Aquí esta el siguiente capítulo. Muchas gracias a todas las personas que
mandaron su review, eso me inspira a continuar la historia. Son una gran
inspiración, y espero que les agrade.
Dita.- Como ya mencioné, la historia no es de el fanfiction.net, pero igual si te sirve, nombre de autor es Angel Wing
Megumi Sagara1.- Me encantaría poder poner lo que me pides, pero no puedo, por que alteraria la historia. n_n
kanna sagara .- amiga, no leas tan noche, te va a venir haciendo daño. n_n
joan
KEBITO
darkangel
Hitomi
Saiyo-Sango-Taiji-ya
Capitulo 7.
Sango sentía algo de miedo de voltear en dirección a donde provenía esa voz. Su mente pensaba muy rápido, buscando todas las respuestas que se la habrían ocurrido hace unos instantes, para su desdicha, ninguna parecía ajustarse al momento.
Ella lo miró algo tímida. Desde atrás de su máscara, agradecida de que ésta cubriera sus ojos. Miroku de verdad lucía impactante esa noche. Vestido de negro de pies a cabeza, lucía increíblemente apuesto, incluso detrás de su máscara. De verdad no había duda de el porqué todas las mujeres lo rodeaban a pesar de su conducta pervertida, y bueno, el hecho de que coqueteaba sin verguenza.
"Soy Miroku, el Capitán de la Guardia Imperial" se inclinó con gracia, después tomo su mano y la besó. Sango resistió la urgencia de alejar su mano de Miroku. Después de un largo e inapropiado momento, Miroku por fin la soltó y se enderezó.
"No creo haberla visto antes" Dijo Miroku.
Miroku había llegado algo temprano cuando notó a esa bella joven. Ella le recordaba extrañamente a alguien, pero no sabía a quien, y ahí estaba ella sentada sola. Miroku se sintió atraído hacia ella de alguna manera, era algo muy extraño.
Sango recuperó su compostura, ella de ninguna manera había asistido a esa fiesta para parecer una tonta.
Los labios de la jovencita se curvearon hasta sonreírle. "Oh, estoy segura de que me conoce. De hecho, me conoce muy bien" Dijo dulcemente Sango.
Miroku agitó su cabeza y soltó una rió entre dientes, pretendiendo estar absorto en sus pensamientos. "Descubriré quien es usted antes de que esta noche termine" le prometió a ella. Sango levantó una ceja y se levantó.
La música comenzó a sonar, y los invitados se dirigieron hacia el gran salón de baile. Miroku puso su brazo y ella lo tomó. Sango podía sentir como miles de personas, especialmente mujeres, la observaban e incluso alcanzó a oír a algunas jovencitas decir "Oh, quien es esa que está con Miroku.sama?!" Obviamente él tenia muchas admiradoras, pensó irónicamente Sango.
La cena fue vivaz, mientras el Capitán y su Segundo a Cargo estaban sentados con un grupo de nobles jóvenes, incluyendo a Kagome y a InuYasha. Kagome sostuvo la señal de los pulgares arriba para Sango, mientras ella asintió en respuesta, todo estaba saliendo armónicamente.
Después de un rato, el baile comenzó y los invitados comenzaron a llenar la pista. Miroku había ignorado a la mayoría de las mujeres que se habían reunido alrededor de él, excepto a Sango. El joven Capitán la invitó a bailar.
Sango se sonrojó profundamente mientras él le ofrecía su mano. Ella no sabía como bailar, y se lo tenia que decir lo antes posible o .....
"Sir Miroku..." Dijo Sango tratando de sonar relajada. "Yo.." ella bajó su mirada al suelo ".... No se bailar."
El la observó con incredulidad unos momentos, después Miroku se rió con hilaridad.
Sango estaba encontrando difícil el mantenerse calmada. Al mismo tiempo estaba sorprendida, Miroku no solía sonreír mucho. Era como si él hubiera dejado de lado la fachada que siempre usaba.
"¿Que es tan gracioso?" Protestó Sango, tratando de lucir irritada, pero estaba fallando miserablemente. Cuando por fin él recupero su aliento, la observó con una mirada de disculpa.
"Lo Siento, Es tan solo que no puedo creer que no sepa bailar" Miroku se acercó a ella y le susurró " Si lo que dice es cierto, yo con gusto le enseñaré, mi lady"
Y sin darle tiempo de protestar, Miroku la arrastró hacia la pista de baile, La música era un poco agitada, por lo que Sango batalló un poco con el movimiento de los pies. Pero después de unos instantes, logró adaptarse, en parte era por que había peleado al lado de él por mucho tiempo y sabía como se movería y también porque Miroku era un gran bailarín. Sango disfrutó cada minuto de él baile.
