CAPITULO 6

A la mañana siguiente Hermione se había levantado con el aspecto muy cansado. Se sentía inquieta y temerosa por un extraño sueño. Podía recordar cada detalle y el final era tan grotesco que sentía nauseas.

En su sueño ella se encontraba parada en una torre que se alzaba desde un vacío, el cielo era oscuro sin estrellas y el viento soplaba gélidamente. Encima de ella volaban dos dragones rojos que lanzaban fuego por doquier. Podía sentir una corriente de miedo correr por sus venas al ver como los dragones se acercaban demasiado a ella. Quiso gritar de espanto al ver a un dragón negro salir del vació que lanzaba bolas de fuego azules. Una batalla magistral entre los tres dragones se llevo a cabo en aquel cielo oscuro pero aun así pudo percibir una presencia extraña que se encontraba igualmente en la torre.

Volteo a mirar y sus ojos se abrieron de la sorpresa al ver a Draco Malfoy, con la misma mirada fría y cruel. Draco saco una espada de la nada y la lanzo sobre ella atravesándole el estomago. Por instinto sus manos tomaron la empuñadora de la espada pero lo único que hacían eran mancharse de la sangre de su herida. Draco se abalanzó hacia ella como si flotara en una nube gris y la empujo haciendo que ella cayera al vacío... podía oírse gritar de terror.

Y despertó.

Se sentía angustiada y un poco consternada por tan aterrador sueño. Pero creía que se debía a la plática que había sostenido Charly Weasley acerca de Malfoy y los dragones.

Se dirigió al baño a remojarse la cara en agua, la seco con una toalla y camino hacia su habitación. Era una habitación cómoda y ordenada. Unos enormes ventanales permitían la entrada de los rayos solares, iluminando totalmente la habitación. El piso era de madera reluciente y las cortinas y las sabanas de la cama eran blancas.

La casa tenía al menos 3 habitaciones más en el segundo piso y con un balcón al final del pasillo que asomaba al jardín. Tenía un área verde al frente adornado con un enorme árbol y un jardín posterior con otros rosales y varios tipos de plantas. La casa tenía una imagen muggle pero diversas cosas que adornaban la casa indicaban que se trataba de la casa de un mago. Varios retratos del antiguo dueño adornaban las paredes, así como de varias criaturas y paisajes extraños.

Hermione se paro frente un espejo que la reflejaba de cuerpo completo. Con poco entusiasmo se amarro el cabello con una cinta y bajo por las escaleras mientras Crookshanks se enredaba entre sus pies.

Camino hacia la cocina y con su varita hizo que ciertos objetos se movieran para preparar el desayuno. La cocina de la casa tenia varios aparatos electrónicos. Aun siendo bruja, Hermione no olvidaba ciertas costumbres muggles.

Se dirigió al jardín y se sentó en una banca mientras con sus pies acariciaba el suave pasto.

Era sábado y particularmente su día de descanso, por lo que no era necesario que ella asistiera a la oficina. Lo curioso era que no encontraba en que ocuparse. Podría visitar a sus padres pero ellos se encontraban en un crucero de 30 días para celebrar su aniversario. Harry se encontraba con Sirius y Ron se había ido de viaje con sus hermanos a Rumania, por lo que sus opciones se habían agotado.

Hermione suspiro. Se estaba dando cuenta que no llevaba vida social muy amena a diferencia de sus otros compañeros de trabajo.

¿Seria ella la única que no tiene nada que hacer en un día de descanso?. ¿Gerard tendría algo que hacer?. La mirada de Hermione se perdió entre los rosales y su mente dibujo la imagen de Gerard sentado en el portal de su casa tomando una humeante taza de té de menta, su favorito.

Gerard Calestagne era extraño pero con una personalidad muy fuerte. A veces parecía aborrecerla y otras veces se portaba más amable aunque siempre con un toque sarcástico.

La mirada penetrante de Gerard era lo que mas hacia temblar a Hermione, si sus ojos fueran rayos ella quedaría fulminada al instante. Había sido salvada por Gerard dos días antes y de pronto le surgió un sentimiento de comprensión hacia su compañero.

Hermione en realidad no sabia mucho de él, Gerard no acostumbraba a hablar de si mismo. A veces le recordaba mucho a Snape, su antiguo profesor de pociones. Siempre tan callado, enigmático y a la vez tan sádico. Físicamente Gerard era como cualquier otro chico, su cabello negro caía por entre sus ojos como al descuidado. Su rostro siempre era duro y sus labios casi nunca asomaban una sonrisa.

