Capitulo 4

            La Navidad fue muy alegre, matizada por las bromas de James y Sirius hacia los Slytherin, eran bromas crueles, como la de furunculos azules que le aplicaron a Ivan Lestrange, que le aumentaron su mala apariencia. Florence tranquilamente evadió todas estas situaciones y fue a la biblioteca, detrás de uno de los estantes de la sección de Quidditch, estaban las chicas de Gryffindor y unas de Ravenclaw.

- Lily, querida amiga. ¿Sabes? No creo que haya nada bueno en nuestra casa – Dijo Felicia, la mejor amiga de Evans. - ¿Ves? La pandilla de Potter nos hace perder puntos, son niños indeseables.

- Muchas veces no es culpa de ellos, hay veces que la pandilla de Slytherin les busca problemas – Dijo Lily.

- Siempre defiendes a Potter – Dijo una chica rubia de Ravenclaw – pareciera que te gusta.

- Jamás. – Dijo Lily haciéndose la ofendida

- ¿No han oído? – Dijo Felicia – Florence, la buscadora de Slytherin gusta de James, por eso se la pasa meditando, aparte de conocer bastante de artes oscuras.

- Si – Dijo la rubia – podría convertirnos en sapos, con tal de conseguir el amor de James, su amiga Eileen le dijo a su amiga Leila que estudia en quinto en nuestra casa, que Florence está enamorada, de quien más que de él.

- ¿Harrington? – Lily dudaba – No lo creo, no me pareciera.

- Si, ella es algo rara. Nunca se le ha visto con chicos, si cuentas como chico a ese Snape, que desagradable – Dijo una chica de cara redonda llamada Ruth que había permanecido callada hasta entonces.

- Que se cree, ¿que todos le van a hacer caso?

- La conocí en primer año – Dijo Lily, Florence miraba afilando su mirada detrás dándose cuenta de que no era vista por nadie. – No era mala persona.

- Si… pero ya sabes lo que pasa con los Slytherins, siempre por el mal camino y… - Felicia bajó la voz  - ¿Saben? – Felicia habló más bajito – Hay veces que me irrita cuando Sirius anda detrás de ella y ella ni se entera. Pareciera como si ella usara filtros amorosos, como tiene dinero…

- ¿Dinero? No parece una Harrington – Dijo la rubia de Ravenclaw – Ni siquiera tiene apariencia de dinero, solo apariencia de…

- ¿escalofriante? – Dijo Felicia – cuando vez a sus ojos da miedo, son tan claros, entre gris tormenta y hiedra verdosa y venenosa…

- Eso es lo que más le gusta a Sirius – Dijo Lily – Hasta escribió un poema… "Lindos cabellos negros, mirada penetrante Misteriosa forma y silueta muy impresionante"

            Las chicas rieron un poco, Felicia la niña que estaba enamorada de Black, se puso enojada.

- ¿Estás segura que Sirius se refería a Florence? Me suena como a Snape… cabellos negros, mirada penetrante y misteriosa forma. – Dijo la rubia de Ravenclaw sonriendo.

- Me faltó el verso donde habla de sus ojos, pero no importa – Lily tomaba un libro y lo ojeaba mientras cruzaba las piernas.

- ¿Mirada penetrante? ¿Snape? No es mas que un pelo sucio arrogante, sus ojos no hay nada que no haya visto en el estiércol. – Dijo Felicia – Sin duda Sirius es mejor…

- Si en Gryffindor no hay nadie que valga la pena en Slytherin menos… - Dijo una de las chicas.

- Sería feliz si algún día Harrington se largara de aquí y dejara de estar frente a los ojos de Sirius, es una niña pretenciosa. – Dijo Felicia

- No lo es… - Dijo LIly

- Parecieras su amiga, Lily, si te sigues confiando te quedarás sin James.

- No me gusta James… - Lily estaba perdiendo la paciencia.

- ¿Dónde estará ella? – Seguía Felicia con una nota de resentimiento – Le diría lo que siento, que se vaya al cuerno y que se aleje de mi Sirius, también le lanzaría una maldición.

- Aquí estoy, Felicia Atkood – Florence salió de su rincón y las miró de frente, todas retrocedieron y miraron asustadizas y ella les lanzó una mirada de desprecio. Si algo tenía que hacer valer era su espíritu de Slytherin. Felicia la miró con rabia, pero no dijo nada, bajó la mirada y dio la vuelta.

- Así me gusta, callada es mejor – Dijo Florence en tono de burla.

- Te Odio – Felicia volteó y con la varita le lanzó chispas, esto hizo tropezar a la chica con unos cuantos libros y en un momento un estante había caído encima de Florence, haciendo que las chicas se rieran.

