¿Por qué no lo continuo? Preguntaba alguien por ahí. Pues porque no sabía como hacerlo. Tenía claro los demás capítulos, pero este no. He tardado un montón en pensar qué poner y cómo, y aún así no me gusta demasiado, pero los demás les prometo que no van a tardar tanto. Quedan dos más y el epílogo, o eso creo. De todas formas, siento haberme retrasado tanto.
Un gran giratiempo
Capítulo 7: La vida futura.
- Creo que esto es lo último ya. Subamos a una habitación.
- ¿Por qué, James?.
- Hay cosas que no puede ver todo el mundo, Hermione. – Dijo enseñando lo que parecía una cinta de video muggle corriente.
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En la habitación de los chicos, James volvió a sacar la cinta.
- ¿Qué es? – Preguntó curioso Ron.
- Un vídeo muggle. – Contestó Hermione convencida.
- Sí, bueno, más o menos. Es la adaptación mágica de los vídeos muggles. No sé si estaba ya inventada en esta época....
- ¡Claro que sí!.
- Yo nunca he visto ninguna.
- Yo tampoco.
- ¿No? Vale. Os explico. Se graban las imágenes con este aparato y luego se pueden ver.
- Entonces es como los muggles.
- No – Negó Flora a Hermione.
- Veréis. - James colocó la cinta en una esquina de la habitación sobre una de las mesitas y la tocó con la varita. De pronto, la habitación cambió: donde antes había camas y armarios, ahora había una gran sala, con las paredes de madera y varios cuadros colgados. Justo de frente a ellos había una puerta con un cristal, que parecía ser la puerta principal de una casa por dentro, detrás justo había una gran escalera, en la que se apoyaban varias librerías, detrás de la escalera podía verse una gran cristalera que debía de dar a un gran jardín por lo que podían ver. A derecha y a izquierda se abrían varios espacios en la pared, que daban paso a otras salas, y algunas puertas cerradas.
- ¿Veis? No proyecta las imágenes, sino que las crea de nuevo.
- Pero... pero... ¿no hemos viajado en el tiempo ni nada, no? - Preguntó Hermione.
- Tranquila, Hermione, no podemos influir en nada, no nos ven ni nos oyen, ni siquiera podemos coger algo. Lo vemos todo desde el punto de vista de la cinta, nos vamos a desplazar con ella sin movernos. Vamos a ver que nos cuentan mis padres.
James tocó de nuevo la cámara con la varita - Initium - y la imagen comenzó a moverse como si alguien cogiera la cámara con poco pulso o mientras bajara unas escaleras. De pronto, la voz de un Harry más mayor comenzó a sonar:
- ¡Hola a todos! Todo esto os habrá sorprendido. Lo sé porque me sorprendió.... Es un poco raro estar hablándome a mí mismo. – Por el lado contrario al que todos miraban, apareció un Harry que bajaba las escaleras. Con cara feliz, el adulto Harry les miraba sin verlos en verdad: sus ojos seguían siendo de un verde igual de intenso, pero sus cabellos eran algo menos oscuros. - Esta grabación ya la vi, así que sé más o menos lo que tengo que hacer. Bueno, lo primero es deciros que no os asustéis, aunque supongo que ya es tarde. Aun faltan unos años para que mandemos a James de vuelta, ahora mismo estamos en mi cumpleaños, no os voy a decir cuál porque haríais cálculos, pero los niños aún son pequeños; James, tú apenas acabas de cumplir los seis, Joanne tiene cuatro, Lily doce y Kjaila nueve; así que no creo que te acuerdes de nada de cuando lo grabamos. – James miraba con cara extraña a su padre, realmente no se acordaba ni de que grabaran un video ni de haber visto esa grabación en ningún momento. – Bueno, creo que recuerdo todos los que estábamos en la habitación, así que espero no meter la pata. Hoy tenemos una fiesta, por mi cumpleaños, así que la casa se va a llenar un poco. Para eso aún falta un poco, pero me apetece grabar ya, la verdad. Bueno, mientras vamos a ver un poco la casa. A ver, estamos en la entrada, por dentro claro. Justo frente a mí está la puerta, a la derecha la puerta de la cocina, a la izquierda podéis ver el comedor, justo detrás las puertas al jardín, a la izquierda la puerta al despacho y a la derecha el acceso al salón. – En ese momento, se oían pasos en la escalera. – Y por la escalera baja la chica más guapa… ¡oye! Pensaba que dijiste que era algo informal.
