Capitulo 21 La Historia de Snape
- Oye, Snape. Te perdono el desplante que le hiciste a Diane, nada más porque era Harrington el motivo, ¿Cómo lo ocultaste todo este tiempo? – Dijo Evan Rosier con una sonrisa.
- Evan, no estoy para chistes. – Dijo Snape mientras veía a su chica marcharse, sin atreverse él a alcanzarla.
- Que más da, la volviste a perder… se fue llorando. Que vergüenza es que todos se enteraran que eres su novio, como que no le gusto mucho. Cuando el Señor Harrington se entere…
- Cállate Evan! – Dijo Dana acercándose y mirando a Snape – Bien dicho amigo!
- No pudo haber estado mejor, ¿ves? – Dijo Tara saltando.
- Ustedes no entienden… - Dijo Snape apartándose de los chicos – Nunca lo van a entender.
- ¿QUÉ SIGNIFICA ESTO SEVERUS SNAPE? – Diane Lee apareció delante suyo con rostro rojo de la furia.
- Tara, allí está ella… – Dijo Dana apuntándole con el dedo.
- Dana ¿qué te pasa? – Preguntó Evan.
- Hola Soy Tara Ustinov, periodista del Profeta, de hecho empiezo en dos meses – Dijo Tara presentándose - ¿Recuerdas mi articulo del profeta que te mandé hace unos meses personalmente?
- Ah si – Dijo Diane vagamente. – Ese relato super apasionado sobre unos amantes… Podriamos discutirlo luego que hable con Severus.
- No lo creo – Dijo Tara inocente, pero luego cambio su tono - Pues fíjate que Saivero y Florencia no son más que Florence y Severus y todo eso si ocurrió. – Dijo Tara revelándose y sacándole la lengua, mientras agitaba su rubia y platina cabellera.
- Vayanse al demonio!!!!! – Diane estaba enfadada, y se dirigió a Snape empujándolo. – Quiero una explicación convincente… ¿estás enamorado de ella? Es increíble, pensé que buscarías algo mejor y no a esa poca cosa…
- Si, era ella. – Dijo Snape a secas perdido en otro asunto, sin prestar atención.
- Esa poca cosa te acaba de quitar a tu amante. – Dijo Dana enfrentandosele.
- Si tienes un problema te podremos arreglar la cara. – Dijo Tara mostrándole un puño.
- Basta ustedes dos. – Dijo Snape mirando a las dos chicas entusiastas.
- Nadie les ha dado vela en este entierro – Dijo Diane irritada.
- Pero tendremos vela seguro en el tuyo. – Dijo Tara.
- No me puedes hacer esto. Yo soy Diane Lee, nunca nadie me ha rechazado, te perdonaré si me pides disculpas en los próximos 5 minutos. – Diane estaba chillando haciendo que todos voltearan e hicieran silencio.
- ¿Qué te has creído? Zorra embriagadora!! – Dijo Tara, pero Evan la sujetó y la hizo retroceder.
- ¿Podrían dejarnos a solas? – Gritó Snape enfadado.
- Siempre hay primera vez para el rechazo. – Dijo Dana retirándose.
- Bien, que me dices… - Dijo Diane cuando ya estaban a solas.
- No te pienso pedir disculpas sobre nada. No te debo nada a ti, no se quien piensas que soy. Soy Severus Snape, no otros de esos idiotas que han estado tras de ti.
- La última vez que me amenazaste de esa manera, te dejaste besar por mí, tenías 10 años ¿recuerdas?
- Me acuerdo, pero ahora tengo 18 y no estoy amenazándote. – Dijo Snape mirándola con distancia e indiferencia. – Puedes hacer lo que quieras, pero no voy a ceder…
- Es una lástima – Dijo Diane orgullosa guardándose las lágrimas de enojo. – Quizas si todo hubiera sido diferente. Estuviste jugando conmigo todo este tiempo…
- No, en ningún momento Lee. Dile a Lucius que deje de enviarme distracciones como tú, que no me hacen falta. – Dijo Snape dándole la espalda y retirándose. Dejando a Lee con cara de estar enloquecida de la rabia, pero ignorándola.
- ¿Cómo te atreves? – Gritó Diane Lee. – Nadie me rechaza!!! – Pero ya Snape se había ido.
Mientras tanto las cosas lejos de allí no iban muy bien. Florence se sentía desgraciada ahora que había caido en cuenta y no estaba Snape para darle seguridad. Su brazo ardía y sabía que esa marca jamás se iría, entró a su habitación donde todo estaba por el suelo y roto, caminó entre el desorden y cayó rendida a la cama. Estar en la soledad le hizo sentir que había caído a un abismo, por primera vez se dio cuenta que no había solución posible a aquello, era servirle a Lord Voldemort o morir. Se sintió mal cuando Snape se preocupó por ella, aun la amaba y nunca nada había cambiado. Diane Lee no era más que un espejismo entre ellos. Había habido una confusión debido a fuerzas superiores invadiendo su débil mente colmada de sentimientos, pues eso iba a cambiar.
