Florence estaba atorada de tantas cosas que pensaba, si alguna vez llegara a escribir su biografía, la llamaría "Los hombres de la vida de Florence". Era agotador pensar en cada uno de ellos. Primero su padre, siempre tan irreflexivo, insultante y denigrante, Snape quien era su consuelo, Sirius una amarga tentación en la que jamás iría a caer, Voldemort un punto en duda y Malfoy una provocación a su paciencia. Ella sospechaba que Malfoy ya estaba al servicio de Voldemort, al igual que la pandilla entera de Snape, todos seguidores de Voldemort. Hasta se imagino a la pandilla de Snape torturando muggles, era obvio pensar que algo así sucediese.
Ella se acostó en la cama de huéspedes, cayó profundamente dormida con respiración agitada preguntándose si alguien la observaba en ese momento. Si ella pensaba encontrar un sueño placentero, estaba equivocada. Una terrible pesadilla la sacudió.
Estaba en un cuarto oscuro frente a un fuego crepitante, sintió que alguien tomaba su hombro: Snape. Lo acarició y el la abrazó, cayó en la oscuridad y sintió el chico besándola, pero vio su silueta a la sombra y no era Snape, era Lucius Malfoy. Horrorizada por ello, dio un grito pero ya no escuchaba su voz. Todo había cambiado, podía ver el cielo morado, nubes que pasaban, era un prado con flores de papel, aquel extraño mundo era su mundo interno, un escape al caos del exterior, por fin podía sonreír y sentirse relajada. Pero no todo era perfecto, un circulo de encapuchados la obligaba a avanzar hacia un fuego verde, pero antes de ceder despertó asustada envuelta en un frío sudor.
- Voldemort – Se repitió por lo bajo, pero todo estaba oscuro era medianoche, Eileen dormía en su cama. De seguro había dormido todo aquel tiempo, haciéndole agotar su mente, odiaba las pesadillas, había algo macabro por descifrar en ellas. Era tiempo de escribir una carta, salió al pasillo y encendió una lámpara en un rincón del estudio…
Para S. Snape:
Hola Severus, te escribo para avisarte que iré a pasar algunos días en Rusia para los mundiales de Quidditch, Eileen me invitó. Creo que no nos volveremos a ver sino hasta Septiembre, Voldemort me hizo una visita en la chimenea de Eileen, me presionó: Pero, no acepto. Siento algo de temor, no sabes cuanto… Te extraño
F. Harrington
Así fue, al amanecer del tercer día, ella, Lawrence y Eileen madrugaron y se prepararon, Lawrence desayunaba muy optimista.
- Lawrence, cuida a las chicas. Son grandes pero aun son menores. No quiero que los Harrington me demanden por perder a su hija. – Dijo la madre de Eileen.
- No se preocupe, mi padre jamás los demandarían por perderme, quizás le agradecería. – Dijo Florence lista.
- Linda, recuerda que dentro de 15 minutos partirán al Caldero Chorreante, allí está el traslador que los llevara a Rusia. Un viaje largo pero seguro.
- ¿Por qué no usan polvos Flu? – Preguntó Eileen algo somnolienta
- Porque son muchas personas, y no son suficientes chimeneas. Tengo la esperanza de que vayas a un mundial de Quidditch aquí en Gran Bretaña.
- Algún día eso espero. – Dijo Eileen tomando su mochila.
Al llegar a Rusia el ambiente era festivo, el Quidditch era una pasión que reunía a miles de fanáticos de todo el mundo. Todo era ruso, pero por fortuna los abordó un mago americano.
- Gran Bretaña, ustedes son… Los Jordan y usted jovencita…
- Florence Harrington
- Bien, sigan derecho… apresúrense, vienen más magos extranjeros. – Dijo el mago anotando en su lista.
- Que emocionante, en dos horas es la inauguración, habrá cantos, shows en vivo, chistes de magos comediantes, un baile, palabras del Ministro Ruso, presentación de los Equipos y luego… el partido de Quidditch. – Dijo Eileen mirando un pergamino informativo.
- ¿Qué países se enfrentan?
- A ver, aquí dice… Tenemos nuestro país natal, Gran Bretaña. Tenemos chance, España… tienen buenas escobas, Bulgaria… aun les falta algo, Irlanda… soberbios, Rusia… anfitriones, Turquía… técnicas prometedoras, China… innovadores, Perú… les falta pero prometen ser sensación, México… son una revelación, Estados Unidos… buenos pero no para tanto, Brasil es prometedor, Venezuela… magos muy bien entrenados, Australia… excelente golpeadores, Chile… un buscador atractivo, Sudáfrica… buen entrenamiento, Congo… cazadores temibles, Egipto… buena defensa. Como olvidar a mis favoritos: Alemania, son perfectos.