Una Ginny también adulta, que parecía despistada en ese momento, miraba curiosa a su marido mientras bajaba la escalera. Llevaba un vestido amarillo con una túnica también amarilla con detalles en azul, muy elegante, y el pelo largo recogido en media coleta.
- Bueno, esto es informal, corazón.
- ¡Y unas narices! ¿Quién viene?
- Nadie, ya te dije: mis padres, mis hermanos, Neville, Sirius, Lupin, Parvati, Seamus, … ya sabes, los de siempre.
- ¡Ah, no, no, no! No cuela, cariño. ¡Tú sabes algo que yo no!
- ¿Qué pasa, no me puedo vestir bien por una vez?
- No, si estás muy guapa, pero eso no es informal.
- Que sí.
- Que no.
- Que sí.
- Que no, no , no. ¡Dímelo, porfa!
- Pero que pesado eres.
- ¡Porfa!
- No hay nada que decir. – Ginny pareció darse cuenta de que Harry estaba grabando en ese momento. – ¿Hum? ¿Ya estás grabando? Creía que ibas a tardar más.
- No, antes de que lleguen.
- ¡Hola, yo misma! ¡Je!, resulta curioso, me acuerdo perfectamente de mi diciendo eso.
- Sí, pero no me cambies de tema.
- ¡Bueno! ¡Hora de terminar la comida! Hasta luego. – Abrió la puerta de la cocina, rápidamente y se metió sin hacer caso a su marido.
- ¡Ginny! ¡Pero Ginny…! – La puerta se acababa de cerrar en sus narices. – Vaya, yo quería saber que pasaba, seguro que pasa algo, si señor, a mí no me engaña. El caso es que no recuerdo que puede ser. Bueno, dejémoslo estar. Vamos hacia el comedor – entraron por el primer espacio a la izquierda cercano a la puerta de entrada, una fuerza extraña les obligaba a moverse, un gran comedor estaba ante ellos, había un gran ventanal a la derecha desde donde se podía ver el jardín y la calle, que estaba realmente lejos de la casa, en el centro se situaba una gran mesa blanca con un gran número sillas de igual color en las que cabían, sin duda, toda la familia Weasley y Potter unida. Colgados de las paredes había dos tapices de Gryffindor justo a cada lado del gran ventanal. Un espacio a la izquierda, justo al lado de una fotografía de Ron, Hermione y Harry, comunicaba con el salón, y justo al lado de ese espacio había una puerta que llevaba a un pequeño aseo. – Sigamos al salón. – Otra estancia, más grande aún que la anterior se abría ante ellos: a la derecha, unos sillones y sofás, grandes y acogedores, se repartían alrededor de la chimenea, encima de la cual había una fotografía de Hogwarts, a la izquierda, una larga ristra de estanterías con muchos libros y algunas fotografías llenaban toda la pared; al fondo, justo junto a otro ventanal se encontraban varios sillones más y un juego de ajedrez con una partida a medias. La sala la decoraban varias alfombras, muchas fotografías y algunos cuadros. – Éste es el salón, es donde más tiempo pasamos, claro. A mí me encanta, creo que es por la chimenea, no sé. – Harry avanzaba hacia el fondo del salón, pero cuando pasaban cerca de uno de los sillones del fondo, cerca del juego de ajedrez, vieron que se agachaba extrañado hacia la otra parte del sillón, que ellos no podían ver. - ¿Qué haces aquí?
- ¡Papá! ¡Hola! – Un niño pelirrojo, con el pelo rizado y unas pequeñas gafas, acababa de ponerse de píe de un salto, haciendo a Harry echarse para atrás evitando el golpe.
- Hola. Repito, ¿qué haces ahí escondido?
- Nada, nada – dijo mirando hacia todos lados.
- Seguro que ha hecho alguna travesura – dijo la Ginny de 15 años en un susurro – mi hermano pone la misma cara cuando hace una. – Ron la miró de mala manera, pero los demás rieron, incluso James.
