Hola!!!! Ya vuelvo a estar aquí, liando un poco más la historia, que está bastante aburrida. Espero que os guste, la verdad es que se me está haciendo eterno, no se si algún día lo terminare!^^
Todos los derechos son de J.K. Rowling y de la Warner & co. yo solo juego un poco con sus personajes.
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Capítulo 4. Excursión a Hogsmeade
- ¡¡¡ Padfoot, noooo!!! - gritaba Remus con una nota de pánico en la voz.
El ex profesor de defensa contra las artes oscuras estaba aterrado. No debió haber aceptado subir en aquella moto. Sin embargo lo hizo. Nunca se había arrepentido tanto de una de sus decisiones. Aunque Sirius también tenía mucho que ver con que él estuviera allí. Siempre conseguía convencerle. Lo hacía cuando eran jóvenes y también ahora. Era parte de su encanto.
Sirius y Remus volaban a unos doscientos kilómetros por hora y a más de dos mil metros de altitud, atravesando nubes y sorteando aviones enormes y otros objetos voladores que los muggles utilizaban como medio de transporte.
- Por favor Sirius - suplicaba el licántropo mientras se agarraba más y más fuerte al conductor - sabes que odio las alturas, y tus piruetas no ayudan nada a tranquilizarme.
Y es que Sirius no quería que se calmara. Lo estaba pasando en grande. Volando libremente por el cielo en su "vieja motocicleta", acompañado por aquel al que más quería. Le encantaba el echo de tenerle apretado contra él, sintiendo los latidos de su asustado corazón, sus manos cogidas por delante a su pecho y la cabeza escondida tras la suya... incluso notaba su cálido aliento en la nuca.
Pero aquellos chillidos eran cada vez más fuertes y desesperados. Sirius redució la marcha.
- ¿Así mejor? - gritó para hacerse oír.
- ¡No!¡Quiero bajar ya!¿Falta mucho?
- Apenas diez minutos.
El animago notó como se agarraba más fuerte.
- Está bien.... cuanto antes lleguemos a Hogsmeade, antes conseguiré bajar de este cacharro infernal.
Sirius sonrió. A su Remsie nunca le había gustado aquella moto. Decía que era demasiado ruidosa, sucia y peligrosa, y se quejaba que pasaba más tiempo intentándole aplicar hechizos imposibles, que estudiando para el EXTASIS. Recordaba las contadas ocasiones en las que había aceptado ir a dar una vuelta con él. Disfrutaban como niños pequeños, aunque el orgullosos Lupin no quisiera admitirlo. Pero aquellos eran otros tiempos, cuando eran jóvenes y no conocían el dolor ni la responsabilidad.
En unos instantes llegarían a la aldea mágica. El animago pronunció el conjuro que le devolvía la visibilidad a la moto que Remus le había obligado a poner.
- ¿Qué crees que pensarían los muggles si vieran una moto volando a su lado a más de dos mil metros de altura?- había exclamado un tanto mosqueado. Desde un principio no le había gustado la idea de cojer la moto. Realmente Sirius no entendía el porqué de tan reacia actitud, su lobito nunca había mostrado tanta reticencia. ¿ Porqué sería? Se lo preguntaría cuando llegaran.
El animago buscó un terreno llano y poco concurrido para aterrizar. Los magos no estaban acostumbrados a aquel tipo de artilugios, quizás no hubiera más de dos de ellos en toda la comunidad mágica. El aterrizaje fue suave. Tan suave que Remus ni se dio cuenta de que ya pisaban tierra firme.
- Moony...- dijo Sirius mirando hacia atrás- ya hemos llegado.
Pero Remus no se movía. Permanecía agarrado a él, con los ojos fuertemente cerrados y pegado a su espalda. Al animago le extrañó aquella actitud, Remus nunca se comportaba así, algo no iba correctamente. Al final, después de insistir varias veces con nulos resultados , optó por darse la vuelta hasta tener a Remus de cara, aunque la fuerza con la que su acompañante se apegaba a él, le dificultó en sumo grado la tarea.
Sirius le zarandeó suavemente, estaba empezando a preocuparse. De repente Remus abrió sus maravillosos ojos, y lo que Black vio en ellos no le gustó en absoluto. Sus ojos, de un dorado poco común pero habitual en él, brillaban más de la cuenta. Pero lo que más le asustó fueron sus pupilas, alargadas y salvajes. Su dulce Moony estaba siendo dominado por el lobo.
