La mujer que robó el corazón de Náraku

Después de esa última batalla con Inu Yasha y sus amigos, Náraku había salido muy gravemente herido, y como ni Kagura ni Kanna estaban en la región, ya que las había enviado a unas misiones especiales, no tenía quien lo ayudara a trasladarse, y no estaba en condiciones de crear un nuevo ser. Se refugió entre el bosque mientras que Inu Yasha y los otros se iban algo decepcionados porque sabían que aún no habían derrotado a Náraku. Una vez que ya Náraku no sintió su presencia, cruzó el camino para llegar al lago que se encontraba al otro lado para lavarse las heridas. Cuando llegó al lago, se lavó con sumo cuidado la herida tan grave que tenía en su brazo derecho, y estaba a punto de quitarse la camisa de su ropa, cuando... ---¡Dios mío! Está usted herido de gravedad mi joven amigo--- oyó Náraku que decía una cálida voz desde atrás. Cuando volteó, vio a una chica de no más de 17 o 18 años vestida de sacerdotisa. Sus cabellos eran negros y el brillo que le proporcionaba la tenue luz del sol que era tapada por nubes de las que pronto caería una fría nieve (estaban en invierno), daba a entender que el color real era un azul bien oscuro. Notó también sus hermosos ojos color chocolate claro, en los que se reflejaba una inocencia digna de un ángel. En sus brazos sostenía un jarrón, que aparentemente tenía pensado llenar con agua del lago, que era cristalina. Vestía una camisa blanca y un pantalón negro de sacerdotisa, lo que demostraba que era una graduada de muy alto rango. ---Esto no es nada que un poco de cuidado no pueda remediar---le respondió Náraku fríamente luego de unos segundos de silencio en los que había notado cada detalle de ella. ---Si usted lo dice--- y sin más, se acercó a la orilla del lago y llenó su jarrón. Cuando el jarrón estuvo lleno, se le acercó a Náraku, puso el jarrón en el suelo, y mordiendo el borde de su manga, arrancó un pedazo. Antes de que Náraku pudiera detenerla, ella ya estaba vendando la herida que tenía en el brazo. La hemorragia había parado y sentía un suave calor recorriendo su cuerpo. ---Creo que con esto se sentirá mejor--- le dijo--- si aún le duele y se encuentra cerca del templo Kayatsumi, le ruego acuda. De esa forma podré ayudarlo en total tranquilidad. Últimamente no he tenido a nadie que atender, así que puede ir con la constancia de que lo atenderé exclusivamente a usted--- le dedicó una sonrisa excepcional a Náraku, tomó su jarrón con agua, y se perdió entre los árboles del bosque que los rodeaban. Náraku se quedó allí, sentado en la orilla del lago, pensando. Recordó que el templo Kayatsumi no estaba lejos de allí. Pensó que sería grato ser ayudado por ella, ya que no había nadie de sus sirvientes para ayudarlo a recuperarse, pero luego recordó que es un demonio, y que no se vería bien si era ayudado por una sacerdotisa. Estaba un poco confundido, así que decidió dormir un rato. Se metió al bosque y buscó un lugar donde no pudiera ser visto con mucha facilidad, porque ahora que estaba herido, no podría defenderse bien. Cuando despertó, sintió un agudo dolor en su brazo. La nieve había empezado a caer, por lo que le fue difícil ponerse de pie. Una vez hecho esto, caminó un rato con mucha dificultad, hasta llegar a la entrada de un templo. El título que tenía arriba gravado en la piedra roja era "Templo Kayatsumi". Había llegado justamente al templo en que se encontraba esa hermosa sacerdotisa de la que no sabía nombre aún. Se acercó, y se detuvo en la entrada. Dio un paso adelante y sintió una sacudida débil en su pie. Miró al frente y vio que la puerta del templo se abría y salía la misma chica que había visto en el lago. ---¡ah! Es usted. Pase por favor, me encargaré de curar su herida---le dijo al verlo parado en la entrada del templo. ---No puedo entrar--- le respondió Náraku en el mismo tono frío que había usado en el lago. ---Ya veo. Usted no es humano--- ---No. Soy una bestia--- ---Entonces déjeme bajar las defensas para que entre--- Náraku se sorprendió al oír eso. ¡Que bajaría sus defensas para dejarlo entrar!