Capítulo 31:

Otra decisión





Fue en la siguiente mañana antes de que el efecto de los medicamentos pasara lo suficiente como para que Lorien tomara consciencia otra vez de lo que la rodeaba. Abrió los ojos y miró a su alrededor lentamente. Se dio cuenta de que había alguien con ella y fue capaz de girar su cabeza lo justo para ver a Remus de pie al lado de su cama de hospital, mirando por la ventana.

Le llevó otro minuto o dos antes de que pudiera decir algo.

-Hola – dijo, consciente de lo débil que sonaba su propia voz.

Remus se volvió para mirarla, y al ver que estaba despierta fue hasta su cama y cogió su mano entre las de él.

-Hola. ¿Mejor?

Ella hizo un pequeño asentimiento.

Remus le sonrió.

-Es algo raro verte como paciente, para variar.

-Dime – croó.

-Los del hospital dicen que estarás fuera de aquí dentro de poco – le explicó.

-Bien – dijo ella con una expresión aliviada.


Remus sonrió.

-Fue un truco bastante ingenioso el que utilizaste en el tejado anoche.

Ella le sonrió.

-Gracias – dijo suavemente.

Remus se puso bastante serio.

-Lorien, no soy capaz de decirte lo contento que estoy de que estés bien – se sentó en el borde de la cama -. Cuando te vi caer, pensé… - su voz se cortó ahogada. Remus extendió el brazo y le acarició la mejilla mirando a sus ojos azules -. No sé lo que habría hecho si hubieses muerto – dijo.

Ella apoyó su mejilla en su mano y cerró los ojos.

-Está bien, Remus – hizo una pausa y entonces le miró -. Todo va a ir bien.

Remus finalmente le sonrió de nuevo y se inclinó para besarla tiernamente. Cuando se separó poco a poco, pareció pensativo durante un largo rato, y entonces finalmente suspiró.

-¿Adivina qué?

-¿Qué? – preguntó ella roncamente.

-Tengo una sorpresa para ti – dijo Remus, levantándose del filo de la cama.

-¿Qué es? – frunció el ceño cuando él levantó un dedo para indicarle que tenía que esperar un minuto y salió al vestíbulo.




Snape iba de un lado a otro fuera de la habitación de Lorien cuando vio a Lupin salir al vestíbulo a hablarle.

-Severus, está despierta – le dijo en voz baja.

Snape fue rápidamente hacia donde estaba Lupin y entraron a la habitación.




Lorien esperaba ver qué era lo que Remus estaba haciendo. Había ido al vestíbulo a decirle algo a alguien allí fuera, pero no se imaginaba a quién.

Quedó absolutamente sorprendida cuando el hombre de cabello negro entró a la habitación, y entonces súbitamente intentó desesperadamente ponerse en una posición sentada.

Snape iba a ir hacia ella, pero titubeó por un momento y dirigió una mirada al hombre a su lado cuando Lupin puso una contenedora mano sobre su brazo advirtiéndole.


Snape resopló y liberó su brazo yendo hacia donde Lorien había conseguido librarse en parte de la almohada.

Se sentó en el borde de la cama rápidamente y con delicadeza la ayudó a acabar de incorporarse, entonces la abrazó tiernamente. Estuvieron así por un rato hasta que ella finalmente fue capaz de hablar.

-Creí que estabas muerto – dijo, su voz ahogada en emoción.

-Ya veo la pequeña confianza que tienes en mí, Sylvanesti – su propia voz no era más que un suspiro.


-No es verdad – sonrió ella débilmente, y cuando él la acostó con delicadeza en la almohada cerró de nuevo los ojos.

Snape se levantó. No le habría gustado nada más que quedarse sentado a su lado pero decidió no interrumpir la tentativa tregua a la que él y Lupin había llegado por el bien de Lorien.

Volvió donde Lupin había estado observando, y notó que el hombre parecía menos que contento.

-¿Estarás pendiente de ella por ahora? – preguntó Snape.


-Sí – Lupin aguantó la mirada del hombre.

-Entonces volveré dentro de unas horas para tomar la segunda guardia – le informó Snape.

