NOTAS DEL AUTOR:


¡Hola Minna-san! ¡Gracias a aquellos que me dejaron muy amablemente un review! Y a todos aquellos que siguen esta historia les pido por favor que no se olviden de este fic que aunque no lo crean se pondrá muy interesante. ¡Espero un review suyo en este capítulo!

DEDICATORIA:


El fic está dedicado a Mei-chan. ¡¡¡Gracias por los ánimos nee-chan!!! Y sigo esperando al menos otro review. - ** Shiomei saca su katana y la empuña. Mira alrededor con ojos color dorado y desea encontrar a Mei y hacerla pagar. Mei... ingrata ahou... *

DISCLAIMER:


Lamentablemente Rurouni Kenshin no me pertenece al igual que los derechos de este maravilloso anime - que por supuesto no implica que no lo desee -. Cualquier otro personaje ajeno debe ser considerado de mi propiedad. Si es que desean usar alguno mío solo avísenme y siéntanse libres de hacerlo.

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QUINTO CAPITULO:


*versión revisada*

Parte del pasado


-Parte 2-

Momentos después Hajime Saito despertó con un dolor de cabeza fuerte y con una sensación desagradable en el paladar. ¡Agh! ¿Dónde demonios estoy?

Estaba en una pequeña cabaña, muy limpia y ordenada, de la que solo podía ver el shoji desgastado que tenía al frente. Alguien lo había recostado en un futon y su vientre tenía vendas alrededor de la herida que había recibido en esa contienda. Frunció el ceño al rememorar el encuentro ** Es inconcebible como aquellos bastardos se atrevieran a hacerme esto. Pagarán muy pronto; conocerán el significado del Aku Soku San en carne propia **

Al estar absorto en sus pensamientos no se dio cuenta de la presencia del mismo joven que peleó con increíble destreza cuando él estaba a punto de ser asesinado. Estaba junto al shoji y observaba los esfuerzos de Saito por sentarse en una posición que lo hiciera parecer menos vulnerable. Después de todo, peores heridas había recibido en anteriores combates; no podía entender cómo un rasguño como este podría haberlo afectado de esta manera.

El joven traspasó por completo la puerta sin prestarle atención al ex Shinsengumi; con actitud seria y fría que no dejaba traslucir emoción alguna, le dijo:

- No es recomendable que se mueva al menos por hoy. Está mal herido y los cortes que tiene no cerrarán si hace esfuerzos de ese tipo y las reabre.

Saito volteó al escuchar su voz y se dio con la sorpresa de que aquel muchacho estaba parado frente a él con otra indumentaria distinta a la primera que lo vio y una charola con comida en las manos.

- ¿Tú me trajiste aquí?- preguntó Saito, carente de amabilidad. El muchacho no pareció incomodarse por el tono que usó el Lobo y decidió responder lo más naturalmente posible, evitando cualquier tipo de exaltación.

- Así es. Yo lo traje aquí después que se desmayó por el veneno.

- - Saito ni siquiera había pensado en esa posibilidad. **Ya veo porque me debilité así de rápido. Malditos ahous**

- Hai. La espada del samurai con el que peleó primero tenía el filo envenenado. Al hacer contacto con su piel y con su sangre el veneno se expandió provocándole los resultados que usted bien recuerda.


Ya entiendo por qué parecían tan seguros de ganarme. Ahous.- luego de un momento de silencio incómodo Saito agregó- ¿Cómo supiste que era veneno?

- Soy médico - respondió el muchacho sin una pizca de orgullo a pesar de que era demasiado joven para tener ese oficio. Saito solo le quedó mirando incrédulo.


Bueno. Vine a chequear si sentía mejor y puedo ver que sí. He traído su comida. Debe procurar comer toda su ración ya que después le daré una dosis muy fuerte de un paliativo que lo sedará. -Saito no hizo el menor esfuerzo por recibir la fuente, solo le quedó mirando a los ojos al joven- Si el problema es que tiene dudas sobre mis intenciones tenga por seguro que sería inconsecuente matar a mi paciente de lo mismo de lo que lo he salvado. Así que puede comer tranquilo- dijo en tono neutral dejando la bandeja al costado del futon de Saito- Vuelvo después con la medicina.

Saito esperó a que el joven se retirara para empezar a comer; aunque nunca sería capaz de reconocerlo delante de nadie tenía un hambre feroz que le fue difícil contener delante del supuesto médico. Al cabo de una hora, tal como lo prometió, volvió a recoger los recipientes; cargaba un vaso con la medicina disuelta en agua.

Tome esto que lo hará dormir sin problemas- dijo él extendiéndole el vaso y luego recogiendo la fuente del piso. Cuando ya se iba ir lo escuchó decir:


Dime, ¿Qué pretendes con todo esto? ¡¿Qué diablos buscas?!

