Capitulo 24 Ilusiones destruidas
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- ¿Dónde está el pergamino Lestrange? – Preguntó Lord Voldemort.
- No lo conseguimos… - Dijo Rodolphus con miedo en su voz. – Eran mucho mas que nosotros y…
- "Crucio" – Exclamó Voldemort fijando su mirada ahora en Malfoy, luego pasando por Nott y Wilkes.
- ¿Dónde está Harrington?
- Creemos que está muerta. – Dijo Ernest Wilkes. Bellatrix abrió sus ojos esperanzadamente.
- ¿Si? ¿Quién le ha dado muerte?
- La atraparon en la casa, era demasiado tarde. Suponemos que alguno de los Potter. – Dijo amargamente Malfoy. – Lo bueno es que nadie nos ha reconocido.
- Cuando Snape se entere de la muerte de su esposa… - Dijo Bellatrix en un tono optimista.
- ¿Qué tanta importancia tenía ese pergamino?
- Ese pergamino es la entrada a la inmortalidad – Dijo Lord Voldemort. – Es un pergamino milenario, fue elaborado por el gran hechicero Oshar, quien debido al uso de magia antigua, consiguió la receta para la inmortalidad y resistencia a la muerte, además de un arma peligrosa en manos de quien la tuviese.
Un debil ruido se escuchó en la puerta y al siguiente instante una chica cubierta de hierba, fango y suciedad entró a la habitación arrastrándose.
- Es Harrington – Dijo Rosier asombrado.
- No puede ser – Bellatrix había exclamado indignada, pero Lord Voldemort se acercó a ella y la ayudó a entrar y a sentarse cómoda.
- Me decían que habías muerto… - Dijo Voldemort.
- Cualquier humano hubiera muerto frente a esa trampa, no es más que eso, una sucia trampa. John Potter me esperaba para asesinarme por querer buscar el pergamino. – La puerta se abrió violentamente y entró Severus Snape con el rostro más pálido de lo normal, al ver a Florence volvió a respirar.
- Creí que los rumores sobre tu muerte eran ciertos. – Dijo Snape volviendo un color cetrino normal en él. - ¿Por qué fui enviado a otra misión?
- Por la misma razón que Bella se quedó aquí, motivos personales. – Dijo Lord Voldemort volteándose hacia Florence.
- ¿Tienes el pergamino? – aun Florence recuperaba el aliento y afirmó con la cabeza, sacó de sus túnicas un pergamino seco y viejo, entregándoselo a su amo.
- Necesito a Dolohov para que traduzca estas runas.
- La próxima vez exijo que se me avise que es una trampa. John Potter me dijo que Dumbledore le había dicho que esperaba que una jovencita se apareciera, de hecho esperaban ver a Bellatrix. Esa es la respuesta Bellatrix, ellos ya saben que eres mortífaga.
- No me importa. – Dijo Bellatrix enfadada de que Florence estuviera viva.
Florence había conseguido su misión, ahora ¿que le esperaba?. Mucho, mas bien que no le esperaba. El pergamino del Fénix, era una receta en Runas, que explicaba la receta para la inmortalidad, o eso parecía. La noche en que regresaron a casa…
- Severus, maté a los padres de James. No debía hacerlo. – Dijo Florence algo asustada. – Yo no quería.
- Míra lo que te hicieron, quitate la túnica, tu pierna sangra y tu cuello está morado. – Dijo Snape acostándola en la cama…
- Severus, fue un error.
- Potter casi te mata ¿verdad? – Replicó Snape.
- Si, pero yo…
- Calmate. – Snape le llevó a la bañera y ella se sumergió en el agua cerrando los ojos – Buscaré una poción para curarte.
- No me reconozco ya… ¿tanto he cambiado? – Dijo Florence en la soledad del baño, justo entonces Snape entró, ella ya se vestía. El untó una sustancia extraña en su piel y la herida empezó a sanar…
- ¿Mejor? – Snape la miró, pero la sujetó porque se desvaneció en sus brazos…
Conforme pasaron los meses, Dolohov logró descifrar las runas… eran una receta para elaborar una poción extrañamente complicada.
