Leer notas finales.
Inevitable
Capítulo u n o
—Mou~ Kurosaki-kun, quédate quieto por favor —Orihime resoplo con suavidad, haciendo que un mechón de su cabello se balanceara con delicadeza—. Ya estoy por terminar, así que espera un poco más
Silencio.
No hubo respuesta a su pedido, ni siquiera un "lo siento Inoue" como Ichigo acostumbraba hacer. Trato de mantener el mismo semblante amable que la caracterizaba, pero le costó un poco. Después de todo, el Shinigami había estado actuando raro con ella. Nunca había sido grosero, él nunca lo sería. Todavía era amable y le sonría un poco de vez en cuando. Pero eso era todo. Orihime había tenido la impresión, que después de la pelea con Yhwach ella e Ichigo se había acercado mucho más, pero dados los últimos acontecimientos, comenzaba a dudar de ello. Se sintió deprimida.
Quizás… ¿los hombres azules tomaron posesión del Shinigami? De repente, su imaginación comenzó a volar, miles de imágenes de pequeños hombrecitos de colores metiéndose con la mente de su amado Ichigo cobraron fuerza.
—Inoue, ya estoy completamente curado.
La voz del objeto de sus fantasías las hizo respingar en su lugar. Con un sonrojo corriendo por su rostro, Orihime se echó a reír mientras se rascaba la parte trasera de su cabeza. Deshizo la cúpula de sanación y dejo que el muchacho se levantara.
Habían salido a cazar a unos Hollows, nada que ya no hubieran hecho. Eran bastantes, así que se dividieron para encargarse cada uno de un pequeño grupo. Honestamente, incluso para ella fue algo fácil deshacerse de ellos, así que le pareció completamente extraño que Ichigo hubiese resultado herido, pero no lo dijo en voz alta. Normalmente la gente la consideraba ingenua, despistada y algo ocurrente. Y bueno, siendo honesta consigo misma, era cierto. Pero cuando se trataba de los sentimientos y emociones de sus amigos, especialmente los de Ichigo, Orihime se consideraba a sí misma como alguien con mucha percepción. Así que, se guardó sus dudas.
—Gracias, Inoue —susurro Ichigo con voz tensa, la miró a los ojos sorprendiéndola por las emociones desconocidas que sus orbes le mostraban, hasta acentuarse en la calidez familiar con la que él la miraba y la hacía derretir.
Se apresuró a levantarse y a mover sus manos en negación frente a ella, escucho a sus espaldas a Uryū-kun resoplar pero no le prestó importancia.
— ¡No hay nada que agradecer, Kurosaki-kun! —Sonrío con felicidad—. Para mí, siempre es un placer ayudarte.
Los ojos de color ocre del Shinigami brillaron, antes de asentir.
—Bien, creo que ya podemos irnos —Ichigo alzo sus brazos por encima de su cabeza estirándose—. Vamos, Inoue. Te acompañaré hasta tu casa…
—Yo la acompañaré, Kurosaki —le interrumpió Ishida al mismo tiempo que terminaba de limpiar su traje de Quincy—. Después de todo, la casa de Orihime queda cerca de la mía.
— ¡Vives lejos de ella, bastardo! —gruñó con molestia, acercándose hacia él. Acostumbrados ya a los arrebatos de Ichigo e Ishida, Sado y Orihime simplemente sonrieron con discreción—. Además, Tatsuki me pidió que me asegurara que Inoue siempre llegara a casa a salvo. ¡Así que yo la llevaré a casa!
—Ehhh…, chicos —llamó Orihime avergonzada. Incluso si sabía que Ichigo y Uryū eran buenos amigos, aunque a ambos no les gustaba aceptarlo, le incomodaba que discutieran por ver quien la llevaba a casa, además el tono y la actitud del Shinigami era un poco distinta a la que tomaba normalmente cuando fingía sus discusiones con Ishida. Y bueno, ¡para ella sería un sueño que Kurosaki la llevará todos los días! Pero, al mismo tiempo, ella se sentía lo suficientemente grande y fuerte para llegar a su hogar por su propia cuenta. En ocasiones, sus amigos eran demasiado sobreprotectores. ¡Aunque secretamente la gustaba sentirse querida! Así que cuando obtuvo la atención de ambos, señalo a Chad, quien se encontraba a su lado, totalmente neutral—. Yasutora-kun me acompañará. ¡Así que nos vemos! ¡Tengan buena noche, Uryū-kun, Kurosaki-kun!
Sado asintió hacia Ichigo y Uryū antes de seguir a Orihime sin darles tiempo a ninguno de los dos de replicar.
Cuando ambos perdieron de vista al Shinigami y al Quincy, Inoue se permitió soltar todo el aire que había estado conteniendo. A su lado, Sado la miro inquisitivamente al verla hacer un mohín mientras seguía suspirando. En su mente, seguían dándole vueltas al comportamiento de Ichigo, quería preguntar si Sado también se había dado cuenta del recién comportamiento del Shinigami o sí solo era ella imaginándose cosas.
