Hola, he vuelto luego de mi semana infernal de examenes… si aun estoy viva! ^^ Chester inspírame para un nuevo capitulo, Chester inspírame con tu voz *Alexandra se concentra oyendo Linkin Park* Ahora voy por el capitulo 27, para quienes me pidieron que siguiera con los revolcones. Sin preámbulos, aquí va…
Capitulo 26 – Draco Dormiens
Los primeros días eran un tanto diferentes, nunca se había sentido tan agotada en toda su vida como ahora, debía alimentar a la niña cada 15 minutos, cambiar pañales, podía perder la paciencia. Bañarla, sacarle gases, volverla a alimentar… la Gran Hechicera de la Oscuridad haciendo aquello, si fuera tan mala como ellos decían no se habría prestado para aquello, si realmente hubiera sido "buena" y hubiera querido evitar una tragedia, habría matado a esa niña antes de nacer. Había permanecido pasiva, su instinto le decía que no debía hacer pagar a esa inocente, era imposible pensar mal de aquella criaturita tan chiquitica.
- Se parece mucho a ti… - Decía Joseph sonriéndole.
- Ojala no le toque vivir lo que me tocó a mi. – Dijo Florence – Quiero que no sepa nada del mundo mágico. No quiero que nadie sepa nunca quien es su padre, nadie debe saberlo realmente…
- Es mi hija, tienes mi palabra. – Dijo Joseph. – ¿La nena ha manifestado algún poder mágico?
- Si, pero nada extraordinario aun de que preocuparse, será una bruja pero no quiero que aprenda magia. Es irónico como la heredera de Lord Voldemort se hace pasar por la hija de un muggle. – Dijo Florence.
Pasaron varios meses y nuestra atención se enfoca ahora muy lejos de allí, un hombre entraba al despacho circular de Albus Dumbledore.
- No debería andar aquí. – Era la voz fría de Severus Snape.
- Severus, pese a que pienses lo contrario estoy feliz de verte aquí. Mi muchacho…
- Usted me ha solicitado. – Dijo Snape sin mirarlo a los ojos.
- Tú así lo has aceptado. ¿Por qué estás arrepentido?
- Creo que he visto demasiado, he estado expuesto a todo eso y…
- ¿Qué ha ocurrido con tu compañera Florence? – Preguntó Dumbledore.
- Ha pasado casi un año y no he sabido nada de ella, supongo que en su camino de perdición ha caído… y no es mi compañera, debo aclarar. – Dijo Snape duramente.
- Entiendo. Has decidido venir a buscar respuestas, yo tampoco las tengo. ¿Cómo puedes ser leal a mí si aun la amas…? - Dijo Dumbledore sabiamente.
- No la amo, la aborrezco. – Dijo Snape mirando al anciano.
- No estaría tan seguro Severus, hijo… el hecho de que estés aquí significa mucho.
- El hecho de que esté aquí significa que no volveré a formar parte de ello. Ella si bien me hizo daño, me hizo abrir los ojos. – Dijo Snape con un rostro lleno de odio.
- Siempre fuiste un chico bueno Severus…
- No soy un chico bueno. – Dijo Snape malhumorado – Solo trato de enderezar algunas cosas del pasado…
- Eso ya lo veremos, pero tengo mi plena confianza en ti. Asumiré el riesgo personal de cubrirte y responder por ti en caso que te capturen. Deberías ir a Azkaban si la Justicia cayese sobre ti, pero te perdono la vida, hijo, no hace falta que 100 dementores te atormenten, cuando ya has sido atormentado por su recuerdo, lo veo en tus ojos. Has sufrido suficiente…
- Me gustaría que no hablase de ella en mi presencia. Ella no significa nada para mí. – Dijo Severus Snape tratando de convencer al director.
- Ojala las cosas hubieran sido diferentes, pero de cada cosa que vives debes aprender una lección. Comprueba bien si lo que crees es la verdad. Puedes engañarte a ti mismo, o cegarte en tu orgullo. Dudo que un noble Slytherin como tu, quiera oír consejos de un chiflado Gryffindor como yo. – Dijo Dumbledore.
- No Señor, no creo que el chiflado sea usted. – Dijo Snape con mucho respeto
- Como me gustaría invitarte una ronda de cerveza de mantequilla en Honeydukes.
- Profesor Dumbledore! – Dijo Snape.
- Lo se, lo se. Tus viejos amigos pueden reconocerte. – Dijo Dumbledore sonriéndole. Justo en ese momento se abrió la puerta. Minerva Mc Gonagall entraba con un traje especial y una sonrisa.
