Lo que te unió a mi.

De: Priss.

Capitulo VII: La tristeza de un shaman.

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Anna lo miraba profunda y tristemente.... a Yoh.

Quería que él sencillamente no se negara más en su partida, más esto posible no era.

Y por una fracción de segundo, tan sólo por un instante, Yoh cruzó la mirada con la de la sacerdotisa.... lo que vio lo dejó helado. Era cierto, todo era cierto; Hao no la obligó a nada, ella si era su mujer, y esto último era una unión mucho más fuerte que una simple promesa de matrimonio, promesa en la que ni siquiera habían participado ellos dos.

Por tanto el supuesto compromiso que tenían, ese que supuestamente los unía, quedaba automáticamente disuelto.

Lo que más le dolía a Yoh, era que muy por encima de todo aquello, ella lo amaba, Anna amaba a Hao.

~ Gomen ne, Yoh-kun!.

Entonces, ahí, todo acabo.

El joven shaman se dejó caer sobre sus rodillas; se sentía inevitablemente derrotado en una pelea que jamás se llevó a cabo, una lucha cuyo gran premio era el amor de la itako; un amor que por más que intentase obtener nunca sería suyo.

El vencedor, Hao; un joven con no muy buenas intenciones y deseos para el futuro del mundo. Él, él era el dueño del corazón de la chica en cuestión; el "cómo" hizo para lograrlo era algo que el menor de los Asakura quería, pero no podía, entender.

Finalmente, Hao invocó a su espíritu de fuego para abandonar la casa de los Asakura, llevándose a Anna con él y, por ende, dejando a un triste y desconsolado Yoh con el corazón hecho trizas.

Y como no iba a estar destrozado?, si fue testigo de las tantas pruebas sobre el amor de la itako hacia el shaman. ¿Cómo iba a sobrevivir a esto?.

Ni siquiera fue capaz de verlos alejarse, no, no podía ver como se llevaban a su única razón de existir. Era más que obvio, lo había comprendido, vino por ella para llevársela y así tenerla por siempre, mientras que él se encontraría sólo.

Así que.... sentir a sus respectivas presencias alejarse.... era más que suficiente.

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Las horas habían pasado; muchas en realidad.

Y para él, Yoh Asakura, sencillamente el tiempo se había detenido sin ella, sin Anna, no le importaba el presente.... y no tenía futuro.

Desconsolado, se encerró y refugió en la habitación de su linda itako, quería sentirla de alguna u otra forma.

El aroma de la joven aun permanecía impregnado por todo el lugar, hundiéndolo en tontas e inútiles fantasías sobre la joven. Al menos no se sentía tan lejos de ella al permanecer en su alcoba; todas sus pertenencias estaban allí, pero de qué le servían si lo más importante, ella, se había ido con su maldito hermano??.

Lo peor era imaginar, sospechar la infinidad de veces en que Hao debió invadir y compartir ese recinto con la chica.... no podía evitar el formarse tortuosas imágenes en la mente.

Todo estaba claro, ellos dos se habían visto por largo tiempo en ese lugar, casi en sus narices, y él tan despistado ni cuenta se dio. ¿Cómo pudo ser tan ciego y estúpido?.

Le habían robado el cariño y la fidelidad de la sacerdotisa. Al menos de eso podía estar seguro, Anna no era de las chicas que de inmediato ceden a las palabras de un hombre; podría jurar que a Hao no le fue fácil enamorarla, pero a fin de cuentas lo había logrado, no?, entonces.... que caso tenia pensar si le fue fácil o no hacerlo??.

Era estúpido, una pérdida de tiempo; el imaginarse las tácticas que usara su hermano para conquistar a Kyouyama no era más que una necia autotortura sin sentido alguno.

Tantas cosas cruzaron por su mente, y sus ojos se negaron a alejarse incluso un instante de la pequeña hoja de papel, esa que yacía en el piso, justo en el centro de la habitación.

¿Verla o no verla?, qué hacer?.

