Shinsengumi: Una historia de amor
La tormenta que azotaba fuera de la carpa era tan terrible que solo podía
ser superada por los terribles gritos ahogados del kumicho de la primera
división del escuadrón.
El muchacho con rostro de ángel era sujetado por dos de sus compañeros más
fieles quienes le impedían moverse mientras el doctor lo examinaba y curaba
las graves heridas hechas en la ultima batalla contra los Ishin Shishi. A
pesar de que no había que operarlo, había sufrido un daño letal. El chico
sufría intensamente debido a los múltiples cortes provocados horas atrás.
Además sumado a esta desgracia física se encontraba la fiebre sufrida por
pelear bajo la intensa lluvia durante tanto tiempo. Era bien sabido entre
los miembros del ejercito shogunal que él era débil de salud y por lo tanto
vulnerable a cualquier enfermedad que pudiera existir.
Pero aun así solo un hombre en toda la tropa sabia la verdad de todo. Sabia que estaba enfermo de tuberculosis pero seguía sin poder aceptar esa horrible realidad.
Otro grito, y otro... y otro... ya iban cinco y cada uno retumbaba en su cabeza tan fuerte como una campana de catedral. Tapo sus oídos y hundió su cabeza en sus rodillas suplicando que esto terminara lo mas pronto posible. Ya no soportaba escuchar la voz de Soushi Okita ahogada por un grito que demostraban tanto dolor. Pero sin lugar a dudas lo que más le afectaba era el remordimiento de su mente. Había tenido la oportunidad de salvarlo, a él... y su orgullo se lo impidió.
(Saitou 's flashback)
- Okita, mejor déjamelo a mí
- No te preocupes. Después de todo soy el capitán de la primera división del Shinsengumi.
- Pero estas mal de los pulmones ¿no?
- ¿¡ Como...!?
- No tengo los ojos tan cerrados. Al Hitokiri Battousai lo va a matar Hajime Saito, kumicho de la tercera división. Vamos, Battousai!!!
La lucha dejó ver que ambos contendientes estaban bien entrenados. Las espadas rozaban continuamente y rara vez golpeaban los cuerpos de manera profunda. Aun así siempre lo que cuenta es defender el honor y lastimar (o matar) al oponente. Quizás esto ultimo es lo que hizo que el Hitokiri Battousai usara una técnica que juro nunca usar contra un oponente que fuera tan fuerte como él. El honor de su nombre quedaría deshonrado, pero ahora ya no importaba. Ser el Hitokiri era ya un titulo sin valor, lo único que le interesaba ahora era volver al lado de su amada esposa, Tomoe Yukishiro. Los pensamientos de Kenshin Himura quedaron cubiertos con la ira de Battousai y...
- RYU TSUI SEN!!!
El efecto de la ráfaga de la espada lanzada hacia Saitou fue devastador. Si bien este logro esquivarla con gran esfuerzo y un poco de suerte; Okita no había tenido la oportunidad de resistirse al golpe y la espada no tuvo compasión al clavarse en su hombro izquierdo, muy cerca de su corazón. Sus ojos salieron de sus orbitas y mucha sangre salió de su boca al tiempo que caía formando un charco enorme color rojizo tan pronto toco el suelo.
Saitou estaba sin aliento ante lo ocurrido, e inconscientemente una lagrima se deslizo por su mejilla dando paso a muchas más. No podía explicar el sentimiento de tristeza que le invadía en ese momento al ver a Soushi Okita ahí. Era una culpa que hacia que su corazón se estrujara. Tuvo la oportunidad de parar la pelea con Battousai y no lo hizo, tuvo la oportunidad de frenar el ataque con su cuerpo y no lo hizo. TUVO la oportunidad y la dejo ir por su estúpido orgullo.
Okita todavía estaba con vida aunque respiraba agitadamente y la sangre seguía saliendo a chorros por su herida. Definitivamente estaba al borde de la muerte...
(Fin del flash back)
El décimo grito que profirió el joven Soushi fue el detonante para que Saitou ya no soportara mas y saliera corriendo sin dar explicaciones a nadie acerca de a donde iría o que le sucedía. Corrió hasta que quedarse sin aliento y sé sentó bajo un árbol a llorar amargamente mientras la lluvia cubría por completo su cuerpo y hacia que su rostro pareciera todavía más sombrío. Los relámpagos iluminaban todo a su alrededor, incluso la katana japonesa que todavía portaba. El sufrimiento era tal que solo unos gritos que emitió para desahogarse funcionaron para curar su angustia. Desenvainando su espada y usando su técnica especial "Gatotsu" corto el árbol más cercano a la mitad maldiciendo con verdadero odio a Kenshin Himura.
*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+ El día amaneció soleado y Hajime Saitou despertó oliendo hierba fresca a su alrededor. Suponía se había quedado dormido de tanta angustia sufrida la noche anterior y ahora estaba en el medio del bosque con sus ojos hinchados y su mente despejada. Se dispuso a volver al campamento para saber sobre la salud de Okita. Camino lentamente y mientras lo hacia su mente se perdía en recuerdos de batallas. Battousai... Okita... sangre... gritos... lluvia... todo giraba a su alrededor como si estuviera pasando frente a sus ojos. Llego inconscientemente a su destino y antes de que pudiera reaccionar, Kashitarou Itou le salió al encuentro.
- Saitou, necesito hablar contigo ahora- dijo el consejero militar del Shinsengumi señalando una carpa cercana e indicando que lo siguiera.
- Lo siento Itou- sama pero no puedo ahora- se disculpo Saitou y camino en dirección a la enfermería.
- Saitou, espera ¡¡¡Regresa, es una orden!!!- grito el hombre enfurecido.
El Miburo no podía creerlo. Había desobedecido a un superior solo por... Okita. Ya de por si todos los que conocían a Hajime Saitou sabían que no le gustaba que le dieran ordenes y rara vez se sabia lo que le pasaba por la cabeza. Aun así no comprendía... ¿porque había dejado a Kashitarou Itou por ver al kumicho de la primera división?
Okita permanecía dormido pero no por eso mejor que la noche anterior. Se notaba una gran palidez en su rostro y un cuerpo desgastado y frágil como una hoja. Tampoco pudo evitar notar que la herida en su hombro izquierdo seguía sangrando. Aun así el doctor le dijo que estaría bien en unos días y que una vez recuperado necesitaría de toda su ayuda. Saitou se comprometió a cuidar de su amigo y salió de la carpa en dirección a la suya propia para pensar mejor algunas cosas. Vengaría a Okita, matando...
