Hola de nuevo, mas temprano de lo que pensaba! ^^u bueno, he aquí el nuevo cap, Gracias por sus reviews me animan mucho… en fin, aquí sigo sin mas preámbulos o reflexiones, saquenlas ustedes mismos. ;)

Capitulo 23 Los primeros no siempre son inocentes

            La nueva vida al servicio de Lord Voldemort, era un tanto peculiar. Había puntos donde podría reunirse con algunos de sus compañeros, uno de ellos eran el Callejón Knockturn, lugar donde la familia Snape había tenido un negocio. Andar por ese callejón no era muy gratificante, se podía sentir como alguien te seguía con la mirada y como era tan común conseguir tiendas dedicadas a las Artes Oscuras. La Taberna del fondo "Black Death", era la más fría de todas, el silencio era aterrador y los murmullos eran un augurio de malas cosas, en la barra se veía distintos brujos, algunos con apariencia despreciable y temible, otras criaturas estaban en rincones observando a quien pasara desprevenido y una puerta protegida con una contraseña adornaba detrás del escenario. Florence entró a aquel lugar que podría producir terror a más de uno.

- Linda, ¿te has perdido? – Preguntó un brujo sin ojo con cabello desaliñado y voz pegajosa.

- No, busco la entrada al cuarto oscuro.

- ¿Eres nueva por aquí? – Dijo el viejo acercándose, Florence sacó su varita y se la puso en la frente.

- Yo que usted no me movería más. No intente nada que no debería, se podría llevar una desagradable sorpresa. – Dijo Florence manteniendo al margen a aquel brujo, pero el sujeto empezó a reírse sonoramente y desapareció. Luego apareció al lado de Florence y ella se sobresaltó.

- Eres nueva, no te olvides de la palabras mágicas, preciosa. En apariencias nunca pensé que alguien tan hermosa como usted podría… - Pero Florence lo golpeó con un hechizo y el brujo cayó al suelo.

- ¿Dónde puedo conseguir información? – Dijo Florence manteniéndolo inmóvil.

- Depende… - El brujo le sonrió de nuevo.

- Necesito información sobre "El pergamino del Fénix" o algo así…

- Leyendas y mitos, deberías revisar la biblioteca del segundo piso. Mi hijo te va ayudar… Igor!!! – El señor se levantó

- ¿Qué necesitas padre? – Un hombre joven con barbilla prominente apareció de las escaleras algo desinteresado.

- Lleva a esta niña a la sección de Libros…

- ¿Cómo te llamas niña? – Preguntó el hombre que se hacía llamar Igor.

- Florence Harrington.

- Ah… imaginaba que vendrías aquí. Severus Snape me habló de ti y que… ven sígueme. – El hombre viejo le dirigió una sonrisa malvada mientras que Florence seguía a Igor hacia escaleras arriba.

- ¿Quién es usted?

- Igor Karkarov, primera cosa que usted debería saber es no dar su nombre en todas partes. Usted no sabe cuantos espías del otro lado podrían estar observándola. Para esos son las mascaretas…

- No me importa si me reconocen…

- Oh, niña no seas tonta. Me acuerdas el idiota de Regulus, compañero de Drumstang, era menor que tú y el pobre tuvo un mal final…

- ¿Qué le pasó?

- No cumplió su contrato y yo mismo tuve que aniquilarlo. – Dijo Igor dejándola frente a una puerta oscura. – Allí estás, la contraseña es "Ponzoñoso".

- Creo que entendí Igor, "Obliviate" – Florence entró a la habitación oscura dejando a Igor Karkarov confundido en teoría el nunca la recordaría, si cumplía mal su trabajo quizás lo mandaran a eliminarla, pero si ella cambiaba la memoria de aquel sujeto, podría atrasar un poco las cosas.

            Delante de ella en un pasaje oscuro diversas sombras empezaron a tomar forma, en un momento llegó a la claridad y descubrió un viejo depósito con libros antiguos y varios magos leyendo en el salón. Ella avanzó y descubrió varios estantes altos con numerosos libros con símbolos, habían de todos los estilos. ¿Por qué el pergamino del fénix tenía que ver con mitos y leyendas? Varios libros llamaban su atención "Sacrificio con sangre", "Los oscuros designios", "Lo que no debió ocurrir"… "¿Cómo asesinar a un auror en 10 pasos?" Pero no era un manual sino una historieta grotesca con humor negro. Florence tragó saliva y siguió al final de los estantes.

"Maravillas de la mitología", ese titulo era menos violento y maléfico que los demás. Florence lo tomó y empezó a buscar entres los millones de títulos.

- Vaya, que extenso… "Búsqueda de Avalon", "La derrota de Morgana la Hechicera", me supongo que por eso Voldemort no quería que una de sus seguidoras se llamase así… - Florence buscaba un titulo que tuviera algo que ver con lo que buscaba, lo más parecido que encontró fue "Especies de Fénix en Europa". Hasta que leyó un parrafo clave…

            "El Fénix es uno de los mayores símbolos de la inmortalidad, todo lo que se asocie con esta magnifica ave se trata de algo que puede durar a través de los tiempos pudiéndose esperar grandes cosas…"

- ¿Investigando aquí? – Dijo una voz fría que arrastraba las palabras cercanamente, Florence miró y vio a Lucius Malfoy que se sentaba en frente de ella.

