Capitulo 5: Admitiendo verdades (primera parte)

La mujer de cabellos negro recogidos en un peinado tradicional palideció mas de lo normal al ver a Soushi Okita frente a ella, mas solo fue la primera impresión porque comprendió al instante que estaba soñando.

- Hola Tokyo...

- ¿Eres en verdad Okita, el capitán de la primera división del Shinsengumi?

Okita solo desvió la mirada ofendido pero aun así se acercó a la mujer con cautela.

-¿Es usted la actual dueña del corazón de Hajime Saitou?

- Soy su esposa

- Eso no responde a mi pregunta Tokyo- la mujer lo miró desconfiadamente y embozó una sonrisa burlona. Si era su esposa obviamente no se habían casado por nada.

- El corazón de un espadachín no es mas que de su propio ideal de vida- la mujer contestó francamente y Okita pudo ver a Tomoe en la figura de la mujer.

- Te equivocas. Saitou ha optado por entregar su corazón a su espada porque el verdadero dueño de su corazón ya no está con él.

- ¿A que te refieres con "Dueño"?

- Lo que viste antes no fue un sueño. Solamente te mostré los momentos que pasé junto a Saitou cuando éramos parte del Shinsengumi. Yo lo amo Tokyo, y él... también a mí; te lo aseguro- la morocha no pudo haber reaccionado peor y por un momento Okita pensó que se desmayaría. Sin embargo Tokyo permaneció firme con una expresión enfadada.

- Estas loco!!! No te atrevas a tratar a mi marido de...

- Entiendo que no lo creas de mí, pero él mismo te lo dirá si se lo preguntas- Okita tenia una expresión fría total y Tokio pareció mostrar duda ante la seguridad del chico

-Estás mintiendo!!!- la mujer se agarró enloquecidamente la cabeza intentando no creer nada de lo que estaba sucediendo.

- Muy pronto Tokyo te darás cuenta de todo. Y si en verdad lo amas, déjalo o alguien vendrá para quitártelo- Okita decidió finalizar el sueño dejando a la mujer respirando agitadamente en la cama con sudor frío corriendo por su cuerpo. Volteo a ver el futón de su marido y estaba vacío...

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Después de haber tomado el té con Soujiro, Hajime Saitou deambuló por Kyoto. Que gran ventaja tenia siendo policía. Su esposa pediría explicación del por que de su retraso y él podría justificarse. "Trabajo, querida...trabajo" era la frase de Saitou para ese momento de paranoia. La repitió varias veces intentando convencerse así mismo mas que a Tokyo.

Necesitaba poner la cabeza en blanco y el corazón de piedra. La mascara tenia que ponerse una vez más. Una mascara que pensó no volvería usar después de sus sentimientos por Okita.

- Mi pequeño Okita- kun- un suspiro salió de su boca y se abrazó a sí mismo intentando alivianar su dolor. Cerró los ojos estirando su cuerpo hacia el cielo como esperando que Dios se compadeciera de él y lo enviara a visitar el paraíso. Se puso en puntas de pie pero nada sucedió. La decepción (un sentimiento que aparecía poco en la mente del Miburo) lo inundó y entonces lo comprendió todo, solo los muertos podían ir al cielo.

Solo los muertos...

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Kenshin Himura despertó de repente con el sonido del cantar de un ruiseñor. Pareció confundido por un momento hasta que vio a su alrededor. Todo estaba normal, se encontraba en su habitación en el Dojo Kamiya. Aun somnoliento miró fijamente su sakabatou.

- Un sueño... un maldito sueño...- dijo y cerró sus ojos al tiempo que desviaba la vista. A los pocos metros estaba la pista de su error. Entonces nada había sido un sueño...Tomoe no era una ilusión y definitivamente había una promesa que cumplir.

Una flor de Iris. Su mente pareció volver al pasado al recordar que la señora de la posada Ikedaya había comparado a Tomoe con esa flor. También recordó el embriagador aroma a ciruelo blanco de la noche anterior.

Salió al pasillo con la flor aun en su mano derecha y vio a Yahiko barriendo las pocas hojas que la primavera dejaba caer.