Si esa es su manera de agradecer, no se preocupe, fue y sigue siendo todo un placer ayudarlo y salvarlo de una muerte segura.- respondió el joven agregándole ironía a sus palabras.

Pues no recuerdo haberte pedido asistencia en ningún momento. Si hiciste lo que hiciste fue por tu propia decisión y no porque yo lo requiriera. Te hice una pregunta, así que más te vale responder mocoso si no...

¿O si no qué? Le recuerdo que no está en condiciones de hacer prevalecer sus habilidades físicas frente a mí, señor. Respecto a la implicación de sus preguntas tenga por seguro de que no tengo ninguna clase de interés en sacar provecho de la situación en que se encuentra. Llámelo, si así lo desea, vocación de servicio o en su defecto lástima por un moribundo de cual no sé su identidad ni su procedencia. Usted elija cuál de esas dos alternativas no lastiman su orgullo en demasía y hace que supere esa actitud paranoica que parece aquejarlo. Ahora si me permite, me retiro, tengo otras obligaciones que cumplir.- Después de decir esto el doctor hizo una breve reverencia y se dispuso a seguir su camino, cuando ya salía la voz de aquel arrogante hombre lo detuvo por segunda vez en el día.


Es Hajime Saito.- El doctor volteó para verlo a la cara.

- Mi nombre es Hajime Saito. ¿Cuál es el tuyo, mocoso?- preguntó aquel hombre con la mueca que conformaba su sonrisa.

Watashi wa Matsue Terada desu wo. - respondió el joven sin molestarle en lo más mínimo la denominación que aquel hombre le dio.

Bien, Matsue Terada, solo me queda decir arigato

No hay nada qué agradecer Saito-san

pero Nunca, me oyes, nunca más vuelvas a hablarme como lo hiciste- interrumpió Saito - Nadie que haya tenido la osadía de usar ese tono conmigo ha vivido para contarlo.

He de considerarme afortunado entonces- respondió Terada viendo fijamente a los ojos a su paciente- Con permiso. Ah. Algo más, cuando termine ese té trate de descansar. Lo veré más tarde.


Una semana después de este incidente Matsue estaba parado frente a la única ventana de su cuarto que daba a una montaña llena de verdor analizando las palabras cargadas de amenazas directas. Su paciente estaba casi recuperado pero su estado aún le impedía emprender un viaje. Sin prestar atención al panorama permitió que sus pensamientos siguieran el mismo curso de los últimos días.

Aunque no lo parecía Matsue estaba inquieto respecto a algo sobre este sujeto que se había convertido en su paciente. ** ¿Será la misma persona de aquella vez?**

Cuando tenía quince años su padre, que era doctor, se fue de su casa para pelear por el Ishin Shishi contra aquellos defensores del gobierno Tokugawa que no había traído más que pobreza, arrastrando a la población a una situación paupérrima.

Esos eran tiempos en que los hombres se enrolaban a las filas de algún grupo político para combatir armados en enfrentamientos nocturnos sorpresivos contra el gobierno o en su defecto contra los rebeldes revolucionarios en apoyo del Estado. Su padre se enroló al Shinsengumi porque se rumoreaba que ellos serían quienes derrocarían al régimen explotador Tokugawa y crearían una nueva era de cambios y progreso. Fue quizá más por la ambición de una más pronta y nueva era de paz que por afinidad ideológica, ya que todos cualquier grupo asesinaba e iba contra el principal principio de cualquier médico: el de la protección a la vida.

La pobreza en que vivía su madre y hermanos lo obligó a convertirse en el ayudante de un viejo doctor al que asistía debido a la mediana noción de medicina que tenía gracias a haber ayudado a su padre en sus labores desde que era solo un niño. Este anciano doctor al ver que el muchacho captaba rápido sus enseñanzas, aun sin que él se propusiera hacerlo, decidió convertirlo en su pupilo y tomar más en serio el aprendizaje del joven. Después de todo estaba viejo y pronto no habría quien atienda a sus pacientes en Osaka. Es así como Matsue aprendió los gajes del oficio y se convirtió, gracias a la experiencia del viejo doctor y a la primigenia práctica con su padre, en un muy buen médico. Tiempo después el viejo murió y como no tenía familia a quien dejar su consultorio y casa se la heredó a él como retribución al afecto y respeto que el joven Terada siempre le infundó.

Vivió unos años ahí con su familia que consistía de dos hermanas menores de seis y siete años, y su madre. En ese tiempo él ya tenía dieciocho años y su fama como buen médico se había extendido por la ciudad otorgándole el beneficio de vivir holgadamente. Por aquella época nunca conocieron el drama de la carencia de dinero.

