Ojos de Dragón – Capitulo 2
Capitulo 2
Oyó un silbato y se reunió con el resto del equipo, al minuto siguiente montaron en sus escobas y planearon por el campo, un abucheo coronó la escena y un gran aplauso por parte de toda la casa Slytherin, Rufus Blaise se codeaba sonriente con Mc Gonagall y le dirigía una mirada optimista a Dumbledore, contrastando con su seriedad habitual.
Florence vio al equipo de Gryffindor en frente con sus túnicas escarlatas que esperaban la señal para ponerse en acción. El capitán de Slytherin Jay Roderick mostraba su rostro más temible y le mandaba malas miradas al capitán de Gryffindor Scott Bishop, el silbato sonó y todos los jugadores se pusieron en posiciones, James Potter salió disparado tomando la Quaffle, mientras que el buscador de Gryffindor rodeaba el campo, Florence empezó a planear y puso en práctica su estrategia, iba planeando lentamente cuando aceleró sin previo aviso, dirigiéndose a los postes.
- No te la dejaré tan fácil – Dijo ella para si misma.
Fue a la máxima velocidad y el buscador de Gryffindor fue tras ella, para hacerle creer que perseguía la snitch, cosa que no era verdad. Le dio un montón de vueltas mirando hacia el frente y en una curva muy fuerte, viró a tiempo y sin más aviso el buscador de Gryffindor impactó con el poste de los goles, causando que se cayera de la escoba y que la multitud gritara enardecida de enojo. Florence siguió planeando no sin antes escuchar los comentarios e insultos del comentador del partido, un chico de Hufflepuff…
- Es obvio la jugada sucia de Harrington, no sabe de Quidditch, no se ha leído las reglas… - Dijo en un sonido amplificado haciendo que todos se burlaran de ella, el capitán del equipo Roderick más bien la felicitó.
- Ya empiezas a tomar nuestro ritmo, eh… Harrington.
Pero aquel elogio no detuvo a Florence de seguir buscando la snitch, buscaba en cada lugar y los ruidos de la multitud la aturdían. Fue cuando de repente vio un destello dorado, pero demasiado tarde, ya el buscador de Gryffindor iba tras ella, Florence salió disparada y lo logró alcanzar. A pocos metros logró adelantarlo, mientras el chico se quejaba y trataba de patearle la escoba, pero no pudo, sin previo aviso se lanzó furiosa hacia delante, tomando la Snitch y cayendo al suelo desde 10 metros, todos quedaron expectantes e incluso el buscador de Gryffindor quedó paralizado de miedo, Florence se levantó con un brazo fracturado y en el otro brazo la snitch dorada.
- Gana Slytherin, a pesar de la inmensa trampa, que todos hemos…
- Cállate muchacho – Dijo Blaise a tiempo y sonriéndole a los demás profesores.
Fue una alegría indescriptible, toda la casa Slytherin gritaba hasta más no poder y sus consignas eran igual de fuertes, Florence fue alzada por los demás estudiantes, todos celebraban, todos en Slytherin, menos una persona… Morgana Zewell. Fue la primera vez que Florence pudo saborear la gloria y la victoria. Muchos que antes le hacian malas caras en Slytherin, le saludaban y uno que otro chico le decía "Excelente partido Harrington". Pero el odio de las demás casa se hizo notar, la indiferencia y las caras largas aumentaron al igual que los comentarios grotescos
- Es una suerte, que magnifica jugada Harrington – decía Snape cada vez que se cruzaba con otro de Gryffindor. – Estás demostrando lo mucho que vales.
Pese a toda la energía positiva y el orgullo, Gryffindor le ganó a Hufflepuff de una manera muy ridicula, dejándolos en la cabeza con más de 200 puntos haciéndolos campeones, esto había enfurecido a todos los de Slytherin, que veían a los Hufflepuff como uno inútiles y a los de Gryffindor como unos oportunistas saboteadores, aunque la actuación de Florence siempre daba de que hablar ya que sabía jugar con acción, ágilmente sin romper ninguna regla directamente.