"No seas cruel conmigo y al menos dime tu nombre" La molestaba Miroku.
Sango negó con la cabeza y le dijo "Pensé que te esforzarías más que eso..."
La música comenzó más lenta y Miroku le dio una sonrisa que casi hace que sus rodillas se doblaran. El tomo sus manos y las colocó sobre sus hombros manteniendo las de él en su cintura. Sango se sonrojó y retiro su vista de él, de repente ella se intereso mucho en las paredes del palacio. Ninguno de los dos dijo palabra alguna después de eso.
"Si no te importa..." Miroku se detuvo y la guió hacia el balcón que estaba cerca de ellos y que tenía una hermosa vista hacia un río.
Era cerca de la media noche, y solo se escuchaban algunos sonidos de los grillos y de búhos rompiendo el silencio. Miroku agitó su cabeza y se pasó una mano por el cabello.
"No puedo creer esto" comenzó. Sango lo miró, un poco sorprendida por sus palabras. "Se que creerás que soy increíblemente estupido pero nunca me sentí así en toda mi visa. Y yo...Yo ni siquiera se tu nombre."
Sango lo miró un poco incómoda, Kagome le había dicho que lo dejara impactado pero ella no estaba esperando nada como esto especialmente de él, el playboy pervertido que no dejaba que nadie llegará a su corazón.
"Tu...no me volverás a ver" Logró decir Sango, sintiéndose increíblemente culpable. "Lo siento"
Con una mirada de tristeza, Miroku se sacó algo de el bolsillo de su camisa y lo deslizó por su muñeca. Era un hermoso brazalete con gemas redondas que parecían perlas.
"Por favor toma esto. Te mantendrá a salvo" dijo él. "Y así, si nos volvemos a ver, sabré que eres tú"
Sango trató de negarse, "Gracias pero, no lo puedo aceptar" Miroku lucía tan lastimado que ella dejó el argumento y lo aceptó.
"Ya casi es medianoche. Por lo menos podré ver tu rostro" Dijo Miroku "Las mascaras se quitan a medianoche. Oh, Mira!"
Luces de véngala alumbraban el cielo como meteoros y las luces de colores se esparcían en todas direcciones. Era algo muy distinto a todo lo que habían visto. Aunque estaba llena de pánico por un momento Sango olvido pensar en formas de escapar debido a la hermosa vista que tenían.
En el techo de el castillo otra pareja estaba disfrutando de las luces de véngala. Kagome recargó su cabeza sobre el hombro de InuYasha y suspiró. El hanyou se sonrojó y tímidamente puso su brazo alrededor de los hombros de Kagome.
"Hmmm. Que hermosa noche." dijo ella, después meditó unos segundos y se sentó derecha. "! Espera un minuto. Creo que olvidé decirle algo a Sango...pero, no logro recordar qué!"
"Feh. Que más da. Él puede cuidarse solo" Dijo InuYasha.
"Oh, bueno. Probablemente no era nada importante" dijo Kagome mientras volvía a recargarse el el hombro de él. Las luces de véngala eran hermosas.
El reloj dio las doce, el sonido de sus campanadas recorría todo el castillo. Debo pensar en algo rápido, pensó Sango, no podía correr, de seguro Miroku la atraparía. Ella se asomó por el balcón, éste se encontraba sobre un acantilado, y un poco más abajo estaba un río, ahora tenía una idea.
"Miroku..." le dijo ella. "Por favor, cierra tus ojos"
Miroku la observó con curiosidad, como cuestionándose sus acciones, pero obedientemente cerró los ojos. Sango estaba increíblemente sonrojada, pero es ahora o nunca, pensó ella. Sin otra palabra ella se inclinó hacia él y lo besó suavemente en los labios, fue un beso suave y tierno y una sensación extraña corría por su espalda. Sango abrió los ojos como si hubiera despertado de un sueño, el cual no quería que acabara.
Cuando Miroku abrió los ojos ella había desaparecido.
Sango bajo el acantilado desesperadamente, por mucho que amara a Miroku, era muy importante que nadie la descubriera. Era complicado, pero algunas cosas deben de ser escondidas por el momento. Ignorando las lágrimas que pretendían caer, ella se movió entre las rocas sin mucha dificultad.
