Hola de nuevo. Luego de unas vacaciones regreso con el nuevo capitulo. Espero que les guste y no se sientan mal por lo que lean, la esperanza es lo único que se pierde. Espero como siempre sus comentarios y opiniones.
Capitulo 13 Los dos pergaminos- ¿Malfoy? ¿Te lo contó? – Preguntó Florence.
- Si, me lo comentó en una lechuza. Yo espero que sea solo una falsa alarma…
- ¿El Señor Oscuro no permite tener hijos a sus seguidores? – Preguntó Florence.
- No me preguntes, mientras mas te cuento, más te puedo condenar… No me preguntes. – Dijo Snape aun en la oscuridad junto a ella.
- ¿Qué ocurre? Ellos son seguidores de Voldemort, ¿tienen la marca que tienes tú?
- Maldita sea, no quiero hablar de ello. No puedo, si lo hago tendré que asesinarte… - Dijo Snape firmemente.
- ¿Asesinarme? – Florence repitió en la oscuridad. – No serías capaz de matarme a mí.
- Sería peor, me matarían contigo. No puedo decirte mucho, es difícil mentirle a mi Lord.
- ¿Piensas que te voy a traicionar? – Florence utilizó una voz muy cautelosa y acercó su cara a su cabeza, susurrándole al oído. - ¿No es así?
- Yo no, el piensa que si… no quiero hablar. – Dijo Snape sosteniendo su mano tensamente en sus rodillas, sintió una mano fría que lo alcanzaba.
- No lo voy a hacer, moriría antes de traicionarte… - Dijo Florence alcanzando su murmullo a los oídos del chico.
- Yo no quiero verte morir – Dijo Snape apartando su mano de la de ella. – Si estoy contigo te voy a matar, si nos encontramos a menudo tu vida correrá peligro.
- Pues, quiero que pongas mi vida en peligro. – Florence sujetó su mano y empezó acariciarlo subiendo por su abdomen, llegando a su pecho, pasando peligrosamente sus manos por su cuello y luego deteniéndose en su cara, Snape se estremeció por un momento contiendo la respiración. – Si tus besos me provocarán la muerte, nunca estuve más ansiosa de la muerte… - Florence jugueteaba peligrosamente con Severus, quien no cedía.
- Estás jugando con mi paciencia, es mejor que te vayas… por eso… - Snape cerró los ojos y se echó hacia atrás.
- ¿Quisiste esperar llegar al Castillo en el tren? – Florence aun susurraba en una melodía sensual a sus oídos - Buscar un momento que nunca se iba a dar… no somos amantes, pero nos encanta juguetear el uno con el otro.
- No quiero arriesgarte, no quiero herirte, no quiero corromperte, no quiero perderte… - Snape no sabía como advertirle a la chica de otra forma.
- Pues es demasiado tarde, nunca supe el significado de la frase "El placer puede ser doloroso" hasta que me tuviste por primera vez. Quiero reinventar esa frase… - Florence no quería evadir aquello ni un momento más, una vez que se propusiera atraparlo nada lo iba a hacer zafarse, ni siquiera el deseo de Snape de salvarla de la muerte segura de Lord Voldemort. Ella deslizó sus manos en el pecho del chico, sosteniéndose y apoyando su cuerpo sobre él, sin que el pudiera hacer nada por evitarlo, sin valor para apartarla de él, era doloroso no poder dejar de pensar en la chica.
- No lo hagas, no soy el chico bueno para ti… - Dijo Snape suspirando con los ojos cerrados
- Tal como tu dijiste ¿Quién dijo que lo mejor es el bien? Yo no escogí fijarme en el chico malo… – Florence acarició su cuello con su boca, haciéndole perder la respiración por un instante.
- No somos amantes, no lo somos… - Dijo Snape repitiéndoselo.
- No lo somos, pero existe una conexión mas intensa entre nosotros… - Dijo Florence sintiendo el cálido aliento del chico sin poder evitar besarlo lentamente mientras el cedía a la tentación que ella le provocaba, ¿qué iba a hacer? No podía luchar contra lo que sentía por ella. Pues las palabras de Florence eran ciertas, para Snape, besar a aquella chica era un doloroso placer, pero no quería hacer nada para evitar nada.
- Soy un mago tenebroso… - Dijo Snape dejándose seducir, tratando de decir algo para detener a la chica, el no podía hacerlo.
- Si eres un mago malo tenebroso, quiero que penetres. Penetra en mi mente y descifra cada uno de mis pensamientos ¿qué puedes encontrar? Lo mismo que te digo ahora. No me dejes…
- Esto debe ser una locura. – Snape había caído de nuevo en la tentación de la joven chica que lo incitaba más y más a seguir con aquello que encontraba fascinante cada vez más.
- Si sabías que era una locura, ¿porque me encerraste aquí? - Dijo Florence, mientras Snape acariciaba y revolvía el cabello de la chica, con sus rebeldes caricias.
