Capitulo 6

Al llegar a su mansión en vacaciones, se dio cuenta que sus padres estaban agitados, ese año sus padres se sentían atemorizados ya que había surgido un mago Tenebroso llamado Voldemort… el mismo que era amigo del padre de Snape, que mataba a muchas personas y parecía cruel, su especialidad torturar muggles junto a los mortífagos, Florence recordó como el padre Snape hacia lo mismo. Por primera vez veía a su familia asustada, ella no vio el problema real, pero tampoco dijo nada sobre lo que Snape planeaba, fue un momento difícil, debido a los constantes sermones de su padre y su indiferencia. Lo peor fue la noche en que llegó una carta con sobre negro.

- Florence, ¿Qué clase de correspondencia es esta? – Dijo Donald tomando la lechuza que acababa de llegar, era un sobre negro con el sello de una serpiente verde. – Va dirigida a ti.

- Es mi carta, es de parte de un amigo… - Dijo Florence llegando a la sala.

- ¿Una carta? ¿Un sobre negro? – Su madre estaba sentada y dejó el libro que estaba leyendo, pero su padre replicaba  - ¿Quién haría algo así? ¿Quién es ese amigo?

- Mi amigo Severus Snape, ya les he contado de él. – Dijo la niña temblando ligeramente frente a su padre.

- ¿Snape? – Su padre tomó la pipa y exhaló – No tengo un buen presentimiento, debe ser el hijo de Saveratus, ese hombre era partidario de Grindelwald.

- No tiene que ver…

- ¿No tiene que ver? Niña estúpida, un nuevo mago tenebroso se ha levantado desde lejos, su nombre es Voldemort, ¿cómo me aseguras que los Snape no están involucrados con él? – Dijo Donald.

- Padre, realmente me tiene sin cuidado – Dijo Florence desafiando la autoridad de su padre. – Soy amigo de su hijo, no de Voldemort.

- Escucha bien, cuando empieces en Hogwarts, quiero que dejes de ver a ese Snape, no debe andar en nada bueno.

- Es por tu bien hija. – Dijo su madre algo temerosa por detrás.

- No lo haré.

- No has hecho más que volverte insolente desde que estás en Slytherin, estoy sospechando de tus conductas…

- Tu no querías que fuera a Hufflepuff, ¿contento? El sombrero vio en mí cualidades para pertenecer a Slytherin. Mi insolencia es la respuesta directa a tu indiferente actitud, desde que estoy en Slytherin, me has tratado como a un saco de basura…

Donald avanzó hasta donde su hija y le lanzó una bofetada que la lanzó al piso.

- Donald, no hagas eso por favor – Dijo Janice su madre levantándose e interponiéndose entre su hija y su esposo. – No la maltrates, es tu hija.

- Ya verás, padre. Te arrepentirás de cada uno de tus ofensas hacía mi – Dijo Florence con las mejillas rojas y una lágrima en sus ojos. – Tú así lo quisiste. No puedes evitar que yo sea diferente a los demás.

            La chica subió a su habitación a escribir una carta, mientras lloraba silenciosamente.

Severus:

            Te escribo para que sepas que estoy contigo hasta el final. No me envíes más correspondencia, mi padre la tiene intervenida. Quiero salir de esta miseria…quisiera que alguien me entendiera…

Florence Harrington.

Mandó la carta con una lechuza parda de su mansión y pasó encerrada el resto del día en su habitación. Los esfuerzos de acercamiento de su madre, se veían opacados por la actitud dura de su padre, quien se preocupaba más por otras cosas del trabajo y nunca tenía una palabra positiva hacia su hija, aquella pelea había sido fuerte y solo hablaba con su madre de vez en cuando.

En la cena Florence solo se limitaba a observar su plato, antes que su padre la abordara con otro tema de poca significación, hasta que su padre hizo un anuncio.

- Que bien que estamos aquí para aclarar puntos. – Dijo Donald carraspeando su garganta.

- ¿Qué ocurre Donald? – Dijo Janice terminando su sopa.

- Janice, Florence. Tenemos una reunión la próxima semana, es con el ministerio. Es muy importante, será un recibimiento a los magos extranjeros y me han llamado también, a la dichosa reunión con toque de fiesta. Por obligación tienen que ir, así que preparen sus mejores trajes.

- ¿Y si no quiero ir? – Dijo Florence mirándolo.

- Te he dicho que vayas, jovencita. Somos una familia unida.

- Vives en una farsa, no somos unidos, ni siquiera estás en casa el tiempo suficiente. – Dijo Florence y su padre la miró severamente como nunca y Florence no dijo más palabra.

- Quizás necesites más disciplina y menos holgazanería, te deben tener así en ese Colegio. Los Slytherins en mi tiempo eran los más peligrosos, de grandes logros académicos como tu, pero como sabían saltarse las normas. Nunca habrá casa como la Ravenclaw, tan noble.

- Todas las casas son nobles, todas tienen su historia. – Dijo Florence desafiando a su padre.