*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+ La noche había caído y Saitou no dejaba de pensar en su compañero. Okita siempre había sido su mano derecha. Desde que ambos se conocieron fueron amigos inseparables. Había que admitir que antes de marchar a la guerra pasaron sus buenos momentos juntos. Y había que destacar el hecho de que Okita siempre tenia muy buena suerte con las mujeres. Es que sus amplios color carmesí y su suave pelo amarronado le daban un toque casi magistral a su hermosa sonrisa. Su habilidad con la espada lo convertía en alguien muy popular y su aspecto físico en combinación con su carismática y tierna forma de ser lo hacían irresistible. Un suspiro escapo de la boca de Saitou y pensó en el rostro de su amigo con sus finos labios. Era tan atractivo y hermoso. ¡No! ¿Había pensado en su amigo como atractivo y hermoso? Si bien siempre lo había pensado así nunca imagino que le gustara como era.
De pronto la luz de la vela reflejo una sombra entrando a la carpa y la figura de Toshizou Hijikata fue visible a los ojos del miburo.
- ¿Podemos hablar?- pregunto cortésmente el vice- capitán del Shinsengumi.
- ¿Hablar de la guerra o me estas dando una orden "personal"?
- Hoy vengo como hombre, no como capitán. Así que me gustaría hablar de otra cosa que no fuera la guerra ¿Te parece bien?
- Como quieras "Toshí"- contesto Saitou de forma irónica ofreciéndole a Hijikata un lugar donde sentarse- ¿Quieres un poco de Sake*?
- Té, para mí esta bien- comento Hijitaka levantando su mano en forma de rechazo.
Saitou frunció el ceño.
- No sabía que eras abstemio.
- No lo soy, pero beber sake siempre me trae ganas de matar así que prefiero evitarlo cuando puedo. Pero veo que es tu bebida preferida ¿verdad?
- Así es. Y ¿ de qué querías hablarme?- dijo Saitou después de sentarse y comenzar a tomar apresuradamente.
- Hoy me disponía a mostrarle unos nuevos planos de nuestras próximas campañas a nuestro consejero militar cuando fui insultado por el mismo que al parecer había tenido un encuentro contigo. Dijo un montón de tonterías, entre ellas que habías preferido ver a Okita que hablar con él. Oí su versión, ahora me gustaría oír la tuya.
- Fue una estupidez. Ayer me perdí en el bosque- Saitou no quería ni mencionar la angustia que lo había invadido la noche anterior. Nunca seria sincero -y regresé esta mañana a ver como estaba la salud de Okita. No quería hablar con nadie, estaba... muy irritado y, bueno lo traté muy mal cuando él solo quería hablar conmigo.
- Ahora entiendo porque estaba tan alterado. Dime Saitou ¿Desde hace cuanto que conoces a Okita- san?
- Desde que entré a la escuela del maestro Kondou. Después de eso, nos hicimos amigos muy rápido, en realidad él se acerco a mí porque... bueno, yo deseaba estar solo pero ya conoces a Okita- kun haría cualquier cosa con esa sonrisa que tiene.
- Si, es el alma del grupo aun en situaciones difíciles. Creo que lo que le sucedió nos ha afectado a todos, y no porque él sea el capitán de la primera división, sino porque es Okita.
- Tienes razón, él es tan... embriagador como una botella de sake.
Hijitaka hizo un gesto de intriga y picardía a la vez. Era extraño que Hajime Saitou se expresara de esa manera con respecto a alguien. Si alguien lo escuchara hablar diría que se trata de halagos a su esposa pero estaba hablando de su mejor amigo ¿Cómo era posible? Tenia que comprobarlo de alguna manera.
- Saitou, tu sabes bien que con algunos preparativos para la emboscada que haremos en Kyoto mi tiempo es escaso y la verdad necesito pedirte un gran favor.
- Sabes que cuentas conmigo para los asuntos del gobierno- dijo Saitou poniendo una expresión muy seria
- Necesito que escribas y envíes una carta a la prometida de Okita- san. Una mujer llamada Akiko Tanaka que vive en los suburbios de Edo. Infórmale de la situación en la que se encuentra su "esposo" y pídele que ruegue por él.
- ¿Akiko Tanaka? ¿¡Esposa!?
A Saitou una extraña furia lo invadió. Pero no era la decepción por saber que Okita no había confiado en él para hablarle sobre ella. Sino que era un odio infinito hacia alguien que ni siquiera conocía. Sentía que ella lo alejaba de él, que atraía toda su atención y que él dejaría de ser "su" Okita- kun. Un momento... ¿Desde cuando Okita era de su propiedad? Nuevamente la duda... ¿Por que Okita le parecía extrañamente atractivo físicamente y a la vez lo quería tanto como para considerarlo suyo?
- ¿Qué te sucede, Saitou- san?- pregunto Hijitaka sorprendido.
- No puedo hacerlo. Discúlpame Hijitaka- san pero... simplemente no puedo- dijo Saitou sosteniéndose la cabeza ¿Qué diablos le sucedía con Soushi Okita?
- ¿Por qué?
- Ya te dije que no puedo hacerlo, ¡¡¡NO PUEDO!!!- grito furioso mas consigo mismo que con Hijitaka.
- No te preocupes, no tendrás que hacerlo porque Okita no esta comprometido. Era una broma, hasta los vice- capitanes tenemos derecho a una broma de amigos de vez en cuando- confeso Hijitaka lanzando una sonrisa despreocupada.
- ¿¡QUE DICES...!?- Saitou estaba mas que furioso. No solo había sido tan ingenuo de dejarse llevar por una estupidez, sino que además había sido vulnerable ante sus propios ¿sentimientos?
- Saitou- san, mis sospechas están comprobadas ahora. Creo, amigo, que debes empezar a ser sincero contigo mismo y hablar con Okita lo antes posible.
Hijitaka salió de la carpa pensando que su amigo necesitaba a alguien para aclarar su confusión. Nunca lo pensó de Saitou, pero la verdad era que le gustaba la idea de que él ocupara la mente en otra cosa que no fuera la guerra o... el Hitokiri Battousai. Saitou por su parte sintió que Hijitaka lo habia ayudado a sacar de su interior cosas que el nunca hubiera admitido por su orgullo. Pero le había dejado también una gran duda... ¿Estaba él, Hajime Saitou enamorado de su mejor amigo y compañero, Soushi Okita?
*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+ Ya habían pasado varios días desde que Saitou e Hijikata habían mantenido aquella conversación acerca de Okita y Hajime no lograba quitarse de la cabeza el consejo de su amigo. Él tenia razón, hablaría con su compañero... cuando despertara. Soushi llevaba todos esos días, inconsciente y solo hoy había demostrado un gesto de despertar. Bien por él ya que mañana seria la gran batalla. Había varios rumores de que la mujer de Battousai; Tomoe Yukishiro había sido asesinada. Pero lo increíble era que el mismo Himura la había asesinado. Particularmente a Saitou se le hacia muy sospechoso que la matara sin razón alguna. Porque sabia que sin lugar a dudas Himura la amaba.