De nuevo llegaron las vacaciones y esta vez se mantuvo más comunicada, Eileen fue varias veces a su mansión, la habían pasado bien. Snape la había invitado a su modesta casa y ella accedió, sus padres no estaban muy convencidos y por eso no la dejaron ir, nunca supo porque sus padres no aceptaban ni le tenían confianza a Snape. Florence lo invitó a la suya, a escondidas de sus padres, pero a la final se encontraron en el bosque cercano a la mansión Harrington.
- Oye Harrington, si que has cambiado. – Dijo Snape con una sonrisa entre dientes. – Ya pasaste a Morgana, eres alta y…
- Callate pegoste cara de poste, no tienes fuerza. – Florence disfrutaba molestarlo.
- ¿Con que no tengo fuerza? Ya veremos – Snape salió tras ella para derribarla, pero Florence lo que hizo fue empujarlo, los dos cayeron en la grama.
- ¿Qué materias anotaste? – Snape parecía muy interesado.
- Adivinación y Runas Antiguas, siempre me ha dado curiosidad conocer ese montón de escrituras raras, debe ser interesante. ¿y tu?
- Aritmancia y Adivinación, Morgana me dijo que Adivinación era interesante así que no tenia nada que perder, no iba a perder mi tiempo con Estudios Muggles ni a ponerme a descifrar esas letras antiguas, realmente no tengo ánimos, ojala fueran mas artes oscuras. Ojala Dumbledore cambiara las materias que dan, son aburridas.
- A mi me gustan.
- Lógico, tomaste las materias que le gustan a Potter, a ver si lo ves más seguido. ¿Te gusta él verdad?
- ¿Cómo dices eso, pegoste? – Dijo Florence para enfadarlo.
- Se sincera, siempre lo tratas amablemente, ¿sientes debilidad por él? – Snape se paró firmemente y la miró a los ojos.
- No tiene que ver. No tengo porque tratarlo mal no tengo problemas con él, no siento debilidad por nadie.
- ¿Por nadie?
- Si, eso creo.
- Florence, ¿aun me odias? – Snape la había llamado por su nombre. Florence lo miró seriamente.
- No
- ¿Cómo? ¿Es que las cosas han cambiado entre nosotros? ¿Cuándo fue?
- No se, no me di cuenta. No podría odiarte, cuando realmente te quiero. – Florence estaba roja hasta las orejas y lo mismo que Snape estaba sorprendido. - ¿Somos amigos?
- Claro, siempre ha sido así. Pero por favor, no te vayas a poner a llorar en mi hombro, odio las personas y situaciones sentimentales.
- ¿A que te refieres? – Florence había afilado su mirada.
- a Ivan y a Morgana, se la pasan dándose besos y demás, son patéticos. Cuando Morgana tiene días difíciles llora al hombro de Ivan, los llaman la familia Lestrange, son tal para cual.
- Sev, me llamaste por mi nombre.
- No me digas Sev, odio eso.
- Está bien, Severus Snape. O más bien, pegoste.
- Cuando aprenda la maldición Imperius te vas a arrepentir de tus palabras. – Snape se levantó y se dirigió a la aldea – Es mejor que nos vayamos, o si no tus padres pensaran que andas haciendo cosas que no debes, me atrevería a decir.
- Cállate, no es así. Aunque si debo reportarme en mi casa. Nos vemos en el colegio. – Florence hizo algo que nunca antes había hecho, se despidió de Snape con un beso en la mejilla, este se le quedó viendo raro.
- ¿Qué te pasa? – Dijo Snape
- ¿Qué te pasa a ti? – Preguntó Florence al ver su cetrina cara.
- ¿Por qué hiciste eso? – Snape instantáneamente perdió el color cetrino para pasar a un color rosado.
- Todos lo hacen, me estaba despidiendo. ¿Te afecta tanto?
- No, nunca nadie me había dado eso.
- ¡Acostúmbrate entonces!