- ¿Nada? – Una de las puertas de salida al jardín, que antes veían desde la entrada y ahora se veían desde el acceso al salón, se abrió de golpe, haciendo que se rompieran algunos de los cristales que la componían. - ¡Hey! Cuidado. Reparo.
- Nada, ¡hasta luego! – James salió corriendo aprovechando el despiste de su padre reparando el cristal, hacia el comedor, y, supusieron, escapaba hacia la parte de arriba.
Una niña un poco más pequeña que James, pelirroja, con el pelo en una coleta y una túnica de mucho colores, que estaba manchada de barro, entraba toda roja mientras su padre terminada de arreglar los cristales. Cuando vio a su padre, la expresión de la niña cambió: del rojo ira, característico de los Weasley pasó al rojo que da el llanto fingido de los niños.
- ¡Papáaaaaaa! ¡James me ha tirado un gnomo a la cara! ¡Y me he caído! ¡Mira como me ha dejado el vestido! ¡Mamá me va a gritar! ¡Y me ha hecho daño!
- Ya decía yo ¡JAMES!
- ¿Sí? – Decía una pequeña voz proveniente del comedor.
- ¡Ven!
- Pero papá, ha empezado ella.
- ¡Que vengas!
- Pero papá…
- ¡James! – Ginny había salido de la cocina corriendo cuando había oído el estruendo de los cristales y estaba en el comedor justo detrás de James - ¿No has oído? ¡Que vayas ahora! ¡Joanne, ven que te vea la túnica!.
- ¡Jo! No es justo… - James se acercaba a su padre mientras Joanne lo hacía a su madre, cuando se cruzaron a mitad de camino, ambos se sacaron las lenguas.
- ¿Qué ha pasado? – Dijo Harry una vez que James estaba junto a él.
- Nada, sólo estábamos jugando.
- ¡Es un tonto! Me ha tirado un gnomo. – Se oía gritar desde el otro lado del salón.
- ¡Ha empezado ella!
- ¡No es verdad!
- ¡Sí lo es!
- ¡No lo es!
- ¡Sí, empezaste el otro día cuando me rompiste la varita de jugar!
- ¿No te había ya pedido perdón por eso tu hermana, James?
- Humf, sí, ¡pero no era perdón de verdad!
- James, no me gustan nada las venganzas, ya lo sabes. – Harry se agachó hasta la altura de su hijo.
- Pero papá…
- Ni papá ni nada, eso no está bien, James.
- Ya lo sé…
- ¿Entonces por qué lo haces?
- Es que… es que… es gracioso, … lo del gnomo, … pero yo no quería tirarla, …, pero ella se cayó, y luego estaba el barro y se cayó al barro y ahora su túnica está sucia y a mí me vais a castigar, ¿no?
Ginny y Harry se miraron con una expresión tierna, y volvieron la mirada de nuevo hacía su hijo. – No, James, - dijo Harry, - no te vamos a castigar, hoy es mi cumpleaños, pero no es gracioso tirar un gnomo a tu hermana pequeña, es pequeña todavía y los gnomos son muy grandes para ella…
- ¡YO NO SOY PEQUEÑA! – se oyó del otro lado del salón.
- Sí, cariño. ¿Vale? No tires gnomos si ella no quiere.
- Vaaaaaaaale, papá.
- Ale, ayuda a mamá a limpiarle el vestido a tu hermana.
- Vale James corrió hasta donde estaban su hermana y su madre y se metió al baño con ellas.
- No es mal chico, pero crea siempre una especie de caos a su alrededor. – Harry hablaba más para sí mismo que para los demás. – Sigamos. – Todo recto, atravesaron el hall de nuevo por detrás de las escaleras, y llegaron a la puerta del despacho. Harry la abrió y todos pasaron. Allí había varias mesas con libros por encima y muchas estanterías. – Aquí no hay mucha cosa que contar. – A la derecha, justo delante de las ventanas estaba un atril con un libro claramente mágico sobre él justo a su lado, un caldero dejaba reposar alguna poción. Un par de cuadros de dragones adornaban la estancia, en la que había también un armario. Harry se dirigió hacia le izquierda, donde sólo había una pared llena de librerías. – Vamos a la cocina – Harry tocó uno de los libros y varias estanterías se apartaron para dejarlo pasar, y a los que veían la grabación con él. – Una casa de mago siempre tiene algunos secretos, ya sabéis.