- Malfoy…

- ¿Por qué esa sutileza al tratarme?

- Me causas repugnancia…

- ¿Aunque estemos del mismo bando? Así que también ansías poder, ambición. Lo dije, toda una Slytherin…

- ¿Por qué no te terminas de perder?

- Aun no entiendes, ya llegará la hora, a todos nos llega la hora. Pase lo que pase, puedes buscarme para lo que se te antoje… - Lucius Malfoy la miró de una manera deseosa y sensual, haciendo que Florence le dedicara una de las miradas más frías, pero en el fondo no quería tener nada que ver con aquel Malfoy, y lamentaba que Snape fuera su amigo, volviendo la mirada a su libro

"Aunque no es un mito. Los dragones son símbolos de maldad y de poder…"

- Un tonto libro no me puede decir que soy. No soy un dragón. – Se dijo Florence y cerró el libro. Aquel había sido un día largo después de todo, quería llegar a casa y poder descansar…

***  Varios meses después…

- ¿Quién te ha dicho eso? – Era la voz de Bellatrix – No puedo creer que el idiota de Snape…

- ¿Qué ocurre ahora? – Preguntó Evan mirando a Bellatrix que hablaba rudamente con Rodolphus.

- Tenemos una ligera sospecha, hay un espía entre nosotros… - Dijo Rodolphus.

- Harrington podría ser… - Dijo Bellatrix con odio.

- No, Morgana. – Florence apareció de donde había estado oculta. – No soy ninguna espía.

- ¿Tu? Ya deberías haber cumplido tu misión, mi Señor no te lo perdonará…

- Hago las cosas a mi manera. – Dijo Florence

- De todas maneras, ¿a que te refieres con un espia? Lo dudo, nadie posee tanta información… – Evan no entendía mucho.

- ¿Por qué crees que mataron a Harolds? Esos malditos aurores tienen a un informante, o alguien ha hablado más de la cuenta frente a alguno de ellos… - Dijo Rodolphus. – Le he dicho a Snape que se trata de Diane Lee, sospechamos de ella. Esos dos malditos de Malfoy y Snape, se la pasan acostándose con la perra esa, sin importarle que nuestros cuellos están en la soga…

- No es así… - Dijo Florence. – Snape sabe lo que hace.

- ¿Qué te hace pensar eso? – Preguntó Bellatrix. - ¿De verdad piensas que Snape va a su casa a darle lecciones academicas? Eres muy ingenua …

- Diane Lee es el ser más estúpido y superficial de este mundo. – Dijo Florence agitando su puño en la mesa de la sala de aquel Castillo perdido - ¿Cómo ella puede estar pasándole información a…?

- Debemos encontrar a ese soplón, o si no… aquí va a pasar algo feo. Al primero que voy a matar a Snape es por sus estúpidas amistades con ella. – Dijo Ernest Wilkes.

- No son amigos. – Florence replicó enojada.

- El hecho de que se hayan casado no le impide a Snape acostarse con otra. – Dijo Bellatrix riéndose desagradablemente de Florence en su cara.

- Basta! Me voy a ahora mismo. Necesito de vuestra ayuda… - Dijo Florence levantándose y sacando su varita.

- No quiero ser parte de tus locuras, como el plan fallido de transformar a Evan en arbusto a que fuera a robar ese maldito pergamino… - Dijo Bellatrix.

- Si queremos lograr nuestro objetivos, debemos ser un equipo.

- ¿Qué piensas hacer?

- La noche de Navidad, habrá una fiesta en casa de los Potters. Es una oportunidad de investigar… sin usar la fuerza, sino la astucia. – Dijo Florence.

- Bien, ¿que ganamos nosotros? – Preguntó Rodolphus.

- Colaborar con nuestro amo. ¿No por eso que se unieron a su lado?

- No se, algo en ti Harrington… me hace pensar que no eres una de nosotros. – Dijo Bellatrix.

- ¿A dónde vas? – Preguntó Evan Rosier a Florence quien se iba.

- A ajustar cuentas con una vieja amiga. – Florence fue por el pasillo. Luego abandonó aquel Castillo, era el Castillo de Lucimber, una de las guaridas secretas de Lord Voldemort, estaba oculta a la vista de los muggles y magos, y estaba a los bordes de un precipicio en una tierra alejada de la civilización, rodeada por un bosque mortal y siniestro, era improbable ser encontrado. Se rumoreaba que cerca de allí varias especies de dragones tenían sus nidos, el sonido del viento que rumoreaba y las frecuentes tormentas hacían de aquel paraje algo siniestro y oculto. Florence atravesó la verja y desapareció sin dejar rastro.

            Sigilosamente apareció en un lugar, era una noche clara de Luna Llena. Lentamente iba a comprobar con su mirada lo que todos le habían dicho, una simple mirada hacia el jardín.

