NOTAS DEL AUTOR:


¡Hola Minna-san! No es necesario dar más explicaciones sobre la demora de este capítulo pero en cambio es preciso dar gracias a todos aquellos que me dieron su apoyo cuando más lo necesitaba. En realidad ahora estoy mucho más repuesta y como algunos de ustedes dijeron, solo queda seguir adelante y sonreírle a la vida. Gracias nuevamente por todo, han sido muy amables conmigo. Estoy MUY agradecida. ^-^

DEDICATORIA:


Para Mei-chan. Mi nee-chan y mi mejor amiga. Creo que esto no lo digo seguido pero hoy lo haré: ¡Estoy feliz de tenerte como hermana! ¡Eres uno de los mejores regalos que el Señor me ha dado! ¡Y no importa qué haya pasado antes, nuestro cariño ha roto las barreras de una simple amistad! ¡Somos hermanas hasta la muerte! ¡Te quiero mucho!

DISCLAIMER:


Lamentablemente Rurouni Kenshin no me pertenece al igual que los derechos de este maravilloso anime - que por supuesto no implica que no lo desee -. Cualquier otro personaje ajeno debe ser considerado de mi propiedad. Si es que desean usar alguno mío solo avísenme y siéntanse libres de hacerlo.

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PRUEBA DE FUEGO


SEXTO CAPITULO:

*versión revisada*

"Confrontaciones"


Matsue y Kaoru seguían caminando hacia el dojo; las risas habían cesado pero la serenidad, paz y alegría de hace unos momentos seguían viéndose en las sonrisas que llevaban en el rostro. Ambos veían hacia el horizonte contemplando el paisaje y disfrutando de la compañía mutua y en cuestión de minutos llegaron a la calle en la que se encontraba el dojo. Cuando Kaoru iba a abrir el portón sintió de repente un ki muy fuerte dentro de su casa. Esta vez no era Saito ni ninguno de los contrincantes que siempre buscaban a Kenshin para despertar a Battousai. ¿Battousai? No, no podía ser. Ese ki era de él mismo. Kaoru sintió mucho miedo. ¿Qué habría pasado? ¿Kenshin se iría nuevamente? ¿Qué haría ahora ella?

Por supuesto que Matsue también lo notó y su respuesta inmediata fue fruncir el ceño en señal de preocupación. Nunca antes había sentido un ki tan hostil, al menos no desde que dejó de pelear por el Ishin Shishi. Cuando estaba por entrar al dojo Kaoru lo cogió del brazo y lo detuvo. Su hermoso rostro estaba muy pálido y serio; podía verse el desasosiego pero también otra sensación distinta. El aura de la joven kendoka decía que ella tenía temor, miedo. ¿Acaso temía a quien estaba dentro de su dojo? Podría ser, claro, después de todo era una mujer y las mujeres tienden a ser más impresionables en estas situaciones. Aun así, Kaoru no parecía del tipo de mujeres asustadizas. Ella levantó los ojos y cruzó mirada con él. Miedo e incertidumbre se cruzaron a la vez que azul y turquesa parecían combinarse.

- Kaoru ¿conoces a la persona que está ahí adentro?

Kaoru no contestó, solo bajó la cabeza y desvió la mirada hacia el piso. Matsue creyó sospechosa su reacción. ** ¿Quién podría cambiar a Kaoru así?** No demoró en atar cabos y en darse cuenta que la persona que poseía semejante ki era quien hacía sufrir a Kaoru del modo que él vio cuando estaban a la orilla del río. Al llegar a esa conclusión se llenó de furia y tuvo que hacer un gran esfuerzo por reprimir las ganas que tenía de desaparecer a quien sea que convirtiese a Kaoru en el paño de lágrimas que vio hace algunos minutos. Nadie tenía derecho de hacer eso con nadie y menos con alguien como Kaoru.

Matsue tomó a Kaoru por los hombros y luego levantó su mentón con una de sus manos suavemente para hacer que sus ojos hicieran contacto.

- ¿Lo conoces, Kaoru? Dime quién está ahí onegai... - Kaoru otra vez estaba impedida de decir algo. No sabía qué responder. Quería pedirle ayuda a Matsue pero a la vez no quería involucrarlo en problemas que no tenían nada que ver con él. Podría haber malentendidos. Ella creía que él no sabía que Kenshin era Battousai y es por eso que decidió evitar cualquier tipo de de mala interpretación de su parte. Mientras menos personas estuvieran al tanto de esa situación todo sería menos complicado.

- - dijo tratando de sonreír convincentemente- ¿No tenías que ir a buscar al doctor Genzai? No te preocupes que yo conozco a la persona que está en mi casa. Es un viejo amigo mío. Es solo que cada vez que tiene un problema sucede que su aura se desnivela un poco, nada más.