Esas vacaciones pasaron y el tercer curso comenzó, Florence se la pasaba sola con Eileen y con Snape nada más, no le gustaba las miradas que le lanzaban los otros miembros de otras casas. Un día en adivinación el Profesor Catterpole les leyó la bola de Cristal, esta materia los tenían con los de Gryffindor.
- A ver… a ver… Black, que vemos aquí. – Catterpole hizo un gesto de concentración y respiró profundamente.
- ¿Qué es lo que ve? – Dijo Felicia la chica de Gryffindor.
- Oh no… - Catterpole se quitó las gafas y suspiró – Hijo, cuanto lo siento. Iras a Azkaban, lo veo claro …
- Eso es mentira, yo no creo en eso – Sirius parecía incrédulo.
- Que positivo – Dijo James ofendido.
- Es improbable – Lupin se negaba a creerlo.
- Deben saber que… - el Profesor Catterpole se puso las gafas y pareció perdido por un momento mientras dirigió su mirada a una chica distraída de cabello negro, era Florence – Un momento, tu niña ¿Cuál es tu nombre?
- Florence Harrington – Florence estaba distraída cuando la señalaron, pero inmediatamente se incorporó - ¿Qué ocurre?
- Eres tú, veo algo malo… tenebrosidad, tú vas a ayudar a la tenebrosidad. Eres un pilar importante, lo serás en la orden tenebrosa. Ascenderás y ascenderás, veo muertes y torturas, eres parte de un reino infernal y oscuro, torturas, desapariciones, lujuria y odio. Tu futuro, está marcado. Eres una amenaza para nuestro mundo, Harrington.
El Profesor Catterpole lo había dicho a gritos y muy nervioso, Florence quedó paralizada por aquello y los demás hicieron silencio observándola.
- ¿Esta bromeando? No se de que habla. – Florence estaba asustada por aquello.
- Lo sabrás, tú tienes el poder de detenerlo todo, es ahora o nunca. No sabes lo que he visto hoy.
- ¿Qué ha visto usted? – Dijo Florence en el tono más seco.
- Vi perdición y poder, vi el poder maligno que está a punto de surgir. Tuve visiones, no querrán vivirlas, fue espantoso, se me coló un frío hasta mis huesos, un sudor recorrió mi cuerpo. Fue horror, escuché llantos, se confundían los gritos y sollozos, no sabían si eran tus victimas o eras tu misma… estas destinada al dolor.
- Cállese. No mienta – Dijo Snape mientras se levantaba de su asiento – No le creas Harrington, es un mentiroso.
- ¿Sabes porque a ella le va a ocurrir todo eso? – Catterpole había adoptado una actitud de profeta.
- ¿Por qué? Invente algo rápido. – Snape gritaba con un tono de furia. Pero Catterpole lucia sereno y calmado.
- Gracias a ti muchacho, y tú también pagarás. – Catterpole se lo dijo al oído y en un susurro que nadie escuchó, Snape tomo su mochila y se largó inmediatamente enojado. Florence se quedó callada y Eileen estaba a su lado.
- Vamos amiga, no es cierto. No te va a pasar nada de eso, ya verás.
Los días consecutivos, notaba como el rumor de lo que había pasado en Adivinación, se extendió por todo el colegio. Mucha gente se hacía a un lado cuando le veían, ella poco le importaba, su situación no era muy buena antes de que el Profesor Catterpole le dijera todo aquello. Por un tiempo mantuvo distancia y estuvo apartada de todo, Eileen siempre pasaba tiempo con ella.
- Vamos, Florence. Ánimos, somos de Slytherin no nos importa lo que piensen esos idiotas.
- Esos idiotas también son de Slytherin, prefiero estar sola.
- ¿Te refieres a la pandilla de Snape? Son unos imbéciles también, sobre todo "Morgana Lestrange", es una creída desde que se la pasa con ellos. Iván Lestrange es un mal nacido, al igual que…
- No todos Eileen. – Florence tenía la frente colorada – No todos son malos.
