Capítulo 8. De vuelta a mi casa.
Llegamos con la noche encima de nosotros, llovía a mares. La puerta estaba cerrada así que tuvimos que llamar para dejarnos pasar…
-¿Quiénes son a estas horas y que asuntos os traen aquí?
-Somos viajeros y queremos descansar después de un largo camino –dije antes de que Frodo se adelantara-
-Lo siento pero debo preguntar después de ponerse el sol.
Abrió la puerta y entramos, todos los que en ese momento estaban en las calles nos miraban, algunos con recelo, otros de refilón, aunque yo no me cortaba.
Les dije que entraran y que pidieran, yo mientras iba a dejar bien atada a Luna, con un nudo de los que no se pueden romper tan fácilmente.
…
Cuatro hobbits entraron en aquel bar repleto de gentuza, bebiendo y murmurando todo aquel que entraba. Todos los presentes los miraban, incluso yo ¿qué hacían cuatro hobbits allí? …Ahí está la respuesta ¿pero no es como la recuerdo? Ha cambiado mucho en muy poco tiempo.
Les dijo unas palabras y vino a mi mesa, pues era la única que estaba medio vacía. ¿Molesto? –preguntó-
-No claro –dije- ¿Eres Elian?
-¿Quien más te iba a dirigir la palabra?
-Elian…
-Ayia.
-Te veo diferente.
-Sí –dijo sonriendo-
-El traje, el pelo, tus ojos… todo, incluso la espada.
-¿Qué va a pedir la señorita? –preguntó uno-
-Licor. –dije-
-¿Qué te ha ocurrido para que tus ojos dejen de mostrar esa tristeza para ahora mostrar alegría y felicidad?
-Hace ya un tiempo entré en el Bosque Oscuro…
-No me dirás que Legolas y tú… estáis…
-No estamos juntos no.
Me quité un peso de encima.
-Ya decía yo que se te veía alegre, demasiado incluso.
-El licor…
-Gracias. … no he visto licor más malo… -dijo para sí probándolo-
-¿Le has dicho eso a Arwen?
-La he tenido delante pero no me dio tiempo, Gandalf me pidió que la acompañara hasta la Comarca.
-De ahí los cuatro hobbits.
-No me lo recuerdes.
-Ahora vendrán conmigo.
-Ten especial cuidado con los dos que hay sentados en la parte este de la mesa, son muy rebeldes.
-Vale.
-Lo digo por que anoche yo me enfrenté con cuatro nasguls mientras ellos pescaban en el Brandivino.
Presté especial atención a lo de los nasguls.
….
Hablé con él durante un rato hasta que Pippin delató la presencia de Frodo. Ahora era Aragorn quien tomó la situación. Cogió a Frodo y lo llevó a una sala en el interior de las habitaciones.
-No llevo nada –dijo Frodo temeroso-
-Ya… no llevas precisamente una baratija… -dijo él apagando las velas- puedo ser no visto si lo deseo.
Frodo se echó para atrás cuando entraron como "valientes" hobbits, Sam, Pippin y Merry. ¡Quieto patas largas! –exclamó Sam-
Aragorn no había hecho ningún movimiento aún.
-Sam… -dije entrando y cerrando la puerta-
-¡Estáis en un complot vosotros dos! –exclamó Merry-
-¿Quién eres? –Preguntó Frodo más tranquilo al verme-
-Trancos.
-No me fío de él, tiene la misma pinta que ella –dijo Pippin-
-Él va a ser quien a partir de ahora os guíe –dije- yo ya no puedo hacer nada más que acompañaros hasta que separarme de vosotros.
-Confío en vos antes que confiar en él –dijo Sam-
-Pues vais a tener que confiar en él, yo ya os he dicho lo que voy a hacer.
Aragorn y yo notamos de nuevo la presencia maligna. Debéis descansar –dije- mañana os espera un largo camino.
-Iremos a nuestras habitaciones –dijo Frodo-
-No, si ellos os ven os liquidarían en un abrir y cerrar de ojos. –dijo Aragorn quitándome la frase de la boca-
-Os he cambiado vuestra habitación por una de los hombres. –dije-
-¿Quiénes son ellos? –preguntó Merry-
Aragorn se sentó en una silla. Nasguls, espectros de la noche, ni vivos ni muertos. Buscan el anillo único, presienten su fuerza y la de su amo.