Los pensamientos de Saitou fueron interrumpidos por la llegada de Sanosuke Harada, el kumicho de la décima división. El joven de aspecto despreocupado pero no por demás lindo, anuncio a Saitou con voz alta que Okita había pedido verlo personalmente. El lobo salió de la carpa en dirección a la enfermería preguntándose el motivo por el cual Okita lo había llamado e intentado, por otro lado, ocultar su emoción y su nerviosismo al ver a su amigo frente a frente después de descubrir lo que sentía por él.
Sin previo aviso entro en la enfermería y espero hasta que salieran todos de allí para dirigirse a su amigo. Le dio casi pena verlo en tan deplorable condición (especialmente por su palidez), pero se alegro de saber que por lo menos no estaba muerto y que incluso aun conservaba su buen humor.
- Saitou- san, siéntate a mi lado, por favor- suplico el chico con su acostumbrada sonrisa.
- Que suerte volver a verte en el mundo de los vivos, Okita- kun. Me alegra que te encuentres bien ahora, pero supongo que no te veré en la batalla de mañana ¿verdad?
- Por supuesto que estaré ahí!!! No me perdería por nada del mundo, ni siquiera por esta maldita enfermedad!!!- comento furioso pero no por eso perdiendo la sonrisa. - ¿ Para que me llamaste, Okita- kun?- pregunto Saitou con voz al borde de perder el control por los nervios.
- ¿Es que no puedo pasar tiempo con mi mejor amigo?- pregunto pícaro y soltando una risa que produjo que tosiera.
- No estas en condiciones de pelear ahora. Y yo, Okita -kun no deseo que te suceda nada malo porque... eres mi amigo- comentó el miburo. ¿Por qué no podía decírselo?
- Gracias, por tu preocupación pero sabes bien que para los Shinsengumi el principio fundamental es "nunca salir del camino del guerrero ni retirarse frente a un enemigo". No puedo dejar de ser fiel a mis principios.
- Okita, yo necesito decirte algo... por primera vez en toda mi vida tengo miedo....
- ¿Por... por que, Saitou- san?- pregunto Okita preocupado.
- Tengo miedo a tu reacción después de lo que voy a decirte...- Saitou tenia una voz ahogada como si su autoestima (la mayor de todo el escuadrón) estuviera siendo pisoteada.
- Habla con confianza Saitou- san porque nunca perderás mi amistad... ¡NUNCA!- dijo recalcando esta ultima palabra y haciendo que Hajime se sorprendiera. No evito sentirse intimidado como nunca antes.
- Okita- kun... desde hace un tiempo empecé a sentir... algo extraño y confuso hacia... ti. Te quiero Okita- kun, pero no como amigos, te quiero como... "algo" más. No te pido una respuesta ahora- dijo cuando vio la cara de sorpresa del joven.-, damela cuando estés listo- Saitou no evito que un ligero (muuuyyy ligero) rubor apareciera en sus mejillas, sin poder soportar la presión se dirigió a la puerta y sin escuchar los llamados de Okita que le suplicaba que volviera se dirigió nuevamente al bosque.
Okita estaba mas que sorprendido. Nunca hubiera imaginado que su amigo, su mejor amigo, Hajime Saitou estuviera enamorado de él. Pero ahora que lo pensaba bien, Saitou no estaba a la vanguardia de la perfección. Sus bien tornados músculos (por la practica intensiva de la esgrima y la técnica del Hiratsuki*) hacían de su cuerpo una escultura envidiable a la par de sus ojos rojos y su espeso cabello color negro azabache. Ahora era tiempo de pensar que sentía en realidad por su compañero, Hajime Saitou.
*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+ Aun no había amanecido cuando ya toda la tropa estaba reunida fuera de las carpas y marchaban hacia las cercanías de Kyoto. Saitou sintió nostalgia de volver a su ciudad pero pensó que era normal al ver a Shinpachi Nagakura y Kai Shimada tan nerviosos como él. Volteo la vista hacia la izquierda y diviso a Okita quien daba las ultimas instrucciones a su colega, Genzaburo Inoue. Okita al ver los ojos de Saitou clavados en el desvió la mirada y camino tratando de salir de su ángulo visual. Desde la confesión, Okita había estado evitando a Saitou en todo momento. Incluso cedió su lugar en la mesa (por supuesto junto a Hajime) a Kanryuusai Takeda.
Después de caminar durante horas la noche estaba cayendo y dentro de sus posibilidades buscaba a Okita entre los otros miembros del Shinsengumi. No tuvo éxito en su búsqueda y pronto termino por abandonarla al unirse su grupo con los Mimawarigumi, sus compañeros del ejercito shogunal.
La noche había caído en Kyoto, ahora la ciudad con aire de gritos y ríos de sangre. La batalla había comenzado y la primera división corría desesperadamente para ayudar a sus compañeros en las afueras de Kyoto. El olor a sangre mezclado que con sudor en la frente de Okita hacia que perdiera la noción de la realidad y corriera casi inconscientemente. Solo algo lo preocupaba en ese momento. ¿Estaría Saitou bien? Tenia que saberlo... tenia que llegar para poder confesarle sus sentimientos y darle una merecida respuesta. Estos pensamientos invadían la mente del joven cuando, de pronto frente a ellos apareció el Hitokiri Battousai...
- ¡Corran...!- dijo con voz áspera
- ¿¡Qué!?- contesto Yamasaki Susumu uno de los miembros mas destacados del Shinsegumi que aun no había sido nombrado para ser kumicho.
- Si corren salvaran sus vidas...sino...!!!
- ¡Cabello rojo...! ¡Y una cicatriz en la mejilla izquierda...!- comentaban entre ellos varios miburos.
- Así que tu eres el Hitokiri...- Okita se abrió paso por entre varios de sus subordinados y su dulce voz lo identifico inmediatamente.
- ¡Kumicho...!- exclamo Susumu.
Okita desenvaino rápidamente su espada mientras se dirigía con paso veloz hacia Kenshin. Sus espadas se encontraron rápidamente y, Okita quedo vulnerable a los ataques de Battousai, así que retrocedió y tomando velocidad con la espada volvió a arremeter contra su oponente quien respondió rápidamente evitando su golpe con un salto hacia atrás. Himura freno su caída y la katana pegada al hombro lanzo un zarpazo a Okita que apenas si pudo frenarlo. El Kumicho lanzo varios golpes al aire con su espada que Himura fácilmente esquivó hasta que logro rozar la espada de Battousai quien con fuerza la aparto de su lado. Okita ya no resistió la batalla y un vomito de sangre salió de su boca. El joven con cara de ángel trato de contenerse tapando su boca con su mano izquierda, pero ya todos habían sido testigos de malestar.