- La discusión ha finalizado, puedes retirarte. Si tienes hambre, espera hasta mañana. Janice ve buscando una túnica de gala para tu hija. – Dijo Donald cortando la conversación bruscamente y cambiando la dirección de su mirada. Florence hizo un sonido con los cubiertos y los platos, tomó su varita y la apretó. La puso en uno de sus bolsillos y se retiró sacudiendo su negra cabellera hacia atrás. Cuando cerró la puerta del comedor retumbó por toda la mansión.

            La voluntad de su padre se cumplió, tuvo que ir a la reunión con sus padres. Iba con una túnica de gala color mostaza que no combinaba ni con su piel, ni con su cabello ni con sus ojos, se sentía terrible de ir a ver puros viejos del ministerio. Al llegar se encontró con los Potter en la entrada, la gran fiesta se daba en su casa. Sería terrible decir que fue a una fiesta en casa de Potter.

- Hijo acomoda ese cabello – Decía John Potter mientras le pasaba una mano por el cabello de su hijo.

- Siempre es así – Dijo James algo enfadado.

- Bienvenido Donald, te he guardado un puesto especial con Cidra. Entra y ponte cómodo. – Dijo John sonriéndole con su diente de oro al aire, si había una familia tan rica como los propio Harringtons esos eran los Potters.

- Gracias John, Hola Elizabeth, hola Jim – Dijo Donald de la mano de su esposa Janice.

- Hola Potter – Dijo Florence saludándolo.

- Hola Florence, pasa adelante.- Dijo James por compromiso. En ese momento ella pasó adelante, cuando el ministro de magia Harold Jorkins llegó con su señora Litzie Jorkins y su hija Berta, la misma Berta chismosa que estudiaba en el colegio. Luego llegó Albus Dumbledore y todo el salón volteó a mirarlos, también llegaron los Bones y los Longbottom. Algunos magos extranjeros conversaban algo atemorizados y con respeto. Fue cuando llegaron otros más. Un hombre de túnicas negras y cara desagradable con cabello negro y ojos color lima, junto a su esposa que era bajita y de aspecto calavérico, pálida y de piel con aspecto enfermizo y roñoso, junto a un hombre rubio corpulento con su bastón y su hijo, que era replica de él padre. Detrás del señor de túnicas negras apareció la persona que menos Pensaba Florence, que se iba a conseguir: Severus Snape.

- Saveratus, Nerón. ¿Qué hacen aquí? – Dijo John Potter con seriedad.

- Nos dijeron que había una reunión de magos de alta sociedad y del ministerio, no podíamos faltar. Le presento a mi hijo Lucius. – Dijo el hombre rubio que debía llamarse Nerón, era el padre de Lucius, y hablaba arrastrando las palabras arrogantemente.

- He venido a ver como andan las cosas por aquí. – Dijo El hombre de cabellos negros y con mirada amenazante. - ¿Qué tal Dumbledore?

- Hola Saveratus, me sorprende verte aquí con Sigrid y tu chico, ¿Severus?

- Así es…

            Fue cuando Florence vio que su padre la miró con mirada reprobatoria y vigilante. Fue cuando una música suave empezó, aquella sería otra reunión de magos ricos de la sociedad con propósitos no definidos. Florence estaba sentada en una silla mirando sus pies mientras de a ratos observaba como una señora gorda bailaba con un hombre delgado, daba risa verlos moviéndose, siendo la pareja mas dispareja.

- Hola Mostacilla, que traje tan ridículo cargas. – Dijo Snape riéndose

- No me provoques, puedo colgarte con uno de los volantes de las túnicas al techo. – Dijo Florence mirándolo de mala manera. Snape llevaba una túnica negra como la de su padre, solo que tenía una franja gris.

- Odio estas reuniones fofas. – Dijo Snape haciendo referencia a su cabello echado hacia atrás de una manera impecable, poco común en él. Sin duda estaba menos grasoso que otras ocasiones

- Tu padre, ¿qué hace aquí? – Florence no sabía que decir.

- Lo mismo que tu padre, nada. Hablando bobadas de adultos que a nadie les importa No sabes lo mal que habla mi padre de tu padre – Dijo Snape bruscamente.

- Digo lo mismo, al menos el sentimiento es mutuo. – Florence se encogió de hombros

- Oh si, quien entiende a estos señores.

            En un instante, una voz irrumpió detrás de ellos, eran dos hombres que los miraban. Uno de ellos era Lucius Malfoy y el otro era Nerón.

- Mira Padre, ella es Florence, la menor de los Harrington. – Dijo Lucius con su mirada penetrante que solo tenía reservada para ella.

- No te guíes por su apariencia, debe ser igual a su padre. – Dijo Nerón mirándola con asco. – aunque puede ser un buen potencial para… ¿es amiga tuya Snape? -Severus lo miró con temor y no respondió la pregunta, simplemente se levantó. Florence lo siguió, pero Lucius la tomó del brazo:

- Algún día te tendré Harrington. Serás mía, no me importa cuando, pero será algún día. – Ella se logró soltar del brazo y descubrió a su padre delante de ella.