¡Kaoru! ¡Por Dios! Ese ki no está solo desnivelado es uno totalmente

Está bien Matsue, no hay por qué preocuparse- interrumpió Kaoru.

Kaoru ¿Cómo puedes decir que tengo por qué preocuparme? ¿De dónde conoces a alguien con un aura tan hostil? Debo acompañarte es peligroso para ti. Yo...- no pudo decir más porque Kaoru posó dos dedos sobre los labios del joven.

- Matsue, te dije que conocía a la persona que está ahí adentro. Gracias por preocuparte pero te pido que confíes en lo que te digo. No sería capaz de entrar a un lugar que representa algún tipo de daño para mí. Además, hace buen tiempo que no hablo a solas con ese amigo. No te preocupes más Matsue, yo estaré bien...

- Kaoru, ¿pasa algo de repente estás muy pálida? ¿Te sientes bien?- dijo tocando su frente. Kaoru ardía en fiebre.- ¡Pero si estás quemando! Kaoru, debes entrar y descansar por favor. Yo hablaré con ese amigo tuyo y le diré que no estás disponible. Es más, no sé cómo entró sin anunciarse antes. Kaoru ¿hay algo que me estás ocultando? Te pido que me lo digas, yo te ayudaré

- - gritó Kaoru- ¡Matsue por favor no me obligues a hacer algo que no deseo! Yo te aprecio mucho y no quiero ofenderte de ninguna manera pero este asunto tengo que resolverlo yo. Adentro hay alguien al cual no conoces pero yo sí y te aseguro que él representará un problema muy grande para ti si te acercas. Debo entrar yo sola. Él se irá después de hablar conmigo, de eso me encargo yo. Para eso somos amigos. Por favor no insistas que no voy a transigir. Además yo puedo defenderme sola de él. Aunque no lo creas, él no es tan fuerte como su aura aparenta. **Mentirosa** ¿O acaso no crees que pueda hacerme cargo?

Matsue se sintió incómodo por hacer enojar a Kaoru pero era más fuerte el sentimiento que tenía dentro que cualquier tipo de actitud que podría haber sido la ideal. Aquello lo llamaba a protegerla de todo y de todos. De solo pensar en la probabilidad de que algo adverso podría sucederle a Kaoru ya se sentía enfermo de rabia. Si hasta este momento él no se daba cuenta de qué era lo que realmente le pasaba, ahora sí lo hizo. El tono que usó Kaoru lo lastimó. Él no era una persona sensible ni nada por el estilo; una vida trágica como la suya no le dio lugar para eso. Aquella reacción en él categóricamente significaba algo. Era irónico y hasta poco convencional que en el momento menos esperado y menos adecuado él se diera cuenta de que estaba enamorado de ella. Él supo que ella lo atraía desde el primer momento que posó sus ojos sobre ella, después de aquel fortuito choque esa tarde él pensó que Kaoru era una chica aparentemente frágil y además de eso una muy atractiva, pero pensaba que no era más que una atracción natural, un simple gusto que cualquier hombre podría sentir con una mujer de la belleza de Kaoru. Ahora sabía que no era solo eso lo que lo llamaba a acercársele a Kaoru. No era simpatía, no era afinidad, no era una simple pasada que le jugaban sus hormonas, era amor. Visto desde cualquier punto era innegable que estaba enamorado.

Pasaron pocas horas para que se diera cuenta que ella no era precisamente frágil y que además era más bella de lo que él creyó al principio. No solo era una cara bonita sino que también un alma inocente y buena. Lo que lo hizo cargarla hasta el dojo no fue solo la vocación de médico sino también porque algo en ella lo llamaba a acercarse, a ser más que un desconocido, a estar junto a ella.

Ahora sabía que estaba destinado a ser quién la protegiera y ella se rehusaba a su protección aludiendo que aquella persona representaría algún tipo de daño para él ** ¡Tonterías! ella esconde algo** Todo iba tan bien hasta el momento y por un extraño él tenía que ceder. ** Está bien, por el momento más vale dejar las cosas como están. Tendré que ver la forma de saber qué es lo que escondes, Kirei**

Kaoru seguía esperando la respuesta mientras se preguntaba qué pasaba dentro de los pensamientos de Matsue. Ella no podía esperar más. Kenshin, es decir Battousai, estaba ahí dentro y no ella no tenía tiempo que perder. Finalmente Matsue la miró nuevamente a los ojos y con una encantadora y muy bien fingida e improvisada sonrisa le dijo:

- Por supuesto que puedes manejarte sola Kaoru. Disculpa mi intromisión pero no la malinterpretes por favor. Te hice esas preguntas porque me preocupé por ti y quería estar seguro que nada malo te sucediera. Pero ahora estoy más tranquilo Kaoru. Si esa persona es tu y has decidido entrar quiere decir que no representa ningún peligro para ti. Disculpa otra vez por involucrarme en asuntos que escapan a mi incumbencia. Como dices, tengo que atender otros asuntos con el Dr. Genzai. Me retiro. Te veo luego Kaoru. Que estés bien y no olvides descansar apenas termines de hablar con tu ya que estás volando en fiebre y bueno, estoy seguro que tú sabes qué hacer. Ja ne! ** Más vale que estés bien, quien quiera que esté adentro, si te hace algún tipo de daño se las verá conmigo**

Matsue se dio la vuelta y apenas lo hizo su rostro radiante de hace unos instantes se transformó en un ceño fruncido y las turquesas que eran sus ojos se volvieron peligrosamente un verde oscuro. Un aire de gravedad lo rodeaba y lucía muy diferente al apacible doctor de siempre. Tenía la apariencia de un guerrero y no de un médico. Aunque se esforzó por aparentar que estaba tan tranquilo y sereno como siempre, las palabras que dijo, por más elocuentes y educadas que fueron, le dejaron a Kaoru la sensación de haberlo herido. Y más aún de haberlo enojado con su arranque de cólera.

**Gomen Matsue, pero no puedo involucrarte en esto. **


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Calles de Tokio


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** ¡Excelente! Con mi gran sentido de orientación no llegaré al consultorio del doctor Genzai hoy, si es que llego alguna vez. Creo que entraré al primer restaurante que vea. Después de todo no tengo ánimos de ver a nadie y menos de entablar conversaciones triviales con recién conocidos. ¿Quién será esa persona que estaba dentro de su casa? No creo que sea un amigo tuyo. ¿De dónde conocerías tú a alguien como él? Ahora es mejor dejar las cosas como están, lo menos que deseo es crear un cisma entre nosotros**

Siguió caminando y encontró un restaurante a la vista muy agradable. Entró y una jovencita muy linda lo saludó con una amplia sonrisa:

- ¡Ohayo! El Akabeko le da la bienvenida y esperamos que su estadía sea placentera. Adelante por favor.

Matsue no pudo evitar una sonrisa. La chica lo hacía muy bien y no había duda que había nacido para los negocios. Por un momento olvidó aquel asunto que lo turbaba y decidió subir sus ánimos para no parecer descortés.

- Ohayo. Arigato por el recibimiento, y ¿cuál será la mesa que deberé ocupar bella jovencita?- La joven se sonrojó y respondió tímidamente:

- Por aquí por favor.

Matsue sonrió ante el rubor de la niña e hizo lo que la joven le dijo. La siguió hasta una mesa que estaba hacia el fondo del establecimiento y después la muchacha lo invitó a sentarse. El agradeció la cortesía y se dedicó a observar el lugar. No era lujoso pero sí muy limpio y el aroma que provenía de la cocina era muy agradable. Emitiendo un ruido, su estómago le recordó que no había almorzado. Ya que estaba aquí, era un buen momento para hacerlo.

Mientras esperaba que se acercara el encargado de tomar el pedido comenzó a rememorar lo que sucedió en la mañana. La forma en que Kaoru gritó a Kenshin y la reacción de sorpresa y dolor que este tenía en el rostro. Aunque al principio Kenshin no le había parecido que tuviera una relación cercana con Kaoru, siendo partícipe de esa disputa verbal se dio cuenta que para que unas palabras hieran tanto a alguien es que debe haber de por medio sentimientos que se sintieron traicionados o en el mejor de los casos lastimados.

**Pues parece que el ex Battousai está interesado en Kaoru. Es posible que el sufrimiento que aparentemente ella lleva por dentro sea debido a él aunque quizá puede solo haber descargado toda la impotencia que tenía acumulada sobre él. Si es así ¿Quién es aquella persona que está ahí dentro? El aura no es definitivamente la del hombre que conocí ayer, aunque hay algo en ella que me hace dudar. Así él fuera esa persona ¿Estará enamorada de él? Pero, entonces él no la ama sino ya hubiese dicho o hecho algo al respecto. No todos los días se encuentra a una mujer como Kaoru, alguien a quien no le importa trabajar muy duro para mantener a todos sus huéspedes; aunque aparentemente la ayudan con las labores de la casa, su esfuerzo es demasiado grande para ser una mujer, claro que eso no se lo diré nunca pero es la verdad.**

** Por más que sea instructora de Kendo, ante todo es una mujer y definitivamente es más delicada que un hombre. ¿Aquel hombre habrá osado dañar sus sentimientos? Me parece improbable que alguien como ella se fije en aquel ex asesino. Aunque no soy nadie para juzgarlo, la fama que lleva a cuestas no es la mejor y es suficiente como para asustar a cualquiera. Pero de Kaoru no me sorprendería nada. El solo hecho de acoger en su casa a semejante sujeto ya la hace capaz de cualquier cosa que se proponga y eso me asusta.