- Porque no quería que Morgana e Iván te encontraran justo luego de haber hablado sus asuntos, los conozco. Se habrían enfurecido. – Snape olvidaba todo, para seguir con aquella chica. No había peligro, ella estaba segura en sus brazos, pero como el despertar de un sueño reaccionó, escuchó las advertencias de Lord Voldemort en la oscuridad, vio en su mente esos ojos rojos llenos de maldad. Sintió un escalofrío al pensar que le podía suceder a Florence y la apartó bruscamente.
- ¿Qué ocurre Severus? – Florence lo miraba algo herida desde el otro lado.
- No puedo, Florence, No puedo. – Dijo Snape con la respiración agitada y el corazón a mil por hora, la chica lo miró de abajo hacia arriba – No, si puedo, no lo dudes. Pero no debo, no puedo permitirme hacerte daño.
-Ya decía, no me quieres ni tocar. – Florence respondió tristemente mientras recogía la capa del suelo. – Me voy, nos vemos mañana Severus.
- Entiendelo, no es por mi. – Snape se tumbó enojado en el sillón, mientras la chica salía de la sala.
Florence estaba algo cansada al pisar la sala común. Su cabello estaba desordenado y sus ropas con signos de haber sido forzada, la varita también se le había quedado en donde Snape. La capa que se había puesto era de Snape.
- Solo a mí… - Se dijo irónicamente mientras avanzaba y descubrió a Morgana llorando en el piso. Muy cerca del lugar donde ella misma había llorado la primera vez en primer año.
- ¿Solo a ti que? – Morgana levantó la cabeza.
- Solo a mi me pasan cosas extraña. Hablaba para mi misma… - Dijo Florence dándose cuenta de que había un pergamino a sus pies. Lo recogió y lo leyó:
Para: Albus Dumbledore
Por medio de esta presente, yo el curador Paul Kiobe pido autorización para que la Señorita Morgana. B. Black Z. se ausente de la Escuela de Magia para la realización de varias evaluaciones de rutina y general. El examen se realizará el 11 de Marzo del presente año, para ser evaluada por los curadores de San Mungo. Agradeciendo su colaboración.
Paul Kiobe
Director General del departamento de Urgencias Mágicas y Biológicas del Hospital San Mungo.
- Aparte de que eres una fenómeno, no perteneces a Slytherin, ¿también estás loca? – Dijo Morgana queriendo retomar un tono de burla que no logró. Florence miró con atención el pergamino, hablaba sobre una tal Morgana B. Black Z.
- ¿Morgana? – Preguntó Florence sin creerlo y muy atenta.
- ¿Qué quieres ahora? Déjame en paz.
- ¿Conoces a alguien más que se llame Morgana como tu?
- No, aparte de la famosa Morgana de los tiempos de Merlín. ¿Porque lo preguntas? – Morgana respondió irónicamente de mala manera.
- Acabo de leer este pergamino y dice que una tal… "Morgana Black", necesita hacerse un examen general y de rutina.
- Eres una entrometida, busca tus asuntos. Dame eso – Morgana se levantó y tomó el pergamino bruscamente de las manos de Florence.
- Has ocultado 6 años tu verdadero apellido… - Florence parecía fascinada. - ¿Qué mas secretos puedes ocultarnos?
- Fuera de mi vista o te asesinaré. – Morgana arrugó el pergamino y lo metió en su bolsillo. – No es de tu incumbencia.
- Bien… - Florence olvidó que estaba cansada y que tenía sueño. – Suerte entonces mañana, ojala no estés embarazada de Lucius Malfoy.
- ¿Cómo dijiste? – Morgana estaba furiosa. - ¿Quién te lo dijo?
- Por casualidad te escuché cuando pasaba de regreso…
- Jamás dije algo sobre Lucius, ¿Quién te lo contó? – Morgana estaba casi color tiza por lo pálida.
- Por casualidad lo escuché. – Dijo Florence en un silbido
- ¿Qué quieres de mi? – Morgana quería empujarla, pero ella representaba una amenaza para ella.
- Que me respondas una pregunta. ¿Eres familia de Sirius?
- ¿Cuántos Blacks crees que hay en Gran Bretaña? Si, es de mi familia. Pero no es de tú incumbencia mi vida familiar. – Morgana le dio la espalda dispuesta a retirarse
- Ya que me vienes con esas asperezas, te deseo buenas noches – Florence usaba un tono para parecer una chica ingenua que jamás había tenido un mal pensamiento - Debo pensar en como va a reaccionar la gente al saber que eres la hermana perdida de Sirius Black.
- Cállate, no es verdad. No somos hermanos. – Dijo Morgana furiosa, lo último que quería era revelar la verdad sobre su vida frente a la chica a quien había odiado 6 años.
- ¿Entonces cual es la verdad?
- ¿Me dejarás en paz?
- Si, por supuesto. – Florence se sentó en el sillón. - ¿Por qué te haces nombrar Morgana Zewell?
