Capítulo 29:
La escalera del oeste
Lucius Malfoy subió corriendo el último tramo de escaleras y entró en el
vestíbulo del ala oeste del décimo piso. Inmediatamente vio a Fincastle viniendo
desde el vestíbulo hacia él.
-¿Has encontrado algo? – preguntó impacientemente.
-No. Tenemos que ir al ala este – respondió Fincastle.
-No hay tiempo,
Ian. Tenemos
compañía – señaló la escalera detrás de él.
-¿Guardias? – preguntó Fincastle.
-No. Snape y dos más – dijo desdeñosamente Malfoy.
-¿Snape? ¿Lo dices en serio? – los dos hombres caminaban ahora rápidamente por el vestíbulo.
-Sí. Hay una bruja y un auror con él – informó Malfoy.
-Entonces no ha abandonado. Debe haber sobrevivido por los pelos a nuestro
último encuentro – dijo Fincastle con incredulidad.
En ese momento,
el trío mencionado llegaba al final de las escaleras.
-¡Allí! – Moody señaló a los dos mortífagos a lo lejos del vestíbulo.
Los dos hombres enmascarados corrían cada uno en una dirección diferente hacia la siguiente travesía.
-Maldita sea.
Se han separado
– maldijo Snape aunque sabía que lo harían.
-Vosotros id por él, yo iré por éste – dijo el joven Moody y corrió detrás de Lucius Malfoy antes de que Snape pudiera detenerle.
Se volvió hacia Lorien.
-Deberías ir a ver si puedes localizar a Fudge y sal corriendo de
aquí si no lo encuentras.
-¿Qué
crees que vas a hacer? – preguntó ella.
-Voy a por Fincastle – dijo Snape.
-Severus, déjale ir. No vale la pena – dijo Lorien.
-No. Es necesario que lo detenga, Lorien – Snape era firme.
Lorien intentó razonar con él.
-Es muy peligroso. Debemos marcharnos. Los guardas del ministerio estarán aquí enseguida.
-Se habrá ido para entonces – Snape empezó a caminar en dirección a la que había visto ir a Fincastle.
Lorien se puso delante de él.
-Si vas yo también.
Abrió la boca para protestar de que era muy peligroso y entonces
pensó mejor en ello.
Finalmente
asintió y cautelosamente atravesaron el vestíbulo juntos.
Quizás Keath
Moody había parecido un poco sobreentusiasta cuando decidió ir tras el primer
mortífago, pero el joven auror entendía el riesgo que estaba tomando.
Lo que no
entendía era tras quién iba exactamente.
Malfoy dobló la esquina pegó su espalda contra la pared, enlenteciendo su respiración para que el auror no pudiera oírle. Preparó su varita cuando el joven se acercó a él.
Moody se deslizó sigilosamente con la espalda pegada a la pared, acercándose despacio a la esquina. Se movió lentamente hasta que estuvo a un pie de donde Malfoy esperaba en la otra esquina. Ambos esperaban ver si cualquiera de los dos podía averiguar el paradero del otro.
El auror tuvo la sensación de que el mortífago hacía como que esperaba. No había escuchado pasos continuos ni golpes de puertas. No sabía dónde estaba exactamente. Se preparó para saltar.
Malfoy sabía que el auror se estaría acercando y lentamente alzó
su varita hasta el nivel de su pecho. Intentó lanzar un ataque al mago vestido
de azul en el momento en que éste hizo su movimiento.
Moody se tiró al suelo y Malfoy disparó justo por encima del auror cuando éste
cayó y se deslizó por el vestíbulo. Un trozo de la pared donde Malfoy había
fallado explotó y luego un segundo explotó cerca de su cabeza cuando el auror le
devolvió el disparo. El mortífago se arrojó fuera del camino como reflejo y
Moody tomó ventaja de la fracción de segundo de retraso para agarrar la pierna
del hombre. Tiró de él tan fuerte como pudo y Malfoy se desplomó en el suelo a
su lado, su varita resbaló por el vestíbulo.
Moody alzó su varita pero Malfoy fue rápido y se levantó para agarrar el brazo del auror. Una luz roja destelleó cuando el hechizo pasó inofensivamente por el hombro de Malfoy hacia el vestíbulo.