Si es así. Si es él el causante de su sufrimiento, yo me encargaré de que lo olvide. Si es tan tonto para no ver a la gema que tiene en frente pues será su responsabilidad el haber perdido la oportunidad de su vida y que se atenga a las consecuencias; pero si no es eso, si es otra la razón que tiene a Kaoru así ¿qué podría hacer? Estoy realmente confundido ¿Cómo ayudar a alguien que no requiere de tu ayuda? ¿Cómo hacer que me diga lo que le pasa?**

Una mujer delgada, no muy alta y de cabellos marrones que usaba un delantal apareció frente a él súbitamente o al menos eso es lo que él creyó ya que tan ensimismado en sus pensamientos estaba que no se dio cuenta de la presencia de la joven mujer frente a él. Al parecer estaba buen tiempo frente a él esperando a que se dignara a ordenar ya que parecía estar tratando de llamar su atención moviendo sus manos frente a él.

- Oh Suminasen... ¿Me decía algo?

- Kon ban wa señor. - dijo haciendo una reverencia y con una sonrisa en sus labios- El Akabeko le da la bienvenida. ¿Qué es lo que desea servirse?

- Oh. Arigato Gozaimasu. Kon ban wa señorita, bueno es la primera vez que tengo la oportunidad de venir aquí y no conozco las especialidades del lugar, ¿sería tan amable de recomendarme algo?

- Por supuesto -dijo la dependiente- ¿le gustaría que le traigamos carne al vapor?

- Por mí está bien señorita ¿señorita?

- Tae, mi nombre es Tae Sekihara y soy la dueña de este lugar.

- Muy bien Tae-san, Watashi wa Terada Matsue, le reitero mi agradecimiento... - Tae puso una cara de sorpresa al saber la identidad del hombre - ¿Daijoubu Tae-san?

- Hai... hai... - se apresuró a responder Tae saliendo de su estupor- Arigato. Solo es que no pensé conocerlo tan pronto - Matsue no comprendía nada y su rostro lo reflejaba muy bien - Eh, me refiero a que es usted el huésped de Kaoru-chan ¿verdad? - Matsue no entendía cómo es que ella sabía que él se alojaba en el dojo.

- Aa. Tae-san pero ¿cómo es que usted lo supo?

- Oh, parece que no me expliqué bien. Suminasen, soy amiga de Kaoru-chan y pues ella vino en la mañana y me contó lo sucedido en el dojo recientemente y además me dijo que tenía un huésped que respondía al mismo nombre que usted.

- Oh ya entiendo. Entonces ustedes dos son muy amigas- dijo Matsue con una notable muestra de interés. *Interesante *

- Hai. Kaoru-chan y yo somos muy buenas amigas. - respondió Tae sonriente.

Pues entonces ¿le molestaría acompañarme un momento? Es que me gustaría preguntarle algo...


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Dojo Kamiya

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Kaoru abrió la puerta despacio y entró a su casa sigilosamente, como no queriendo hacerse notar. A pesar de que ella nunca temió a Kenshin porque siempre supo que él era incapaz de dañarla incluso si estaba como Battousai, de alguna manera, siempre que esta parte retomaba el poder sobre Kenshin ella sentía además de tristeza, miedo. Miedo a que una vez que Battousai emergiera se olvidara de ella y solo recordara a Tomoe. Parte de ese miedo recaía en que ella creía que no tenía comparación a Tomoe. Ella era perfecta, delicada, sumisa, todo lo que una mujer bien educada debía ser. Comparándolas, ella no era nada; solo una mujer que suda todo el día enseñando en dojos ajenos para ganar algo de dinero y no depender de nadie. Había renunciado a todo eso creyendo que no le haría falta, que la forma en que vivía le era suficiente. Una vez que conoció a Kenshin se dio cuenta de cuán equivocada estaba. Confundió sus prioridades y empezó a querer ganarse su corazón sin saber que ya aún sin empezar la partida el juego ya estaba perdido.

No quería pensar nunca más en eso pero su memoria era renuente a ello y se empeñaba en rememorar todo el dolor que sintió aquella vez. Aquel sufrimiento todavía retenido en su corazón la embargaba en momentos en que se sentía desolada.

