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Capítulo XIX: R & H

Una semana había pasado desde la fiesta del cumpleaños de Ginny.

Ese 24 de diciembre a la mañana, Ron se despertó temprano, pero sin muchas ganas de salir de la cama. Miro por la ventana, y vio que la nieve caía sin parar, empañando los vidrios.

Ron no podía creer lo que le había pasado en los últimos meses. Siempre había pensado que nunca más volvería a ver a Hermione, pero ahora parecía increíble como se habían encontrado de vuelta. Pero desde el cumpleaños de Ginny, Ron había notado algo distante a Hermione. Parecía que aquel estúpido comentario de Percy le había caído mal. ¿Por qué siempre las cosas terminaban mal? Y todo era la culpa de Percy, que, como siempre, le hacía la vida imposible.

Se levantó de la cama y se vistió. Bajo las escaleras y al entrar a la cocina, vio al señor Weasley desayunando mientras leía "El Profeta".

- Buenos días, Ron.- dijo el señor Weasley, al verlo.

- Hola, papá... ¿dónde están todos?- preguntó Ron, sirviéndose un poco de café.

- Todos han salido. Florencia, Sara, Ginny y tu madre se fueron al callejón Diagon a comprar los regalos de Navidad. Bill y Charlie se han ido a la casa de Percy.

- Cierto, hoy es noche nueva... ¿qué haremos mañana?

- Supongo que una cena familiar, como siempre. Tengo que irme a la casa de Percy. Nos vemos luego, hijo.- le dijo el señor Weasley, dando el último sorbo de jugo y saliendo de la Madriguera.

Ron terminó de desayunar y no sabía que hacer. Esos días había estado pensando en hacer algo especial para Hermione, pero nada se le ocurría.

La nieve caía sin parar, pero Ron se abrigó y se fue a Londres, apareciéndose en la puerta del edificio donde vivía Harry. Tocó la puerta y abrió Harry.

-¡Hola, Ron! ¿Qué haces aquí?- dijo Harry, extrañado.

-¿Acaso no puedo venir a visitarte?- repuso Ron, algo ofendido.

- Claro que sí... lo siento.

-¿Estabas por salir?

- Pues sí, ¿quieres venir? Tengo que comprarle algo a Ginny.

- ...¬¬, bueno, vámonos...

Ambos chicos salieron hacia la alborotada calle de Londres, donde, a pesar del frío, la gente caminaba llena de paquetes.

-¿No vamos a ir al callejón Diagon?- preguntó Ron.

- No, me gustaría ver otra cosa, del mundo muggle.- respondió Harry, colocándose sobre el desordenado cabello, un gorro de lana rojo.

- Ah...

- Oye, ¿y que le vas a regalar a Hermione?

- No he pensado nada todavía... sigue muy distante conmigo...

- No te preocupes, ya se le pasará. Ella esta muy insegura, Ron... Todo esto ha sucedido muy rápido...

- Lo sé, Harry, hasta para mí es increíble...

- Tienes que tenerle paciencia, ¿sabes? Si de verdad la quieres...

-¡Por supuesto! La esperaré toda la vida si es necesario... lo que no entiendo es por que esta tan insegura.

- Bueno, todo este tiempo Hermione estuvo muy sola, y empezar esta relación así de repente... ¿no te parece?

- Sí...

- Entremos aquí, Ron.- dijo Harry, deteniéndose en una tienda de ropa. Ron, de mala gana, lo siguió.

-¿Qué piensas comprarle, Harry?- le preguntó Ron mirando a Harry con el ceño fruncido; tenía en las manos una remera rosada, bastante pequeña.

- No sé... por eso quiero que me ayudes...

-¿Y crees que yo sé de ropa para mujeres?- razonó Ron.

- Bueno, has tenido muchas novias...

- Pero nunca les compré un regalo... –respondió Ron.

-¿Qué te parece esto?- preguntó Harry, sacando del mostrador una diminuta falda de cuero negro.