El procedimiento para llevar a cabo la poción, era extremadamente difícil. Por eso Voldemort le encomendó esto a Severus Snape, prometiéndole "Gloria y fama en algo que perdurará por toda la eternidad", Snape se sentía complacido por tal asignación, mientras su vida en la sociedad mágica estaba en bajo perfil, alejado de los problemas y si algo era realmente arriesgado siempre usaba su mascara, nunca había sido descubierto. Hizo cosas realmente horrorosas, tal igual como un mortífago haría y una de las pocas muestras de humanidad era en las noches cuando estaba con Florence.
Ser un servidor del Señor Oscuro, no era del todo agradable, si le fallaba en algo mínimo a su señor, tenía que soportar el dolor de la maldición Cruciatus, lo único que lo esperanzaba era al final del día encontrarse con esa chica que solo tenía ojos para él. Tenía una doble vida, trabaja en el negocio que su padre había dejado y en ciertas horas se dedicaba a preparar todo para la poción y arreglar detalles, hacer encomiendas y/o reunirse en el callejón Knockturn en la taberna del final. No era feliz del todo, como el siempre pensó que seria su vida "ambiciosa y de poder", lo único que realmente disfrutaba y lo mantenía con vida era ver a los ojos de Florece, y dejarse seducir por sus caricias espontáneas que lo llevaban a la locura de noches apasionadas y de éxtasis.
Desde el asesinato de los Potter, Florence se había convertido famosa y era una de las más buscadas por el ministerio. La gente hablaba de su huida de la casa y como quedaron los ojos de John Potter luego del ataque. Decir Florence Harrington, era decir el nombre de una hechicera de la oscuridad, cruel, astuta y muy malvada, pero a la vez de indudable hipnotismo que podía hacer ceder a sus victimas, la historia fue exagerada a tal punto que todos temían poder encontrarse con ella y ofrecían recompensas por su captura. De hecho recuerdo bien que Donald Harrington ofreció mil galeones a quien le entregara a su hija viva o muerta. Pese a la jugosa oferta mucha gente tenía miedo, no muchos habían sido afortunados el enfrentarse con ella, era difícil verla acorralada y antes de atacar preferiría huir, pero muchas veces no tenía opción. Hubo varias emboscadas del terror, en donde mucha gente resultó muerta y la firma de sus fechorías era dibujar un dragón al lado de la marca tenebrosa o pintar una pared con su nombre, aquellos si fueron tiempos de terror para muchos. Era extremadamente interesante como Florence era conocida por ser del lado oscuro, mientras que muchos ignoraban quien era su pareja, ya que Snape sabía como cuidarse las apariencias, y nunca nadie sospecharía de algún vínculo, pese a que en sus épocas colegiales era uno de los conocedores de artes oscuras.
Pero la historia dentro de la casa donde vivían era otra, estar juntos era siempre una nueva aventura o momento para disfrutar con hechos y muchas veces sin palabras, expresándose muchas cosas sin temor a ser interrumpidos o descubiertos. Deseándose cada vez más como la primera vez que habían estado juntos, haciéndose cada mas intenso y sobreagotador fisicamente, pero que llenaba sus expectativas y los dejaba satisfechos, una buen hecho digno de alguna narración o historia de Tara… hablando de Tara Ustinov. Había pasado casi un año y Florence por casualidad vio a Tara, estaba con un bebe en brazos, era un niño de cabello rizado, pudo observarlo detalladamente con gracia, ver bebes despertaba ese instinto maternal en ella misma…
- No te asustes, no pienso hacerte daño. – Dijo Florence haciendo voltear a Tara.
- Florence! Eres tu – Dijo Tara mostrando sorpresa y horror, sujetó mas a su bebé.
- Veo que tienes un bebé… Tara te he dicho que no te voy a hacer daño.