-Bien – dijo Lupin fríamente.

El profesor de Pociones dejó la habitación.



No muy lejos del vestíbulo, Kaneene Moody se sentó al lado de la cama de su recuperado hermano. Todavía tenía un camino por recorrer, pero iba a salvarse. Levantó la vista cuando llamaron a la puerta.

-¿Puedo? – Sirius apareció en el rellano.

-Sí, adelante – Moody parecía un poco sorprendida de verle -. ¿Te arriesgas a venir otra vez tan pronto?

-El Profeta publicó la historia hoy – le informó Sirius.

-¿Así que todos lo saben? – preguntó.

-Sí. A juzgar por algunas miradas sé que no todo el mundo lo cree todavía, pero el artículo está en el aire – le sonrió -. Gracias a ti.

-Tenía que hacerse. Enseguida. Ya has sufrido suficiente – la auror sabía cómo era Azkaban.

-¿Cómo está Keath? – preguntó Sirius, cambiando de tema.

-Mucho mejor – admitió ella.

-Bien – dijo Sirius.

-¿Y qué vas a hacer ahora, Black, ya que ya no eres un asesino convicto? – se burló ella.

-En verdad no lo sé. No estaba seguro de que este día llegaría – dijo suavemente.

Kaneene sonrió.

-Hablando de asesinos convictos, pensé que estarías interesado en saber que cinco mortífagos, incluyendo a Pettigrew, fueron a Azkaban esta mañana.

-¿Cinco? – preguntó Sirius.

-Sí. A Nott lo cogimos en las escaleras. Tu amigo Lupin atrapó a Crabbe y Goyle…

-¿Lunático lo hizo? – Sirius estaba impresionado.

-Sí, evidentemente él estuvo ocupado mientras tu me arrastrabas por el vestíbulo.

-¿Quién fue el quinto? – preguntó Black.

-Snape atrapó a Lucius Malfoy en el tejado… en una jaula – puso una mano unas ocho pulgadas sobre la otra -. Una poción reductora.

Los ojos de Black se abrieron.

-¡Vaya! ¿Malfoy fue a Azkaban?

-¿Te hace sentir bien por dentro, no? – bromeó Kaneene.

Sirius tenía curiosidad.

-¿Qué pasó con el que empujó a Lorien? ¿Escapó?

Kaneene se puso muy seria.

-Snape le mató.

-¿Va a ser eso un problema para Snape? – puede que Black hubiera sonado un poco esperanzado.


Ella negó con la cabeza, sabiendo que Fudge le debía a Dumbledore una gran deuda.

-Creo que lo dejarán como en propia defensa.






Lorien salió del hospital dos días después, y volvió a sus deberes en Hogwarts. Todavía estaba un poco agarrotada y dolorida, pero la mayoría de sus heridas se habían curado y estaba agradecida de no estar ya en tratamiento.

Era tarde aquella semana cuando los oficiales del Ministerio fueron a tomar declaración a Desjardins, Snape, Lupin y Black, y fueron entrevistados individualmente y después en grupo. Los cuatro supieron entonces lo que les había sucedido a cada uno en Hallowen mientras estuvieron separados.

Cuando acabó la última entrevista, Dumbledore entró en la habitación antes de que se marcharan.

-Quería hablar con todos vosotros juntos mientras tuviera la oportunidad – el director sabía que mantenerlos a los cuatro pacíficamente en la habitación otra vez por otro rato iba a resultar improbable -. No puedo dejar de deciros lo orgulloso que estoy de todos vosotros.

Los cuatro parecían un poco incómodos.

-Todos sois un gran ejemplo. Salvar a Fudge de las garras de Voldemort puede mostrar al público que podemos levantarnos contra él con éxito. Todos seréis elogiados por eso y por la captura de tantos hombres peligrosos, pero lo más importante para mí es el hecho de que todos regresásteis – el director miró de un rostro a otro -. Gracias a todos – dejó que el grupo se dispersara.




Lorien permaneció alejada de la habitación de Lupin la noche de luna llena. Sabía que Sirius estaría con él y sería demasiado incómodo en ese momento para todos ellos que ella estuviera allí.