- Florence, vamonos de aquí. Hola Malfoy. – Dijo muy brusco su padre

- Harrington, tanto tiempo sin verte. – Dijo Nerón. – Linda niña, tanta ternura, vaciada por esos dos ojos de dragón. Concentrando frialdad

- Gracias por el cumplido, nos vamos. – Donald tomó a su hija del brazo, atropellando a una pareja. Como era de esperar fue muy molesto después, Donald estaba enfadado.

- ¿Qué hacías con ellos?

- No se. Ellos estaban en la fiesta que tú me obligaste a ir.

- No me vengas con ironías, puedo darte una pequeña lección frente a todos. – Dijo Donald molesto y furioso camino a casa. – Ni siquiera vi a ese hijo de Saveratus.

- Estaba en frente tuyo.

- Son tan miserables, que tampoco son dignos de mirar. Apenas vi a un niño tan desagradable como su padre, me imagino que con las mismas malas intenciones.

- Di lo que quieras. – Florence volteó a otro lado.

Para su suerte, el primero de septiembre llegó, al llegar a la estación de King Cross, observó a su amigo, Severus Snape, no muy lejos con sus padres. Los pudo detallar mejor porque era de día. Su padre era de aspecto temible, vestía túnicas negras y tenía cabello grasoso y negro, su madre era de nariz ganchuda y bajita, con cabello negro amarrado en un moño con una túnica gris, de igual aspecto débil y enfermizo. Florence avanzó con su baúl y junto a su madre.

- ¿Ya vas a abordar? – Dijo su madre con una sonrisa.

- No aun.

- ¿Dónde están tus amigos? – Dijo Janice Harrington mirando a su alrededor.

- No tengo amigos. – Dijo Florence de malas pulgas.

- Florence, escucha… no quería que te fueras sin hacer las paces con tu padre. Promete que no te vas a meter en problemas. ¿Por qué no vienes en Navidad? Tus hermanos vendrán.

- Me quedaré en Hogwarts, llevo tres años haciéndolo. – Dijo Florence de muy mal gusto.

- Hija, no me hagas esto. No sabes cuanto te quiero, no tienes porque actuar así…

- No puedo creerlo, le das la razón. Creen que estoy loca, me miran como si fuera una prófuga de Azkaban.

- Se que has practicado artes oscuras, no se lo he dicho a tu padre. Por favor, ten cuidado con lo que haces. Puedes lastimar a alguien, incluso te puedes hacer daño a ti misma. – Su madre le dio un abrazo.

- No te preocupes, mamá – Respondió Florence abrazándola también. – No me meteré en problemas.

- Allí estás Florence. ¿te interrumpo? – Era Eileen muy animada.

- No, ya voy para allá. – Dijo Florence despidiendo a su madre.

- Claro que tienes amigos. Adios Florence, cuídate mucho. – Dijo su madre dándole un beso en la frente.

- Adiós mamá – Dijo Florence mientras alcanzaba a su amiga.

- Mira lo que "Precioso" está comiendo – Dijo Eileen sacando a su rata, era mucho más grande. – Le gusta las verduras frescas, ¿no es así "Precioso"?

- ¿Precioso?

- No se me ocurrió otro nombre.

            Al subir al tren, entraron en el último compartimiento vacío, allí dejaron sus baúles a un lado y se sentaron a comentar sus vacaciones, Florence tomó en sus manos a "Precioso" mientras Eileen acomodaba su baúl en el rincón, de la nada se abrió la puerta…

- James, ya encontré a la señora que vende los dulces… - Era Peter Pettigrew, al darse cuenta que se había equivocado de compartimiento y al descubrir a Florence y a Eileen allí, se puso colorado hasta las orejas.

- Disculpa, no sabía que…

- No importa. – Dijo Florence.

- ¿te gustan los ratones? – Preguntó Peter.

- Si, son lindos. – Dijo Florence volviendo la mirada a "Precioso".

- Yo tengo mucha afinidad con ellos – Dijo Peter acercándose y dándole una semilla a "Precioso".

- ¿Y que? Florence tiene afinidad con los dragones. – Dijo Eileen sin encontrar lo fascinante al asunto. Peter se fue cerrando la puerta.

- ¿Crees que Pettigrew se compre un dragón para llamar tu atención? – Preguntó Eileen acomodándose.

- No se, pero hay algo en Pettigrew. Algo que no puedo descifrar. Debe ser que siempre es el más callado de su grupo, hay algo triste alrededor de él.

- Su cara es triste, incluso precioso es más apuesto – Dijo Eileen

- Quizás.

            La pandilla de Potter era la más popular entre chicos y también entre chicas, tenían gran facilidad para las bromas y su enemistad con la pandilla de Snape era bien conocida. Los mas queridos por todos eran James y Sirius, quienes parecían bombas humanas, porque no había día que no anduvieran metiendo las narices en todo y bromeando por todo. Otra de las chicas más populares del colegio era Arabella Fig., quien salía con Gary Hurrigan. Pero nadie le quitaba el puesto a Lily, considerada la chica más hermosa que haya pisado Hogwarts jamás: según James. Pero muchos no compartían la misma opinión, aunque no fuera popular y tuviera una personalidad misteriosa de fondo, en apariencias Florence Harrington tenía atractivo físico, que había aumentado con los años.