¿Como no lo había pensado antes? El animago empezó a hacer cálculos. Si la última luna llena fue el diecinueve de julio, y estaban a doce de agosto, eso quería decir que sólo le quedaban.... ¡cinco días para la transformación!
Ahora lo entendía todo. Por eso no quería subir a la moto. Al lobo le daban terror las alturas, su condición de animal terrestre le hacía odiarlas. Y aunque aquel era un miedo que podía reprimir durante la mayor parte del mes, no lograba conseguirlo en los días previos a la luna llena. Recordaba como durante el primer año se saltaba todas las clases de vuelo que coincidían con aquellas fechas.
Bien, ahora estaba en peligro. Lo más prudente en esos casos era alejarse de él, o podría acabar con un buen mordisco en el cuello, cosa que en aquella situación no le apetecía mucho. El propio Remus se lo había advertido cientos de veces. Pero resultaba un tanto difícil huir de allí, con el hombre lobo enganchado a su pecho.
Por suerte , la presión que sentía en las costillas, que parecían a punto de quebrarse de un momento a otro, se relajó. Remus había vuelto a la normalidad, y ahora respiraba agitadamente y con dificultad. Su rostro estaba pálido, y se le notaba mareado y desorientado.
- Lo... lo siento mucho - empezó a disculparse con voz apenas audible - no pude reprimirle, fue más fuerte que yo.¿Estas bien? ¿Te hice algo?
- Tranquilo Moony, no ha pasado nada. ¿En serio creías que podrías hacerme algo?¿ A mi? ¿Al gran Sirius Black? Mala hierba nunca muere amigo mío - dijo riendo para quitarle importancia al asunto. - Ahora iremos a " Las Tres Escobas" a tomarnos algo. Así te repondrás - añadió ayudándole a bajar de la moto.
Si Remus no estaba conforme con la idea, no dijo nada. Sirius aparcó la moto y le ayudó a llegar al establecimiento. Su amigo estaba realmente agotado. Se veía muy débil, tanto que parecía apunto de desmayarse de un momento a otro.
Cuando cruzaron la puerta de "Las Tres Escobas", se oyeron sonoras exclamaciones, incluso algunos clientes abandonaron sus mesas casi de inmediato. Haciendo caso omiso de aquellas actitudes, el animago y el exhausto licántropo se sentaron el la zona más apartada de todas.
Madame Rosmerta no tardó mucho en aparecer a tomarles nota. Su mirada no transmitía, precisamente, alegría al verles. ¿ Estaría molesta por el revuelo que habían causado al entrar en su bar? No, no era enojo lo que veía en su mirada... era otra cosa.. ¿ Era vergüenza lo que leía en sus ojos? ¿ Acaso culpabilidad? Fuera lo que fuese, afectaba profundamente a la propietaria del establecimiento.
- Sirius Black...- susurró quedamente, mirándole fijamente a sus ojos azul marino.
- Buenas tardes Rosmerta.- la actitud de aquella mujer empezaba a inquietarle.
- Yo... yo... ¡lo siento mucho! ¡Fui una estúpida! ¿Pero como iba yo a saber que fue todo un montaje?- dijo la camarera sentándose en una de las sillas libres. La pobrecilla estaba al borde del llanto.
Así que era eso. Realmente no estaba muy acostumbrado a la nueva situación, pero pronto tendría que hacerse a la idea.
- Tranquila mujer- dijo Sirius con una sonrisa demoledora mientras le tomaba una de sus manos en un gesto apaciguador- no te culpes por ello.
- ¡Pero como íbamos a saber que era quien-tú-ya-sabes el que te obligó a hacer aquello bajo el imperius! Me siento tan mal...yo siempre estuve a favor de tu condena, ya aunque mi opinión no contara para mucho, fui parte de los que quisieron encerrarte para siempre. Y ahora me siento fatal.
Sirius pensó que era una suerte que el llanto entrecortado de la afligida camarera ahogara sus palabras, agradecía profundamente aquella preocupación por él, pero lo último que necesitaba en aquel momento era un numerito en medio del bar.
- Hacías eso por que apreciabas mucho a James. Estoy seguro que en tu lugar hubiera hecho lo mismo. Fue duro para todos querida- aseguró con vehemencia, bajando un poco la cabeza con gesto derrotado.