- Mi nombre real de nacimiento es Morgana Black, bueno, realmente es Morgana Bellatrix Kaia Geraldine Black-Zewell. Claro que mi madre lo recortó cuando mi padre nos abandonó y se fue con Kiki, su amante exótica. Allí adopté el apellido Zewell para todo.
- Vaya, tienes 4 nombres. – Florence se sorprendió - y yo quejándome de mi segundo nombre Marie. Bien… ¿Por qué te recortaron el nombre?
- Mi padre nos abandonó, mi madre fue la culpable de que se fuera. Mi madre se encargó de tratar de borrar todo lo que una vez fuera de Orion Black, claro… San Mungo tiene registros antiguos de mí, sigo siendo Morgana Black para ellos. Pero en los demás sitios llevo el apellido de mi madre. Mi madre odia el apellido Black.
- ¿Cuál es tu parentesco con Sirius?
- Realmente ninguno. Somos por sangre, primos. No trato con él mucho. Su familia es aceptable, pero el particularmente, es una anormalidad. Un Gryffindor, amante de los sangres sucias, desleal a su familia… ¿crees que voy a acercármele? Ni en chiste.
- Prima de Sirius Black. ¿Quién más sabe de ello?
- Solo Iván lo sabe. No es nada importante… - Morgana bajó su cabeza estaba enojada su cara estaba roja.
- ¿Tanta vergüenza te da ser prima de Black?
- No, es que… no sabes lo que se siente… estar muriéndome de intriga. Podría estar embarazada del novio de mi hermana, ¿sabes? Eso es lo que realmente ahora me preocupa. – Soltó Morgana entre dientes tratando de contener las lágrimas.
- ¿Del novio de tu hermana? – Florence pensaba que era de Lucius y luego la llamó por su segundo nombre. – ¡Bellatrix!
- No me llames así, solo mi padre lo hacía. Solo mi padre puede llamarme así…
- ¿Si tienes un niño en tu vientre es de tu cuñado? – Florence aun no entendía que hacia Malfoy metido en la historia, el bebe no era de Ivan, ni de Malfoy sino del novio de su hermana.
- ¿Por qué me matas con esas preguntas?
- Curiosidad, si me vas a decir algo es mejor que lo digas completo. – Florence la miró de nuevo.
- Si, el novio de mi hermana mayor. Me siento miserable, más miserable de lo que soy. Si alguna vez envidié algo de ti es que tienes una familia que te apoya en casi todo… pero ¿sabes? Yo no tengo eso, empezando por mi padre, quien nunca ha sido un padre para mí. – Morgana dejó resbalar unas lágrimas y Florence la miró extraño. Estaba dudando seriamente que si el sombrero seleccionador ponía a la gente Slytherin solo por necesitar terapias de familia o por de verdad ser ambiciosos como Salazar Slytherin.
- No somos tan desiguales, hemos tenido padres un poco decepcionantes – Florence sintió que tenía algo en común con esa chica.
- ¿Si? ¿Por qué?
- ¿Crees que por ser una Harrington vivo como una princesa en su palacio? ¿Crees que porque mi padre es millonario yo gozo privilegios? No, Morgana. Mi padre al igual que el tuyo ha resultado ser decepcionante también para mi, lo peor es que… no tiene motivos claros de porque es así conmigo.
- No sabía… - Morgana por primera vez miró a Florence como su igual.
- ¿Pensabas que yo era una consentida en un trono de oro? ¿Una prenteciosa y arrogante como mi familia?
- Si…
- Pues no soy como ellos, por eso no me quieren en su familia. Aunque no me quitaría el apellido, a mi padre la avergüenza por tenerme de hija, lo aseguro, es una tortura para él decir que soy de su familia. Si ser una Harrington es un castigo para él. Lo seguiré siendo hasta que me muera – Florence estaba sonriendo cínicamente como si hablara con una vieja amiga.
- Luego de 6 años entiendo porque estás en Slytherin, Harrington. Pero no me caes nada bien, seas quien seas… - Morgana la miró seriamente sentándose contraria a ella
- ¿Tu hermana sospecha algo sobre su novio y tu?
- No, mi hermana está muy ocupada leyendo consejos de belleza, adulándose, que ni cuenta se da que su novio Lucius, anda buscando en donde pasar el rato y yo le dejé que llegara esto tan lejos. Siempre me recriminó ser más hermosa que yo, ¿de que le ha servido? Al final yo también estuve con su novio.
- ¿Tu hermana es novia de Lucius Malfoy? – Sencillamente el hecho de que Morgana se hubiese acostado con Lucius Malfoy, era ya sabido de acuerdo con lo que le había contado Severus, ¿pero era Malfoy novio de su hermana? ¿Quién era su hermana?
- Si, están comprometidos desde que salieron de Hogwarts. – Dijo Morgana explicándose.
- ¿Tu hermana era la chica prefecta y premio Anual Narcisa… Black? ¿Narcisa Black? - Florence lo relacionó todo, la única chica que había sido novia de Lucius Malfoy era Narcisa, la chica rubia la cual la había recibido en la mesa Slytherin al ser seleccionada. Era rubia y hermosa, pero si algo no soportaba era andar cerca de sangres sucias.
