Capítulo 12: La lucha empieza

Miré hacia abajo, empezando a sentirme un poco asustado yo también. Aquí, el gran Youko Kurama estaba llorando y se aferraba a mí temiendo por su vida, mi vida.

"Youko estúpido..." Le dije en voz baja mientras acariciaba su cabeza. "Vamos a estar bien."

"¿Cómo puedes estar seguro...? ¡Conoces el poder de la Espada Fantasma... sabes de lo que son capaces de hacer con ella!"

"Son idiotas... sólo un idiota dependería de esa cosa inútil para tener poder." Le contesté, mientras él levantaba su cabeza para mirarme a los ojos.

Sus ojos amarillos brillaron con sus lágrimas como una hermosa joya, pero me dolía verlo.

"Hiei... vamos, debemos ir." Youko me dijo, poniéndose en pie y, a propósito, pisando mi cabeza para saltar el arbusto.

"Madito zorro..." Proferí, mientras me levantaba detrás de él y frotaba mi cabeza.

Corrí para alcanzarlo y en un abrir y cerrar de ojos estábamos a medio camino de allí. Por supuesto, medio camino no era tan fácil como sonaba. Tan pronto como nos encontramos a poca distancia fuimos inmediatamente atacados por decenas de demonios de poca importancia.

Uno a uno eran fáciles, pero cuando hubieron tantos atacando de todos lados se convirtió en un ligero reto.

Youko y yo nos colocamos espalda contra espalda para cubrirnos el uno al otro, al mismo tiempo sacando nuestras armas, él un látigo y yo una espada.

Estaba pasando tan rápido y todo era tan inesperado y descoordinado, pero de alguna manera luchamos en perfecta armonía. Un demonio atacó por mi lado y el látigo de Youko giró para matarlo, otro a su lado y mi espada hizo un pequeño corte en su cuello.

No pasó mucho tiempo antes de que los hubiéramos pasado. Un pequeño montón de sus restos muertos permaneció en ambos lados de donde nos encontrábamos.

Youko y yo soltamos un gruñido al mismo tiempo, mientras él transformaba su látigo en una pequeña planta y yo envainaba mi espada, ambos lo hicimos al mismo tiempo.

"Sabes Hiei que el sexo realmente puede coordinar a dos personas." Rió, mientras caminábamos hasta llegar a la entrada principal de la fortaleza.

"Ja, ja..." Dije cerrando los ojos, mientras inspeccionaba la puerta y él vigilaba que no vinieran más demonios que pudieran atacar.

Después de encontrar que no había ninguna manera adecuada de abrirla, di unos pasos hacia atrás y luego muy violentamente la embestí, enviándola al suelo a trozos.

En cuanto dimos dos pasos dentro fuimos atacados otra vez. Pero esta vez no por demonios insignificantes, sino por dos que parecían que fueran luchadores decentes.

Uno parecía como si fuese hembra y el otro no estaba muy seguro. Ambos se veían bastante deformes. Me entró curiosidad porque no parecía natural, me pregunté si quizás estos demonios habían sido torturados y forzados a luchar... fuese cual fuese el caso iban a ser sus últimos minutos.

Un adversario es un adversario y los adversarios debían ser derrotados.

"Sin piedad, Hiei." Youko me dijo con astucia, seguro que él había pensado lo mismo que yo.

Asentí rápido mientras sacábamos otra vez nuestras armas. Atacamos a los dos al mismo tiempo y de la misma manera.

Grité un fuerte HIIYA, rápidamente corriendo detrás de la mujer, cogiéndola desprevenida y clavando con fuerza mi espada por su espalda y haciéndola salir por su estómago.

Cayó al suelo y en seguida me giré hacia el otro (creí que era 'él'), que había colocado su brazo alrededor del cuello de Youko y amenazaba su vida con afilados puñales moviéndolos rápidamente hacia él.

Tomando una arriesgada, pero necesaria decisión, levanté mi espada y con cuidado la lancé hacia la mano del demonio, rezando para que no fallase por centímetros y decapitara a Youko.

Con mucha suerte detuvo la muerte cercana de Youko por el puñal, antes atravesando su mano.

El demonio macho gritó de dolor y agarró su mano, cuando hizo eso mi espada cubierta de sangre cayó al suelo y me apresuré a cogerla.

En ese momento tropecé con la demonio, que se había girado y utilizó sus piernas para golpear las mías y desequilibrarme, enviándome al suelo incapaz de coger mi espada.

Youko entró en acción, golpeando el demonio macho en la pared y lanzándolo hacia ella. Suspiró pesada y apenadamente cuando éste cayó al suelo, agarró el mango de la espada y la deslizó hasta mi alcance.

La demonio se subió de un salto a mi espalda echándose encima de mí y utilizando sus manos para sujetar mis brazos al suelo por las muñecas. Para ser una mujer era sorprendentemente fuerte y fue capaz de evitar que levantara mis manos. Pensé en intentar levantarme, pero probablemente era una mala idea, porque ella podría bajarme a la fuerza, sólo causándome más daño. Mi única esperanza era Youko.

Él también lo sabía y por eso volvió hacia donde estaba el demonio macho y le azotó hasta que, no importa cómo fuese de fuerte, murió.

Ya no era un dos contra dos. Era un dos contra uno y nosotros teníamos una enorme ventaja.

La mujer ya estaba herida en el estómago así que mientras Youko corría tan rápido como podía para llegar hasta mí, moví mi espalda para agravarla, distrayéndola de Youko.

Pronto llegó Youko y casi al instante rodeó con su látigo el cuello de ella, dándole una rápida y aparentemente poco dolorosa muerte, excepto por la otra herida que debía doler horrores.

Rápidamente me puse en pie y sentí una muy incómoda viscosidad en mi espalda. Ya sabía lo que era. Esa mujer había sangrado por toda mi espalda cuando estaba encima de mí. No deseando esta incomodidad me quité la camisa y Youko y yo nos dirigimos hacia la escalera.

"Entonces Hiei, ¿cómo te tocó?"

"Maldita sea, Youko..."

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Holaaa! Ya está aquí el 12, pensaba ponerlo antes pero se me ha resistido un poquito. Ya sólo quedan dos... U_U pero son los mejores ^_^

Ya los tengo listos, supongo que la semana que viene ya acabaré el fic, celebraré que se acaban las clases con el último capítulo XDDD

Hasta el próximo! ^o^