            Pero a pesar de ser una chica hermosa, era solitaria y nunca se preocupó por la popularidad ni tampoco por ser el centro de atención, aunque en su casa muchas veces lo fuera. Era la buscadora y era tratada normalmente, una de las mejores estudiantes y apenas resaltaba: era la casa de los ambiciosos, pero la ambición de Florence estaba hacia otra dirección.

            Todos en el colegio hablaban de los últimos chismes, sobre si Lily y James iban de novios, o si Mundungus Fletcher había lanzado una bomba fétida a las mazmorras de Slytherin. Por aquella época, la casa Slytherin era muy despreciada por las demás, y todo lo que viniera de esa casa resultaba malo.

            El nuevo año vendría cargado de más asignaciones y estudios. Florence no podía más que dedicarse a su estudio. Su amiga Eileen, seguía en lo mismo de siempre, con rata a todas partes con la que entabló una buena relación humano – mascota. Sus sentimientos por Remus Lupin la avergonzaban, no entendía como a alguien de Slytherin podía gustarle uno de los populares pomposos de Gryffindor.

            A decir verdad Remus Lupin era el chico mas equilibrado de los 4 de su pandilla, no era extremadamente revoltoso, sino que prefería la calma y cordura, tampoco era tímido e introvertido como Peter el gordito. Remus Lupin era un chico de contextura delgada con cabello marrón y mirada audaz, tenía el cabello erizado que lo hacía lucir como a un lobo cachorro y cuando sonreía lucía muy juguetón, estas y muchas otras cualidades habían sido los motivos de Eileen para gustar del chico. Era también un estudiante dedicado, cuya materia favorita era astronomía, quizás por estar relacionada con la noche; ya que la noche significaba misterio.

            James Potter era el líder de la pandilla. Muy extrovertido con todo, de todo sacaba un chiste y tenía un fervoroso club de fanáticas que lo perseguía a todas partes. Su cabello era negro y revuelto, nunca lograba acomodarlo. Desde pequeño había usado gafas y sus ojos eran marrones. Tenía una cara muy agradable y caía bien a todos, era delgado y un poco más pequeño que Remus y Sirius, pero más alto que Peter. La broma mas resaltante fue una vez que estaba en pociones y para captar la atención de todos, le pegó un moco oloroso (de la recién fundada tienda de Zonko), en el cabello a Snape.

            Era muy común que fuese castigado junto a Sirius, puesto que sus bromas a veces se pasaban, pero valían la pena, puesto que hacían reír mucho a los demás y eran divertidas de hacer. James tenía un conocido gusto por Lily Evans la hija de muggles sabelotodo, eran la pareja perfecta según muchos ya que ambos eran buenos estudiantes y populares.

            Sirius Black era un chico muy dinámico y sabía como captar la atención. Usaba cabello negro liso que le caía de una manera que lo hacía ver como a un perrito tierno hasta el cuello. Sus ojos eran azules y su sonrisa hacía derretir a más de una, sus labios eran gruesos y sabía perfectamente hacer muecas para burlarse de los demás, su pasatiempo favorito era burlarse del modo de ser de Severus Snape. Le encantaba meterse con Snape e iniciar discusiones o dejar mal parado a los de Slytherin.

La mayoría de sus planes incluían secuestrar a Florence Harrington, tratar de expulsar a la pandilla de Snape, mandar al Profesor Catterpole al Tibet en alfombra voladora entre otras cosas. Le gustaba hablar con Remus de vehículos mágicos y escobas voladoras. Su mayor sueño era comprar una moto voladora que había visto en un catalogo de artefactos mágicos usados, una de sus conversaciones podría terminar algo así:

- Imaginen chicos, a la luz de la luna… Remus con todo respeto. Ir volando en la moto por Londres y que una brisa suave corra, mientras que una chica de grandes ojos claros me abraza y me aprieta…  sería lo máximo.

- Seguro hablarás de nuevo de la chica Florence Harrington – Decía Lupin mientras caminaban a Transformaciones.

            Por último estaba Peter Pettigrew, un chico que adoraba comer semillas de girasol y pasteles con crema. Era de cabello marrón tirando a rubio, y tenía ojos color almendra. Su cabello iba peinado hacia delante haciendo que sus ojos se vieran pequeños y aguosos como los de los ratones, porque eran muy juntos, su nariz terminaba hacia abajo y tenía la habilidad de moverla, sus dientes delanteros eran algo grandes. Pero era amigo de los 3 más populares de Gryffindor, su amistad comenzó cuando Ivan Lestrange se había metido con él y Sirius Black lo defendió y terminaron siendo amigos.

