Capítulo 13. Adiós a un sueño.

-¿No me habías dicho que salías con un elfo tan apuesto? Y encima Legolas, del Bosque Oscuro.

-No estoy saliendo con él.

-No ya, y los ojos que tanto te brillan, qué.

-…quizá brillen, pero no por su cuerpo.

-Ya.

-Parece mentira que a veces tenga tanta madurez ¿Dónde la dejas cuando hay un hombre y elfo que te gusta?

-…en casa.

-…no cambiarás.

-No. ¿Está con alguien?

-…

-Esa respuesta no me ha gustado nada.

-Sí…

-¿Es gay?

-¡No!

-¿Tiene novia o alguna elfa que ocupe su corazón?

-No exactamente.

-¡Aclárate!

-Está casado.

-…-se le cayó el ánimo por lo suelos- …¿Con quien? ¿No será un posadera?

-¡No! ¡¿Cómo te atreves a pensar tal cosa?!

-Ay chica, es que no sueltas prenda.

-Está casado con un montaraz.

-Anda ya. No me tomes el pelo…

-No te estoy tomando el pelo. Está casado con una montaraz.

-… seguro que será un cayo… -dijo para sí-

…¿qué se creen que no las oigo?

-Si no me crees, pregúntaselo.

-Ahora mismo.

Salieron las dos de su escondite como si no hubiera sospechado nada.

-¿Te puedo hacer una pregunta? –preguntó-

-…depende…

-El respeto…-susurró Arien-

-¿Te puedo tutear verdad?

-No veo por que no.

-¿Estás casado con un montaraz?

-Yo no lo diría así.

-¿Ves Arien como no?

-Estoy esposado con la Elian, la Hija de Gilraen.

-Entonces ya está, una élfa del alto rango.

-No, es medio elfa y medio mujer.

Me miró como si lo que le dije sonara a algo raro.

…-¡A…a…achís!

…-Salud…

…-Gracias…

-Preséntamela.

-No creo que sea muy buena idea…

-No creo que un elfo como vos mienta.

-…Legolas… un respeto… -dije para mi- está bien, pero… no quiero saber lo que pasará.

-¿Qué insinúas?

-Que la chica tiene su carácter.

-Pero un elfo como tú sabe tratarla.

-Sí pero… bueno tú has decidido que te la presente.

-Vamos a ver al montaraz.

Mientras andaba delante de ellas, por detrás se escuchaban los comentarios de Amarië. Aparecimos en el lugar donde Arien y yo nos encontramos aquel día por la mañana, allí estaba sentados Aragorn y Elian, hablando cordialmente con alguna broma y risas de por medio. Antes de que las dos llegaran, les hice señas para que Elian se escondiera detrás de Aragorn.

Amarië entró dispuesta a luchas si había falta, Arien parecía no poder hacer nada, nada más que seguirla y esperar a los acontecimientos.

-Ahí tienes al montaraz –dije enseñándole desde unos metros a Aragorn-

Éste yacía sentado, inmóvil y con una risa que no se la aguantaba.

-Ui, que montaraz, no me lo hubiera imaginado así, tan dejado de su físico.

-¿Qué se esperaba un sex-simbol? –pensó Aragorn- …

-¿No será ese tu montaraz? –me miró con cara de sorpresa y desilusión-

-Ya te he dicho que no era exactamente un montaraz.

-¿Me están engañando?

-No.

-Este elfo es gay, seguro… -susurró a Arien, ésta se reía en su interior-

-¡Elian sal!

Elian se puso de pie detrás de Aragorn, éste se levantó para que Amarië pudiera ver al montaraz en persona.

-¡Vaya ropas! –exclamó Amarië-

-¿Qué se piensa que un montaraz estrena cada día ropa nueva? –pensó Elian- ¿Quién eres?

-Amarië –respondió déspota- ¿Y tú, Elian no?

-Sí.

-… ¿Qué pinta él?

-Es su hermano que también es montaraz.