Un infausto día llegó la noticia de que su padre había muerto víctima de un ataque sorpresivo llevado a cabo por la fuerza defensiva del Estado: el Shinsengumi. Su madre, que vivía ya una angustia inmensa después de que su padre se marchó, no soportó el dolor de la pérdida y falleció un tiempo después sin que él pudiese hacer algo por ayudarla. Durante mucho tiempo vivió con la culpa de no haberla podido salvar y también con odio justificado hacia el gobierno a quien le atribuía la muerte de sus padres.


Cuando era niño y hasta que fue un adolescente, su padre le había enseñado el kenjutsu y por eso tenía un manejo excelente de este arte. También sabía artes marciales debido a que cuando su padre los mantenía en una buena condición entrenaba en un dojo cercano con unos expertos que lo acogieron como uno de ellos dentro de las actividades del lugar. A pesar de que era diestro y habilidoso en este tipo de disciplinas, su vocación nunca estuvo dirigida por la senda de los samuráis o de los luchadores sino que iba más allá. Él había nacido para salvar vidas.

Sus ideales se derrumbaron cuando miembros del gobierno raptaron a sus hermas menores mientras trabajaba en el consultorio. Lo único que sabía era que su destino era o ser mujeres de mala vida o ser vendidas como esclavas a alguna casa de un funcionario importante para que fueran sirvientas o en el peor de los casos y lamentablemente el más probable para que fueran el entretenimiento de aquellos depravados inmorales.

Debido a la furia que se apoderó de él ante semejantes eventos es que decidió blandir la espada que había dejado de lado durante buen tiempo y decidió unirse al Ishin Shishi contra el gobierno que le había quitado todo lo único que le quedaba en el mundo: sus hermanitas. Fue entonces que decidió establecer su labor en aquel grupo estaba en la ciudad misma de Osaka, en la que se encargaba de mantener el dominio del grupo rebelde.

Atendía a los heridos después de los encuentros con el Shinsengumi y peleaba era necesario que alguien poderoso se hiciera cargo del enfrentamiento. Su alma nunca estuvo en paz ya que siempre supo que matar no era el destino que él quería para sí mismo. Una vez terminadas las confrontaciones dejó la espada y decidió buscar a sus hermanas. Después de una intensa búsqueda y tras haber agotado todas las fuentes disponibles de información pudo dar con su paradero. Pero las noticias no eran las mejores. Se enteró de que ellas habían muerto víctimas de un incendio que había provocada el mismo Ishin Shishi en la casa de un alto mandatario.

A partir de este hecho es que pudo ver cuán dolorosa era en verdad la realidad. La cruel paradoja que destrozaba su existir era que él, aquel que luchaba contra el régimen que acababa de perecer, terminó formando parte del grupo de los verdugos de su propia sangre.

Entonces todo estuvo claro ante él: En realidad no importaba cuál grupo subiera al poder o cuál fuera derrocado. Ambos bandos perseguían los mismos intereses solo que con otros nombres e intereses y las mismas falsas promesas. Matsue Terada dejó de lado las ofertas de convertirse en una autoridad respetada gracias a su colaboración eficaz para que el cambio de gobierno se efectuara y decidió volver a llevar la vida de doctor que nunca debió dejar deponer.

Su carácter amable y gentil nunca lo perdió a pesar de las tristes circunstancias que pasó. Los trágicos eventos que constituyeron parte de su vida los dejó en el pasado. No los enterró, solo saltó sobre ellos para no vivir estancado en los arrepentimientos tardíos y que nunca llevan a nada más que al fracaso. Aunque el dolor de la pérdida de su familia y de parte de su alma era algunas veces difícil de soportar, siempre recordó que tenía una vida por delante y estaba dispuesto a no cometer los mismos errores del pasado sino que a enmendarse. Es así cómo pudo perdonarse a sí mismo.

La terrible culpa por haberse ensuciado las manos con la sangre de otras personas estaba inevitablemente presente cada día que se levantaba, pero todo este sufrimiento pudo dirigirlo un ideal: el de servir con todo su ser a quiénes lo necesitaban realmente. No había caso en destruirse a sí mismo cuando había la oportunidad de ser una persona renovada. Y así lo hizo. Aunque el dolor nunca se iría de su corazón era en vano hacer de su propia vida un infierno cuando podía sacar lo mejor de lo que le quedaba de ella y vivirla a plenitud.