Un sonido proveniente de la cocina interrumpió los pensamientos de la chica. Se encamino hacia el lugar y se encontró con que en la mesa del desayunador estaban preparados unos panqueques humeantes con mermelada encima acompañados de fruta, leche y jugo.

Hermione sonrió, su magia para la cocina era muy efectiva gracias a los consejos de la Sra. Weasley. Decididamente sin la magia talvez no tendría tan buena sazón aunque en navidad cuando le tocaba hacer la cena en su casa su madre le decía que le quedaba delicioso.

Se sentó tomando un poco de su jugo y comenzó a hojear el diario del mundo mágico: El Profeta.

Nada relevante...- dijo Hermione. En el diario no aparecía nada que fuera demasiado importante. Lo único que le llamo la atención fue una foto de Dumbledore hablando de su programa de educación en Hogwarts. En otra foto aparecía la plantilla de profesores.

- McGonagall, Snape, Sprout.. todos ellos siguen ahi.- dijo en un aire melancólico. – Ah!! Y Lupin..otra vez como maestro de Defensa contra las Artes Oscuras.

Continuo leyendo mientras le daba un bocado a su desayuno. Las siguientes noticias eran sobre Quidditch, Gringots, etc. Nada que tuviera en esos momentos alguna significado importante. Luego desplegó el periódico muggle.

La principal columna trataba sobre misteriosas muertes en una de las calles más problemáticas de Londres. Aparentemente se debían a la mordida de algún peligroso animal y para Hermione esto fue motivo de curiosidad. ¿Qué podrían haber causando la muerte de aquellas personas?. Según en el artículo ya contaban cinco muertes con la de anoche.

Con aire pensativo termino de desayunar y subió a su habitación para tomar una ducha de agua caliente. Ya que no tenia ningún plan en que ocuparse en su día de descanso, entonces iría a la oficina.

*-*-*-*-*

Draco se encontraba frente a una ventana de la oficina que tenia una simulación de estar en la playa. Era curioso pero él hacia mucho tiempo que no veía el mar y al verlo una sensación de nostalgia lo lleno.

Pocas veces sentía que su misma soledad le quemaba. Casi toda su vida había estado solo, rodeado de mucha gente pero interiormente solo.

Se sentía un extraño en la tierra que lo había visto nacer, talvez por el tiempo que había pasado fuera de él. De pronto su mente se transporto a su época de estudiante, cuando él manipulaba a los Slytherin a su antojo. Haciéndole la vida imposible a los Gryffindor y Sangres Sucia.

Esto último hizo que pensara en Hermione.

Aquella chica de ojos color miel y cabello marrón era su puente hacia el poder. Para conseguir el Medallón de Hildegarde solo necesitaba un solo camino: ganarse la confianza de Hermione.

No parecía que estuviera lográndolo, si ni siquiera soportaba su cercanía por el simple hecho de sentir que traicionaba a su familia. Sus padres habían muerto por una causa: Mantener la Pureza de la Sangre en la comunidad mágica.

Con cierta amargura, recordó cuando él fue llevado a la prisión para ser juzgado por el delito de participar junto a Lord Voldemort como mortifago pero fue liberado de todos los cargos al no encontrarse ninguna prueba en su contra.

Todavía podía recordar las palabras del Ministro de magia al declararlo libre y bajo las protestas de Potter, Longbottom y Weasley. Aun podía ver el rostro, distorsionado por el odio, de Weasley empuñando su varita con ferocidad.

A pesar de que los demás creyeran lo contrario, él no había sido mortifago. En cierta manera era simpatizante de Lord Voldemort y había ayudado a su padre en muchas acciones en contra de los sangre sucia y muggles. Pero todas ellas habían sido efectuadas tan cuidadosamente que no habían pruebas que delataran su traición.

Aunque había estado a punto de convertirse en Mortifago de no ser porque Lord Voldemort había caído, durante su último mes de estudios en Hogwarts, a manos de Harry Potter y la Orden del Fénix. Junto a él murieron sus padres, Crabble, Goyle, Lestrange, entre otros que sus nombres se habían borrado de la memoria.

La sed de poder se albergaba poco a poco de su corazón, de alguna manera anhelaba terminar con lo que su padre había iniciado y para eso había recurrido a Arianrod, un mago rumano que conocía mucho sobre artes oscuras. El había terminado de concluir aquella obra a la que su padre le había invertido desde los primeros años de su vida.

