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Capítulo XVIII: El cumpleaños de Ginny (Parte II) y algunos recuerdos
-¡¡SORPRESA!! ¡Feliz cumpleaños, Ginny!- gritaron todos, acercándose a la colorada, que los miraba incrédula.
-¡Oh, muchas gracias! ¡No puedo creerlo! Creí que todos se habían olvidado... –dijo Ginny, emocionada.
-¡Pero, Ginny, como nos vamos a olvidar! Si eres la pequeña de la familia.- le dijo Fred, abrazándola.
- Gracias a todos, de verdad... no me lo esperaba... –exclamó Ginny, sonriendo.
- Ni lo menciones, Gin... además la idea la tuvo Harry, que se la contó a papá, es a él a quién debes agradecer.- le dijo Ron.
-¿En verdad fue tu idea, Harry? ¡Oh, muchas gracias! Con razón actuabas tan extraño...- comentó Ginny, lanzándose a los brazos de Harry.
- Bueno, tengo hambre, ¿por qué no comemos?- propuso Charlie.
Todos aceptaron y se sentaron a la mesa. La cena fue exquisita: Sara y Florencia se había encargado de preparar un riquísimo pollo y miles de ensaladas, Hermione había llevado una pequeña tarta y Penelope había comprado masitas finas.
- Estas masitas son realmente exquisitas Penelope- comentó Bill.
En ese momento, Percy llegó de la cocina, con un pastel de tres pisos que temblaba peligrosamente sobre la bandeja y a su alrededor estaban colocadas 22 velas. Todos lo miraron y tuvieron que hacer un gran esfuerzo para no soltar carcajadas.
-¡Oh, Percy! El pastel se ve asombroso... gracias.- dijo Ginny, sonriéndole.
- No tienes nada que agradecer, Ginny. Todo sea por mi hermanita menor.- le respondió Percy, poniendo el pastel sobre la mesa y acercándose a Ginny para abrazarla.
- Bueno, Percy, no se si te has dado cuenta, pero acaba de cumplir 22 años... ya no es una niña... creo que disfrazarte de payaso no fue la mejor idea... –comentó Charlie. Todos rieron ante el comentario.
-¡Pero que dices, Charlie! Yo creo que fue una brillante idea, nunca me he reído tanto de Percy, ni cuando lo molestábamos en Hogwarts.- dijo George.
- Eso es verdad... aunque no necesitabas el disfraz, Percy... –añadió Fred. Todos rieron.
- Basta, no molesten más a su hermano.- dijo cortante la señora Weasley.
- Déjalos, mamá... son demasiado inmaduros. Creí que ya habían cambiado. Y, sí Charlie, he notado que Ginny ya no es una niña, pero lo mismo; para mi siempre seguirá siendo la pequeña Ginny.- contestó Percy, emocionado.
-¡Oh, que conmovedor!- se burló Ron.
-¡Ronald, basta!- le reprochó la señora Weasley.
- Sí, Ronnie, no te conviene hacer enojar a Percy... no vaya a ser que deje una de sus pociones y te salgan más ronchas de las que tienes... –rió Fred.
Los pequeños hijos de Charlie se durmieron al instante, y Florencia los acomodó en la pieza que Ron y Hermione les habían preparado.
La familia continuó charlando y riendo. Ron quería estar un rato a solas con Hermione, por eso le propuso salir un rato afuera, a pesar del frío que corría.
Cuando salieron, vieron a Melany y a Michael viendo como la nieve caía.
- Hola, niños... ¿qué hacen?- preguntó Ron
- Nada, solo mirábamos la nieve.- respondió Melany, en tono aburrido.
-¿Podemos sentarnos con ustedes?- dijo Ron.
- Claro. Vengan.- los invitó Michael, haciéndoles un lugar en el suelo.
Ron y Hermione se sentaron. Por un minuto todos estuvieron callados, hasta que Melany habló.
- Mmm... ¿Hermione?- dijo, mirándola.
-¿Si, que sucede?
- Tu también eres bruja, ¿no?
-¡Oh, claro que sí!
-¿Y fuiste a Hogwarts también?
- Por supuesto; es ahí donde conocí a tu tío Ron y a Harry.
-¿También eres amiga del tío Harry?- preguntó Michael sorprendido.
-¿Tío Harry?- repuso Hermione extrañada, mirando a Ron.
- Harry ya es de la familia... –contestó Ron, sonriendo.
- Ya veo... si, somos los tres muy amigos... aunque al principio, no nos llevábamos muy bien...
-¡Ron!- en ese momento Bill salió hacia la entrada de la Madriguera.
-¿Qué sucede, Bill?