- Ni pienses que Ginny se pondrá eso.- dijo Ron, algo harto.

- De acuerdo... aunque, no le quedaría nada mal.- sonrió Harry, con picardía.

-¿Qué dices?- dijo Ron, enojado.

- Nada, olvídalo... ¿nos vamos? Aquí no encuentro nada...

Salieron de la tienda y continuaron caminando.

- Ron, se me acaba de ocurrir una idea.- dijo Harry, de repente.

-¿Cuál?

- Podrías llevar a Hermione a cenar, esta noche... ¿qué te parece?

-¿A cenar? Suena bien... continúa...

- Bueno, y ahí le das el regalo que le comprarás, y la invitas para que venga con nosotros al Campeonato Mundial, ¿qué opinas? Y obviamente, le explicas bien lo que sucedió con Percy...

-¡Es perfecto, Harry! Por fin se te ocurre algo...

-...¬¬

- Oye, ¿y si entramos aquí?- dijo Ron, deteniéndose enfrente de una joyería.

- Bueno, vamos...

Harry y Ron entraron, y los atendió una muchacha rubia de cara bondadosa.

-¿Qué necesitan?- preguntó la chica, mirando a Ron detenidamente.

- Bueno, yo vengo a buscar un regalo para mi novia... pero no se me ocurre nada...

- Pero han venido al lugar correcto. ¿Acaso quiere pedirle matrimonio a su novia?- preguntó la mujer, sonriendo.

-¿¡Que!?- exclamó Ron, mirando a Harry.

- No, por ahora... –repuso Harry sonrojado.

- Bueno, entonces, la señorita que está allá lo podrá atender... ¡Rosie!- gritó la chica, dirigiéndose a su compañera. Ella se acercó.

-¿Qué sucede, Susan?- preguntó.

-¿Puedes atenderlo?- respondió Susan, mirando a Harry.

- Pero estoy ocupada, además si puedes atenderlo tú...

- Rosie, no estas haciendo nada... ¡Atiéndelo!- replicó Susan, mirando a Ron, y luego a su amiga significativamente.

-¡Oh! ¡Ah! Ya entiendo... venga conmigo... –dijo Rosie, llevándose a Harry, y guiñándole un ojo a su amiga.

- Eh... bien... ¿qué estas buscando?- preguntó Susan, volviéndose hacia Ron.

- Pues, estoy buscando un regalo para una... amiga... –respondió Ron.

-¿Una amiga? ¿Quieres algo en especial?

- Ella es muy especial para mi, por eso me gustaría algo... especial.

- Ah... bueno, ¿qué te parece un par de aros?- dijo ella, algo decepcionada.

-¿Aros?- dijo Ron, no muy convencido, observando el par de aretes de perlas que la chica había sacado.

- Son lindos.- dijo ella.

- Mmm... no, otra cosa.

-¡Ron!- Harry tenía en sus manos un pequeño paquete. Susan dio un suspiro al ver que Harry se acercaba, y le dirigió una dura mirada a Rosie, que se encogió de hombros.

-¿Qué sucede, Harry?- preguntó Ron.

- Mira lo que le compré a Ginny.- dijo Harry rebosante de alegría, y sacando un hermoso par de aros de oro.

- Son muy lindos, Harry...

-¿Y como vas tu?

- Mal, no se que comprarle a Hermione...

-¡Mira esto! Es perfecto, Ron.- exclamó Harry, señalando un dije de plata que tenía una H.

-¿Un dije?- se extrañó Ron.

-¡Claro! Compra dos; uno que tenga la H y otro que tenga la R.

-¿Eh?

- ¬¬... tu tendrás la cadena que tiene la H, y Hermione tendrá la que tiene la R, ¿entiendes?

-¡Ah! Claro... ¡genial!

Susan colocó el dije de la R en una cadena de oro y al otro dije, el de la H, Ron ya lo llevaba puesto.