Lo que lo hacía pensar sobre la identidad de Saito era la postura que había adoptado al momento de pelear. Él la había visto antes a la distancia en un hombre con cabello recogido en una cola muy alta y con un gi y una hakama de color azulado. En esa ocasión él estaba en Tokio y estaba a punto de unirse al Ishin Shishi cuando lo vio asesinar a un hombre con el que estaba en duelo. Un muchacho muy joven y sonriente estaba a su costado mirando la escena con la palabra seguridad escrita en el rostro. Después de breves segundos el rival cayó al suelo y el hitokiri cruzó miradas con el muchacho. Ambos tenían sonrisas en los rostros mientras se dieron la vuelta para retomar su camino. Desde ese día la imagen de aquel hitokiri estuvo presente en su mente. La precisión y la frialdad con que eliminó a su contrincante eran las de una persona que no sentía remordimiento por lo que hacía pero tampoco placer. Le dio la impresión de que era más de ideología que una cuestión de cumplimiento del deber, como la mayoría de asesinos a sueldo.

Siempre quiso saber quién era aquel extraño sujeto pero nunca tuvo la oportunidad de preguntar o averiguar. Solo sabía que era miembro del Shinsengumi y como tal era un excelente guerrero. Así pasó el tiempo pero la imagen de aquél hombre rondaba su memoria de vez en cuando. Era como si viera en el extraño personaje la personificación del total opuesto de su persona.

Matsue nunca se sintió identificado con el Ishin Shishi ni con el Shinsengumi. Al menos no tenía la vocación guerrera que nace cuando se cree en algo y se es capaz de defender su creencia con uñas y dientes si es necesario. En ese tiempo fue movido por el odio y la ira. Al dejarse influenciar por estos malos consejeros, equivocó su camino de ayuda y siguió el sendero de la venganza como la única forma de vida.

Sabía muy bien que este grupo tal como subió caería en el futuro y quizá traería otra era. Así en un círculo vicioso que envolvía las vidas de mucha gente.

Con el pasar de los días, Saito estuvo suficientemente saludable como para poder caminar con más facilidad aunque agacharse aún le causaba cierta dificultad y dolor. Matsue siguió atendiéndolo sin saber cuál era el móvil de sus acciones. Quizá, muy dentro de sí, siempre había guardado respeto por este hombre.

Una vez mientras almorzaban, de alguna manera se inició una conversación. Con mucha sorpresa ambos descubrieron que tenían mucho en común y que eran unos conversadores exquisitos. La rutina de charla se extendía por incontables horas en las que se dejaban de lado por acuerdo tácito temas que podrían haber causado controversia. Después de dos semanas se podía decir que ambos ya eran amigos, aunque no declarados abiertamente, pero amigos al fin de al cabo.

Mientras la amistad seguía su rumbo y con esta la confianza, hubo oportunidad de compartir ideologías de todo tipo, hasta las políticas. Matsue pudo comprobar que este hombre era el mismo que él vio asesinando una noche y Saito descubrió a qué se debía la habilidad del joven doctor. Ambos habían pasado años de su vida peleando en distintos bandos, bajo diferentes órdenes y antagónicas creencias y aún así esto no fue impedimento para que ambos fueran tolerantes con las ideas del otro y pudieran hablar de cualquier tema libremente. Ni Matsue ni Saito se dieron cuenta que un lazo de sincera amistad basada en el respeto, tolerancia y sobre todo confianza se había formado entre ellos en tiempos en que todo el ambiente estaba cargado de sentimientos adversos.

Con el tiempo Saito logró llegar a valorar esta amistad tanto como la que tuvo con Okita. Matsue también supo guardar para siempre el buen recuerdo de un hombre que a pesar de tener la apariencia de una persona infranqueable y un temperamento de temer era un gran amigo que vivía en consecuencia a sus creencias.



-------------------- Al pie del río --------------------

Matsue acercó el lateral de su rostro hacia él y le dio un beso en la frente a Kaoru. Luego le sonrió al ver que ella tenía una expresión de sorpresa

- Vamos Kaoru, levántate que tenemos que volver. Tienes síntomas de resfriado y no quiero que empeores al estar expuesta a la brisa fría. Además todos deben estar esperándote en el dojo preocupados por ti.- Él se paró y le tendió una mano para ayudarla.

Kaoru ni Matsue podían poder creer lo que acababa de suceder. Él no sabía qué lo había poseído como para decidirse a besar a una joven que recién conocía pero con la que extrañamente se sentía muy cómodo. Kaoru por su parte no podía explicar porque ese beso se había sentido muy bien siendo una persona casi extraña la que se lo dio. Se sorprendió aún más al darse cuenta que ella no había puesto ningún impedimento ante tal avance del doctor. Tenía una sensación indescifrable en el estómago que nunca antes había sentido. ** Quizá porque nunca antes te habían besado**-razonó ella misma.