- Si, Narcissa Zewell, aunque ella siguió usando el Black. Siempre tuvo mejores cosas que yo. Incluyendo un novio, atención y… ya sabes. La familia la adora. "Mira Lucius le compró a tu hermana esto, Mira Narcisa es la mejor de Hogwarts, Mira Narcisa aquello, Narcisa obtuvo esto…". Es una fortuna que solo estuve con ella en Hogwarts un año, como vez no somos una familia muy unida. Y si te hablo de mi otra hermana…
- ¿Tienes otra hermana? – Florence no le cabía mas nada en su cabeza.
- Bueno, tenía… - Morgana estaba un tanto amargada con aquella situación, tenía cara de estar probando algo ácido - Mis padres estuvieron de acuerdo una sola vez en su vida, en desheredarla y borrarla del mapa. Andrómeda, es mi hermana mayor. Fue terrible cuando se enteraron que se había casado con un muggle.
- ¿Se casó con un muggle? – Florence jamás se imagino a alguien familia de Morgana estar relacionado con algún muggle. De hecho saber que Morgana era prima de Sirius, le parecía muy asombroso.
- Si, un tal Ted. ¿Qué clase de nombre es Ted Tonks? Sin dinero, sin magia, sin reputación… así era Ted, así quedó Andrómeda. Ahora nuestra herencia será dividida en dos partes, al menos… eso es bueno.
- Si tú lo dices… - Florence tenía cara extrañada.
- No se que hago hablando contigo de mi familia, luego irás a burlarte de mi. – Morgana replicaba – Y peor aun, te burlaras de haberme visto llorando.
- Bueno, tómalo como quieras. Interesante historia… ahora si me disculpas debo ir a dormir. – Dijo Florence levantándose.
- No le digas a nadie que soy familia de Black, o sea de Sirius. Es que…
- Si claro. – Florence ya había llegado a los dormitorios. Se acostó en su cama, se acordó de cuando fue al baile de San Valentín, Sirius temía que ella fuese amiga de Morgana, no quería hacer trato con ella si tenía que convencer a Remus de invitar a Morgana, simplemente porque Morgana era su querida prima con la cual no se llevaba bien.
- ¿Dónde has estado? - Dijo Eileen en su cama.
- Ha sido una noche muy larga, por favor no me preguntes. – Florence se puso sus pijamas, se sentía feliz de que por fin dormiría en su cómoda cama.
- Cuéntame mañana
- Así será… - Dijo Florence. Aquella noche fue fresca y placentera, al día siguiente se levantó para tomar un buen baño. Pensó ir al dormitorio de los chicos para cambiar la capa con Snape y para que le devolviera su varita, pero era muy temprano. No cargaba tampoco su insignia de prefecta, ni tampoco su varita, y llevaba una capa que no era de ella, la sacudió cuando se la puso debido al frío y un pequeño pergamino salió de él y cayó al piso. Lo levantó y lo leyo sin prestar mucha atención
Para: Severus Snape
Hola querido. Me alegra haber recibido una respuesta tuya. No era lo que esperaba, pero el hecho de que te tomaras tiempo para escribirme esa nota, es un gran gesto. Necesito tu ayuda para pociones. Aquí en Rusia es dificilísimo, necesito tu asesoría, no sabes cuanto extraño mi hogar allá en Gran Bretaña. Lucius me ha contado de ti, me mantiene al tanto de todo. No nos vemos desde que nos vimos en los mundiales, luego de tanto tiempo sin verte fue como un reencuentro. Quizás los demás digan lo contrario, pero besarte es una de mis mas grandes glorias.
Parecerá tonto como una chica de 16 años puede extrañar a un chico que creció con ella hasta los 11 años, pero es así. Voy a ver si el próximo año a mi papá lo transfieren a Gran Bretaña, quizás así nos podamos ver y repetir alguno d esos encuentros. Sinceramente tuya
Diane Lee
- ¿Quién demonios es Diane Lee? – Dijo Florence pegando un grito. Estaba confundida por aquella estúpida carta. Nunca había sabido que Snape había crecido su infancia con una chica, el hecho de imaginárselo con otra chica a la edad de 10 daba chiste. Lo peor era el beso, Snape le había mentido. Sentía como su enojo crecía y tenía ganas de matar a alguien, no sabía a ciencia cierta a quien.
- ¿Diane Lee? – Dijo Eileen bostezando – Creo que es la hija de Leonel Lee, el gran empresario Inglés, que señor tan brillante y correcto. Apareció en la publicación de…
- ¿Son millonarios? – Florence se volteó, sin ni siquiera decirle buenos días a su mejor amiga.
- No, son gente trabajadora y honrada. Tiene suficientes galeones. Supongo que si fueran millonarios ya los habrías escuchado. ¿Por qué tanto el interés?
- Es que… - Florence tenía el pergamino arrugado en sus manos. – Debería dejar de leer lo que no es mío. Esto me pasa por imbécil.
