Este fic trata sobre la vida de Elian en la Tierra Media, no seáis muy duros con ella. Espero que os agrade y que disfrutéis y que me mandéis muchos reviews.
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Capítulo 4. La historia.
Seis días han pasado desde mi conversación con Aragorn, me ha gustado mucho su forma de ser ¿Habrá llegado ya a la Atalaya? Espero que sí… …. El tema se ha complicado, hay mucho movimiento por esta zona y no puedo hacerme pasar por nasgul por que la capa se ha hecho trizas de vieja que estaba. Llegué a un punto en que tuve que seguir a pie y dejar a Luna en un lugar seguro.
-¿Está vuestro capitán? –pregunté-
-Quien desea verle –dijo un soldado gondoriano-
-Un montaraz.
-¿Un montaraz?
-Sí, y deseo verle.
-…esperad.
Fue hacia donde estaba el capitán, le susurró algo al oído y vino hacia mí el que yo quería ver.
-¿Que hace un montaraz perdido por estas tierras? –preguntó sonriendo-
-No has cambiado nada… -dije sonriendo también-
No pudimos contener la risa ni tampoco el abrazo.
-¡Cuánto tiempo! –exclamó-
-Sí. ¿Cómo tenéis el panorama?
-Mal, los orcos se revuelven y cada vez hay más movimiento.
-…ya me he fijado cuando he venido.
…
Nos escondíamos entre los árboles, espiando los movimientos de los orcos.
-Déjame ir a ver que ocurre en las puertas.
-Es demasiado peligroso para que vayas sola, llévate a tres de mis hombres. –indicó con la mano a los tres que vendrían conmigo-
-Vamos.
Andábamos entre la espesura, ellos campo a través y yo por los árboles, para divisar, aunque no tenía tan buena vista como los elfos, sí que podía ver más lejos que los hombres.
-¿Qué ves? –susurró uno de ellos-
-Son unos trescientos, están entrando en las puertas de Mordor por grupos. Van cargados hasta los dientes.
-Sería mejor retirarnos –dijo otro-
No escuché nada y me adelanté.
-¿No has oído las órdenes del capitán?
-Déjala, sabe lo que se hace.
Observé que un grupo no entraba, algo fallaba y mi intuición me lo estaba diciendo.
(no vayas…) ¡¡Corred!! Todos corrimos tanto como las piernas nos daban, detrás de nosotros un manto de flechas directas hacia nosotros, suerte que estaba la caballería detrás para contraatacar y cubrirnos. … Hay que irse –dije corriendo-
-¡¡Retirada!! –gritó Faramir-
Nos escondimos en un lugar seguro, en las cuevas de una de las fuentes de Ithilien. Aquel paisaje era un sueño comparado con el paisaje desolador que Mordor ofrecía. … los demás se sentaron al llegar, yo me dirigí al capitán, pues tenía que hablar con él de un asunto que requería importancia.
-¿Podemos hablar un momento?
-Claro –dijo él-
-¡Capitán, déjenos algo para nosotros! –Dijo uno de la guardia-
-Que gracioso…-dije sarcástica-
-Ya sabes como son.
Nos alejamos de los demás para hablar en privado, dirigiéndonos a uno de los pasadizos, entrando luego en una sala con una mesa redonda unas cuantas sillas. Me senté en una de ellas y él se sentó delante de mí.
-Dime ¿a qué viene tanto secreto?
-Verás, he estado pensando y creo que según las noticias que me han llegado…
-Al grano, Elian.
-Creo que Sauron busca el anillo único.
-¿Sauron?
-Sí y el anillo le busca a él. Pero no me preguntes donde está por que no lo sé.
-No puede ser, el anillo se perdió hace tiempo.
-Pero ha sido hallado de nuevo. Todo se va a ir complicando Faramir.
-Si pretendes que me aleje de estas tierras, te equivocas.
-Pero Faramir, pones en peligro sus vidas y la tuya.
-¿Y te preocupa?
-¡Claro que sí! ¿Somos amigos no? Yo por lo menos eso recuerdo.
-Sí, lo siento es que estoy demasiado nervioso.
-Faramir, usa el sentido común.
-Seguiré aquí, mi padre me encomendó proteger y espiar estas tierras y eso es lo que pienso hacer. Me ha costado mucho hacer que mi padre confíe en mí.
-…no te haré cambiar de opinión.
-No, pero acepto el consejo.
-Prométeme que si el anillo vuelve con Sauron, te irás de aquí y protegerás a tu pueblo.
-Lo prometo. –dijo falsamente-
-No lo has prometido sinceramente.
-No puedo prometer tal cosa.
-Faramir, te lo suplico.