En el camino a su recámara Sango no se preocupo por que los sirvientes u otras personas la vieran, por que probablemente ya estaban borrachos o dormidos. De repente se detuvo en seco, había una luz en su habitación. Con cuidado entró a su habitación. Adentro estaba Miroku, su cabeza reclinada en su mesa.
Ella no podía permitir ser atrapada por él mientras aun usaba su vestido ya que sabía que esta vez no la dejaría escapar. Pero no había otra opción. Sango abrió la puerta y cerró los ojos cuando la puerta rechinó, esperando con todo su corazón que él no se fuera a despertar. Después atravesó su cuarto en cunclillas, sin quitar sus ojos de Miroku y sin ni siquiera atreverse a respirar.
Unicamente cuando llego a la recamará en la que se usualmente se vestía, entonces Sango soltó un suspiro de alivio. Ella sabía que debía estar alerta cuando accidentalmente tiró una jarra de su estante, mandándola al suelo un un fuerte sonido que habría despertado a un muerto.
Miroku levantó la cabeza de la mesa. "¿Sango? ¿Ya estas aquí?" Se levantó y caminó hacia la puerta de la recamará en donde Sango se cambiaba, "¿Fue seda lo que vi? ¿Que es esto" Miroku se talló los ojos mirando la tela. Desafortunadamente el voluminoso vestido de Sango se salió por un pequeño espacio abajo de la puerta. Sango lo jaló hacia adentro rápidamente. Cuando Miroku volvió a voltear, éste ya no estaba. Tal vez estaba imaginando cosas.
"! Espera un momento!" Dijo Sango, un poco mas fuerte de lo que pretendía.
"No tienes que gritar, te esperaré aquí" Contestó Miroku volviéndose a sentar.
Sango pensó que ya había terminado ahí. El vestido de seda no estaba cooperando y aun con sus esfuerzos no logró hacer mucho con él. Por suerte, Miroku no se dio mucha cuenta. Eso esperaba.
Vestida con una camisa blanca y un par de pantaloncillos, Por fin salió de ahí. Pero Miroku se había vuelto a dormir y ninguna cantidad de codazos lo podían despertar. Se veía tan tierno cuando dormía, pensó Sango. Lo mejor era que ella lo podía observar. Y tenía que conformarse con eso. Por lo menos en esos momentos.
Dita.- Como ya mencioné, la historia no es de el fanfiction.net, pero igual si te sirve, nombre de autor es Angel Wing
Megumi Sagara1.- Me encantaría poder poner lo que me pides, pero no puedo, por que alteraria la historia. n_n
kanna sagara .- amiga, no leas tan noche, te va a venir haciendo daño. n_n
joan
KEBITO
darkangel
Hitomi
Saiyo-Sango-Taiji-ya
Capitulo 7.
Sango sentía algo de miedo de voltear en dirección a donde provenía esa voz. Su mente pensaba muy rápido, buscando todas las respuestas que se la habrían ocurrido hace unos instantes, para su desdicha, ninguna parecía ajustarse al momento.
Ella lo miró algo tímida. Desde atrás de su máscara, agradecida de que ésta cubriera sus ojos. Miroku de verdad lucía impactante esa noche. Vestido de negro de pies a cabeza, lucía increíblemente apuesto, incluso detrás de su máscara. De verdad no había duda de el porqué todas las mujeres lo rodeaban a pesar de su conducta pervertida, y bueno, el hecho de que coqueteaba sin verguenza.
"Soy Miroku, el Capitán de la Guardia Imperial" se inclinó con gracia, después tomo su mano y la besó. Sango resistió la urgencia de alejar su mano de Miroku. Después de un largo e inapropiado momento, Miroku por fin la soltó y se enderezó.
"No creo haberla visto antes" Dijo Miroku.
Miroku había llegado algo temprano cuando notó a esa bella joven. Ella le recordaba extrañamente a alguien, pero no sabía a quien, y ahí estaba ella sentada sola. Miroku se sintió atraído hacia ella de alguna manera, era algo muy extraño.
Sango recuperó su compostura, ella de ninguna manera había asistido a esa fiesta para parecer una tonta.
Los labios de la jovencita se curvearon hasta sonreírle. "Oh, estoy segura de que me conoce. De hecho, me conoce muy bien" Dijo dulcemente Sango.
Miroku agitó su cabeza y soltó una rió entre dientes, pretendiendo estar absorto en sus pensamientos. "Descubriré quien es usted antes de que esta noche termine" le prometió a ella. Sango levantó una ceja y se levantó.