-¿Ah? Ahora te caen bien ellos…
- No, simplemente no me la llevo mal con Snape.
- ¿El que te cortó el mechón en primer año? – Eileen soltó una risita.
- Si, ya no se mete conmigo y por lo menos me saluda. Mira mi mechón creció – Florence no dejaba de estar roja.
- Ya veo, pero no te debes sentir mal por los demás, el resto de Slytherin te quiere porque eres la mejor buscadora, ¿lo viste? Aplastaste a Hufflepuff en el partido pasado.
- Eileen, ¡todos le ganan a Hufflepuff!
- Como sea, no te debe importar lo que haya dicho Catterpole, es un viejo loco. No sabe lo que dice. Dijo que Black iría a Azkaban, ¿ya lo ves?
- Que Black vaya a Azkaban, no lo veo imposible. El y James le encantan las bromas de mal gusto, a veces se pasan.
- Si, pero por lo menos Snape tiene la decencia de ponerlos en su sitio ¿vamos al invernadero?, tenemos clases de Herbologia.
- Si, o también a veces sacarlos de sitio.
Camino al invernadero, se tuvieron que apartar de un grupo de alumnos de Ravenclaw.
- Eh, Harrington. ¿Quieres ser mi victimaria? – Dijo un chico de mirada hosca y cejas espesas.
- Cuidado, allá va la hechicera tenebrosa, ¡huyan! – Una chica de cabello rizado hacia muecas.
- Vamos, no sean tan duros. – Un chico de cabello rojizo y ojos vivarachos el líder de la pandilla les reclamaba.
- Ah. Fletcher. ¿A ti al igual que Black les gusta Harrington? – Dijo con sorna la chica.
- No, no es eso… - Florence y Eileen ignoraron los comentarios, pero se tuvieron que aguantar las risitas de los de Hufflepuff, al llegar al invernadero.
- ¿de que se ríen? – Dijo Eileen molesta.
- De nada – Dijo una chica que aun aguantaba la risa.
- No se de que te preocupas Eileen, son Hufflepuff, son basura. Nunca han ganado la copa de las Casas y menos la copa de Quidditch, son unos completos inútiles. – Dijo Florence con una tonada hiriente y afilando su mirada, los chicos se le quedaron viendo muy enojados pero con temor. Una chica intervino.
- ¿Qué vas a hacer Harrington? ¿Nos vas a matar a todos?
- Podría, pero no vale la pena usar mis maldiciones tenebrosas en ustedes, hay mejores formas para escoria como ustedes.
- Te equivocas, todos los Slytherins son la escoria de este colegio.
- Creen que somos escoria, porque somos mejores – La voz fría de Severus Snape sobresalía por detrás al llegar con su pandilla.
- A ver si son tan gallitos de meterse con ellas dos, ahora que estamos todos aquí. – Dijo Ernest Wilkes apuntando con su varita.
- Ya basta, no necesitamos más problemas. Déjenlos en paz. – Dijo saliendo del silencio Arabella Figg quien había permanecido callada hasta ese momento.
- Vaya, si hasta a Figg ha tenido que pedirles disculpas a nombre de ellos. – Morgana del brazo de Lestrange se mostraba irónica y muy pedante.
El resto de la clase se pasó entre miradas desafiantes de entre miembros de las dos casas, hasta que la Profesora Bloom los puso en equipos de cuatro para plantar Orquídeas Negras. A Florence le tocó con Arabella Figg, Morgana y un chico de aspecto rudo llamado Gary Hurringan de Hufflepuff.
Al principio todos estaban tensos, pero luego tuvieron que acostumbrarse a trabajar en equipo, no era nada fácil, había que mantener la planta húmeda mientras plantaba en una maceta con tierra abonada. Pero a su vez había que lanzarles un hechizo para evitar que se marchitaran, y tenían que estar pendientes de sus afiladas espinas venenosas, no era una orquídea normal. Morgana la susurró a Florence por debajo.