Kaoru no sabía a ciencia cierta que con esta plática había formado un vínculo inquebrantable con Matsue Terada. Tan solo podía sentir que a pesar de que recién se conocían parecía que habían sido amigos desde la infancia. Ese tipo de conexión con alguien nunca antes la había sentido con nadie. De igual manera le pasaba a Matsue. Él, más experimentado que ella, se dio cuenta rápidamente que lo que le pasaba con ella era especial. Algo que nunca antes había sentido hacia otra mujer. Era el deseo de no alejarse nunca, de protegerla, de consolarla Quizá no tenía una explicación lógica disponible para esto. Después de todo, ¿Acaso existe la lógica cuando los sentimientos están en juego?

Durante el camino de vuelta al dojo no entablaron plática. Cada uno demasiado absorto en sus pensamientos tratando de entender las sensaciones que experimentaban.

Kaoru Se sentía dichosa por poder tener un buen amigo en quién confiar cuando lo necesitara. Cierto era que no sabía nada de su pasado pero a fin de cuentas eso a ella nunca le importó; pero aunque creía fielmente en que la gente no debía ser juzgada por su pasado, eso no evitaba que ella sintiera curiosidad de saber quién era en realidad este hombre. Algo en él le hacía pensar que no era alguien


** ¡¿Pero qué estoy pensando?! El hecho de que casi toda la gente que conozco tiene un pasado peculiar no quiere decir que él también lo tenga**

Kaoru seguía caminando sin mirar hacia adelante y pensativa, Matsue no pudo evitar tratar de adivinar qué era aquello que turbaba la mente de la muchacha.

** ¿Muchacha?- pensó - pero si solo un tonto no se daría cuenta de que es ya una mujer y una muy bella por cierto. Parece que cada vez que estoy cerca de ella siento como si la paz que siempre he buscado estuviera dentro de ese pequeño ser. Esa sonrisa en sus labios la hace ver infantil, el candor y la candidez propia de la juventud se ven reflejados en su rostro siempre que no se acuerde de aquello que la hace aparecer tan sombría y distante. ¿Qué será aquello que siempre la hace entristecerse? Tengo motivos para creer que no es algo simple. La forma en que lloró en mis brazos prueba que hay algo que la hace sufrir. Me hubiera gustado que me lo dijera mas no sería correcto exigir tal grado de confianza de su parte cuando nos conocemos desde hace muy poco tiempo y aunque ella dice que me considera su amigo no creo que pueda confiar en mí de la noche a la mañana, pero estoy seguro que eso cambiará y muy pronto**


Kaoru se encontró una vez más caminando por inercia hacia su casa, aunque esta vez en su cabeza estaban otro tipo de pensamientos. Kaoru de vez en cuando miraba de reojo a Matsue y él hacía lo mismo hasta que por fin sus miradas se cruzaron. Matsue le sonrió y un ligero rubor apareció en las mejillas de Kaoru mientras hacía lo posible por esbozar una sonrisa. **Esa sonrisa* Matsue por otro lado, * Y sigo sonriendo. Siempre que la veo así de avergonzada por mis miradas solo puedo sonreír. En todo el camino no hemos dicho una sola palabra será mejor romper el hielo antes de que la situación se torne incómoda**

- Ano Kaoru, así que tienes un dojo ¿cierto? ¿Quién lo maneja?- preguntó inocentemente ignorando que Kaoru fuera la maestra del dojo.

- Yo lo manejo -dijo con cierto tono de orgullo que no llegaba a la soberbia-. Antes de mí, mi padre quien inventó el estilo Kamiya Kashin Ryu, era el maestro principal, pero falleció después de crearlo e instruir su ideología de lucha por un tiempo.

- ** ¿Ella? Ya veo porque es tan fuerte a pesar de su apariencia** Realmente interesante. Es extraño ver mujeres que manejan algún estilo de kenjutsu y más aún que tiene un dojo. Es muy loable - agregó sonriendo al ver el gesto de felicidad en el rostro de Kaoru- ** Es así como te quiero ver Kaoru, siempre feliz** Y ¿cuál es aquella ideología a la cual haces referencia y la que impartes?

- El Kamiya Kashin Ryu. No creo que hayas escuchado de él. Te explico - empezó su relato mirando al cielo - mi padre también peleó en la guerra contra el gobierno Tokugawa, aunque no en el Ishin Shishi específicamente; verás, fue algo más particular. Él estaba en contra de las medidas que este gobierno tomaba ya que iban en perjuicio de la gente y solo para su beneficio.