Arianrod era un mago reconocido en la sociedad mágica rumana y tenía contactos en Francia e Inglaterra, aunque desconocía quienes eran los magos que lo ayudaban a realizar la mayoría de sus planes.

Ahora estaba ahí, parado frente aquella ventana en una oficina tratando de ganarse la confianza de una sangre sucia. ¿Cómo podría convencer a Granger que él era alguien de confiar?.

Un ruido hizo que volteara a ver hacia la puerta. ¿Quién mas llegaría a la oficina en sábado?. No se sorprendió al ver a Hermione entrar por la puerta.

- Hola Gerard.- Saludo la chica.

Draco miro a Hermione con detenimiento. Llevaba una capa color crema y su cabello estaba amarrado con una cola alta dejando caer algunos mechones de cabello. No llevaba ninguna especie de maquillaje, las mejillas y los labios de Hermione eran rosados al natural. Hermione le sonrió abiertamente como si le diera mucho gusto verlo.

Draco sonrió.- ¿Tu vida es aburrida Granger?.

Hermione lo miro suspicaz. Gerard muchas veces le llamaba por su nombre pero cuando era irónico la llamaba por su apellido.

- No creo que tu vida sea mejor que la mía.- dijo con una mueca.- No estarías aquí si fuera lo contrario.

- Aunque no lo creas, la mía es fascinante.- A Draco le brillaron los ojos.

Hermione se acerco a la ventana para observar el paisaje del día.

- ¿No crees que es intimidante?.- dijo ella con los ojos absortos en las olas que se estrellaban con las rocas.- Puede ser tan bello pero a la vez tan traicionero...

- Traicionero...- musito.

Hermione lo volteo a ver y por primera vez vio en los ojos de Gerard un cierto brillo de preocupación.

- ¿Ha habido algo nuevo?.- pregunto Hermione,

- Nada. Tal parece que el día de hoy no habrá nada emocionante.- contesto respirando profundamente.

- ¿Pero que hacen ustedes aquí?.- Dijo una señora alta y delgada con grandes lentes negros que aparecía en la puerta de la oficina.

- Hola Sra. Bell. Vine a ver si se ofrecía algo...- contesto inmediatamente Hermione.

- Pero si es tu día de descanso!.- exclamo la bruja.- Y también el tuyo, Gerard.- dijo dirigiéndose a Draco con mirada severa.

- De hecho ya nos íbamos.- dijo Draco con una sonrisa.

Hermione lo volteo a ver confundida.

- Agradezco la gentileza de haber venido para ver si podían ayudar en algo, pero creo que deberían de aprovechar los días en que realmente nada surge. Ya saben que no siempre es así.

- Por supuesto Sra. Bell.- dijo cortésmente Draco.- Vamonos Hermione.

- ¿Qué?.- dijo confundida.

Draco no le dio tiempo de pensar en nada ni en recibir una respuesta. Atónitamente Draco la tomo de un brazo y la llevo suavemente hasta la puerta.

- Que pase un buen día, Sra. Bell.- Dijo Draco con una sonrisa.

- Gracias, Gerard.- dijo la bruja sonrojada.

- Adiós.- Solo acertó decir Hermione.

- Adiós querida.- contesto.

Una vez que se hubieron alejado lo suficiente de la bruja, Hermione se detuvo y se zafo de la mano de Draco.

- ¿Qué significo eso?.- pregunto Hermione.

- Significa que tomaremos el consejo sabio de la Sra. Bell y me llevaras a conocer la ciudad de Londres.- Dijo con una sonrisa.

¿Qué mejor oportunidad que esa para convivir con Hermione Granger?. ¿Acaso eso no era lo que el tenia que hacer?.

- ¿Qué parte de Londres conoces?.- Pregunto Hermione.

- En realidad casi nada y ya que estamos aquí. Tú serás mi guía.- Draco la miro fijamente.

Hermione respiro profundamente.- Muy bien y ¿que lugares quieres conocer?.

- Eso no lo se.- Draco se cruzo de brazos.

- Bueno... talvez...- Sonrió.- Si... ya se donde llevarte, pero hay un problema.

- ¿Qué problema?.

- Es un lugar muggle y no puedes ir así.- Dijo Hermione señalando la vestimenta de Draco.

- Olvidalo!. Nada de lugares muggles.!!- exclamo.

- Vamos Gerard!. Es fácil... déjamelo a mi, solo modificare un poco tu ropa.- Sin pedir mas opinión Hermione saco su varita y apunto a Draco.