- Nadie volverá a penetrar a mi mente. – Dijo la chica sujetando un libro debajo de su cama, era su libro de artes oscuras. Lo abrió en una página de hechizos para la mente y cmo bloquear los intentos de penetración. Sus ojos estaban cansados y ya amanecía, pero ella no cerró los ojos hasta haber aprendido bien aquel hechizo avanzado.
Obviamente las cosas no estaban nada bien, sumida en el descontrol total, Florence había cometido la mayor de las locuras: convertirse en una seguidora de Lord Voldemort. Tan solo a un paso de cumplir 18 años, su inteligencia y astucia no habían reaccionado a tiempo para indicarle que eso estaba mal y que estaba siendo manipulada por una fuerza oscura muy superior a ella, la cual había frenado varias veces pero que finalmente la había hecho ceder.
La barrera entre Snape y Florence eran las artes oscuras. Mientras que Snape llegó a su casa algo tarde cuando su madre lo recibió.
- ¿Por qué la dejaste sola? – Dijo la Madre de Snape entre las sombras con un brillo sobrenatural en sus ojos – Esa niña se fue desecha. – Dijo la señora Snape cuando vio a su hijo llegando con las luces apagadas. Pero Snape pasó al lado de ella sin contestar palabra alguna. – Te hice una pregunta Severus…
- Madre, no quiero hablar ahora. – Snape prendió la luz del salón y su cara se iluminó. Pero estaba ensombrecida y dos lágrimas rebeldes se asomaban por sus ojos.
- Tú nunca habías llorado por nada. ¿Qué te está ocurriendo? No lloraste ni cuando murió tu padre– La débil señora Snape lo miró sorprendida.
- ¿Crees que iba a llorar la muerte a ese bastardo que yo mismo maté? – Dijo Snape limpiándose la cara y tratando de sonar severo y duro.
- No hables así de tu padre…
- Nunca fue un padre para mí. Mírate como te dejó, te golpeó, te maltrató y aun lo defiendes…
- Estamos hablando de ti. ¿Por qué estás tan triste?
- Estoy pagando las consecuencias de mis actos, he sido un alma oscura y así viviré. La maté yo mismo. Nunca me había sentido tan culpable. – Snape le dio la espalda y evitó mostrar su cara y secarse las lágrimas, en efecto casi nunca había llorado en su vida, a excepción de esa vez cuando estaba pequeño, que su padre había golpeado a su madre brutalmente. Se podría decir que en toda su vida había permanecido indiferente a los sentimientos hasta que conoció a aquella chica llama Florence. Ahora se sentía vulnerable y había comprobado que era su mayor debilidad, mientras más lo tratase de ocultar más saldría a relucir, era una maldición.
- Severus, dime que sientes… - Dijo su madre mirándolo directamente.
- Me siento engañado por mi mismo, me siento vacío, siento que mi vida es miserable. Dejé que le hicieran daño. Estoy enamorado, cuando yo nunca quise que me pasara eso. Soy débil, la debilidad no servirá de nada ante Lord Voldemort. – Su madre se horrorizó y apretó las manos en su silla. – No se porque he llegado a esto, quisiera poder arreglar todo como siempre lo hago. Pero ya no me funciona…
- Dime la verdad… – Su madre parecía nerviosa, pero muy segura.
- Madre, no tiene sentido ocultarlo más. Soy uno de ellos también y recibiré mi recompensa. – Snape se levantó la manga mostrando la marca tenebrosa – ella lo hizo también, ella también es mortífaga, por mi causa simplemente y eso lo lamentaré mientras viva en este desgraciado mundo.
- Tenía la esperanza que fueras diferente a tu padre. Tú no mereces amar a esa chica, quizás la vuelvas tan infeliz como yo fui. – Su madre lo dijo en voz alta.
- Si la amo, y cometí un error, lo sé. Nunca tal afirmación fue tan cierta como hoy: Amo a Florence Harrington. No me importa a quien no le guste, ni me importa nada más. – Snape soltó las palabras como si le hubieran pesado toda su vida.
- Pues no pareciera que la amaras, no has hecho más que ser una maldición en su vida. La corrompiste, le quitaste su inocencia.
- ¿Cómo sabes? – Snape avanzó eufórico. – No me digas que no la merezco. No me repitas lo que no quiero saber.
- Severus…
- Soy un miserable – Snape perdió el control, agarró una escultura antigua y la rompió contra un muro, estaba totalmente loco y varias lágrimas seguían saliendo de sus ojos; comprobando, pese a que muchos lo dudaban, que Severus Snape aun era humano.
- Lo se, se que piensas. La intuición y entrar en las mentes es mi especialidad, ¿no se te olvida mi condición? – Dijo Sigrid Snape respirando lentamente y hondamente desde su silla. - Esta tarde cuando descubrí a la chica sola en tristeza, vi sus ojos. Esos bonitos y brillantes ojos grises hablaban y revelaban mas de los que sus palabras decían. Sentí una conexión con ella, supe toda la verdad sobre ustedes, todo lo que me has ocultado. Pude ver lo que esa chica siente y se lo que te ocurre…
- ¿Por qué nunca me dijiste antes que…? – Snape no entendía y se tumbó al suelo.