            Pero para pasar a la contraparte, tenemos a la pandilla de Slytherin. Primero está Ernest Wilkes, un chico de cara ruda, con apariencia de siempre estar mal alimentado, es alto y delgado, pero carece de elegancia. Le gustaba reir entre dientes, su pasatiempo favorito era buscar insultos hacia los Gryffindors. Estaba Ivan, inseparable de Morgana. Era el mas corpulento de los chicos de Slytherin, aunque tuviera ojos grandes, nada quitaba de su cara la expresión de asco al acercarse a algun sangre sucia.

Evan Rosier era el más hablador, era muy astuto e inteligente. Le gustaba planear mala jugadas y comentar sobre los últimos acontecimientos de su vida tenebrosa, contaba buenas historias de terror. Por lo general se callaba al estar en presencia de Snape, porque le tenía respeto y era el mejor amigo de Ivan.

            La unica chica del grupo era Morgana, novia de Ivan, era muy apegada y tenía mucha inseguridad consigo misma. Odiaba a Florence por la simple razón de que le gustaba compararse con ella y siempre salía perdiendo, odiaba que algunas veces Florence fuera el centro de atención. Quizás era una de las pocas chicas conocidas que estuviera interesada en aprender artes oscuras.

En una fría tarde del sábado de Noviembre, la sala común se encontraba vacía. Florence y Snape estaban terminando una tarea de encantamientos prácticos, mientras conversaban.

- Es absurdo, lo que te dijo tu padre. – Dijo Snape terminando su pergamino.

- No se, no quiero pensar más en ello. Ahora estoy en Hogwarts. – Florence cerró su frasco de tinta. – Al fin logré terminar.

- No fue tan largo – Snape también había terminado - ¿Dónde andarán todos?

- Ni idea, pero me alegra no tener que hacer mas tareas.

            Snape se acercó a un gran sillón largo y color verde musgo y se sentó al lado de la chimenea. No dijo nada por un momento.

- ¿Qué maldiciones aprendiste en vacaciones? – Florence se sentó a su lado alisando su falda.

- No muchas. Mi padre estuvo todo el tiempo en casa preparándose para una misión que tiene… Si descubre que he husmeado sus libros favoritos, me va a matar con la maldición imperdonable.

- ¿Maldición Imperdonable? – Florence pareció pensativa.

- "Avada Kedavra", es la maldición sin contra-hechizo, la más vigilada por el ministerio y la más  mortal de todas, simplemente te mueres.

- Vaya, nunca me la habías enseñado. – Florence tomó su varita y empezó a hacer círculos.

- No creo que la haya usado antes, es peligrosa. No voy a ir a Azkaban por esa maldición, cuando hay otras mejores con las que puedo practicar.

- Tienes razón. – Florence se acercó más a su lado, mientras Snape sacaba de su bolsillo una bolsa se semillas.

- Las tomé de la clase de pociones, quizás le gusten al ratón ese de Jordan. – Snape las puso en su mano y Florence las tomó, al tocar su mano, Snape la miró fijamente. Durante la siguiente semana, Snape estuvo tras la pista de que tramaba la pandilla de Potter, ya que nunca logró averiguar que era, solo sabia que Lupin se enfermaba cada mes, se recuperaba y volvía a clases, pero según reportes de Florence no había estado en la enfermería. Iba a ser una cacería, quizas fuese lo que tuviesen de fondo, serviría como una buen motivo para que los expulsaran; no quería hacer participes a los de su pandilla, era algo que el solo quería probar, pero al poco tiempo Sirius se dio cuenta de las intenciones de Snape.

- Oye, pelota entrometido, ¿qué buscas? – Dijo Sirius con un tono brusco.

- Cállate Black, no es de tu incumbencia – Dijo Snape cuando otros chicos de quinto año pasaban, Florence venía detrás y corrió entre ellos.

- Snape, es mejor que te apures, tenemos Transformaciones ahora mismo. – Dijo Florence usando un tono de voz que usaría con cualquier compañero formalmente.

- Ya voy, Harrington.

            Snape se mostraba mas malhumorado que nunca, quería descubrir que ocultaban los chicos de Gryffindor era una obsesión y a veces parecía un tanto metiche.

- ¿Sabes? Me molesta que nos sigas, ¿acaso estás enamorado de James? – Dijo Sirius en un tono irritable a Snape

- No, eso quisieras tú. Para que compita contigo Black. – Snape puso una mala cara.

- Peter… ven aquí. – Sirius le puso una mano a Peter en el hombro y le hablo con tono fraterno. – Recuerda… la próxima vez que…

- Así lo haré, pero bien… ¿En que animal?

- Cualquiera, ¿tienes alguno?

- Bueno, si. Quizás una rata.

            Sirius se alejó un poco con Peter y se quedaron hablando. No hablaban en susurros, hablaban normal y Snape los escuchó desde lejos

- … cuando haya luna llena, quiero que veas el sauce boxeador. En el nudo del medio, lograrás que se neutralice y así podrás pasar por el túnel a donde está Remus, ¿ok? Apréndetelo de memoria, luego adentro estaremos James y yo, buscaremos a Remus para nuestras "aventuras". ¿ok? Nada puede salir mal

- Si – Dijo Peter riéndose – así será. Hoy practicaré la transformación.