- Escucha bien, Harrington. No me caes nada bien, pero se que tus intenciones son tan malas como las mías. Estamos del mismo bando y por eso te defiendo, solo en teoría, no me negaría a lanzarte una maldición ¿sabes?
- Si, Morgana. No te tengo miedo, me produces lástima.
- Ya veremos, quien tiene lástima de quien. No creo en esas predicciones, eres una niña consentida por tus padres, no dejaras las faldas de tu madre para torturar muggles.
- ¿Torturar muggles?
- Si, es lo que los magos tenebrosos hacen, como el Señor Snape, es un experto lo hemos visto en vacaciones haciéndolo, pudo evadir a los de ministerio, no te enteraste porque no eres amiga de ninguno de nosotros.
- Eso piensas tú. – Florence alzó ligeramente la voz – Arabella, por favor ¿me pasas esa podadora?
- Claro, aquí la tienes Harring… Florence. – Arabella la miró profundamente y Florence le sonrió de una manera cordial. Morgana la desaprobó con la mirada y siguió plantando su orquídea de una forma brusca.
Florence mostraba confusión, su madre siempre le mandaba lechuzas, su padre ya no se dignaba a escribirle. En las cartas su madre trataba de animarla siempre, pero ya Florence la sentía lejana, su padre estaba detrás de esto. Pensaba en las palabras de Morgana, ¿El papá de Snape torturando muggles? A diferencia de los demás Slytherin Florence no sentía aberración por los muggles. Pero se preguntaba si ella de verdad iba a ser una de ellos, si ella seria una hechicera tenebrosa, lo tenía todo, era una estudiante astuta e inteligente, era callada y meditaba cada cosa, le sería fácil conseguir el poder, era fuerte y había aprendido a controlar muchas cosas, pero prefería pasarla sola y alejada de toda esa gente, era como gastar sus energías en cosas innecesarias, pero las palabras de Morgana le retumbaban en la cabeza, "No te enteraste porque no eres amiga de ninguno de nosotros", era mentira, era amiga de Snape, pero el nunca le había dicho eso, quizás por considerarla una chica alejada de todo eso.
- Hogsmeade el próximo fin de semana. – Eileen llegó a la sala con unas amigas de un curso mayor que la trataban bien. – ¿vendrás?
- Claro que si. – Dijo Florence - ¡Que bien!
- Ya vuelvo, voy a las lechucearía a pedirle dinero a mis padres, quiero comprar bombas fétidas, ya verás lo que le haremos a Fletcher y a su pandilla.
- Bien…
Un montón de alumnos entraron armando bulla y riendo, era el grupo de Snape, venían divirtiéndose y de seguro venían de hacer alguna travesura.
- Muy bien Severus, ese conjuro de babosas carnívoras, le arderá el estomago durante semanas – Dijo Morgana riéndose. Los demás aun tenían carcajadas sonoras.
- Tenias que ver la cara de Black, de completo perdedor, un perdedor pestilente. – Reía Ernest Wilkes, mientras Evan Rosier sacaba su varita.
- Hoy aprendí el hechizo paralizador. – Dijo con orgullo.
- Ese lo aprendí la primera semana que llegué aquí. Deberias perfeccionar tu maldición Imperius, falta que te hace, podremos divertirnos con Potter – Snape sonaba muy complacido.
- Mejor es la cruciatus, pero debemos tener cuidado el ministerio las tiene prohibidas. Nos mandarían a Azkaban al primer intento.
- No seas idiota Ernest, no vamos a hacerle daño a Potter así en las narices de Dumbledore, nos expulsarían, no tenemos que exhibirnos para mostrar que tenemos poder. – Dijo Iván mientras volteaba hacia la chica que estaba sentada sola en un sillón. - ¿Qué haces allí Harrington? ¿Sueñas con aprender artes oscuras?
- No puede, su padre no la deja, ¿no es así…? -. Rosier le sacó una mirada de desprecio.
