversaron sobre el ataque
en Halloween y el estudio de licantropía que ella había estado leyendo en la
revista.
Supo que estaba cansado cuando le ayudó a volver a la cama y él se apoyó en ella
más pesadamente.
Se durmió al poco tiempo.
Notas de la traductora:
¡Bienvenidas a los nuevos lectores que acaban de incorporarse al fic! Reparto besos para todos y pocas palabras más *Irene más escueta que nunca*, tan sólo saludar de nuevo a mi querida profesora de Adivinación Arabella Figg que está otra vez en casa ^^
¡Disculpas por la tardanza!