- No voy a durar mucho, hijo. Por fortuna en tus venas corre esa sangre pero no esa condición, pero eres muy intuitivo, estoy seguro que hallarás una respuesta a eso que te preguntas…
- Si ya lo sabías, ¿Por qué me preguntas?
- Para que así te puedas responder a ti mismo. – Su madre le dio la espalda – Esa niña me recuerda a mi cuando era joven.
- Si sabes lo que siento, debes saber que no quiero hablar más. – Snape abandonó la sala mientras su madre se lamentaba sentada en su silla.
- Lamento haberte traído a este mundo a sufrir Severus, sabía que esto pasaría, traté de evitarlo. Hubiera querido tener el valor de huir y de llevarte lejos, pero fui una cobarde y no hice mas que ocultarme en esta casa. Y ahora que todo ha terminado, ha terminado mi tiempo. Solo se me otorgó este tiempo - Sigrid Snape se relajó y recostó su cabeza sobre la silla. El momento de su partida por fin había llegado, no más sufrimiento, no más dolor, así lo expresaba su último respiro.
Los días que siguieron fueron rodeados de una triste calma, pero con el paso de los días las cosas mejoraron, Florence cumplió 18 años y recordó que Eileen cumplía un 3 años de haber enfermado gravemente, pareciera que desde aquel momento el mundo había empezado a girar al revés.
Luego de 2 semanas su padre volvió a la casa familiar de un viaje de negocios, Janice la madre de Florence lo recibió muy cariñosa, pero el Señor Harrington apenas notó el gesto de su esposa. Kyle estaba allí también en una de los salones de visita, conversando con Florence.
- Veo que terminaste en Hogwarts Felicidades Hermanita, es un honor que en tu último año hayas hecho perder a Gryffindor. Yo estuve en Ravenclaw…
- Lo se, todos se unían en contra de Slytherin. Pero nada nos detuvo este año. – Dijo Florence sonriéndole a su hermano quien la inspeccionaba con la mirada.
- Lamento lo de tu amiga. – Dijo Kyle dándole una palmada en la espalda.
- Gracias Kyle. He contado con poco apoyo este año.
- No me importa en que casa hubieras estado, lo hiciste bien. – Dijo Kyle - Papá me habló seriamente de que andabas saliendo con el hijo de Snape. ¿Es eso cierto?
- Somos amigos cercanos – Dijo Florence sin darle importancia - Papá está enojado. Pero ya sabes…
- Papá se enoja por todo. Se enojó cuando me casé con Amanda, ya puedes ver. Pero Snape, su padre era partidario de Grindelwald.
- … Si, lo se. - Dijo Florence tranquilamente.
- No puedo obligarte a seguir una línea. Estar con Snape es tu decisión, es tu vida.
- ¿Sabes Kyle? Cuanto daría por escuchar esas palabras de Papá. Ya no me habla, desde que llegué aquí no me dirige la palabra… eso me alivia.
- Florence, Donald Harrington siempre fue muy recto y muy cabeza dura. Déjalo, ya se le pasará.
- No se le va a pasar. Jamás me ha tratado con una palabra amable y siempre quiere…
- Tiene una extraña forma de mostrarte su amor. – Dijo Kyle. - ¿Cómo es ese Snape? ¿Es diferente al Padre? Escuché que esa familia odiaba a los muggles y los hijos de muggles.
- Bueno… - Florence iba a responderle cuando su padre llegó enojado.
- Florence Marie, acabo de hablar con Leonel Lee, me contó que su hija le había contado que tú fuiste a su casa y la amenazaste, te burlaste de ella y… me contó algo curioso de ti con Snape.
- Veo que ahora si me hablas. Nada más que nada cambia esos gritos sin sentido – Dijo Florence quedándose sentada en su lugar.
- Calla Florence, Papá es peligroso cuando se altera. – Kyle trató de calmarla con una mano en su hombro.
- Kyle, este no tu asunto. Vete de aquí. Un día de estos me vas a dar un infarto, niña. – Dijo Donald abriendo la puerta para que Kyle se fuera.
- No soy una niña. Lo que dijo Diane es mentira.
- Cálmense los dos. – Dijo Kyle mediando entre los dos
- Te dije que no te metas, o si no… - Donald esta vez volteó hacia su hijo.
- ¿También lo vas a desheredar? – Florence se levantó de su asiento y lo miró fijamente.
- Cállate cuando hablo. Si quieres vivir bajo mi casa, tendrás que seguir mis normas. Una de ellas es que detengas tus encuentros con ese Snape, ese amigo tuyo…
- Es mi novio ahora, ¿sabes? – Florence jamás había afirmado que Snape era algo suyo, pero para hacer rabiar a su papá le salió de lo más profundo de su alma con una sonrisa.
- Te voy a enseñar a respetar a tu familia. – Donald iba a salir a abofetear a su hija, pero Kyle metió entre ellos y detuvo a su padre.
- Déjame Kyle. Ella necesita una lección. – Dijo Donald tratando de soltarse. Florence seguía en el mismo lugar sin avanzar, ni retroceder.
- Papá, no te conozco. Deja de tratar a mi hermana así. Nunca te hace caso porque no la tomas en serio – Dijo Kyle interponiéndose y sujetando a su padre – Respetala…
- ¿Respeto? Ella no me respeta en nada.