- Muérete Rosier, tengo mejores cosas que hacer. – Florence les lanzó una mirada asesina que los hizo retroceder a todos, la trataban duro pero la respetaban. Snape la miró y ella también le dirigió una mirada intensa de odio, así que luego de esto salió de la sala común hacia las afueras del colegio a un paso seguro, sin escuchar los insultos por parte de los otros alumnos de las otras casas, hasta que tropezó nada más y nada menos que con James Potter y Peter Pettigrew.
- Cuidado, mira por donde vas Florence – Dijo James tambaleándose.
- Oh Perdona, no te vi.
- ¿Como será? si quieres matar a alguien con esa cara.
- Hoy no es un buen día. Permiso.
- ¿Vas a Hogsmeade?
- Si. – Florence le volteó y notó como Peter se sonrojaba
- ¿Te gustaría tomarte una cerveza de mantequilla con nosotros? – James le sonreía muy audaz.
- Bueno… ¿Por qué no?
- Peter estaría encantado, Sirius también… cuando se recupere claro. - Peter lo mando a callar.
- Nos vemos – Florence no sabía porque Snape odiaba tanto a James y a Sirius, no eran tan malos, aunque era cierto que a el lo trataban mal y a ella no, sintió que la vigilaban, así que se fue por el vestíbulo a los jardines, al pasar cerca del estadio de Quidditch, siguió de largo y dio una vuelta, se sentó en la cima de una colina donde habían matorrales y se veía el lago. Allí se sentó a observar el cielo.
- No me habías dicho que te ibas a citar con Potter y su pandilla en Hogsmeade – La fría voz de Snape sonaba desde atrás. Florence se levantó y lo vio enojado entre los matorrales.
- No me dijiste que tu padre torturaba muggles a escondidas del ministerio – Florence se mostraba igual de fría y enojada.
- ¿Y que? ¿Acaso te importa? – Snape se le acercaba amenazante.
- Pensé que éramos amigos. – Florence comenzó a llorar en silencio.
- No llores, Harrington, no llores. No le des el gusto al mundo, no sufras por gente que no sufriría por ti.
- Soy un completa estúpida en creerte, me has engañado. – Florence estaba muy dolida – Que rabia que me da.
- No te engañé, se me pasó decirte… no tiene importancia.
- Serás igual a tu padre, me olvidarás, no seremos más amigos. Serás feliz mientras asesinas a muggles.
- No haré eso, siempre seremos amigos, ¿acaso te quieres alejar de mi?
- Tu te has alejado de mi, tu con tu pandilla.
- Ellos son mis amigos, no puedo…
- Cuando andas a mi lado lo haces a escondidas, nuestra amistad es a escondidas, ¿Por qué? ¿Tienes miedo que descubran algo?
- No, no es así – Snape le vociferaba descontrolado.
- No les caigo bien y por eso lo entiendo, soy una más, pero pensaba que…
- ¿Te iba a defender frente a ellos? Lo he hecho miles de veces, me molestan por ello pero no me interesa, no veo el problema
- ¿Por qué te molesta tanto que yo salude a James?
- James es mi enemigo, y tú te atreves a tratarlo.
- No tiene que ver, eso no tiene porque afectar…
- Si me afecta, eres mi mano derecha y ¿así me pagas?
- ¿Tu mano derecha? Claro, luego de que Morgana haga de mi lo que sea ¿Qué es lo que te molesta?
- No quiero verte con ninguno de ellos, no quiero verte fuera de los límites, quiero cuidar cada paso que das.
- Pero no puedes, no te pertenezco, ¿o si?
- Tal vez no me pertenezcas aun, pero te puedo controlar.
- No puedes, no tengo dueño. – Florence estaba roja de la furia. Snape se le acercó cerca de su cara y le repitió.
- ¿Qué te hace pensar eso? – Snape se le acercó más con su cara enojada.
- Mi instinto. Se que ocurre aquí, pequeño pegoste. – Florence lo miraba con sus poderosos ojos que lo desafiaban.