** ¡Oh Kami! Debe estar furioso por lo que le dije en la mañana. No puedo creer que esta vez fui yo la que hizo que Battousai emergiera. Solo espero que escuche mis disculpas y las entienda. No sé ni que voy a inventar**


Después del altercado que tuvieron, Kaoru no estaba preparada para verlo a la cara y ahora cuando lo iba a hacer, era Battousai quien estaba dentro de la casa y quien recibiría las disculpas que estaba dispuesta a darle. La incertidumbre de la reacción que Kenshin tendría la ponía más nerviosa. Deseaba profundamente que este día no existiera, que fuera todo un sueño, que pudiera despertar en este instante, darse la vuelta en el futon y volverse a dormir. Levantarse al día siguiente y oler el aroma de la sopa Miso cocinándose, saludar a Kenshin y recibir como es debido a su nuevo huésped. Quién sabe y hasta hablar un poco más con él pero no. La realidad era esta y debía enfrentarla.


Dio algunos pasos más lentamente y se acercó a la cocina. Entró y no vio a Kenshin por ahí. Caminó hacia el comedor y tampoco estaba en ese lugar. Cuando estaba cerca al dojo sintió una mano que la cogía del brazo fuertemente y la volvía con suficiente fuerza como para que ella no pudiese soltarse ni reaccionar en el momento.

Después de unos breves segundos, que para Kaoru fueron una eternidad, ella pudo ver a la persona que estaba frente a ella, en realidad no pudo ver todo el rostro pero sus ojos lo decían todo. Era Kenshin. No. Battousai quien la miraba a los ojos con una intensidad que nunca podría olvidar en su vida. Aquellos ojos color ámbar que fueron lo único que vieron muchas personas antes de morir en la época del bakumatsu estaban dirigiendo su estremecedora intensidad hacia ella. Su mente no hilaba un solo pensamiento coherente, su interior se retorcía de incertidumbre y temor, y sentía cómo su brazo comenzaba a dolerle debido a que Kenshin ejercía cada vez más presión en él.

- ¡¿Dónde estabas?! - preguntó el ex asesino sin dejar de mirarla a los ojos. Él necesitaba saber la verdad por la propia boca de Kaoru; necesitaba una razón valedera para lo que vio momentos atrás. Necesitaba que ella misma le dijera que no era nada importante, que fue algo sin querer, que ella no planeó nada. Ya no podía vivir con esa incertidumbre.


- Yo... yo... Kenshin onegai me estás lastimando

- ¡Responde! ¿Dónde diablos estabas, Kaoru?

Cuántas veces había soñado con el día en que él dejara de añadir aquel odiado sufijo de respeto a su nombre y ahora que lo hacía rogaba a los dioses para que volviera a llamarla Kaoru-dono. Si antes estaba asustada, ahora estaba aterrorizada. No pudo más que balbucear una serie de incoherencias ya que no podía pensar en nada qué decir. Sus ojos no rompían contacto con los de Kenshin; lágrimas empezaron a formarse en ellos y esta vez no hizo nada por detenerlas. Su mirada, antes llena de dulzura y cariño hacia él, se convirtió en una de horror.

Kenshin frunció el ceño de una manera aterrorizante y la empezó a jalar del brazo. De una u otra manera Kenshin sintió el miedo que fluía dentro de Kaoru y su lado gentil peleaba por salir a las superficie y evitar cualquier palabra o acto que podría lamentar después. Battousai hizo caso omiso a su lado más cuerdo y se enfocó en la tarea de hacer confesar a Kaoru a toda costa. La herida que ella le causó en la mañana se mantenía abierta y se hizo más profunda cuando la vio en la orilla del río con aquel sujeto. Él podía soportar cualquier cosa de parte de Kaoru menos una traición de ese tipo.

Los hermosos ojos de Kaoru estaban llenos de espanto. También lo lastimaba saber que ella lo temía y eso hacía que su enojo se hiciera aún peor. Siguió jalándola hasta la parte central del dojo sin oír las peticiones de Kaoru que rogaban porque la suelte. Al ver que Battousai no entendía ella intentó liberarse de la mano que aprisionaba su brazo. Más lágrimas caían por su rostro ante la impotencia de no poder hacer nada frente al dolor tanto interior como exterior que sentía.

- Kenshin, onegai - dijo entre sollozos - me estás lastimando.

Kenshin permaneció impasible ante sus súplicas y Kaoru dejó de intentar soltarse cuando Battousai apretó con mucho más fuerza su brazo haciéndola saltar de dolor. El temor y la incertidumbre seguían creciendo en su pecho mientras Battousai la introducía en el dojo. Sintió cómo Kenshin la empujaba hacia adentro y la dejaba caer sin molestarse por tener algún tipo de cuidado. Cayó de rodillas al piso y sintió cómo se rasgó su kimono por el fuerte contacto. ** ¡Kami! ¿Qué le pasa?** Aún si estaba molesto con ella no tenía derecho a tratarla así. Desesperación ante lo desconocido la corroía. Ella no separaba su mirada del piso por temor a volver a encontrarse con la mirada de Battousai y perderse en ella, esta vez para siempre.