- Muy buenos días Kenshin-el chico saludó con entusiasmo.

- Yahiko, debo salir a atender un asunto importante. Encárgate de Kaoru ¿quieres?- el espadachín no le dio tiempo al niño para contestar y con semblante triste salió por la puerta.

Caminó por las fluidas calles de Tokio esperando no encontrar a nadie conocido. Nadie estaba prestando atención a ese pobre hombre de dos cicatrices... la de su mejilla izquierda y la de su corazón.

Llego a un templo cercano y no supo como su subconsciente lo llevo al altar principal. La figura de buda frente a él lo inspiró para tomar una decisión.

- ¿Qué debo hacer?

- Solo tu puedes decidirlo, él no te responderá- una sacerdotisa estaba tras de él dándole la bienvenida con una reverencia. Él respondió y casi al instante sintió un nudo en la garganta.

- Siento haberme metido sin preguntar.

- No te preocupes, se nota que estás preocupado. Dentro de ti sabes la respuesta a la pregunta. Ve y búscala- Kenshin pasó al lado de la chica y partió a recorrer Tokio en busca de un hombre, no sin antes hablar con Tomoe.

- Estoy listo Tomoe, acepto un pacto contigo.

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Las cálidas lagrimas resbalaban por su hermoso rostro. Lloraba tan inocentemente y las gotas caían por sus labios tan dulcemente que era el objetivo perfecto de cualquiera que quisiera un dios a su lado. Soushi Okita se vio a sí mismo sobre una blanca nube consolado por la sola compañía de su amiga.

- ¿Te das cuenta de lo que hice Tomoe-san?

- No te angusties Okita. La verdad duele siempre- la chica secó las lagrimas del frágil ángel

- Pero yo...

- No podía seguir mintiéndose a si misma ni a Saitou. Es hora de que todo suceda- la chica sonrio ampliamente y Okits dejó de llorar.

- ¿A que te refieres Tomoe-san?- la voz del chico parecía emocionada

- A que vuelvas a vivir una vida en la tierra y así puedas hablar en Saitou siendo de carne y hueso.

- Pero eso es imposible, yo ya estoy muerto- el chico deshizo la ilusión

- No te preocupes, hay un pacto que nos hará felices a los dos.

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Las botellas de Sake lo rodeaban. Ya no le importaba que le dieran ganas de matar después de tomar, quería encontrar un alivio al dolor. Era o emborracharse hasta no recordar nada o usar su capacidad de matar para suicidarse. Apenas se podía sostener en pie. Escucho pasos a su alrededor y comentarios ofensivos hacia él. No supo cuando fue que cayó al piso llorando.

- Ya no puedo mas...Okita...- una lagrima escapó seguida por unas pocas mas.

Mas pasos. Un hombre se acercó y Saitou esperó otro insulto de su parte sin embargo el hombre lo ayudó a ponerse de rodillas mientras posaba sus labios mojados con lagrimas sobre los de Saitou. El hombre no podía respirar otra cosa que el aroma embriagador conocido de tiempo atrás.

El aroma de Okita...

N/A: Ok, me ha quedado fatal y el que haya entendido este capitulo pues bendito sea!!! Bueno, al fin Okita ha puesto los puntos en claro y habrá que ver si Saitou se queda con él o con Tokyo. La verdad es que no sé si poner a un Okita debil y una Tomoe malvada o viceversa así que dejen reviews con su opinión y ademas porque son la fuente de que siga escribiendo. Saludos a Kotori por ser la fan incondicional de este fic, a Megumi por seguir a pesar de todo y Oracle por ser my best friend. Lo de siempre, lean mis otros fics y visiten mi blog. La dirección es

Bueno, eso todo. Beshios y beshitos, los quiere

Battousai Tomoe

+Everything i do, i do it for you...Sirius Black+

PD: Me han pedido que traduzca este fic y el de "La venganza de un alma vagabunda" al ingles pero no tengo tiempo así que si algún piadoso puede hacerlo que me lo avise please!!! Thanks!!!