Malfoy agarró la mano de Keath con la varita con sus dos manos intentando girar la varita hacia su dueño. Desesperado al sentir que el mortífago le sobrepasaba en fuerza, Moody dirigió su mano libre hacia la cabeza del hombre. Ésta conectó, sorprendiendo y enfureciendo a Malfoy más, que se lanzó sobre el hombre a su lado en el suelo.
Los dos hombres rodaron una y otra vez por el suelo, luchando por controlar la varita.
Súbitamente, Keath estuvo encima forcejeando para apuntar con la varita a la cabeza de Malfoy. Le faltaba menos de una pulgada para conseguirlo cuando Malfoy dejó ir una mano, pero nunca llegó a completar el hechizo, la mano libre de Malfoy sacó el puñal que llevaba en su cinturón y apuñaló al auror en la espalda.
El joven auror apenas parecía sorprendido cuando se desplomó y Malfoy lo apartó de él con disgusto.
Lucius Malfoy se quedó de pie ante el hombre moribundo y le arrebató la varita de la mano.
-Patético – gruñó rompiendo la frágil madera por la mitad y tirándola de nuevo al suelo.
Recorrió el vestíbulo y cogió su propia varita del suelo, caminó hacia la puerta
al final del vestíbulo y subió las escaleras que conducían al tejado.
Keath Moody yacía en un charco de sangre que se iba ampliando
lentamente. Sus últimos pensamientos antes de que todo se oscureciera fueron
para su hermana.
Lorien pensó que nunca había estado tan nerviosa en su vida mientras abría las puertas buscando en las habitaciones con Severus. Cada vez que abrían la puerta de un cuarto vacío advertía que la tensión dentro de ella crecía más. No habían encontrado a nadie y las habitaciones se estaban acabando.
La siguiente puerta daba a un conjunto de despachos de múltiples habitaciones y Snape propuso que ella debería ir por la izquierda y él por la derecha. Irían en círculo y se encontrarían en la última habitación. Ella asintió silenciosamente y se movió sigilosamente hacia la habitación de la izquierda, parte de ella esperando no encontrarse al hombre, parte de ella esperando que Severus tampoco.
Snape preparó su varita al abrir la puerta de la derecha y dio un
salto al escuchar un ruido por encima de su hombro. Aunque se girase sabía que
había sido engañado por un hechizo de ruido y continuó de espaldas al otro lado
del umbral de la puerta justo cuando fue lanzado el segundo hechizo. Se las
arregló para esquivar la ráfaga de fuego que golpeó en el marco de la puerta,
pero el impacto le hizo caer al suelo.
Fincastle se acercó rápidamente donde Snape había caído en el suelo, pero no
tuvo oportunidad de acabar el hechizo al ser interrumpido por una ráfaga de
fuego que la mujer le devolvió desde el otro lado. Copió los movimientos de
Snape, apenas estaba claro qué era lo que quedaba de la puerta.
Fincastle se recuperó y levantó una mano, devolviendo rápidamente
el fuego a la mujer mientras Snape trepaba para ponerse de pie. Severus estaba
horrorizado cuando vio que no había manera de que Lorien pudiera moverse a
tiempo, haciendo una mueca de dolor cuando la ráfaga la golpeó. Se sintió
aliviado al ver que ella levantaba sus manos delante de sí misma y el fuego se
desviaba a cada lado. El hechizo de protección era de agua para combatir el
fuego.
El mortífago se metió en las habitaciones oscuras detrás de él llamando a Snape
con mofa.
-Vaya, Severus, veo que te has puesto de acuerdo con una bruja Nemorosi.
Snape fue cautelosamente tras él des pues de asegurarse de que Lorien le seguía.
-Ríndete, Ian. Te tenemos rodeado y los guardas del Ministerio estarán aquí pronto – gritó en la oscura habitación.
Fincastle se rió desde algún sitio de las profundidades de la habitación próxima. Continuó mofándose del mago vestido de negro.
-¿Rodeado? Si tú lo dices. Sabes, Severus, parecías muy preocupado cuando ataqué antes a tu amiga.
Lorien siguió a Snape, moviéndose cautelosamente hacia la voz del mortífago.