- Severus, mañana presentaré mi admisión a la Academia de Aurores. – Dijo Diane Lee cerca de unas de las fuentes de su jardín.

- Entonces ya no tengo nada que hacer aquí…

- Quédate un rato más, no nos volveremos a ver más nunca. Tú seguirás con tu empleo misterioso y yo sirviendo al bien. – Dijo Diane seduciéndolo.

- No es ningún empleo misterioso, soy tutor de enseñanza exclusivo y trabajo en el callejón knockturn en el antiguo negocio de mi padre.

- Me encanta esa idea de que seas a veces tan siniestro. – Dijo Diane. – Tienes meses sin nombrar a tu amiguita Florence, ¿acaso ya la olvidaste? ¿O sus padres te prohibieron verla?

- Se me hace tarde. – Dijo Snape tomando sus cosas.

- No te vayas. – Dijo Diane alcanzándolo. – Es nuestra última noche juntos, no arruines este momento… Cuando me besaste la otra vez, sentí los muchos deseos que tenías de hacerlo hace tiempo, ¿ella no te satisface? – Snape le daba la espalda, no tenía porque escuchar aquello, pero se detuvo de repente mirando su alrededor.

- Diane, no pienso quedarme un momento más. – Ya casi Snape estaba en la salida, pero Diane lo tomó de sorpresa y se le abalanzó encima besándolo sin dejarle otra opción, todos estos meses ella había preparado aquella emboscada y estrategia.

            Pero ninguno de los dos sabía que alguien más los observaba, una ligera sombra atravesó el jardín y no hubo ningún sonido por un largo rato.

- Subamos a mi habitación, mi chico oscuro. – Dijo Diane acariciando al chico luego de besarlo. Pero Snape reaccionó y se fue sin voltear.

            Diane entró a su casa enojada de que su plan de seducción hubiera fallado, encontró a los elfos haciendo la cena.

- Señorita, su padre ha avisado… viene en camino. – Dijo el elfo inclinándose y entregándole una lechuza. – Le ha llegado esta carta.

- Gracias Rillow – Dijo Diane a secas. - ¿Una carta de Dumbledore? Que optimista, debo informarle de los últimos acontecimientos.

- ¿Cuáles son esos? – Pregunto una elfina curiosa mientras sacaba una tarta de fresa del horno.

- Mis sospechas eran ciertas. Lucius Malfoy y Severus Snape son servidores de Tu-ya-sabes-quien… siempre me fijo en chicos que no me convienen, Patwsin

- Mi ama, debería cenar… Patwsin ya tiene lista la cena – Dijo la elfina mostrando un plato delicioso.

- No tengo hambre, guárdalo. Debo escribirle urgentemente a Dumbledore.

            Diane subió las escaleras hacia su habitación y encontró su cuarto frío y oscuro, encendió una de las lámparas y descubrió la puerta de su balcón abiert.

- Que raro, pensé que había cerrado la ventana temprano. Que frío hace… - Diane se acercó a cerrar la ventana y un viento frío sopló levantando las cortinas. Al cerrar las cortinas dio media vuelta y pegó un grito de horror, un rostro malevolo la observaba del otro lado sentada en un sillón, era Florence, sentada en un sillón como si estuviera sentada en un trono.

- Jo, Me has dado un susto ¿Qué haces aquí Harrington? – Dijo Diane Lee al verla sentada en el sillón de su habitación. – Esta es mi casa, propiedad privada.

- Lo se, solo que necesitaba intercambiar algunas palabras contigo, Diane – Dijo Florence sonriendo.

- Eres sumamente extraña ¿Qué es lo que quieres decirme? – Dijo Diane sacando un pergamino – Estoy ocupada.

- Me enteré que eres espía de Dumbledore – Dijo Florence sonriéndole aún.

- Si, ¿Cómo lo sabes? Me imagino que tu familia lo supo, aunque pensé que estaría en secreto. – Dijo Diane algo sorprendida. – Bien, aunque no me caigas bien estamos del mismo bando y eso es algo. – Florence soltó una carcajada malévola.

- ¿Qué tanto has espiado Lee? ¿Qué tanto sabes del lado Oscuro? – Dijo Florence poniéndose más cómoda en el sillón.

- ¿Eres también espía? – Diane la miró seriamente.

- No, no soy espía. Solo…

- No sabías que estabas en la Orden también. Bueno, creo que te va a sorprender Harrington, pero Snape, tengo casi la seguridad de que es seguidor del que-no-debe-ser-nombrado, que lamentable.

- Eso yo lo sé desde hace mucho tiempo – Dijo Florence revelando la verdad sobre Snape – Es su seguidor fiel desde que tiene 15 años. No eres tan eficiente en averiguar cosas

- No se si sea malo, pero no puedo evitar seguir jugueteando con él. – Dijo Diane esperando una mala cara de Florence, pero ella siguió sonriéndole – Deberías tener cuidado con él. También me enteré que Lucius es otro seguidor del Tu-ya-sabes-quien.

- Eso también lo sabía. – Dijo Florence sonriéndole, al parecer la chica aun ignoraba mucha información. Y estaba plenamente convencida en que Florence era aliada de Dumbledore.