- Por favor… Severus, no vayas a ir. Puede ser una trampa, sabes bien que no les caes bien a ellos. – Dijo Florence en los matorrales que tenían vista hacia el lago.

- Lo escuché bien, hay algo que debo averiguar. Quizás si lo descubro todo, puede ser que no tenga que sacar a Potter y su pandilla de este colegio con maldiciones, sino quizás solo con una expulsión me alegra decir.

- Ten cuidado.

            Al subir al dormitorio, Florence medito cada una de las palabras de Snape, su amigo era un terco y no se daría por vencido, de seguro se metería en problemas innecesariamente por todo este asunto, no tuvo un buen presentimiento. Al acostarse en su cama escuchó los ronquidos de Dana, las demás chicas dormían, todas menos Morgana, su cama estaba vacía, escuchó un ruido abajo y salió a averiguar, oculta en las sombras vio a Iván Lestrange y a Morgana Zewell llegando por la entrada.

- Acabo de ver a Snape, ¿qué planeará esta vez? – Dijo Iván.

- Quizás algo grande… o quizás vaya a verse con alguien. – Dijo Morgana – siempre creí que Snape tenía algo oculto con alguien.

- ¿Por qué lo dices?

- ¿Que no lo ves como actúa? Se ve sospechoso cuando se queda mirando el techo de los salones con mirada relajada, y luego finge estar de mal humor y nos amenaza con maldecidnos.

- Morgana, ustedes las mujeres ven cosas donde no las hay.  Quizás Snape esté afectado por lo de su padre, es la mano derecha de Voldemort.

- ¿Lo has pensado…?

- Si, me uniré a él. Nadie puede saciar mi sed de venganza y artes oscuras más que él mismo. – Dijo Iván.

- Igual no creo que eso le afecte, nunca ha sentido aprecio por su padre, simplemente aprecia las artes oscuras. Más bien creo que se está viendo con una chica…

- ¿Snape? El no es de ese tipo, jamás habrá visto una chica sin uniforme y mucho menos creo que se esté citando con nadie.

- Si… pero también es muy misterioso, quizás nos esté ocultando un secreto.

            Florence oyó atenta todo esto y bajó ruidosamente, haciendo como que no había escuchado nada y mirándolos.

- ¿Qué hacen aquí? – Dijo Florence sin notar que a tan altas horas de la noche no llevaba puesta su pijama.

- No te incumbe, Harrington. – Dijo Morgana

- Tu como que ibas a salir, ¿aún con ropa? – Dijo Iván

- Acabo de llegar – Florence avanzó hacia la puerta – y ahora me vuelvo a ir, voy a detener un gran problema y a evitar que a Slytherin le quiten puntos.

- ¿A qué te refieres? – Morgana se le atravesó - ¿De que hablas?

- No les importará, mi opinión nunca ha sido de su interés. No intenten seguirme, se muy bien como escabullirme del celador y ustedes no. – Florence se retiró rápidamente y subió hacia el vestíbulo dándose cuenta de cada paso que daba, todo estaba oscuro pero una luz vino de la ventana, era Luna Llena, observó hacia fuera y descubrió a un perro negro que corría hacia el sauce boxeador.

            Al salir afuera notó el viento que soplaba y vio a una persona bajo una capa que seguía hacia el sauce boxeador, era Snape. Logró alcanzarlo a tiempo y lo tomó por detrás.

- Sabía que no me escucharías, que terco eres. ¿No sabes lo peligroso que puede ser?

- Me sorprendiste – Dijo Snape volteando hacia ella- ¿No sabes que el único peligroso aquí soy yo?

- No sabes realmente que hay detrás de todo esto.

- Si, un cuarteto de tontos que juegan a las aventuras y esta noche sabré que planean, así Dumbledore sabrá todo y los expulsarán.

- No vayas, no tengo un mal presentimiento de esto.

- Tú sabes lo que pienso, Harrington.

- Estás cegado. – Florence vio que se prendió una luz en el castillo.

- Alguien nos vió – Dijo Snape avanzando hacia el sauce.

- No, espera… - Pero Snape ya había llegado al lado del árbol y tomó una rama grande y apretó justo el lugar que había dicho Sirius y logró pasar, Florence quedó con la boca abierta y alguien la tomó por detrás, a tal sorpresa pegó un grito.

- Silencio, Florence ¿qué haces aquí? – Era James quien estaba nervioso.

- Vine a ver lo que pasaba, ¿Qué hay en ese túnel dentro del sauce?

- Nada…

- Severus fue hacía allá.

- No puede ser, le dije a Sirius que… - James se apartó mirando el sauce.

- Alguien en el castillo sabe que estamos aquí.

- Escucha, vete de aquí. Yo buscaré a Snape, si te encuentran aquí será peor.

- ¿Qué ocurre?