- ¿Qué te pasó? – Preguntó Eileen.
- Nada, no me pasa nada. – Florence guardó el pergamino y fue a la sala común.
En la sala común solo había unos cuantos que se acababan de levantar, o que se estaban terminando de copiar una tarea. Eileen se estaba vistiendo. En una de las mesas Iván estaba hablando en voz baja con Ernest Wilkes, no parecían tan contentos que digamos.
- Harrington – Dijo un chico de primer año – Ve al dormitorio de los chicos, Connie y Poaksey están peleándose con las varitas.
- A eso voy. – Florence subió a los dormitorios de los chicos y encontró a un niño chiquito llorando en el suelo, estaba ensangrentado y herido. Uno más grande, era Connie, estaba riéndose con su varita, era de tercer año.
- Bien chicos, fuera de aquí. Connie no debes golpear a tus compañeros de casa. 5 puntos menos a Slytherin.
- No puedes quitarle puntos a Slytherin, maldita estúpida. – Dijo Connie groseramente.
- Deberías lavar esa boca – Florence le sonrío cínicamente – Nadie me insulta en mis narices, es una lección. Es una vergüenza tenerte en Slytherin Connie. Edwards lleva a Poaksey a la enfermería no se ve muy bien. – Dijo Florence levantando a Poaksey y volteándose. Al salir del dormitorio volvió a bajar y vio a Snape hablando esta vez con Wilkes e Iván, al verla los dejó un momento.
- ¿Tienes buena memoria? Dejaste todo allá arriba. – Snape vacío uno de sus bolsillos. – Dejaste hasta tu varita. – Florence observaba que Wilkes y Lestrange la miraban con atención.
- Ah si, claro… por supuesto, claro que si. Toma tu capa – Florence se desajusto la capa y Snape se la puso.
- Hey Harrington, lo más importante. – Snape volteó hacia la chica – Tu insignia.
- Es verdad. – Dijo Florence extendiendo su mano, pero Snape se acercó y pasó su cara cerca de su cuello como si fuera a besarla, metiéndole la insignia en uno de sus bolsillos con sus manos. Sin duda Wilkes y Lestrange quedaron atónitos, pero no dijeron nada. Florence lo empujó bruscamente y respirando profundamente le dio la espalda sin decir palabra y subió al Gran Comedor antes de que algo más sucediese.
- ¿Qué le ocurre a esta niña hoy? – Snape estaba extrañado.
- ¿Morgana es prima de Sirius? – Eileen casi se ahoga con su tostada a la hora del desayuno – A él no le debe agradar tampoco, porque ni ha hablado ni pío. Nunca pensé que…
- Yo tampoco, no se lo digas a nadie.
- Morgana te contó un secreto. Un secreto bien grande. – Dijo Eileen tomando a precioso y metiéndolo en uno de sus bolsillos.
- Hola Eileen – Dijo Remus Lupin saludando caballerosamente a su novia. - ¿Estarás ocupada el sábado?
- Hay paseo a Hogsmeade. – Dijo Eileen.
- ¿Quieres venir conmigo? Quisiera platicar contigo un poco, tenemos tiempo sin salir. Ahora sin actividades extra…
- Me parece bien Remsie – Dijo La chica sonriéndole.
- No me digas Remsie – Remus se sonrojó. – Entonces mañana.
Remus se alejó y los de Slytherin le echaban malas caras al igual que los de Gryffindor a Eileen.
- ¿Sabes? Nunca te has besado en público con Lupin, van a cumplir un año de novios y… - Dijo Tara susurrando al lado de ellas.
- Bueno… este… - Eileen miró nerviosa al plato – Solo nos hemos besado dos veces. Y es que…
- ¿Dos veces? – Tara gritó y todos quedaron en silencio mirándolas. Tara miró avergonzada y bajó la voz – Hasta pensé que ya tendrían relaciones.
- Esa eres tu Tarita – Dijo Dana con mala cara. En ese momento llegó Morgana sola y se sentó en la mesa con ellas.
- Ese no es tu problema Dana. Morg. ¿Qué te ocurre? Te ves fatal. – Dijo Tara preocupada.
- Hoy voy a San Mungo – Dijo Morgana.
- Tara, deberías tener cuidado – Dijo Dana comiendo un pastel mientras olvidaba su dieta - ¿Qué pasa si quedas embarazada? – Ante ese comentario Morgana se encogió más.
- No va a ocurrir, Spencer siempre se cuida, la otra vez…
- No voy a escuchar esto. – Dijo Florence levantándose – Si me quedó a escucharte tendré pesadillas con ese afeminado.
- Para tu información, virgen Harrington, el no es afeminado. Es un hombre verdadero y vigoroso… segundo, mejor vete. Te puedo perturbar tus inocentes oídos. – Florence la miró de mala manera y se fue con Eileen.