- Si tanto sabes, porque no se lo dices a Dumbledore – Dijo Diane pero cambió de opinión – Deja, si no lo haces tú. Se lo escribiré yo por lechuza. – Florence se levantó hacia donde Diane y leyó lo que ella escribía en el pergamino.

- Que mala espía eres – Dijo Florence –Deberías saber que el correo puede ser interceptado.

- ¿Te crees importante o que? Yo se hacer las cosas. – Dijo Diane – De todas maneras ¿que querías hablar conmigo?

- Bueno, yo pensaba que eras más lista. Suponía que lo eras para haberte metido en los ojos de Snape, pero veo que haberlo embriagado para que se acostara contigo fue un golpe de suerte.

- Vaya, la fiera ha salido a flote. ¿Aun estás dolida por ello?, Harrington. – Diane buscaba sacarle paciencia a Florence y siguió - Que curioso, tú y yo, dos chicas buenas estamos enamoradas de un seguidor del lado oscuro. – Florence soltó una carcajada sonora.

- No creo que tú y yo seamos chicas buenas. – Dijo Florence volviéndose al sillón.

- Aun no caigo en ello. El lado oscuro se ha llevado a mucho de mis amigos. Sospecho que también…

- Me vas a hacer llorar. – Dijo Florence sarcástica.

- Te debe doler algo. Me imagino que lo amaste, y veo que las cosas no funcionaron bien entre ustedes. Tanto silencio. – Dijo Diane, mientras Florence la miraba despectiva y le negaba con la cabeza.

- Ignoras muchas cosas. – Dijo Florence en tono de lamento.

- Bien, ¿Qué tanto sabes? – Diane perdía la paciencia.

- ¿Sabes como reconocer a un mortífago antes de atacar? – Preguntó Florence seria.

- ¿Mortífago? – Diane no entendía

- A los seguidores de Lord Voldemort se les llama mortífagos. Son capaces de producir la muerte sin avisar, son extremadamente peligrosos.

- No digas ese nombre en alto. Se me ponen los pelos de punta. – Diane comenzó a temblar agitada por escuchar el nombre de Lord Voldemort.

- Bien, ¿sabes como identificarlos? – Florence le volvió a preguntar – No me digas que por la tontería de que todos visten de negro

- No. Si sigues a un mago sospechoso y notas actitudes extrañas, conocimiento excesivo de artes oscuras. Y si descubres a alguien como Snape hablando con Lucius sobre el Señor Oscuro como el gran jefe, eso es todo.

- No sabes nada. – Dijo Florence sonriéndole aun más.

- Supongo que tú sabes mucho. – Dijo Diane irritada.

- Si, en primeras, todos los mortífagos tienen una marca tenebrosa como la que proyectan en el aire, tatuada en el antebrazo izquierdo. Es una calavera con una serpiente en la boca, Voldemort lo utiliza para comunicarse con los demás mortífagos.

- Eso no lo sabía, también lo voy a incluir en el pergamino – Diane volvió a mojar la pluma y siguió escribiendo – Se lo daré a Dumbledore personalmente.  Entonces es verdad, cuando estuve con Snape apenas le vi ese tatuaje en el brazo, nunca pensé que eso…

- Los mortífagos se mantienen en secreto, pero hay mas de los que se imaginan, yo se de varios que están en la Orden Tenebrosa. Por ejemplo Bellatrix Black, Lestrange, Wilkes, Dolohov, McNair, Rosier, Vince, Crabbe, Goyle. – Dijo Florence delatando a sus compañeros mortifagos. – No los conozco a todos, pero eso son algunos de ellos.

- Espera, lo que me dices es grave e importante. Con tu información los podremos capturar y llevarlos a Azkaban, seremos reconocidas por nuestra labor – Diane seguía escribiendo confiada el pergamino todo lo que Florence le decía. Mientras que ella volvía a soltar otra carcajada.- ¿Qué te da tanta risa?

- Tu ingenuidad.

- Reconozco que me has dado información importante. ¿Por qué has tardado tanto en revelarlo? – Preguntó Diane

- Quise hacer una buena obra. – Dijo Florence con voz inocente – Y aun me sorprende que no hayas caído.

- Un momento, eres estupenda. ¿Cómo sabes toda esta información? – Preguntó Diane luego de terminar de redactar el reporte.

- Pensé que nunca lo preguntarías. – Florence sonrío complacida.

- ¿Cómo sabes todo eso? ¿Cómo lo averiguaste? – Diane la miró fijamente.

- Pues es muy elemental querida Diane – Florence sujetó la manga negra de su túnica y se subió hasta el codo izquierdo mostrando su antebrazo izquierdo lentamente – Yo soy una de ellos.

            Diane Lee soltó el frasco de tinta y se regó en el piso, debido a la impresión, sus ojos estaban asombrados y su boca abierta, buscó en sus túnicas algo pero no lo encontraba.

- ¿Buscabas esto? – Florence volvió a sonreír mostrando en su mano la varita de Diane.