-Creo que te gusta, Severus – dijo la voz otra vez -. Qué lástima. Recuerdas lo que le hice a la última mujer que te gustaba ¿no?
Snape estaba furioso por dentro al recordad lo que le pasó a Ursa, pero era más la insinuante amenaza de las palabras de Fincastle lo que le enfurecían ahora. Luchó para contenerse. Sabía que el mago Nemorosi estaba intentando que hiciera algo precipitado.
-Lo recuerdo, Ian – dijo, más calmado de lo que se sentía. Se
detuvo a un lado del umbral de la puerta e hizo una señal a Lorien para que
fuera al otro lado, deseando que ella estuviera en cualquier otro lugar menos en
aquel cerca de la amenaza que presentaba Fincastle.
Fincastle continuó mientras los dos se posicionaban en el umbral de la puerta.
-Debo decir que tu gusto por las brujas ha mejorado. Es una lástima que no nos llevemos bien, Severus – ronroneó -. Podría tomarla prestada si lo fuéramos.
Snape contuvo su lengua con gran esfuerzo y miró a Lorien quien obviamente había encontrado la idea extremadamete desagradable.
-¿Nada que decir, Severus? ¿Puede que te gustase la idea de que me metiera debajo de sus ropas? – Fincastle intentaba enfadar a Snape -. ¿Puede que te gustase mirar?
-¡Es suficiente, Ian! – Snape estaba furioso, el odio hacia el hombre en la oscuridad ante él se había reavivado otra vez, ardiendo ahora como un encolerizado fuego. Lamentó al instante su reacción que confirmaría que aquella mujer significaba algo para él. Sabía que era un error, pero estaba decidido a que sería el único que cometería esa noche.
-Eso era lo que pensaba – comentó la distanciada voz de un modo divertido.
Snape supo entonces que Lorien estaba en peligro, y se movió cuando Fincastle
habló de nuevo.
-Qué lástima si algo le pasase a esssssssta.
Una enorme serpiente se lanzó hacia Lorien, pero Severus estuvo preparado esta vez y Lorien cayó derriba al suelo con Snape encima de ella cuando la gran serpiente salió disparada por la puerta.
Snape levantó la vista y vio que Fincastle había desaparecido. Se volvió hacia la mujer en el suelo, más aliviado que ella al ver la expresión perturbada que ahora tenía.
-¿Estás bien? –le preguntó levantándose. Le ofreció su mano.
-Sí – tomó la mano que él le ofrecía y Snape la ayudó a levantarse -. ¿Sabes que es la segunda vez esta noche que haces eso? – dijo Lorien, poniendo las manos sobre sus caderas.
Sus ojos se encontraron y entonces ella le miró con malicia.
-Vaya, no sabía que te gustase jugar duro, Severus – dijo
sugestivamente.
Snape abrió la boca pero no fue capaz de decir nada.
-Oh, por favor – dijo por encima de su hombro al volverse y caminar hacia la puerta -. No me digas que la idea nunca ha cruzado tu mente.
Snape la siguió sacudiendo su cabeza. Fincastle tenía razón.
Definitivamente le gustaba ésta.
Sólo había un lugar al que la serpiente podía haber ido en la dirección que había tomado.
-Tendremos que ir al tejado – dijo Snape al alcanzar a Lorien que estaba murmurando para sí misma -. Debe haber subido allí – dijo.
-Será mejor que haya desaparecido antes de que llegue allí – gruñó Lorien -. ¡Tomarme prestada, claro!
Fue el turno de Snape de sonreír con malicia caminando al lado de Lorien. Se inclinó de un modo conspiratorio.
-Lo sé ¿te lo imaginas? – Snape pasó delante de ella y habló por
encima de su hombro dirigiéndose hacia la puerta -. Como si fuera a dejarle
tenerte cuando yo no te he tenido… todavía –llegó a la puerta y Lorien titubeó
por un momento al darse cuenta de lo que él acababa de insinuar.
Ambos se pusieron serios en el instante en que abrieron
cautelosamente la puerta del tejado. El aire era frío y cuando se adentraron en
la noche el viento atrapó sus túnicas negras y empezó a tirar de ellos
repetidamente. No había muchos lugares en los cuales poder esconderse y Lorien
vislumbró a Fincastle casi inmediatamente.