- Déjala, yo también quería irme – Dijo Eileen mientras iban hacia Adivinación – Imaginarme a Spencer sin túnica, debe ser más horroroso que dormir con Snape. – Florence sintió que la frente se le ponía roja y se cubrió la cara con el pelo para que no se notara tanto.
- Vaya comparación. No tiene nada que ver. – Dijo Florence tartamudeando.
- He oído rumores, parece que una chica de Slytherin se acuesta con Snape. ¿Quién será la pobre ciega?
- Basta – Dijo Florence sin contenerse.
- ¿Qué ocurre?
- No se desde cuando este colegio se transformó en un hervidero de chismes tontos y sexuales. Cada uno tiene vida privada ¿si? No es de nuestra incumbencia.
- No te das cuenta, nosotras dos somos las únicas que llevamos una vida decente, tu más que yo, sin duda. – Dijo Eileen sonriéndole.
- Búrlate – Dijo Florence irónica - ya llegamos.
- Llegan temprano – Dijo Catterpole – Lástima que sus destinos… no… que tragedia. – Florence y Eileen se miraron indiferentes, ya estaban acostumbradas.
- Profesor, voy a morir la próxima semana. Desangrada en la torre de astronomía. Es mi predicción mas exacta – Dijo Florence entregando su pergamino de tarea.
- Le recomiendo que no juegue con el destino. Puedo ver su futuro…
- Dígame entonces que ve. Si sabe que no lo adivinaré, ¿porque no me dice?
- ¿Crees que es como leer un pergamino con instrucciones? – Preguntó el profesor. – Veo momentos, percibo sensaciones. Cosas que según las acciones que estás tomando harán que se cumpla tal como las veo.
- Basta – Dijo Eileen – ¿Que puede ver?
- Incierto, Harrington. Incierto. Periodo de oscuridad, estás sintiendo dolor. No perteneces a este mundo, porque nadie te quiere. Lo veo claro, será dentro de un tiempo más. Agonizas, gritas, es un dolor que no se puede soportar. Sangre y dolor, sangre, un dragón, es un dragón. – El Profesor Catterpole usaba un tono dramático.
- Si, un dragón como el de mi medallón. ¿verdad? – Florence lo decía incrédula,
- No, no es plateado. Es negro y está temeroso. Veo sus ojos, el miedo. Mientras que él llega, el está allí. La tiene en sus brazos, se está desvaneciendo. Un pergamino pasa de sus manos a las de él. Otro grito de dolor, un respiro profundo… un aullido.
- ¿Qué mas? – Dijo Snape llegando como siempre muy despectivo. Adivinación no era su materia favorita.
- No veo mas nada. – Dijo Catterpole - No puedo ver más. Usted me ha interrumpido, no soy capaz de ver más.
- Charlatán – Dijo Snape por lo bajo.
- 5 puntos menos a Slytherin – Dijo Catterpole sin importancia y Snape cerró los puños. Florence lo miró extrañada.
- No tenías que decir nada, ya hemos perdido muchos puntos. – Dijo Florence algo perdida.
- Claro señorita Prefecta perfecta. Como usted diga – Snape no estaba muy de humor, el Profesor Catterpole lo ponía de malas.
- No vengas con comentarios sarcásticos que no estoy de humor. Pillo mentiroso – Dijo Florence sin contenerse.
- ¿Crees que me importa lo que digas? Andas rara desde ayer, si estás enojada por…
- No sabes porque estoy enojada, no fue por lo de ayer. – Florence por primera vez en mucho tiempo lo miraba con odio. Eileen los miraba raro, no entendía nada de la conversación.
- Hablaremos después de clase – Snape la sujetó por el brazo mientras que Florence se apartó de él.
- No quiero más mentiras por parte tuya. – Florence estaba a punto de llorar pero le dio la espalda al irse con Eileen. Snape se alejó de ella. Se sentó solo, su pareja Morgana estaba camino a San Mungo.
- Bien, paga tus enojos conmigo. – Dijo Snape rojo de la furia también. Se sentó en el otro extremo. Vio en ese momento que llegaba Lily tomada de la mano con James.
- Potter es un idiota – Miró Eileen – Incluso Lily cree en él
- ¿Por qué lo dices?
- Lo vi de manos con esa chica de Ravenclaw Pauline, la chica de séptimo que es prefecta. Estaban muy sospechosos.
- Seguro exageras.
- Los vi juntos de manos y todos. – Dijo Eileen – Pobre Evans, cree que Potter es un santo. La engaña con otra.
- Que novedad – Dijo Florence sarcásticamente, aun estaba enojada por lo del pergamino.
- Hey Snape-grasiento, quítate de ese lugar. Allí vamos mi novia y yo. – Dijo James
- No me provoques Potter. – Dijo Snape sin mirarlo.
- Hey Snape-grasiento, ¿te gusta mi nueva novia? Apuesto a que nunca lograrás tener una parecida. Quizás termines casado con Dana "La Gorda come dulce" Rookson, huy que feo. – Dijo James burlándose.
- James basta, no molestes a Snape. – Dijo Lily.