- Albus, de lo que te has perdido, ¿porque se ha retirado tan temprano?… - Minerva quedó congelada al ver a Snape – Severus Snape, usted…
- Buenas noches Minerva, veo que la ha pasado bien. Saluda a nuestro muchacho crecido.
- Profesora Mc Gonagall, verla de nuevo… - Dijo Snape mirándola incrédulo.
- Jovencito no ha cambiado esos hábitos. Luce usted igual que siempre, uno de mis alumnos más brillantes debo admitir, mal influenciado por su entorno, lamentablemente.
- Debemos confiar en él. – Dijo Dumbledore – Veo que ha disfrutado bastante, Minerva.
- Claro que si. La boda del joven Potter fue muy amena, el joven Black estuvo haciéndonos reír. Pettigrew estaba muy callado, y Remus Lupin llevaba a su nueva novia, Gabrielle, la chica esa que estudiaba dos años menos que ellos.
- Esos chicos, si que son que alegría. No creo que hayan existido chicos más revoltosos que esos. – Snape mostró una mueca de disgusto y tosió ofendido. - Así que ¿Lupin se ha olvidado de Jordan? – Dijo Dumbledore.
- No puedo creer lo chismosos que resultan ustedes los profesores. – Dijo Snape mirando extrañado a la pareja de profesores.
- Oh vamos Severus! – Dijo Dumbledore sonriéndole – Solo veremos quien tiene un hijo primero, si James y Lily, o si por lo contrario Frank y Alice se adelantan!
Snape se retiró de allí. No le había causado gracia conocer la vida de sus ex compañeros de año, Potter y Evans, como que habían sido felices, mientras el y Florence habían vivido mas horrores en tan poco tiempo, culpaba a las artes oscuras, las cuales había llegado a odiar, pero por alguna razón sobrenatural se había convertido en una especie de adicción, sabía que estaba mal pero lo seguía haciendo, al igual que secretamente amar a Florence, se odiaba por ello, pero sabía que no podía cambiar aquello. Se había amargado la vida, mostrándole a ella que no le importaba, pero en el fondo moría por volver a tenerla o verla. Veamos quien tenia un hijo primero, perfecto, el por derecho debía tener un mocoso ya, por culpa de la locura de Florence lo había perdido. Era triste ver las felices vidas de los demás y ver que su propia vida era maldita sin poder cambiarlo, iba a tratar de enderezar las cosas. Al principio acudir con Dumbledore parecía un suicidio o una locura pero fue tomando sentido apenas pasaba el tiempo.
Aun le parecía increíble que Florence hubiese hecho eso de matar al niño y tratar se acabar con su propia vida, de hecho no tenia sentido, alguien le había hecho algo, quizás Lord Voldemort había hecho algo para hacerle cambiar de parecer, eso era lo que pensaba Severus Snape en la soledad de su casa, sin poder llamarla hogar debido a la ausencia de algo confortable. Nunca sospechaba el castigo al que estaba atada Florence de alejarse de él solo para mostrarse fiel a Lord Voldemort y evitar que en el cólera Voldemort lo asesinara. ¿Quién podría decírselo? Aquellos resentimientos contra ella lo habían llevado a cambiarse secretamente de bando, y a servir de espía para Albus Dumbledore, el mayor enemigo de Lord Voldemort, lo hacía como venganza, lo hacía como desahogo, lo hacía porque aun estaba en libertad de hacerlo antes de ceder a la esclavitud de la locura. Así estaba Severus Snape.
- Ariadne come por favor. – Decía Florence en la cocina tratando de alimentar a su bebe. La niña había crecido y apenas podía sentarse y comer cereal. Pero era desordenada y le encantaba lanzar la comida a todas partes, causando un verdadero desastre. Era una mañana normal, al igual que hace tiempo la marca tenebrosa de Florence ardía y ella sabía como lidiar con ello. La bebe balbuceaba y sonreía mientras su mamá limpiaba el desastre.
- Eres un horror Ariadne, mira lo que has hecho. A Papá no le va a gustar! – Dijo Florence señalándole con un dedo, pero luego la beso en la frente. – Ven, es hora del baño.
En la tina la pequeña Ariadne gritaba y balbuceaba, lanzando agua a todas partes, mientras Florence trataba de enjabonarle detrás de las orejas.
- Quédate quieta Ariadne, no puedo bañarte. Ahora entiendo a mi madre. Ser madre no es nada fácil realmente!. – La bebe le respondió lanzándole un chorro de agua en toda la cara. Mientras vestía a la bebé sonó el teléfono, ese aparato muggle para recibir llamadas al cual Florence se había acostumbrado.