- ¿Tu? Es imposible, tú eres una Harrington. Tu padre…

- ¿Aun no sabes porque me fui de mi casa? Mi padre hizo mal a ustedes ocultando mis verdaderos motivos para haberme ido de mi casa.

- No, no puede ser. Pero… ¿porque me has dado toda esa información?

- Para tener motivos suficientes para torturarte. "Crucio" – Florence sin dar aviso le lanzó la maldición prohibida para torturarla y Diane se lanzó al piso gritando de dolor.

- Grita lo que quieras, nadie te puede escuchar. – Dijo Florence riéndose – Siente el dolor, siéntelo. – Florence le quitó la maldición y Diane Lee se levantó débil.

- Eres una zorra traidora, ¿Cómo nos has hecho esto? Seguirlo a él… Te estás cobrando por el dolor que te produjo saber que él fue mío una noche ¿no?. – Dijo Diane refiriéndose a Snape.

- No, realmente no.

- Vas a pudrirte en el infierno - dijo Diane Lee sujetando una lámpara de aceite y preparándose para lanzarla, pero Florence la detuvo y la inmovilizó.

- Creo que tu iras primero.

- Maldita…

- Limpia esa boca. – Dijo Florence en tono amable - ¿Recuerdas que una vez me dijiste que yo era como la muerte?  Quizás tengas razón.

- ¿Qué quieres decir?

- Si soy la muerte, yo soy tu muerte, Diane Lee – Florence terminó con aquella conversación dejando escapar de su varita un rayo verde y potente. Diane Lee abrió los ojos y no dijo más nada, quedó inmóvil en el piso. Estaba acabada y vencida, había sido asesinada.

            Momentos más tardes la marca tenebrosa se proyectó en el cielo, pero no estaba sola, el dibujo de un dragón con la pequeña inscripción "Harrington" legible a distancia, escrito con letras corridas. Nadie entendía lo que sucedía y el caos reinó por un tiempo en los poblados cercanos, ninguno de los habitantes olvidó lo que encontraron en la habitación de la hija de Leonel.

- ¿Por qué lo hiciste? – Le gritó Snape.

- Tenia que hacerlo, no me dejó mas remedio. Sabía demasiado…

- ¿No te bastaba con desmemorizarla? – Dijo Snape – Ya no podré tener información valiosa de…

- Eres un aguafiestas, luego de verte besarla, era una bonita forma de acabar la noche. – Florence tenía la frente roja y los ojos como advertencias de peligro.

- Basta ustedes dos – Rugió Lord Voldemort. – Florence no tenías porque exponerte tanto ni mucho menos…

- Diane Lee sabía que Snape y Malfoy eran sus seguidores. Iba a enviárselo a Dumbledore, tuve que actuar rápido.

- Muy drástica tu decisión, es una lástima. – Dijo Malfoy sonriéndole.

- Lo primero que te dije Severus Snape, no confíes en las mujeres. – Dijo el Señor Oscuro.

- No me parece, ¿no le parezco de confiar? – Gritó Florence.

- Hay casos aparte… – Lord Voldemort le sonrió a Florence en una manera ruda. Su voz aguda y siseante. – Malfoy, Snape, la próxima vez quiero que piensen con la cabeza que tienen encima del cuello…

- Pobre de mi hermana – Dijo Bellatrix en un gesto irónico.

- Tú no hables Bellatrix. – Malfoy le devolvió el tono autoritario.

- Basta de amenazas. El próximo que me haga enojar se convertirá en alimento de Nagini – Lord Voldemort vociferó y en todo el Castillo se pudo oír. Un hombre llegó en ese momento, era rubio y con cara alargada, y una túnica verde chillón.

- Me ha llamado mi amo. – Dijo Francois Spencer.

- ¿Usted? ¿Qué hace aquí? – Florence se dio cuenta que el asesino de su mejor amiga estaba frente a ella.

- Florence, al fin te veo encaminada en una causa justa. – Dijo Spencer. Snape miró con repugnancia a aquel hombre, no le importaba quien fuera lo odiaba.

- Así que usted es uno más. ¿Quién lo diría? – Florence avanzó con calma. – Que fácil, seguir órdenes de usted – Florence señaló a Lord Voldemort empezando a dejar salir la furia.

- No se de que hablas…

- Se que asesinó a Eileen, si algo le llega a pasar a Tara Ustinov, usted terminará 3 metros bajo tierra así sea lo ultimo que haga…

- ¿Usted amenazó a Tara? – Evan sacó su varita. – Eso fue un error.

- Debe haber un malentendido. – Dijo Spencer sonriendo. Pero Florence lo desarmó sin avisar.

- Sus gentiles palabras no le servirán. Usted pagará, así que… será mejor que se cuide las espaldas. – Florence temblaba y Evan tenía cara de enojo.

- Eso es lo que me gusta, determinación y querer romper las reglas. – Dijo Lord Voldemort, pero Florence ya se había ido.

- Todo fue un engaño, Lord Voldemort me ató lentamente a esta nueva vida. – Dijo Florence sentandose en el suelo a llorar al llegar a casa y puso su cabeza entre sus piernas para cubrirse en medio del pasillo oscuro.