-…vaya familia.

Elian y Aragorn se miraron con la misma mirada. Ella bajó de la roca y vino hacia mí.

-¿Eres un montaraz?

-Sí.

-¿Y elfa?

-También.

-Que lío.

-¿De donde eres?

-Es difícil de decir.

-Del Bosque Oscuro –corregí-

-Allí no hay montaraces.

-El caso es que querías conocerla ¿no? Pues aquí la tienes.

Amarië se mostró como una torre frente a ella, derecha como una vela. La miraba de arriba abajo observando con detenimiento sus ropajes y su talante fino y descuidado, elfa y mujer.

-¿Nunca has visto a un montaraz?

-…chica… no.

-No has salido mucho de aquí…

-¿Para qué salir si aquí estoy bien?

-…elfas… -dijo Elian para sí-

-¿Seguro que tú y ella estáis… casados? –preguntó dirigiéndose a mí- Enséñame el anillo montaraz.

-Elian es mi nombre… si no te importa… ¿No te fías de la palabra de un elfo?

Ahí la pilló.

-…sí… pero…

-Pues entonces no tengo por qué enseñártelo ¿Te vienes a dar un paseo? –preguntó dirigiéndose a mí-

Miré a Arien…

-Vete tranquilo, yo tengo que hablar muy seriamente con Amarië. Disfrutad del paseo…

Nos alejamos de allí sin apenas decirnos nada, queríamos salir como antes posible de la vista de Amarië.

-Amarië te has pasado.

-No, ella me ha dejado por los suelos.

-Y la comprendo.

-¿Qué la comprendes?

-Claro, de buenas a primeras se te veía venir que deseabas estar con ese elfo.

-…bueno…

-Amarië, no vuelvas a hacerlo más.

-…

-Amarië…

-Sí… ¿Qué pasa si les seguimos?

-… ¿No has hecho caso de lo que te he dicho?

-… ¿Vienes? –preguntó dirigiéndose a Aragorn-

Aragorn se levantó y se fue siguiendo el camino que nosotros hicimos… Amarië lo siguió y Arien no tuvo más remedio que también.

-No estoy celosa pero… ¿por qué la miras así?

-¿Cómo la miro?

-Legolas… se te ve en la cara…

-La miro como a una amiga que necesita esperanza y amistad.

-Quizá, pero no es razón de irte sin decirme nada.

-No quería despertarte.

-…

-Elian, Arien jamás ocupará el lugar que tienes tú. No dudes de mí… ¿crees que te voy a dejar por ella o algo así?

-No…

-Elian… ¿Cómo iba a dejar a alguien como tú? ¿En qué cabeza te cabe?

-Que tonta… pensar que te podías estar enamorando de ella…

-¿Eso piensas?

-Pensaba… ahora no.

-Me alegro. Simplemente es una amiga… nada más.

-Dame un beso.

-Los que tú quieras.

-Sí que ha sido corto el paseo… -dijo Amarié observando desde la espesura junto con Arien y Aragorn- si se están comiendo a besos…

-…no sé por que tengo que ver esto… -remugó Arien-

-Por que no eres capaz de dejarme sola.

-Por que si lo hago harás que Elian nos ahorque a las dos.

-¿En serio pensáis eso? –preguntó Aragorn-

-Yo por lo menos sí.

-No la conocéis…, no le haría daño a nadie, bueno solamente a los que le han hecho daño.

Arien tragó saliva.

-Esa tiene de montaraz lo que yo de niña –dijo Amarië-

-Esa es mi hermana, no lo olvides…

-Sí bueno, tu hermana. Además quizá tenga posibilidades con él… que por cierto… que trasero…

-Amarië… por favor…

-Que… me gustan las aventuras.

-A ti te gusta el romance –corrigió Aragorn- a parte de tu afán por los elfos y hombre guapos y con buen cuerpo…

-¿Me conoces de algo?

-Es lo que muestran tus ojos nada más mirar.