Remus, quien observaba todo desde un discreto segundo plano, se maravilló de la pasmante facilidad de trato que tenía su Paddie con las mujeres. Transmitía poder de seducción por cada poro de su piel.
- Además - prosiguió el animago - lo hecho, hecho está. Ahora toca empezar de nuevo. Necesito un poco de ayuda por parte de todos. Pero... - dijo mirando hacia la dirección del hombre lobo - ahora el que necesita una de tus reconstituyentes cervezas de mantequilla es Remus, que no se encuentra muy bien. A mi tráeme otra, y si tuvieras alguna tableta de chocolate de Honeyduckes... te lo agradecería por toda la eternidad- propuso guiñándole un ojo.
La camarera sonrió. Ni doce años en Azkaban habían conseguido cambiar a pícaro de Black.
-¡Ahora mismo!- exclamó alejándose con su inconfundible taconeo.
Sirius agradeció que les dejara solos. Se giró hacia Remus para comprobar su estado. Parecía más calmado que antes, pero su aspecto seguía siendo deplorable. Siempre le ocurría eso después del plenilunio, pero nunca le había visto así antes de él. Quizás la licantropía empeoraba con la edad, pero desgraciadamente, no tenía forma de asegurarlo. Ahora que lo pensaba a fondo, era normal que le impactara el estado de Remus. Realmente no sabía nada de su comportamiento como lobo adulto.
Cuando estaban en Hogwarts y le acompañaba en sus transformaciones, no era más que un lobo adolescente. Habían pasado más de catorce años sin ver la luna llena a su lado. El primer plenilunio en el que estuvo a su lado después de su fuga, fue un completo fracaso. El resto del año siguiente no pudieron verse, así que no pudo ayudarle, y desde que acabó el colegio hasta ahora habían estado muy ocupados con Dumbledore y el juicio, así que Remus decidió volver a pasar la luna llena a solas. Ahora era un lobo completamente adulto, en la plenitud de su vida, tendría que aceptarlo y adaptarse a la nueva situación. Aunque por su Remus, destruiría la luna si era necesario.
- ¿ Estas mejor Moony?
- Si, no te preocupes. Solo necesito descansar un poco y conseguir esa tableta de chocolate - respondió
- Comprendo. Rosmerta llegará de un momento a otro.
Cuando se hizo el silencio entre los dos, pudieron escuchar claramente las murmuraciones y captar las mirada indiscretas.
- Creo que no somos muy bien recibidos - dijo Remus mirando a su alrededor. - Un ex convicto y un licántropo juntos no deben inspirar demasiada confianza.
Era verdad. Muchas personas, la gran mayoría de las que no se habían marchado cuando ellos entraron, les miraban y susurraban por lo bajo. Otras, más educadas o más cobardes, omitían su presencia, aunque de tanto en cuando les dirigían nerviosas miradas. Y eso era debido a su presencia, a la presencia de aquel ex convicto traidor.
Después de que Dumbledore reuniera a todo el grupo, decidió que no le interesaba tener a Sirius escondido durante más tiempo, le necesitaba para proteger a Harry. Así que inició una serie de recursos y apelaciones al tribunal superior del mundo mágico para que declararan inocente a Black.
Obviamente, no le resultó nada fácil. La mayor parte del jurado estaba formado por miembros del ministerio , demasiado influenciados por Fudge como para ser objetivos. Pero el director de Hogwatrs era un personaje querido y respetado por la opinión pública y con multitud de contactos. A parte, no todo el mundo en el ministerio estaba deacuerdo con la política de Cornelius. Así que gracias a Dumbledore, al señor Weasley, a su hijo Percy y a todos los que confiaron en su palabra, consiguieron el juicio que debió celebrarse catorce años atrás y del que el inocente animago se vio privado al ser abocado a Azkaban de forma completamente injusta.
Aun así, el echo de que lo ganaran por una diferencia de dos votos a favor, y el recelo general que habían provocado las constantes declaraciones de Fudge en contra de Black, hicieron que su inocencia fuera poco creíble. Por eso, habían causado tal revuelo aquella tarde. Y es que desde que terminó el juicio (haría poco más de mes y medio) Sirius no había tenido muchas ocasiones de salir en público, y si lo había echo, había sido bajo su apariencia de Snuffles, convenientemente ocultada de la opinión pública.