- Felicia, eso no está bien. – Dijo Lily tratando de ayudar a Florence, ella no aceptó su ayuda. Se levantó y sacó su varita. Pero el Bibliotecario Sr. Greey había llegado molesto

- ¿Quién ha hecho desastres? Tú, Slytherin… dime tu nombre, me encargaré a hablar con el jefe de tu casa.

- No fui yo… - Dijo Florence

- Ve a contarle esa historia a tu mamá, vamos… La biblioteca es un lugar para andar en silencio.

- Si, anda… Slytherin. Aprenderás muchas lecciones – Dijo Felicia sonriendo abiertamente.

- Basta, no sigas – Dijo Lily

- Lily, deja de ser tan correcta y seguir las normas, me enfermas. Tan buena, tan santurrona… - Dijo Felicia mirando a su amiga cuando ya Florence estaba lejos.

- No es la manera de ser, si crees que los Slytherins son bajos, pues estás cayendo como ellos. Has hecho lo mismo, no está bien… - Lily seguía defendiendo su punto de vista, mientras las demás cabeceaban de un lado al otro negándolo. Con tantos años de rivalidad entre Slytherin y las demás casas, era difícil que alguien no viera con malos ojos a alguien de la casa de la serpiente. Era común las disputas y las peleas, enfrentamientos y todos querían ver caer a un Slytherin.

            Pero Florence no se salvaba de ese desprecio y ser la antagonista de todo, aunque hiciera las cosas bien. Con 13 años, se preguntaba porque la gente tenía tantos prejuicios, quizás para evitar ser herida, evitaba la sociabilidad con los que le dedicasen malas caras. Todo lo que fuera bien para su casa, era mal visto por los demás. Ganar un partido de Quidditch resultaba una tortura en las mañanas siguientes cuando mas de uno intentaba hacerle caer con zancadillas o tratar de derrumbarlas con calumnias o medias verdades exageradas

- Bonita trampa, ojos de dragón, tan bonita como tu… pero no deja de ser una trampa de mal gusto – Decían algunos chicos.

- No se que le ven a ganar los partidos sin ser honestos – Eran las indirectas mas directas que se le podía decir.

- Esas técnicas de jugada, son muy primitivas, juega como si derrumbara a sus contrincantes con la mirada y tan solo es una buscadora. – Oyó decir a una sabelotodo de Ravenclaw, mientras pasaba con Eileen para ir a Encantamientos en el sexto piso.

Era algo duro, quizás jugara limpio pero por ser de Slytherin, no sería mas que una sucia tramposa a los demás, no importa que hiciera, alguien iba a estar en contra. Pronto esto dejó de preocuparle, no se puede complacer a todo el mundo siempre.

Peor aun, la mala fama de estar enamorada de James, jamás se había enamorado de nadie y Florence sabía que no se fijaría en alguien como Potter, no era su estilo. Le caía bien al principio, pero ahora era diferente. No le veía el porque las chicas lo consideraban un héroe, ni tampoco porque lo alababan tanto. Ni tampoco entendía como hacía para tener notas estupendas y estar metidos en rollos junto a su pandilla.

Consideraba muchas cosas como casos perdidos. Nunca entendió porque no se llevaba bien con las Gryffindor, Felicia, una chica de pocos dotes, muy bajita y amante de los chismes, eterna enamorada de Sirius Black y aparte la odiaba a muerte. Lily Evans, la más sabelotodo de todas, de origen muggle, amiga de la pandilla de Potter, una de las más destacadas en encantamientos y estudios muggles. Ruth una chica de cabello largo y finito, muy buena deportista, golpeadora del equipo de Gryffindor, pero algo impulsiva. No había mucho que decir de Slytherin, por lo general se la llevaba bien con sus compañeras, aunque siempre había excepciones.

Tara Ustinov, de origen ruso era una chica con la cual era agradable charlar, así decía Florence, era muy centrada en sus cosas y algo discreta. Dana, otra de sus compañeras era algo ruda y tosca, pero siempre dispuesta a ayudar a sus compañeros, aunque de vez en cuando se comportaba de una manera egoísta, su amiga Eileen, era el alma de fiestas, enamoradiza y muy buena en Aritmancia, por ultimo la que peor se llevaba: Morgana, era menos de esperar, al no haber conseguido dominar a Florence, Morgana la trataba muy duramente y siempre la retaba; de ojos hundidos y pequeños, con frente prominente y cabello marrón, eran pocas las veces que había sonreído a Florence, sino era para burlarse de ella. Así era la vida en Hogwarts, no era lo mejor, pero era sostenible, ella prefería estar en Hogwarts que en su casa, donde oía los gritos de su padre regañándola o reprochándole algo.