Ante ellos se encontraba una mesa más pequeña que la anterior, con muchas sillas también. A la derecha, una chimenea no dejaba de chisporrotear, a su lado varias encimeras tenían mucha comida tapada. En la pared de la derecha, había una puerta que daba al jardín y que se encontraba abierta en ese momento. Al frente, varios calderos humeaban los guisos que se guisaban solos mientras en el fregadero unos platos comenzaban a limpiarse. A la izquierda, la puerta que daba acceso al hall, se abría dando paso a Ginny.
- Ya está. La túnica ya está limpia. Espero que no vuelvan a pelearse en un rato. ¿Sigues grabando?
- Sí, oye, ¿dónde está Kjaila? Hace mucho que no la veo.
- Fuera, con la escoba, creo. Le dije que fuera poniendo las mesas para todos fuera, pero no lo habrá hecho, es igual que tú y siempre hacer lo que quiere.
- Er… vale, gracias. Oye, - Harry comenzó a buscar entre los platos que ya estaban preparados. - ¿Has hecho el guiso ese… que… hum… el del cumpleaños demf… hum… Jameshf.
- ¿El qué? ¡Pero… HARRY! ¡¿Quieres dejar de comerte las patatas antes de servirlas?! – Ginny lo amenazaba en ese momento con una cuchara de palo. - ¡Claro que he hecho ESE guiso, pero tú ahora no lo vas a comer! –
- Bueno, pero luego sí, ¿verdad?. – Harry sonreía inocentemente. – Porque luego en tu cumpleaños siempre me pides menú especial, y yo te hago todo lo que quieres. Además, cuando cocino yo siempre estás en la cocina.
- ¡Pero yo no cojo nada antes de que termines! ¡Lárgate de aquí! ¡Y llévate la grabadora! ¡Arriba! ¡O donde sea!
Harry salió apresuradamente de la cocina, ya que Ginny seguía blandiendo amenazadoramente la cuchara de palo. Se encontraron de nuevo en la entrada, en el mismo lugar más o menos en el que había comenzado la grabación.
Comenzaron a subir la escalera; llegaron a un gran distribuidor: justo de frete había unos grandes ventanales con una puerta que daban a un pequeño balcón donde se podía ver un telescopio. A la izquierda y a la derecha había sendas puertas abiertas por las que se podía ver en ambas un sillón, varias librerías, y una escalera en cada una que parecían subir al piso superior. Justo detrás de ellos, dos puertas se encontraban cerradas.
- Bien, ésta es la segunda planta. – Harry se giró y abrió las puertas grandes que permanecían cerradas. – Ésta es mi habitación. – Las cortinas de la habitación se abrieron tras un gesto de varita de Harry, dando paso a una iluminación tremenda de la sala. En el centro, había una gran cama, parecida a la que tenían en Hogwarts, con doseles en rojo y todo; a los lados, dos mesillas; de cabecero, dos cuadros del escudo de Gryffindor. A la izquierda y a la derecha, dos puertas. – Bueno, aquí dormimos. La puerta de la izquierda es un vestidor y la de la derecha un baño, no hay mucho que decir. Todos loa cuadros son sobre Hogwarts o sobre los Weasleys, pero eso ya lo habréis notado. – Salieron de nuevo hacia el distribuidor.
- Bueno, vamos a ver alguna de las habitaciones de los niños. Van de dos en dos. – Llegaron a la puerta de la derecha. El sofá y dos estanterías se colocaban a la derecha de la escalera, mientras que a la izquierda se abría una puerta hacia el baño. - ¿Veis? Un pequeño espacio y una puerta al baño; es igual en los dos lados. Bueno, también hay otra entrada aquí a sitios que no vienen al caso. Subamos. Vamos a la habitación de Lily, que creo que está ella dentro. – Efectivamente, en cuanto subieron la escalera, el sonido de una música estridente llegó hasta sus oídos. Harry abrió la puerta y allí se encontraba Lily, que no paraba de cantar la canción que salía en ese momento de la radio mágica, mientras trataba de hacer la cama. - ¡Lily! ¡Te vas a quedar sorda!