—Yasutora-kun… ¿puedo hacerte una pregunta?
—Sí, por supuesto Orihime. ¿Qué es?
Se mordió el labio inferior mientras pensaba en cómo formular sus dudas. Sin embargo, al final, se arrepintió. Quizás era sólo ella imaginando cosas raras, Ichigo tenía muchas cosas que hacer y no podía pretender que él siempre estuviera de humor para lidiar con ella. Así que negó con la cabeza y puso una sonrisa en sus labios.
— ¡Olvídalo, Yasutora-kun! —De repente, se detuvo y golpeo su puño derecho en su palma izquierda—. Es cierto, tengo algo de pan dulce en casa. ¿Querrías un poco?
Sado asintió y Orihime soltó un ¡yey! mientras daba un ligero salto emocionada de compartir su pan. Estaba tan concentrada en las diferentes formas de combinar su pan con wasabi, judías rojas o chocolate que no sintió el reiatsu de Ichigo e Ishida fluctuando, hasta regularse. Yasutora, giro ligeramente la cabeza con preocupación hacía donde se habían quedado sus dos amigos, esperaba que Ishida pudiera hablar con Ichigo sobre su comportamiento reciente. Pues para ninguno de ellos era un secreto lo mucho que eso estaba afectando a Orihime. Suspirando decidió preguntarle el lunes a Ishida sobre eso, así que siguió respondiendo los parloteos de una de sus más queridas amigas sobre la magnífica combinación que sería un pan dulce con wasabi, judías rojas y un sinfín de cosas más, aunque el solo pensar en esa mezcla le revolvió el estómago, asintió a sus comentarios.
Observó por el rabillo del ojo como las dos figuras de sus amigos se alejaban del lugar. Ichigo tuvo que hacer un gran esfuerzo para no gritarle al imbécil de Ishida que por su culpa Inoue se había ido.
—Que patético, Kurosaki.
En su interior, su Hollow se echó a reír en señal de acuerdo con el comentario dicho por el Quincy.
—Que te den, Ishida.
Subiéndose los anteojos que se había deslizado de su nariz, Ishida simplemente se encogió de hombros.
—Bueno, ya. Suéltalo, ¿Qué demonios te pasa, idiota?
Sin querer entrar en detalles e ignorando la pregunta de su no-amigo-pero-sí-amigo, se giró para marcharse, no sin antes de sacarle el dedo del medio en señal de despedida. Y aunque pensó que Ishida entendería la indirecta, al parecer, al cuatro ojos le importo muy poco.
—Hablo en serio, ¿por qué tratas a Orihime de esa manera?
Ahí estaba. Otra vez esa sensación, ese ardor que empezaba avivar su interior con la simple mención de la sanadora. Desde hace un tiempo, Ichigo empezó a tener sensaciones y pensamientos para nada puros con respecto a su amiga. Recuerda perfectamente la primera vez que le sucedió. Estaban en la escuela y algunos de sus compañeros empezaron a susurrar y a suspirar sobre la belleza y las curvas de su amiga. Sin poder evitarlo, Ichigo le había dado un vistazo. Y bueno, no era ciego. Siempre supo que Orihime era bonita. Pero, por alguna extraña razón, ese día otra palabra había venido a su mente.
Preciosa. Orihime era preciosa.
Y, aunque el pensamiento debía alertarlo, le pareció de lo más natural aceptarlo. Después de todo, no era el único que pensaba de esa forma. Sin embargo todo se tornó de otro color cuando los comentarios habían subido de tono. Eran diferentes murmullos, como "sus pechos son realmente algo fuera de este mundo" o "me pregunto qué tipo de ropa interior usa". Por supuesto, eso lo molesto. Su amiga era algo más que un pedazo de carne, pero se controló. Todo empeoró cuando alguien se cuestionó la cara que hacía Orihime al tener un orgasmo. El impulso de romperle la cara a quién sea que había dicho ese comentario fue tan grande, que Ichigo tuvo qué inhalar y exhalar durante unos tres minutos para calmarse. Y aunque pensó que eso sería todo, escuchar a su Hollow enojado susurrándole maliciosamente que le arrancara la garganta al bastardo que estaba hablando de su reina lo paralizó.
Desde entonces, optó por comportarse como un imbécil manteniéndose lo más lejos de Inoue. Aunque a veces, no podía evitar las ganas de acaparar toda su atención.
Sí, jodidamente patético.
—No sé de qué estás hablando —finalmente eligió responderle a Ishida, sabía que si no lo hacía, el Quincy no dejaría de molestarlo.
Fue jalado bruscamente hacía atrás y cuando el jalón lo hizo girarse la cara de Ishida estaba muy cerca de la suya y el reiatsu del Quincy se disparó.
