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Capítulo VII: "Sin más esperanzas."

Ya habían pasado 2 semanas desde aquel día en que Hermione había vuelto a ver a Ron. La verdad era de que Hermione se sentía bastante mal al recordar lo que había pasado. Ella pensaba que Ron formaba parte del pasado, pero no podía dejar de pensar en él. Obviamente que ella nunca quiso hacerle daño, pero por lo que Ron le había dicho, si lo había hecho y eso la hacía sentirse muy culpable. ¿Por qué justo ese día tenía que encontrarse con Ron? ¿Por qué justo ese día en que ella estaba tan feliz de poder conocer a Poseidon? Siempre que algo bueno le estaba por pasar, tenía que terminar mal. Pero Hermione decidió que no pensaría más en Ron ni en lo que había sucedido, aunque dejar de pensar en Ron le iba a costar mucho trabajo.

Era jueves a la noche y Ron se encontraba en la casa de Harry. Éste ya se había enterado del encuentro entre Ron y Hermione y se sentía muy apenado de que todo había terminado mal.

- No te desanimes, Ron- le dijo Harry.- Hermione es algo orgullosa, y eso no lo vamos a cambiar,

- De verdad no esperé que ella reaccionara así conmigo. No entiendo, Harry, ¿cómo es que Hermione cambio de un día para otro? Ella era diferente...

- Bueno, Ron, todos podemos cambiar- dijo Harry.- Ya verás que todo estará bien.

- Espero que tengas razón, Harry.- contestó Ron.- A propósito, el sábado es tu cumpleaños, ¿qué harás?

- No lo sé, creo que nada.

-¿Cómo que nada? No todos los días se cumplen 24 años, Harry.

-¿24 años? Creía que eran menos...

- ¿Y bien? ¿Qué harás?

- La verdad que ni idea, cualquier cosa te aviso.

- Esta bien, me voy Harry, nos vemos.

- Adiós Ron.

Hermione estaba sentada frente a la computadora. Desde el día del encuentro con Ron, no había vuelto a entrar al chat, y quería disculparse con Poseidon por haberlo dejado plantado. Espero unos cuantos minutos hasta que vio que Poseidon se había conectado a la sala. Inmediatamente le hizo click.

ATENEA¡Hola! Tanto tiempo...

POSEIDON¡Atenea! ¿Cómo estas?

ATENEABien, ¿y tu?

POSEIDONbien, digamos que bien...

ATENEAoye, de verdad lamento haberte dejado plantado la otra vez.

POSEIDONno hay problema, y lamento no haber podido ir, es que tuve unos problemas...

ATENEA¿qué problemas?

POSEIDONno es nada, enserio.

ATENEA¿y bien? ¿Sigue en pie la propuesta de conocernos?

POSEIDON¡Claro! Cuando quieras.

ATENEA¿el sábado a la noche?

POSEIDONmmmm... justo ese día no puedo... ¿no podría ser otro día? ¿El lunes?

ATENEAay, yo no puedo el lunes, tengo que estudiar para los exámenes...

POSEIDONentonces lo dejamos para el fin de semana próximo, ¿qué te parece?

ATENEAsí, seguro.

Era sábado a la noche y Harry estaba en el día de su cumpleaños junto a Sirius. La verdad que no entendía porque ni Ron, ni ninguno de sus amigos lo había llamado para felicitarlo.

-¡Anímate, Harry! A cualquiera se le puede olvidar la fecha de algún cumpleaños.- le dijo Sirius.

- Pero Sirius, Ron me pregunto la otra vez que iba a hacer para mi cumpleaños, así que no se pudo olvidar...

- Oh, ya verás que no se olvidó Harry.- justo en ese momento alguien tocaba a la puerta de la casa de Sirius.- Mira, capaz que es él.- dijo Sirius.

Y tenía razón. Por la puerta entró un grupo de gente. Eran Ron, Neville, Ginny, los mellizos Weasley, Seamus, Dean, Parvati y Lavender. Todos traían en sus manos algo para comer y tomar, y Ginny puso en la mesa una enorme torta echa por la señora Weasley.

- ¡Feliz cumpleaños!- gritaron todos y se acercaron a Harry para saludarlo.