¡Después de saber que era una bestia! Ella levantó sus manos y las hizo adoptar una posición muy rara, para poder romper el conjuro de protección. Cuando Náraku entró, y estuvo al lado de la sacerdotisa, ésta reestableció el conjuro de protección. ---A pesar de que eres una bestia, no te puedo dejar bajo la nieve fría que cae y en esas condiciones. Te quedarás aquí hasta que tus heridas sanen.--- le dijo--- y por precaución, porque no se que clase de bestia seas...--- le puso un colar de un rojo muy vivo en el cuello---...te pondré esto para poder controlarte, sígueme por favor-y lo condujo hacia el interior del templo. El lugar era cálido en comparación con el exterior. En el centro de la habitación, había un fuego que crepitaba con mucho entusiasmo, y pegados a la pared, dedicadamente ordenados, unos bloques de madera cortada. Salió de la habitación sin decir nada, dejando a Náraku solo, pero regresó al rato con unas sábanas que acomodó en el piso, y le indicó que se sentara. La quitó la venda que le había puesto, y le pidió que se quitara su camisa para revisar el resto de su cuerpo. Náraku se negó rotundamente, pero descubrió para que servía el collar. ---¡QUIETO!--- gritó ella en un momento, y Náraku ya no pudo moverse. Se le acercó, y le quitó la camisa. Vio su cicatriz y Náraku comenzó a sudar, le preocupaba que pudiera pensar ella, pero ella no dijo nada. Revisó con cuidado cada parte del pecho y la espalda de Náraku, y concluyó que la única herida que tenía su cuerpo era la del brazo derecho. ---Ya te puedes mover--- dijo antes de salir otra vez de la habitación, y Náraku pudo moverse al fin. Ella regresó con un tarro y unas vendas limpias. Las dejó al lado de Náraku y se fue otra vez, como si se hubiera olvidado de algo. Volvió con el jarrón que había llevado al lago, que al parecer tenía agua. ---Mi nombre es Tsubame Casiopea--- le dijo de repente mientras que limpiaba la herida de Náraku ---Yo soy Náraku---le dijo el hombre ---No te muevas mucho, esto te va a doler---le dijo luego de limpiarle la herida tomando con un paño que tenía en su cintura un poco de la crema azul que estaba en el tarro. ---No te preocupes, no hay nada que me pueda do...--- pero no pudo terminar porque un ardor le entró en la herida del brazo---ARGGG!!!!!!!! ¿qué diablos es eso?--- Gritó de repente. ---Se llama "Lazo Sagrado", te ayudará, tu herida sanará en unos dos o tres días---le respondió Tsubame. ---¿¡En dos o tres días!?---dijo Náraku un poco fuera de si. ---Así es... ni siendo el demonio más fuerte del mundo te sanarías en menos tiempo--- le dijo ella de modo cortante. Náraku pasó la noche allí, pero no durmió. Pensó en irse, pero luego recordó la barrera mágica, y cambió de opinión. Si tan solo pudiera hacer que Inu Yasha lo encontrara, lo retaría desde adentro y lo obligaría a utilizar su colmillo de acero rojo para que destruyera la barrera, pero después se dio cuenta de que si eso sucedía, tal vez no tendría oportunidad de escapar, y saldría peor librado que con esa herida en el brazo. Decidió salir al pasillo exterior, y sentarse a esperar el amanecer, que llegó más pronto de lo que esperaba. Los primeros rayos de luz cayeron para dar paso al trabajo de la noche. Toda la nieve brilló ante los bellos ojos rojos de Náraku, quien los cerró un rato, y que al abrirlos, apreciaron la belleza de una joven sacerdotisa que se disponía a limpiar la entrada del templo. Náraku se levantó de inmediato y no sabiendo porqué, se ofreció para ayudar. ---Permíteme ayudarte con ese trabajo. Yo puedo hacerlo, tengo más fuerza para mover la pesada nieve---le dijo así nada más, arrebatándole la escoba de las manos y comenzó a limpiar---pero... qué pasa... por qué no puedo hacerlo... bien.. con mi fuerza---se comenzó a quejar entrecortadamente Náraku. ---Bueno... yo creo que es porque tu brazo aún no está del todo bien. Pero bueno, me has ahorrado mucho trabajo, iré a hacer el desayuno y te llamaré cuando esté listo. Luego podrás continuar con esto--- le dijo Tsubame. ---Pero... ¿no me vas a ayudar?