De pronto, una voz a sus espaldas hizo que Okita sintiera un escalofrió por todo su cuerpo. Era él... entonces si había sobrevivido a las batallas que había tenido antes de llegar allí. Y ahora estaba junto a él, apoyándolo. Hajime Saitou, el hombre que amaba Soushi Okita.
- Okita - kun, hazte a un lado.
- Saitou- san...
- Puedo oler su sangre. Y en la condición en que estas, no podrás detenerlo. Además, es hora de cumplir con mi venganza.
Okita lo miro confundido y agradecido a la vez ¿De qué venganza estaba hablando?
- Vamos- exclamo Saitou sosteniendo su espada en posición de lanzar su "Gatotsu".
Tenia ganas de cobrarse la deuda con Battousai por lo que este le había hecho a su amado Okita. Pero aunque lo odiara, Saitou no podía dejar de sentir un poco de lastima por la desgraciada vida de Himura. Esa mirada de odio y lastima, hacían que Kenshin se enfureciera; detestaba profundamente que le tuvieran lastima por la muerte de Tomoe. Quizás por eso también deseaba pelear con Saitou y agradecida su llegada. No quería lastimar a Okita porque él era vulnerable a cualquier ataque en su condición... igual que Tomoe con su angustia mental por la muerte de Kiyosato.
Después de unos cruces, el Hitokiri escapó y Saitou fue detenido por la mano de Toshizou Hijikata. El vice- capitán le señalo a un tumulto de Miburos reunidos alrededor de un cuerpo que estaba tirado en el piso. Los ojos de Saitou observaron con horror que se trataba de Okita. Sin duda la batalla con Battousai lo había debilitado mas de lo que hubiera podido resistir.
Tardaron mucho en llevarlo a un hospital cercano (considerando que solo eran cuatro hombres) y cuando lo hicieron de inmediato lo mantuvieron bajo la vigilancia de los mejores doctores. Saitou no pudo evitar pensar que este era el principio del fin.
*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+ Okita suplicaba con fervor que lo dejaran ver a Saitou. No soportaba la idea de que lo dejaran sin él y más aun, no poder darle la respuesta que Saitou tan ansiosamente esperaba. Solo hasta después de unas horas cuando la hemorragia había parado, Saitou pudo entrar a ver a su amado "amigo".
- No tienes mucha resistencia pero tienes mucha suerte Okita- kun. No estas muerto por milagro amigo y eso que estas en las ultimas- comento Saitou riendo.
- Estoy bien. No te preocupes, pero... quiero decirte que ya tengo una respuesta...- dijo Okita bajando la mirada para no encontrarse con los hermosos ojos de Saitou.
- ¿Y bien?- al miburo no le gustaba que le hicieran perder la paciencia con vueltas, quería una respuesta concisa.
- Quiero decirte Saitou- san que la única razón por la que he estado a tu lado todos estos años y no me he casado y abandonado el ejercito es porque te amo... TE AMO, Hajime Saitou!!!
Saitou se sintió satisfecho con esta respuesta pero no pudo evitar que una sonrisa se embozara en sus labios producto de la sorpresa. Sin pensarlo dos veces abrazó a Okita como si no quisiera dejarlo ir nunca. Okita fue mas allá y besó a Saitou como no había besado a nadie antes; con ternura y AMOR. Se besaron hasta que se quedaron sin aire y en ese momento Okita entrecerró sus ojos y embozo una sonrisa antes de sentir el aliento de su amigo y volver a besarlo. Saitou sintió que Okita dejo de corresponder su beso y se separó de él solo para ver a su amado con los ojos completamente cerrados y sin aliento...
*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+ El sol se mostraba resplandeciente y sus rayos penetraban directamente por entre las nubes. Un hombre de ojos bien cerrados caminaba por entre las tumbas con flores en su mano derecha y algo apretado en su mano izquierda. Su rostro había perdido cualquier gesto de alegría que le quedara después de la guerra. Cualquiera diría que había perdido a su amada e iba hacia su tumba a dejar las hermosas flores. Sin embargo el hombre se detuvo ante una tumba muy bien cuidada (mantenida por él, por supuesto) que marcaba una inscripción clara pero a la vez confusa.
Soushi Okita 1843-1868 Alumno prodigo, valiente espadachín y patriota. Descansa en paz. Tu maestro Kondou y tus compañeros.
Se detuvo antes de ver la parte inferior de la tumba que el mismo había mandado a tallar. Sintió nostalgia pero se contuvo de llorar, tenia que cumplir su promesa.
"A quien amo, aunque estés lejos, mas lejos que nadie; pienso en ti enredando sombras en la profunda soledad. Nunca te olvidaré. Te amo... gracias por darme tu amor. Hajime Saito"
- He estado pensando desde que llegamos aquí. El propósito de Aku Soku Zan* es pelear por otros, para proteger la felicidad con su fuerza y eliminar la maldad instantáneamente. Pensé en el objetivo de forjar una nueva era con mi espada. Creí que podía proteger a todos con mis propias manos. Ahora, sé que lo mejor que puedo hacer es proteger la vida que llevo. Y por fin me doy cuenta. Habiendo vivido contigo en estas montañas me he dado cuenta de la realidad. Ahora se porque peleaba en el pasado y porque peleare en el futuro. Esta es la respuesta que me has mostrado. Gracias, Okita- Kun
Una ligera brisa hizo que su cuerpo vibrara y sintió un peso sobre el hombro derecho que acepto con gusto. A su lado una figura de humo espeso; un espectro embozó una sonrisa.
- Sin la paz no puedes ser feliz, Saitou- san. Yo no soy tu felicidad, debes buscar la paz. Solo hasta el día de mi muerte pude comprender lo que sentiste por mí y cuanto haz sufrido. Tuviste que sufrir todo esto... debe haber sido duro para ti pero no te quejaste. Debiste haberme odiado también, pero al final me cuidaste y me hiciste amarte. Ya no sufras mas, esta es mi manera de purgar por mis crímenes... tú, debes encontrar la tuya. Por todas las personas que mate y por todas las que murieron por protegerme. Creo que será duro para ti pero estarás bien. Recuerda que siempre estaré contigo, recuerda mi cálido amor y podrás lograr todo lo que quieras. Tengo que irme... pero este momento... pasémoslos juntos... Saitou- san...
El hombre se fue dejando atrás la tumba del ser que más había amado. Había dejado sobre la tumba un relicario con su fotografía. Sentía un gran alivio y ya no se sentía solo. Era una sensación extraña pero a la vez reconfortante. Ahora, no solo se veía a un hombre que ocultaba su mirada al mundo... ahora se veía a un hombre y a una sombra caminando por un mismo camino.
Fin
N/a: Bueno me alegra terminar este fic (mi primer yaoi!!). Dedicado a Megumi que le encantan estos fics y a Tsubasa por ayudarme en todo. Beshios y beshitos para todos,
Battousai Tomoe....