- Es una trampa, si Snape llega al final del túnel, posiblemente se encuentre el peor peligro de su vida.

- Me vas a contar todo ahora mismo, James Potter – Dijo Florence alzando la voz.

- No puedo, vete de aquí. Yo me encargo, y te prometo que pese a todo lo que Snape me ha hecho lo voy a salvar de esta.

- Si algo le pasa, me las vas a pagar. – Dijo Florence corriendo hacia la puerta del vestíbulo, al llegar allí vio una lámpara que se acercaba, de los nervios cerró la puerta duro y una voz se acercó.

- ¿Quién anda allí? – Era de seguro el celador Augusto, Florence caminó sigilosamente hasta llegar a los cuartos de armarios a un lado, allí se quedó y oyó como los pasos se acercaban más y más, luego oyó como abrían la puerta del vestíbulo hacia fuera y se cerró de nuevo la puerta, como no oyó más ruido, salió y fue directo a las mazmorras. Pegó una carrera, hasta que se pegó con un bulto. Al mirar bien se dio cuenta que era su jefe de casa, Rufus Blaise.

- Y bien. Harrington, ¿Qué hace paseando a altas horas de la noche?

- Es que… - Florence no se le ocurría nada – bueno… me sentía mal y pensé ir a la enfermería. Pero luego de tomar aire y dar una vuelta me sentí mejor y comprendí que no era necesario ir…

- Y me imagino que le sucedió lo mismo a Snape, tampoco está en su cama. Usted sabe que los alumnos no pueden salir de noche de sus dormitorios.

- Disculpe profesor, no se nada de Snape. Tampoco sabía que no se encontraba en su dormitorio.

- Creo en su palabra, pero eso no me impedirá quitarle 10 puntos…

- Pero Profesor, es su propia casa. – Dijo Florence tratando de convencerlo.

- No sea terca, ahora mismo irá a su dormitorio y si vuelvo saber de sus actividades nocturnas por el colegio, me encargaré de que la cambien de casa.

- Blaise! – Dijo la voz del celador con su lámpara a unos 10 metros de donde estaba Florence – Mira a quien he conseguido dándole vueltas al sauce boxeador.

            Florence volteó y vio a Snape con unos cuentos rasguños en la cara, nada grave junto a James Potter que miraba el suelo.

- Snape, que decepción. Jamás me imaginé eso de usted. – Dijo Blaise dejando a Florence a un lado.

- ¡Santo Dios! ¿Qué ocurre? –Mc Gonagall llegaba algo agitada en su bata - ¿Qué es todo este ruido? Despertaran a todo el Castillo.

- Nada, solo que hemos descubierto a estos dos muchachos… - Dijo el celador.

- Pero Augusto, ¿qué hace esa niña aquí? – Preguntó Mc Gonagall.

- Estaba merodeando, según ella se sentía mal. – Dijo Blaise – Pero de ninguna manera puedo aprobar estas conductas, vaya a su cama señorita Harrington.

- De ninguna manera, antes de encontrar a los dos chicos, escuché otro ruido sospechoso, pudo haber sido ella. Ella debe venir también. – Dijo Augusto el celador.

- Es increíble, ¿Qué han hecho? – Mc Gonagall los miraba  de una manera reprobatoria.

- Casi me matan – Dijo Snape – me tendieron una trampa.

- 50 puntos menos para Slytherin, y 50 puntos menos para Gryffindor. – Dijo Mc Gonagall.

- No fue mi culpa – Dijo Snape.

- Usted debió saber que vagar por el Castillo y sus alrededores a altas horas de la madrugada es un delito, así que… – Dijo Mc Gonagall.

- Vamos a donde Dumbledore – Dijo Blaise de mal aire – Ya he dicho que Harrington no tiene que ver en este asunto.

            Florence se fue antes de que Blaise se arrepintiera de su decisión, vio como los demás se alejaban y llegó a la sala común. Subió rápidamente a su dormitorio y mientras avanzaba a su cama la voz de Morgana la interrumpió.

- Lo he oído, he escuchado mucho ruido. Dime ¿qué ha pasado realmente?

- ¿Le dijiste a Blaise? – Dijo Florence hacia el rincón donde estaba Morgana en las sombras.

- No, no fui y ¿Qué le pasó a Snape? – Dijo Morgana con voz peligrosa

- No se. Pregúntale a Severus mañana.

- Sea como sea, tú sabías algo. Eres la culpable si no me cuentas, no es hora de desafiarme. Puedo delatarte – Morgana alzo ligeramente la voz.

- No se si te interese, pero esta noche Slytherin ha perdido 60 puntos, quizás quieras aumentar el record de perdida de puntos.

- No seas tan estúpida, Harrington. ¿Desde cuando llamas a Snape así? ¿Desde cuando lo tuteas?

- No te incumbe nada de eso, si tanto conoces a Severus, pregúntale. – Florence la dejó hablando sola al cerrar sus cortinas de su cama.