Otra de las cosas que le gustaba de Hogwarts era su amigo Snape, de gran ayuda en el momento de realizar pociones, aunque de un carácter extremadamente fuerte y severo, era diferente cuando la traba, si bien era duro, no intentaba hacerla sentir mal como lo hacia al tratar a Potter y a sus amigos. Florence era una de las pocas personas que podía entenderlo casi completo, con sus trece años y tantas presiones, se sentía mayor.

- Snape, necesito tu ayuda… quiero averiguar todo sobre Atkood – Dijo Florence al reunirse con él en la sal común, Eileen estaba también allí.

- Me enteré que te han quitado 20 puntos por derrumbar un estante de libros de la biblioteca, se hablará de esa hazaña en años: irrumpir en la biblioteca. – Dijo Eileen sonriendo.

- No le tumbé, me lanzaron una maldición y caí.

- ¿Quién te hizo eso? – Snape contorsionó su cara y apretó su puño de la rabia.

- Calma, fue Felicia… estaban hablando mal de mi y me le enfrenté, todo salió mal.

- La chica que es gordita, ¿esa te hizo caer? Te aseguro que ese fue su momento más glorioso de toda su vida, con lo que le tocará ahora…

- Necesito una poción especial… - Dijo Florence

- ¿La vas a envenenar? – Eileen miró sorprendida

- No, jamás, algo mejor… mejor que la veritaserum, mejor que un veneno… la poción multijugos.

- Que asco, ¿planeas convertirte en Felicia? – Preguntó Eileen alimentando a su ratón.

- No, ya se lo que planeas – Snape le sonrió – Planeas convertirte en alguien cercano a sus amigos y… hacerle algo.

- Sacarle información, mas preciso… luego divertirme. – Florence sonreía con malicia.

- Bien pensado, no solo podemos averiguar sobre ellas, sino sobre muchas cosas o secretos de los pretenciosos de Gryffindor. – Snape estaba emocionado y divirtiéndose con la idea.

- Bien pensado maestro de pociones, ¿Dónde conseguirás todos los ingredientes? – Eileen no entendía mucho.

- Yo se donde, es secreto. – Snape salió de la sala. Las dos chicas se quedaron con cara de interrogación y volvieron a hablar entre ellas.

- Snape te hace favores… ¿sin nada a cambio? – Eileen parecía curiosa

- No, yo le hago favores… alguna tarea, el me ayuda a veces, ayuda mutua. – Florence tomó un pergamino.

- Oh, la verdad sobre Snape. Ya veo porque tienes mejores notas que yo en pociones.

            Snape salió de la sala común y mientras caminaba por las mazmorras, se cruzó con Ernest y Morgana.

- ¿A dónde vas con prisa? – Pregunto Ernest Wilkes.

- Algo de urgencia y nada importante. – Snape estaba jadenado de tanto correr.

- El baño  está el otro lado – Dijo Morgana.

- No es eso Zewell.

            Dicho esto siguió derecho, se metió en un pasaje de piedra que lo llevó a un gran salón empolvado y viejo, de muebles viejos, caminó cauteloso y atravesó el largo salón subterráneo. Escuchó un ruido y volteó, no había nada, pero apuntó con su varita y siguió unos pasos más, un sonido rasgó el silencio y lanzó un hechizo aturdidor. El rayo amarillo se dispersó entre los numerosos objetos y las columnas del salón. Volteó y siguió caminando, al instante siguiente un par de ojos grises aparecieron delante de él.

- ¿Tu? Casi me asustaste. – Dijo Snape guardando su varita.

- Sentí curiosidad a donde irías, ¿tiene que ver con los ingredientes? – Era Florence, lo había seguido hasta allí.

- Si, es de donde siempre los consigo, es un pasadizo muy secreto. Lo descubrió Lucius Malfoy, hace varios años, haz silencio ahora, un profesor podría andar por aquí.

- Bien, te seguiré.

            Al final del salón había un retrato, Snape dijo la contraseña y entraron a un pasillo estrecho de piedra y oscuro, Snape sacó su varita, al igual que la chica, se alumbraron con el hechizo Lumos. Se podía sentir humedad en el ambiente, y el piso con rastros de humedad, el pasillo se hacía cada vez mas estrecho hasta que llegaron a una salida, era la central donde se unían todas las tuberías de Hogwarts.

- Ahora, quiero que te mantengas alerta. Cualquier movimiento hay que huir de aquí, podríamos encontrarnos con Blaise. – Dijo Snape, avanzando hacia un muro. Pegó su oreja un rato y retrocedió.

- Alohomora – Dijo Snape muy bajito, el muro se abrió. Entraron y dieron al armario privado de Rufus Blaise, algo siniestro y oscuro. Había muchos frascos y cosas viscosas.