PD: Dejen Reviews!!!!!!
Sake: Bebida alcohólica Hiratsuki: Técnica usada por el shinsengumi e inventada por Toshizou Hijitaka Aku Soku Zan: Matar a la maldad instantáneamente, la teoría de Saitou al momento de pelear
*+* mi traicion forjo una era... everything i do i do it for you... *+*
Pero aun así solo un hombre en toda la tropa sabia la verdad de todo. Sabia que estaba enfermo de tuberculosis pero seguía sin poder aceptar esa horrible realidad.
Otro grito, y otro... y otro... ya iban cinco y cada uno retumbaba en su cabeza tan fuerte como una campana de catedral. Tapo sus oídos y hundió su cabeza en sus rodillas suplicando que esto terminara lo mas pronto posible. Ya no soportaba escuchar la voz de Soushi Okita ahogada por un grito que demostraban tanto dolor. Pero sin lugar a dudas lo que más le afectaba era el remordimiento de su mente. Había tenido la oportunidad de salvarlo, a él... y su orgullo se lo impidió.
(Saitou 's flashback)
- Okita, mejor déjamelo a mí
- No te preocupes. Después de todo soy el capitán de la primera división del Shinsengumi.
- Pero estas mal de los pulmones ¿no?
- ¿¡ Como...!?
- No tengo los ojos tan cerrados. Al Hitokiri Battousai lo va a matar Hajime Saito, kumicho de la tercera división. Vamos, Battousai!!!
La lucha dejó ver que ambos contendientes estaban bien entrenados. Las espadas rozaban continuamente y rara vez golpeaban los cuerpos de manera profunda. Aun así siempre lo que cuenta es defender el honor y lastimar (o matar) al oponente. Quizás esto ultimo es lo que hizo que el Hitokiri Battousai usara una técnica que juro nunca usar contra un oponente que fuera tan fuerte como él. El honor de su nombre quedaría deshonrado, pero ahora ya no importaba. Ser el Hitokiri era ya un titulo sin valor, lo único que le interesaba ahora era volver al lado de su amada esposa, Tomoe Yukishiro. Los pensamientos de Kenshin Himura quedaron cubiertos con la ira de Battousai y...
- RYU TSUI SEN!!!
El efecto de la ráfaga de la espada lanzada hacia Saitou fue devastador. Si bien este logro esquivarla con gran esfuerzo y un poco de suerte; Okita no había tenido la oportunidad de resistirse al golpe y la espada no tuvo compasión al clavarse en su hombro izquierdo, muy cerca de su corazón. Sus ojos salieron de sus orbitas y mucha sangre salió de su boca al tiempo que caía formando un charco enorme color rojizo tan pronto toco el suelo.
Saitou estaba sin aliento ante lo ocurrido, e inconscientemente una lagrima se deslizo por su mejilla dando paso a muchas más. No podía explicar el sentimiento de tristeza que le invadía en ese momento al ver a Soushi Okita ahí. Era una culpa que hacia que su corazón se estrujara. Tuvo la oportunidad de parar la pelea con Battousai y no lo hizo, tuvo la oportunidad de frenar el ataque con su cuerpo y no lo hizo. TUVO la oportunidad y la dejo ir por su estúpido orgullo.
Okita todavía estaba con vida aunque respiraba agitadamente y la sangre seguía saliendo a chorros por su herida. Definitivamente estaba al borde de la muerte...
(Fin del flash back)
El décimo grito que profirió el joven Soushi fue el detonante para que Saitou ya no soportara mas y saliera corriendo sin dar explicaciones a nadie acerca de a donde iría o que le sucedía. Corrió hasta que quedarse sin aliento y sé sentó bajo un árbol a llorar amargamente mientras la lluvia cubría por completo su cuerpo y hacia que su rostro pareciera todavía más sombrío. Los relámpagos iluminaban todo a su alrededor, incluso la katana japonesa que todavía portaba. El sufrimiento era tal que solo unos gritos que emitió para desahogarse funcionaron para curar su angustia. Desenvainando su espada y usando su técnica especial "Gatotsu" corto el árbol más cercano a la mitad maldiciendo con verdadero odio a Kenshin Himura.
*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+ El día amaneció soleado y Hajime Saitou despertó oliendo hierba fresca a su alrededor. Suponía se había quedado dormido de tanta angustia sufrida la noche anterior y ahora estaba en el medio del bosque con sus ojos hinchados y su mente despejada. Se dispuso a volver al campamento para saber sobre la salud de Okita. Camino lentamente y mientras lo hacia su mente se perdía en recuerdos de batallas. Battousai... Okita... sangre... gritos... lluvia... todo giraba a su alrededor como si estuviera pasando frente a sus ojos. Llego inconscientemente a su destino y antes de que pudiera reaccionar, Kashitarou Itou le salió al encuentro.
- Saitou, necesito hablar contigo ahora- dijo el consejero militar del Shinsengumi señalando una carpa cercana e indicando que lo siguiera.
- Lo siento Itou- sama pero no puedo ahora- se disculpo Saitou y camino en dirección a la enfermería.
- Saitou, espera ¡¡¡Regresa, es una orden!!!- grito el hombre enfurecido.
El Miburo no podía creerlo. Había desobedecido a un superior solo por... Okita. Ya de por si todos los que conocían a Hajime Saitou sabían que no le gustaba que le dieran ordenes y rara vez se sabia lo que le pasaba por la cabeza. Aun así no comprendía... ¿porque había dejado a Kashitarou Itou por ver al kumicho de la primera división?
Okita permanecía dormido pero no por eso mejor que la noche anterior. Se notaba una gran palidez en su rostro y un cuerpo desgastado y frágil como una hoja. Tampoco pudo evitar notar que la herida en su hombro izquierdo seguía sangrando. Aun así el doctor le dijo que estaría bien en unos días y que una vez recuperado necesitaría de toda su ayuda. Saitou se comprometió a cuidar de su amigo y salió de la carpa en dirección a la suya propia para pensar mejor algunas cosas. Vengaría a Okita, matando...
*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+ La noche había caído y Saitou no dejaba de pensar en su compañero. Okita siempre había sido su mano derecha. Desde que ambos se conocieron fueron amigos inseparables. Había que admitir que antes de marchar a la guerra pasaron sus buenos momentos juntos. Y había que destacar el hecho de que Okita siempre tenia muy buena suerte con las mujeres. Es que sus amplios color carmesí y su suave pelo amarronado le daban un toque casi magistral a su hermosa sonrisa. Su habilidad con la espada lo convertía en alguien muy popular y su aspecto físico en combinación con su carismática y tierna forma de ser lo hacían irresistible. Un suspiro escapo de la boca de Saitou y pensó en el rostro de su amigo con sus finos labios. Era tan atractivo y hermoso. ¡No! ¿Había pensado en su amigo como atractivo y hermoso? Si bien siempre lo había pensado así nunca imagino que le gustara como era.