- ¿Qué estas haciendo?.- Dijo Draco haciéndose hacia atrás.

Hermione comenzó a murmurar un hechizo mientras varias chispas azules cubrían a Draco.

Draco se quedo paralizado. Su traje negro de mago había sido modificado por una camisa de manga larga blanca y pantalón negro de vestir sin pinzas. Su capa había desaparecido por completo, lo único que no le había transformado eran los zapatos.

- Creo que luces muy bien.- dijo Hermione con una amplia sonrisa.

- Encantaste mi ropa, Hermione.- dijo entre dientes.

- Tenia que hacerlo!!. No podías andar vestido de mago por las calles. Llamarías la atención.- dijo despreocupada.

- ¿Y tu no te cambiaras?.- dijo un tanto molesto.

- Yo tengo ropa muggle debajo de esta capa.- Al decir esto Hermione volvió a murmurar un hechizo y su capa desapareció dejando ver una blusa azul de mangas y una falda azul corta hasta arriba de las rodillas.

- ¿Ves?.- Dijo Hermione.

Draco observo a Hermione, pocas veces la había visto en ropa muggle y esas veces habían sido durante el colegio. A el nunca le había parecido atractiva durante la escuela pero en esos momentos Hermione tenia una personalidad limpia y sencilla, talvez no era tan elegante como Pansy pero podía estar seguro que con la ropa adecuada podía pasar por una bruja de sociedad. Draco respiro profundamente, le desagradaba tener que vestirse como un vulgar muggle pero esa era una de las tantas cosas que tenia que hacer para ganarse a Hermione. Ella era hija de muggles, pues había que demostrarle que a él le gustaban los muggles... aunque eso no fuera cierto.

Hermione y Draco subieron al exterior, apareciendo en una calle transitada por decenas de automóviles y muggles.

- Caminemos.- Dijo Hermione.

- ¿Caminar?.- Draco hizo una mueca.- ¿Qué no podemos aparecernos a donde tenemos que ir simplemente?.

- No podemos, además así conocerás mejor la ciudad.- Hermione lo miro fijamente.

Draco se alzo de hombros.

Hermione y Draco comenzaron a caminar por la calle. Draco observaba cada detalle de los altos edificios y las repisas llenas de productos. La gente caminaba despreocupada con aparatos extraños colgados de sus cabezas o se llevaban a su oído una caja cuadrada y pequeña.

¿Cómo podían vivir los muggles así?. Por algo eran considerados tan poca cosa, eran tan mediocres y tan insignificantes... Draco no pudo dejar de hacer un sonido de irritación. Aquello era una locura. El vestido como un estupido y.. ¡Demonios! Ni siquiera Karnsten podía lucir bien en ropa muggle.... más bien tenia la cara de un psicópata.

Iba tan ensimismado que un tiron de su mano lo saco de sus pensamientos.

- Cuidado Gerard... hay que esperar el semáforo.- Hermione hizo una seña con los ojos.

Draco se sintió confundido no tanto por aquel aparato con tres colores distintos sino porque Hermione le tenia tomado de la mano firmemente. Un escalofrío cubrió todo su cuerpo y quiso soltarse de la mano de Hermione pero ella le tomo aun más fuerte.

- Ni lo intentes...- dijo en susurro.- Si te suelto te atropellaran. Espera a que crucemos la calle.

- Puedo cuidarme solo.- dijo molesto.

- Seguro.- dijo irónicamente.- Si no te agarro estarías convertido en puré.

Draco la miro con rabia.

- Ahora podemos pasar.- Hermione lo tiro del brazo para obligarlo a caminar. Draco se sentía ofendido pues Hermione lo trataba como un niño de 3 años, pero sin embargo la calidez de la mano de la chica no lo molestaba. Al cruzar al otro lado de la calle, Hermione lo soltó.

- ¿A dónde iremos?.-pregunto Draco tratando de parecer indiferente.

- Iremos al museo de Arte, estoy segura que te gustara.- Hermione le sonrió.

Llegaron a un enorme edificio antiguo y elegante. Draco no se maravillo al verlo, había visto mejores edificios que ese.

Al entrar todo se encontraba en silencio. Varios muggles caminaban lentamente observando varios retratos y esculturas.

- Estos no se mueven..- dijo Draco.

- Baja la voz...- murmuro Hermione.- Y por supuesto que no se van a mover.