- Pero Lily, Snape-grasiento se ha sentado en mi puesto favorito. Además…
- ¿Qué ha hecho Snivelly esta vez? – Preguntó Sirius llegando.
- No me llames Snivelly- Dijo Snape levantándose del lugar sacando su varita, mientras Catterpole ignoraba la situación viendo la bola de Cristal.
- Te llamo como quiero, Snivelly – Dijo Sirius mirándolo desde arriba, era un poco mas alto que el chico. – Hola pollita, ¿Cómo amaneces Florence?
- Igual que todos los días – Florence lo miró y empezó a sonreírle. Snape estaba en el camino de explotar y golpear a todo el mundo. – Dime Sirius, ¿eres como tu amigo Jimmy Jimmy Potter? – Dijo Florence sujetando sensualmente sus túnicas.
- ¿Por qué? – Sirius empezó a tartamudear, mientras que James y Lily la miraban con desprecio.
- Me han dicho que ustedes se la pasan con las chicas de séptimo, besándose y agarrándose de manos. Yo vi a James con Pauline de Ravenclaw en la torre de astronomía por ejemplo. – Florence le sonrío.
- ¿Cómo lo sabes? – James estaba enojado ahora – Que digo. Es mentira!
- James Potter, ¿Qué andabas haciendo con Pauline? – Lily lo soltó de la mano.
- Nada linda. Solo nos saludábamos.
- Oh si, saludos con besos apasionados y cochinos. ¿Ejercitando la lengua Potter? – Eileen empezó a reirse. Lily avanzó hasta James y le dio una bofetada. Justo en el momento que llegaba Remus Lupin.
- ¿De que me perdí?
- No mucho. – Dijo Eileen.
Durante toda la clase en vezs de interpretar las visceras de murciélago que tenían como tarea, todos se lanzaban miradas fulminantes. Sirius sufriendo por haber sido avergonzado por su chica favorita, Lily al darse cuenta que James la había engañado, James enojado por haber sido descubierto, Peter estaba tratando de entender, Snape no entendía porque Florence casi lo golpea y Florence… pobre Florence, no prestó atención a toda la clase y estaba con mirada perdida en la ventana pensando lo peor, ¿Quién sería aquella mujer fatal llamada Diane Lee? Solo dos personas parecían estar felices, ellos eran Remus y Eileen quienes se miraban y se sonreían.
Floence salió de aquella clase con paso veloz seguida de Eileen, a mitad de camino fue detenida por Snape.
- ¿Podríamos hablar un momento? – Snape parecía estar forzando los modales para que Eileen no sospechara. Pero Florence siguió su camino.
- ¿Pensé que andarías en la lechucería respondiendo tus cartas? – Florence por fin se detuvo.
- Disculpa Jordan, ¿me permites un momento a solas con Harrington? – Snape estaba que perdía los modales para empezar a gritarle.
- Bien, arreglen sus problemas. Sin asesinarse por favor. – Eileen siguió el camino hacia el Gran Comedor. Snape sujetó a Florence de un brazo y la encerró en el aula de Historia de la Magia que estaba vacio.
- ¿Por qué estás enojada? No te entiendo, me preocupo por ti y tu solo te sientes mal porque…
- No te preocupas por mi, maldito infeliz. Solo fuiste a Rusia a verte con la zorra esa, cuando por casualidad decidiste venir a salvarme de tu padre. ¿Por qué estabas en Rusia?
- No te entiendo. Te defendí… ¿y así me pagas? – Snape le reclamaba.
- Ah si, ¿Quién demonios es Diane Lee entonces? Vi tu pergamino. Ella fue tu primera "chica", jamás me contaste.
- Oh, eso…- Snape pareció acordarse de repente - si ya recuerdo, dejé el pergamino en mi capa, y tu te llevaste mi capa con la carta en uno de los bolsillos.
- ¿Y Bien? ¿Qué me vas a decir?
- Ella… ella no es nada para mí. – Dijo Snape mirándola, diciéndolo con su voz gélida. – Eso fue hace mucho
- ¿Hace mucho? Los mundiales fueron hace poco tiempo. Quiero que me lo cuentes todo, así me vayan a asesinar tus amiguitos los mortífagos.
- No se si quieras saberlo. – Snape se sentó en uno de los pupitres bajando la mirada.
- Quiero saberlo Snape, quiero saber la verdad. Fuiste a verla, pero como me viste en peligro…
- No nos veíamos desde teniamos 11, pero cuando fui a Rusia a defenderte ocurrió todo. – Dijo Snape dudando y Florence lo miraba agudamente sin moverse. – Fui por ti allá. No quería que fueras. Tuve que rescatarte, no me lo perdonaría. Cuando me desaparecí del lugar donde te dejé, estaba a las afueras. Alguien me llamó por detrás, ella me reconoció. Estaba asustada también, me abrazó y nos ocultamos debajo de un aviso que se movía. Luego que pasó el peligro me invitó a su casa… no había cambiado nada desde que nos habíamos dejado de ver. Ella está loca por mi, pero yo nunca le presté mucha atención. – Snape miró los ojos de Florence temeroso. Ella lo miraba atenta e inmóvil, como si no pudiera respirar, con las manos aferradas a la pared donde se apoyaba.