--- le dijo Náraku cuando ella daba la media vuelta, tomándola por el codo para que volteara. ---No, tú dijiste que podías solo. A demás, no te hará mal un poco de ejercicio en ese brazo--- y luego de haberlo dicho, se fue. Cuando Náraku estuvo solo, maldijo a diestra y siniestra, luego se calmó, y se perdió en sus pensamientos... "quien se ha creído que es... ni siquiera la conozco. Simplemente me puso esa cosa ardiente en el brazo y ese collar al cuello y ya piensa que puede darme órdenes, a mí... al grandioso Náraku. La mataré... si... eso haré... en cuanto mi herida esté sana... la mataré con mis propias manos. Pero... ella... ella... ella me causa... ella me hace sentir... ¿qué me hace sentir?... es como Kikyo... siento que.. que yo la... yo la a..." ---¡Ven a desayunar! ¡Ya está el desayuno!---lo sacó Tsubame de sus pensamientos ---¡Date prisa Náraku!--- ---Ya voy... ya voy---le respondió el otro de mala gana. Entró a la habitación donde se suponía debía haber dormido, y se encontró con el fuego nuevamente encendido con un caldero hirviendo con un aparentemente rico estofado. Náraku se sentó en el suelo, y Tsubame le sirvió la comida. Ese no era un aparente rico estofado, era un exquisito estofado. Ese fue el día más largo de la vida de Náraku. La chica le dijo que confiaba en él, y le dio dinero, abrió la barrera, y le dijo que trajera algunas cosas para el almuerzo y la cena. Náraku bajó a la aldea y como prácticamente él nunca había necesitado comprar comida humana, le costó mucho trabajo encontrar lo que necesitaba, y se había planteado no pedir ayuda a los aldeanos en ningún momento. El dinero si lo supo manejar. Él aún no entendía como ella había confiado en él para que comprara las cosas para comer. Cuando regresó al templo, se encontró con la sorpresa de que por más que llamaba, Tsubame no salía. Luego pensó que quizás estaría en el lago, pero también pensó que el lago podía estar congelado. Aún así, pensó que lo mejor sería esperarla. Esperó un buen rato, pero ella no llegaba. Dejó las cosas que había comprado en el borde del bosque, y le puso un campo de protección, y entonces se dirigió al lago. Cuando llegó al lago, la vio sentada en la orilla. Cuando Náraku se le acercó, volteó. ---¿qué esperas?---le dijo Náraku por todo saludo. ---quizás si el sol calienta un poco más el lago pueda conseguir algo de agua---le respondió---la necesitamos para preparar las otras comidas---

---me parece que te puedo ayudar con eso--- terminó Náraku. Se levantó, se acercó a la orilla del lago, y Tsubame se acercó. Puso la palma de su mano sobre la superficie de hielo, y generó veneno. El hielo se fue derritiendo poco a poco. Tsubame purificó la superficie después, y tomó el agua que necesitaba. Se acercó a la mejilla de Náraku... ---Muchas gracias---y le plantó un corto pero cálido beso. Náraku sentía que se estremecía, pero ella la se había adentrado en el bosque cuando Náraku reaccionó.....................

CONTINUARÁ.............. En la continuación:¿Será verdad qué Náraku siente por ella lo que sentía por Kikyo?¿Llegarán a algo?¿Inu Yasha y sus amigos lo encontrarán?¿ La herida de Náraku sanará pronto? Si no es así... ¿qué significa?¿qué es un demonio débil?