A la hora de pagar, Ron sin darse cuenta, sacó unos galleones, y se los entregó a la cajera, que frunció el entrecejo. Pero Harry, rápidamente, se disculpó diciendo que Ron era extranjero, y le dio unas libras.

- Gracias, Harry... no sé que haría sin ti... –dijo Ron, cuando ya llegaban a la casa de Harry.

- Ni lo menciones, Ron... ¿qué harás ahora?

- Me voy a ver a Hermione... ¿crees que le guste el regalo?

-¡Por supuesto que sí!

Ron sonrió y despidiéndose de Harry, se apareció en la casa de Hermione.

Tocó la puerta y lo atendió la señora Granger.

-¡Hola, Ron! ¡Que agradable sorpresa!- dijo, al verlo.

-¿Cómo esta usted, señora Granger?- preguntó Ron.

- Muy bien, pasa, ya llamaré a Hermione.

- Bueno, gracias.

La señora Granger subió las escaleras.

Hermione estaba en su habitación leyendo un libro. Tocaron a la puerta, y su madre asomó la cabeza.

- Ronald esta aquí, hija.- le informó.

-¿Ron esta aquí?- exclamó Hermione poniéndose de pie y mirándose en el espejo.

- Sí... pero te ves bien, hija ^_^

- ...¬¬

Hermione bajo las escaleras y vio a Ron parado en la sala.

-¡Hola, Hermione!

- Hola, Ron... ¿qué haces aquí?

- Necesitaba hablar contigo...

- Siéntate.- dijo Hermione, ofreciéndole un lugar para sentarse.-¿Quieres tomar algo?

- No, gracias...

-¿Y bien? ¿Qué querías decirme?- preguntó Hermione, algo distante.

- Yo solo quería decirte, que lo que dijo Percy fue una estupidez... no le hagas caso... por favor, Herm... Percy es un imbécil...

- La verdad es que tu no tienes la culpa, Ron... Yo fui la estúpida...

- No digas eso... ¿sabes que? Me gustaría que fueras a cenar conmigo, esta noche, ¿qué dices? Solo nosotros dos.

-¿Solo nosotros?

- Si, solo nosotros... y no aceptaré un no como respuesta. Pasaré por ti a las 8. Nos vemos.- dijo Ron, despidiéndose de ella.

- Nos vemos... –respondió Hermione, cerrando la puerta.

- Vas a ir, ¿verdad, hija?- preguntó la señora Granger, cuando Hermione entró a la cocina.

- Si, creo que sí, pero... espera un segundo... ¡nos estuviste espiando, mamá!- exclamó Hermione enfadada.

- ^_^ Pues sí... lo siento... es que Ron me encanta para ti, hija... tienes que ir...

- No sé...

-¡Vas a ir quieras o no! Yo soy tu madre y te obligo a que vayas.

- De acuerdo iré... pero lo hago porque de verdad quiero ir...

-¡Si! Bien, vamos a ver que te pondrás esta noche, tienes que estar espléndida.

Era las 8 y Ron tocaba el timbre de la casa de los Granger.

Esta vez lo atendió el señor Granger.

- Buenas noches, Ronald.- dijo, haciéndolo pasar. La nieve había cubierto toda la entrada de la casa.

- Buenas noches, señor Granger... ¿cómo esta usted?- preguntó Ron, algo incómodo, sentándose en el living con el señor Granger.

- Muy bien... gracias.

Por unos minutos, se produjo un silencio bastante incómodo, hasta que la señora Granger apareció en la sala, sonriendo de oreja a oreja.

- Hola, Ron, ya baja Hermione.

- Bueno...

Unos minutos más tarde Hermione entró en la sala.

- Ya estoy lista.- anunció.

Ron se volvió. Hermione lucía hermosa. Usaba un precioso vestido negro, hasta las rodillas, y su pelo estaba lacio y brillante. Tenía un poco de brillo en los labios, y algo de maquillaje en sus ojos.