-…vaya… otro que tiene el don…

Observé que algo había en el suelo, algo que brillaba, me levanté y lo cogí. Cuando me agaché para cogerlo Amarië salió de la espesura besándome en los labios, mi reacción fue caerme para atrás y quedarme sentado algo bloqueado.

-Ya podemos salir corriendo… -dijo Aragorn-

-Lo he conseguido. –dijo Amarië-

-¿Qué has conseguido Amarië? –preguntó Elian enfadada poniéndose en pie delante de mi-

-Dale un beso a Legolas.

Ni Arien ni Aragorn querían mirar la expresión de Elian. De la manga le fue cayendo una daga. Aragorn me iba mirando a mi y a la daga, indicándome que hiciera algo pero no sabía que hacer. … Elian se agachó mirando a Amarië de una manera sádica y despiadada, le enseñaba la daga lentamente diciéndole con la mirada lo peor que le podía hacer.

-…no vuelvas a hacer nunca más… -dijo Elian clavando la daga en el suelo con todas sus fuerzas y yéndose corriendo de aquel lugar.

Cogí la daga y fui en la dirección que ella había cogido.

-¿Se puede saber qué se te ha pasado por la cabeza para hacer tal cosa? –preguntó Arien enfadada con ella-

-Ha sido una reacción, un impulso…

-Pues el impulso te va a costar caro.

-…

-¿Qué va a pensar ahora de nosotras?

-…. ¿Qué debo hacer?

-Pedirle perdón, no está bien lo que has hecho y más aún cuando ellos dos están unidos y esperando un bebé.

-¿Qué esperan un…?

-Sí.

-…no lo sabía…

-Ni siquiera has preguntado, te has lanzado como una niña entrometida. No me puedo creer que tú seas como mi hermana mayor…

-…cuando veo a alguien que me gusta… no pienso otra cosa…

-No lo piensas, piensas nada más que en ti y en el placer personal ¿pero y la otra persona? ¿Cómo se ha sentido él?

-¿Tu con quien estas?

-…con…los dos.

-Arien…

-Con los dos, y ahora mismo vas a venir conmigo y les vas a pedir perdón.

……..

Elian se había sentado encima de una roca que había lejos de ellos, casi en las afueras de Lórien, sola y en silencio. Miraba hacia abajo con algunas lágrimas que mojaban la roca.

-¿Por qué piensas que Legolas te va a abandonar? –preguntó Galadriel apareciendo entre el bosque-

-¿A caso no es obvio? Se pasa la mayoría del tiempo con Arien…

-Él te quiere pero tú no quieres verlo, te ciegan los celos y te impiden ver lo que en realidad es.

-… ¿Y qué debo ver?

-Que él te quiere, te desea, te ama… que Arien es solamente una amistad como lo es Aragorn.

-…

-Todo lo que sientes es producto de la presión que sufres en éste lugar, no te deja ver con claridad las cosas que te pasan, al mismo tiempo tu cuerpo está cambiando, crea vida en tu interior. No dejes que éste bosque te impida sentir el ser que llevas dentro.

Elian se puso su mano en el vientre, sintió un calor sentimental hacia ella. ¿Lo sientes ahora? –preguntó-

-Galadriel… yo…

-No digas nada… solamente escucha lo que te dice…

Se quedó en silencio escuchando lo que su conciencia le decía. … Galadriel se fue acercando hacia ella hasta sentarse a su lado. Elian se recostó dejándose caer, Galadriel la abrazaba como si de su hija se tratara. Le iba cantando una canción preciosa que la iba relajando, sus letras élficas sonaban a poesía en su boca y la melodía era triste y melancólica.

-Eso es precioso… -dijo Elian en un susurro-

-¿Te ha llegado el mensaje?

-Sí y me pasaría horas escuchándola.

-Legolas también la sabe… ven conmigo…

Se la llevó cogida de su mano, andaban con rapidez por el bosque hasta llegar a uno de los mallorn. Subieron sus rampas iluminadas junto con algunas elfas que las acompañaban.