- Te he dicho que no llores por gente que jamás lloraría por ti. – Dijo Snape observándola de pie.

-  ¿No te has dado cuenta de lo que ese ser me ha hecho con tal de conseguirme?

- Te lo advertí, si me hubieras dejado ir en quinto año como te lo pedí. Quizás jamás el Señor Oscuro te habría descubierto. El es capaz de muchas cosas peores… fuiste demasiado escurridiza, duraste mucho tiempo, resististe.

- Y tú sin hacer nada. – Dijo Florence empujándolo.

- Lo hice todo por evitar este trago amargo, no tienes idea cuanto te cubrí y tú siempre queriendo hacer las cosas a tu manera, demasiado arrogante para aceptar que debías mantenerte alejada… si no querías esta vía, debiste haberte alejado de mi cuando podías. ¿Por qué crees que me preocupaba? Esta no era la vida que quería para ti…

- ¿Y tu? ¿Por qué escogiste esta vida? Creyendo que era débil. Sabes en el fondo que está mal, entonces…

- No, deja la arrogancia. – Snape la empujó hasta acorralarla en la pared.

- No soy arrogante. – Gritó Florence en su cara y los dos se miraban con furia por un instante.

- Tengo culpa, pero al menos te lo advertí. No te quejes ahora. Te dije que no sería bueno para ti y te acostaste conmigo, te mandé lejos y me besaste. – Snape se lo dijo en la cara en un ataque de ira.

- ¿Tu crees? – Florence lo trató de empujar y adoptó un tono irónico – No pensabas lo mismo cuando me acariciabas, ¿no?

- ¿Qué piensas hacer? Tus gritos y lamentos no traerán a Jordan de vuelta a la vida, nada puede hacerlo. – Dijo Snape presionándola y sujetando su cara y ella cerró los ojos. Se abrazó a él, lo volvió a mirar y se acercó suficientemente a su cara y le susurró.

-  A veces me sorprende que tan oscuro puede llegar a ser esto. – Dijo Florence. – Más me asusta que estoy respondiendo a todo esto y me estoy amoldando…

- Debes descansar… - Dijo Snape alejándola, pero Florence se aferró a él.

- Bésame, quiero saber si estoy viva. – Replicó Florence débilmente y en efecto Snape la besó lentamente de una manera particular, el sabía la clave para dejarla sin aliento y a la vez acelerar los latidos de su corazón.

- ¿Es suficiente? – Dijo Snape susurrándole en el oído, pero Florence lo volvió a besar.

- Todavía espero el día en que me despierte de este sueño y descubra que nada ha pasado… agradecería mucho, pero lamentaría no haber estado contigo.

- ¿Por qué estás a mi lado? – Dijo Snape en un tono confidente.

- Eres la única persona que me ha descubierto, y a veces simplemente ¿Quién puede elegir de quien se va a enamorar? – Florence le replico.

- Buscas provocarme… - Dijo Snape presionándola más contra el muro, pero el mismo tiempo la besó, y Florence introdujo su lengua en la boca del chico, y lo empujó hacia la puerta de la habitación, mientras lo empezaba a desvestir.

- Hazme lo que alguna vez te pareció imposible, hazme las cosas más innombrables que alguna vez hayan pasado por tu mente. – La respuesta del chico fue sujetarla y sentarla en una de las mesas del salón y empezar a acariciarla mientras la desvestía, y ella lo abrazaba más fuerte mientras le susurraba en su oido -  Hazmelo lentamente, házmelo hasta que muera… Házmelo ahora mismo, con tal de seguir viva.

El asesinato de Diane Lee, se convirtió en noticia en la edición del Profeta del Día siguiente

"Terror en las Colinas de Saint Orians"

Ayer se conoció la terrible noticia del asesinato de la hija única de Leonel Lee, un mago honrado y trabajador del Ministerio en asuntos internacionales. El motivo del asesinato no ha sido esclarecido, lo que si es conocido es que el autor de este hecho es uno de los seguidores del que-no-debe-ser-nombrado, curiosamente la marca tenebrosa estaba acompañada con el dibujo diabólico de un dragón y unas letras extrañas que decían "Hilltjradion", el significado aun no es conocido, aunque se presuma que sea una lengua de los gigantes o peor aun, los trolls.

La victima llamada Diane Lee, era una joven auror que trabajaba de encubierta para una misión secreta, quizás haya sido descubierta por algunos de los seguidores de Quien-no-debe-ser-nombrado.

-¿"Hilltjradion"? ¿Qué significa eso? – Preguntó Snape a la mañana siguiente cuando leía el profeta en la cama.

- Supuestamente Harrington, lo leyeron mal. – Dijo Florence aun metida en las sabanas medio dormida y apoyada en el pecho del chico.

- Debes aprender a deletrearlo mejor. – Le dijo Severus mirándola extrañado. – A propósito ¿Por qué ibas a poner tu apellido en el cielo?

- Para que supieran quien ha sido… - Dijo Florence acurrucándose más y volviendo a dormir.