- ¿Eh? ¡Papá! ¿Qué haces aquí? – Lily bajó un poco el volumen de la radio y se sentó en la cama, con cara de susto.
- Vengo haciendo una grabación de recuerdo de mi cumpleaños. Quiero grabar a todos mis hijos.
- ¡Que bien! He quedado para la posteridad haciendo la cama y cantando, ¡magnífico!.
- No seas tan sarcástica como tu madre. Si estás muy guapa, ¿es la túnica que te regalamos por tu cumpleaños?
- Sí, como desde que he vuelto del colegio no me la había puesto…, mamá dice que no me gusta, pero no es verdad, pero es que en casa estoy más cómoda con ropa muggle.
- No hagas caso a tu madre, póntela cuando quieras.
- Ya, eso hago. – Lily sonrió a su padre con esa sonrisa tan característica de Harry.
- Vale. Voy a grabar tu habitación, ¿de acuerdo? – Lily asintió – Vamos a ver. – Desde que habían entrado, estaba claro que era la habitación de un niño mago: varios cuadros de criaturas mágicas, una lechuza en su jaula, varios libros de magia encima de la mesa, una cama con un edredón con los colores de Gryffindor. Y una alfombra de los Chundley Cannons se repartían el espació de la habitación con fotografías de niños con ropa de Hogwarts, estanterías con más libros mágicos y muggles, el baúl de Hogwarts y una escoba que parecía muy veloz y bien cuidada. – Ésta es la habitación de Lily. Y está haciendo la cama porque en un rato van a estar todos sus primos aquí.
- Volviéndolo todo patas arriba.
- No seas exagerada, sólo es que son pequeños.
- Ya, pero lo ponen todo patas arriba. – En ese momento, algo pasó rápidamente por delante del cristal de la gran ventana que iluminaba el cuarto de Lily, en la pared que daba había la calle. – ya estamos otra vez.
Harry había ido corriendo hacia la ventana y se asomaba con rostro asustado en ese momento mientras parecía seguir algo con la mirada. -¡KJAILA! ¡VEN AHORA MISMO! Niña desobediente, te vas a enterar como te vea tu madre. – Se volvió hacia Lily. – ¿Lleva mucho rato?
- No sé, no estoy siempre pendiente de lo que hacen mis hermanos.
Harry bajó corriendo las escaleras desde las habitaciones y después las siguientes, hasta encontrarse de nuevo en el hall. Allí salió corriendo hacia el jardín por las puertas traseras, todos se vieron obligados a seguirle, claro.
Cuando salieron al jardín se dieron cuenta de las verdaderas dimensiones de la casa; realmente Harry y Ginny debían de tener mucho dinero o haber comprado una granja o algo similar, porque los terrenos eran aun más amplios que los de la propia madriguera. Cerca de la casa, había unas mesas casi preparadas para comer, cerca de ellas pero varios metros más arriba volaba una niña en una escoba que, a pesar de parecer un último modelo, parecía muy usada. Desde esa altura, Kjaila bajaba hasta las mesas, cogía uno de los platos sin colocar y volvía a subir, desde arriba lo tiraba y lo seguía, antes de que cayera lo cogía y lo depositaba en la mesa. Con Harry delante, el juego salió bien, pero varios platos rotos en el suelo demostraban que no siempre había sido así.
- ¡KJAILA HERMIONE POTTER! ¡BAJA AHORA MISMO ANTES DE QUE TE VEA ALGUIEN! – La niña bajó tranquilamente, no parecía ser la primera vez que la pillaban habiendo algo parecido. Se situó cerca de su padre sujetando fuertemente la escoba y con cara de niña buena.
- Papá, es que mamá me mandó poner la mesa…
- Y tú pensaste que la mejor forma de hacerlo era usando la escoba, ¿no? ¿Y ahora quien va a arreglar este desaguisado?
- Pues tú, ¿no? Haces reparo con la varita y ya está, ¿no?