-¿Te gustaría que tú y Legolas pasarais unos días alejados de la presión, del anillo y de la compañía?

-Sería un deseo poder estar con él aunque solo fuese un día lejos de las miradas de los elfos, con perdón, del estrés y de todo.

-Pues lo estaréis, pero después deberéis volver, vuestras obligaciones os esperan…

-Claro… pero… no puedo ir así vestida…

-No puedes por eso te he traído aquí.

Una de las elfas le mostró un vestido en color azul celeste con pétalos gravados en color veis, largo hasta los pies. El escote al ponérselo le hacía bello el pecho que ella tenía, le realzaba su figura e iba entrecruzado a lo largo de la espalda hasta el final de ésta. Un fino y sedoso velo le cubrían los brazos y la parte superior de su tronco abrochándose por delante con un pequeño broche. Unas finas sandalias le trajeron para adornar sus pies, la peinaron suavemente su cabello y le hicieron un recogido distinto al de los elfos. De montaraz pasó a ser una elfa, hermosa y bella.

-¿Qué le parece Galadriel? –preguntó una elfa-

-Cualquiera diría que es un montaraz.

-Pero… -dijo Elian- es injusto que yo esté con él alejados de todos y los demás estén igual que yo antes…

-Yo creo que no.

-….

-Necesitas liberar tu mente, dejarte llevar por las pequeñas cosas y divertirte al máximo.

-Nuestra señora tiene razón –opinó una de ellas- el elfo es tuyo y no te lo va a quitar nadie. Solamente queremos que tu estancia en éste lugar sea bonita y que la recuerdes con cariño.

-Me dan ganas de quedarme… sois tan agradecidas…

-La humildad es algo que no hemos perdido.

-¿Debo ir hasta él?

-No, él ya te espera en el lugar indicado –contestó Galadriel- Iruvithel, acompáñala.

-Sí, vamos Elian.

Volvieron a bajar el camino subido corriendo, la elfa corría pero Elian no estaba acostumbrada, aunque solo era cuestión de tiempo a que se acostumbrara. Se metieron en un sendero poco iluminado, apenas veían. Elian se guiaba por la diara que Iruvithel llevaba, pues la Luna le hacía reflejo.

-Aquí es… -dijo ella silenciosa- tres pasos y estarás.

-Gracias.

-Ha sido un placer, yo me voy, hasta otra.

-Adiós…

La elfa se fue tan campante como había venido, siempre con una sonrisa en su cara. Miró hacia delante de nuevo, no muy lejos podía ver la sombra de Iridiel producida por la luz de la Luna, ésta estaba llena y pálida como ella misma. Se acercó sigilosamente para no despertar la mente huída de Legolas, al llegar se puso detrás, se sentó y le pasó los brazos por su cintura, abrazándolo y apoyando su cabeza en el hombro. …hola… -le susurró al oído-. Legolas giró la cabeza para verla, se quedó sorprendido al contemplar su belleza élfica, hasta cambió de posición para observarla con detenimiento.

-Jamás te había visto así…

Elian le sonrió agradeciéndole lo que sus ojos decían de ella.

-Estás más preciosa que nunca…

Sus mejillas se tomaron un color rosado y los ojos de Legolas brillaban. Se sentaban uno frente al otro, Legolas acariciaba un mechón de pelo que le caía a Elian por el hombro, fino como el de una elfa.

-¿En qué piensas? –preguntó ella-

-…no encuentro ningún adjetivo para describir la belleza que mis ojos ven y que no se como mostrarte.

-Tus ojos ya me lo dicen con su brillo y con tus mejillas sonrojadas sobre tu pálido rostro te hacen más elfo aún de lo que ya eres.

Elian le dio un pequeño beso en los labios de Legolas y levantándose corriendo, él se quedó algo parado, pues aquel diminuto beso sería el comiendo de la noche para ellos, por eso ahora Legolas la perseguía y ella se escapaba, jugando y dándole varios como el primero para que se picara.

