Capítulo 18. La Dama de Ithilien.

Frodo y Sam se encontraban ya con sus amigos, volvieron airosos por que todo había acabado, Faramir se había enamorado locamente de Eowyn y ella se dejó llevar, en el fondo también le tenía gran afecto, por lo que mostraron su amor ante los demás y a su lado Eomer, orgulloso de que su hermana hubiera encontrado al fin alguien con quien compartir su vida.

Los elfos llegaron a la cuidad blanca con aires festivos, sobretodo Arwen, pues aquella vuelta sería su regreso para siempre y se uniría en matrimonio con Elessar, el que antes fue montaraz para esquivar su destino y que ahora deseaba. Sin embargo, Elrond no se alegraba de que su hija hubiera preferido la mortalidad antes que la larga inmortalidad propia de su pueblo, pero debía respetar la decisión de su hija como padre que era.

Galadriel llegó junto a su esposo Celeborn, fueron en primer lugar hacia Legolas para acompañarle en su sentimiento por la muerte de Elian, algo que él apreció, por otra parte él deseaba lo mejor para su amigo Aragorn. El elfo pensó que el mejor lugar para darle sepultura era Ithilien, como ella decía y deseaba, era su sueño morir allí por que así su alma se adentraría en aquel bonito bosque en medio de la nada, yacería junto a sus aguas cristalinas y admiraría desde el otro mundo la belleza de Ithilien.

La boda fue todo un éxito, todos deseaba ver al Rey con su Esposa unidos en matrimonio por el mismo Gandalf, un orgullo para él. Todo Gondor aplaudía aquel acto memorable, Rohan y los elfos de la misma manera, claro que llega un momento, después de haberse celebrado y demás, una cena donde todos coincidirían para celebrar que la guerra del anillo se ha acabado, que Sauron fue derrotado en su misma tierra y que el bien reinaría en la tierra media, empezando así la Cuarta Edad del Sol, la Edad de los Hombres y la desaparición de los Elfos en la que había sido su tierra hasta ahora.

¿Todos los elfos? No, algunos se resignaron a quedarse, entre esos Legolas, que prefería quedarse allí, por lo menos un tiempo más. Fue triste para él llegar al Bosque Oscuro y tener que decirle a su padre que Elian había fallecido para salvarle la vida, ella se lo dijo, que moriría por él si hacía falta y lo prometió. Su padre se llevó un gran pesar en su corazón, por que por una vez en su vida había visto a su hijo como el elfo más feliz del mundo entero y que ahora reinaba en él la pena y el dolor reciente.

Gimli le pidió a Legolas que si no quería no hacía falta que lo acompañase, sin embargo él quiso ir, quizás para airearse de las penas que iban consigo, fueron después de enterrar a Elian en un lugar privilegiado, donde todos podían verla si deseaban.

Una gran tumba de roca maciza que guardaba su cuerpo intacto con sus armas y sus vestimentas, junto a una placa conmemorativa que informaba de su presencia. "Aquí yace Elian, la Dama de Ithilien, la que fuera mi esposa y señora de éste bosque". Eso fue lo que ordenó escribir el Señor de Ithilien, es decir, Legolas, quien quiso fundar allí una nueva colonia de elfos, los que quedaron y que no se quisieron ir a Valinor por el momento.

Era un lugar ideal, lleno de bosque, espesura, aguas cristalinas que fluían de manantiales a través de la roca maciza, lugares espléndidos a los que visitar y un bonito recuerdo.

El elfo la iba a ver cada día, le hablaba como si ella estuviera ahí, así lo presentía, que estaba a su lado como alma que era ahora. Le contaba todo como si de una amiga se tratase, de explicaba cosas nuevas, hechos que recordaba puntuales que le hacían gracia, sin embargo, la pena le venía a la mente y empezaba a llorar.

En la soledad nadie lo escuchaba pero sí los animales que por allí rondaban y que se ponían a su lado para acompañarle en su llanto y delirio, no se daba cuenta de que ella también estaba a su lado, acompañándole junto a todos aquellos animalitos y que le daba alegrías de vivir.

Ya cuando pasó el tiempo, Arien y varias elfas y elfos más vinieron a ese bosque en busca de protección y amistad, en Lórien no quedaba nadie y se les hacía grande, apenas eran una treintena o quizás menos.

-Siento mucho la pérdida de vuestra esposa –dijo Arien mientras se encontraba a solas con Legolas- y siento también la tardanza.

-…no me hables de vos…

-Los dos hemos sufrido la pérdida de un ser querido y los añoramos.

-¿Sabes qué fue lo que me dijo en su último anhelo? Que fuera feliz.

-Ella… me dijo que lo que deseaba era que tú fueras feliz, con ella o con quien fuese, sabía que iba a morir y quien sería la elfa que ocuparía tu corazón nuevamente.

-Intento ser feliz tanto como puedo de no tanto como desearía, vive en mí y eso si que nadie podrá arrebatármelo.

-Claro que no, Iridiel vive en mí también, eso es lo bonito y no debes olvidarla por nada del mundo.

-Llevo días pensándomelo y quiero escribir un libro con lo que ocurrió, no un libro cualquiera, si no un libro mágico, pero para ello te necesito a ti.

-Y me tienes para lo que sea.

Arien sintió una presencia que le era conocida al igual que Legolas, un escalofrío recorrió sus cuerpos y un pensamiento les llevó a Elian.

-Me parece que no acaba de aceptar tu decisión.

-Lo ha hecho para hacerse notar, ¿sabes lo que hago cada noche a parte de ir a verla? Soñar con que algún día la volveré a ver, allí, en aquel manto de estrellas donde seguramente se encontrará, feliz y radiante.

-A menudo pienso yo eso también de mi elfo.

-…no te pido que seas la Dama de Ithilien por que ese lugar es privilegiado, pero sí quiero que vengas conmigo, a mi mundo.

-Sabes de sobras que iría contigo a donde fuera, desde que me hablaste aquel día en Lórien has dejado mella en mí, como hizo él antaño. Quiero tenerte a mi lado, también quiero ser feliz…

-Seremos felices como ellos quisieran… -susurró acercándose a ella y besándola dulcemente en sus suaves labios-

"Luna nueva sobre nosotros, Ithilien ha caído sobre ellas, las que deberán encontrar el camino de antaño y seguir de nuevo con su vida. Dos estrellas que forman la Luna, una Luna unida por dos estrellas. Una la que sale de día, la otra la que sale de noche"

Ése era el inicio del libro titulado Recuerdo de un pasado.

______________________________________________________________________

Éste es el final de ésta historia, solamente deseo que os haya gustado y que compartáis un poco más el sentimiento de lo que fue la vida de ésta chica montaraz que vivió sus últimos meses más felices de su vida.

Agradecer también la gente que ha mandado reviews opinando y también a los que no lo han hecho y que me han dicho directamente qué opinaban ellos.

Solamente deciros que ha sido un placer compartir esto con vosotros, los lectores.