- Si has cambiado, han dicho tantas cosas de ti en donde trabajo. Me han dicho que has matado a varios niños…
- Es mentira… - Dijo Florence. – Además eras mi ex compañera de Slytherin, no te haría daño jamás!
- Si – Tara le sonrió – Me encantaría abrazarte, pero no es el momento…
- ¿Cómo se llaman tu bebé?
- Edward – Dijo Tara mostrándoselo… pero a la vez tenía una cara de tristeza. – Estoy hundida, ¿sabes?
- ¿Por qué? – Preguntó Florence.
- Estoy embarazada, mi jefa Rita Skeeter, ha amenazado con darle mi puesto a otra periodista y aun no consigo meterme en "Corazón de Bruja".
- Oh… que lastima. – Dijo Florence – Puedo preguntarte. ¿Quién es el padre de Edward?
- No tiene caso, me volvió a dejar embarazada, creí en sus promesas y me ha dejado alegando mi propio bien. Quisiera odiarlo… - Tara se le aguaron los ojos mientras le daba el biberón a su bebé. - … mi historia con Evan Rosier no ha sido muy buena, el es el padre de mis hijos. Ahora mis padres quieren que me case con Paul Clearwater, pero yo no quiero…
- ¿Rosier es el padre de tus hijos? - Preguntó Florence.
- Si, Florence. Duele mucho más porque lo amo demasiado… No fui tan inteligente como Dana, ella si logró algo bueno en la vida, hace unos meses se comprometió con Gregory Davies. ¿y tu?
- Pide auxilio, los aurores están viéndome – Dijo Florence mirando de reojo a su alrededor. En efecto varios aurores empezaban a reconocerla y acercarse lentamenre – Así no pensarán que vienes conmigo.
- ok. AUXILIO ES FLORENCE HARRINGTON, QUIERE ASESINAR A MI BEBÉ – Gritó Tara mientras corría. Florence aprovechó la oportunidad de desaparecer antes que los aurores la alcanzaran.
Esa noche se acostó en la cama pensativa, realmente su vida era muy diferente a las demás, hasta donde había llegado. Se volteó y sintió que alguien se había sentado en la cama, una mano pasó por su cintura
- Has estado muy callada hoy, no me miraste en toda la cena, ¿qué ocurre?
- Hoy vi a Tara, me quedé muy pensativa. Evan tenía miedo hace más de un año porque Tara esperaba un hijo suyo, ahora ha vuelto a pasar y por eso la abandonó. – Dijo Florence sujetando su mano y apretándola.
- Evan si actúa raro a veces… - Dijo Snape besando su cuello. – Hoy terminé la poción del Fénix.
- Me parece bien. – Florence volteó a su lado y lo besó. – Hazme olvidar los pensamientos que pasan por mi mente.
- ¿Por qué estás asustada? Mira como tiemblas… - Snape la empezó a acariciar al modo que estaba acostumbrado. Florence se dejó hacer aquello mientras permanecía callada. Era inevitable no estar juntos estando tan cerca, comunicarse sin palabras. Era el mismo proceso, sentir como el chico encajaba perfectamente en su anatomía y rogando que el momento no acabara, prolongándolo con más ideas creativas en practica y caricias, mas sensaciones que los llevaban al limite y el toque de sus almas, junto a sus cuerpos.
No se daban cuenta que tan rápido pasaba el tiempo ni que tan intensas podían ser las marcas de aquellas caricias, hasta que punto el dolor se confundía con el placer, todo iba bien hasta que Florence dio un salto.
- Me siento mal… - Dijo la chica deteniéndose en pleno acto. – Estoy algo mareada.
En menos de lo que pensó se levantó y fue al baño, tenía unas nauseas horribles.
- ¿Estás bien? – Snape la miraba aun jadeante desde la puerta.
- Necesito respirar… siento que me falta el aire. – Florence estaba sumamente mareada, mientras se sujetaba de las paredes.