- Alo, diga – Dijo Florence y la voz de una mujer mayor sonó.
- Señora Xavier, necesitamos que venga rápidamente. Soy la Señora del la tienda del frente. Es sobre su esposo.
- Joseph está en el hospital, salió hace un rato. – Dijo Florence mientras Ariadne estaba en la cuna durmiéndose.
- No Señora Florence, asómese por la ventana. – La señora colgó el teléfono. Florence quedó extrañada, al pasar por la habitación de su hija descubrió a la niña durmiendo su siesta, la tapó con una manta y se acercó a la ventana, estaba en el piso 4 y observó algo que llamó su atención. Un montón de gente estaba alrededor de un hombre que estaba en el suelo inmóvil, Florence miro al cielo, estaba nublado pese a eso se veía la marca tenebrosa débilmente proyectada. Florence dio un grito ahogado y alguien tocó la puerta, abrió uno de los gabinetes y sacó su varita, era el momento de volver a usar magia. Abrió la puerta y era su vecina Pauline.
- Florence, tu marido está muerto allá abajo. – Pauline estaba hecha en lágrimas - Parece que vieron a un hombre apuntándole con algo, era un palo y Joseph cayó al suelo.
- Pauline ¿Cómo era el hombre? – Dijo Florence sacando la varita.
- Era extraño, de esos que cargan sacos y capas largas, era rubio y…
- Malfoy. – Florence se sobresaltó – Pauline, quédate aquí cuidando a Ariadne no le abras la puerta a nadie! ¿Entiendes? a nadie. Regreso inmediatamente.
- ¿Qué es lo que ocurre? – Pauline se quedó sin respuesta luego que Florence cerrara la puerta. Florence bajó las escaleras del edificio y llegó hasta el primer piso. Todos en la calle estaban conmocionados.
- Simplemente está muerto, el hombre no lo tocó. – Dijo uno de los ancianos que había sido testigo.
- Joseph – Florence se acercó a él y lo tocó, aun estaba tibio y los signos mostraban haber sido asesinado con la maldición imperdonable. – No puede ser…
Pero en ese instante, se levantó temblando. Ellos estaban cerca, pero no la venían a buscar solo a ella, sino también a Ariadne, aquello era una advertencia. Florence dejó a la multitud y subió al apartamento y casi tumba la puerta y encontró a Pauline nerviosa.
- Florence parece que el teléfono no sirve. – Dijo la mujer nerviosa.
- Pauline, ve a tu apartamento y no salgas de allí. – Dijo Florence sacando su varita y corriendo hacia la habitación de la bebe, allí estaba Ariadne durmiendo. Sacó una pequeña maleta y empacó lo primero que vio, algunos biberones y ropa de la niña. Se puso una túnica negra y levantó a la bebé y la cubrió con una manta negra. La ajusto a su cuerpo con uno de esos accesorios muggle para llevar bebes cargados y se tapo con una de sus capas negras. A simple vista no pareciera que llevara algo mas que un bebe, llevaba su maleta pequeña, iba a salir pero la puerta fue tumbada, Lucius Malfoy estaba frente a ella.
- Oh, allí estas Florence. Al fin te encuentro, el Señor Oscuro quiere verte y ver a su hijo, mejor dicho, a su hija. Esa muggle Dorothy resultó muy útil, algo habladora pero nos contó detalles. ¿Qué hace la gran Florence Harrington viviendo entre los muggles? – Dijo Lucius en tono de burla. Pero Florence corrió dentro de la habitación y salió por la ventana, sintió que algo había estallado en la sala, seguro que Lucius había fallado en darle con un hechizo. Florence caminaba por los bordes de la ventana, a más de 4 pisos de altura rogando por no sufrir de vértigo y caer, hasta que llegó a la escalera de incendios y empezó a bajar rápidamente.
- Si me haces daño, la niña también se lastimará. Lord Voldemort se enfadará! – Dijo Florence dándose cuenta que Lucius Malfoy la seguía y le apuntaba.
- Si la lastimo quizás salga su poder interior y nos acabará a ambos, ¿no te da miedo tener algo superior a ti en tus brazos? – Dijo Lucius siguiéndole con rapidez – La niña crecerá e irá con su jefe natural, la oscuridad y no solo eso… será tan poderosa que eliminará a quien intente detenerla… un perfecto plan B si los demás fallan.