-Una descripción clara, rápida y concisa –dije- ahora a dormir.
-No eres mi madre –reprochó Pippin-
-Pippin –dijo Aragorn-
-Tienes razón, no lo soy.
-¿Podemos hablar un momento? –pregunté-
-Sí.
-Tengo un mal presentimiento sobre Gandalf, temo que le haya pasado algo.
-Yo también tengo esa sensación, pero no podemos hacer nada, a parte de atenernos a las consecuencias.
-…mañana os seguiré hasta la Atalaya de Amon Sun y después me desviaré por fuera de Rivendell, dejaré el bosque a la derecha y seguiré hasta el Bosque Oscuro.
-De acuerdo… -volvió a notar la presencia ahora más cerca- …se acercan veloces…
-Sí.
La noche fue larga para los indefensos hobbits, aunque estuvieron protegidos por Aragorn y por mí, él sentado en una silla detrás de la puerta, yo en otra de lado a la ventana para observar detenidamente su llegada.
Marché con el alba del siguiente día junto a ellos, cerrando la marcha que Aragorn llevaba. Por el camino Pippin y Merry conversaban sin parar, Sam en cambio, junto con Frodo miraban el paisaje que se extendía a sus ojos, observando cada detalle que éste ofrecía.
-¡Aragorn, Enomentuvalve*! –me despedí avanzando-
Él se despidió con la mirada.
Los dejé rápidamente atrás al contrario que mi mente pensaba en él, hacia delante. Cabalgaba sin prisa pero si pausa, casi sin parar excepto para que Luna descansara y pastara. No quería pasar por Rivendell ya que si no tendría que entretenerme más de lo previsto, y no era esa mi intención.
Pocos días pasé hasta llegar de nuevo al Bosque Oscuro, la que ahora era mi casa. Entré en el bosque sin perderme, intenté no hacer el menor ruido para no despertar a nadie, aunque algún que otro elfo me vería. Silenciosamente subía las escaleras de palacio hasta llegar a la habitación, allí dormía Legolas. Fui hasta él mientras le miraba sonriendo.
-…Alassea Ree… –susurré- Legolas…
Abrió los ojos y me vio allí a su lado mirándole.
-Hola… -dijo sin poder parar de sonreír-
-¿Me has echado de menos?
-Mucho.
Me quité las botas y la capa, tumbándome con él al otro lado de la cama. Que bien poder estar otra vez en mi cama… -dije-. Me arrapé lo más que podía a su cuerpo, él me abrazó fuerte.
No hicieron falta más palabras para aquella conversación, pues con la mirada nos lo dijimos todo. Claro que una mirada entre nosotros no era suficiente, necesitábamos un beso que nos dijera que no nos habíamos separado, que todo seguía como antes de partir. Si hubiera tenido uno de tus besos durante las noches… -dije- no me hubiera sentido tan sola.
-Me tenías a tu lado, solo que no me veías.
-Sí, ya decía yo que notaba una presencia agradable en mí –dije riendo- ¿sabes una cosa? –Me monté encima- no le he contado a nadie lo de nuestra boda, solo a los que me han visto el anillo.
-Me alegra, pues deseaba que fuese un secreto entre nosotros.
-Por eso no quise decir nada. –Susurré acercándome a sus labios- quería que lo dijeras tú.
De nuevo nuestros labios se encontraron, besándonos románticamente y sin prisa, pues no la había. Sus manos buscaban los botones escondidos de mi traje mientras yo le desabrochaba los suyos. Desnudos estábamos cuando sentí su cuerpo dentro del mío, acariciándome y besándome al igual que yo a él. Lo que había deseado yo para que llegara ese momento desde mi partida, sentirme llena de placer y poder hacérselo sentir a él, de tal manera que cada vez que lo hacíamos era diferente, siempre había algo nuevo, algún lugar donde las caricias fueran más intensas o que los besos que sentíamos fueran más placenteros.
-…no recuerdo…ni cuando fue…la última vez… -dije quitándome de encima-
-…a mi…se me ha…olvidado…todo…
-¿Qué pasaría si… te dijera…por una casualidad de la vida…que estuviera en estado?
-¿Lo estás?
-No, claro que no. Pero ¿qué pasaría?
-Pues… supongo que los dos seríamos felices, que…tendría por fin un elfo que me llamara papá, que tendrías un elfo que te llamara mamá y que mi padre tendría una sonrisa de oreja a oreja cada día al verle.