- ¿Quieres que viva en tu casa bajo tus reglas? Pues entonces no quiero vivir en ella.
- No te iras a ningún lado. Tomarás tu puesto, irás a América y estudiaras en la "Academia de Salem", limpiaras el nombre de la familia y te casarás con algún mago de familia respetable sangre limpia. No tendrá nadie que saber que practicaste artes oscuras y…
- ¿Artes Oscuras? – Kyle soltó a su padre y miró a su hermana desilusionado.
- Si Kyle – Florence dejó de sonreír y se puso seria.
- No habrá mas artes oscuras en el resto de tu vida. Quizás antes de enviarte a la academia de artes mágicas avanzadas, podremos rehabilitarte de tus tendencias…
- No estoy enferma. – Florence chilló perdiendo la paciencia. Justo en ese momento llegó Janice llorando.
- No la vas a mandar lejos de mí. Hemos tenido suficiente Donald, es tu hija. Es mi hija antes que nada. No la llevarás lejos de mi, no es un objeto… Fue mi culpa que ella practique artes oscuras… lo oculté - Janice puso sus manos en la cara.
- Janice, no puedo creerlo. Tú fuiste una cómplice también. Y… - Donald señaló a su esposa
- Antes de que sigas con tus gritos y clamores déjame hablar un momento, solo un momento. – Dijo Florence respirando profundamente.
- Déjala hablar Papá – Dijo Kyle mirando nervioso.
- Creo que nuestra situación es inaguantable para cualquier ser humano. No mientas Papá, no me amas, nunca me quisiste. Intenté hacer las cosas bien en donde estaba, desde que estudié en Slytherin dejaste de creer en mi. Yo poco a poco me negaba a dejar de creer en ti, pero tus gestos y palabras me llevaron a hacer eso, dejar de quererte y dejar de creerte. No esperes que yo esté de tu lado, parece que hemos tomado caminos diferentes y no me siento mal por ello. No puedo cambiar mi vida por tu capricho. No iré a América, no me voy a ocultar, no voy a seguir lo que me digas, no pienso que me vayas a perdonar. – Florence se sentó en un asiento tranquila – Es demasiado tarde, sabes Papa, fuiste malo, ¿sabes porque?
- Te lo di todo. ¿Cómo te atreves a dejarme como el malo? ¿Qué hice mal?? Eso quiero saber yo…
- Fuiste malo papá, ¿sabes? No me lograste salvar de Lord Voldemort… - Dijo Florence conteniendo sus lágrimas y dejando un ambiente gélido en el ambiente, todos se callaron por un momento.
- ¿A que te refieres? – Donald se puso pálido y cayó al asiento. Janice lloraba en un rincón mientras Kyle la confortaba y miraba a todos muy nervioso.
- Ahora que me has dejado a un lado. El Señor Oscuro tiene reservado algo mejor para mí. Es aquí donde digo que nuestros caminos se separan para siempre. Si no te importa, me voy a ir ahora mismo.
- Espera, no irás a ninguna parte. – Donald estaba calmado también. – Ahora se el nombre de una seguidora del lado oscuro, podré entregarte al ministerio. Irás a Azkaban… - Dijo Donald volviendo a su tono autoritario y lógico.
- Donald, no por favor. Es mi hija – Janice gritaba desconsolada y Kyle le resbalaban unas lágrimas por las mejillas.
- Intenta hacerlo. – Florence salió del salón calmada y fue por el pasillo para subir las escaleras para empacar, al llegar a su habitación lanzó uno de los retratos de su familia mientras empacaba uno de los baúles, toda la mansión estaba sumida en un silencio aterrador. Al Bajar al vestíbulo. Donald salió eufórico y alcanzó a Florence la sujetó por el brazo.
- No vas a irte a ningún lado. No permitiré que seas una amenaza a la sociedad. ¿Qué pretendes con todo esto? Tu madre sufre. Mírate, eres miserable.
- No hay vuelta atrás – Dijo Florence simulando tranquilidad. – Mi Madre sufre, pero esto es por culpa tuya, no supiste manejar el asunto de tu "familia perfecta" bajo tus reglas. Te culpo a ti. Tú hiciste mi vida miserable, y ahora así será tu vida para ti. No me voy a ocultar, voy a mostrarme al mundo como una Harrington que soy. Todos van a saber de que lado estoy.
- ¿Qué quieres decir?
- Vas a saber de mí, todos sabrán que sigo a Voldemort y que soy tu hija. Lo haré por todas aquellas veces que te avergonzaste de mí. Será una maldición cuando la gente se pregunte… ¿Cómo una hechicera tenebrosa sale de un Hogar modelo en las líneas del bien como los Harrington? – Dijo Florence mirando a su padre directamente a los ojos.
- No lo harás. Hoy mismo terminará todo esto. Vendrás conmigo a donde el Ministro, te entregarás y te enviarán a San Mungo, estás tocada de la cabeza. – Donald la sujetó mas fuerte del brazo y Florence se burló.
- ¿Tu? ¿Cómo me vas a llevar? Un insignificante hombre como tú, contra una hechicera poderosa sin misericordia como yo.