- No será así, porque jamás caerá en manos de Lord Voldemort. – Florence se lanzó al piso y cayó agachada en una posición felina, Ariadne estaba llorando asustada. Florence regresó a la fachada del edificio y tomó las llaves del carro de Joseph y entró en el carro. Lo encendió y lo echó a andar, ante la mirada extrañada de los vecinos y Lucius Malfoy iba a seguirla con varita en mano, pero Florence fue más rápida y huyó antes sin ningún rasguño.
- Claro que jamás iras con ellos. – Dijo Florence aun con la bebé en su pecho mientras conducía sin rumbo. Estaba atormentada, pero pensaba claramente que ya Joseph no estaba, no tenía a donde acudir, había despertado de su sueño para encontrarse en una pesadilla. Fue cuando pensó en Charles, luego de comprobar que nadie la seguía fue directo a casa de Charles el hermano de Joseph. Llegó a la casa, estaba en un camino en las afuera de Londres, allí se estacionó a un lado y comprobó que Ariadne estuviera bien, la bebe se había quedado dormida de nuevo. Al tocar la puerta le abrió Regina, la esposa de Charles, quien pegó un grito de espanto y huyó luego de cerrar la puerta, Florence abrió la puerta con un hechizo y encontró a Regina en la cocina.
- Fuera de aquí asesina! – Decía la mujer gritando mientras que Charlie llegaba extrañado del ruido.
- Regina, ¿Por qué los gritos? Has asustado a Sheila.
- Charlie, necesito tu ayuda. – Dijo Florence.
- Florence, ¿Qué ha ocurrido? Estas vestida con túnicas y…
- Han asesinado a Joseph, y… - Florence estaba recapitulando todo lo sucedido. – Debo volver con ellos antes de suceda algo peor.
- Debí haberte entregado al ministerio. – Dijo Regina – Llevate tus malos augurios contigo.
- No, Regina. Hice una promesa la voy a cumplir. Si algo le llegaba a pasar a Joseph – Charlie miró con tristeza el retrato de su hermano – Me dije que cuidaría de ti Florence.
- ¿Cuidar de una asesina? ¿Qué no ves que ella ha resultado una maldición para tu familia? Joseph estaba loco al aceptar vivir con tal semejante mujer, no quiero que pongas en riesgo a mis hijos Charles. – Dijo Regina en un rincón rabiosa.
- No necesito que me cuides a mí, necesito que cuides a Ariadne. Ella estará a salvo aquí, será imposible que la hallen.
- ¿Ese bebé? Seguro esa niña resultará igual que su madre. – Dijo Regina con odio y mido mezclado.
- Regina calla, si ella fuera tan mala te habría asesinado ya. – Dijo Charlie entre los gritos de Regina.
- No va a asesinarnos aun, porque necesita de nuestra ayuda. – Dijo Regina.
- Escúchenme, quiero que la niña se quede aquí, para que no sea como yo. Es muy tarde para que yo me salga de esto, quiero que Ariadne viva una vida muggle… La quiero demasiado para permitir que le hagan daño a ella también. – Florence sujetaba a Ariadne en sus brazos y Charlie asentía con la cabeza.
- Nosotros cuidaremos a Ariadne mientras no puedas. Lo haremos, cuenta conmigo. Después de todo es la hija de Joseph… - Dijo Charlie agarrando a Ariadne en sus brazos y tomando la maleta.
- Gracias Charles, no se como agradecértelo. Vendré tan seguido como pueda, este reinado del terror debe acabar algún día… - Dicho eso Florence se puso la capa encima y desapareció de la casa.
- ¿Ahora que? ¿Acaso es una mortífaga arrepentida? Es de mala sangre, volverá a su antigua vida y te dejará a esa niña, cuando se termine de volver loca te asesinará… es natural de ella. Los seguidores de Tu-ya-saben-quien son astutos y te engañan, porque sus palabras no valen nada y no tienen honor… - Dijo Regina mientras Mark entraba a la cocina.
- Es nuestra primita Ariadne, ¿se quedará? – Dijo el niño feliz al ver a la pequeña Ariadne.
- Si Mark. Regina, escúchame bien. Florence no es como las demás, estoy seguro…
- Eres un ingenuo Charles Xavier, no fui a Hogwarts, pero se muy bien como diferenciar las malas intenciones y a los Hechiceros Oscuros. – Dijo Regina. – Esa niña y esa mujer serán nuestra perdición.