Mi madre estaba muy preocupada y creo que se enfermó de angustia - Ante esto Matsue se dio con la sorpresa que sus historias no eran tan diferentes - Así que su salud no era buena y tenía que estar bajo muchos cuidados. Yo era su única hija y hacía lo posible por cuidar a mi madre pese a que era muy pequeña. Aún así, siempre quise ser como mi padre y ahora creo que me guió el deseo de defender a mi madre a toda costa. Ella era una mujer hermosa y de muy buenas maneras. Siempre me decía que cuando fuera grande vestiría hermosos kimonos y aprendería la ceremonia del té y recibiría todo el tipo de educación que una mujer debe tener, tal como ella lo hizo. Yo hice oídos sordos a esto y decidí seguir la senda de mi padre y tuve que renunciar a todo aquello...

-

- Sí, así es. Yo nunca he sido como las demás jóvenes de mi edad. Mientras ellas se preocupaban por buscar un esposo, si es que no estaban ya comprometidas por arreglo de sus padres, valiéndose de hermosos kimonos y elaborados peinados, yo caminaba por las calles con mi ropa de entrenamiento y con el peinado habitual de un hombre de cabellera larga. No me importaba nada de lo que la gente murmuraba de mí aunque, para serte sincera, evadía lo que la gente hablaba de mí y hacía como si no me ofendieran en nada sus comentarios pero lo hacían, después de todo vestía y hasta actuaba como un hombre pero seguía siendo una mujer. ¿Ahora me entiendes?

- - respondió Matsue. Se quedó pensando en lo que ella dijo.

- Bueno, mi padre en realidad nunca quiso esto para mí. ¿Sabes? Al principio estaba renuente a que yo entrenara con él. ¡Ay! ¡Lo que tuve quehacer para que lo acepte! Pero no me debo desviar del tema. Entonces, cuando terminaron las confrontaciones mi padre regresó con nosotros, pero mi madre no pudo vivir mucho tiempo esa alegría ya que falleció pocos meses después. Mi padre, que estaba convencido de que el camino de sangre no era el verdadero de una espada, decidió crear él mismo un estilo cuyo principal ideal fuera defender y no atacar. Es así cómo nace este estilo. Después de tantos ruegos él decidió enseñarme. ¡No sabes cuánto me costó lograrlo! Tuve que demostrarle antes que era lo suficientemente fuerte para pelear contra un hombre y que por el hecho de ser mujer no era menos que nadie. Así que me entrené a mí misma, siendo muy pequeña, para hacerme muy fuerte y logré que mi padre comprendiera que estaba preparada para seguir un entrenamiento tan duro como los demás. Y me aceptó como cualquier otro alumno, siempre fue muy estricto conmigo y me exigía más a mí en su afán de hacerme desistir de mi propósito, pero no lo logró

- Es un ideal muy noble Kaoru pero aunque quisiéramos pensar que eso es cierto en la realidad nos toparíamos con una verdad impactante. Las armas están hechas para matar, el filo de todas las espadas tiene un significado intrínseco y es el de muerte, y aunque no quisiéramos que fuera así, eso es algo que difícilmente será cambiado.

- Es cierto, ya alguien me dijo eso antes ¿sabes?- comentó tristemente- ** Kenshin** Creo que mi padre también lo sabía porque prefirió usar una boken en vez de una espada con filo. Aún así creo que si fomentamos el uso pacífico de las armas se podría hacer algo. No sé, quizá suene a utopía y hasta propio de una mujer, como muchos lo han calificado, pero yo creo que todo depende del tipo de ideal que rija nuestra vida. Yo estoy feliz con este y por el momento estoy enseñándolo a Yahiko. ¡Oh! ¡Es verdad! ¿Ya lo conociste?

- Sí. Hoy lo conocí en el desayuno. Se ve que es un muchacho lleno de energía - respondió recordando las peleas entre Yahiko Y Sano que presenció en la cocina y en la calle.

- - respondió con una sonrisa. Definitivamente él era como su hermano menor y lo quería mucho. Pero claro que antes se haría amiga íntima de Saito antes de decírselo. - Él está aprendiendo este estilo también y quizá con el tiempo habrá más gente que confíe que con una boken en vez de una katana se puede luchar limpiamente y sin causar el derramamiento de sangre inocente. ¿No crees?- preguntó ella viéndolo de frente por primera vez desde que empezaron a conversar.

- Estoy de acuerdo y créeme que se debe ser muy valiente para llevar un ideal así. Ya que no es fácil ir contra preceptos ya instituidos.

- No es para tanto. Cuando hay convicción en algo, todo es fácil. - respondió sonriendo alegremente. Pasaron unos minutos de confortable silencio entre los dos cuando Matsue decidió hablar de nuevo.

- ¿Y no querrías otro alumno?

- Claro, por supuesto. ¿Por qué la pregunta?- cuestionó Kaoru intrigada.

- Pues, me gustaría aprender ese estilo. Claro si es que no tienes problema en tener como alumno a un adulto.

