LA VIDA DE SEVERUS SNAPE

CAPÍTULO 2: EL PEQUEÑO SEVERUS

Severus Snape estaba dormido en su cama de colcha verde. Su habitación era verde y su alfombra también. Todo en esa habitación era de verde y plata. En honor a los colores de la casa a la que pertenecieron sus padres: los Señores Snape. Ellos eran Slytherin. Y de seguro el también lo sería.

Sus padres no le demostraban mucho cariño ni nada por el estilo. Su madre nunca lo había cuidado siendo un bebé, de eso se había encargado siempre Kate, su niñera. Ella lo cuidaba, le dio de comer.

Eso hasta tener 5 años. Sus padres pensaron que ya era lo suficientemente grande para cuidarse solo y la despidieron.

Ella realmente lo quería, le daba amor, cariño. A veces lo miraba con tristeza y pena, como teniéndole lástima y no sabía el porqué.

Le había enseñado muchas cosas. Era muy inteligente y astuto para su edad. Tenía 5 años y medio y por su inteligencia parecía de 8.

Siempre debía dirigirse a sus primogénitos como Padre y Madre. Algún día se imaginaba, que ellos realmente no lo eran y venían dos desconocidos a buscarlo, y se iban los tres juntos muy lejos, y le daban mucho amor.

Pero sabía que eso no era así. Ellos eran su familia y tenía que aceptarlo, él era un Snape.

Un nuevo día aparecía en la mansión de los Snape. El pequeño Severus se levantó. Se cambió y bajo a desayunar. Como todos los días lo haría solo. Siempre desayunaba en soledad.

Y en punto y sin falta, su maestro tutor llegó. Y las aburridas clases comenzaban...

Estaba aburrido de eso ¿Por qué no era normal como los demás?

Pero no. No hacía las cosas normales de un niño de cinco años, que solía jugar en un jardín muggle y dibujar. Pero no, el no. Tenía que hacer cosas como los chicos de primaria. Aparte de memorizarse hechizos, ¿De que le servía eso ahora? Si faltaba mucho para que asistiera a ese colegio...

Todo era tan fastidiante.

Todo se basaba en reglas en esa casa:

- No reir

- No jugar

- Tratar con respeto a sus padres

- Hacer todo lo que le ordenan sus padres

- Ser obediente

Y más aburridas reglas.

Estaba fastidado de todo eso...

Por una vez quería ser normal... ¿Era mucho pedir?

Tenái que comportarse frente a las amigas de su madre. Frente a los coios de su padre. No tenía amigos. No tenía juguetes. Solo libros, solo tenía que estudiar. Nunca reía, nunca lloraba.

Aún le venían en recuerdo los momentos lindos que pasó con Kate, ella lo quería mucho. Lo cuidaba, le llevaba juguetes a escondidas, que bellos días eran aquellos...

Aún así, seguía recibiendo sus cartas... en secreto, porque sus padres lo matarían y de seguro no les importaría que fuera su único hijo.

Bufó por décima vez en el día. Eso era aburrido.

La hora de la cena llegó. Asqueroso. Puros vegetales horribles, por lo menos había un poco de carne. Odiaba esas horribles comidas. Kate le traía siempre pizza u otras cosas ricas. Pero no, ahora no podía y tenía que comer toda esa comida asquerosamente nutriente y sin sabor rico o agradable alguno.

Bufó otra vez.

Estaba cansa de ser un Snape.

Ere sencillamente horrible...

No se me ocurrió más =O=, está bien feo, pero bueno, pronto llegará el capítulo 3 =P