*** En el Castillo de Lucimber, lejos de allí un hombre estaba furioso ***
- Llevaban meses tras su pista, sus emociones fuertes nos daban la información de donde estaba y la has perdido Malfoy! – Dijo Lord Voldemort muy enojado.
- Lo siento mi señor, fue más rápida. Se nos escapó.
- No me interesa tus motivos, ahora sabrás el dolor… - Dijo Lord Voldemort tomando su varita.
- No lo tortures, aquí estoy Riddle – Dijo Florence entrando a la sala – Tanto tiempo sin saber de ti…
- Florence, al fin te veo. – Dijo Voldemort olvidando su enojo y adoptando una voz astuta y una sonrisa perversa. – Te fuiste sin dejarnos una nota o pista, cuanto te extrañamos.
- Lo dudo mucho Riddle. – Dijo Florence sonriéndole confiada - ¿Para que me necesitas?
- Sabes muy bien lo que quiero, supe que nació la niña. Quiero que me devuelvas a mi heredera. No quiero tener más problemas contigo.
- No, tengo mejores planes para la pequeña… No intentes acabar conmigo, soy la única que sabe donde está. Sin mi, perderás todo contacto con ella… - Dijo Florence avanzando.
- Muy astuto de tu parte, ¿qué deseas para que me des a la niña?
- Nada, es mi hija ahora. No vas a tenerla nunca, evitaré que caiga en tus sucias manos…
- Devuélveme mi arma – Dijo Lord Voldemort furioso y gritándole con su voz aguda y siseante.
- No lo haré! – Dijo Florence gritándole también, no puedo recordar a otra persona que se atreviese a gritarle de esa manera al Señor Oscuro. – Jamás la tendrás y tus trucos para persuadirme ya no funcionan, tus ataques a mi mente me han hecho más fuerte. ¿Acaso no fue más difícil dar con mi paradero? Te prometo que mientras este aquí con ustedes no tendré emociones fuerte, no podrás perturbar mi mente… Por el bien de tu arma, no debes tocarme otra vez. – Dijo Florence poniendo los puntos claramente.
- Ella tiene razón – Dijo Dolohov que estaba detrás.
- Cállate Dolohov – Y Voldemort pagó su enojo con el mortífago con la maldición Cruciatus un buen rato, mientras Florence miraba sin mostrar compasión.
- No creas que no soy tan útil. ¿Desea que le sirva en algo mi Señor de la Oscuridad?
- Pagarás por tus palabras. – Dijo Voldemort.
- Aun no, creeme Tommy, aun no. – Dijo Florence retirándose, mientras Bellatrix entraba a la sala, al verla quedó enloquecida…
- ¿Cuándo será que Harrington desaparezca de una buena vez? Cada vez que me confirman los rumores de su muerte, la vuelvo a ver sonriente frente a mí. – Dijo Bellatrix.
- Calma Bella, ella no se irá tan pronto. Primero debe darme lo que es mío. – Dijo Lord Voldemort.
Florence regreso a su pequeña guarida, un pequeño anexo en aquel Castillo. Estaba igual que el día que lo había dejado, podía sentir el frío y la ausencia. Entró a la habitación donde había dormido antes de desaparecer. Una voz que arrastraba las palabras la alcanzó.
- Algo escurridiza, ¿Por qué luchas una batalla perdida? – Lucius Malfoy apareció frente a ella.
- Para mi, ninguna batalla es perdida. – Dijo Florence, nadie sospecharía que horas antes Lucius había ido a perseguirla.
- El Señor Oscuro es más poderoso que todos nostros, lo sabes bien…
- Si tu quieres creer eso se hará verdad. Malfoy. – Florence estaba fría e indiferente, su cara no había cambiado para nada, sus ojos eran hermosos pero a la vez un símbolo de peligro, con esa tonalidad gris intimidante y verde apasionante, su cara pálida, su nariz perfilada y sus labios expresivos, su cabello seguía siendo igual de azabache y caía desordenadamente por su cara, hasta que con un movimiento de su mano el cabello cayó atrás y se ordenó lisamente sobre su espalda, no pudiendo evitar que se enroscara en las puntas, era algo característico.
- Hay muchas cosas que ignoras. – Dijo Lucius acercándosele.
- Tú también, cometiste el gran error de asesinar a mi ángel guardián. – Dijo Florence poniendo su varita en la frente de Malfoy. – La pagarás, pero no con la muerte. A diferencia de tu amo, pienso que hay peores cosas que la muerte.