De pronto la luz de la vela reflejo una sombra entrando a la carpa y la figura de Toshizou Hijikata fue visible a los ojos del miburo.
- ¿Podemos hablar?- pregunto cortésmente el vice- capitán del Shinsengumi.
- ¿Hablar de la guerra o me estas dando una orden "personal"?
- Hoy vengo como hombre, no como capitán. Así que me gustaría hablar de otra cosa que no fuera la guerra ¿Te parece bien?
- Como quieras "Toshí"- contesto Saitou de forma irónica ofreciéndole a Hijikata un lugar donde sentarse- ¿Quieres un poco de Sake*?
- Té, para mí esta bien- comento Hijitaka levantando su mano en forma de rechazo.
Saitou frunció el ceño.
- No sabía que eras abstemio.
- No lo soy, pero beber sake siempre me trae ganas de matar así que prefiero evitarlo cuando puedo. Pero veo que es tu bebida preferida ¿verdad?
- Así es. Y ¿ de qué querías hablarme?- dijo Saitou después de sentarse y comenzar a tomar apresuradamente.
- Hoy me disponía a mostrarle unos nuevos planos de nuestras próximas campañas a nuestro consejero militar cuando fui insultado por el mismo que al parecer había tenido un encuentro contigo. Dijo un montón de tonterías, entre ellas que habías preferido ver a Okita que hablar con él. Oí su versión, ahora me gustaría oír la tuya.
- Fue una estupidez. Ayer me perdí en el bosque- Saitou no quería ni mencionar la angustia que lo había invadido la noche anterior. Nunca seria sincero -y regresé esta mañana a ver como estaba la salud de Okita. No quería hablar con nadie, estaba... muy irritado y, bueno lo traté muy mal cuando él solo quería hablar conmigo.
- Ahora entiendo porque estaba tan alterado. Dime Saitou ¿Desde hace cuanto que conoces a Okita- san?
- Desde que entré a la escuela del maestro Kondou. Después de eso, nos hicimos amigos muy rápido, en realidad él se acerco a mí porque... bueno, yo deseaba estar solo pero ya conoces a Okita- kun haría cualquier cosa con esa sonrisa que tiene.
- Si, es el alma del grupo aun en situaciones difíciles. Creo que lo que le sucedió nos ha afectado a todos, y no porque él sea el capitán de la primera división, sino porque es Okita.
- Tienes razón, él es tan... embriagador como una botella de sake.
Hijitaka hizo un gesto de intriga y picardía a la vez. Era extraño que Hajime Saitou se expresara de esa manera con respecto a alguien. Si alguien lo escuchara hablar diría que se trata de halagos a su esposa pero estaba hablando de su mejor amigo ¿Cómo era posible? Tenia que comprobarlo de alguna manera.
- Saitou, tu sabes bien que con algunos preparativos para la emboscada que haremos en Kyoto mi tiempo es escaso y la verdad necesito pedirte un gran favor.
- Sabes que cuentas conmigo para los asuntos del gobierno- dijo Saitou poniendo una expresión muy seria
- Necesito que escribas y envíes una carta a la prometida de Okita- san. Una mujer llamada Akiko Tanaka que vive en los suburbios de Edo. Infórmale de la situación en la que se encuentra su "esposo" y pídele que ruegue por él.
- ¿Akiko Tanaka? ¿¡Esposa!?
A Saitou una extraña furia lo invadió. Pero no era la decepción por saber que Okita no había confiado en él para hablarle sobre ella. Sino que era un odio infinito hacia alguien que ni siquiera conocía. Sentía que ella lo alejaba de él, que atraía toda su atención y que él dejaría de ser "su" Okita- kun. Un momento... ¿Desde cuando Okita era de su propiedad? Nuevamente la duda... ¿Por que Okita le parecía extrañamente atractivo físicamente y a la vez lo quería tanto como para considerarlo suyo?
- ¿Qué te sucede, Saitou- san?- pregunto Hijitaka sorprendido.
- No puedo hacerlo. Discúlpame Hijitaka- san pero... simplemente no puedo- dijo Saitou sosteniéndose la cabeza ¿Qué diablos le sucedía con Soushi Okita?
- ¿Por qué?
- Ya te dije que no puedo hacerlo, ¡¡¡NO PUEDO!!!- grito furioso mas consigo mismo que con Hijitaka.
- No te preocupes, no tendrás que hacerlo porque Okita no esta comprometido. Era una broma, hasta los vice- capitanes tenemos derecho a una broma de amigos de vez en cuando- confeso Hijitaka lanzando una sonrisa despreocupada.
- ¿¡QUE DICES...!?- Saitou estaba mas que furioso. No solo había sido tan ingenuo de dejarse llevar por una estupidez, sino que además había sido vulnerable ante sus propios ¿sentimientos?
- Saitou- san, mis sospechas están comprobadas ahora. Creo, amigo, que debes empezar a ser sincero contigo mismo y hablar con Okita lo antes posible.
Hijitaka salió de la carpa pensando que su amigo necesitaba a alguien para aclarar su confusión. Nunca lo pensó de Saitou, pero la verdad era que le gustaba la idea de que él ocupara la mente en otra cosa que no fuera la guerra o... el Hitokiri Battousai. Saitou por su parte sintió que Hijitaka lo habia ayudado a sacar de su interior cosas que el nunca hubiera admitido por su orgullo. Pero le había dejado también una gran duda... ¿Estaba él, Hajime Saitou enamorado de su mejor amigo y compañero, Soushi Okita?
*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+ Ya habían pasado varios días desde que Saitou e Hijikata habían mantenido aquella conversación acerca de Okita y Hajime no lograba quitarse de la cabeza el consejo de su amigo. Él tenia razón, hablaría con su compañero... cuando despertara. Soushi llevaba todos esos días, inconsciente y solo hoy había demostrado un gesto de despertar. Bien por él ya que mañana seria la gran batalla. Había varios rumores de que la mujer de Battousai; Tomoe Yukishiro había sido asesinada. Pero lo increíble era que el mismo Himura la había asesinado. Particularmente a Saitou se le hacia muy sospechoso que la matara sin razón alguna. Porque sabia que sin lugar a dudas Himura la amaba.
Los pensamientos de Saitou fueron interrumpidos por la llegada de Sanosuke Harada, el kumicho de la décima división. El joven de aspecto despreocupado pero no por demás lindo, anuncio a Saitou con voz alta que Okita había pedido verlo personalmente. El lobo salió de la carpa en dirección a la enfermería preguntándose el motivo por el cual Okita lo había llamado e intentado, por otro lado, ocultar su emoción y su nerviosismo al ver a su amigo frente a frente después de descubrir lo que sentía por él.