- ¿Instinto? Si fueras una de esas del montón te habría mandado a la enfermería desde hace tiempo con una maldición irreversible, aun lo sigo pensando estoy dudando en hacerlo…
- Dudas, claro que si. Estas en un dilema… - Florence adoptó una sonrisa malévola.
- ¿Qué dilema? – Snape no le gustaba que Florence supiera algo que el no supiera.
- No sabes si mandarme a la enfermería con una maldición horrorosa o… besarme. – Florence tenía toda la maldad del mundo, maldad que ninguna otra niña de 13 podría tener. Snape rió sarcásticamente, hasta que repentinamente la sujetó fuertemente por la garganta como si fuera a ahorcarla.
- Según tu, tengo un dilema. Se me podría pasar la mano, y envenenarte con una poción que hoy mismo he preparado a escondidas del Profesor Boot en pociones.
- No lo harías… - Florence le susurró pero sus ojos seguían pareciendo brillantes y Snape sin pleno aviso pegó su boca de la de Florence por instinto, ella hizo lo mismo, nunca había hecho eso. Snape la besaba como ella nunca había visto a un chico besar a una chica, hasta que Florence lo apartó de su lado.
- ¿Ves? – Florence le sonrío. – No serías capaz
- Espero haberte hecho feliz…
- ¿Nunca habías besado a una chica?
- ¿Cómo se te ocurre? No hay candidatas dignas de mis finos labios. – Snape replicaba de mal humor y con aires de maldad mientras miraba el horizonte, Florence fue a su lado y le replicó.
- Acabas de hacer, lo que supuestamente a ti, te molesta…
- Afortunadamente nadie nos ha visto – Dijo Snape mientras la miraba de reojo.
Los días consecutivos a ese encuentro fueron iguales, se saludaban en clase y se miraban cómplicemente, incluso la pandilla de Snape parecía haber notado algo raro en su "compañero" porque le hacían burlas.
- Sevie, ¿estás enamorado? – Decía Ivan mientras Snape volteaba y lo mandaba al infierno.
- Si, te notamos alegre y entusiasta, cuando por lo general eres serio. Cuidado si le sonríes a Potter, pensaríamos que te estarías pasando de bando.
- Cállense, no le voy a sonreír a nadie – Snape volvió a una fingida situación de malhumor, aunque no se sentía tan mal. Pensaba en la chica que tenía adelante en Pociones, esa chica a la cual le había cortado un mechón de pelo la primera semana en Hogwarts, que había captado su simpatía a través de su manera de tratarlo.
- Florence, te noto más sonriente de lo usual, ¿te pasa algo? – Eileen la miraba de una forma rara mientras ella fruncía el entrecejo.
- Claro que no, estoy igual de siempre.
- Parecieras en otra órbita, ¿estás enamorada?
- No, ese es mi problema.
-¿No será por lo que aceptaste ir con Potter a Hogsmeade? ¿Te gusta James?
- Claro que no, solo me invitaron unas bebidas y no quiero ser tan antipática en decir no.
- ¿Cómo sabrían ellos que clase de bebidas hay?
- No lo se.
Florence se encontró en Hogsmeade y compartió un rato con los chicos de Gryffindor, no era algo común de todos los días. Sirius le sonreía mucho a Florence y ella trataba de ponerlo en su lugar.
- Sabes, preciosa… ¿Alguna ves te he dicho lo bien que me caes? Iría a Azkaban por ti.
- ¿En serio?
- Exageras Sirius, yo que tu a mi no me gustaría ir para allá ni por Lily.
- ¿Lily? Ah… ¿Cómo es eso?
- Nada, digo, por ningún amigo iría yo a Azkaban, bueno tal vez si… - James dudaba con las orejas muy rojas
- ¿No podías nombrarnos a nosotros? Nombraste a Lily, significa mucho para ti. – Dijo Lupin mirando con picardía.
- Cállense, están tratando mal a nuestra invitada de Slytherin.
- ¿Dónde está ella? – Dijo Florence, un grupo bullicioso entró a las tres escobas en ese momento.