- Nunca te habías puesto así. – Snape no sabía que significaba aquellos síntomas de su compañera, el asunto se resolvió porque por un momento Florence se calmó y tenía mirada asustada. - ¿Qué es lo que te pasa?
- No lo se… - La chica se regresó a la cama y se acostó.
- Algo raro tienes, ¿Por qué llevas esa cara de susto?
- Algo no está bien. – Dijo Florence mientras se quedaba dormida entre los brazos de Severus.
A la mañana siguiente Severus no descubrió a Florence al lado de ella como siempre, sino que vio la puerta del baño cerrada. Se levantó y encontró llorando a Florence en un rincón del suelo del baño.
- ¿Qué te pasa? ¿Por qué andas así? – Snape se acercó a ella y se agachó.
- Ahora si viene lo peor… - Florence seguía sin mirarlo.
- Dime, ¿qué es lo que te pasa? – Snape la miró inquisidoramente.
- Tenía un mal presentimiento sobre ello… - Florence lloraba sin remedio.
- ¿Sobre que? – Snape no entendía no jota.
- Estoy embarazada - Sollozó Florence algo triste, Snape dejó de respirar y la miró abajo a arriba - tal como me temía desde que Tara lo mencionó, y me dolió porque secretamente lo deseaba y me culpo por haber concebido a una criatura que va a estar destinada al dolor. – Snape estaba de un color pálido muy anormal, quizas blanco como la tiza guardando similitud con su difunto padre, reaccionó luego de un tiempo y se sentó en el piso con ella.
- Florence… ¿estás segura? - Snape no se atrevía a decir mas nada.
- Si, lo acabo de comprobar. – Dijo Florence recostandose en las piernas de Snape y él la miró aterrorizado. ¿Qué más le podía pasar? No detestaba del todo tener un hijo, pero bajo el servicio de Lord Voldemort, sería más sufrimiento. - ¿Ahora que? – Florence secó sus lágrimas.
- No tengo idea…
- ¿No me vas a culpar? – Florence se levantó y lo miró.
- No, no tiene caso. – Snape respiró profundo – En tal caso fue mi culpa también. Se que no está bien, más aun sin haberle avisado al Señor Oscuro…
- Lo se, quien sabe que me dirá. Me siento mal ¿sabes? Mira como va a nacer nuestro hijo, no quiero que sepa que su madre fue una maldita asesina, no quiero que le pase todo lo que he pasado yo.
- Lo se, entiendo eso… No podemos hacer más nada. – Severus Snape sudaba en frío y se levantaba al oir un ruido en la sala, bajó y se encontró con Lucius Malfoy.
- ¿Qué hace él aquí? – Florence se recuperaba y bajaba las escaleras.
- Se dice buenos días – Sonrio Lucius - ¿Qué tu esposo no te enseña modales?
- Florence, el es el guardian secreto de mi hogar…
- ¿El? ¿Todo este tiempo ha sido el guardian secreto? – Florence estaba molesta realmente.
- Creo que tu esposa amaneció alterada hoy. ¿Qué le ocurre? Esas ojeras y cara de cansancio no son normales. – Lucius agregó sospechoso.
- No se ha sentido muy bien. ¿Qué te trae por aquí? – Le preguntó Snape.
- Recibí la orden de mi señor de comprobar si la poción estaba lista, ahora que ya está… necesitamos probarla.
- ¿Quién la probará? – Snape lo condujo al sótano donde estaba hecha la poción del fénix aun caliente de haber sido calentada al día anterior.
- No lo se, nuestro amo no me ha dicho nada. – Lucius miraba la poción, pero de reojo miraba a Florence.
- Ouch! – Chilló Florence sujetándose el antebrazo.
- ¿Qué ha sido? – Snape volteó nervioso a verla.
- Creo que el Señor Oscuro está tratando de localizarme, no parece muy feliz. – Florence se seguía sobando el antebrazo – Como duele esta maldita marca!