- Gracias, díganme ¿quién armo todo esto?- dijo Harry.

-¡Quién más podría ser, Harry!- exclamó Ron, sonriendo y mirando a Fred y a George.

- Muchas gracias a todos.- respondió Harry.

Enseguida, todos estaban charlando, comiendo y riendo, recordando divertidas anécdotas vividas en Hogwarts. A la medianoche, Dean y Seamus se fueron hasta la tienda de la esquina a comprar cerveza muggle.

-¡Valla, es más rica que la cerveza de manteca!- dijo Fred, luego de beber un sorbo de cerveza.

Hermione miró por la ventana de su habitación. Se había tomado un descanso para luego continuar estudiando. Se puso de pie y miro el almanaque que estaba sobre su escritorio. Ese viernes tenía que rendir, y no se había preparado para nada. Dio un vistazo más al almanaque y sorprendida vio que hoy era 31 de julio. ¡El cumpleaños de Harry! ¿Cómo se le pudo olvidar? Tenía que ir a verlo. Miro el reloj. Eran las 12:30, muy tarde. Pero sabía que a Harry no le importaría. Se cambió rápidamente de ropa y se dirigió al centro de la ciudad de Londres.

La música sonaba muy fuerte en el departamento de Harry y Sirius. La fiesta continuaba.

-¡Fred, George! ¡Ya dejen de tomar!- exclamó Ginny, cuando ambos mellizos se tomaban la cuarta lata de cerveza.

-¡Pero Ginny, esta cerveza no hace nada!- le dijo George.

-¡Es mas fuerte que la cerveza de manteca!- repuso Ginny, quitándosela a Fred.

En ese momento alguien toco a la puerta.

-¡Ron! ¿Quieres hacerme el favor de atender?- le grito Harry, que estaba charlando animadamente con Parvati.

-¡De acuerdo, Harry!- respondió Ron, por encima de la música.- Seguramente es Sirius que viene de la casa de Remus.

Ron abrió la puerta, pero no era Sirius. Era Hermione.

-¿Hermione? ¿Qué haces aquí?- dijo Ron.

- Hola, Ron... – respondió Hermione. ¿Por qué tenía que atenderla justamente él?- ¿Se encuentra Harry?

- Sí, espera... ¡Harry, ven un segundo!- gritó Ron.

Harry dejo a Parvati hablando con Neville y Lavender para reunirse con Ron.

-¿Qué pasa Ron? ¡Hermione, hola!- dijo Harry al verla.

-¡Feliz cumpleaños Harry!- respondió Hermione, abrazándolo.

- Gracias, que bueno que viniste, pasa.- dijo Harry, al soltarla.

- No, esta bien. Solo venía a saludarte, pero ya me voy.

-¿Por qué? Vamos, pasa, la fiesta esta buena, ¿o no Ron?

- Sí, muy buena.- respondió Ron.

-¿Y? ¿Te quedas? Por favor, Hermione.- rogó Harry. Hermione dudo unos segundos. No quería quedarse por Ron, pero Harry era su amigo y no podía decirle que no.

- Esta bien, me quedaré.- dijo por fin Hermione. Harry sonrió invitándola a entrar.

Todos los presentes de acercaron inmediatamente a ella, porque hace mucho tiempo que no la veían.

-¡Hermione, que bueno verte!- exclamo Neville.

- Gracias, Neville. Es muy bueno volver a verlos a todos.- respondió Hermione, sentándose en un sillón.

-¿Y que haces de tu vida?- pregunto Lavender- ¿Estudias?

- Sí, estudio periodismo en una universidad muggle.

-¿En una universidad muggle?- repuso Seamus.- ¡Pero Hermione, tú eres demasiado inteligente para estudiar una carrera muggle!

- Gracias por el halago, Seamus, pero creo que es lo mejor para mí... ¿y que hay de ustedes?

- Bueno, Lavender y yo estamos estudiando para ser profesoras de Adivinación. Tu sabes cuanto nos gustaba esa materia en Hogwarts.- dijo Parvati.

- Si, me acuerdo.

- Yo estoy trabajando para entrar en el Ministerio de la Magia.- dijo Dean.

-¿Sí? ¿Para que departamento?