- Bien, creo que ya has hecho un estudio perfecto. – Dijo Florence mirando sonriente a Eileen, luego de esperar un tiempo fueron a sus asientos, habían magos de todo el mundo y mientras subía oía distintos idiomas. Ver dos sobreros de mariachis les indicó que ahí estaba la barra mexicana, vio a unos magos vestidos con las letras de su equipo CONGO.
Una bruja atlética que saludaba a todos era de la delegación de Venezuela, sin nombrar al hombre del bigote fiel seguidor de Australia con una bandera en su cabeza rapada. Pero entre esos idiomas pudo distinguir una voz familiar.
- James, encontré buenos puestos. – Dijo una voz masculina varios puestos arriba. La persona que menos hubiera esperado: Sirius y James, esto iba a ser una pesadilla si la veían.
- Ya vamos para allá, ven papá. Aquí hay buenos puestos dijo James mirando a su amigo.
- Son ellos – Dijo Eileen sonriendo.
- No quiero que me vean. – Dijo Florence hundiéndose en su asiento. La inauguración estuvo espectacular, haciendo que México y España se robaran el show con sus números preparados. Todos aplaudían, y justo cuando iba a empezar el partido entre Alemania y Venezuela, un tumulto estremeció a todo el estadio, chispas verdes y encapuchados empezaron a causar desastres, haciendo que la gente empezara a correr asustada…
- Chicas, vengan para acá. No se separen de mí. – Dijo Lawrence protegiéndolas.
- ¿Quiénes son ellos? – Dijo Eileen asustada.
- Son… son… - Lawrence no sabía que decir.
- Son seguidores de Voldemort – Dijo James detrás de ellos con su tono arrogante y valiente. – Buscan algo, parece.
El caos era total, la gente se lanzaba y corría asustada, niños detrás de sus madres y hombres despavoridos que gritaban, Florence no decía palabra y siguió a Lawrence, tomando a Eileen de la mano quien estaba en shock. Un mortífago con mascara pasó frente a ellos y los miró fijamente…
- Mátenla, se escapa.
Florence solo le dio tiempo de correr, pero alguien cayó accidentalmente sobre ella, separándola de Lawrence y Eileen, había caído varios puestos mas abajo. Estaba desorientada pero sacó su varita por precaución. Empezó a correr hacia una salida y se metió en uno de los pasillos, uno de los enmascarados la rodeó. Florence no encontraba que hacer, ni en donde ocultarse.
- Vaya, vaya… al fin te encuentro. – Dijo una voz bajo una mascara.
- "Crucio" – gritó la chica asustada, pero no era lo suficientemente poderosa para llevarlo a cabo.
- ¿Crees que me vencerás? Para poder hacerme sufrir debes desearlo realñmente y disfrutarlo. Mi Lord quiere verte… - Dijo con voz ronca el hombre debajo de la mascara.
- Déjenme en paz, jamás iré a donde él. Jamás, ¿me oye? – Florence no sabía que era más grande si su valiente estupidez o su miedo, algo la había dejado paralizada allí frente a aquel hombre, no entendía porque jota la buscaban entre miles de personas.
- No te atrevas a tocarla – Dijo un chico tembloroso pero decidido detrás de ellos.
- ¿Tú?, no me vuelvas a decir que tengo que hacer… - Dijo el Señor molesto, el chico avanzó más hacia ellos, Florence casi se desmaya al ver a Snape.
- No pienses tocarla o vas a morir en el intento. – Dijo Snape.
- Eres un poco lento, hijo. El Señor Oscuro la necesita y tú no vas a impedir…
- IMPEDIMENTA – Dijo Snape y se paró frente a Florence, ella no entendía aun. El otro hombre cayó al suelo paralizado.
- Vete – Dijo Snape cauteloso
- No, dime que pasa. ¿Qué diablos ocurre aquí? ¿Por qué me buscan? – Preguntó Florence
- No hay tiempo – Snape agito a Florence – Debes irte, no es un buen lugar…
- Sabes que no me iré, ¿quién es el?
- ¿El?… Es mi padre. – Dijo Snape algo avergonzado. – Sigue… ordenes ya sabes.
- ¿Saveratus?, ¿Por qué me quieren matar? – Florence no entendían.
- Diversión, no te quieren matar… El Señor Oscuro les propuso un reto, mientras mas caos hagan y sangre sucias maten, serán recompensados. Pero tu captura tiene un alto precio, el Señor Oscuro quiere hablar contigo.
- No quiero.