Kaoru se quedó sin palabras mientras lo veía a los ojos como dudando de que hubiese escuchado bien. Claro que quería pero era difícil saber con certeza por qué era que un hombre de esa época, con costumbres y formas de pensar de ese tiempo, aceptaría las clases de una mujer que después de todo seguía siendo considerada débil por el mismo hecho de pertenecer al sexo femenino. No era que Kaoru pensara así, todo lo contrario, ya que creía ese tipo de ideologías eran arbitrarias y discriminantes, solo es que era simplemente sorprendente una petición de esa clase proveniente de un hombre.

- ¿Te preguntas por qué es que quiero hacerlo? ¿Verdad?- preguntó Matsue adivinando lo que pasaba por la cabeza de Kaoru en ese momento.

- - respondió un poco avergonzada.

- Simple. Porque en mi vida he seguido un ideal de vida parecido al que tú impartes con tu estilo. Se podría decir que soy hábil con la espada también pero la verdad es que a mí nunca me atrajeron ese tipo de cosas. Como te dije, solo llevan a la muerte y no va con los principios de un médico. Hubo un tiempo que estuve equivocado y tomé un sendero incorrecto movido por ciertos factores pero después pude darme cuenta de que no lograba nada manchándome las manos de sangre inocente, como tú dices, es la primera vez que veo que un estilo en kenjutsu no se basa en el aprendizaje de la mejor y más rápida manera de matar al oponente.

Sí Kaoru, quiero aprender este estilo porque no solo quiero llevar dentro de mí la esperanza de que un día las cosas cambiarán, ya que eso solo se reduce a dejar nuestros ideales en simples pensamientos que no nos llevan a nada concreto. Yo creo que hay que hacer todo lo que está en nuestras manos para hacer posibles nuestros ideales y en este caso qué mejor manera que siguiendo el estilo Kamiya Kashin Ryu.

Y si es que estabas pensando que me sentiría avergonzado por aprenderlo de una mujer, déjame decirte que estás totalmente equivocada. Las personas, sean hombres o mujeres, no deben ser juzgadas por el sexo al que pertenecen. Ser hombres no nos hace mejores que ustedes. Sí, es realmente lo que creo Kaoru, no me mires como si me hubiese brotado de la nada otra cabeza - agregó volteando para verla directamente.

Kaoru, el hecho que seas mujer no quiere decir que no seas lo suficientemente fuerte para manejar un dojo. ¡Vamos! Eso no necesito decirlo, tú lo demuestras haciéndolo a diario. Estúpidos aquellos que no valoran el esfuerzo que haces para abrirte paso en esta sociedad completamente retrógrada. Me alegra que haya mujeres como tú que tengan la iniciativa de salir adelante y hacer ver que no son propiedad de nadie y que pueden valerse por sí solas. Es por eso que admiro lo que haces y te admiro a ti Kaoru. Esa es la razón que puedo darte para querer aprender el estilo.

Otra vez Kaoru se quedó sin habla, solo que esta vez también estaba petrificada. Aquel hombre había generado dentro de ella una alegría infinita. Él le demostró con aquellas palabras que era diferente. Un hombre sin prejuicios con el que compartía el mismo ideal. En un segundo le dijo que él había manchado sus manos de sangre en algún tiempo pero que también había recapacitado. Era una persona que aprendió de sus errores, que se arrepintió pero que no convirtió su pasado en la determinante de su futuro. ¿No era este el significado de libertad? Tomar decisiones y aceptar las consecuencias de nuestros actos con responsabilidad pero sin convertir nuestros errores en un estigma. Kaoru sonrió aún más y en un tono muy decidido a la vez que alegre dijo:

- Por supuesto que puedo enseñarte el estilo. Sería un verdadero honor Matsue.

- ¿Honor? ¿Y eso por qué?

- Porque muy pocas veces se encuentra gente que valora el esfuerzo ajeno y que además deja de lado los prejuicios. Estaré más que encantada de enseñarte y ¿sabes? Creo que me servirá de entrenamiento a mí también. Dices que dominas el kenjutsu, eso quiere decir que aprenderás rápido y siendo tu sensei necesito afianzar aun más mis técnicas para no ser vencida en mis clases. - dijo guiñándole uno de sus ojos mientras sonreía mucho.


- Pues muy bien Kaoru-sensei, trataré de no ser un alumno tan aplicado- Kaoru se sonrojó y comenzó a reírse del gesto que puso Matsue cuando dijo esto.

- Ni siquiera Yahiko me llama así, así que no lo hagas tú Matsue. Uhmm, déjame pensar ¡¡¡Kaoru- SAMA estaría mejor!!! - ante esto ambos se echaron a reír. Era tan agradable todo aquello. Después de tiempo, ambos se sentían muy felices, se sentían en paz.


Continuará...