Jugaban como dos niños queriendo ser adultos, la Luna mientras los observaba con una sonrisa e iluminando aquella bonita escena. Felicidad, risas, alegrías… todo valía, habían olvidado por completo las penas y sus obligaciones. … Legolas se sentó haciendo que estaba algo cansado, Elian lo miraba desde unos pasos alejada por si era una trampa para caer, pero veía no lo era, que Legolas no se levantaba de nuevo. Se acercó cuidadosamente a él no quitando la seguridad y pensado que Legolas estaba cansado de verdad.

Sin embargo todo era una trampa, cuando se acercó lo suficiente la cogió por la cintura e hizo que se dejara caer suavemente sobre él. Los dos se reían mientras rodaban por el suelo, ella intentaba escaparse y él intentaba que no se escapase de sus brazos. Finalmente ella se dio por vencida cuando sintió los labios de Legolas, besándola prolongadamente.

El sol se alzaba claro sobre aquel lugar, despertando a los dos enamorados que dormían debajo de uno de los árboles, apontocados en el pie. Legolas casi dormía encima de ella y apoyaba su cabeza sobre su pecho, ella le acariciaba su largo y rubio cabello.

-Buenos días… -saludó ella al ver que abría sus ojos- ¿has dormido bien?

-Como un niño.

Él con su mano le iba acariciando su vientre, éste algo rellenito. Ella alargó la mano que tenía libre hasta la suya y entrecruzaron los dedos a la vez que Legolas empezó a cantar la canción que le gustaba tanto a Elian, la que le cantó Galadriel el día anterior y que ahora salían las palabras de su elfo, cantándola melancólico y triste pero con un toque de felicidad y realidad. Ella lo miraba sonriendo, sus ojos expresaban alegría y sorpresa, felicidad, soñaba despierta cuando aquellas palabras le llegaban al corazón de tal manera que incluso le hacían caer las lágrimas.

-¿No oyes algo? –preguntó Amarië-

-…ahora sí que veremos a Galadriel enfadada-

-¿Yo tengo la culpa de ser cotilla?

-Eres más que eso.

-…viene de ahí… alguien está cantado…

-…paciencia Arien… paciencia…

Amarië se acercaba hacia el lugar agachada entre la espesura para no ser vista, Arien en cambio la seguía andando de pie, con cara de estar ya harta de hacerle caso a Amarië, pero si la dejaba sola… podría ocurrir algo muy malo, por ello se veía obligada a seguirla.

Cada vez se escuchaba una voz de elfo que cantaba una canción que les sonaba mucho, para Amarië era gloria escucharla en boca de Legolas…

-¿La oyes? –preguntó entusiasmada-

-…sí.

-¿Por qué estás así?

-…nada… que me hace recordar algo muy bonito…

-Ay…. Ese Iridiel aún sigue en tu corazón…

-Sí –afirmó Arien con una sonrisa-

-¡Centinelas! –exclamó Amarië- ¡Agáchate!

Las dos se agacharon aún más escondiéndose de los centinelas que vigilaban la zona, las dos pensaron por igual, algo ahí afuera, fuera de Lothlórien existía el peligro y por eso los guardias y centinelas de Lórien estaban tan alerta.

-¿Qué deberá ocurrir? –se preguntó para sí, Arien-

-Nosotras estamos seguras aquí, no debemos preocuparnos por nada

-…Sería mejor que nos fuéramos.

-…por una vez te haré caso…

Ésa fue la última conversación que hubo entre ellas de ese tema, pues dentro de pocos días la compañía marcharía Anduin abajo, todos tenían un bonito recuerdo de Lórien, hasta Gimli que en un momento dado se sintió avergonzado de lo que le pidió a la Dama Galadriel y que ella se lo ofreció con mucho gusto.

____________________

*Ai las: siéntate Legolas.

*Mellon: Amigo

En el consejo me he guiado por la película.