- Lo se…
- Que mal hijo eres. – Dijo Saveratus por detrás. - ¿Debilidad por la chica? Vergüenza, todos los demás hablan de lo mismo. Tu y tu debilidad por ella…
- No hables…
- Te tendré que matar, sabía que no serías un digno heredero. Un débil desviado igual a tu madre. Tan solo un toque y quedaras paralítico igual que ella.
- No hables de mi madre. – Snape gritó duro y adoptó una cara que Florence jamás había visto en el, rabia, odio e ira guardada, ella quiso detenerlo de avanzar, pero Snape la sujetó siendo un escudo por si acaso su padre se le ocurría atacarla. Florence pasó sus manos a través de su tórax abrazándolo y conteniéndolo por detrás, sabía que ese hombre podría ser peligroso, no quería que Severus resultara lastimado.
- Quítate de en medio, mala sangre. Tengo que llevármela o la mataré. – gritó enojado Snape padre.
- Tendrás que batirte a duelo conmigo antes de tocar uno de sus cabellos… - Snape mostró su varita apuntándolo y con su otra mano manteniendo a Florence detrás de él, sabía que ella no estaba tan vulnerable ni tampoco era débil, sabía las mismas artes oscuras que él, pero por extraño que pareciese su instinto protector por primera vez estaba aflorando, hubiera preferido morir antes que dejar que la lastimaran.
- Pues que así sea. – Dijo Saveratus. – 1…2…
- Expelliarmus. – Dijo Snape enérgico, pero su padre bloqueó el hechizo y le devolvió una maldición
- Imperius – Dijo su padre con mirada diabólica, Severus cayó bajo los efectos de la maldición, se mostraba calmado y su padre repetía – "Mata a la chica, mátala"
- No Severus, no lo hagas. No, espera. – Florence se aferró a él. – No lo hagas.
- "Matala" – Dijo Saveratus. Pero parecía que Snape se hallaba en una lucha interna. Estaba confundido y trataba de librar una batalla dentro de él. Florence tomo su varita y la sacó…
- Debo disfrutarlo si quiero que me salga bien… "Crucio" – Un rayo de luz rojo impactó en el cuerpo de Saveratus y lo hizo caer retorciéndose de dolor, Florence se paró firme sin ninguna reserva, quería causarle dolor al Sr. Snape, apuntándole con firmeza pero el rayo se detuvo, Snape estaba débil en el piso libre de la maldición.
- Levántate, creo que lastimé a tu padre… - Dijo Florence arrodillándose frente al chico que estaba a gatas algo desorientado.
- Bien hecho, sabía que enseñarte Artes Oscuras podría ser útil – Snape se sujetó de ella y se pudo levantar, tomando de nuevo su varita.
- Mi pequeño hijo se ha enamorado de la hija de los Harrington, patético ¿no? – Dijo el Señor Snape con sarcasmo. Levantándose del suelo algo agitado, – Podría ser ella una gran hechicera. Pero no, pierde tiempo y talento. Ya que hablamos de maldiciones prohibidas…
- Detente Padre, o si no…
- ¿Sino que?
- Te voy a matar – Dijo Snape más furioso que antes.
- Cruci… – Dijo Saveratus dispuesto a enloquecer a su propio hijo a costa de dolor.
- Avada Kedavra – Snape furioso lanzó su maldición, potente y fuerte. Un rayo verde salió de su varita y atravesó el cuerpo de su padre, haciendo que quedara inmóvil en el aire por unos segundos, luego se desplomó en el suelo, quedando inmóvil con los ojos abiertos.
- Mataste a tu padre… - Snape estaba jadeante sujetando y protegiendo a Florence detrás de él, no la dejaba ir.
- ¿Qué diablos haces aquí? Te advertí por lechuza que no vinieras. – Snape empezó a gritar. – Voldemort te amenaza y tú vienes a un lugar con muchos magos.
- No recibí ninguna lechuza ¿Por qué van tras de mi?
- No andan tras de ti solamente. También van tras los Jorkins, los Potter, los Longbottom, los Bones, los Hurrigan y tu familia también. Sino logran pasarlos al bando de nosotros, los van a matar
- Pero…
- Vete de aquí, ahora si que hay problemas.
- Si eres uno de ellos, ¿Por qué no me entregaste?
- ¿Ves lógico que yo, Severus Snape, te entregue? ¿Quieres que lo haga?
- No – Dijo Florence asustada.
- Entonces no te quejes y vete – Pero Florence seguía mirando el cadáver del Señor Saveratus Snape, Snape apartó su mirada atravesándose en su mirada y sujetando su cara hacia la de él. Nunca había apreciado tan bien que tan malévolo y diabólico podía llegar a ser Snape - Así son las cosas con ellos, no peleas por puntos o detenciones, peles por tu propio pellejo.
- Pero ustedes dos están del mismo bando. – Florence aun estaba aturdida.