- ¿Cuál es la receta de La Poción multijugos? – Preguntó Snape como acordándose, mientras su amiga los tomaba de los estantes, Snape también tomaba los ingredientes, metiéndolos en un saco que tenía en su túnica.

- Es impresionante, tienes toda clase de ingredientes a tu disposición. ¿No te han descubierto?

- No, por lo general a esta hora Blaise está en la sala de profesores, quizás corrigiendo algún trabajo práctico y maldiciendo. O quizás este teniendo relaciones con la profesora de Aritmancia.

- ¿En serio?

- Si, eso me da tiempo. He pasado horas aquí, he meditado mucho aquí. Está bien si buscas un lugar intimo, oscuro y solitario

- Es un lugar muy tranquilo, incluso hay libros aquí. – Florence se acercaba a un montón de libros apilados en un rincón

- No los toques – Snape la detuvo. – Son de Artes Oscuras, si tu o yo los tocamos, estamos muertos. Libros inteligentes que no producen la muerte a sus dueños, de resto pueden ser muy crueles.

- ¿Cómo sabes eso?

- Por el símbolo que hay en su cubierta, es una advertencia, es una runa. – Florence retrocedió y se tropezó con Snape, lo miró fijamente.

- ¿Nunca se da cuenta de que faltan ingredientes?

- No, no es problema. Le presta tanto a los demás profesores que no recuerda bien, también tomo la precaución de no tomar de a mucho y de no dejar rastros.

- ¿Está listo? – Florence terminó de meter el último ingrediente en el saco.

- Si. – Snape la seguía mirando, estaban muy cerca uno del otro por el reducido espacio. Por primera vez sintió la tentación de acercársele, pero ¿cómo iba a hacer? El jamás pensaría algo así y menos en esas condiciones. Ella subió la mirada del saco y lo miró también, al parecer había pensado lo mismo porque sonrío por un instante. Sin decirse palabras, se besaron momentáneamente.

            En menos de 5 minutos volvían a la sala común.

- Florence, por fin te encuentro, te he estado buscando por todo el colegio. Anda chica, vamos al juego de Quidditch, Gryffindor versus Hufflepuff… - Dijo Eileen con su prima de quinto año y con una amiga.

- No se. – Florence se apartó mucho más  de Snape en ese momento. – No tengo ánimos.

- Vamos, allí estará la pandilla de Potter.

- Si van a perder su tiempo en ver a Potter y sus canallas, veo que no saben todavía perder el tiempo. – Dijo Snape usando su mismo tono de arrogancia.

- Snape, ¿qué te crees? – Dijo Eileen – Tú también deberías ir al partido.

- ¿Y ver dos equipos de perdedores? No gracias, prefiero practicar maldiciones en arañas vivas. – Dijo levantándose del sillón.

- Eres desagradable – Dijo Eileen arrugando la cara – Estaré en el vestíbulo con mi prima de Ravenclaw, te espero Florence. – Eileen se fue apresurada con su capa, Florence volvió al lado de Snape

- Vamos, acompáñame. Así por lo menos podré ver las técnicas y fallas del buscador de Gryffindor, nos divertiremos. – Dijo Florence poniéndose su capa en la sala vacía olvidando lo sucedido segundos atrás.

- ¿Quien está enamorada de la Pandilla de Potter? – Preguntó Snape entre dientes.

- No vayas a decir nada…- Florence miró alrededor con más atención. Snape se levantó de un salto y se le acercó

- ¿Tu? – Snape le lanzaba chispas por los ojos

- No, Eileen… siente debilidad… mas no le gusta… le simpatiza… no se…- Florence balbuceaba y parecía nerviosa al revelar un secreto.

- Habla Harrington. – Snape la tomó por la muñeca apretándosela.

- Promete que no le contaras a tu pandilla, promételo. – Florence enfatizó respirando profundo.

- Prometido, ahora habla…- Snape estaba deseoso de saber la verdad

- A Eileen le gusta Remus Lupin. – Florence no respiro por un momento.

- Agh – Snape hizo un mal gesto - ¿Qué le ve a ese?

- No te pongas celoso, ¿quieres controlar a todas las chicas de Slytherin? – Florence le sonrió mientras avanzaba a la entrada de la sala común.

- No es cierto, solo que… - Snape se mostró malhumorado.

- ¿Vendrás? – Florence estaba afuera.

- Adelante, pero espero que los chicos no se enteren, quizás me haga bien tomar aire o burlarme de Gryffindor, daría mi vida para que los inútiles de Hufflepuff le ganaran a Gryffindor. – Snape parecía dispuesto a lanzarle una maldición a alguien

- Excelente, vamos. Ya va a comenzar el partido – Florence tomó su capa y apuró a Snape tomándolo de la mano y corriéndolo.