- ¿Qué harás? – Dijo Lucius – Nada de esto habría pasado si te hubieras quedado donde te dije…
- No puedes pedirme que siga tus ordenes. No lo haré. – Dijo Florence haciendolo retroceder. – Menos de un cobarde que se esconde en las faldas de Lord Voldemort, eres traicionero y a la menor oportunidad lo negarás, o simplemente te ocultarás por comodidad.
- Debo velar por mis intereses particulares. – Dijo Malfoy sujetandola del brazo y mirandola. – Y mis deseos especiales.
- Alejate de mi y cuida tus espaldas. – Dijo Florence comenzando a temblar – No quiero ensuciar mi varita contigo. – Malfoy retrocedio y se dirigió a la puerta, pero se detuvo.
- ¿Quieres apostar? Porque mientras me das órdenes, estás empezando a dudar de muchas cosas. Snape me lo conto todo y se cada uno de tus trucos.
- ¿Snape? – Florence dio un giro violento y desarmó a Malfoy – No lo nombres en mi presencia. – Malfoy cayó en un rincón, pero seguía sonriendo.
- La niña que vi correr por King Cross a quien deseé poseer aun ama a ese chico de cabello grasoso, lo peor es que le desespera admitirlo y que la descubran. – Dijo Malfoy en una asquerosa sonrisa.
- No se de que hablas…
- Mientras tu lo defiendes, el está en otro lugar. Se ha olvidado de ti, ha buscado placeres carnales que no merecen ser comparados contigo, ha borrado en su memoria que exististe.
- No se porque me lo dices, realmente no me importa. – Dijo Florence. – Los mortífagos no podemos sentir amor, solo atracción y eso ha cesado para mi.
- ¿Atracción? Entonces no habría nada de malo manifestarte mi atracción. – Dijo Lucius levantándose.
- No busques aturdirme, no lo lograrás. – Florence dio media vuelta para irse a la sala. Pero Malfoy la sujetó con mucha mas fuerza y le susurró al oido.
- Me has tenido esperando por tocarte 10 años, y cada dia que pasa te deseo más. Quisiera herirte, hacerte daño y torturarte. Siente como tu cuerpo empieza a temblar al sentirme tan cerca, también me deseas.
- Eres una aberración. – Florence trató de sacárselo de encima, pero no podía, su cuerpo no estaba respondiendo bien. De hecho empezó a asustarse cuando sintió que estaba en una encrucijada, se sentía en una contradicción.
- Mira como no te decides, no puedes rechazarme porque también me deseas… - Dijo Malfoy arrastrándola hasta la pared y acorralándola.
- Te deseo ver lejos de aquí. – Florence lo trató de empujar pero era en vano. ¿Qué clase de nueva manipulación sería aquella? Florence sabía que algo no andaba bien, Malfoy la estaba manipulando mágicamente, aprovechando de intentar volverla vulnerable con la sola mención de Snape.
- Hay cosas peores que la muerte y si llegaras a comprenderlo, estar con una persona que te detesta es mucho peor…
- Es excitante, luchar contra eso. – Dijo Malfoy y cayó sobre ella besándola, ella no lo podía evitar, quería sacudírselo de encima, no podía. ¿Que le ocurría a ella?
- Te odio Malfoy. – Dijo Florence desesperada por la mala jugada que le estaban dando.
- Pero estás empezando a sentir que esa aberración y repugnancia que sientes por mi, se transforma en algo prohibido que te da curiosidad probar. No tienes nada que perder, por eso has caído en mi trampa, en mi hechizo… - Dijo Malfoy.
- ¿Hechizo?
- Brillante, ¿no? Ahora vas a tener que ver todo lo que te quiero enseñar. – Dijo Lucius haciendo algo que pocas veces hacía, besarla en la boca y lo más desesperante para la chica era ver como su propio cuerpo la traicionaba y seguía con aquel acto. Pues imagínense a un hombre deseando a una chica por más de 10 años y lo único que ha podido obtener es rechazo, una obsesión carnal mucho más desbordante que el amor que pudo haber sentido Sirius Black en su tiempo. Imagínense que podrá hacer este hombre luego que ha obtenido total control físico de la chica, gracias a la vulnerabilidad de un segundo. ¿Pueden creer algo así?
- Justo creíste que te habías librado de todo, caíste, caíste a mi trampa de la mejor manera. Te resististe por mucho tiempo y fuiste mi objetivo más difícil. – Dijo Lucius mientras la arrastraba hasta una mesa. Florence estaba desesperada sin saber que hacer, quería librarse de aquel momento, buscaba contacto visual con Malfoy quizás así podría lastimarlo con el poder que había en sus ojos, pero el hombre sabía escurrirse en su cuerpo y hacerle cosas inimaginables.
