Ni café, ni pastillas ni cinta adhesiva alrededor de los ojos. Si lo que quieres es permanecer en vela toda una noche, nada mejor que... LOS CUENTOS PARA NO DORMIR DE NORIKO *grito de terror*

Hoy presentamos... SANTA HORO Y LA NAVIDAD

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Erase una vez, una casita situada en una zona de la isla de Hokkaido. Un chico se estaba levantando de la cama, refunfuñando. Encorvado, con cara de sueño y arrastrando los pies, se dirigió al baño, donde uso el WC y se ducho. Esto le hizo despertar. Tras ducharse, se miro al espejo, examinándose la cara. Se froto la barbilla con la mano.

-Creo que hoy toca afeitado

De un armario cercano, saco los bártulos necesarios para el afeitado, como la crema, la cuchilla o el aftershave. Se embadurno la parte de la cara en crema. Se disponía a pasarse la maquinilla...

-¡¡Horo Horo!! ¡¿Se puede saber que estas haciendo?!- una chica de melena azulada irrumpió en la puerta del baño. Esto asusto al chico, que se corto sin querer la cara y lanzo un aullido de dolor.

-¡Pilika! ¡Por tu culpa me he cortado!- protesto Horo Horo

-¿Por que te estas afeitando? Queda poco para navidad. Tienes que dejarte barba. Yo que ya te había traído tinte blanco...

-Este año no hay barba que valga. Me molesta, sobre todo cuando me tomo la leche con galletas que lo niños me dejan- Horo Horo continuo con su afeitado, teniendo cuidado de no volverse a cortar- así que si quieres recuperar el dinero perdido, vete a la tienda a devolver el tinte.

Pilika se marcho, mientras murmuraba cosas como que todo eso iba en contra de la tradición o que si algún niño conseguía ver a su hermano en la "gran noche" tal vez se llevaría una desilusión.

Una vez acabado su aseo personal y su desayuno, Horo Horo se dirige hacia un portachon de metal, con alguna decoración con rayas rojas y blancas. A un lado, un botón que el chico pulso. El portachon se abrió. Tras ella había una enorme cadena de montaje llena de kropockuls trabajadores. Al fondo estaba el despacho de Horo Horo. Fue hacia el. Su despacho era normalito, tal vez soso. Un escritorio en medio y algunos ficheros alrededor era lo que había dentro del cuarto. También había una ventana por la cual podía vigilar la cadena de montaje de los kropockuls. Se sentó. Sobre la mesa había un calendario. Le echo un vistazo. 15 de noviembre era. Faltaba algo mas de un mes para nochebuena, o como decían el y su hermana, la "gran noche".

Pilika volvió a aparecer de la nada, esta vez cargando un saco sobre la espalda.

-Hermanito, ya han llegado las primeras cartas de los niños- Pilika basculo el saco lleno de sobre sobre la cabeza de su hermano. Horo Horo nado en cartas.

-Oye, ya que eres tu mi secretaria y ayudante en la "gran noche", abre tu las cartas, crea la base de datos y demás- dijo Horo Horo saliendo de la montaña de cartas

-¿Secretaria?- Pilika se señalo a si misma- ¿Y yo desde cuando soy tu secretaria, eh?

-Desde que hace 6 años empecé a desempeñar este cargo

-Pues ahora me entero ¬¬... ¡Lee tu las cartas, que para eso van dirigidas a ti!

-Pero yo odio leer las cartas de los niños!... Joo...- Horo Horo se rindió. Cogió una carta cualquiera y la leyó en voz alta- "Querido Santa... Me llamo Hana Asakura. Este año me he portado bien..." ¡Que poco imaginativos son estos niños!- se detuvo a decir- "... Por eso me gustaría que esta navidad me trajeses una katana nuevecita. Y ya que me he portado tan bien, también quiero el muñeco "Kenshin Parlante", ese muñeco samurai que habla y hasta entabla combates contigo ¡Gracias por adelantado! Firmado: Hana"

-Vaya, en los catálogos de juguetes que tengo no aparecía el Kenshin parlante ese. Por eso lo kropockuls no lo han fabricado aun- dijo Pilika- Voy a tener que mirar en internet, a ver si lo encuentro y así lo pueden fabricar.