- ¿Eso es todo? ¿Dónde están los besos gloriosos? – Dijo Florence sarcástica.
- Sus padres no estaban cuando llegó, y me ofreció para acompañarme de regreso. Le dije que no, ella me ofreció jugo de calabaza. No lo pensó mucho cuando cayó encima mío y nos besamos, no lo planifiqué, no significa nada para alguien como yo. Alguien sin corazón.
- ¿Estás nervioso solo por un par de besos? – Florence lo dijo con una voz ronca que no parecía de ella. - ¿Te acostaste con ella?
- Florence yo… - Snape vaciló, tenía la boca abierta pero no dijo nada.
- Dime – Florence le repitió.
- Si algo así, no lo recuerdo muy bien. No fue nada…
- ¿No fue nada? – Florence miró entonces con una furia jamás antes vista, pero antes de hacer algo cerró los ojos y dos lágrimas rebeldes corrieron por sus ojos. – Eso era lo que quería saber.
- Escúchame… - Snape la iba a sujetar del brazo.
- No me vuelvas a tocar, por favor. – Florence no usaba un tono brusco, sino más bien un tono calmado. Estaba enojada y dolida, pero estaba calmada, estoy podía doler mas que cien mil gritos. – Me voy.
- ¿A dónde vas? ¿Eso es todo?
- Me voy a almorzar. – Florence no lo quiso volver a mirar y se fue por el pasillo callada, con varias lágrimas en lo ojos. Se sentía traicionada y sola, era lo que había temido, ser herida mortalmente por alguien a quien le había abierto su corazón. Llegó al Gran Comedor y unos cuantos se le quedaron viendo.
- ¿Qué te hizo ese cerdo? – Dijo Eileen al ver a su amiga llorando en silencio. Daba pena verla así, se notaba el esfuerzo que estaba haciendo para guardarse aquel dolor.
- Nada, son cosas mías.
- Dime que pasa Florence. – Dijo Eileen esta vez gritándole. – Dime que te hizo y lo mato ya mismo.
- Nada. – Florence estaba aun serena. Justo en el momento que llegó Snape Eileen volteó a verlo. Llevaba una cara fúnebre, si bien no estaba llorando no parecía que la estaba pasando bien.
- Mira imbécil ¿que le hiciste a Florence? – Eileen se levantó al instante y todos voltearon. Snape no la miró y siguió de largo, no por ignorarla sino porque no tenía nada que decir.
- ¿Qué le hiciste? ¿Por qué la hiciste llorar?
- Quítate de mi camino Jordan.
- No, no lo haré. – Sin pensarlo dos veces Eileen le dio una bofetada. Snape la sujetó para que no lo tocara más y la empujó, Eileen volvió adelante y le pegó esta vez un puño, el no hizo nada para detenerlo y ella los siguió golpeando. Hasta que Ivan la sujetó fuerte y la detuvo.
- Jordan te has vuelto loca. – Dijo Rosier mirándola raro.
- Vamonos Eileen, no te metas en líos. – Florence la sujetó del brazo. Ella accedió pero antes de irse amenazó al chico.
- No se que le hiciste pelo grasoso. Pero creeme que la vas a pagar. – Eileen se fue con Florence quien se había detenido de llorar.
FIN DEL CAPITULO
Ahora los mensajes personales a cada uno de ustedes…
Malu Snape Rickman: Hola que bueno saber de ti querida amiga. Esa era la canción "Demasiado". Bueno, tus deseos se han visto realizados. Porque hay un capitulo nuevo ahora que he regresado. Espero que te guste.
Snapesita: Joo, si. Tengo mucho cuidado con lo de preñar a la gente. Pobre Morgana, es algo incomprendida. Tranquila no voy a hacer el próximo capitulo en un show de variedades, o sea nada de clubes, fiestas rave, ovnis, orgías, denuncias a la policia, cuando los animales atacan, chicos musculosos siendo salvavidas, publicidad de cerveza, ni chicas en bikini de la nada. Lo único que consideraría son los salvavidas XD. Vi los actores, prefiero más al Sirius, porque el Lupin tiene cara de estreñido. Yo aun me imagino a Lupin como Ewan Mc Gregor y tienes razón, como Alan Rickman nadie!
DJGryffindor: Belen, que gusto que estés reviewandome desde aquí. Gracias por tus comentarios y los comentarios anteriores que me habias enviado en fansdeharrypotter.net. Mil Gracias!!!!
Arwen Black: Aunque me escribiste en la otra historia, te envío el saludo desde aquí. Gracias por leer el fic. Voy a ver si dejo la historia de "El ritmo de la magia" unos dias mas y luego la quito, es que ya tengo mejores cosas para cambiarla. OK? Bueno entonces espero que te siga gustando la historia.