- Ese no es el caso, Kjaila. Te hemos dicho un montón de veces que no vueles cerca de la casa, y mucho menos por la parte de delante, cualquier muggle podría verte, hazlo donde lo hacemos todos, detrás de los árboles grandes, en el claro.
- Ya, pero pensé que así era más divertido.
- Ya, Kjaila, pero no me vale que hagas siempre lo más divertido si no piensas…
- ¡KJAILA! ¡KJAILA! – Dos niños de más o menos la misma edad que Kjaila, uno moreno y otro rubio, llegaban corriendo hacia ellos.
- ¡Cómo mola como vuelas!
- ¿Puedes hacerlo con los vasos también, prima?
- Claro que puedo, Marem.
- No deberías dejar a Kjaila volar así. – Un Ron ya adulto apareció también en escena detrás de sus hijos. Seguía siendo un hombre alto y robusto e igual de pelirrojo, aunque se le veía un poco más cansado.
- ¿Y quién te ha dicho que yo la deje? – Los dos se dieron un abrazo - ¿Cuándo habéis llegado? .
- Pues hace un rato, te vimos salir a toda velocidad al jardín, y nos asomamos a ver que pasaba. – La cara de Harry le dijo todo a Ron. – Sí, Ginny también lo vio. Pero dijo algo así como, "Se parece demasiado a su padre, nunca debimos enseñarla a volar, pero nada, él se empeñó, pues que se encargue él". Y se fue para la cocina con Hermione.
- Hola, tío. Feliz Cumpleaños. – Dos chicos de unos 13 o 14 años se acercaban a su tío y a su padre acompañados por Lily, que llevaba en brazos a una niña de unos 3 años.
- Hola chicos. Muchas gracias. Vaya, cada día estáis más altos, ya tanto como yo. Hola Sziara, peque, ¿cómo estás?
- Ben, felich cumpeaños, tío.
- Gracias, cielo.
Otra niña, más mayor que la anterior apareció justo detrás de Lily.
- Feliz cumple, tío Harry. – Pelirroja y con pecas como toda un Weasley corrió a refugiarse en los brazos de su padre cuando James, que apareció por detrás suyo, en vez de saludarla, la tiró de las coletas.
- ¡James! ¡No empieces! – Harry miraba enfadado a su hijo.
- Déjale, Harry, si es que ésta está muy tonta, sólo quiere estar conmigo.
- Tendrá papitis. – Ron sacó la lengua a Harry y se metió de nuevo para la casa con Linny entre los brazos.
Entraron todos tras él y vieron el cambio que la casa había dado. De ocuparla sólo cinco personas, había pasado a ser ocupada por toda la familia Weasley y varios conocidos más, con todos sus hijos.
- ¡¡¡¡¡FELIZ CUMPLEAÑOS, HARRY!!!!! – Gritaron todos cuando lo vieron entrar. Un Hagrid ya mayor se acercó para darle un abrazo a Harry que éste no pudo evitar.
- Feliz cumpleaños, Harry.
- Gracias Hagrid, ¿puedes soltarme ya?
Después se acercaron Seamus y Lavander, con dos pequeñas niñas igualitas a Lavander.
- Felicidades, compañero. – Seamus también le daba un abrazo, aunque menos fuerte que Hagrid, claro.
- Feliz cumpleaños, Harry. – Lavander le dio un beso en la mejilla. - ¿No te esperabas que viniéramos, eh? Con el lío que teníamos en el Ministerio hoy.
Luego Dean, Parvati, Neville, Luna, Collin, McGonagall, Snape, …, mucha gente conocida y otra que no, pasaron por Harry para felicitarle, mientras por la chimenea del salón seguía llegando más gente aún.
El la habitación de Hogwarts ahora convertida en el salón de los Potter, no se oía a nadie con claridad, todo era un gran murmullo de gente, entre la que de vez en cuando se oía una risa de un niño o alguna carcajada de un adulto. Los cinco amigos se encontraron de pronto en medio de toda esta acción, casi no cabían, pero pronto se dieron cuenta de que podían atravesar a las personas sin que nada pasara, y se dedicaron a observarlas. Neville fue hacia su futuro, dos niñas, una pequeña y otra que casi le llegaba al hombro ya, jugaban alrededor de su padre, mientras éste hablaba tranquilamente con Snape, que en ese momento atrapaba la mano de su acompañante, que acababa de volver con un refresco. Neville trató de reconocerla, pero parecía cambiar de aspecto a cada momento.