- Oh… ¿Le has ocultado algo a nuestro amo? El solo se enfada cuando le ocultas algo. – Dijo Lucius.
- Bueno, no tanto… - Snape dudó un momento. Hubiera querido que Florence huyera a cualquier lugar antes de enfrentar a aquella pregunta.
- Me suena a algo grande… ¿qué será? – Malfoy se acercó más.
- No es nada grande, simplemente Snape tendrá un heredero. – Dijo Florence de malas pulgas. – Debo irme…
- ¿Heredero? ¿Esperan un hijo? – Preguntó Malfoy sorprendido.
- Si, algo así… - Snape tenía un nudo en el estomago. Alcanzó a Florence en un paso – Florence, ¿quieres que vaya contigo?
- No, no hace falta. – Snape sintió la necesidad de acariciar su cara y le pasó su fría mano por sus mejillas calidas.
***
- Mi Lord, Harrington está aquí. – Dijo uno de los mortífagos en una sala larga y oscura hecha de piedra.
- Hazla pasar… - La voz fría de Lord Voldemort sonaba mucho mas malvada que nunca. Florence avanzó segura hacia su jefe, se sentó frente a él.
- Aquí estoy, ¿para que me necesita?
- Me estás ocultando algo. Lo siento, lo percibo. Algo prohibido, la marca tenebrosa te señala y te delata…
- Mi Lord, ocurre algo… - Florence sintió como algo en su vientre se congelaba.
- Te escucho…
- No es más nada, sino que estoy esperando un niño. – Dijo Florence sin mover un músculo. Hubo un silencio luego de esa frase, solo se oía a Nagini arrastrarse cerca y el reloj de la pared.
- ¿Un hijo? ¿Un hijo de Snape?
- Si, así es…
- Sabes bien la regla de oro.
- Pero mi señor, fue un error. No tenía la intención de desobedecerlo…
- Cállate. Me has fallado a mis reglas, pues ahora…
- Mi señor, afrontaré el castigo. Si hay algo que yo deba hacer como castigo, alguien a quien asesinar… lo haré.
- No estás en posición de negociar, simplemente harás lo que yo te diga… - Lord Voldemort rugió.
- ¿De que se trata?
- Una prueba de lealtad, debo estar seguro que soy más importante que tu propia vida. Eso se llama obediencia, y la mejor manera es pedirte que le quites a la vida a Snape… - Voldemort sentenció.
- No! – Gritó Florence exaltada – No puedo, no me haga… usted necesita a Snape.
- Lo necesitaba, ya cumplió su misión. Ahora ya no es tan necesario y es prescindible. – Voldemort dijo indiferente.
- No puedo. – Florence por primera vez temblaba ante Lord Voldemort muerta del miedo. Lord Voldemort sacó su varita.
- ¿No piensas obedecerme?
- Hay mejores formas de mostrar mi lealtad. Haré lo imposible, conseguiré lo que usted quiera, haré lo que le plazca, pero no me haga asesinarlo.
- Entonces. Te doy otro camino… - Voldemort sonrio.
- Escucho. – Florence tragó saliva.
- Mata al niño, y abandona a Severus Snape, desprécialo y hazle creer que nunca lo amaste. No te necesito a su lado ahora, te necesito concentrada en lo que viene…
- No, mi señor. No puedo matar a mi propio hijo. Matéeme a mi, y dejelos vivir a ambos. Yo si soy prescindible.
- No, te necesito. Elige o sino me dejarás elegir a mi y será peor…
Florence sentía que odiaba intensamente a aquel bastardo que hacia elegir entre las dos cosas que mas quería en su vida, hubiera querido tener a su hijo en un ambiente tranquilo.
- No mataré a Snape jamás, me tendrán que matar primero… Jamás lo haré. – Gritó Florence con todas sus fuerzas sintiendo como su cuerpo se estremecía. Se repetía en su interior "Si alguien elige que debes morir, tomaría tu lugar sin decírtelo".