Draco observaba los cuadros sin interés pero Hermione no compartía lo mismo. Ella estaba absorta mirando los colores, las formas, la técnica de pintura, en general lo disfrutaba. La mirada de él se fijo en Hermione, observando cada gesto y mirada, la manera en que se mordisqueaba el labio y jugaba con su cabello.

De pronto su tarea era grabarse cada uno de sus movimientos y Hermione estaba tan concentrada en lo suyo que no se daba cuenta.

- "Después de todo no es desagradable"- pensó él.

- Gerard..- murmuro Hermione y se acerco un poco a él.- Ven a ver esto.

Nuevamente Hermione le tomo de la mano y lo guió hasta el frente de un cuadro. Aquel gesto de Hermione no contenía ninguna doble intención, lo tomaba de la mano con naturalidad. Pero a Draco lo hizo temblar y esta vez no hizo el intento por separar su mano de la de ella y se quedo quieto.

- ¿No crees que el color es maravilloso?.- Dijo ella mostrando una gama de colores mezclados entre si formando un hermoso arco iris.

Draco permaneció en silencio fingiendo estar interesado en el cuadro pero en realidad a él no le importaba sino sentir el calor de la suave mano de la chica. Hermione lo soltó, dándose cuenta que había permanecido mucho tiempo tomándole y con las mejillas rosadas continúo caminando observando el resto de las pinturas.

Para el joven Slytherin estar parado frente a obras muggles no le era nada sensacional, encontró divertido darle movimiento a una escultura.

- Basta!!.- susurro Hermione. – No es posible…- Hermione saco su varita e hizo que la escultura dejara de moverse. Algunos muggles se quedaron parados confundidos... ¿Aquella cosa se estaba moviendo o era su imaginación?.

- Es mejor que nos vayamos.- Dijo enojada.

Draco sonrió triunfante. Al fin se había acabado el suplicio.

- ¿Por qué siempre buscas la manera de hacerme irritar?.- Pregunto Hermione a la salida del Museo.

- Me gusta ver tu rostro cuando te enojas.- Dijo Draco riéndose con ganas.

Hermione se sonrojo.- No le veo lo divertido.

- Ya me doy cuenta que no tienes el sentido de la diversión. Ahora me toca a mi escoger un lugar donde pasar el rato.- dijo colocando una mano sobre la negra cabellera.

- ¿Tú sabes de otro lugar mejor que este?.- dijo molesta ante la insinuación de Gerard de que era una aburrida.

- Mil veces mejor.- Draco se lamió los labios.- Solo necesito un lugar donde podamos desaparecernos.

Hermione se quedo pensativa.- Ya se donde. Ven.

Los dos caminaron por una calle que era un poco menos transitada y entraron a un estacionamiento.

- ¿Qué hacemos aquí?.- pregunto desconcertado.

- Aquí podemos desaparecernos. Nadie se dará cuenta…y.. ¿Ahora donde iremos?.

Draco se acerco a Hermione y la tomo de la cintura.

- ¿Qué haces?!!.- pregunto sorprendida.

- No te ilusiones. Solo lo hice para que desaparezcamos juntos, no me puedo dar el lujo de perderte durante el camino.

Hermione se sonrojo y los dos desaparecieron del lugar.

*-*-*-*-

La chica miraba sorprendida lo que estaba frente a sus ojos, era un campo lleno de árboles con un inmenso lago de aguas cristalinas. El viento era fresco y alrededor no había nadie más que pudiese molestarlos, el ambiente estaba lleno de paz.

- Gerard…- musito Hermione.- Esto es genial...

- ¿No crees que es un buen lugar para platicar?.- Draco la volteo a ver. El rostro de Hermione estaba bañado de felicidad. Sus labios dibujaban una bella sonrisa.

- Ahí hay un bote.- dijo ella señalándolo.- ¿crees que podamos subirnos?.

- Supongo, ese bote ha estado ahí desde siempre.- contesto.

Hermione lo miro suspicaz. – Espera… tu eres de Francia. ¿Cómo es que conoces este lugar?.

- Muy fácil…- Draco sonrió.- Estamos en el lugar donde nació mi madre, recuerda que ella era inglesa.

Hermione abrió los ojos sorprendida. – Es cierto!!. Lo he olvidado.

- Yo no lo he olvidado.- Los ojos de Draco se hicieron mas pequeños.- Antes veníamos aquí muy seguido y ese viejo bote lo usábamos para recorrer el lago.

Hermione comenzó a caminar hacia el bote, seguida por Draco. La chica fue quien subió primero y se sentó frente al joven rubio.