- Si, pero incluso en este bando oscuro, entre nosotros existen odios que pueden causar la muerte de unos contra otros, incluso padres contra hijos. Lo único a que obedecemos ciegamente es a El Señor Oscuro.
- ¿No te van a castigar por esto?
- Claro que no. ¿No sabías que el Señor tenebroso mató a su padre a la edad de 16 años? No es muy humano ni gratificante, no tuve más opciones. Era nuestra vida o la de él.
- Nuestros respectivos padres están locos, aunque los dos sean distintos.
- Lo se, lo se… - Snape la atrajo hacia él protegiéndola de nuevo, abrazándola y sintiendo su reparación agitada. Ella cerró los ojos, aun tenía un gesto de horror en su cara, no podía creer lo que había visto.
- Sonará tonto, pero pensé que ibas a morir Severus. Tuve miedo de perderte. – Florence hundió su cara en la túnica de Snape llorando, pasando sus manos alrededor de su cuello.
- Ya, cálmate. No me vas a perder, hierba mala nunca muere. – Snape le dio palmadas tontas en su espalda y se la sacó de encima. - Ven, quiero que regreses a casa. – Snape la llevó del brazo de un modo protector. – Buscarás a tu amiga Jordan y se regresarán ahora mismo.
- ¿Qué harás tu?
- Fingir que nunca estuve aquí. Se como aparecerme y desaparecerme. Deberías aprender eso también, te resultara útil si quieres escapar de situaciones inevitables…
- Florence… ¿dónde estás? Florence – Era la voz de Lawrence que buscaba entre la multitud que empezaba a volver en calma. – Ven Eileen, vi varios rayos de luces. Vamos a buscarla…
- Florence amiga, ¿Dónde estás? – Eileen gritaba algo temblorosa y asustada.
- Ahí están, adiós. – Snape hizo algo que jamás se hubiera esperado de él en un despedida, se acercó a Florence y la beso tiernamente para decir adiós – No te me pierdas de vista, quiero tenerte entera en mis manos cuando lleguemos a Hogwarts. – Dicho Snape se esfumó y Florence corrió tras Lawrence y Eileen. No les contó nada del incidente, nada sobre Black o sobre Snape, simplemente se fue con ellos de regreso, había sido una experiencia de terror, dejando atrás un caos.
Luego de regresar a casa, tuvo que aguantarse el sermón de su padre. Luego de escuchar que estaría eternamente encadenada a su cama, subió dándole la espalda a su padre.
- Jovencita, no he terminado aún… - Dijo su padre
- Yo si, no quiero verte si solo me vas a denigrar. – Dicho esto Florence se encerró en su cuarto. No tenía pensado salir más, a menos que planease fugarse pero por ahora, con astucia pensó, no sería prudente. No era mucho lo que una bruja de 16 años podía hacer sola (sin darse había pasado su cumpleaños sin preámbulos), era menos, tenía prohibida hacer magia, pero por fortuna mientras estaba en Rusia sus hechizos habían pasado inadvertidos. Sabía que dormir solo le iba a dar pesadillas, lo único que podía pensar era su reacción frente al Señor Snape. Había sentido miedo, no por su vida, sino por perder a su amigo.
¿Amigo? Era algo por cuestionar, le había preguntado que eran ellos una vez pero no le había respondido debido a que fueron interrumpidos, por el gesto de Snape ni el mismo lo sabía, no podía creer que estuviera en esa situación. Si hace 5 años le hubieran dicho que al ir a Hogwarts le pasaría todo lo que le había ocurrido hasta el momento, se burlaría y no lo creería.
Estaba asombrada de la determinación del mismismo Lord Voldemort al buscar a los magos para pasarlos a su bando, estaba necesitado de hechiceros, aun no entendía que era eso especial en ella que los demás veían. Era algo seguro, o servía a Voldemort o moría, pero no pensaba que fuese así todo el tiempo. Cuando pasaran 2 años sabía que tendría que abandonar su casa definitivamente, no podría vivir en la mansión Harrington con su padre allí, estaría condenada a ocultarse.
Sin pensar más en el asunto, se dejó vencer por el cansancio y cayó dormida. Para su alivio no soñó nada, su cuerpo tranquilo reposaba en la cama, mientras una suave brisa le acariciaba la cara. Pero la tranquilidad no era la misma situación muchos kilómetros lejos de su casa, una reunión de varios seguidores de Voldemort rodeaban un fuego cerca de un cementerio abandonado a mitad de la noche.
- Severus Snape ven hacia mi – Voldemort silbó hacia el viento, del grupo de 5 chicos Snape se quitó la mascara y fue a su lado.