Sin previo aviso entro en la enfermería y espero hasta que salieran todos de allí para dirigirse a su amigo. Le dio casi pena verlo en tan deplorable condición (especialmente por su palidez), pero se alegro de saber que por lo menos no estaba muerto y que incluso aun conservaba su buen humor.
- Saitou- san, siéntate a mi lado, por favor- suplico el chico con su acostumbrada sonrisa.
- Que suerte volver a verte en el mundo de los vivos, Okita- kun. Me alegra que te encuentres bien ahora, pero supongo que no te veré en la batalla de mañana ¿verdad?
- Por supuesto que estaré ahí!!! No me perdería por nada del mundo, ni siquiera por esta maldita enfermedad!!!- comento furioso pero no por eso perdiendo la sonrisa. - ¿ Para que me llamaste, Okita- kun?- pregunto Saitou con voz al borde de perder el control por los nervios.
- ¿Es que no puedo pasar tiempo con mi mejor amigo?- pregunto pícaro y soltando una risa que produjo que tosiera.
- No estas en condiciones de pelear ahora. Y yo, Okita -kun no deseo que te suceda nada malo porque... eres mi amigo- comentó el miburo. ¿Por qué no podía decírselo?
- Gracias, por tu preocupación pero sabes bien que para los Shinsengumi el principio fundamental es "nunca salir del camino del guerrero ni retirarse frente a un enemigo". No puedo dejar de ser fiel a mis principios.
- Okita, yo necesito decirte algo... por primera vez en toda mi vida tengo miedo....
- ¿Por... por que, Saitou- san?- pregunto Okita preocupado.
- Tengo miedo a tu reacción después de lo que voy a decirte...- Saitou tenia una voz ahogada como si su autoestima (la mayor de todo el escuadrón) estuviera siendo pisoteada.
- Habla con confianza Saitou- san porque nunca perderás mi amistad... ¡NUNCA!- dijo recalcando esta ultima palabra y haciendo que Hajime se sorprendiera. No evito sentirse intimidado como nunca antes.
- Okita- kun... desde hace un tiempo empecé a sentir... algo extraño y confuso hacia... ti. Te quiero Okita- kun, pero no como amigos, te quiero como... "algo" más. No te pido una respuesta ahora- dijo cuando vio la cara de sorpresa del joven.-, damela cuando estés listo- Saitou no evito que un ligero (muuuyyy ligero) rubor apareciera en sus mejillas, sin poder soportar la presión se dirigió a la puerta y sin escuchar los llamados de Okita que le suplicaba que volviera se dirigió nuevamente al bosque.
Okita estaba mas que sorprendido. Nunca hubiera imaginado que su amigo, su mejor amigo, Hajime Saitou estuviera enamorado de él. Pero ahora que lo pensaba bien, Saitou no estaba a la vanguardia de la perfección. Sus bien tornados músculos (por la practica intensiva de la esgrima y la técnica del Hiratsuki*) hacían de su cuerpo una escultura envidiable a la par de sus ojos rojos y su espeso cabello color negro azabache. Ahora era tiempo de pensar que sentía en realidad por su compañero, Hajime Saitou.
*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+ Aun no había amanecido cuando ya toda la tropa estaba reunida fuera de las carpas y marchaban hacia las cercanías de Kyoto. Saitou sintió nostalgia de volver a su ciudad pero pensó que era normal al ver a Shinpachi Nagakura y Kai Shimada tan nerviosos como él. Volteo la vista hacia la izquierda y diviso a Okita quien daba las ultimas instrucciones a su colega, Genzaburo Inoue. Okita al ver los ojos de Saitou clavados en el desvió la mirada y camino tratando de salir de su ángulo visual. Desde la confesión, Okita había estado evitando a Saitou en todo momento. Incluso cedió su lugar en la mesa (por supuesto junto a Hajime) a Kanryuusai Takeda.
Después de caminar durante horas la noche estaba cayendo y dentro de sus posibilidades buscaba a Okita entre los otros miembros del Shinsengumi. No tuvo éxito en su búsqueda y pronto termino por abandonarla al unirse su grupo con los Mimawarigumi, sus compañeros del ejercito shogunal.
La noche había caído en Kyoto, ahora la ciudad con aire de gritos y ríos de sangre. La batalla había comenzado y la primera división corría desesperadamente para ayudar a sus compañeros en las afueras de Kyoto. El olor a sangre mezclado que con sudor en la frente de Okita hacia que perdiera la noción de la realidad y corriera casi inconscientemente. Solo algo lo preocupaba en ese momento. ¿Estaría Saitou bien? Tenia que saberlo... tenia que llegar para poder confesarle sus sentimientos y darle una merecida respuesta. Estos pensamientos invadían la mente del joven cuando, de pronto frente a ellos apareció el Hitokiri Battousai...
- ¡Corran...!- dijo con voz áspera
- ¿¡Qué!?- contesto Yamasaki Susumu uno de los miembros mas destacados del Shinsegumi que aun no había sido nombrado para ser kumicho.
- Si corren salvaran sus vidas...sino...!!!
- ¡Cabello rojo...! ¡Y una cicatriz en la mejilla izquierda...!- comentaban entre ellos varios miburos.
- Así que tu eres el Hitokiri...- Okita se abrió paso por entre varios de sus subordinados y su dulce voz lo identifico inmediatamente.
- ¡Kumicho...!- exclamo Susumu.
Okita desenvaino rápidamente su espada mientras se dirigía con paso veloz hacia Kenshin. Sus espadas se encontraron rápidamente y, Okita quedo vulnerable a los ataques de Battousai, así que retrocedió y tomando velocidad con la espada volvió a arremeter contra su oponente quien respondió rápidamente evitando su golpe con un salto hacia atrás. Himura freno su caída y la katana pegada al hombro lanzo un zarpazo a Okita que apenas si pudo frenarlo. El Kumicho lanzo varios golpes al aire con su espada que Himura fácilmente esquivó hasta que logro rozar la espada de Battousai quien con fuerza la aparto de su lado. Okita ya no resistió la batalla y un vomito de sangre salió de su boca. El joven con cara de ángel trato de contenerse tapando su boca con su mano izquierda, pero ya todos habían sido testigos de malestar.
De pronto, una voz a sus espaldas hizo que Okita sintiera un escalofrió por todo su cuerpo. Era él... entonces si había sobrevivido a las batallas que había tenido antes de llegar allí. Y ahora estaba junto a él, apoyándolo. Hajime Saitou, el hombre que amaba Soushi Okita.
- Okita - kun, hazte a un lado.
- Saitou- san...
- Puedo oler su sangre. Y en la condición en que estas, no podrás detenerlo. Además, es hora de cumplir con mi venganza.