—Si claro, idiota —masculló con molestia—. Estas lastimándola y eso no me gusta, ¡Así que corrige tu jodido comportamiento grosero con Orihime!
La acidez comenzó a recorrer a Ichigo desde su estómago hasta su garganta. Ishida lo tenía agarrado por el hombro, así que él lo sujeto con su brazo libre con mucha fuerza y dejo que su reiatsu se disparara.
—Hey, imbécil. Tú preocupación por Inoue es estúpida, yo jamás haría nada para lastimarla —apretó aún más su agarre y gruñó con molestia mal contenida—. Y… ¿desde cuándo es Orihime? ¿Ah? ¿De dónde salió tanta confianza, eh, Ishida?
El ardor y la acidez incrementaron. ¿Desde cuándo se llamaban por sus nombres de pila? Y no era sólo Ishida, ahora también Sado. Así que, ¿qué pasaba con él? Había ido al maldito hueco mundo por ella, porque no concebía la idea de abandonarla o dejarla a su suerte, no a Orihime, nunca a ella. Y aun así, ¿lo seguía llamando Kurosaki? En el fondo de su mente, la parte racional que habitaba en él le estaba diciendo que era un estúpido y que no había razones para enojarse con ella o con sus dos amigos. Además, él también seguía llamándola Inoue. Pero, a Ichigo normalmente no le gustaba escuchar a su voz de la razón.
«Golpéalo —masculló su Hollow, su voz martillando su cabeza—. No merece llamarla por su nombre. Golpéalo, rey.»
De la nada, Ishida lo soltó, reguló su reiatsu y se quitó su agarre de encima musitando un "lo sabía" por debajo. Parpadeando, Ichigo sólo pudo quedarse parado observando como el Quincy se giraba para marcharse, la voz de su Hollow callándose. Dio un par de pasos hasta detenerse y, sin girarse, Ishida resoplo.
—En serio, Kurosaki, deja de comportarte como un idiota porque la estás lastimando, incluso si esa no es tu intención.
Miró a su amigo hasta que se marchó y se quedó solo rodeado por los faroles del parque. Ishida tenía toda la maldita razón, aunque detestaba dársela. Se estaba comportando como un imbécil y era perfectamente consciente de eso. Pero no podía evitarlo, sentía tanta ira contra sí mismo y contra su Hollow que, inconscientemente, la estaba pagando con la persona menos indicada. Ella no tenía la culpa de sus pensamientos obscenos o de los deseos oscuros que lo estaban empezando a consumir. Él no deseaba hacerla sentir mal. Todo lo contrario, cuando la miraba sólo podía pensar en deslizar su mano por su espalda y comprobar si era tan suave como parecía. O quizás no su espalda, la piel de sus muslos lucían igual de delicados y sedosos, imaginarlos rodeando y apretando su cabeza mientras él se deslizaba por ellos hasta probarla…
— ¡Maldita sea! —gruñó mientras se jalaba el cabello con fuerza. La erección palpitaba dentro de sus ropas. Escucho a su Hollow riéndose y eso solo lo hizo enfurecer aún más. Si sólo fuera él, probablemente encontraría la manera de lidiar con ello, pero saber que su Hollow también la deseaba lo hacía sentir molesto y preocupado a niveles insospechados. No dejaría que él se acercara a Inoue…
«Me gustaría verte intentarlo —susurro maliciosamente en su cabeza interrumpiendo sus pensamientos—. Algún día la tendremos, rey. Sólo es cuestión de tiempo »
—No pasara, bastardo. Así que es mejor que vayas renunciando a ello.
Para proteger a Inoue y tenerla segura, Ichigo iba a mantenerla lejos de su Hollow. Aunque eso signifique alejarla de él también.
NT: Hola a todos. Soy una nueva autora en este precioso fandom. Y aunque ya tengo algo de experiencia escribiendo, han sido puros Fanfics BL. Sin embargo, Orihime e Ichigo llenan mi corazón y siento que no hay suficientes historias en español sobre ellos, así que quise sumarme para contribuir aunque sea un poco.
Esta historia esta prevista para ser corta. Quizás unos ocho o diez capítulos, pero quién sabe, siempre digo eso y termino escribiendo más de veinte capítulos. No tengo un margen o fechas exactas para publicar, hay veces que puedo tardar una semana en publicar un nuevo capítulo o dos y otras veces un mes. Todo depende de mi animo para escribir.
Cómo posdata me gustaría agregar que escribir contenido erótico es una de mis cosas favoritas, así que por ello esta historia estará clasificada como M.
¡Por favor, déjenme sus comentarios para saber si les gustó! Si siguen la historia y le dan a favoritos, me harían muy feliz.
Atentamente, Nimfi.
A partir de ahora—sumujeramanteesposaescritoraosupeoresnada—