- Maldito sea el día en que viniste al mundo. – Donald la soltó indignado. Se acercó a su cara y la golpeó fuerte con su brazo lanzándola al piso. Florence se deslizo por el piso y su varita cayó cerca de ella. Donald iba a inmovilizarla con un hechizo pero Florence se levantó rápido y para esquivar el rayo de su padre y conseguir su varita, se arrastró. Tomó su varita, mientras que su madre y su hermano, llegaron al pasillo.
- Donald ¿Estás bien? – Janice fue al lado de su esposo. Florence tenía una herida abierta en la cara y respiraba hondamente.
- Lo Siento Mamá. De verás lo siento. Debo irme… Kyle… adiós. – Kyle fue hacia ella rápidamente y la sujetó.
- Esto no puede ser posible. No te vayas con ellos – Kyle estaba llorando apretándola fuerte.
- Es demasiado tarde para mí. Déjame ir. – Dijo Florence, pero Kyle la sujetó más fuerte y lloró en su hombro, Florence sintió que una fuerza la iba hacer desistir de su decisión, pero vio a su padre y todo cambió. – No importa a donde vaya, nunca dejaré de amarte Kyle. Eres mi hermano mayor. Nunca te dejaré de amar. Pero por favor déjame de ir – Kyle la soltó pero no se atrevió a mirarla, se fue rápidamente a una habitación cubriendo su cara. Su padre se estaba levantando de nuevo, su madre estaba arrodillada en el piso.
- Si volviera en el tiempo, habría sido una mejor madre. No hubiera permitido que Donald… - Janice volvió a llorar – No me dejes, Florence. No me dejes.
- Adios Mamá. Adiós. – Florence tomó su capa negra y se fue de la mansión, con el baúl arrastrado y dejando todo crudo en su casa. Cuando iba a mitad de calle, varias lágrimas corrieron por sus ojos, no podía creer lo que había hecho. Se había despedido de su familia, de su padre, de un padre que jamás la había amado incondicionalmente como todos los padres deben amar a sus hijas.
Se sentía descarriada y vacía, pero a cada paso que daba, se alejaba cada vez más de lo que había aborrecido por años. Los golpes y tratos con su padre, no sabría más nunca de él. Lo sabía… no lo volvería a ver más nunca. Era libre, pero no del todo, en su brazo un leve dolor aparecía en su antebrazo izquierdo, quitó la capa al llegar a un campo abandonado.
- Allí estás Florence – Dijo la voz fría de Lord Voldemort.
- Usted me llevó engañada ¿Para que me necesita ahora?
- ¿Has estado llorando? – Voldemort avanzó hacia ella.
- Hoy dejé mi casa. Todos saben que soy su seguidora… - Florence miro a Lord Voldemort quien le devolvió una sonrisa.
- Has aprendido a bloquear tu mente, me es más difícil trastornarte y confundirte… Ya nada vale, porque es marca en tu brazo es tu sentencia de por vida
- Estaré de su lado, Tom Ryddle. Pero, a mi manera. – Dijo Florence
- ¿Cómo sabes?
- He averiguado varias cosas de usted, usted no es un sangre limpia y odia a los muggles.
- Porque al igual que tu, tuve una familia decepcionante. – Dijo Voldemort.
- ¿Hasta cuando usted buscará unir a su lado adolescentes con problemas familiares? – Pero Voldemort soltó una sonrisa fría y su cabello negro adquirió un color venenoso al igual que su semblante.
- Mi niña, aun no entiendes el trasfondo de porque estás de mi lado.
- Entonces…
- ¿Preferirías no ser humana para no sufrir?, quizás por un tiempo olvides tu naturaleza humana. – Dicho esto sacó de su capa una mascara que cubría su cara a excepción de la boca.
- Preferiría no tener pasado para vivir el futuro. – Florence estaba calmada pero algo la hacía sentir inquieta.
- Te voy a necesitar para algo importante, eso te lo diré a su momento. Descansa donde te plazca, una chica abrumada por sus problemas personales no me sirve de nada.
***
Snape se encontraba solo en su hogar, había pasado un tiempo antes de acostumbrarse a vivir solo, no fue un problema para él. Su padre muerto en sus manos un par de años atrás y su madre había caído bajo el peso de sus parálisis y su enfermedad hace varias semanas, había muerto. Estaba solo en aquella, que había sido su casa familiar. No sentía el peso de ninguna compañía y sabía que se acostumbraría a la soledad. Estaba en su cuarto pensativo y solo, cuando sintió la necesidad de salir. Todos esos años había ocultado tantos secretos, entró a la Taberna mágica del pueblo cercano y se sentó en la barra mientras pensaba y vagaba en sus ideas. No estaba allí por casualidad, frente suyo una chica lo miraba.
- Pensé que nunca te encontraría. – Dijo Florence con frío mientras se sentaba a su lado.
- ¿Te ocurrió algo? Te ves muy mal. – Snape se acercó a ella, para hablar discretamente.
- Le dije a mi padre todo, luego que intentara culparme de alguna otra cosa. No me quedó otra manera que irme de casa, por eso llevo el baúl. – Dijo Florence pidiendo una copa en la barra.