La música comenzó a sonar, y los invitados se dirigieron hacia el gran salón de baile. Miroku puso su brazo y ella lo tomó. Sango podía sentir como miles de personas, especialmente mujeres, la observaban e incluso alcanzó a oír a algunas jovencitas decir "Oh, quien es esa que está con Miroku.sama?!" Obviamente él tenia muchas admiradoras, pensó irónicamente Sango.
La cena fue vivaz, mientras el Capitán y su Segundo a Cargo estaban sentados con un grupo de nobles jóvenes, incluyendo a Kagome y a InuYasha. Kagome sostuvo la señal de los pulgares arriba para Sango, mientras ella asintió en respuesta, todo estaba saliendo armónicamente.
Después de un rato, el baile comenzó y los invitados comenzaron a llenar la pista. Miroku había ignorado a la mayoría de las mujeres que se habían reunido alrededor de él, excepto a Sango. El joven Capitán la invitó a bailar.
Sango se sonrojó profundamente mientras él le ofrecía su mano. Ella no sabía como bailar, y se lo tenia que decir lo antes posible o .....
"Sir Miroku..." Dijo Sango tratando de sonar relajada. "Yo.." ella bajó su mirada al suelo ".... No se bailar."
El la observó con incredulidad unos momentos, después Miroku se rió con hilaridad.
Sango estaba encontrando difícil el mantenerse calmada. Al mismo tiempo estaba sorprendida, Miroku no solía sonreír mucho. Era como si él hubiera dejado de lado la fachada que siempre usaba.
"¿Que es tan gracioso?" Protestó Sango, tratando de lucir irritada, pero estaba fallando miserablemente. Cuando por fin él recupero su aliento, la observó con una mirada de disculpa.
"Lo Siento, Es tan solo que no puedo creer que no sepa bailar" Miroku se acercó a ella y le susurró " Si lo que dice es cierto, yo con gusto le enseñaré, mi lady"
Y sin darle tiempo de protestar, Miroku la arrastró hacia la pista de baile, La música era un poco agitada, por lo que Sango batalló un poco con el movimiento de los pies. Pero después de unos instantes, logró adaptarse, en parte era por que había peleado al lado de él por mucho tiempo y sabía como se movería y también porque Miroku era un gran bailarín. Sango disfrutó cada minuto de él baile.
"No seas cruel conmigo y al menos dime tu nombre" La molestaba Miroku.
Sango negó con la cabeza y le dijo "Pensé que te esforzarías más que eso..."
La música comenzó más lenta y Miroku le dio una sonrisa que casi hace que sus rodillas se doblaran. El tomo sus manos y las colocó sobre sus hombros manteniendo las de él en su cintura. Sango se sonrojó y retiro su vista de él, de repente ella se intereso mucho en las paredes del palacio. Ninguno de los dos dijo palabra alguna después de eso.
"Si no te importa..." Miroku se detuvo y la guió hacia el balcón que estaba cerca de ellos y que tenía una hermosa vista hacia un río.
Era cerca de la media noche, y solo se escuchaban algunos sonidos de los grillos y de búhos rompiendo el silencio. Miroku agitó su cabeza y se pasó una mano por el cabello.
"No puedo creer esto" comenzó. Sango lo miró, un poco sorprendida por sus palabras. "Se que creerás que soy increíblemente estupido pero nunca me sentí así en toda mi visa. Y yo...Yo ni siquiera se tu nombre."
Sango lo miró un poco incómoda, Kagome le había dicho que lo dejara impactado pero ella no estaba esperando nada como esto especialmente de él, el playboy pervertido que no dejaba que nadie llegará a su corazón.
"Tu...no me volverás a ver" Logró decir Sango, sintiéndose increíblemente culpable. "Lo siento"
Con una mirada de tristeza, Miroku se sacó algo de el bolsillo de su camisa y lo deslizó por su muñeca. Era un hermoso brazalete con gemas redondas que parecían perlas.
"Por favor toma esto. Te mantendrá a salvo" dijo él. "Y así, si nos volvemos a ver, sabré que eres tú"
Sango trató de negarse, "Gracias pero, no lo puedo aceptar" Miroku lucía tan lastimado que ella dejó el argumento y lo aceptó.
"Ya casi es medianoche. Por lo menos podré ver tu rostro" Dijo Miroku "Las mascaras se quitan a medianoche. Oh, Mira!"