- ¡¿Dónde estabas?! No pienso volverlo a repetir, Kaoru ¡Contesta!

Kaoru se levantó del piso lentamente. Sus piernas le dolían pero hizo todo lo posible por sostenerse en ellas. Sin mirar hacia delante empezó a caminar hacia la puerta. Ahora no podía hablar con él, nada lo haría entender. Kenshin estaba fuera de control y no había caso en tratar de razonar ya que él no estaba en condiciones de hacerlo. Además no permitiría que él la siguiera lastimando. Era suficiente, tenía que salir del lugar, ya no soportaba las ganas de llorar libremente y frente a él no podía mostrar su debilidad, sería demasiado, él comprobaría que realmente era una niña débil.

Battousai estaba realmente furioso; al parecer ella quería ignorarlo e irse sin haberle respondido antes. Si quería esconder dónde había estado es porque lo había planeado todo y no quería descubrir a su amante. Se equivocaba si creía que podía huir de él, no estaba dispuesto a permitirlo, nadie se burlaba de Battousai.

Kaoru, al notar que Battousai no había reaccionado llegó a la puerta y se dispuso a salir sin decir una sola palabra. Suspiró con apresurado alivio pero antes de que pusiera un pie hacia fuera del dojo Kenshin la volvió a tomar del brazo y esta vez la empujó hacia la pared causando que su espalda hiciera un doloroso contacto con esta. Ella se encontraba aprisionada entre el ex destajador y el shoji. Imposible pensar en liberarse de los brazos que la mantenían quieta en un solo lugar frente a él. Sin más dilaciones Kenshin la forzó a tener contacto visual con ella.

- No pienses que eres tan astuta como para huir de mí, Kaoru. Te hice una pregunta - dijo con voz grave - y quiero que la respondas... ¡¿Dónde demonios estabas?!

- ¡No tengo porque responderte nada! - dijo ella rompiendo a llorar nuevamente pero esta vez también de frustración- ¡¿Qué es lo que te sucede Kenshin? ¡Me lastimas!... onegai déjame ir, suéltame... onegai...- terminó entre sollozos mientras golpeaba el pecho de Kenshin con la poca fuerza que tenía en ese momento.

Kenshin cogió sus puños con sus manos y los sostuvo con fuerza evitando que ella los moviera.

- Si fueras un hombre ya estarías muerta Kaoru Kamiya. Piensa dos veces antes de posar tus manos sobre mí de esa manera- dijo él con aquella voz grave que solo le pertenecía a Battousai cuando estaba terriblemente iracundo. A Kaoru se le heló la sangre al oírlo hablar así pero no se amedrentó.

¡Déjame! ¡No tienes derecho a lastimarme! ¡¿Quién diablos te crees que eres, maldita sea?!- Battousai solo le quedó mirando con furia contenida. Ese hombre le había lavado el cerebro, ahora estaba seguro. Ella no era así. Ella no mentía. ¿Por qué tanto afán en encubrir a ese sujeto? ¿Será que lo amaba? ¿Qué lo prefería antes que a él? **¡Maldito!**

- ¡Responde a la pregunta!

- ¡No lo haré! ¿Qué derecho crees que tienes sobre mí? ¡No soy un juguete tuyo para que hagas conmigo lo que desees! ¡Suéltame en este momento!

- ¡Te hice una pregunta y la vas a contestar aunque tenga que obligarte!

- ¿Y qué harás para obligarme, eh Battousai? - Kenshin la miró sorprendido, era la primera vez que ella lo llamaba por ese nombre.- ¿Qué me vas a hacer?! - Preguntó desafiante- ¿Me vas a matar? - Esto dejó frío a Kenshin - ¡Adelante, si eso es lo que quieres hazlo, si así te vas a sentir mejor! ¡Hazlo!.

Kaoru no sabes lo que dices, cállate- dijo Kenshin casi susurrando y sin mirarla a los ojos. ¿Cómo podía pensar ella que él sería capaz de matarla?

- gritó Kaoru más decidida - ¡No te preocupes que puedes hacerlo ya que no voy a darte el placer de gemir de dolor como la niña que crees que soy! ¡HAZLO!- Kenshin se alejó de ella lentamente sin poder creer lo que estaba oyendo.

Kaoru yo nunca he- dijo un poco más fuerte, calcinándola con el fuego de su mirada.