-¿Puedes venir un segundo? Necesitamos tu ayuda.
- De acuerdo, ya voy.
- Pero apúrate; es urgente.
- Ahí voy.
- Voy contigo, Ron.- dijo Hermione.
- No, quédate, enseguida vuelvo...
- Esta bien.
Al minuto, Ron se fue.
-¿Hermione?- la llamó Melany de nuevo.
-¿Si?
-¿Por qué no se llevaban bien al principio el tío Harry y Ron contigo?
- Bueno, es una larga historia, ¿quieren escucharla?
-¡Claro! Tenemos tiempo.- dijo Melany, acomodándose en el escalón para escuchar a Hermione.
- Bueno, cuando me llegó mi carta de Hogwarts no podía creerlo. Mis padres son muggles, o sea personas sin magia.
- Lo sabemos.- repuso Michael.
- Entonces yo me sentía bastante nerviosa, nunca había pensado que eso podía llegar a sucederme a mí... yo era una chica bastante solitaria, me gustaba mucho el estudio, por eso decidí estudiar todos los libros para cuando entre a Hogwarts supiera algo. Pero me parecía algo muy interesante y divertido estudiar. Lo hacía porque me gustaba. Cuando llegué ese primer día de clases al expreso de Hogwarts me sentía muy nerviosa, como si nunca podría encajar en ese mundo...
*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*FLASH BACK*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*
-¿Hermione? ¿No te olvidas de nada?- dijo una mujer alta caminando al lado de su marido y de su hija, por la estación de trenes King Cross, en Londres.
- No, mamá, creo que no... estoy nerviosa.- respondió una niña de cabello castaño enmarañado retorciéndose las manos.
- No te preocupes, hija, todo estará bien. Ya sabes, no olvides escribirnos.- dijo su padre, deteniéndose entre medio de las plataformas 9 y 10.
- No lo olvidaré... –contestó la niña obedientemente.
-¿Estas segura de que aquí es, Hermione?- dijo la mujer, frunciendo el entrecejo y mirando la pared que dividía las plataformas.
- Sí. He estado leyendo en un libro llamado Historia de Hogwarts y estoy casi segura de que por aquí es... bueno, ya casi son las 11...
- Adiós, hija, cuídate, escríbenos para contarnos como te fue.- dijo su padre, abrazándola.
- Lo haré, papá... adiós mamá.- dijo Hermione, acercándose a su madre y abrazándola con fuerza. La mujer derramó algunas lágrimas.
Hermione dio un suspiro, y fijándose que nadie la veía, excepto sus padres, traspasó la barrera. Al entrar, tirando de su carrito, vio un enorme tren escarlata, a un montón de chicos que corrían de aquí para allá, lechuzas y gatos.
Maravillada, la niña empezó a caminar hacia el tren y se subió en él. Encontró un vagón vacío, acomodó sus cosas y sacó la cabeza por la ventana para observar su alrededor.
Vio a un chico de pelos parados que estaba rodeado por dos gemelos pelirrojos mirando lo que parecía una caja.
-¡Wow, Lee! La araña es fabulosa... ¿dónde la conseguiste?- le preguntó uno de los gemelos, fascinado.
- Pues, en mis vacaciones en Irlanda, mis padres me la compraron. Esta buena, ¿no?- respondió Lee, dándose aires de superioridad.
- Es espectacular. Podríamos ponérsela a Ron, Fred.- dijo el otro gemelo, mirando a su hermano.
Hermione dejo de observarlos y posó su mirada en un chico de pelo negro azabache con lentes que parecía estar tan solo como ella. Le parecía que el niño estaba desorientado, pero enseguida lo vio subir al tren y lo perdió de vista.
Se detuvo en tres chicos que hablaban cerca de la ventanilla de ella. Uno era rubio con ojos grises y los otros dos eran grandotes y altos.
-¿Tu padre no te compró la escoba de carrera, Draco?- preguntó uno de los chicos mirando al rubio.
- No, y estoy muy molesto. No puedo creerlo. Siempre me compra lo que le digo. Solo porque Dumbledore dijo que no se permite a los alumnos de 1° llevar escobas no me la obsequió. – contestó Draco enojado.
- Creí que tu padre detestaba a Dumbledore, Draco.- comentó el otro muchacho.
- Yo también lo creía.