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Notas finales de la autora:

Sé que esta parte del capítulo es muy corta pero si agrego más ya no tendría que ver con el título así que por favor comprendan esto.

¡¡¡Y la mayoría creía que él la iba besar en los labios!!! hohohho... ( oh no ! me estoy empezando a reír como Megumi, voy a morir ¨-¨ U). En fin, espero se hayan dado cuenta que las intenciones de Matsue no son de aprovecharse.


Ahora que tienen todo el capítulo completo espero que me dejen reviews en los que me digan qué les pareció la decisión de Matsue de aprender el estilo Kamiya Kashin Ryu. ¿Qué creen que dirá Kenshin cuando se entere? ¿Cuál es ese misterioso encargo que Matsue debía dar al doctor Genzai de parte de su fallecido padre? ¿Por qué demoró tanto? ¿Tendrá que ver con el Kenshin-gumi? ¿Qué creen del pasado de Matsue? ¿Será una coincidencia muy grande que Kenshin y él hayan peleado en el mismo bando? ¿Cuáles son las intenciones de Matsue con Kaoru? ¿Kenshin se convertirá por completo en Battousai y aniquilará al doctor? ¿Cuándo aparecerá Megumi y conocerá a Matsue? ¿Cuál será su reacción? ¿Será Shiomei suficientemente buena para hacer que K&K terminen juntos? ¿Cómo lo logrará? ¿Quién la ayudará? ¿Dejarás tú, que estás leyendo estas preguntas, un review para la pobre Shiomei, quien necesita de tus comentarios, se mantenga inspirada? *Shiomei mueve la cabeza afirmativamente con sus manos juntas en señal de súplica * Y por último ¿Sobrevivirá Shiomei a los cursos que eligió en su universidad? ¿Aprobará todos? ¿Vivirá para seguir escribiendo estos fics? ...


¡¡¡¡ VAMOS DÉJENME UN REVIEW!!!! y hagan que la tristeza por volver a estudiar se vaya al menos por un momento .

Arigato


Shiomei

------------------ Agradecimientos particulares -----------------


Smcg2-san: Arigato por tu comentario. Kaoru está creciendo con ayuda de Matsue. ¿Será eso realmente bueno? lo veremos. Por lo pronto por favor déjame un review.^-^


Pamky-san: ¡¡¡¡¡¡ Arigato Gozaimasu!!!! ¿No sabes de dónde saco imaginación? Yo tampoco lo sé. Veo que ya estás inscrita en ff.net. ¡¡¡Qué alegría!!! Pues quiero ver algunas historias tuyas eh? ¡¡¡Buena suerte!!! y no olvides dejar un review.


Nakuru-tashida-san: Gracias por el apoyo. Espero que la segunda parte te haya gustado también.


Kool-san: No tienes que tener pena por Kenshin. Si en verdad quiere a Kaoru peleará por ella lo mejor que puede y déjame adelantarte algo. Esta vez no usará su sakabato o una katana sino que armas mucho más diferentes que esa. ¡Bueno, bueno, espero un review tuyo!


Kary-san: Muy amable con tus comentarios y mi más profundo agradecimiento por tu apoyo. Tu fic está genial eh? quiero seguir viendo la reacción de Kenshin, Kaoru, Misao y Aoshi cuando están frente a sus hijos. ¡Espero un review!


Buffy-chan: Bueno si te parece que te llame así, me alegra. Entonces te mando un Matsue para ti para que hagas lo que deseas con él. No confíes en que Kenshin dejará ir así porque sí a Kaoru y sí Matsue es encantador, de repente suena algo presumido, pero me gusta mi propio personaje. Tú me entiendes ¿no? ¡Espero un review!


Hitokiri Lady-san: Si es que debo comparar tu review con el que obtuve con "Sayonara" diría que el capítulo pasado no te agradó para nada. No ¡mentira! sé que siempre me apoyas y eso de verdad lo valoro mucho. Y quiero saber más de tu fic "El regreso de Shura", está muy interesante. Ya quiero ver las técnicas de Kaoru y el resultado de su entrenamiento con el guapísimo Aoshi. Sigue así y ¿me dejas un review? ^^

MUCHAS GRACIAS TAMBIÉN A TODOS LOS QUE ESTAN LEYENDO ESTE FIC Y POR ALGUNA RAZÓN NO HAN DEJADO UN REVIEW. SI TIENEN TIEMPO, HÁGANME LLEGAR SUS COMENTARIOS, ¡¡¡LO APRECERIARÍA MUCHO!!! ¡¡¡DOMO ARIGATO DE GOZARU YO!!!


.................... HASTA EL PRÓXIMO CAPÍTULO....................

"Al mal tiempo buena cara "

(Dicho de usanza común )