- Debía ser secreto. – Dijo Snape con algo de enojo en su voz.
- Lo se.
- Si alguien del ministerio te descubre, nadie podrá hacer nada por ti. El señor Oscuro no se responsabilizará por ir a salvarte. – Dijo Snape a su oído.
- No te preocupes. – Dijo Florence mirándolo mientras bebía su copa. Snape miró a todos lados y le pasó varios sickles al cantinero.
- Vamos a un lugar privado. – Snape la llevó a una mesa apartada de todo el mundo, con ambiente íntimo. Florence lo miró tratando de averiguar algo con su mirada, pero era en vano.
- ¿Qué quieres decirme? – Dijo Florence mirándolo.
- ¿Te has olvidado de mi propuesta? – Dijo Snape mirándola rudamente aparentando control.
- ¿Cuál?
- No me hagas repetirlo. – Dijo Snape nerviosamente de repente.
- No se de que hablas. – Dijo Florence sonriéndole pícaramente.
- No juegues conmigo, ¿aceptas… vivir conmigo? – Dijo Snape como si aquello era como irse a tomarse una copa al bar de la esquina.
- ¿Te referías a eso?
- Si, me refiero a eso. No se si te has dado cuenta. Te ves en la penosa tarea de vivir en algún lado porque te han botado de tu hogar sin ningún galeón, me atrevo a decir. Mi casa es espaciosa y… - Snape le sonrió irónicamente.
- Bien, me darás albergue como si fuera una refugiada con la condición de que me acueste contigo en la noche ¿o que? Que posición tan sumisa y machista.
- No – Dijo Snape cortante. – Quizás a la hora que quieras y como quieras. – Snape no pudo evitar darle una sonrisa irónica de nuevo, mientras Florence tocó con sus dedos una de las manos de Snape, dejando su copa en la mesa por un momento.
- Mucho mejor. Está bien, acepto. – Dijo Florence. – Tal como habíamos acordado hace años… Somos amigos inseparables y estaremos juntos.
- Si. – Dijo Snape volteando y luego acercándose más. – Quiero decirte un secreto muy importante.
- ¿Cuál será? No me digas… ¿eres un vampiro? – Florence se le iluminaron los ojos mirandolo, pero Snape le negó con la cabeza. Se acercó confidente al oído y murmuró.
- Te amo.
- ¿Eso? Ya lo sabía…
- Es la primera vez que te lo digo. Normalmente no creo en el amor, pero eres una excepción mi niña. – Dijo Snape mirando a la mesa.
- No has tenido mucha suerte en el pasado, ¿no? – Dijo Florence – Obviamente sacando fuera de la conversación a la señorita Lee.
- No, no he tenido mucha suerte. Uno de los pocos golpes de suerte ha sido conocerte.
- ¿Cuáles han sido esas cosas? Nunca has querido contarme tu pasado ni tu niñez, solo algunas vagas referencias.
- No quiero hablar de ello ahorita ¿Nos vamos? – Dijo Snape cortándole la conversación.
- Vamos, dímelo. En tus ojos veo odio y quizás si me lo cuentas, te sientas mejor descargandote de ese odio.
- No quiero deprimirte la vida con mi vida. – Dijo Snape bajando la mirada. – Pero si realmente quieres que te lo cuente…
- Por supuesto.
- Pediré una habitación privada. – Dijo Snape levantándose hacia el cantinero, sacó unas monedas y junto a Florence se dirgió escaleras arriba del local, una pareja salía luego de un encuentro sexual a medio vestir.
- Eres patético Wilson. – Dijo la mujer rubia mientras bajaba por las escaleras fumando un cigarro.
- No hables Wanda, no has hecho más que lloriquear desde que… - Dijo el hombre malhumorado.
- Ojala esa chica tenga más suerte que yo. – Dijo Wanda refiriéndose a Florence quien miraba detalladamente, Snape abrió la puerta y la metió dentro de un brazo. Dentro había una cama, un pequeño baño y un cartel que decía "Aproveche el tiempo. No se quede más tiempo del que pagó. La Gerencia"
- ¿Cuánto tiempo pagaste? – Preguntó Florence mientras dejaba su capa en el perchero.
- 3 horas, serán suficiente, de todas maneras aquí podemos hablar sin riesgo a que nos oigan. – Dijo Snape cerrando la ventana.
- Bien, comienza… - Florence esperó a que Snape se sentara en la cama, pero el no lo hizo.
- No es una historia placentera, pero igual… - Snape al fin se recostó en la cama y Florence hizo lo mismo, los dos se miraban el uno al otro, hasta que Snape miró hacia el techo. - ¿Qué quieres saber?
- Sobre tus padres…
- Que ambos están muertos. Pero no es nuevo el sentimiento de sentirme como un huerfano, siempre he sentido que no he tenido familia. Siempre apartado…
- ¿Tu madre murió? – Florence se asombró.