Hermione pensó que ese chico era bastante desagradable. Ya se había empezado a aburrir, cuando de pronto vio algo que le llamó la atención. Se acercaba una señora regordeta con cara amable de la mano de una niña colorada que parecía estar a punto de llorar, un muchacho alto, que ella supuso que debía estar en 5°, y atrás se acercaba un chico alto, con muchas pecas y colorado al igual que los demás, que parecía también entrar en 1°. Sin saber porqué, a Hermione le llamó mucho la atención aquel niño, y no podía dejar de mirarlo. Enseguida los gemelos que Hermione había visto unos momentos antes, se acercaron a la señora regordeta. Hermione escuchaba todo lo que ellos hablaban, aunque su atención estaba centrada en el menor de los colorados. Al minuto el tren empezó a andar, y un chico de cara redonda entro al compartimento de Hermione.
- Lo siento, es que estoy buscando a mi sapo, ¿no podrías ayudarme?- le dijo, algo asustado.
- Seguro.- respondió Hermione amablemente.
- Soy Neville. ¿Y tu quien eres?- se presentó el chico.
- Hermione Granger.
- Un gusto. Escucha vamos para allá porque yo ya fui por ahí.
Hermione se encaminó con Neville. Entraron en un vagón y vieron que estaba ocupado por el mismo niño de pelo azabache que Hermione había visto hace unos instantes, y el colorado que tanto le había llamado la atención, que tenía una varita en la mano.
-¿Han visto a un sapo? Neville perdió uno.- dijo Hermione.
- Ya les hemos dicho que no.- respondió de mala gana el colorado.
-¡Oh! ¿Estas haciendo magia? Entonces me quedo para ver.- dijo Hermione contenta, sentándose en frente de él.
- Eh... de acuerdo. Rayos de sol, margaritas, vuelvan amarilla a esta tonta ratita.- recitó el chico. Pero la rata que tenía sobre su regazo no hizo nada.
-¿Crees que sea un hechizo de verdad? Pues no es muy efectivo, ¿no? Yo solo he probado con algunos muy simples. Mis padres son muggles, y cuando recibí la carta me sentí muy reconfortada. Me he estudiado todos los libros de memoria. Soy Hermione Granger, ¿y ustedes quienes son?- dijo Hermione rápidamente. Se divirtió al ver la cara de confusión de los niños.
- Ron Weasley.- dijo el colorado, mirando a Hermione con el entrecejo fruncido. Hermione habló por unos minutos más, hasta que se tuvo que ir con Neville a seguir buscando a Trevor. Mientras lo buscaban, Hermione pensó que Ron Weasley no era la persona más agradable que había conocido, pero lo mismo no podía negar que no podía dejar de pensar en él.
*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*FIN DEL FLASH BACK*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*
-¡Oh, vaya! No sabía que el tío Ron podía ser tan desagradable... –comentó Melany impresionada.
- Si, pero después nos hicimos grandes amigos.- repuso Hermione
- Ya nos ha contado esa historia el tío Harry.- dijo Michael.
En ese momento, Ron volvió y se sentó.
-¿Qué quería Bill?- pregunto Hermione.
- Están jugando una partida de ajedrez con Charlie y necesitaban mi ayuda... ¿de que hablaron en mi ausencia?
- Hermione nos contó sobre su primer día en Hogwarts, tío Ron.- dijo Michael.
-¿Si? Pues, Hermione nunca me contó eso a mi... –dijo Ron en broma.
- Tenías razón, tío Ron. Hermione es muy agradable.- dijo Melany, sonriendo.
- Bueno, gracias... –dijo Hermione, algo ruborizada.
- Y además es muy linda. Tal como la describiste, tío... –agregó Michael ante un Ron sumamente colorado de la vergüenza.
- Harían una bonita pareja.- añadió Melany.
-¿Qué?- exclamó Hermione incrédula.
- Sí, una hermosa pareja.- acotó Michael.
-¡Niños! Ya es tarde, vayan a dormir.- les dijo cortante Ron.
- Pero...
-¡Nada! A dormir, ahora.
- Ufa...- gruñó Michael.
- Buenas noches.- saludó Melany.
- Adiós niños.- respondieron Ron y Hermione.
Ambos chicos entraron. Al verlos entrar, Harry y Ginny se abalanzaron sobre ellos.
-¿Y? ¿Cómo les fue?- preguntó Ginny ansiosa.
- Supongo que bien.- contestó Melany.
-¿Les dijeron lo que le dijimos que les dijeran?- quiso saber Harry.
-¿Cómo? ¡Me están confundiendo!- exclamó Michael, algo confuso.
- Olvídalo, Michael... ¿qué sucedió, Melany?- preguntó Ginny.
- Les dijimos lo que nos dijeron que le digamos, tía Ginny.- respondió la niña.
-¿Y que paso?- se inquietó Harry.
- Pues... el amargado del tío Ron nos envió a dormir. Creo que se puso incómodo.- dijo Melany, sonriendo.