- No tan rápido Harrington, me vas a tumbar al suelo, no me tomes de la mano, alguno de mi pandilla o de las otras casas podrían estar por allí…

- No te cansas de ser un odioso – Pero cuando iban por la escalera hacia el vestíbulo oyeron una voz familiar y Snape le tapó la boca a Florence.

- … si, ya se. James no te preocupes ve a jugar, parece que Remus ha enfermado de nuevo, lo han llevado… - Decía la voz de Sirius muy confidente.

- Me lo imaginaba, estaba cerca la luna llena, espero que se recupere, verlo así no me hace gracia. Mientras nadie lo sepa…

- Pero, Remus ¿se pondrá bien? – la voz preocupada de Peter intervino en la conversación.

- Si, Peter. No te preocupes, Remus volverá muy pronto, como ya sabes… ahora apurémonos para no llegar tarde al partido, arrasa con ellos James, no tengas compasión.

- Así será. – Los chicos se alejaron y Snape avanzó hacia donde habían estado hablando, y sus ojos brillaron de maldad.

- ¿Qué será eso que ha Lupin le pasa? – Dijo Snape

- No lo sé, debe estar enfermo. Siempre le dan recaídas, le pasa una vez al mes. Debió haber sido algo más fuerte.

- ¿Qué será? – Snape parecía frustrado de no saber ni tener pista – Tenemos que averiguarlo, tal vez tenga mucho que ver con los paseos nocturnos que hacen su pandilla a veces cuando Lupin se ausenta. Los he oído rondando por el Castillo.

- No te metas en problemas, mira que Blaise te tiene en la mira, si les tocas un pelo…

- Hazte a un lado, yo se lo que voy a hacer, no me descubrirán, debo averiguarlo.

- No, ahora iremos al partido, no podemos averiguar mucho.

- Ya lo tengo, tu lo averiguarás…

- ¿yo? – dijo la chica deteniéndose al aire libre cerca del estadio.

- Si, ¿Quién se la pasa más con Potter? Me imagino que… esa tal Ruth

- No, es Lily Evans. – Dijo Florence. - ¿Estás pensando…?

- Yuck! Te vas a transformar en una sangre sucia  - Dijo Snape mirando con asco.

- Tu también te vas a transformar, piensa rapido en quien…

- Jamás, no me ensuciaré…

- Sino lo haces jamás sabrás la verdad sobre ellos.

            En el partido de Quidditch todo fue normal, Gryffindor vencía a Hufflepuff, Snape no encontraba sitio para esconderse de aquello, vio como la amiga de Florence Eileen, buscaba algo en al multitud.

- No está aquí – Dijo Eileen, estaba buscando a Lupin.

- Está enfermo, y bien merecido lo tiene – Dijo Snape con una sonrisa, justo cuando el buscador de Gryffindor atrapó la Snitch.

            La poción multijugos estaría lista para finales de Abril, lograron ponerla a cocinar en uno de los pasadizos secretos de las mazmorras, mientras Florence pensaba…

- Necesitaremos dormir a los originales. ¿Cuánto tiempo planeas que voy a pasar convertida en Lily Evans?

- Un día, conozco el ingrediente mágico, pasarás un día como ella, procura ser decente y no levantar sospechas.

- ¿Tu en quien te convertirás? – Preguntó Florence.

- No se, te observaré de lejos. No me hables mientras tengas la apariencia de Evans, recuerda ser como ella. Yo me encargo de Evans, ella será fácil de dormir con mi somnífero y luego no recordará nada…

- Bien, lo tomaré en cuenta.

- Necesito un ingrediente principal. – Dijo Snape

- Si, ya se. Algo de Lily, ¿Cómo que?

- Un cabello.

- Se como lo conseguiré.

- Pensando en perversiones, esto será divertido. Recuerda lo que tienes que decir, le falta poco para que se ponga espesa. – Dijo Snape señalando la poción que hervia en el caldero.

            Al llegar al dormitorio sin cenar, se dio cuenta que su estomago estaba vacío, no quería subir a cenar. Descubrió a todas las chicas de su curso reunidas…

- Y luego le dije "No hagas eso, es un cumplido" – Dijo Tara sonriendo.

- Historias de chicos, que aburrido – Dijo Dana comiendo una tarta.

- No se, quizás Harrington tenga algo que contar… - Dijo Morgana

- No, no tengo nada especial que contar, no ha llegado la hora. – Dijo Florence dándole la espalda.

- ¿Nunca has tenido un encuentro con algún chico que debas contar? – Dijo Morgana retándola

- ¿Debo contar? Parece que no estamos de suerte. No, no hay nada, no ha habido ningún encuentro… - Florence rápidamente se deshizo de la pregunta y cerró sus cortinas, lo último que ella iba a hacer era decir que por error o por casualidad había probado los labios de Snape. Era su vida y no le importaba a nadie.