- El día que regresé de la casa de los Lee, hablé con ella y al regresar al salón horas después la descubrí tiesa y fría sobre su silla. Me siento bien por ella, su muerte es un alivio a sus penas. Pero como realmente empezó la historia entre mi padre y mi madre…
Todo comenzó con la familia Beale, muy parecidos a tu familia… numerosos, snobs, orgullosos, y sangre-limpia. Quizás por eso mi madre encontró similitudes contigo, entendía perfectamente lo que era ocupar un puesto en una familia así. Sigrid Beale, mi madre, era la hija mayor de 6 hijos, eran una familia feliz en términos normales y economicos, pero dos desgracias los ensombrecieron, cuando mi madre tenía 13 años regresaba de la aldea muggle con unas amigas, cuando fue atacada por un vampiro en las cercanías del bosque negro. Mi madre cayó enferma y nadie pensó que mejoraría, pero para su desgracia vivió.
- ¿Para su desgracia? – Florence miraba extrañada.
- Si, a partir de ese hecho su vida cambió totalmente. Ella enfermaba y era aislada de los demás magos, se convirtió en una vampiresa, adoptó rasgos e incluso sentía necesidad de tomar sangre. La familia de mi madre no entendía como combatir aquello, solo cuidaban a la niña por ser su hija, pero realmente no la querían por ser diferentes. No, no se cumplió la regla de oro, "los padres deben amar incondicionalmente a sus hijos", aislada del mundo, para la familia resultaba un estorbo. Sus demás hermanos tenían prohibido acercársele.
La segunda de las desgracias cayó pronto sobre la familia, mi abuelo, cayó en deudas enormes y se vio obligado a vender muchos de sus negocios, quedando en la bancarrota. Pero surgió una oportunidad irrepetible. Vendieron a mi madre al mejor postor, y a ese mejor postor fue Saveratus Snape. Linda forma de deshacerse de ella, con tan solo 16 años la obligaron a casarla con un hombre mayor de 30 años, que ideal… la comoda familia Beale era normal de nuevo y sus hijos eran el orgullo. Mi madre nunca los culpó por su actitud huidiza, pero yo si lo hago. Mi madre al casarse con mi padre, ya no estuvo aislada al rechazo de su familia, pero muy pronto se convirtió victima del maltrato de su esposo.
- Recuerdo que en tercer año, lanzaste un hechizo hacia uno de los Gryffindor por hablar mal de tu madre…
- Si, ¿vez? Nadie de ellos sospecha que clase de vida he tenido para juzgarme.
- ¿Qué hay de tu padre? – Preguntó Florence poniendo su cabeza en el abdomen del chico.
- Saveratus Snape, su arrogancia no le tiene nada que envidiar a la arrogancia de Potter. Su historia comienza con mi abuelo y mi abuela. Mi abuelo era un vampiro con ascendentes hechiceros, llamado Nosferatu Snape, mi abuela era una joven bruja llamada Ariadne que vivía en una aldea cerca de las montañas rusas. En uno de sus viajes, Nosferatu conoció a esa bella chica Ariadne, hija de una pareja de magos pobres. No lo pensó dos veces y con su magia la sedujo, era de esperar, un vampiro es atractivo a todos los individuos del sexo opuesto. Ariadne cayó perdidamente enamorada, la noche en que se casaron, Nosferatu se reveló tal como era y Ariadne quedó horrorizada ver a aquel campito tan blanco como la tiza, pese a eso Ariadne le dio dos hijos gemelos: Sócrates y Saveratus. Sócrates heredó la belleza de mi abuela, pero la condición de ser vampiro, Saveratus era humano pero su apariencia era como la de un vampiro, con piel pálida y rasgos duros en su cara. Irónicamente mi padre odiaba todo lo que tuviera que ver con vampiros, odiaba a su propio padre y a su hermano. Siendo muy joven, huyó de su casa y logró aprender los negocios y sentir una fascinación por la limpieza de sangre, aprendiendo Artes Oscuras con su amigo Nerón Malfoy.
Pues Saveratus con una pequeña fortuna hecha, conoció a los Beale, pese a que había diferencias entre ellos, tenían una deuda con él y al final lo resolvieron dándole a su hija mayor. Mi padre era humano, se sintió atraído por mi madre y los obligaron a casarse, pero Saveratus se enojó muchísimo al enterarse que Sigrid también era una vampiresa, la maldijo y trato de echarla a un lado, mi madre solo pudo resignarse a esto. No tenía a donde ir, su familia no la iba a aceptar de vuelta. Curiosamente como esas mercancías en las que te dicen: "Luego de sacarlo de la tienda, no se aceptan devoluciones". Fueron innombrables las cosas que mi padre le hizo a mi madre, solo la usaba para tener una esposa ante la sociedad y no estar solo. Saveratus no quería tener un heredero con una mujer vampiro, pero por error… fue así. Luego de 15 años de martirio, fui concebido por error, algo que mi padre supo recalcar bien cada vez que podía. No le importaba que yo lo viera golpeando a mi madre, no le importaba si ella se moría. Desde que tengo uso de razón mi vida ha sido así. La familia de mi madre odiaba a mi padre y a mí también, asumiendo por prejuicios que yo sería quizás tan despiadado como él o con la condición de vampiro de mi madre. Fueron muchos años en eso, por eso soy un gran mago experto en pociones, debía hacer pociones para curar a mi madre, por eso quizás sea duro, nunca he conocido otra forma, quizás no vea la luz porque siempre he vivido en la oscuridad. Lo único que me apartaba de ese mundo fue salir de casa, escapar al bosque y quedarme solo en aquel lugar secreto que te mostré. Conocí a mis vecinos, aunque no era muy apegado, entre ellos a Diane Lee cuando no era tan "irresistible e intocable" como ahora, conocí por mi padre a los Malfoy, y con eso conocí a Lucius.