- Lo mataste, uno de mis más grandes fieles colaboradores, tú un insignificante niño…
- No soy un niño tengo 16 años y próximamente podré desempeñarme en la magia, se mas que nadie en el colegio de las artes prohibidas, no soy un niño.
- Has mostrado que vales muchacho, verás, aun no entiendo porque le diste muerte a tu padre.
- Por la misma razón que usted asesinó a su propio padre, realmente no era un padre para mí. Solo tenía mi sangre, nunca fue familia mía.
- Tienes razón, Snape, aquí adelante ves a tu nueva familia. Te recompensaré por tu actuación, aunque sería más útil si mataras muggles en vez de mis seguidores. Me contaron que te vieron defendiendo a la chica Harrington.
- Mi padre estaba loco, no la iba a traer hacia usted, la iba a matar…
- Si ella no está de mi lado Snape, habrá que hacerlo, tendrás que asesinarla. Sabe demasiado. – Voldemort parecía ligeramente enojado.
- No le dirá a nadie por ahora.
- ¿Cómo sabes tu lo que hay en la mente de una mujer? ¿Cómo la has descifrado? La naturaleza de los hombres es imponer, la naturaleza de las mujeres de manipular.
- Ella no… no me traicionaría. – Dijo Snape dando por acabada la conversación.
- ¿Cómo te aseguras de ello? – Preguntó Voldemort – Me respondo a mi mismo, no puedes. Lo único de lo que te puedes asegurar es de su muerte, así de una sola vez acabas con esa debilidad que te carcome.
- No es una debilidad. – Dijo Snape haciendo que Voldemort enojara su gesto ligeramente.
- Una chica que hace que un chico mate a su familia, es más peligroso que todas las artes prohibidas juntas.
- Por lo tanto no es una debilidad, esa una fortaleza.
- No, no entiendes. Su naturaleza es manipular, ¿entiendes? Manipular…
Por fortuna para algunos, las vacaciones terminaron y el primero de septiembre llegó, Florence por primera vez sintió que su corazón se llenaba de felicidad, era regresar a Hogwarts lo único para lo que guardaba esperanzas, a pesar de las amenazas de su padre de mandarla lejos.
El bullicio llenaba la estación King Cross, todos los alumnos mostraban su optimismo por empezar en Hogwarts, algunos de primer año estaban nerviosos, mientras que los mayores bromeaban entre ellos, entró al vagón y se encontró con Eileen tomando sus pociones, se veía algo débil pero optimista, estaba delgada y algo pálida.
- Hola Eileen – Florence se alegró al verla y se sentó en el vagón junto a ella.
- Hola Florence, ¿Cómo te va? Un verano bastante agitado ¿no?
- Si, quizás un poco. – Florence sacó una bolsa con dulces y los compartió con su amiga. - ¿Por qué ya no traes a tu rata?
- Si la traje, está en su jaulita. Aunque tengo miedo de que luego que me muera nadie la pueda cuidar.
- Basta, no te vas a morir, y si eso pasa para eso estoy yo. Cuidaré a "Precioso", soy su tutora si algo te llegara a pasar. Si algo me pasa a mi, podrás cuidar mi puesto de buscadora… - Las dos chicas rieron, mientras Florence la abrazó, no quería pensar nada malo, solo quería ser feliz y pasar una tarde agradable.
- Tienes que ir con los prefectos. – Dijo Eileen.
- No hago falta allá, Tara se encargará…
- Vamos, es tu responsabilidad.
- Está bien. – Dijo Florence poniéndose la túnica y su insignia de prefecta.
- Gloria a la casa de la serpiente. – Eileen se despidió de ella, al salir al pasillo se encontró con varios chicos, entre esos estaba algunos de Hufflepuff, ella no les dirigió ninguna mirada, no quería discutir tan temprano, quería andar tranquila y en paz. Eso no fue posible, porque "la pandillita" de Potter corría por el pasillo persiguiendo a Wilkes
- Cara de rata vuelve acá, te vamos a moler a golpes. – Dijo Sirius.
- Chicos, no creo que sea necesario. Chicos no, no hagan eso. – Lupin iba tras de ellos poniéndose la insignia de prefecto.
- Espérenme – Decía Peter emocionado y tratando de agarrar velocidad. No quiso seguirles el juego y entró al vagón de prefectos. Tara Ustinov la saludó con la mano cordialmente, se le había pasado el temor a pesar de haber maldecido a Morgana. Ninguno de los otros prefectos la saludó a excepción de la calida recibida de Mundungus Fletcher y el ligero "Hola" de Lily Evans. Se sentó cerca de una ventana y empezó a leer un libro.
- Florence, que terrible lo que pasó en los mundiales de Rusia. ¿No te parece? – Dijo Tara buscándole conversación.