- Para el departamento de Regulación y Control de las criaturas mágicas.- respondió Dean.

- Y yo para entrar también al Ministerio de la Magia. Pero para el departamento de Deportes y juegos mágicos junto a Ron- contestó Seamus.

Hermione pensó inmediatamente en Poseidon. El también estaba preparándose para entrar en ese departamento y seguramente Ron y Seamus lo conocería, pero mejor no preguntar nada. Además no sabía su nombre.

-¿Y que hay de ti, Neville?

- Bueno, yo estoy trabajando en Hogwarts, como profesor de Herbología- contesto Neville.

- Y por supuesto nosotros pusimos nuestra tienda de chascos en el callejón Diagon.- dijo Fred.

-¿Pusieron su propia tienda de chascos?

- Sí, se llama "Sortilegios Weasley".

- Valla, siempre tuve confianza en que la pondrían.- sonrió Hermione.

- Gracias, Hermione. Cuando quieras puedes ir a visitarnos. Además Ron va a diario por allí.- contesto George. Todos lanzaron una risa. Ron miro a George con furia y Hermione se sonrojó.

-¿Quieres cerveza, Hermione?- ofreció Harry.

- No gracias, no tomo...

Enseguida, la música volvió a sonar a todo volumen. Todos bailaban animadamente, menos Hermione que solo miraba como los demás se divertían. Sin que nadie lo notara, salió al balcón, pero allí estaba Ron.

- Lo siento, no sabía que estabas aquí... –dijo Hermione, poniéndose algo nerviosa.

- No te preocupes.- respondió Ron.

- Mejor volveré adentro...

- ¡No! Espera, Hermione. Quisiera hablar contigo, ¿podría ser?- le pidió Ron.

- Esta bien... –contestó Hermione, sentándose al lado de Ron.

- Escucha, Hermione, de verdad lamento lo que paso la otra vez, es que todo esta tan confuso... –dijo Ron.

- Esta todo bien. Yo lamento haberte dicho todas esas horribles cosas, es que no se lo que me pasa, porque tu tienes razón, soy una tonta al haber dejado de hablarte...

- No hay problema, ¿amigos de vuelta?- dijo Ron, extendiendo su mano para que Hermione la tomara.

- Amigos de vuelta.- respondió Hermione sonriendo.

-¿Y que cuentas? ¿Cómo esta tu vida amorosa?- preguntó Ron. Hermione dudo unos instantes. No quería hacerse más ilusiones con Ron, así que decidió mentir un poco.

- La verdad, que perfecta. No podría estar mejor.- dijo Hermione.

-¿Enserio?

- Si, conocí a un chico muy simpático. Creo que somos el uno para el otro. Es la persona que siempre he buscado.

- Me alegro por ti... –dijo Ron, muy triste. Cuando se habían dado la mano, penso que todo volvería a ser como antes, y capaz que tendría otra oportunidad con Hermione, pero eso ya no era posible porque ella estaba enamorada de otro muchacho.

- ¿Y que hay de ti?- pregunto Hermione.

- Bueno, yo también conocí a alguien, y estoy muy bien con ella.- mintió Ron.

El corazón de Hermione se lleno de tristeza al oír eso. Ya no tenía más posibilidades con Ron, todo estaba olvidado, nunca había pasado nada con Ron y nunca iba a pasar nada.

La fiesta duro hasta las 5 de la mañana, ya que Sirius se había quejado que no lo dejaban dormir.

Ron volvió a su casa a través de polvos flu junto a los gemelos y Ginny. Cuando llegaron a casa, solo se limito a dar las buenas noches, mientras que sus hermanos se quedaban charlando en la cocina. No quería pensar más en lo que Hermione le había dicho, pero no podía hacerlo. Ella gustaba de otro, y el no podía hacer nada, solo sentirse triste y sin esperanza alguna.

Hermione llegó a su casa y luego de tomarse un vaso de agua, se metió en la cama. Pero no podía dormir. Se sentía muy triste, ella en el fondo seguía enamorada de Ron y no podía hacer nada para sacar ese sentimiento de su corazón. Siempre lo había intentado, pero desde que lo vio, Ron había estado en su corazón.

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Vero Granger.