Técnicamente, aquella era la primera vez que salían a la calle de forma natural, como dos ciudadanos más, y la reacción de la gente, aunque la esperada, le causaba un poco de tristeza. Lo único que le reconfortaba era que las personas que le habían conocido y que el amaba, si creían en su inocencia. Como la señorita Rosmerta, que les acababa de servir con una sonrisa, o su querido Remus, que comía chocolate con gesto cansado.
El resto no importaba. Realmente se sentía feliz. A su lado, Lupin se terminó de un trago la cerveza de mantequilla que le acababan de servir. El chocolate ya era historia. Llamó a Rosmerta y pidió más de las dos cosas.
Entonces Sirius recordó que el hambre de su amigo aumentaba notablemente antes de sus transformaciones. Aquel pensamiento le entristeció. No por el echo en sí del recuerdo, sino por la simple acción de recordar. Los doce años que había pasado en Azkaban le robaron la mayor parte de sus momentos más felices junto a Moony, Prongs, Lily y aquella rata inmunda a la que ahora odiaba con todas sus fuerzas, pero que en una ocasión tubo toda su amistad y afecto.
Pero podía reconstruir su vida con nuevos recuerdos y también con los antiguos. La simple convivencia con Remus, aquella de la que estaba disfrutando tanto, se los iba da devolver todos, uno a uno, o en eso confiaba.
Continuará.
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Reviews:
Dadaiiro: Hola!!! Uau! Menudo review! Es el más largo ke he recibido hasta ahora.... me ha hecho mucha ilusión. Muchísimas gracias^^.
Lo de las muñecas.... ya verás en que deriva, pero tiene más tirada, no se kedará asi XD.
De momento tanto Dumbledore como Voldemort, no aparecen, aunque supongo que lo acabarán haciendo, tardarán bastante. Tengo la mala costumbre de irme demasiado por las ramas.... ^^U.
Je, je je... Remus empieza a despertar, aunque de forma muy sutil, aun no ha llegado su momento XD.
Esto... normalmente somos chicas las que leemos esto, asi que en un principio lo supuse, cuesta encontrar a chicos leyendo Slash, bueno, la verdad es que cuesta bastante encontrar a chico leyendo XD. Después lo corroboré leyendo tu bio^^. Una que tiene recursos... Por cierto.. ¿ que es optometría? Me tiene intrigada...
Muchas gracias por leer mi fanfic! Un besote.
Usagi: lo siento es que soy muy mala XD. Lamentablemente Remus va a seguir sufriendo, aunque le dejo un pequeño margen para ke disfrute de la vida... aunque estoy segura de ke mi subconsciente loko acabará por tratarlo muy mal. Estoy de psiquiátrico XD.
A mi tb me gusta cualquier cosa de Sirius y Remus, ains... que monos son ellos, más aun si están juntos *0*
Cho Chang de Black: la verdad es que teme hacerle daño, por eso no le dice nada, pero sobretodo teme perder lo que ya tiene. Prefiere amarle en silencio que arriesgarse y perderle para siempre. Espero ke cambie pk si no no habrá forma de acabar el fic XDDD!!!
Ahora hago un pequeño paréntesis en el drama, asi ke la cosa se pone más relajada. Lo de los impulsos de Remus... XD esa luna traicionera....
Lantra: estos sueños son muy raros, lo reconozco, ya veremos en ke derivan.... No es que Sirius esté sordo, es que la autora es bastante despistada y se le coló lo del grito. XD Soy un caso. Pero igualmente estaba muy cansado, aunque se durmiera, la noche anterior estuvo velado junto a su lobito....
Cris: jajaja hasta me da vergüenza contestarte por aki... que te voy a decir, después de obligarte a leerlo, sabiendo ke no te gustaba la pareja.... no puedo hacer nada más que darte las gracias por aguantar mis obsesiones cada día. Que maja eres!!!! Tranquila que lo continúo, ya sabes ke eso de dormir yo no lo llevo mucho XD. Un besote pesiosa!!!!!
Bueno, esto es todo. Muchas gracias por los reviews, no sabéis lo contenta que me pongo cada vez que recibo uno, me dan fuerzas para continuar escribiendo. Sois los mejores!!!!
Sakuratsukamori, miembro de la orden Siriusana, devota del gran dios Sirius Black y de sus apóstoles San James y San Remus. Muerte a las ratas traidoras!!!!!