- Si, quizás. Un poco. Yo estaba allí – Dijo Florence mirándola desafiante sin intención, sus ojos intimidaban pero no era su intención hacerlo todas la veces. Tara retrocedió pero luego le sonrío. Sus ojos azules vacilaron un momento.
- ¿Si? ¿Cómo fue todo?
- Estaba con Eileen, cuando los seguidores de Voldemort llegaron… – Todos se horrorizaron al oír que ella dijera ese nombre
- Apuesto a que ella andaba con ellos matando muggles – Una prefecta de Hufflepuff se lo dijo por la bajo a otra de Ravenclaw, mientras la otra chica asentía con la cabeza
- … me separé del grupo accidentalmente, pero luego conseguí llegar a donde Eileen y su hermano, nos regresamos con el primer traslador que conseguimos, el resto es historia.
- ¿Supiste que mataron al papá de Snape? Que horrible, no trato mucho con Snape, pero me imagino que debe sentirse dolido. – Dijo Tara.
- Si. Terrible… - Florence supuestamente no sabía nada, y más aun cuando todos estaban atentos a su conversación.
- James estuvo allí y me contó que fue un caos. ¿No sabía que habías estado allí Florence? – Dijo Lily ofreciéndole ranas de chocolate y acercándose a ellas, quizás así acabaría el ambiente tenso.
- Si, Eileen me invitó, fue un gran evento hasta que sucedió todo eso. – Dijo Florence sin darle importancia, pero acordándose del momento en que Snape le quitó la vida a su propio padre. En ese momento entró Lupin algo sudoroso, de seguro por haber corrido por todo el vagón.
- Hola a todos – algunos respondieron otros saludaron la mano. Todo iba bien con una conversación general de vez en cuando. Hasta que alguien irrumpió en el vagón.
- Harrington – Snape llegó jadeante. - ¿Dónde estás?
- Snape – Florence se levantó dando un brinco - ¿Qué ocurre?
- Quisiera hablar algo contigo, ya sabes… tengo un problema. – Dijo Snape dándose cuenta que todos lo miraban.
- Un momento – Dijo Florence en un tono cordial y formal. Caminó hacia él y lo empujó hacia fuera hacia el pasillo, cerró la puerta y todo fue tan repentino, Snape la sujetó del brazo y la metió en un vagón cercano que estaba vacío.
- Tenía ansias por verte, luego de no encontrarte con Jordan, pensé que…
- Soy prefecta. ¿Recuerdas?
- Salí corriendo y luego fue que me acordé de eso. – Snape se sentó contrario a ella, y ella le sonreía.
- ¿Qué querías hablar conmigo?
- Nada, solo quería verte y saber que estabas bien, mientras mas tiempo capte tu atención, mejor me sentiré.
- Ya ves, estoy bien. – Florence se sentó – Encerrada en mi cuarto desde los mundiales, ya sabes, mi padre.
- Si, pensé que quizás se te había ocurrido escapar, no se, tu rebeldía cada vez me asombra. – Snape le sonrío con alivio.
- Gracias por la idea, todo fue tan repentino. ¿Cómo te encuentras tú?
- Igual, todo bien.
- Gracias por salvarme, te debo una, amigo – Dijo Florence sentándose a su lado y dándole un puño suavemente en el hombro.
- Espero no tener que andar detrás de ti para sacarte de lo problemas – Dijo Snape con sarcasmo – tengo ya demasiadas responsabilidades.
- Vaya, el señor gruñón regresó de vacaciones. ¿Dónde está tu humor? – Florence le hizo una mueca para burlarlo y Snape le pasó la mano por el cabello y la empujó. Florence no se resistió y aprovechando del atrevimiento de su amigo de empujarla, le jaló bien duro las orejas.
- ¿Qué diablos haces? – Snape se tomó las orejas rojas y contra atacó pinchándole los cachetes cayéndole encima. Florence empezó a reírse como nunca y le jaló la nariz.
- Tengo tu nariz – Florence nunca había sonreído tan abiertamente como en ese momento – Y es bien grandota, ¿sabes?
- Te vas a arrepentir, mocosa. – Florence se levantó para correr afuera, pero Snape la tomó de la cintura y la agarró por las orejas, la lanzó al mueble del vagón y la inmovilizó.
- Juegas sucio – Florence le lanzó una patada en la cabeza que hizo que el cabello de Snape se volteara.
- Rictusempra – Dijo Snape con mala intención y al siguiente instante Florence cayó sin respiración al piso, con un severo ataque de cosquillas. Cuando por fin Snape apiadó de ella, le quito el encantamiento y ella se sujetó de una de sus piernas y le dio un mordisco, Snape chilló y se cayó pegándose contra la puerta.