- Movilius…- murmuro Draco con su varita.

El bote comenzó a moverse llevando a sus pasajeros a un paseo por el enorme lago. Hermione miraba el paisaje como una niña que acababa de ver cientos de caramelos para ella sola. Draco la observaba fijamente.

- ¿Hace cuanto que no venias aquí?- pregunto Hermione.

- Hace varios años… no recuerdo.

- ¿Pasaremos aquí todo el día?.- pregunto Hermione.

- Eso si tú quieres.- dijo Draco con una sonrisa amable.

- ¿Sabes Gerard?. A veces no me pareces tan mala persona.- Hermione lo miro con picardía.

- Vaya concepto en que me tienes.- dijo sonando a queja.

- A veces eres encantador..otras veces eres un arrogante.- La chica se sonrojo al decir esto.

- Creo que en este caso podría decir lo mismo de ti, aunque no pienso que seas encantadora.- Draco sonrió maliciosamente al ver la cara de indignación de la chica.

- ¿Se puede saber porque siempre tratas de hacerme enojar?.

- Hace un momento te di una respuesta.

De pronto algo surgió del agua y tomo del brazo a Hermione.

Hermione pego un grito y se movió hacia donde estaba Draco sin darse cuenta que había quedado entre las piernas del chico que reía divertido.

- ¿Qué fue eso?.- Pregunto asustada mientras se limpiaba el brazo.

- ¿Eso?. Es una sirena…- Draco señalo con el dedo.

Tal y cual había dicho Draco, aquello había sido una sirena que juguetonamente se deslizaba por el agua sonriendo picaramente.

- ¿Sirenas?. - Hermione volteo a ver a Draco confundida.- ¿En donde estamos Gerard?.

- Estamos en la propiedad de un amigo de mi mama.- contesto.

- ¿Es propiedad privada esto?.- Hermione tenía el rostro asustado.

- No te preocupes. Este lugar hace mucho tiempo que nadie lo visita… seguramente hasta el dueño ha muerto.- dijo en un aire melancólico.

Draco y Hermione se quedaron mirando unos momentos. Hermione se había dado cuenta que estaba sentada en medio de las piernas de Draco. El chico estaba sentado en una tabla mas arriba por lo que ella podía apoyar sus brazos en las piernas de él.

- L-lo siento…- Hermione quiso pararse para moverse a su sitio pero Draco la detuvo.

- Es mejor que te quedes aquí. Si ella te ve sola, te volverá a tomar del brazo.- dijo él señalando a la pequeña sirena.

Hermione trago saliva.

Draco con su varita comenzó a hacer círculos en el agua y estos círculos se iban haciendo más grandes hasta parecer pequeños tornados de agua. Estos tornados comenzaron a cruzarse por encima del bote formando un puente por el cual pasaban.

Hermione sonreía de felicidad, nunca había visto un espectáculo tan increíble. Unas pequeñas gotas caían en el rostro de ambos chicos.

Todo hubiera sido continuado así… sino fuera porque la poción multijugos de Draco había llegado a su fin.

Draco miro horrorizado que el color de su piel se iba aclarando y que el color de su cabello pasaba de negro a rubio.

"Maldición!!!."- Pensó Draco. Había olvidado la estupida poción. Comenzó a buscar desesperadamente en su bolsillos pero estaban vacíos lo único que tenia a mano era su varita.

Hermione no se había dado cuenta de la transformación de su compañero pero…

- Gerard.. ¿Qué son es…?.- Hermione miro a Draco con infinita sorpresa mientras Draco sentía un nudo en la garganta.

- MALFOY!!!

*-*-*-*-

LO SIENTO!!!!... se que es un capitulo horrible y que seguramente esperaban un poco mas pero es que la verdad ultimamente no he tenido mucha imaginacion que digamos y en este capitulo no sabia como desglosar la historia.

Por ahi recibi un review de alguien que me comentaba que a veces mi redaccion fallaba un poco, disculpenme si tengo faltas de ortografia y todo eso pero es que la verdad como ya tengo menos tiempo del que antes tenia no me he dedicado al 100% a revisar esos detalles.

Si en este capitulo le ven alguna horrortografia mil disculpas!.

Tambien quiero agradecerle a todas las personas que me han apoyado con sus reviews. Espero que este cap les llegue a gustar un poco.

Bueno, como siempre... DEJEN MAS REVIEWS!!..

y no se pierdan el proximo capitulo...

Besos

J@ina