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La llegada y lectura de las cartas de todos los niños del mundo, la fabricación de los juguetes... Sin que se diesen cuenta, el 24 de diciembre llego.

Pilika estaba pasando lista:

-¿Están todos los regalos etiquetados con el nombre de cada niño?

-Si- respondió Horo Horo mirando como los kropockuls metían los paquetes en un saco sin fondo

-¿Están los renos limpios y el trineo preparado?

-Tambieeeen

-¿Y están...?

-¡Esta todo, Pilika!- interrumpió Horo Horo. Todos los años había que aguantar lo mismo

-¡Entonces solo queda vestirse!- Pilika corrió hacia su habitación. Horo Horo fue también a la suya. Al rato, salieron los dos vestidos de rojo, Pilika en falda corta y Horo Horo en pantalón, con un gorrito acabado en una borla blanca, calzando unas botas altas marrones. Todo ello ribeteado en algodón.

-¡Ya podemos ir...!

-¡Espera hermanito!- Pilika se fue a buscar algo. Volvió con un par de cojines bajo el brazo. Se los metió a Horo Horo bajo la ropa- Ya esta. Santa Claus siempre ha sido gordo. Aunque donde se ha visto un Santa de pelo azul y barba blanca...

-Otra vez con el tema de la barba- Horo Horo ya estaba harto de ese tema. Su hermana le llevaba repitiendo lo mismo casi todos los días- Si los niños se han tragado es de que Santa Claus se ha mudado desde la ciudad finlandesa de Rovaniemi hasta Hokkaido ¿Por que no se iban a tragar que ahora se ha hecho un cambio de look?

Mientras tenían esta pequeña charla, salieron a donde tenían aparcado el trineo con los renos. Los kropockuls ya habían metido el saco de los regalos en la parte trasera del trineo. Ya estaban listos para irse. Horo Horo tomo las riendas.

-¡Muy bien Cleo, Tete, Maripi, Pelusin, Coletitas y Cuquin ! ¡Adelante!- grito. Los renos ni se inmutaron -¿Que pasa aquí?

-Que así no se llaman los renos- respondió Pilika- ¿No me digas que no te acuerdas de los nombres de los renos?

-Euh... Esto... Pues... Espera, que el que manda es el reno ese de la nariz roja... ¡Rudolph! ¡Adelante, Rudolph!

No ocurrió nada

-Rudolph tomo la jubilación anticipada el año pasado- dijo Pilika

-Ah si, es verdad... Pues entonces...

-Trae acá- Pilika tomo las riendas- ¡Muy bien! ¡Serafín, Pepin, Clementin, Chilindrin, Cocolin y Benjamin! ¡Adelante!

El trineo se elevo suavemente para luego salir volando usando la hipervelocidad.

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Mientras, en algún lugar de Tokyo...

-¡Hana! ¡A la cama!

-No mama, que hoy viene Santa Claus y quiero asegurarme de que me trae todos los regalos que le he pedido

-Anna, yo también quiero quedarme a verlo, que también quiero asegurarme si me trae el regalo que le he pedido

-Haz el favor, Yoh. Un padre de familia como tu, pensando en esas cosas. Pero ya que hoy nos hace una visita el que me deja siempre sin mis galletas y leche...- Anna fue a la cocina y volvió con una sartén en las manos- ...le daré mi saludo

Un ruido se oyó en el tejado.

-¡Ya esta aquí!- exclamo Hana

En el tejado, Horo Horo y Pilika habían aterrizado con su trineo y los seis renos. Horo Horo cogió el saco de regalos y se metió por la chimenea pero se vio con el problema de que se había atascado en ella.

-¡Pilika! ¡La culpa es de los cojines que me has metido debajo de la ropa!- protesto Horo Horo

-No, si la culpa voy a tenerla yo ahora- dijo Pilika mientras en la parte trasera del trineo buscaba algo. Horo Horo intentaba quitarse los cojines. Una vez que lo consiguió, apareció Pilika con especie de desatascador raro con el que empujo a su hermano. Horo Horo cayo por la chimenea de culo. Allí se encontró con la familia Asakura, que le miraba detenidamente en silencio.