Durante las siguientes semanas se mantuvo ocupada con sus deberes y evitó pasar tiempo con Remus o Severus. Los sonreía si los veía en el comedor o les hablaba cordialmente en los pasillos cuando se los encontraba. Pero su corazón estaba cargado con el peso de la decisión que lla sabía que tenía que tomar.

El problema era que ella estaba enamorada de los dos.

A un lado estaba Remus. El guapo Gryffindor le había abierto su corazón y le había confiado sus más íntimas dudas y miedos. Había estado allí para apoyarla en los momentos que necesitaba, un hombre sensible y bueno. A menudo se encontraba a sí misma riendo en su compañía, y habían pasado muchas noches en los brazos del otro.

En otro lado estaba Severus. El enigmático Slytherin la había fascinado al principio con su complicado pasado y admiraba su mente aguda y talento. Sabía que ella era una de las muy pocas personas a las que había dado su confianza, especialmente al mostrale el lado que la mayoría de la gente nunca sabría que existía más allá de su severo y a menudo irritable exterior. Él también había confiado en que ella hiciese su propia elección en el tejado del ministerio.

Era un dilema importante y uno de los que no sabía si podría resolver.




A comienzos de diciembre, la llamó el director.

-Gracias por venir, Lorien – dijo Dumbledore.

Ella le sonrió mientras él le indicaba que debían sentarse en los sillones del otro lado de la habitación en vez de detrás y delante de su escritorio.

-Quería hablar contigo ya que el final del curso casi ha llegado – empezó.

Lorien sabía que su estancia en Hogwarts casi había acabado, y tenía sentimientos contradictorios sobre su marcha.

El director observó su reacción mientras hablaba:

-Poppy me ha informado que será capaz de reanudar sus deberes después de comienzos del nuevo año.

Lorien asintió en silencio. Era lo que ella había esperado.

-Probablemente esté desando volver al trabajo – respondió.

-Creo que sí – sonrió Dumbledore -. Eso, creo, te deja a ti sin trabajo.

Ella se encogió de hombros y sonrió.

-Tengo una proposición para ti – los ojos azules centellearon.

-¿De verdad? – preguntó ella.

-Las cosas han estado ajetreadas últimamente, y tengo la sospecha de que quizás serían de gran necesidad tus servicios en los meses que vienen – dijo.

Lorien escuchó cuidadosamente.

Él le dirigió una sonrisa socarrona.

-¿Qué dirías de quedarte?

-¿Es en serio? – preguntó Lorien con sorpresa.

-Sí, pero tengo que decirte que me gustaría que hicieras algo más para mí además de trabajar con Poppy – dijo Dumbledore.

-¿Qué necesita de mí? – Lorien estaba ansiosa de escuchar lo que tenía que decirle.

-¿Considerarías dar clases un poco? – preguntó Dumbledore.

Lorien parecía desconcertada.

-Sé que has estado trabajando con Harry Potter, y me gustaría que continuases. Creo que hay otros cuantos alumnos que puede que se beneficien de tal enseñanza también – explicó Dumbledore.

Quiso decir que sí, de saltar ante la oportunidad de quedarse. Podía practicar la medicina y enseñar al mismo tiempo. Magia Nemorosi. Dumbledore vio su cara desmoronarse.

-No puedo – dijo tristemente -. Al menos no aún. Hay demasiadas...

-Entiendo, Lorien – dio Dumbledore amablemente -. Sé lo mucho que te gustaría quedarte. ¿Quizás reconsiderarías volver en otoño? Eso te daría una posibilidad de resolver tu conflicto presente.

Lorien enrojeció. El director sabía exactamente cuál era su conflicto.

-Está bien. Entiendo – Dumbledore le dio una palmada en el brazo tranquilizadoramente -. Debo decir que no envidio tu posición.

Lorien miró a los sabios ojos azules.

-Es tan difícil – susurró, intentando no dejar que sus emociones se le adelantaran.

Él asintió deliberadamente.