- Oh, ¿la vida de dinero te ha llevado a ser puritana? – Morgana y las demás chicas rieron. Ellas no sabían nada de Florence, y Florence estaba contenta que no supieran nada, quizás la dejarían de molestar si le decía todo… pero no estaba en sus planes, si bien eran sus compañeras, no tenía planeado contarle sus mas profundos deseos, para eso ya tenía a alguien en el dormitorio de los chicos.

            Florence indudablemente no era como las demás chicas de 13 años. Estaba despierta pensando en su vida, en su cama adoselada con cortinas verdes, tenía razón, no valía la pena contar nada…

- ¿Saben? Mi primer novio fue de lo mejor, me llevó a pasear en escoba, cuando mis padres no estaban y luego me besó en los matorrales y me dijo que quería ser mi novio. – Escuchó Florence, que Eileen decía por las cortinas. Florence no tenía sueño aun, y se sentó y debajo de su almohada tomó su cepillo y comenzó a peinarse, mientras escuchaba la monótona conversación de los novios de sus compañeras y sus aventuras amorosas. Cuando llegó a las puntas de su cabello, estaba enredado y le costó deshacer el nudo, pero en ese momento se le prendió el bombillo. Dejó el cepillo y se acostó de nuevo.

- Tengan cuidado, cuando salgan a la calle o fuera del colegio este fin de semana, ya saben lo de Hogsmeade – Dijo La Profesora Mc Gonagall en clases de transformaciones.

- ¿Por qué? – Preguntó Ruth la niña de Gryffindor.

- Señorita Peddle, no se si está consciente de los últimos sucesos. Hay un mago allá fuera, Ustedes-ya-saben-quien, ese mago tenebroso se ha en una amenaza y ha matado a varios muggles y algunos magos, deben tener cuidado. Quizás, en un futuro quiera conseguir más poder…

- No hay de que preocuparnos – Dijo James Potter – Mi padre ha dicho que Voldemort tiene miedo de Dumbledore, no se le va a ocurrir hacernos nada a sus narices…

            Todos habían hecho un "oh" James había dicho su nombre, la gente que se había encontrado con ese mago frente a frente había salido herida o muerta, producía temor en muchos magos y cada día la gente lo temía más, mientras que los muggles no sabían porque habían tantas muertes misteriosas.

- Pero nunca está demás que se cuiden, para evitar tragedias, sobretodo los hijos de muggles. – Mc Gonagall dio por terminada la conversación y siguió dando la clase. Al oír eso, Lily se encogió y tembló ligeramente, pero James le pasó una mano en la espalda y le dio unas palmadas, como si fuera un compañero de Quidditch, Lily parecía aun nerviosa, pero siguió la clase, tratando de no pensar en ello y sonriéndole varias veces a James, que era su amigo y la había confortado, y él le devolvía la sonrisa.

            Florence se daba cuenta, que los hijos de muggles temían un poco, no era de esperar, si Lord Voldemort no tenía misericordia con nadie, así lo reflejaban los titulares en el Profeta, tanto caos era increíble, en el ministerio estaba todo desorganizado.

Al terminar las clases la chicas de Gryffindor se quedaron en el pasillo hablando, Florence se quedó copiando la tarea del pizarrón y guardó sus cosas, Eileen ya había subido, era el momento…

            Salió al pasillo y vio a las chica de Gryffindor, que le reservaron una mala mirada, todas menos Lily, que no era rencorosa como ellas.

- Mira, allá va la tumba-bibliotecas – Dijo Ruth con tono de burla

- ¿Esta vez quieres estrellarte contra una gárgola Harrington? – Dijo Felicia con un tono pedante digno de  la aprobación de Snape.

- No, gracias – Dijo Florence de una manera fría y al siguiente instante su mochila se rompió, cayendo todos sus libros, plumas, tinta y pergaminos.

            Las chicas de Gryffindor parecían divertidas con aquello, se empezaron a reír, y se fueron del lugar dándole miradas hirientes. Florence se quedó recogiendo sus cosas, y vio que alguien la miraba, era Lily Evans: su plan había funcionado.

- ¿Te ayudo? – Dijo tímidamente Lily

- No es necesario, Evans. Todo está bien

- Disculpa que te trataran así es que… ya sabes.

- No hay nada peor que una mujer celosa, lo entiendo. No tengo la culpa de que Black se fijé en mí y no en ella – Dijo Florence aparentando no estar divertida con el tema, Lily se quedó boquiabierta.