- Hermione... te ves preciosa... - dijo Ron, admirándola.

- Gracias... mamá me ayudó... – repuso Hermione, sonrojada. La señora Granger sonrió.

- Bueno... ¿vamos, Ron?

- Si, nos vamos... –respondió Ron, sin sacarle los ojos de encima a Hermione.

- Vuelvan temprano.- dijo el señor Granger.

-¡Que se diviertan!- gritó la señora Granger.

- Hasta luego.- dijeron Ron y Hermione.

Enseguida ambos estaban sentados en la mesa de un elegante bar del centro de Londres. Luego de encargar sus respectivas comidas, comenzaron a hablar.

-¿Y bien? ¿Qué opinas?- preguntó Ron.

- Es un lugar muy bonito... fue una buena idea, Ron.- respondió Hermione.

- Gracias... Herm... yo... me gustaría darte algo... –empezó a decir Ron, pero en ese momento, el mesero se acercó a la mesa, y sirvió los platos.

Ambos comenzaron a comer en silencio, sin saber que decir.

Cuando terminaron, Ron decidió volver a hablar.

- Eh... bueno, Herm, ahora que nadie nos puede interrumpir, me gustaría darte un regalo adelantado de Navidad.- dijo Ron.

- Bueno, eh, gracias Ron.

Ron sonrió y sacó de su bolsillo la pequeña caja de terciopelo. Hermione se sorprendió tanto al ver la cajita, que casi se cae de la silla. ¿Qué contendría esa caja?

- Para ti... feliz Navidad.- dijo Ron, entregándosela.

- Eh, yo... gracias, eres muy amable, Ron... –tartamudeó Hermione, sonrojada.

-¿No lo vas a abrir?- preguntó Ron.

- Eh... claro que sí... –contestó Hermione, y con manos temblorosas abrió la cajita. Aliviada, observó en su interior un delicado colgante con un dije de oro de una R.

- Es hermoso... pero... ¿Una R? Mi nombre empieza con H, Ron...-dijo Hermione, sonriendo.

- Lo sé, pero, mira... –Ron le mostró a Hermione la cadena que colgaba de su cuello.-Yo tengo la H y tu la R, para que siempre me recuerdes...

- Oh, Ron... es hermoso... gracias.- dijo Hermione emocionada por el detalle de Ron, y colocándose la cadena.

- Escucha, Herm... quería decirte que, yo sé que estas muy insegura y todo eso... pero yo te esperaré lo que sea necesario... yo... yo te amo, Herm... y siempre lo haré...

Hermione estaba en silencio, sin saber que decir.

- Muchas gracias, Ron... eres... maravilloso, y te quiero mucho...

Ron sonrió.

- Me gustaría que fueras conmigo, Harry y Ginny al Campeonato Mundial del año que entra... ¿qué dices?- propuso Ron.

- Me encantaría, Ron.- respondió Hermione dirigiéndole una rebosante sonrisa.

Se quedaron unos minutos charlando. Luego, Ron y Hermione se aparecieron en la puerta de los Granger.

- Bueno, Ron... fue una velada encantadora, gracias.

- Ni lo menciones... buenas noches.

- Buenas noches... y Feliz Navidad.

Hermione se acercó a Ron y cuando le iba a besar la mejilla, Ron corrió la cabeza y sus labios se rozaron.

Hermione sonrió sonrojada y entró a su casa, pensando que esa había sido la mejor Noche Buena de su vida.

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Holas!!!!! ¿Cómo están? Espero que bien n______n

Perdón!!!! Perdón por haberme demorado tanto!!!! Pero es que no tenía inspiración, cada vez que me sentaba enfrente de la computadora, todas mis ideas se iban que se yo adonde... pero, a pesar de todo, aquí esta el capítulo, y espero que les guste.

Gracias por sus reviews!!! Y dejen + ^_^

Nos vemos en la próxima!!!

~*Vero Granger*~