Él era un shaman no un profeta, pero.... podía predecir sufrimiento si intentaba ver su contenido. No le importó, al final, el pensar que ella le podía haber dedicado palabras consoladoras fue lo único que lo mantuvo con fuerzas; así que, se acercó hasta tener la nota en su puño, totalmente dispuesto a leer y que fuera lo que el cielo quisiera....

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Para cuando leas esto ya estaré lejos.

Siento mucho no haber tenido el valor de decírtelo de frente, más lo único importante es que lo sepas....

¡No puedo casarme con tigo, porque amo a otro hombre!.

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~ Ja, como si no me hubiese dado cuenta ya.

Yoh ironizaba enfadado, seguramente Anna no pretendía que se diera aquel encuentro entre hermanos. Respiró profundamente y pasados unos segundos reanudo la lectura, no esperaba descubrir más sorpresas.

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No sé porque lo amo, y a estas alturas la razón de ese cariño no es por la que me voy con él.

Estaba dispuesta a ignorar y enterar mis sentimientos, casarme con tigo e intentar hacerte feliz para redimir mis pecados,

más esa idea se esfumó por completo en el momento en que supe de mi estado, el hecho de que ahora hay algo más fuerte y profundo,

alguien que me necesita y no necesariamente ese hombre.

Es que yo, ahh.... creo, creo que esta de más que te lo confiese.

Sólo quiero que sepas que fui muy feliz como tu prometida; me hiciste descubrir que tengo sentimientos.

Supongo que esos sentimientos debieron manifestarse hacia ti,

siento mucho que no fuese de esa forma.

Por favor, entiende que nunca quise lastimarte.

De cierta forma sé que no es justo seguir engañándote, haciéndote creer que te amo cuando en verdad no es así.

Sólo, sólo puedo decirte adiós.

Por favor, se bueno con Tamao, ponle la atención que tenías en mi.

Se merece una oportunidad, aquella que yo tuve y me negué a aceptar.

Yoh... Yoh, tu siempre serás alguien muy especial.

Te quiere, Anna...

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Al terminar la lectura, el shaman suspiró profundamente. Ahora estaba totalmente convencido de que su encuentro con Hao no debía ser puesto que la joven no habló de el en su nota. Lo peor fue aquello que escondían las palabras escritas por la joven...

Tendría un hijo de él, de Hao. Pudo adivinarlo entre las líneas.

No pudo evitar sentir celos de su hermano; lo odiaba, si, lo odiaba por haberle robado el amor de Anna. Además, él ahora sería feliz con ella. La vida que Yoh siempre soñó, era la que de hoy en adelante viviría ese maldito, por ello lo odiaba.

Ese imbécil se robó todo cuanto tenia, se las arregló para adueñarse del que iba a ser su destino, esa felicidad, esos sueños y deseos, todo, todo cuanto iba a pertenecerle se lo llevó así nada más.

Y él no pudo más que mirar como todo aquello por lo que se había esforzado, esa vida tranquila se esfumaba para convertirse en una vida llena de soledad y tristeza.

Todos los celos, rencor y resentimiento eran dirigidos a Hao; y a pesar de que la itako era igual de culpable, no podía tener esa clase de sentimientos por ella, por más que intentara aborrecerla lo único que en su corazón había para ella era amor.

Un par de lagrimas rodaron por las mejillas del shaman mientras este permitía que la luz de la luna entrase para hacer brillar esas lagrimas en medio de la triste oscuridad de la habitación, esa que ya no tenía dueña.... una habitación tan sola como él lo estaba ahora.

ÉÉ"

Continuará....

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Todo un capitulo dedicado a la tristeza de Yoh.

Lo siento, he leído varios fanfics donde es Yoh quien hace sufrir a Anna y en parte es eso lo que me llevó a detallar

una situación como esta.

El próximo capitulo es el final y por tanto, dudo hacer más que simples menciones sobre el hermano de Hao.

priss_pk@hotmail.com