- Si… es verdad – Dijo tímidamente, mientras se agachaba a recogerle un pergamino con la tarea de pociones – Oye, que brillante lo hiciste. A mi me cuesta mucho pociones, lo hiciste bien

- ¿Qué cosa? – Florence levantó la mirada

- la tarea de pociones, está perfecta…

- ah si, me ayudaron en eso. – Florence tomó el último de sus libros mientras reparaba su mochila con un hechizo.

- ¿Qué te pasó en el cabello? – Dijo Lily cuando le entregó su pergamino.

- Ah… ¿esto? – Florence señaló su mechón enredado, realmente se veía feo cuando estabas cerca de Florence. – Es que tengo un nudo duro y no hay nada que lo deshaga, por si fuera poco alguien se llevó mi cepillo.

- Oh, no importa, yo te presto mi cepillo – Lily sacó de su mochila su cepillo color rosado y se lo dio. En eso sonó el timbre la próxima clase empezaría.

- Debo irme, llegaré tarde. – Lily se fue dando una carrera.

- Luego te lo devuelvo – Dijo Florence sonriendo.

- Muy bien, no te preocupes. – Lily ya se había ido. El plan de Florence había salido a la perfección, en la noche mientras se cepillaba el cabello, se dio cuenta que su cepillo tenía muchos cabellos de ella, y eso era lo que necesitaba un cabello de Lily, para eso necesitaba el cepillo de Lily y extraer un solo cabello… ahora lo tenía. Lo guardó en la mochila, que había roto a propósito y subió a su próxima clase: Encantamientos con Ravenclaw.

            Antes de entrar se cepilló el cabello para deshacer el nudo y no levantar más sospecha, al entrar a clase todos voltearon, obviamente llegaba tarde y con una buena excusa: todo en nombre de las aventuras.

- Señorita Harrington, ¿Qué hora de llegada son estas? – Dijo la Profesora Pawson enfadada, estado natural de ella.

- Lo siento, tuve un accidente. – Dijo Florence aparentando estar apenada.

- Siéntese, antes de que la Srta. Harrington interrumpiera estábamos hablando del encantamiento para relajar.

- Mucha falta que le hace… - dijo por lo bajo Mundungus Fletcher, como no había ningún puesto vacío, tuvo que sentarse al lado de este chico revoltoso, pero no prestó atención a la clase, estaba mas pensando y divagando como llevaría a cabo el plan.

- Eres un genio Harrington, en toda la clase no has dejado de meditar sobre los conocimientos de Encantamientos. – Dijo Fletcher.

- ¿Ah? No es eso… es que estoy pensando en otra cosa. – Dijo Florence volviendo a la clase y centrándose en la lección.

- Si claro. ¿Pensando en tu novio?

- No tengo novio – Dijo Florence mirando al chico a los ojos, eran dos ojos azules que combinaban con su cabello rojizo oscuro.

- ¿No? ¡Que pena! – El chico le sonrío, ella se encogió de hombros. – Y que, ¿alguien especial…?

- Fletcher, ¿qué te importa?

- Oh, un poco ruda… ya veo porque le gustas tanto a James.

- ¿Qué? – Florence estaba confundida con aquella afirmación.

- ¿No lo sabes? – Fletcher volvió a sonreírle. – James está enamorado de ti, no lo ves como suspira al verte…

- No, no me fijo. Tengo mejores cosas que pensar, además según mi percepción Potter está en planes con Evans…

- ¿En serio? ¿Tú crees? – Fletcher se hizo el inocente, pero con sus caras de travieso no se podía confiar mucho.

- Debes saberlo más que yo, Fletcher.

- Siempre, pensé que te gustaba Potter, quería ser complaciente contigo y decirte lo que quieres escuchar…

- Ya sabes, eso no lo quiero escuchar. No me gusta Potter, ni nadie de Gryffindor.

- Soy de Ravenclaw, tengo chance ¿verdad? – el chico se acercó y le guiño un ojo.

- ¡FLETCHER! – Gritó La Profesora Pawson. – Deje de conversar o lo dejaré castigado…

- Si, mejor quédate callado. – Florence volvió su mirada al pergamino e hizo algunas anotaciones, mientras alguien la miraba fijamente. Sintió un calor que la quemaba, alguien la llamaba, no sabía quien, vio a su alrededor y todos prestaban atención a la clase, hasta que volteó y descubrió que Snape la miraba con su mirada inquisidora, ella le sonrió y volvió a su actividad.

            La semana pasó lenta y fue más tediosa que nunca, muchas tareas y asignaciones que apenas había tiempo para ir a ver que tal iba la poción. Florence se relajó ese fin de semana con Eileen visitando Hogsmeade, comprando chucherías y pasteles.

- Eileen, ¿le has dicho a alguien que estoy enamorada de James? – Preguntó Florence en la plaza del pueblo mientras tomaban helado y veían pasar a mucha gente.