-Te olvidas de algo. Yo ya no sería un montaraz, tendría que quedarme aquí y cuidarle.
-Como una buena madre que cuida su hijo –acabó la frase- ¿No te gustaría eso?
-Sí, ya he visto todo lo que tenía que ver y he sufrido todo lo que tenía que sufrir. Toca un poco de felicidad ¿no crees?
-Sí y diría aún más, que si me hubieras conocido tiempo antes y yo fuese el que te hubiera hecho esta pregunta me hubieras mandado a Mórdor.
-…sí… -dije riendo- pero antes… era antes…
-Y ahora es ahora.
Los dos nos pusimos a reír con ganas. ¡Que no se me olvide! –Dije- Tengo que hablar con tu padre sobre lo que ocurre en la Tierra Media.
-¿Qué ocurre?
-El anillo único ha sido descubierto, ahora se dirige a Rivendell por su portador y tres acompañantes más junto a Aragorn. Tendréis que estar más alerta que nunca pues los nasguls buscan el anillo también.
-Eso es muy importante para todos.
-…-me abracé a él- pase lo que pase, siempre estaré contigo.
-No digas eso así que me entristece, deseo verte alegre.
-Siempre estás ahí para sacarme una sonrisa.
-Ese es uno de los trabajos que tiene un esposo, hacer sonreír a su esposa.
Le di un beso enorme sin poder contenerme, se quedó perplejo, pues no se lo esperaba.
-…ya…se oye…movimiento… -intentaba hablar pero le era imposible- quizá mi padre ya…se haya despertado…
-Te has sonrojado.
-Si no sé ni como…logro hablar, me has pillado por sorpresa.
-Me agrada ver el color de tus mejillas cuando se sonrojan.
-¿Sí, te agrada? –preguntó picarón-
Se dejó caer sobre mí haciendo que yo me tumbara de nuevo en la cama, haciéndome suaves cosquillitas con sus manos.
….
Deseaba oír su dulce y fresca risa mientras las cosquillas le recorrían todo su cuerpo, producidas por mis dedos, éstos alegres de tocar su cuerpo. Intentaba retirar mis dedos pero le era imposible, la risa podía con ella. La besé en los labios, suavemente para que se quedara sin palabras, fui bajando los besos hasta su pecho, siguiendo por su abdomen, ombligo, vientre y finalmente en el monte de Venus. Al besarle en ese último punto suspiró, por todos los besos anteriores terminados en ese punto. Seguidamente me besó uno de los pezones e hizo que sintiera su mismo placer. Volvimos a sentir nuestros cuerpos pero ahora con más pasión y ternura, también con más suspiros y gemidos.
…
Desayunamos junto a los otros elfos, y junto a mi padre, éste encantado de volver a ver a la que él llamaba su hija.
-Debo hablar con vos –dijo ella-
-Por favor, no me trates de vos, a éstas alturas.
-En privado.
Los tres fuimos a fuera, a hablar entre la naturaleza.
-Dime.
-Lamento decirte esto pero el anillo único ha sido hallado nuevamente.
Padre no sabía que decir. Quizá os sorprenda –continuó- pero lo ha encontrado la criatura que menos podíamos llegar a pensar, un hobbit, de la comarca.
-Bilbo Bolsón… -dijo con recelo-
-No, su sobrino, Frodo Bolsón. El anillo se le fue heredado junto con todas las pertenencias de Bilbo. Éste lo ha mantenido en secreto durante mucho tiempo hasta que Gandalf puso fin a una mente amargada por el anillo.
-Me imagino que a Bilbo le sería muy difícil deshacerse del anillo. –comenté-
-No lo pongo en duda, pero no es donde fue encontrado lo que me preocupa si no hacia donde se dirige ahora.
-A Rivendell, si no me equivoco –dijo él-
-Sí, y me temo que allí se pueda decidir algo sobre él.
-Tendría dos consecuencias tal evento. Una, llevarlo al lugar de donde procede y destruirlo con todo lo que eso conlleva. O hacer que perdure durante la eternidad en el olvido.
-Pero tal y como están las cosas, la segunda opción se queda inválida frente a la primera. –continué- el Señor Oscuro ha mandado a los espectros del anillo para buscarlo y encontrarlo, al igual que a su portador.
-Los nasguls… -susurró padre- ¿qué crees que debemos hacer?