- No pudo venir, su hermana extravió su permiso antes de venir a Hogwarts, y no le ha escrito a sus padres, dice que sus padres se complican mucho con eso de mandar lechuzas y una carta muggle no llegaría nunca, prefirió buscar la autorización en Navidad.
- ¿Cómo te tratan en tu casa? ¿Sabes? Siempre pensé que el sombrero se equivoco al ponerte en Slytherin, no eres tan mala como ellos.
- No somos malos, somos ambiciosos. No se – Florence dudó. Vio a Eileen con chispas en los ojos desde lejos en la barra, se sintió mal por ella. Se iba a despedir cuando oyó desde la puerta…
- MALDITA SEA, FLORENCE! – Todos en el local se quedaron callados y un chico con paso arrogante de Slytherin llegó hasta ella, corrió su cabello negro hacia atrás, era Severus Snape, al pararse se quedó serio mirando con un tic en la mejilla y colorado. Florence por primera vez se veía muy pálida. Snape reaccionó a tiempo al darse cuenta que todos miraban…
- Harrington, niña ¿qué haces aquí con ellos? – Dijo con una sonrisa forzada y horrorosa
- Nada… solo que, ellos me invitaron.
- Bien…
- ¿Desde cuando sabe tu nombre? – Dijo James riéndose y dándole un codazo a Sirius
- Más bien, ¿desde cuando sabes distinguir entre un hombre y una mujer? – Lupin y Pettigrew se echaron a reír como locos mientras unos alumnos se unían a las burlas, Florence miró nerviosa y Snape arrimó la mesa violento, tomó a Florence del brazo y la arrastró del brazo hacia la salida.
- Oye imbécil, no trates mal a las mujeres – Dijo Sirius.- De seguro tu madre nunca…
- No hables de mi madre – Snape le lanzó una maldición rápido, mientras la pandilla de Slytherin estaba asombrada de su comportamiento.
- La pagarás. – Dijo James.
Afuera del local, Snape llevó a Florence a un lugar discreto.
- ¿Qué hacías con ellos? – Vociferaba furioso.
- No tenías que ponerte así, solo tomaba a unas cervezas de mantequilla…- le gritó ella igual de enojada.
- No me gustan ellos, se meten conmigo y tú los sigues, ¿acaso te gusta James? No te lo preguntaré, se que es así…
- No es verdad – Florence estaba furiosa.
- Si, lo imaginas cada día y por eso me has buscado a mí. Cuando me besas te imaginas que lo besas a él. Eileen sabe que a ti te gusta él, acéptalo y deja de parecer una niña estúpida tras de él, que no es mas que un desagradable pretencioso.
- A mi no me gusta James, acéptalo. Eso quisieras tú, ¿verdad? Para tener un verdadero motivo para partirlo en dos con tus maldiciones, pero no es así… - Florence le dio la espalda.
- Esto no acaba aquí, Harrington. – Snape se volvió a donde estaba su pandilla, Eileen llegó a donde ella
- ¿Qué le pasa a Snape? Va terminar siendo nuestro jefe de casa, todo un gruñón y regañón.
- Se que también estás enojada conmigo por lo de… - Le dijo Florence a Eileen
- Si, enojada que no me llamaste a reunirme con ellos, ¿no has visto la mirada salvaje y audaz de ese Lupin? Es como de un lobo, ¿no crees?
- Eileen, ¿te gusta ese amigo de James?
- No, nunca. Me simpatiza.
Fin del capitulo
Arwen Black: Me alegra mucho que te haya gustado mi historia, aquí va la continuación. Espero que te siga gustando y recuerda que para cualquier comentario, sugerencia y quejas… aquí en los reviews. No te preocupes, para el capitulo 7 u 8 ya vendrá Lucius, el tiene una parte y un lugar importante en mi historia. Después de todo voy a narrar el futuro y esta historia tiene mucho Slytherin para rato.
Espero sus reviews y sugerencias!!!