-¡Severus!
– ya estaba corriendo cuando él vio hacia dónde se dirigía.
Habría ido con ella si no hubiera sido por la voz que escuchó detrás de él, proveniente de la otra entrada. Uno de los pocos sitios en los que alguién podía ocultarse.
-Mi viejo amigo – dijo Malfoy saliendo de las sombras -.
¿Cómo
estás, Severus?
Snape se encaró
a la nueva amenaza inmediatamente, mirando fijamente a su antigua amigo a los
ojos.
-Lucius.
-Todos nos preguntábamos si habrías sobrevivido a la última reunión – dijo sarcásticamente.
-Como ves, Malfoy, nunca he estado mejor – respondió Snape.
-Lástima que no sea para mucho – Malfoy levantó su varita en una postura de duelo.
Snape levantó la suya y los dos mortífagos se movieron en
círculo.
Lorien cerró el espacio entre ella y el otro Nemorosi antes de que se diera la
vuelta.
Se preparó cuando el mago se giró y se rió al ver que le había perseguido.
-¿Cansada de jugar con Severus ya? – le preguntó dulcemente -. ¿Has decidido finalmente que estarías mejor conmigo?
-No estoy jugando, Fincastle – gruñó Lorien.
-¿Ah no? Severus no nos presentó apropiadamente ¿no? Querida mía, estoy en desventaja – Fincastle era engañosamente cordial.
Lorien titubeó.
-Oh, vamos. Tu nombre, Sylvanesti – le sonsacó Fincastle.
Ella se lo dijo.
-Ah, sí. La protegida de Taber. ¿Qué diablos estás haciendo con
tales… compañías oscuras ahora? – se acercó más a la bruja Nemorosi.
No dijo nada
mientras él se acercaba y lo observó precavidamente. Sabía que tenía que
mantenerse en guardia mientras el mago estuviera hablando.
-¿Nada que decir? – preguntó Fincastle -. Bueno, entonces quizás ¿no te importaría bailar?
Se movió rápidamente e hizo un ademán de lanzarse hacia Lorien, pero ella se había sus manos hacia delante. La bola de fuego golpeó en una pared de agua y se apagó.
Lorien no vaciló y siguió el movimiento girando sus brazos
completamente sobre su cabeza para después llevarlos a los lados rápidamente
imitando unas grandes alas. El halcón de sombra nacido del hechizo de aire
descendió en picado hacia Fincastle con sus afiladas garras y él se echó a un
lado para esquivar la aparición.
Sólo le llevó un segundo recuperarse y atrajo su mano delante de él, invocó agua
y entonces lanzó el enorme carámbano que agujereó la forma del pájaro haciendo
que se desvaneciera.
Los dos Nemorosi caminaron en círculo de nuevo, mirándose el uno al otro y esperando a ver quién haría el próximo movimiento.
Fincastle habló con zalamera suavidad.
-¿Cansada de nuestro pequeño baile tan pronto? ¿Estás lista para hacer algo más... íntimo?
Los ojos de Lorien se entrecerraron y se preparó para el siguiente encantamiento.
-Muy bien,
querida – dijo suavemente -.
¿Entonces qué te parece un pequeño juego erótico?
Lorien no se esperó nunca la bofetada del revés que cruzó su rostro y la hizo
dar vueltas en el suelo.
Malfoy y Snape se observaron el uno al otro por un largo momento y entonces comenzó. La luz parpadeó enfervorizadamente cuando los dos magos intercambiaron y contrarrestaron dos hechizos cada uno en una rápida sucesión mientras anticipaban los movimientos del otro. Dudador y caminaron en círculos, cada uno respirando más rápidamente.
-Nos conocemos desde hace mucho, amigo mío – dijo Malfoy riéndose sin alegría.
-En efecto, Lucius – respondió Snape fríamente.
Malfoy se movió rápidamente e hizo explotar la sección del tejado
en la que Snape había estado, pero Snape lo había advertido una fracción de
segundo antes de que el agujero apareciera bajo sus pies y retrocedió de un
salto, asombrándose un poco.
Los ojos de Snape se entrecerraron. Le lanzó un hechizo de entumecimiento mental
a Malfoy quien sencillamente se las arregló para eludirlo poniéndose de lado.