-Yo iría a Rivendell, es un buen punto de comienzo para saber más acerca de ese anillo.
-Bien pensado, además tengo la impresión de que no seréis los únicos que han optado esa opción.
-Me pondré en marcha lo más pronto posible –dijo-
-Yo te acompaño –dije- no puedo dejarte sola con los nasguls al acecho.
-Y no lo harás –dijo padre- iréis los dos junto con dos elfos más. Si sucede algún evento de tales características, el Bosque Negro estará presente.
-De acuerdo –dijimos los dos-
-Saldréis mañana al alba y tened mucho cuidado, pues aunque uno sea hábil con la espada y el otro sea hábil con el arco no significa que no os puedan hacer daño, y más a una pareja tan pura y limpia como la vuestra.
Después de esas palabras lo abracé, sin duda las palabras le habían salido del corazón. Elian lo abrazó también, pero no como Thranduil, si no como a su padre.
-A ver si para cuando volváis me dais un nieto que me llame abuelo –dijo-
-Eso está hecho –dijo ella-
-Ya pero sola no harás mucho… -sonriendo-
-Bueno, pero tengo a su hijo, el elfo con más buena puntería de todo el bosque. –dijo sonriendo-
-¿Y mi opinión no cuenta?
-Se presupone –dijo ella-
-Así es como me agrada veros, felices y haciendo bromas que los dos os tomáis a bien.
-Bromista –dije-
-¿Bromista? Ahora verás tú lo que es un montaraz –dijo corriendo detrás de mí-
Yo corría delante de ella, para que no me atrapara. Nos perdimos entre los árboles, corriendo y riendo a la vez. Avancé para luego esconderme entre los árboles, ella se paró a buscarme, mirando en cada rincón.
-¡No me vas a encontrar! –dije riendo-
-¡No se vale! ¡Los elfos sois muy buenos escondiéndoos!
-De eso se trata.
-Retira lo de bromista.
-Lo he dicho en broma, mujer.
-Entonces vale, ahora sal, que quiero ver tu cara de niño jugando al escondite.
-No.
-Legolas… -dijo en un tono más serio-
-Dime.
No sabía si salir ¿y si era una trampa?
-Legolas. –dijo más seria aún-
¿Y si le había pasado algo malo? La curiosidad por saber qué le había ocurrido me ganó. Que –dije saliendo-
No me miró, miraba al suelo, y delante de ella una serpiente enorme acercándosele mal intencionada. Elian parecía bloqueada a la vez que pálida e inmóvil. No te muevas –dije-
Cogí un palo largo que casualmente había por allí y logré que se alejara con algún que otro susurro élfico. ¿Estás bien? –pregunté ya fuera de peligro-
Me miró con los ojos abiertos de par en par para luego abrazarme, atemorizada por la serpiente.
-¿Tienes miedo de una serpiente?
-No lo sabía hasta ahora. … gracias.
-No hay de que. Me imagino que si hubieras tenido una espada o aunque sea una daga la hubieras matado.
-…no lo sé… creo que no me vería capaz de matar a nadie, ni siquiera a un animal, aunque éste desee matarme.
-Esa es una parte de ti me gusta, pues en tus ojos se ve que no has matado nunca a nadie por nada.
-Sabes más tú que yo de mí.
-Eso parece.
-Me asombra la capacidad que tenéis los elfos de ver a las personas y saber lo que éstas desean con solo mirarles a los ojos.
-A veces me asombro de mí mismo.
-Mañana nos pondremos en camino, quizá para no volver pero si lo paso contigo no me importa.
-Prefiero no pensar en la ida, sino en la vuelta. Puede que pienses que soy un iluso por oírme decir eso pero deseo tanto hacer feliz a mi padre.
-Pero es que aunque quisiera no podría ahora mismo, sería imposible.
-Ya lo sé, pero quizá con el tiempo.
-Lo que más deseo ahora mismo es tener entre mis brazos un bebé que tenga como padre un elfo valiente y sincero como tú.
-Elian… -susurré-
Aquellas palabras me habían llegado al alma, deseaba que ese momento que los dos esperábamos llegara inmediato pero bien sabíamos que era improbable. Dependía de muchas casas para que aquello llegara a ser cierto.