- Eres un gran tonto, narizón. ¿Sabes? – Florence le dolía la panza de tanto reír, pero no se percató de que Snape la sujetara de las piernas y la arrastró, ella no hizo más que subirse en la espalda de su amigo, pero Snape la sujetó y abrió la puerta del compartimiento, la llevó en su espalda, cual fue la sorpresa al descubrir a varios chicos cerca de la puerta preguntándose de donde venía tanto ruido.
- Snape bájame, la falda se me va a subir, idiota. – Dijo Florence volteada sintiendo que todos la miraban.
- Oh, Harrington tiene calzones rosados de conejitos – Snape tenía una mirada maliciosa, la llevó corriendo por el pasillo del vagón sin rumbo, hasta que Florence se sujetó de una puerta. Le lanzó una patada que hizo que Snape perdiera el equilibrio, pero haciéndola caer también, luego de dar varias vueltas en el piso, quedaron mareados patas arriba. Florence se levantó y antes de poder levantarse, Snape la volvió a sujetar de vuelta al compartimiento.
- Suéltame, Snape – Decía Florence mientras el la sujetaba y la arrastraba por la cintura. Justo cuando Sirius y James estaban frente a ellos, se quedaron viéndolo de una manera muy extraña.
- Dios, El pegoste entrometido ha enloquecido. – Dijo James riéndose con Sirius.
- Imbécil, a las mujeres no se les trata así… - Dijo Sirius hacia Snape.
- No hables de mujeres, nunca te has acostado con una. – Dijo Snape con malicia – a menos que Pettigrew sea mujer ahora también. Si es así, estás en tu derecho. – Los chicos alrededor rieron a carcajadas mientras Snape terminaba de llevarse a Florence, al llegar al compartimiento dijo muy severo – Aquí no hay nada por ver. – Trancó la pierta con seguro.
Florence trataba de darle patadas, pero no podía hacer nada si Snape la sujetaba.
- Suéltame, vas a aplastarme el trasero… - Dijo Florence dentro del compartimiento.
- No creo que pueda aplastarse más de lo que está. – Snape le sonrío con ironía y de una forma macabra. Florence le tiró de un mechón de pelo, pero lo hizo con tanta fuera que le arrancó el mechón completo.
- ¿Qué has hecho? – Snape vio como su grasoso cabello estaba en las manos de la chica.
- Oh, lo siento… me debías un mechón de hace 6 años. – Dijo Florence descontrolada riéndose.
- Graciosa, me has hecho pasar la peor de las penas allá afuera. – Dijo Snape sereno como si nunca hubiera seguido el juego de la chica.
- Tú me sacaste hacia el pasillo mostrándole mi ropa interior a todo el mundo. – Dijo Florence aun riéndose con el mechón de pelo en la mano. - ¿sabes? Con este pelo podría hacer que mi escoba no me de tantos problemas, o quizás me haga un par de zarcillos. – Otra vez volvió a reírse en las narices de Snape.
- No me pareció gracioso. – Dijo Snape enderezándose la túnica de Slytherin.
- Yo te vi riendo a carcajadas también. – Florence estaba en un rincón con las manos en su estomago, aun le dolía debido a lo mucho que había reído.
- Bien, bien – Dijo Snape luego se levantó.
- No hay mas que hablar, mejor me voy. – Dijo Snape parado y dispuesto a irse.
- Hoy si no te mes escapas, quiero aclarar algo – Florence lo detuvo tomando su mano y halándola hacia ella, el chico se volvió a sentar cerca de ella.
- ¿De que hablas? – Snape no sabía a que se refería su amiga. Pero ella parecía muy dispuesta a explicarle de que se trataba.
- El año pasado te hice una pregunta que nunca me respondiste, quiero que la respondas porque yo no tengo respuesta…
- Bien, dime…
- ¿Que somos nosotros? – Preguntó Florence levantándose esta vez algo exaltada y esperando la respuesta ansiosa.
- Eh… ¿Por qué crees que siempre tengo las respuestas a todo? – Snape se enrojeció ligeramente y bajó su cara.
- ¿No lo sabes?
- Supongo que somos amigos – Dijo Snape bajito.
- No entiendo, entre nosotros hay mas responsabilidades y mas…
- ¿sabes? Creo que tendremos que entenderlo. – Snape la haló del brazo y la sentó en sus piernas.
- Te escucho entonces. – Florence prestaba atención a cada uno de sus gestos.
- Somos amigos, pero mucho más profundo. Obviamente sabemos que hay atracción, pero no somos amantes, por algo que aun no se.
- Yo no me intereso únicamente por ti de una manera sexual, tiendo a preocuparme por ti. Ya se que te molesta que te lo diga pero…
- Ahí está otro punto. – Snape la volvió a mirar soberbiamente. – Niña, creo que necesitaremos más tiempo.