- No me niegues que se siente bien. – Dijo Malfoy en total descontrol, terminando de hacer ceder a la chica. Pues eso fue lo ultimo que logró recordar, por el momento eran vagos recuerdos de haber estado con él. Se había despertado en la mitad de la noche, veía a pocos metros de ella a una pareja teniendo relaciones escandalosamente, se acercaba y descubría con horror que era ella misma, no era una pesadilla irreal, era algo que de verdad estaba sucediendo. Por momentos se veía borroso, pero luego era más nítido y se desesperaba, verse a si misma. ¿Qué hacía ella viéndose a ella misma con otro hombre? ¿Qué clase de truco era? La respuesta la logró averiguar luego, ella se le estaba entregando físicamente a Lucius Malfoy, pero por alguna razón no entregaba ni su alma ni su corazón.
- Dime algo útil, dime algo… - Decía Lucius sin poderse detener.
- No, te he aislado de mis memorias, estoy lejos de aquí. – Dijo Florence despertando y dándose cuenta que ya no lo presenciaba sino que lo vivía. Malfoy no tenía buena cara por aquella respuesta pero no se detuvo y la seguía teniendo en su dominio, físicamente era dueño de ella por un momento. Otra vez todo era lejano, ya no era Malfoy, era otra persona con ella, podía verse a lo lejos como testigo de su desmesurada aventura con otro hombre, no era un solo, eran varios y eso le causaba repugnancia. Más aun cuando reconoció quienes eran. Si alguna vez ella había visto la entrega física como algún placer, en aquella oportunidad lo concebía como una anormalidad, una monstruosidad ver como Rodolphus Lestrange la besaba y como la acariciaba. Luego no era Rodolphus, era Ernest, luego pudo reconocer a Dolohov. Se deshizo de aquellas memorias, y todo quedó en oscuridad, hasta que sintio que la oscuridad era consecuencia de tener los ojos cerrados, empezó a moverse y escuchó.
- Idiotas, parece que algo le ha impedido darnos información util. Necesitamos saber el paradero de la heredera de Slytherin. – Dijo Malfoy por lo bajo.
- No parece ella, su mirada fría llegó asta mi alma. Me congeló, no podía detenerme y sentí un vuelco en todo mi cuerpo, pero ella es imperturbable. – Era la voz de Ernest Wilkes asustado.
- Si, es muy astuta el poder aislarse de las emociones fuertes. Algo me dice que dejó su mente en blanco o alguien lo ha hecho por ella.
- Fue muy inteligente someterla obligatoriamente con el hechizo de la perdición, la Imperius no le hubiera hecho efecto. Quizás ya no es humana, ya no puede sentir emociones. – Dijo Lestrange comentando. Florence no los podía ver porque aun tenía los ojos cerrados, pero los podía escuchar perfectamente hablar de su plan.
- Quisiera saber quien se lo ha enseñado. – Dijo Malfoy irritado.
- Creo que la hemos subestimado demasiado. – Dijo Ernest Wilkes
- Malfoy, deberíamos preguntarle a Snape. El la conoce demasiado, quizás nos diga su talón de Aquiles para poder llegar a sus memorias y saber donde oculta a la niña. Si un acto placentero no lo logró, entonces Snape pueda. – Dijo Rodolphus.
- ¿Estás loco? Snape no debe saber el motivo de nuestras intenciones. Nadie sabe de esa niña heredera, mas que nosotros. – Dijo Malfoy.
- Snape, ¿lo han visto? Pareciera que hubiera perdido el alma por completo. – Dijo Ernest riéndose en carcajadas. – Me temo que Harrington es una maldición, miren como ha quedado Snape, parece que estuviera muerto en vida, además ¿ustedes sintieron como ella nos absorbía mientras estábamos teniendo relaciones con ella?
- Ahora entiendo porque nuestro amo la había escogido para ser la madre de su heredero. – Dijo Rodolphus.
- Pero esa elegida de la oscuridad, tuvo la mala suerte de creer en todo ese maldito concepto del amor, lo cual nos lo puso difícil para traerla a nuestro bando. – Dijo Malfoy – Vamos a perder a la niña también si no la traemos pronto.
- Es imposible, tarde o temprano regresará. – Dijo Ernest y una puerta se cerró.
Una luz empezaba a molestarle los ojos, Florence medio somnolienta abrió los ojos y descubrió que era de día y a su lado estaba Malfoy cubierto por las sabanas, al igual que ella. Malfoy leía un libro y ella lo miró por un instante.