No importa que escape tuviera, a la final tenía que regresar a ese infierno, donde había gritos de mi padre, golpes y discusiones. Humillaciones acompañadas de sangre, mi único escape era encerrarme en mi habitación en ese momento y esconderme en un rincón, rogando que mi padre no entrada a golpearme a mi, si lo hacía iba a hacer cualquier cosa, mi odio creció, iba a asesinarlo si me intentaba hacer daño. Mientras el viajaba, vivía un ambiente mas relajado, y quizás eso contribuyó que yo aprendiera de su estudio privado donde habían escondidos libros enteros de artes oscuras. Al cumplir 11 años, me compraron mi varita, me juré que cuando se me presentara la oportunidad salvaría a mi madre y nos iríamos lejos de mi padre, pero fue algo mal pensado. Mi padre se me adelantó a esa idea una noche el verano del cuarto año, y lanzó a mi madre por las escaleras, luego de una discusión… - Snape se detuvo un momento con una mirada contorsionada por la rabia y la tristeza, dejó de acariciar el cabello de Florence, ella lo miró comprensivamente de una manera profunda.
- ¿Qué ocurrió? – Florence estaba intrigada.
- Mi padre se fue de la casa. Ayudé a mi madre, no se como, la ayudé a llevar a San Mungo, allí le dijeron que no podría volver a caminar, nunca volvió a caminar… pero supo arreglárselas solas. Luego de eso no vi más a mi padre sino un par de veces, hasta los mundiales de Rusia, cuando lo vi de cerca y mencionó a mi madre, no pude evitar reaccionar y matarlo, sentí como algo dentro de mi se calmaba y también como algún tipo de odio nacía en mi.
- Veo que tuviste una infancia terrible.
- Y llegar a Hogwarts, no mejoró mucho. Aunque estar en Hogwarts, me hacía olvidar de mi casa, y quizás hacer pagar mi rabia con otros…
- Nunca imaginé que tu… hubiera vivido algo tan horrible así.
- Un padre que no te quiere, un padre que te lastima, un padre que te vuelve tal como eres. Aun lo odio, pero asesinarlo no ha llenado ese vacío dentro de mí.
- Creo que deberías olvidarte de eso, no es tu unico problema… debes… - Florence no supo como terminar y se abrazó a él.
- Por si fuera poco, casi todos me odian. Al menos no me olvidan. Potter y Black todo el tiempo molestandome, algo que siempre me arruina estar a tu lado… no ha sido una vida justa para mi. Al conocerte bien, el dejarme entrar en tu vida, me hiciste ver que no todo podía ser tan negro, a pesar de las malas decisiones que he tomado en mi vida.
- ¿Cómo cuales?
- Herirte, no salvar a mi madre cuando estaba a tiempo, elegir esta vida miserable que tengo.
- Verás que no todo será tan mal… - Florence lo besó y este le correspondió.
- A pesar de que queda mucho tiempo, tengo ganas de irme. – Dijo Snape levantandose de la cama y tomando su capa de viaje.
Al salir de la habitación, descubrieron a una pareja besandose frente a ellos, pero para su sorpresa conocían bien a aquellos dos: Eran Tara Ustinov y Evan Rosier.
- ¿Rosier? – Preguntó Snape
- ¿Tara? – Preguntó Florence asombrada.
- Vaya – Evan dejó de besar a Tara y los miró sorprendido. – Veo que se han reconciliado, y que no han perdido mucho tiempo. – Dijo este señalando la habitación de donde habían salido.
- Florence, es una bendición verte… - Tara estaba por primera vez nerviosa y echó atrás a Evan y la tomó del brazo. – Creo que es hora de que hable contigo, es algo realmente importante. No se si sea tarde, pero… hoy si tengo el valor de decírtelo, es sobre Eileen.
- ¿Eileen? – Florence miró interesada. - ¿Qué sabes?
- Sobre su muerte… no fue un accidente. – Dijo Tara. – Recuerdo esa noche que…
Fin del capitulo
DJGryffindor: Niña. Gracias por tus felicitaciones. Espero que disfrutes este capitulo. Por Lee, tranquila, mas adelante le dedicaré un capitulo entero... jo, ni tanto, pero si un buen tajo. Así que no tendré problemas contigo.
Satsuki: Ya que he hablado contigo, veo que aun no sospechas el final como tal *ñaca ñaca* Pero bueno, ya irá tomando forma. Gracias por las felicidades. Yo tambien tengo intuición.
Malu Snape Rickman: Oh, entiendo, todos tenemos un momento de locura. Es que tambien habia dejado muchas pistas sobre que ella iba a ser mortífaga. ¿Con que ataques de histeria? Eso es peligroso entonces. Espero que te guste este tambien!!!!