- O sea, ¿es verdad? – Eileen se sonrió.

- No, una chica de Ravenclaw, dijo que tu habías contado eso… no de James, pero que estoy enamorada de alguien y…

- Oh, perdona. Los chismes corren, ¿me perdonas? – Dijo Eileen dándole un abrazo.

- No, me hiciste quedar en pena. – Florence le sonrió también – Boba, claro que si.

- ¿le has contado a alguien que me gusta Remus?

- Bueno… - Florence enrojeció.

- Dime, a quien. Te voy a matar – Eileen lanzó una mirada desorbitada.

- A una tumba, no lo dirá…  Snape

- ¿¿QUUUE??? Oh, Gracias. ¿Por qué no se lo contaste a Morgana, Evans, y quizás a Fletcher?

- Lo pensaré – Florence le sonrió.

- Estamos a mano, pero no se aun… ¿por quien suspiras tu?

- Por nadie, ya lo sabes. – Florence le volvió a sonreír.

Un hombre se aproximaba por la colina, de túnica cara y cabello rubio platino, ojos grises y mirada arrogante. Florence lo reconoció, era el chico que estudiaba séptimo, el año que Kyle terminaba Hogwarts, Lucius Malfoy, el mismo dijo que con tan solo verla, que servía para Slytherin. Pasó directo por una calle abajo, iba apresurado, el chico estaba crecido y tendría 20 años. Florence se quedó viéndolo y volvió a estremecerse, no sabía porque, pero no quería estar cerca de aquel muchacho, su mirada la había intimidado hace 2 años atrás.

- ¿lo conoces? – Preguntó Eileen.

- Una vez lo vi… antes de entrar a Hogwarts. – Florence se levantó. – Vamos a Zonko, quiero comprar algunas cosas…

- ¿Zonko? A ti no te gusta comprar allí.

- No importa, vámonos de aquí. – Florence apuró el paso, pero no pudieron entrar, había mucha gente en el local, al parecer estaban celebrando el primer aniversario de la tienda. Tuvieron que caminar hasta Las Tres Escobas. Allí entraron y pidieron una cerveza y fue cuando vieron a Fletcher y sus amigos, quienes le invitaron otra ronda de cerveza. Al terminar se cruzaron con un grupo numeroso, era la pandilla de Snape, pero estaban con 3 sujetos más; uno de ellos era el rubio Malfoy, con su cabellera platina, junto a dos chicos corpulentos.

- Yo se quien eres… - Malfoy se atravesó en su camino y la tomó de una mano, clavandole sus ojos grises y arrastrando las palabras.

- Ella estudia con nosotros – Dijo Snape mirando con recelo.

- Claro que si… Florence Harrington, y estás en Slytherin. Honor y gloria a la casa de la Serpiente. No me equivoqué  – Malfoy besó su mano de un modo baboso y lujurioso.

- Si es así. – Florence no entendía.

- Tengo entendido que Narcisa te ha acompañado en la misión… - Interrumpió Snape la pomposa escena. Morgana miraba con los ojos hechos llamas, odiaba cuando Florence acaparaba la atención.

- Si, una novia leal y útil. Le gusta mi fortuna, solo espero que no me pida un hijo. No quisiera tener a un mocoso arruinándome la vida. Pero pasemos a cosas más agradables, Florence… ¿ella es amiga tuya?

- Si, soy Eileen Jordan.

- Conozco a tu padre. Era un auror del ministerio… muy entrometido.

- No es cierto.

- Entonces, ¿Por qué está muerto? – Malfoy la dejó con una sonrisa cínica.

- No es tu problema. – Dijo Eileen aguantando las lágrimas.

- Ya nos vamos – Dijo Florence tomando del brazo a Eileen.

- Espero verte, y tenerte más de cerca. – Le dijo Malfoy al Florence al oido y Florence se fue lo más rápido que pudo, vio como Malfoy se quedó observándole con una mirada penetrante y para nada inocente.

Arwen: Bueno, sucede que hay veces que los propios amigos están ciegos y no pueden ver las cosas tal como son.  No te preocupes por Florence y Snape, ya verás los siguientes capitulos, apenas tienen 13 y mi historia va para largo… jejejeje, veremos que mas peleas hay, no puedo adelantar mas, espero que te siga gustando.

Arca: Si, hay veces que tantos nombres nuevos hacen perderse… mi idea de Florence fue tratarla de hacer a una chica diferente a las demás, con cosas comunes. Pero me alegra mucho que te haya gustado, espero que te siga gustando.

Kalisto: Huy, si Snape es único, es verdad. Es un carácter algo fuerte y quizas atravesado, pero muy bueno en el fondo (muy en el fondo), jejejeje. Me alegra que te haya gustado, subiré capítulos mas seguido…