-Está bien, si pasa algo te juro que volveré y protegeré a mi pueblo. –ahora sí que lo había dicho sinceramente-
-Ahora me quedo más tranquila.
Nos quedamos hablando allí en aquella sala, incluso llegué a quedarme varios días, ayudándoles en todo lo que hiciera falta. Hasta que decidí irme.
-Si vuelves a venir, trae mejores nuevas para mis oídos.
-Las traeré si vuelvo. ¡Adiós!
-Adiós montaraz…
………..
Mientras había ido en busca de Faramir, Aragorn y Gandalf se encontraron al poco tiempo en la Atalaya donde supuestamente habían quedado para hablar de un asunto que requería importancia.
-No sabía de la existencia de una hermana –dijo para sí Aragorn-
-Cada día se descubren cosas nuevas.
-No te hagas el filósofo –sonrió-
-Es una noche apacible…-hizo una calada en su pipa- aquí con este hermoso fuego… -sacó el humo en forma de aro- los dos sentados alrededor de tan bella llama…
-Gandalf.
-Lo siento, me he vuelto a ir en mis pensamientos. ¿Qué decías?
-Que estoy esperando a que me cuentes detalladamente lo ocurrido con el anillo.
-…-hizo otra calada- las veces que he visitado la Comarca han sido de lo más alegres, pero ésta última… no me ha gustado demasiado. Pues encontré el que no pensaba que me iba a encontrar jamás, el anillo. Los dos sabemos de cual estamos hablando. Tenía mis dudas cuando lo vi, pero después de darle vueltas a mi cabeza y de leer manuscritos sobre él, he llegado a la terrible conclusión de que lo es y que el señor oscuro lo busca, al igual que el anillo lo busca a él.
-¿Entonces, tus sospechas son ciertas?
-Me temo que no puedo decirte otra cosa. El anillo ha sido hallado y el mal vuelve a retorcerse. Quizá Elian pueda traer nuevas de Osgiliach.
-Podría tardar demasiado tiempo y puede que fuera tarde.
-No creo que sea demasiado tarde, el mal aún está en calma.
-¿Qué me dices de ella ahora que ha sacado el tema?
Los dos hicieron una buena calada a sus pipas mirando en incesante fuego que les vigilaba.
-El sueño de tu madre era tener un niño y una niña, juró que el niño se parecería a su padre y que la niña se parecería a ella. Eso era lo que pensaba antes de conocer a nadie, pero lo que no sabía es que con quien iba a tener la niña iba a ser con el que no se casaría ni tendría ninguna relación.
-¿Me estás diciendo que mi madre era una…?
-No, no he dicho nada. No creo que hubiera ningún tipo de relación con el padre de la niña, y tampoco creo que haya habido ningún roce.
-Pues ya me dirás tú como la han concebido, por que por el aire no…
Gandalf sonrió. No tengo ni la más remota idea de quien es el padre, ella cree que fue un Dunedin y quiero que lo siga creyendo, al menos de momento.
-Me estás dejando hecho un lío. ¿Cómo se supone que alguien desde el aire pueda hacer tal cosa? ¡Es imposible!
Gandalf lo miró picarón.
-Gandalf, no me hagas pensar mal.
-Como has podido comprobar, ella es el vivo retrato de su madre, al igual que tú eres el vivo retrato de tu padre.
-Jamás me habían dicho eso. ¿Sabes algo más de ella?
-…Lo que se cuenta. –hizo una calada más- Tuvo una desagradable niñez, a los pocos años se escapó para irse al olvido en la soledad que la atormentaba. … ha estado en muchos lugares, conoce bien la tierra media. Pero hay algo que no cuadra, existe una fecha en que no se habla de ella, es como si hubiera desaparecido.
-¿Desaparecido?
-Sí, es tanto el tiempo que hay de una fecha a otra que no me es difícil pensar que le pudiera pasar algo malo, muy malo.
-Me estás dejando perplejo.
-…no sé… a lo mejor son ideales míos, cosas que la mente te dice.
-Tu mente no dice nada así por las buenas, si dices que algo pasó, es que pasó.
……….
Salí de aquel hermoso lugar para dirigirme hacia donde descansaba mi yegua, allí me encontré con un grupo de orcos que me habían visto y que me estaban esperando. Eran demasiados. No tuve otra opción que huir montada sobre Luna, cabalgando lo más veloz que ésta podía. Mientras huía los orcos me lanzaban todo tipo de objetos punzantes, algunos hacían pequeñas heridas superficiales pero hubo una que se me quedó clavaba en el muslo derecho por la parte trasera. No había tiempo de quitármelo, pues Luna cada vez estaba más cansada y los orcos parecían no tener síntomas de cansancio. ¡Mi salvación!