- Estás loca de remate, o no tienes miedo…

- Las dos cosas, Severus. Desde que estoy a tu lado, las dos cosas…

*** La noche de Navidad de 1974 ***

- Es esta noche, no debemos fallar. Sigan adelante, menos tú… - Lucius Malfoy despachó a varios enmascarados de un lugar en el callejón Knockturn. Solo una chica se quedó a su lado. Tan pocos meses la habían logrado cambiar, no quedaba rastro de aquella inocencia perdida, perversidad, esa era la mirada de Florence Harrington bajó su mascara.

- ¿Qué quieres Malfoy?

- Solo desearte suerte. Es una lastima que Snape no esté aquí. No pierdas la cabeza. – Malfoy iba a tocarla pero Florence se había desaparecido en un "plop". Apareciendo en un lugar iluminado y elegante, era la casa de los Potter, estaban celebrando la Navidad, era un lugar cómodo con gente de clase alta.

- Brindemos esta noche de Navidad, por mi hijo y su novian Lilian, además de nuestro segundo hijo Sirius. – Dijo John Potter alzando una copa con vino verde. Elizabeth lo abrazó y James sonrió mientras miraba a Lily.

- Debo hacer un anuncio – Dijo James después de los aplausos entusiastas – Luego de tanta espera, me le he declarado formalmente a Lily, y ella ha aceptado casarse conmigo. Nuestra boda será para el verano.

- Oh, mi niño se casa… - Dijo Elizabeth emocionada.

- Señores Evans, si me lo permiten. Podríamos pagar la boda. – Dijo John entre risas, mientras los demás invitados, amigos y familiares observaban a la joven pareja besarse y hacer un brindis.

- Queremos algo sencillo. – Dijo Lily mientras era abrazada por James. – No se preocupen…

- Estos dos chicos, son un orgullo para ti. – Dijo Donald Harrington sonriéndole a John.

- Si, lastima que tu hija haya ido a América. – Dijo Elizabeth - Estoy segura que hubiera disfrutado estar aquí con nosotros.

            En ese momento la puerta de cristal de enfrente se abrió y la chica de ojos grises entró como una invitada más.

- No, no puede ser. – Dijo Donald.

- ¿Florence? – Dijo James.

- Si, no podía faltar a un encuentro como este. – Dijo Florence avanzando en tono amable con la mascara en la mano. – Feliz Navidad, ya es medianoche. – Se volteó a James y a Lily – Felicidades a ustedes dos, espero que tengan un matrimonio feliz.

- ¿Qué haces aquí? Pensé que te habías ido… - Donald dijo en modo brusco.

- Hola Papá, ¿feliz de verme? – Donald miró a su cambiada hija y no respondió.

- ¿Qué es lo que buscas? – Preguntó James.

- Oh… ¿Por qué el ambiente tenso? – Dijo Florence sonriendo - ¿Ya no puedo venir a visitar a mis ex compañeros de escuela?

- No la escuchen – Dijo Donald – Ella es una seguidora del lado oscuro…

- ¿Cómo? – John dejó caer su copa.

- Oh papa, no arruines la sorpresa. Ahora hallaré eso que he venido a buscar, ¿Dónde está el famoso pergamino del Fénix? – Florence miró a su alrededor, pero los magos que estaban presentes sacaron sus varitas y le apuntaron.

- Te atraparon, pequeña cizaña. – Dijo Donald.

- Soy más alta que tu y me llamas pequeña, soy mas inteligente que tu y me voy a escabullir, tengo más compañía que tu y… - En ese momento el techo de vidrio se rompió y dio paso a los magos con mascaras que bajaban. Otros aparecían por la puerta de Cristal y otros entraban por la ventana.

- ¡Sorpresa! – Florence desapareció y se escurrió por las escaleras hacia los pasillos de arriba, había supuesto donde estaba el pergamino. Allí buscó en todas las habitaciones, pero no encontró nada, hasta que llegó a un estudio con una biblioteca inmensa y muchos archivos y cajones, intentó buscar en los cajones pero fue interrumpida por John Potter.

- Dumbledore me dijo que una chica vendría a buscarlo, esperaba ver a la Señorita Bellatrix Black antes que a usted. La profecía era cierta. – Dijo John apuntándole con la varita.

- ¿Dónde está el pergamino? No quiero hacer daño. – Dijo Florence.

- "Expelliarmus" – Dijo John Potter desarmándola, luego inhabilitando a Florence en un rincón con un hechizo inmovilizador. – Lo siento niña, debo hacerlo. Lo haré por tu bien, no sabes en que te intentas meter… el pergamino no es un juguete.

- Mis compañeros me buscarán y lo matarán si usted se niega a decirme donde está… - Dijo Florence con intentos inútiles de zafarse.

- No, no sabes cuanto lo siento. Pero debo hacerlo antes que sea tarde… - John lanzó otro hechizo y Florence sentía que se asfixiaba, el aire no le llegaba y empezaba a ver todo borroso.

- ¿Qué está haciendo usted?