Okita lo miro confundido y agradecido a la vez ¿De qué venganza estaba hablando?
- Vamos- exclamo Saitou sosteniendo su espada en posición de lanzar su "Gatotsu".
Tenia ganas de cobrarse la deuda con Battousai por lo que este le había hecho a su amado Okita. Pero aunque lo odiara, Saitou no podía dejar de sentir un poco de lastima por la desgraciada vida de Himura. Esa mirada de odio y lastima, hacían que Kenshin se enfureciera; detestaba profundamente que le tuvieran lastima por la muerte de Tomoe. Quizás por eso también deseaba pelear con Saitou y agradecida su llegada. No quería lastimar a Okita porque él era vulnerable a cualquier ataque en su condición... igual que Tomoe con su angustia mental por la muerte de Kiyosato.
Después de unos cruces, el Hitokiri escapó y Saitou fue detenido por la mano de Toshizou Hijikata. El vice- capitán le señalo a un tumulto de Miburos reunidos alrededor de un cuerpo que estaba tirado en el piso. Los ojos de Saitou observaron con horror que se trataba de Okita. Sin duda la batalla con Battousai lo había debilitado mas de lo que hubiera podido resistir.
Tardaron mucho en llevarlo a un hospital cercano (considerando que solo eran cuatro hombres) y cuando lo hicieron de inmediato lo mantuvieron bajo la vigilancia de los mejores doctores. Saitou no pudo evitar pensar que este era el principio del fin.
*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+ Okita suplicaba con fervor que lo dejaran ver a Saitou. No soportaba la idea de que lo dejaran sin él y más aun, no poder darle la respuesta que Saitou tan ansiosamente esperaba. Solo hasta después de unas horas cuando la hemorragia había parado, Saitou pudo entrar a ver a su amado "amigo".
- No tienes mucha resistencia pero tienes mucha suerte Okita- kun. No estas muerto por milagro amigo y eso que estas en las ultimas- comento Saitou riendo.
- Estoy bien. No te preocupes, pero... quiero decirte que ya tengo una respuesta...- dijo Okita bajando la mirada para no encontrarse con los hermosos ojos de Saitou.
- ¿Y bien?- al miburo no le gustaba que le hicieran perder la paciencia con vueltas, quería una respuesta concisa.
- Quiero decirte Saitou- san que la única razón por la que he estado a tu lado todos estos años y no me he casado y abandonado el ejercito es porque te amo... TE AMO, Hajime Saitou!!!
Saitou se sintió satisfecho con esta respuesta pero no pudo evitar que una sonrisa se embozara en sus labios producto de la sorpresa. Sin pensarlo dos veces abrazó a Okita como si no quisiera dejarlo ir nunca. Okita fue mas allá y besó a Saitou como no había besado a nadie antes; con ternura y AMOR. Se besaron hasta que se quedaron sin aire y en ese momento Okita entrecerró sus ojos y embozo una sonrisa antes de sentir el aliento de su amigo y volver a besarlo. Saitou sintió que Okita dejo de corresponder su beso y se separó de él solo para ver a su amado con los ojos completamente cerrados y sin aliento...
*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+ El sol se mostraba resplandeciente y sus rayos penetraban directamente por entre las nubes. Un hombre de ojos bien cerrados caminaba por entre las tumbas con flores en su mano derecha y algo apretado en su mano izquierda. Su rostro había perdido cualquier gesto de alegría que le quedara después de la guerra. Cualquiera diría que había perdido a su amada e iba hacia su tumba a dejar las hermosas flores. Sin embargo el hombre se detuvo ante una tumba muy bien cuidada (mantenida por él, por supuesto) que marcaba una inscripción clara pero a la vez confusa.
Soushi Okita 1843-1868 Alumno prodigo, valiente espadachín y patriota. Descansa en paz. Tu maestro Kondou y tus compañeros.
Se detuvo antes de ver la parte inferior de la tumba que el mismo había mandado a tallar. Sintió nostalgia pero se contuvo de llorar, tenia que cumplir su promesa.
"A quien amo, aunque estés lejos, mas lejos que nadie; pienso en ti enredando sombras en la profunda soledad. Nunca te olvidaré. Te amo... gracias por darme tu amor. Hajime Saito"
- He estado pensando desde que llegamos aquí. El propósito de Aku Soku Zan* es pelear por otros, para proteger la felicidad con su fuerza y eliminar la maldad instantáneamente. Pensé en el objetivo de forjar una nueva era con mi espada. Creí que podía proteger a todos con mis propias manos. Ahora, sé que lo mejor que puedo hacer es proteger la vida que llevo. Y por fin me doy cuenta. Habiendo vivido contigo en estas montañas me he dado cuenta de la realidad. Ahora se porque peleaba en el pasado y porque peleare en el futuro. Esta es la respuesta que me has mostrado. Gracias, Okita- Kun
Una ligera brisa hizo que su cuerpo vibrara y sintió un peso sobre el hombro derecho que acepto con gusto. A su lado una figura de humo espeso; un espectro embozó una sonrisa.
- Sin la paz no puedes ser feliz, Saitou- san. Yo no soy tu felicidad, debes buscar la paz. Solo hasta el día de mi muerte pude comprender lo que sentiste por mí y cuanto haz sufrido. Tuviste que sufrir todo esto... debe haber sido duro para ti pero no te quejaste. Debiste haberme odiado también, pero al final me cuidaste y me hiciste amarte. Ya no sufras mas, esta es mi manera de purgar por mis crímenes... tú, debes encontrar la tuya. Por todas las personas que mate y por todas las que murieron por protegerme. Creo que será duro para ti pero estarás bien. Recuerda que siempre estaré contigo, recuerda mi cálido amor y podrás lograr todo lo que quieras. Tengo que irme... pero este momento... pasémoslos juntos... Saitou- san...
El hombre se fue dejando atrás la tumba del ser que más había amado. Había dejado sobre la tumba un relicario con su fotografía. Sentía un gran alivio y ya no se sentía solo. Era una sensación extraña pero a la vez reconfortante. Ahora, no solo se veía a un hombre que ocultaba su mirada al mundo... ahora se veía a un hombre y a una sombra caminando por un mismo camino.
Fin
N/a: Bueno me alegra terminar este fic (mi primer yaoi!!). Dedicado a Megumi que le encantan estos fics y a Tsubasa por ayudarme en todo. Beshios y beshitos para todos,
Battousai Tomoe....
PD: Dejen Reviews!!!!!!
Sake: Bebida alcohólica Hiratsuki: Técnica usada por el shinsengumi e inventada por Toshizou Hijitaka Aku Soku Zan: Matar a la maldad instantáneamente, la teoría de Saitou al momento de pelear
*+* mi traicion forjo una era... everything i do i do it for you... *+*