¡HAZLO! ¿Crees que una niña débil como yo se va a morir de miedo eh? Desenvaina esa espada y - no pudo continuar.


Kaoru vio cómo una de las manos de Kenshin la tomaba del mentón y la acercaba con fuerza hacia sí. Luego sintió cómo sus labios estaban sobre los suyos con fuerza, clamando por lo que creían era suyo. Mientras tanto su otra mano estaba en su espalda manteniéndola rígida en el mismo lugar, impidiendo que se moviera y rompiera el contacto. Lágrimas caían de los ojos de Kaoru mientras él intensificaba el beso y ella hacía vanos intentos por romper el contacto, por escaparse de todo. Al ver que no lograba nada con su resistencia, cerró sus ojos y esperó a que él terminara soportando las nauseas que se formaban en la boca de su estómago. Definitivamente esto no era cómo había soñado su primer beso.

Después de unos minutos él la liberó. Vio que Kaoru estaba llorando y entró en pánico. ¡¿Qué había hecho?! Retiró su mano de su espalda como si el cuerpo de Kaoru quemara y la vio caer al piso al perder su apoyo. Kenshin se alejó unos metros de ella totalmente confundido. La cabeza le daba vueltas y se sentía mareado. Luego de un momento el rurouni habitual volvió a la superficie aprovechándose de la confusión de Battousai. Al verla tirada en el suelo, sacudiendo ligeramente sus hombros mientras lloraba su desconsuelo su corazón se rompió en mil pedazos. Se dio cuenta que él era causante de sus lágrimas una vez más, que como siempre la hacía sufrir, pero esta vez había sobrepasado todos los límites. No sabía qué hacer. Se acercó lentamente a ella y se arrodilló a su costado levantando una de sus manos para acariciar la espalda de Kaoru, pero a último momento decidió no hacerlo. No tenía derecho ni siquiera a hablarle después de lo que hizo y menos a tocarla.

- Kaoru-dono onegai, Gomenasai. - empezó a decir Kenshin mientras lágrimas también se formaban en sus ojos. Cualquier posibilidad que creía poder tener con ella se desvaneció con lo que hizo hoy. Ahora era más que nunca de ella. Gomenasai. Gomenasai, seesha no quiso...-Kenshin se quedó en seco cuando Kaoru levantó uno de sus brazos haciéndole saber que quería que cerrara la boca.

Ella levantó la vista y se encontró con el par de hermosos ojos violetas que acostumbraba ver cada mañana observándola con estupefacción; tenía lágrimas que hablaban de tristeza y arrepentimiento. Aquella mirada que antes hubiese conseguido cualquier cosa de ella no emblandeció su corazón en esta ocasión.

- No digas nada. - dijo con un tono de voz grave - No quiero saber nada, no quiero oírte decir nada, ni siquiera soporto verte- Kenshin sintió como si le dieran una puñalada en el pecho con cada palabra hiriente que salía de los labios de su amada.

- Kaoru- do...

- ¡Maldita sea, ya cállate!

Kenshin solo la observó desde el lugar donde estaba sentado. Kaoru se limpió las lágrimas con la manga de su kimono y se incorporó; luego empezó a caminar hacia la puerta por segunda vez ese día. Kenshin estaba tan paralizado que no la detuvo, y cuando volteó se encontró con la espalda de Kaoru que se alejaba dejándolo en la más profunda desesperación. Kaoru se detuvo y sin voltear dijo una frase que Kenshin no olvidaría jamás,

- De nada te sirve disculparte porque no pienso hacerlo. No sé ni quiero saber cuáles habrán sido tus razones para esto pero es la última vez que me verás derramando lágrimas por ti y escúchame bien, esta es la última vez que permito que juegues con mis emociones de esa forma.

Después de esto ella desapareció de su vista. El estupor del momento se acabó y pudo por fin entender las palabras de Kaoru. Más lágrimas corrían libremente por su rostro. Unas palabras casi imperceptibles se podían oír en medio de su llanto y su respiración entrecortada:

- ¡¿Qué fue lo que hice?! - sus manos ya estaban blancas debido a que apretaba con fuerza sus puños y cortaba la normal circulación de la sangre. La ira que sentía no era hacia ella o hacia el doctor, era hacia sí mismo. Volvió a sentir dentro de él aquello que le decía que no valía nada, que solo servía para hacer sufrir a los que más quería, que no era digno de ella, que no era digno de

En medio de su dolor percibió que alguien se acercaba hacia la puerta y por un momento las esperanzas de que fuera Kaoru crecieron en su corazón. Segundos después la realidad golpeó sus deseos enérgicamente.

No era ella


No era su aura la que se acercaba sino otra muy diferente, quizá totalmente contraria. El desconsuelo volvió a él, no quería ver a nadie, no ahora, no precisamente ahora.