- Bueno, espero que resulte. Gracias niños.- dijo Harry.
- Ejem... lo prometido es deuda... –intervino Melany extendiendo su mano. Harry saco de su bolsillo cuatro galleones y puso dos en la mano de Melany, y los otros en las de Michael.
- Cuentas claras, conservan la amistad. Buenas noches.- dijo Melany alejándose de allí con su hermano.
Mientras tanto, Ron y Hermione, estaban afuera, todavía mirando la espesa nieve caer sobre la Madriguera.
- Ya es tarde Ron, debería irme- dijo Hermione.
- No, no te vallas Herm... no todavía- aclaró Ron ante la mirada confundida de la chica- Yo, estuve pensando mucho en nosotros sabes?, todo lo que pasó, con Atenea, con Poseidon...
Pero Hermione lo detuvo.
- Ron, es mejor dejar todo en el pasado, eso ya sucedió tiempo atrás.
- Pero Hermione... todo quedó atrás... ¿todo?
- No se a que te refieres Ron.- dijo Hermione desviando la mirada.
- Me refiero a si no sentiste nada cuando te besé.
Hermione pensó en ese momento que Ron había sido muy directo, y aunque lo intentaba, no podía mirarlo a los ojos. Pero Ron estaba dispuesto a confesarle todo a ella, todo lo que la quería.
- Hermione- dijo, acercándose a ella- Yo no se que sentirás tú, pero hoy no te di un beso solamente para que ese estúpido se diera cuenta que no lo quieres... sino también porque hace tiempo que quiero hacerlo, y por una cosa u otra- en ese momento a ambos se le vino la imagen de Percy- ... no es podido hacerlo.
Hermione solo atinaba a mirar los ojos azules de Ron, que esa noche estaban particularmente brillantes. Pero luego de unos segundos, bajó la mirada.
- Está bien- finalizó Ron- no quiero presionarte ni nada Herm... pero solo respóndeme lo que te pregunte... ¿no sentiste nada cuando te besé?
- Yo... - comenzó a decir ella-... claro que si.
En el rostro de Ron se dibujó una sonrisa, que le dio color a toda la noche oscura.
- Pero no quiero que lo tomes como mas de lo que es- agregó Hermione.- Sufrí mucho Ron... y quiero tomarme mis tiempos para saber exactamente que es lo siento.
Pero a Ron no le importaba lo que acaba de decir la chica. Ella le había dicho que le gustó su beso, y eso le daba muchas fuerzas para seguir, a partir de allí, luchando por su amor.
De repente Hermione se levantó. Ron lo hizo también.
- Bueno Ron, estuvo muy linda la fiesta, entraré a despedirme...
- Espera- dijo Ron. Sin saber porqué, tomó la mano de Hermione, que lo miraba atónita.
- Nada, solo quería decirte... que me gustaría que vallamos juntos al Campeonato Mundial del año que entra. Ya solo faltan dos semanas.
- Me gustaría mucho, Ron- dijo ella. Sin saber que mas decir se quedó allí parada, con Ron todavía tomándole la mano.
En ese preciso momento, la puerta se abrió de golpe, y por ella salió Penelope y Percy, a las risotadas. Cuando los vieron se quedaron mudos, y Hermione rápidamente sacó su mano de la de Ron.
- Oh, disculpen, ¿interrumpimos algo?- preguntó Penelope, intrigada.
- No, nada- se apresuró a decir Hermione, porque ya veía a Ron a punto de explotar con tantas interrupciones.
- No, que vamos a molestar, Penelope- dijo Percy- Si mi hermanito es mas lento para decirle a una chica que le gusta- acotó con una risita- Si para decirle a Julianna estuvo como 2 meses.
El comentario pareció causarle gracia a Penelope, pero no así a Hermione, que miró a Ron con decepción y se apresuró a entrar en la casa.
Ron no sabía si matar a Percy de una buena vez, recriminarle a Penelope que se ría de lo que éste decía, o ir corriendo atrás de Hermione, pero simplemente optó por entrar a la Madriguera e irse a dormir.
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Hola!!! ¿cómo están? Espero que super bien.
Ojalá que les haya gustado este capítulo, porque a mí me encanto escribirlo. Sé que el fic ha dado un giro inesperado y que ya no esta acorde a la película, pero espero que lo mismo les guste, porque ha mi me resulta muy agradable escribirlo para todos ustedes.
Otra vez, como siempre digo, ¡¡¡gracias por sus reviews!!! Aunque no lo crean, para mí son muy importantes y cada cosa que me ponen en ellos, me hace sentir muy bien. De nuevo, muchísimas gracias n____n
Los veo en la próxima
~*Vero Granger*~