- Sobrenatural, no me has decepcionado. – Malfoy paso uno de sus dedos por la cara de Florence - Puedo entender la gran perdida que tuvo Snape al alejarse de ti. Eres un arma a la perdición, toda una noche para tenerte y disfrutarte como siempre lo deseé.
- No sabía que eras tan generoso para haberme compartido con Lestrange y Wilkes. – Dijo Florence empezando a acordarse, se sentía ultrajada y sucia. Su estomago estaba revuelto.
- Dragón, Dragón Dragón. Draco Dormiens. Mi Dragón durmiente– Dijo Lucius tarareando alegremente, mientras Florence iba al baño a vomitar del asco que le producía acordarse y recordar por donde había pasado y por las manos de quienes había pasado. Podía ver su cara en el espejo agotada, sus ojos algo opacos y su apariencia ahora algo enfermiza. Algo había sucedido anoche, ella sentía que había salido de su propio cuerpo, no tenía idea de cómo había sucedido aquello. Tomaba una ducha fría sin saber que hacer, y veía el agua de la regadera correr y como sus manos se iban entumeciendo el frío y sus labios estaban morados, mientras temblaba. Tomo la determinación luego de un rato, vestida de nuevo y apareció a donde estaba Lucius.
- Fuera de aquí, Maldito Bastardo. – Dijo Florence enloquecida. Estar de vuelta al mundo oscuro, era imposible no caer en la locura, pero todavía estar en la cordura de saber que debía responder por su pequeña niña y por un deseo que se hacía cada día más latente: Deseaba ver a Snape fuera como fuera. Iba a encontrarse con el, mas temprano que tarde.
Fin del capitulo
Me halaga el hecho de me escriban reviews ahora, incluso si han seguido la historia desde el principio, es muy reconfortante, creanmelo! Bueno, de hecho para eso están los fanfics y para eso está el boton "dejar Review" ^^ Ya saben, les gusto? Dejenme un review, no les gusto? dejenme un review igual, quieren quemar mi casa? dejenme un review… todo se vale, mientras me dejen un review. *risa diabolica*
Nakibi: Ahh… muy buen review, ahora te digo, ¿en serio crees que todo está escrito? ¿En serio crees que haya sido concebida para el mal sin ningun papel más alla? Creo que Florence muy en el fondo tiene un instinto protector y maternal. Te parece excelente que sea tragica? :P XDDD, bueno, no negaré que me gustan las tragedias, creo que porque a mi vida ha sido escasa de algunas. Sigue leyendo entonces!!! ^^U
DJGryffindor: eh… oh… ah… si… bueno… este… oh… Hola! Jijijiji. Ah, ya veras que no todo es sufrimiento, la gente reflexiona aprende y actua. Nunca lo olvides!!!! Por cierto te dedico el capitulo este… o sea Lucius, revolcones y orgías… eso me suena muy Belenizado ^^
Malu Snape Rickman: Joseph, Joseph es un pan de Dios, es un amor y lo mejor es que no niega que la ama, pero la respeta inmensamente si importa quien es ella, ¿Dónde están los chicos así???????? ¿¿¿Dónde????? Oh… bueno si! ^^
Satsuki: Si, me has derrumbado una parte de mis planes. Aun no sabes el final, aunque desde ya digo que no será el final como Matrix Revolutions, ok? Así que espera cualquier cosa, puedo cambiar de parecer y empezar a atar los cabos de manera diferente *risa perversa* El final está lejos aun, supongo.
Blaze Vein: Ves? Las cosas toman sentido, y bueno de aquí vienen muchas explicaciones y surgen otras dudas. Voldemort ha estado sintiendo el vinculo que hay entre ella y la marca tenebrosa, pero Florence ha sabido bloquearse, hasta que bueno… nunca subestimo a Voldemort. El nombre de la bebé? Bueno, lo escogí para no tuviera que relacionarse con el mundo magico y en cuanto a Snape, el no sabe nada de Florence y mucho menos de su matrimonio, creo que Voldemort no le cuenta todo a él, y después de todo Voldemort ya obtuvo de Snape lo que quería.
Lady_Issobelle: Holas!!! Me alegra de veras que te haya gustado mi fanfic, me sigo sorprendiendo, dos dias sin poder dejarlo de leer… wow! Me debo sentir halagada, lo tomaré con humildad *Alexandra empieza a bailar * No te preocupes por Flo y por Snape, ya sabrás mucho dentro de poco… Gracias por tu review!