- No te preocupes, falta mucho para llegar a Hogwarts. No me vas a evadir hoy – Florence le sonrió y el le dio una sonrisa irónica.
- Bien… no se, a veces siento ganas de encerrarte y que nadie se atreva a mirarte…
- Celos – Dijo Florence disfrutando
- … o si no, quisiera evitar que esos malditos se metieran contigo, mandarlos al cuerno y no verte llorar, odio verte llorar…
- Protección – Dijo Florence recostándose en el pecho de Severus, haciendo que él se pusiera nervioso.
- Eres mi chica, tan simple… ¿puede eso ser suficiente explicación?
- ¿Tu chica? – Florence suspiró – algo así como… ¿James y Lily?
- ¿James y Lily? Lo dudo. Jamás seremos fresas patéticos acariciándonos frente a todos y besándonos como parte de un show, ni mucho menos andaremos en esas andanzas cursis ni patéticas. Con nuestra vida publica al alcance de todos – Florence soltó una carcajada. – Nada mejor que la discreción.
- Pero si somos el par de payasos que salimos a darnos golpes tonos y pellizcarnos frente a todos. Eres demasiado duro, extremista, irónico, pedante, orgulloso, astuto y despreciativo…
- ¿y?
- Por eso es que me agradas tanto, Sevvie… - Dijo Florence en tono de burla.
- Ya empezaste con tus chistecitos de mal gusto. – Snape respiró profundo.
- Pero tienes razón, no hay nada mejor que la discreción.
- No creo que seamos vulgares amantes esperando la primera oportunidad para dormir juntos, ni tampoco creo que seamos tan solo simplemente compañeros de casa, ni solo amigos, ni tampoco novios… - Dijo Snape sin poder evitar que sus mejillas se tornaran de un color rosado.
- Quizás es mucho más allá, algo más profundo que no podemos entender, ese algo que nos hace diferentes. – Florence lo miró a los ojos, estaban separados a pocos centímetros. – Una ecuación sin solución, una interdependencia forzada…
- Quizás – Snape la atrajo hacia él, y no tardó en probar sus labios de nuevo, ella no movía su boca debido a que aun estaba dudando mientras pensaba. – Conozco cada rincón tuyo, ¿qué más puedo decir al respecto?
- No quiero perderte, no quiero apartarme de tu lado, no lo permitas. – Dijo Florence besando a su compañero, quien ya se acostumbraba a la faena, lentamente Florence introdujo su lengua en la boca del muchacho, haciendo este lo mismo. No planificado, muy espontáneo al momento, pero Snape reaccionó.
- Creo que deberíamos esperar llegar al Castillo ¿no crees? – Snape estaba enojado por haber interrumpido el momento. No sabía porque iba a esperar al Castillo, allí no habría tiempo ni era seguro andar viéndose a escondidas con tanta gente merodeando por ahí.
Fin del capitulo
Snapesita: Oh niña, me has dejado con el ojo cuadrado o_Ou, jejejejeje. Gracias por ese review el cual desglosaré y daré mi opinión. Que record!!! El review más largo que me han escrito… Postura machista, no lo pudiste haber dicho mejor. Estoy convencida de que el Señor Harrington lo es de alguna forma y gracias a el es que Florence es como es, pero en cuanto a Sirius, creo que tiene 16, es muy popular y aun no ha madurado, pero no creo que las fans de Sirius les guste mucho esto que sea así, pero no será un inmaduro toda su vida, la gente cambia, creo que a él le falta asumir muchas cosas. Espero que algún día se de cuenta de que ella no es para él, en el fondo Sirius tiene un corazón noble. Me gusto tu reflexión de lo de las casas y la hipocresía, yo diría mas bien vivir de apariencias, me imagino que Florence cuando tenia 11 años era una niña buena sin intenciones de aprender artes oscuras, pero ya sabes cuando repites mucho una mentira… se hacer verdad. Lo de James, bueno, es muy arrogante, es algo que me imaginé de él. Nunca nadie nos contó los defectos de nuestros héroes de Gryffindor. Gracias y me entusiasma que te siga gustando la historia, otro capitulo más!!
Malu Snape Rickman: Gracias, gracias… Mil Gracias!!!! Bueno, gracias por tus datos… ¿Qué te cuento de mi? Que soy de Venezuela, tengo 16 y los 17 los cumplo en Octubre también. Felicidades que tus hermanas estén casadas, mis hermanas apenas están en la primaria x_X, jejejejejejeje. Me alegra mucho que me escribieras un review, muy dedicado de tu parte. Te lo agradezco un montón, aquí está el nuevo capitulo!!!!