- Lo siento, no puedo permitirlo… - Dijo John esperando a que la chica muriera asfixiada. – Te han usado para ese maléfico plan que… - Pero Florence sintió que veía todo más claro y como una fuerza le iba a hacer estallar la cabeza, miró a John Potter y sintió como el fuego salía, algo caliente se colaba por sus ojos, ¿pero realmente era fuego? No era fuego, era una nueva fuerza invisible que quemaba. Fue cuando sintió que su cuello ya no estaba bajo presión, fue cuando volvió a respirar. Pudo moverse y levantarse, comprobando tenía un moretón en su cuello y John Potter yacía en el suelo.

- ¿Qué pasó? – Florence no sabía exactamente que había hecho. Se dio cuenta que su varita estaba al lado de John, había usado otra vez magia sin varita.

- Terminemos con esto "Accio Pergamino del Fénix" – Florence escuchó como detrás de la biblioteca un ruido de golpes irrumpía, era el pergamino tratando de escapar a sus manos. Con su varita llevó abajo la biblioteca, haciendo aquello un desastre. Vio una caja fuerte mágica y volvió a mirar la caja deseando derretirla, concentrando sus sentimientos de odio y expectación, fue tan fuerte la descarga de fuerza, que fue enviada violentamente hacia atrás y la caja de seguridad se derritió como la cera de una vela, carbonizando todo lo que había en su interior a excepción de un pequeño y sucio pergamino escrito en letras doradas en algún lenguaje de jeroglíficos o runas.

- El pergamino del Fénix, aquí está… - Florence metió el pergamino en sus túnicas y salió corriendo de la sala con mucha velocidad, al salir se tropezó con la señora Elizabeth empujándola accidentalmente escaleras abajo. James la miraba al otro extremo del corredor confuso.

- ¿Qué has hecho? ¿Por qué tu…?

- Lo siento. Llegas tarde… - Florence lo evadió y esta vez su propio padre estaba detrás de ella tratando de capturarla. Fue cuando escuchó una voz de terror "John está muerto", su padre la acorraló frente a uno de los balcones que daba al estanque.

- No puedes huir. No descansaré hasta verte en una celda de Azkaban o muerta. – Dijo Donald – No tienes salida, reacciona y entrégate. – Florence calculó la altura que había de aquel balcón a caer al estanque, era una distancia enorme - ¿Piensas suicidarte? – Le preguntó su padre acercándose más.

- Prefiero lanzarme a un pozo, antes que ir contigo. - Florence se lanzó por el borde del balcón, cayendo al estanque y sumergiéndose en el oscuro estanque debido al impacto, por instinto empezó a nadar hacia arriba y algo se atoró en su pierna. Era lo que faltaba, una planta que se enroscaba, logró escaparse de milagro y salir a la superficie. Todo estaba oscuro y no había rastros de ninguno de sus compañeros mortífagos, la habían abandonado a su suerte. Se levantó y el agua chorreó por el piso.

- Llamen a Dumbledore, la Orden del Fénix debe estar al tanto de esto. – La voz de James en tono de furia se escuchaba desde adentro.

- Buscaremos en los jardines, ella puede estar allí. – Dijo la voz de un mago mayor.

- ¿Orden del Fénix? – Florence dio media vuelta para huir y se encontró con los ojos de Sirius.

- Mírate. Mira lo que has hecho… - Dijo Sirius sujetándola de uno de los brazos.

- Lo se, cumpliré mis ordenes y si algo se atraviesa en mi camino lo eliminaré. Por eso he quedado sola en esto

- Eres mucho más miserable que Severus Snape en sus tiempos, eres una monstruosidad. – Dijo Sirius tratando de enviarla al suelo por medio de la fuerza, revolcándose con ella en la hierba.

- Pues si bien parece que así es, esto es solo el comienzo. No será la última vez que nos encontremos Black. Lo juro…

Fin del capitulo!

No se asusten, solo quise darles un vistazo de lo que sería una vida de mortífago… ¿creen que exista la salvación?...

DjGryffindor: Deberías intentar escribir la parte erotica en clase de "Rogelio" entonces ^^! Por cierto Lucius te manda saludos, ya va a aparecer más de fondo… y ya viste su primer revolcón, te aseguro que no será el último. O_o…(me dio miedo decir eso, ya pensarás en alguna locura que tiene preparada tu querida amiga loca de Alexandra)

Malu Snape Rickman: Gracias de nuevo, y gracias por esa foto de Alan cuando… oh, bueno ya sabes. XDDDDD que perversa soy  *_*u  Tu review me ha llenado de sentimiento, me di cuenta que te dio emoción, como me alegra que sientas la historia de fondo *lágrimas de alegría* Felicidades por tus 14 años, y por ser libra como yo. Hija, lo que aun te falta *con tono de vieja chiflada * XDD…. Dejame pensar que hago con Spencer…

Satsuki: hey, ¿ves? Logré sorprenderte con algo que no esperabas! Mi amigo Spencer, hay mucha gente que parece indefensa pero son unos asesinos de primera. Bueno… no más emoción, que me tiene que durar hasta el final XDDD Si, ya tienes los presentimientos que cuando hay capitulos relajados luego se desata la tormenta, buena intuición querida amiga!