-¡Anda! ¡Santa ya no esta gordo! Debe ser que ahora va al gimnasio y por eso también se ha quitado la baba, porque le molestara- pensó Hana

-Que Santa mas raro. El de mis tiempos era diferente, jiji- penso Yoh

-Así que has venido a comerte mis galletas. No te preocupes, que hoy vas a probar unas cuantas ¡Vas a probar galletas dadas con estas dos manos mías!- pensó Anna

-¡Mierda! Estos me han pillado...- pensó Horo Horo

El silencio fue roto por una especie de grito de guerra de Anna, que se abalanzo dando un gran salto y blandiendo su sartén sobre el "come-galletas". Por suerte para Santa Claus, Yoh y Hana consiguieron detenerla y quitarle la sartén de las manos. En ese momentin que tuvo, Horo Horo lanzo tres paquetes al suelo y subió rápidamente como pudo por la chimenea. Tanto Yoh como Hana no pudieron evitar el lanzarse a abrir los regalos y sin querer, soltaron a Anna que, aunque desarmada, intento subir por la chimenea con éxito. Al llegar al tejado, vio que el trineo de Horo Horo y Pilika estaba a punto de despegar. Antes de que cogiese mas vuelo, Anna se metió en el. Los renos despegaron.

En el hogar de los Asakura, Hana estaba contentísimo porque había recibido todo lo que había pedido: una katana y el "Kenshin Parlante". Encendió el muñeco, que venia con pilas incluidas.

-Hola, soy Kenshin ¿Quieres entablar un combate conmigo?- dijo el muñeco

-Siii!!- exclamo Hana, desenfundando su katana nueva para ponerse a dar mamporros al Kenshin

-Hana, cuando acabes, déjame a mi echar una partidita también- dijo Yoh con su regalo de navidad en las manos: una espada a la que tenia pensado llamar Harusame.

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El pobre Horo Horo estaba conduciendo su trineo, dando tumbos, con una mujer encima que no paraba de darle tortas en la cabeza y en la cara.

-Pilikaaaa!! Ayúdame a quitarme a esta de encimaaa!!- pidió ayuda Horo Horo pero Pilika no respondía- Pilikaaaaa!!

-Kimi ni todoke northern lights...!!- canturreo Pilika empezando a menearse. Su hermano descubrió que estaba con un discman, escuchando música a todo volumen, por lo que no se enteraba de nada. Intento quitarse de encima a Anna sin ayuda de nadie. Sirvió de poco porque Anna se dio cuenta de que podía darle mas fuerte si le daba las "galletas" con una collar de perlas que tenia alrededor del cuello.

-Pero señora ¡¿Por que me pega?!- grito Horo Horo aullando del dolor que le producía los latigazos con el collar

-Porque me dejas sin mis galletas todos lo años- contesto Anna

-Oiga, que este trabajo es muy agotador y hay que reponer fuerzas. Además, la culpa es de los niños por dejármelas

-Ya, pero Hana siempre deja 4 y cuando yo voy al bote de galletas, resulta que faltan 10 ¿Quien se ha comido esas 6? ¿Eh, quien? ¡¡TU!!- dijo Anna sin parar de dar "collarazos"

-La culpa es de ella!!- acuso Horo Horo señalando a Pilika, que seguía canturreando y meneándose. El chico, que solo llevaba las riendas del trineo sujetadas con una mano porque con la otra se intentaba librar de Anna, al señalar a Pilika soltó la otra mano sin darse cuenta. Los renos empezaron a ir como y adonde les dio la gana. Pilika salió de su trance musical cuando se dio cuenta que estaba dando botes sobre su asiento. Aparto el discman y cogió las riendas del trineo. El saco de regalos cayo al vacío.

-¡¡El saco!!- exclamo Pilika mientras intentaba aterrizar en algún sitio donde poder regañar a Horo Horo. Aterrizaron en un parque enorme que se encontraba en medio de una ciudad. Antes de haber aterrizado, se habían asegurado desde el aire que no había nadie en dicho parque- ¡Pero bueno! ¿Tu eres bobo o te lo haces? ¡Como dejas caer los regalos y que los renos vayan a su bola!