Luces de véngala alumbraban el cielo como meteoros y las luces de colores se esparcían en todas direcciones. Era algo muy distinto a todo lo que habían visto. Aunque estaba llena de pánico por un momento Sango olvido pensar en formas de escapar debido a la hermosa vista que tenían.
En el techo de el castillo otra pareja estaba disfrutando de las luces de véngala. Kagome recargó su cabeza sobre el hombro de InuYasha y suspiró. El hanyou se sonrojó y tímidamente puso su brazo alrededor de los hombros de Kagome.
"Hmmm. Que hermosa noche." dijo ella, después meditó unos segundos y se sentó derecha. "! Espera un minuto. Creo que olvidé decirle algo a Sango...pero, no logro recordar qué!"
"Feh. Que más da. Él puede cuidarse solo" Dijo InuYasha.
"Oh, bueno. Probablemente no era nada importante" dijo Kagome mientras volvía a recargarse el el hombro de él. Las luces de véngala eran hermosas.
El reloj dio las doce, el sonido de sus campanadas recorría todo el castillo. Debo pensar en algo rápido, pensó Sango, no podía correr, de seguro Miroku la atraparía. Ella se asomó por el balcón, éste se encontraba sobre un acantilado, y un poco más abajo estaba un río, ahora tenía una idea.
"Miroku..." le dijo ella. "Por favor, cierra tus ojos"
Miroku la observó con curiosidad, como cuestionándose sus acciones, pero obedientemente cerró los ojos. Sango estaba increíblemente sonrojada, pero es ahora o nunca, pensó ella. Sin otra palabra ella se inclinó hacia él y lo besó suavemente en los labios, fue un beso suave y tierno y una sensación extraña corría por su espalda. Sango abrió los ojos como si hubiera despertado de un sueño, el cual no quería que acabara.
Cuando Miroku abrió los ojos ella había desaparecido.
Sango bajo el acantilado desesperadamente, por mucho que amara a Miroku, era muy importante que nadie la descubriera. Era complicado, pero algunas cosas deben de ser escondidas por el momento. Ignorando las lágrimas que pretendían caer, ella se movió entre las rocas sin mucha dificultad.
En el camino a su recámara Sango no se preocupo por que los sirvientes u otras personas la vieran, por que probablemente ya estaban borrachos o dormidos. De repente se detuvo en seco, había una luz en su habitación. Con cuidado entró a su habitación. Adentro estaba Miroku, su cabeza reclinada en su mesa.
Ella no podía permitir ser atrapada por él mientras aun usaba su vestido ya que sabía que esta vez no la dejaría escapar. Pero no había otra opción. Sango abrió la puerta y cerró los ojos cuando la puerta rechinó, esperando con todo su corazón que él no se fuera a despertar. Después atravesó su cuarto en cunclillas, sin quitar sus ojos de Miroku y sin ni siquiera atreverse a respirar.
Unicamente cuando llego a la recamará en la que se usualmente se vestía, entonces Sango soltó un suspiro de alivio. Ella sabía que debía estar alerta cuando accidentalmente tiró una jarra de su estante, mandándola al suelo un un fuerte sonido que habría despertado a un muerto.
Miroku levantó la cabeza de la mesa. "¿Sango? ¿Ya estas aquí?" Se levantó y caminó hacia la puerta de la recamará en donde Sango se cambiaba, "¿Fue seda lo que vi? ¿Que es esto" Miroku se talló los ojos mirando la tela. Desafortunadamente el voluminoso vestido de Sango se salió por un pequeño espacio abajo de la puerta. Sango lo jaló hacia adentro rápidamente. Cuando Miroku volvió a voltear, éste ya no estaba. Tal vez estaba imaginando cosas.
"! Espera un momento!" Dijo Sango, un poco mas fuerte de lo que pretendía.
"No tienes que gritar, te esperaré aquí" Contestó Miroku volviéndose a sentar.
Sango pensó que ya había terminado ahí. El vestido de seda no estaba cooperando y aun con sus esfuerzos no logró hacer mucho con él. Por suerte, Miroku no se dio mucha cuenta. Eso esperaba.
Vestida con una camisa blanca y un par de pantaloncillos, Por fin salió de ahí. Pero Miroku se había vuelto a dormir y ninguna cantidad de codazos lo podían despertar. Se veía tan tierno cuando dormía, pensó Sango. Lo mejor era que ella lo podía observar. Y tenía que conformarse con eso. Por lo menos en esos momentos.