Pasamos todo el día en el bosque, apaciguando nuestra sed de varios días atrás, observando cada detalle de cada árbol, cada animal que por allí pasaba…Los dos teníamos la impresión de que sería la última vez que lo veríamos, por eso no queríamos irnos, de alguna manera nos protegía.
…
Volvimos de nuevo a palacio, ya no había la alegría de antes, ni tampoco la felicidad, pues se rumoreaban nuestros peores temores. Por un tema que no supimos con claridad, tuvimos que atrasar el día de nuestra marcha hacia Rivendell. Quizá fuera cosa del destino para que los dos tuviéramos esperanzas de creer en un sueño vano. De mil maneras lo intentamos pero Eru no quería. Largos días se hicieron eternos sin dejar de pensar en nuestro deseo y en lo que nos esperaba fuera. Cada día era más difícil de soportar, no solo para nosotros sino también para los demás elfos que habitaban el bosque, la mala sospecha y la presencia de los nasguls nos hacía estar en guardia, día y noche.
-Legolas esto no llega a ninguna parte, llevamos meses intentándolo.
-…no me digas eso… ¿no será que te estás equivocando en tus días fértiles?
-¿Me estás culpando a mi de la situación?
-…no.
-Ese no, no me ha gustado mucho.
-Quizá sea yo. ¿En que te basas para saber eso?
-En el ciclo de la luna, cuando ésta está nueva es cuando yo puedo concebir.
Salí al balcón a ver si había Luna, pero ésta no se veía por ninguna parte. Después miré en el calendario lunar, era la fecha. Giré la mirada del calendario y la miré como a ella le gustaba.
-Ui –dijo riendo- ¿qué te ha pasado por tu cabeza de elfo?
-Hoy empieza la Luna nueva, tenemos unos cuantos días para ya sabes que.
-¿Hoy? Pensé que era mañana.
-¿Y perder un día? Ni hablar.
-¿Tú no sabes la teoría de las mujeres del pueblo llano?
-No, que dicen.
-Que la mujer solo puede ser concebida una vez al mes, pues solo si la suerte acompaña podrá tener lo que desea.
-Puede que sea cierto, ¿pero qué mas da una vez que tres?
-Pues que de esas tres, solo una será, si es que lo es.
-Pues entonces tenemos una oportunidad.
-No sabes lo cabezota que puedes llegar a ser.
-No.
Cuando iba a meterme de nuevo en la cama la puerta se abrió, dando paso a mi padre. Éste me pilló andando a gatas encima de la cama, casi a tocar con Elian.
-¿Interrumpo?
Elian se tapó corriendo con la manta élfica.
-No, pasa –dije- ¿Qué ocurre?
-Me han comunicado que dentro de unos meses tendrá lugar en Imladris, un consejo donde se decidirá el futuro del anillo.
-Si tus deseos son que vayamos, iremos –dijo ella-
-Sí, me leéis el pensamiento, me gustaría que fueseis a ver que es lo que se hará con el tema.
-De acuerdo, mañana al alba nos pondremos en marcha. Si no hay inconveniente. –dije-
-No lo hay, los elfos que os acompañarán ya han vuelto de su viaje tardío.
-Pero quizá deban descansar –dijo Elian- pues si la memoria no me falla, regresan de Lórien.
-No te equivocas, pero dicen que están dispuestos a acompañaros.
-¿Quiénes son los elfos, padre?
-Meldon* y Melka*
-Son los dos elfos que están juntos desde pequeños, les gusta viajar, se apuntan a un viaje aunque sus fuerzas los arrastren –dije-
-Entonces harán el camino alegre.
-No lo dudes. –dijo él- Ahora os dejo, Lisse oloori*
-Lisse oloori, padre –dije-
Elian lo dijo con la mirada.
-¿Dónde me quedé? –pregunté-
-Venías hacia mí.
-...sí…
-¡No, cosquillas otra vez, no! –exclamaba riendo-
….
Partimos al alba, Elian, Meldon, Melka y yo, en nuestros respectivos caballos. Pasamos entre las Montañas Nubladas para ahorrar tiempo, pues queríamos llegar con tiempo de antelación. Los dos elfos que nos acompañaban parecían no estar por el tema, aunque solo era una tapadera.
No fue mucho el tiempo el que tardamos en el viaje.
____________________
*Enomentuvalve: Nos vemos.
*Meldon: Cuyo nombre significa "Querido y amado"
*Melka: Significa "Poderoso"
*Lisse oloori: Dulces sueños.