Snape volvió con el mago oscuro para tenerle de frente a él.
-Buena recuperación, Severus. Qué lástima que tu amiga no parezca estar disfrutando tanto con su compañero – Malfoy parecía divertirse.
Snape sabía que era mejor no mirar hacia atrás, pero estaba
súbitamente preocupado por que los comentarios de Malfoy no fueran un mero
farol.
Lorien estaba sorprendida por el golpe pero logró mantener la suficiente
presencia de mente para volverse hacia atrás en el segundo en el que golpeó
contra el suelo. Trozos de tejado explotaron donde ella había caído mientras
luchaba por ponerse de pie. Consiguió apoyarse en una rodilla ante la siguiente
ráfaga y todo lo que pudo hacer fue bloquearla. Apenas lo había conseguido
cuando sintió el intenso calor contra sus manos.
-¿Rogándome más? Me siento halagado – dijo Fincastle acercándose hacia donde ella ella estaba.
Finalmente logró ponerse de pie pero perdió el equilibrio con las prisas y el mortífago se lanzó sobre ella de nuevo, el revés de su mano conectó brutalmente con su mejilla. Una vez más Lorien se estrelló contra el suelo. Cuando se puso de pie fue porque Fincastle la había agarrado del brazo y del pelo y la había levantado al mismo tiempo que pasaba su brazo tras su espalda dolorosamente. Pronunció el hechizo que ató sus manos y la maldijo para prevenir que se apareciese.
-Bien, Lorien, vamos a ver cuánto le gustas a Severus ¿de acuerdo? – le espetó Fincastle cogiéndola por el cuello y empujándola hacia delante.
-¿No vas a ir a ver? – Malfoy se estaba divirtiendo.
Snape hizo todo lo que pudo para mantener su atención en Lucius. Sabía que no sería capaz de ayudarla si no acababa aquello.
Malfoy atacó de nuevo lanzando dos nuevas maldiciones y Snape las eludió con los contrahechizos correctos una vez más. Severus sabía que estaban bastante igualados y necesitaba un modo para adelantarse. Fue entonces cuando tuvo la idea. Necesitaba que Malfoy le atacase otra vez.
-No eres tan rápido como solías ser ¿no, Lucius? – se mofó Snape del mortífago delante de él.
-¿Quieres que sea rápido? – dijo Malfoy arrogantemente. Pronunció la palabra del
hechizo paralizador que Snape había anticipado y sonrió malvadamente cuando el
hombre ante él se movió un poco más lento y fue rozado por la maldición. Snape
se tambaleó y cayó sobre una rodilla, dejando caer su varita.
Triunfalmente Malfoy entró a matar y levantó su varita, pero fue en ese instante en el que se dio cuenta de que las manos de Snape se estaban moviendo. No deberían de estar moviéndose si el hombre estaba paralizado. Fue el segundo en que él titubeó lo que le dio a Snape el tiempo que necesitaba para lanzarle el contenido de un diminuto frasco.
Lucius Malfoy se dio cuenta demasiado tarde que Severus Snape le
había engañado. El hombre había fingido ser golpeado y había caído sobre una
rodilla para sacar el frasco de su cinturón, y Malfoy gritó con furia al sentir
los efectos de la poderosa poción empezar a funcionar.
Snape contempló los efectos de su trabajo casero y se permitió una breve
sonrisa. La poción de encogimiento había funcionado inmediatamente y ahora se
encaraba con un mortífago de ocho pulgadas. Snape chasqueó sus dedos, conjurando
una jaula pequeña y empujó al furioso Malfoy dentro.
Cerró la puerta y
recogió su varita.
-Acostúmbrate a las rejas, viejo amigo – sonrió Snape
perversamente a su adversario y dio una patada a la jaula haciéndola rodar antes
de volverse y dirigirse hacia Lorien y Fincastle.
Notas de la autora:
Quedan dos capítulos…
Notas de la traductora:
Como me he tardado mucho en actualizar os ofrezco estos dos capítulos a la vez ^^ Sobre la descripción del Ministerio de Magia quizás muchos de vosotros ya sepáis cómo es, pero otros muchos no lo saben así que la imaginación sigue volando *guiño*