-Tómate tu tiempo, Lorien. Debes decidir que es lo correcto para ti – le sonrió cálidamente -. Creo que ambos podrán esperar un poco más.




Cuando las vacaciones llegaron y la mayoría de los alumnos volvían a casa, Lorien supo qué era lo que tenía que hacer. Tenía que dejar Hogwarts.

Necesitaba más tiempo para tomar su decisión y ver a los dos cada día no le estaba ayudando a decidirse. Necesitaba distanciarse por un tiempo y decidió que volvería con los Nemorosi para resolver su problema.




El día en que dejaba Hogwarts estaba nevando fuera, podía vislumbrar los copos de nieve cayendo perezosamente cada vez que pasaba por una ventana en su camino hacia las habitaciones de Lupin.

Llamó a su puerta y entró cuando le escuchó responder.

Estaba de pie delante de la ventana al otro lado de la habitación, contemplando la nieve caer, y se volvió cuando ella entró.

-¿Lorien? ¿Todo está bien? – preguntó.

-Todo bien – respondió ella -. Sólo he venido ha decirte adiós.

-¿Entonces te vas definitivamente? – preguntó.

Lorien respondió suavemente:

-Sí, por un tiempo.

-Entiendo – Remus sonrió un poco -. Te echaré de menos.

-Y yo te echaré de menos a ti – dijo ella.

Los dos se quedaron en silencio durante un momento y entonces él habló y alzó los brazos.

-Ven aquí.

Lorien fue hacia él y se apretó a su cuerpo mientras él la abrazó por un largo minuto.

-Cuídate, Remus – dijo, separándose y alejándose.

-Tú también – dijo él.

-¿Le dirás "adiós" a Sirius por mí? – preguntó.

-Apuesta que sí – le guió un ojo.

Lorien lo miró por un minuto más y entonces corrió de nuevo hacia él. Rápidamente le besó y salió por la puerta.


Remus se volvió lentamente para seguir contemplando la nieve.



Lorien fue a la mazmorra y llamó a la puerta de la habitación de Snape. Al no responder después del tercer golpe, retrocedió hasta su despacho vació y finalmente hasta su aula. Estaba vacía y Lorien dio media vuelta para encontrarse con Dumbledore en el rellano detrás de ella.

-No creo que lo encuentres hoy, Lorien – dijo suavemente.

-¿Por qué? Sólo quería despedirme – Lorien sonó un poco dolida.

-Él lo sabe. Creo que puede que sea algo demasiado embarazoso, incluso para Severus – sus ojos azules se encontraron con los de ella -. No es que no le importe.


Lorien asintió, entendiendo que Severus querría evitar una situación emocional ahora. Estaba bien. Así es como él era.

-¿Le diré que lo busqué? – le preguntó al director.

-Por supuesto. Le transmitiré tu adiós – dijo él.

-Gracias. Por eso y por todo – se dirigió al anciano y lo abrazó, después se dio la vuelta y se fue.

Dumbledore habló una vez más:


-Doth artou, Lorien.

Ella le sonrió simplemente y salió de las mazmorras.




Mientras Lorien caminaba por la nieve que había caído en los terrenos de Hogwarts, una figura vestida de negro la observaba marchar desde la sombra de la puerta. Sabía que no sería capaz de decirle adiós en persona, pero al menos tenía que verla.

Lorien se acercaba a la frontera y él pensó en lo mucho que su vida se había visto afectada por los recientes hechos, las invisibles marcas que habían sido dejadas en él por la bruja, el lobo y la serpiente. Estaba vivo gracias al lobo y había sido herido por culpa de la serpiente, pero definitivamente estaba mucho más afectado por la bruja.

Mientras Lorien desaparecía a través del torbellino de nieve blanca, Snape se volvió y se adentró en el castillo en un torbellino de ropas negras.


FIN.

N.T: Aquí termina la primera parte de la trilogía "Wandless Magic" de Nytd. Tardaré un tiempo en ponerme a traducir las siguientes continuaciones puesto que tengo bastantes proyectos en mente que merecen toda mi atención de momento (como mi propio fic ^^U)

¡Gracias por vuestra lectura y apoyo!