-Díselo a esta - Horo Horo señalo a Anna, que examinaba su collar viendo si el cabezón de Horo Horo había roto alguna de sus cuentas.

-Yo no tengo nada mas que hacer aquí- dijo Anna yéndose en cuanto se dio cuenta que la estaban señalando. Parecía ser que ya estaba satisfecha después de las leccioncitas que le había dado a su "come-galletas"

-¿Y que vamos a hacer ahora?- exclamo Pilika nerviosa zarandeando a su hermano- ¿Como vamos a recuperar los regalos? ¿Que será de todos esos niños que aun no han recibido nada?

-Ya le traerán sus regalos los Reyes Magos ¬¬

-¿¡Que!? ¡La competencia no! ¡Jamás!- chillo Pilika zarandeando aun mas fuerte a Horo Horo- ¡Ten un poco de orgullo, hermanito! ¡No dejes que la competencia te pisotee!

-Y que quieres que hagamos entonces, eh?- dijo Horo Horo librándose de su hermana pequeña. Esta se quedo un rato pensativa.

-Nos vamos a casa. Tenemos mucho trabajo si queremos entregar el doble de regalos el próximo año- Pilika tiro del brazo de Horo Horo para meterlo en el trineo. Despegaron rumbo a Hokkaido.

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Por el parque que acaban de abandonar Santa Horo y su hermanita ayudante, iba caminando un huerfanito. Pobre, al igual que su padres fallecidos recientemente, tenia miedo de ir al orfanato. Eran las primeras navidades que celebraba completamente solo ¿celebrar? En realidad ni el ni sus padres habían celebrado la navidad, para ellos era un día mas. No hacían esos banquetes y demás despilfarros que hacían muchos. Abrigándose lo que podía con un chaquetón andrajoso se encontró con un enorme saco del que salían paquetes. El huérfano no pudo aguantar su curiosidad y fue corriendo hasta el. Desenvolvió uno de los paquetes rasgando todo el papel de regalo. Se encontró con una PlayStation 2. No se lo podía creer. Por primera vez tenia en sus manos un juguete de esos. Pensó que en el saco estaba lleno de cosas como esas. Y así fue. A cada paquete que abría, su alegría aumentaba mas. Pero lo que no sabia era que ese era un saco sin fondo, que contenía todos los regalos de todas las personas de clase media/alta del planeta Tierra. El pobre niñito se paso dos días enteros, sin descanso, abriendo paquetes. Cuando acabo, cayo al suelo agotado, con las manos dormidas y su cabeza mareada. Temblaba en el suelo y se reía como el loco que se acababa de convertir. Pasaba por ahí una par de policías que hacían ronda nocturna para ver si había drogadictos por el parque cuando se encontraron al huérfano en aquel estado. No tuvieron mas remedio que meterlo en un centro de salud mental donde celebro el fin de año pegando botes en una habitación cuadrada y acolchada, con una camisa de fuerza muy mona que tenia lucecitas que decían "Feliz 2004"

*voz tenebrosa* FIIIIIIIN

Noriko: Muy buenas, sr. Descontento ¿Que le ha parecido este cuentecito?

Lector descontento: Que va en contra de la navidad consumista americana ¡Santa Claus atacado por una señora! ¡Y la mayor parte de la población mundial sin regalos!

Noriko: Bueno, pero hubo alguien que por primera vez recibió regalos y fue feliz

Lector descontento: ¡Se volvió loco el pobre niño! ¿porque siempre le haces pasar mal a los personajes?

Noriko: Porque estos son *Noriko apaga las luces y se ilumina la cara desde abajo con una linterna* los cuentos para no dormir de Noriko *se oye un grito de fondo por atrás*

Lector descontento: *yéndose* Por Dios, y el huerfanito felicita el año nuevo con una camisa de fuerza... Esto es inaceptable...

Noriko: Jeje, que bien me cae este critico *saca su pañuelo y se despide* ¡Hasta otra, sr. Descontento! ¡Que tenga unas felices fiestas!