- Haces las cosas mas difíciles. Solo te pido que lo abandondes y…
- ¿Asesinar a mi hijo?
- ¿Admites que no podrías vivir sin Snape?
- Usted lo ha dicho… - Florence ya no se sentía asustada ni temblaba, estaba firme dispuesta a enfrentar todo.
- No eres completamente fiel a mis designios.
- Usted no es un dios, solo un pobre imbécil que nunca tuvo a nadie a quien amar. – Le gritó Florence levantándose. Aquello fue un error, por Lord Voldemort la desarmó lanzándola al otro lado de la habitación, cegándola con un hechizo.
- No me volverás a hablar de esa manera Harrington… si intentas algo que no debes, Snape morirá. Intenta decirle y las cosas serán peores, él confía ciegamente en mi, así que será fácil traerlo a mi trampa y terminar con su vida, solo así me aseguraré de tu lealtad.
- Tal como hizo con Eileen…
- Si, y será mucho peor. – Declaró Voldemort y Florence sentía como sus miembros se iban durmiendo y un dolor quemaba sus entrañas, se revolcó y empezó a sentir como se iba de aquel lugar, se iba a adormitando y su respiración se hacía más pesada, no supo más de si.
Al despertar sintió un dolor terrible en su cabeza y todo su cuerpo, se encontró en una cama vendada en los ojos y en las muñecas, se quitó la venda y estaba en un cuarto de enfermería grotesco, quizás del mismo castillo de Lucimber. Volvió a mirar y empezó a enfocar, alguien frente a ella la miraba sin expresión.
- Despertaste – Era Snape con su túnica negra y algo de cansancio en su mirada.
- ¿Dónde estoy?
- En la enfermería de este maldito Castillo. Ahora dame una explicación o ¿es que ya te estás volviendo completamente idiota?
- No se de que me hablas. – Florence vio como sus muñecas vendadas mostraban rastros de sangre. – No recuerdo nada de esto…
- Abortaste el bebé, y te cortaste las venas, ¿estás loca? ¿Por qué te intentaste suicidar? – Snape estaba temblando de ira.
- ¿Qué? El bebé, como que… - Florence recordó las palabras de Lord Voldemort. – No puede ser, yo jamás…
- Sabes que es lo peor… había intentado ver la vida de un modo más alegre para complacerte. Cuando te fuiste pensé en que quizás tener un hijo sea algo que debía pasar para mejorar nuestras vidas. Me alegré por un momento, sabiendo que en tu vientre tenías a mi hijo… y luego, ¿qué ocurre? Te vuelves loca y te jodes intentado matarte a ti y a ese niño. Mi padre no lo pudo haber hecho mejor…
- Yo… - Florence no sabía que decir estaba muy abrumada – No maté al bebé, no me intenté suicidar. Yo… yo
- ¿Qué pasa ahora? ¿Vas a echarle culpa de esto a Diane Lee también? - Snape la miró enojado.
- No, esto no puede ser… - Florence estaba fría. – Debí haber muerto, DEBI HABER MUERTO!!!! – Florence sabía que Voldemort cumpliría su promesa.
- Cuando vuelvas a la cordura hablamos, te esperaré afuera. – Snape cerró la puerta duramente. Y Florence se quedó sola, aquello había sido planificado previamente. Lo peor fue encontrar una nota debajo de sus sabanas, algo arrugada pero con un mensaje claro
Cumplí mi promesa Harrington, no volverás con Snape, ha resultado una distracción para ti. Si por alguna razón intentas incumplir lo que acordamos, el próximo a ir a la tumba será Snape, sin previo aviso. Lord Voldemort
- Estoy muerta, estoy acabada… Maldito seas Tom Riddle. – Florence temblaba y soltaba lágrimas de rabia, lo había terminado de perder todo. Lo menos que podría hacer sería responder por la vida de su compañero al que amaba más que a su propia vida. Si iba a salvarlo, si iba a tomar su lugar en tener una vida sometida a los oscuros designios por él, lo iba a hacer bien. Convenciéndolo de una mentira y preferir sangrar por dentro que mostrar debilidad por fuera, aquello iba ser determinante, el mundo realmente iba a saber lo que era perder la racionalidad, la humanidad iba a pagar por su miseria, buscaría la oportunidad…
- Te tardaste mucho. – Dijo Snape viendo a Florence salir de la habitación.