¿Ahora qué piensas hacer Kenshin? ¿Piensas irte de aquí también y volver a hacer de tu vida un infierno? ¿Piensas huir de esto también? Creí que habías comprendido que no puedes esconderte de tus problemas por siempre. No destruyas la segunda oportunidad que te da la vida para ser feliz ya que es seguro que no se volverá a repetir. Kenshin, hay quiénes sufren por no saber No dejes que esto te suceda nuevamente... No una vez más...

El desconcierto se apoderó de él. No podía ser verdad, simplemente era imposible. Esa voz. Esa fragancia en el ambiente. El tono de su voz solo le sirvió a Kenshin para constatar la identidad de aquella persona. No necesitaba verlo a los ojos para saber quién era. Aún no lo podía creer, después de tanto tiempo

- Solo vine a prevenirte, Kenshin. Estás muy cerca de perder lo que más amas en esta vida y una vez que lo hagas no habrá marcha atrás, no habrá lugar a pesares ni de arrepentimientos. Es hora de que recuperes la felicidad que realmente mereces. Recuérdalo Kenshin. No dejes que la felicidad se te escurra como arena entre los dedos; no te conviertas en el verdugo de tu propio destino al dejar a la deriva el curso de tu vida. No eres más Battousai, no aquel muchacho que yo amé, no más un rurouni, solo tú, Kenshin Himura.. Recuérdalo. Adiós y sigue adelante.

Una sonrisa más apareció en el rostro del misterioso visitante y luego se volteó nuevamente para desaparecer ante sus ojos por donde vino sin dejar huella ni levantar polvo.


Continuará....


.........................

Notas finales de la autora:

¿Qué tal estuvo este capítulo Minna-san? ¿Muy corto? ¿Los decepcioné después de tanta espera? Espero de corazón que no haya sido así. Sé que este capítulo es un poco dramático (¿poco?). El rumbo de la historia estaba destinada a seguir este camino, pero no se desesperen que esta historia es un K&K y prometo que ellos tendrán sus capítulos especiales, pero todo a su tiempo. ^-^


Creo que mis emociones han tenido que ver un poco en el desarrollo de este capítulo. Espero que no haya quedado tan mal. No se olviden de dejarme un review y hacer mis días más brillantes. ¡Los quiero mucho! Y gracias nuevamente.


Ahora...

¿A dónde irá Kaoru después de esto? ¿Qué es lo que Matsue le preguntará a Tae? ¿Responderá Tae a las preguntas? ¿Cuándo irá Tsubame al dojo y descubriremos cuál es el plan de Tae y ella? ¿Quién es el desconocido que parece conocer a Kenshin? (si quieren podemos comenzar una apuesta y el que adivine quién es pues podrá decirme qué es lo que desea que incluya en el próximo capítulo y yo lo haré, ¿les parece bueno el premio? ¿No? no se me ocurre otro.) Y ¿Shiomei sacará una buena calificación en su examen de Realidad Social Peruana en la universidad? ¿Dará Shiomei un buen examen de Antropología? ¿Será capaz Shiomei de actualizar pronto? y por último ¿Dejarás tú un review a la pobre Shiomei que necesita de tus comentarios para sobrevivir a los embates de la vida? (¡Oh! ¡Qué melodramática! ) ^-^U

Arigato por todo amigos y si Dios lo permite

¡Hasta pronto!

Shiomei ^-^


------------- Agradecimientos especiales -------------

Para aquellos que me dejaron un review al capítulo cinco y también un abrazo y un beso para aquellas que se dieron la molestia de darme el apoyo suficiente cuando lo necesitaba más, para ellas mi eterno agradecimiento.

Mer-san, Sakura-san, Kary-san, Hitokiri Lady-san, Erushi-san, Gaby-san, Kaoru Himura-san, Namida rurouni-san, Sakura Li-san, Mei-neechan, Minako- san.


Y un agradecimiento MUY especial para:


Laurale-san que me mandó un review a pesar que no suele hacerlo nunca. ¡Arigato por el mail también!

MUCHAS GRACIAS TAMBIÉN A TODOS LOS QUE ESTAN LEYENDO ESTE FIC Y POR ALGUNA RAZÓN NO HAN DEJADO UN REVIEW. SI TIENEN TIEMPO, HÁGANME LLEGAR SUS COMENTARIOS, ¡¡¡LO APRECERIARÍA MUCHO!!! ¡¡¡DOMO ARIGATO DE GOZARU YO!!!

"Cuando se trata de dinero todos son de la misma religión" (me olvidé quién lo dijo ^-^U)

.................... HASTA EL PRÓXIMO CAPÍTULO....................