Al día siguiente Florence subió al gran comedor y vio a Snape con su pandilla. No sería prudente preguntarle en frente de su pandilla, se levantarían mas sospechas. Por lo menos se alegró de que no lo hubieran expulsado, en la mesa de Gryffindor todos le hacia preguntas a James Potter, pero este contestaba desanimado y evadiendo las caras. La primera clase sería Adivinación y que mejor ocasión para preguntarle sobre todos los detalles.

            Pero en toda la hora Snape le huyó la mirada y no le dijo ni una palabra, cuando iba rumbo al invernadero, Florence lo alcanzó mientras que dejaba a Eileen hablando con su prima.

- No me digas "Te lo dije" – Dijo Snape – No estoy de humor – Dijo dejando los libros en un rincón y sentándose en un banco

- No quiero sonar pesada, pero te lo dije. Te lo dije 5 minutos antes. James me lo dijo…

- ¿James? – Snape parecía recordar ese día con especial rencor - ¿Habló contigo?

- Si, cuando te fuiste, el apareció y fue dispuesto a detenerte, pero…

- Solo lo hizo porque si yo me moría el sabía que iba a hacer su culpa. Solo trató de salvarme para salvar su pellejo.

- ¿Qué mas ocurrió?

- No puedo decirlo. – Dijo Snape muy brusco.

- Soy tu amiga, claro que puedes decirlo.

- No, Dumbledore me hizo prometer que no podía decirle a nadie lo que pasó allá abajo.

- ¿Nada? – Florence quería realmente saber y estaba dispuesta a cualquier cosa por saber ese misterio.

- No, no me sigas preguntando.

- No lo iba a hacer. Realmente me preocupé cuando te atraparon, pensé que te iban a expulsar… o mucho peor.

- Ahora viene "lo mucho peor", voy a ser castigado y me tocará cumplir mi castigo con Potter. Maldita Sea – Snape lanzó al suelo uno de sus libros. Florence lo miró y tomó su fría mano.

- Al menos no estás muerto, pudiste haber muerto…

            Snape conocía esas actitudes de Florence, sabía lo que significaba y ella también, Florence le parecía mas difícil convencer a Snape de darle una sonrisa que atrapar la snitch a la vez que hacía una tarea de encantamientos y enfrentar a sus padres, Snape era el ser más frío y aparentemente no se preocupaba por nadie, no sentía aprecio por nadie pero sabía que debajo de esa mascara se escondía un muchacho deseoso de ser amado. Florence había aprendido algunas cosas de Snape, por ejemplo la indiferencia, la astucia fría Además de los fabulosos conocimientos de pociones y las prohibidas artes oscuras. Pero Snape había aprendido mucho de ella, quizás a pensar inteligentemente y no actuar en bruto, Florence había sido de ayuda en incontables ocasiones, solo que nunca lo admitiría, quizás por su orgullo. Todos verían a Snape como ese ser antisocial y extraño, pero para Florence no era más que un complemento y quizás mucho más que su mejor amigo. Cuando Florence estaba junto a Snape podía sacar su lado más duro, pero también había sacado su lado alocado, como aquella vez que hizo que el chico la besara sin remedio. Y eso ocurría en ese momento, Florence hubiera apreciado un buen acercamiento, pero Snape no parecía de mucho humor.

- ¿Dónde estarán mis amigos? – Dijo Snape – Morgana me necesita para algo.

- Sev…

- Sabes muy bien que…

- Odias que te llamen así, ¿no? Pero igual lo seguiré haciendo. – Florence se levantó y se fue detrás de los invernaderos. Snape la siguió con curiosidad.

- ¿Qué te ocurre hoy? Con ese misticismo pareces hija de Catterpole. – Snape la miró despectivamente y de muy mal humor.

- ¿Si? Eso veremos. Hoy estoy lamentando haber rechazado haber salido con James a Hogsmeade, ya sabes… - Esa frase logró lo que Florence quería, poner a Snape celoso, pero lo peor era que Snape se ponía peor cuando estaba celoso. Pero Florence lo tomó en el momento preciso…

Fin del capitulo, por ahora. Gracias por sus comentarios, la seguiré más pronto. Ya voy pensando el futuro, hay cosas tentadoras que quiero desarrollar y poner.

Arwen Black: Espero que te haya gustado este. Si, apareció Lucius en el 4to. Lo veras de sobra en el futuro cuando… ya verás!!!! Lo de las fiestas, ya sabes las descubrirán mas adelante, dudo que a Snape le gusten. Si, es verdad celos y celos, así son los chicos, se portan celosos y ni cuenta se dan.

Kitiara: Catterpole? Si, creo que las vas a pegar más que Trelawney. ¿Quien sabe? ¿Snape celoso? Es algo que me ha gustado caracterizar y le saco provecho. Gracias por tus felicitaciones!!!!! Espero que te siga gustando.

Illianna Pendragon: Hey muchas gracias, estoy tratando de continuarla mas seguido. Lo de James es un asunto aparte, un poco baboso, quizás, pero que más…… es el chico más popular de Gryffindor. Veremos que rumbo toma la historia…