- Snape, no puedo volver contigo. – Dijo Florence seria.
- ¿Ahora que pasa?
- ¿Qué pasa? No puedo vivir contigo, eso es lo que pasa. ¿Sabes porque? Porque no te amo. – Florence sentía que su corazón sangraba por dentro, pero no mostró ningún signo de estar dolida, su deseo de alejar la muerte de su amor era más fuerte que nada
- ¿Qué has dicho?
- Te hice creer mucho, pero no puedo seguir con mi mentira, simplemente no te amo. Preferiría acabar con mi vida, antes de volver contigo.
- Ah… - Snape la miró de una manera extraña. – Repite lo que dijiste.
- NO TE AMO, ALEJATE DE MI – Florence debía gritarlo para que no se escuchara el grito de dolor de su corazón al ser atravesado, aquello era más doloroso sin duda que la maldición Cruciatus.
- ¿Si? – Snape tenía los ojos lleno de rabia pero en el fondo con resentimiento…
- A veces siento que necesito respirar, a veces necesito QUE TE ALEJES DE MI – Le gritó Florence, tratando de convencerse. – Olvida nuestro recuerdos, olvida nuestras posibilidades, mira en lo que me convertiste, no te quedes ahí y vete de una buena vez…
- ¿ah? Esa era otra sorpresa. – Snape empezó a temblar ligeramente, Florence lo conocía tan bien, sabía que estaba destruyendo a su compañero, pero ella no podía hacer nada. Quizás Tara se había sentido así años atrás al tapar el asesinato de Eileen y no decir la verdad, pese a que quisiera gritarlo.
- Bien… vete al infierno si gustas. No te voy a hacer rogar… - Snape le habló por primera vez en tono gélido. No era el típico hombre que mostraba sus sentimientos al ser herido, aunque un segundo más hubiera estallado. Florence no podía seguir allí y se fue a paso rápido por la otra dirección, entrando a una habitación del inmenso castillo, arrojando al aire lo primero que vio y usando desmedidamente el poder de su mirada para derretir las cosas, iba a hacer arder al mundo, causar desastre solo como muestra del desastre y el dolor que había dentro de ella, quería calmar la impotencia de no poder hacer nada, tenía un nudo en la garganta, cada segundo que pasaba iba negando su humanidad y sintiendo cada vez menos, se sentía monstruosa y peligrosa, realmente lo era. Hizo estallar aquella habitación, y por primera vez se sentó a observar gustosa como aquel cuarto era consumido por las llamas, tal cual un Dragón mira placenteramente el pueblo que ha calcinado.
- Hoy he muerto, hoy he caído completamente al vacío del abismo y nadie me puede sujetar. Solo estoy yo, solo estoy yo. Hoy ha nacido una criatura completamente maligna, hoy ha nacido el mal… - Florence gritaba tan duro que sus gritos se confundían con los rugidos de un dragón enojado, un dragón herido, un dragón aprisionado sin libertad…
Se cumplió su juramento, no era humana, no sentía, no había alternativa. Seguir órdenes al margen, causar terror sin tener la esperanza de ser salvada, ¿estaba realmente tan perdida? ¿Podría ser salvada?… en el fondo su corazón clamaba por salvación, amor y libertad.
Por lo menos en el profeta, esto eran algunos de los titulos…
Familia entera muere, otra obra de Harrington
Ayer se dio a conocer que una familia entera de magos los Gadson fueron asesinados con la maldición imperdonable…
…Terror en el callejón Diagon, Harrington es la causa…
… Otro ataque mortífago, Harrington y muchos más involucrados…
… El ministerio solicita a Harrington viva o muerta…
… El caos desatado, Tu-ya-sabes-quien ha sembrado el terror con sus seguidores: Florence Harrington un ejemplo claro…
… ¿Cómo una hechicera tenebrosa puede salir de una familia de las líneas del bien? La gente opina que…
… Nadie está seguro, Harrington asesina y tortura a un joven auror…
… Casi tan temible como Ustedes-saben-quien: Harrington adora ser reconocida por sus crímenes…
Era realmente desolador, para ella no había motivo para seguir viviendo, su único temor de dejar de vivir era no volver a ver más nunca a Snape, aunque fuera de lejos y aunque este la mirara con odio. Era lo único que podía hacer para obligarse a seguir respirando.
No había rastro de esa niña adorable que amaba a su familia a la edad de 10 o que era excelente jugadora de Quidditch como a los 12. Aquello la había cambiado, la había marcado, mas controversial que todos los personajes de Slytherin, mientras ella viviera nadie la iba a olvidar, así fuera por sus actos crueles. Justo habían pasado 2 meses de haber cumplido 19 y ya era una leyenda de la maldad, oscura y sin piedad, muy dentro de ella pedía ser rescatada, buscaba a un salvador, quería volver a sentir, a vivir, a sonreír…
- Tengo una ambición, y esa es la vida inmortal. – Lord Voldemort estaba reunido en su círculo cercano de mortífagos, incluyendo a Florence y a Snape, los dos estaban alejados sin atreverse a dirigirse miradas. – Hoy gracias al esfuerzo de mi fiel seguidor Snape, podré dar un paso hacia delante…
Hubo varios aplausos entusiastas, al terminar la monotona reunión, Voldemort llamó a solas a Florence.
- Tu darás ese primer paso… Quiero que bebas esta copa que contiene la poción del Fénix. – Voldemort le mostró una copa llena de una sustancia extraña de aspecto venenoso…
- ¿Qué efecto tiene?
- Eso lo veremos. – Voldemort le sonrió a Lucius Malfoy por detrás y le acercó la copa a Florence. – No te hará daño, eso lo prometo.
Fin del Capitulo…
Malu Snape Rickman: Oh si, ya se me quito el trauma. En fin… claro, o sea la fulana Diane Lee se atreve a meterse con Florence en el peor momento en que anda desatada de perversa, quizas no merecia morir, pero estuvo en el lugar equivocado. En cuanto a Lucius, no tienes idea de lo que va a significar de ahora en adelante. *risa perversa*
Snapesita: Oh niña, tanto tiempo sin leerte. ¿Qué le hice yo? Yo no hecho nada *cara de inocente* echale la culpa a Tom Riddle XDDD. Parece Friends??? Wow, nunca lo vi de esa manera… o_Ou. Jejeje. Yo se, Diane es una zorrona de primera, lo peor es que es el personaje que mas he basado en una persona real, digo, y ha resultado que nadie la cayó bien. ¿Por qué será? *mirada inocente * Vamos, crees que dejaré la historia así, no he llegado tan lejos para dejarlo así, ¿o si?… sigue leyendo para que veas.
BlazeVein: Hola!! Vaya… eso de idola me queda grandote. Pero me halaga que sean las 2 de la mañana y sigas leyendo el fic. Eres muy observadora, me doy cuenta… como todos los que leen mi fic, eso me gusta! ¿Te dejé traumada? Oh, lo siento XDD… Correcion, Florence mato al abuelito y a la abuelita de Harry. Todos me dicen que la regrese al buen camino! Tendrán que seguir leyendo y veras que ocurre. En cuanto a la pregunta de Spencer, si era Spencer, con ordenes especificas de Lord Voldemort… Otra mas que quiere a Lucius fuera, creo que lo he puesto como loco maniatico sexual en esta historia… en fin! Sigue leyendo y descubrirás muchas cosas.