- Sí, claro, claro. Pero también ha de entenderme a mí, Severus, no puedo dejar que estas cosas influyan en mi manera de dar clase, y usted sería uno de los primeros en quejarse si algo llegara a pasar. Hola, Tonks. –
- Hola, Neville.
- Mire, Longbottom, lo único que digo es que podía haber buscado un mejor sustituto para sus clases de Herbología, uno que supiera hablar de plantas por lo menos. Ya sé que no puede dar clases si tiene hijos dentro del colegio, y lo veo totalmente lógico, que quiere que le diga, pero con las edades que tienen sus hijas, va a tardar en volver, ¿no es cierto?.
Hermione no tardó demasiado en encontrarse, más que nada porque habían hecho un pequeño círculo alrededor de ella y de Ron, mientras que peleaban, pero nadie parecía hacerles demasiado caso.
- ¡Pero como que "no te pongas así Hermione"! Si por ti fuera los niños crecerían salvajes, ¿no? ¿Qué haríamos si no existiera el hechizo reparo? Yo no les voy a dejar que vayan por ahí rompiendo lo que quieran.
- Yo sólo digo que no les grites, que aún son pequeñas.
- ¡Ya no son pequeñas, Ron! Tienen que aprender.
- Pero Hermione…
Hermione, que se encontraba dando la razón a su futuro, notó en ese momento que alguien se acercaba por detrás y la abrazaba por la cintura mientras decía:
- Algunas cosas nunca cambian, ¿no?
- No, Ron, algunas cosas no cambian. – Siguieron mirando un rato la escena, mientras Ron a poyaba la cabeza en el hombro de Hermione y esta se agarraba fuertemente a sus brazos. - ¿Crees que nos aguantaremos?.
- Parece ser que sí. Creo que estamos tan acostumbrados a discutir que ya no sabemos vivir sin hacerlo.
- Espero que sean discusiones tontas como esta.
- Seguro. Que discutamos no quiere decir que no nos queramos.
- Ya.
Ginny intentaba llegar hasta la cocina, que es donde se supone que estaba ella, pero como la grabación se centraba en el salón no lo conseguía. Una mano la cogió por el hombro según lo intentaba de nuevo.
- No creo que puedas ir, pero si te buscas a ti misma creo que estás ahí, conmigo. – Harry señalaba hacia la zona donde estaba el ajedrez, ahora oculta detrás de Hagrid y Madame Maxime que hablaban animadamente.
Ginny afirmó y caminó hacia allí seguida de Harry que no la soltaba. Atravesaron por el camino a sus dos amigos semigigantes que no se inmutaron siquiera y llegaron al ajedrez. Justo detrás de éste, en un sofá acoplado al ventanal, se encontraba Ginny, pensativa, mirando a sus invitados. Harry se encontraba junto a ella, mirándola.
- ¿Me vas a decir ya cuál es la sorpresa?.
- ¡Qué pesado eres Harry! Ya te he dicho que no hay ninguna sorpresa.
- Ginny, cariño, te conozco desde hace años, y sigues sin saber mentirme.
- Harry, cielo, ¡no te voy a decir nada!. – Harry se acercó a ella poniendo morritos y haciendo amago de llorar.
- Porfa..., Ginnyyyyyyyyyyyyy, porfa….
- No cuela, Harry. – Ginny le dio un besó rápido y se levantó. – Mira, ya llega el resto de mi familia.
En ese momento, la chimenea estaba dejando pasar de nuevo a muchas cabezas pelirrojas, aunque en su mayoría los dueños eran mulatos. Toda la familia Weasley que faltaba acababa de llegar: Bill y su familia, Charlie y la suya, Percy y Penélope con su hija, Angelina y Alicia con todos sus hijos, los padres de Ginny y finalmente Fred y George.
- ¡Qué empiece la fiesta! – dijo uno de ellos.
- ¡Ya hemos llegado nosotros! – dijo el otro.
Todos se dirigieron a felicitar a Harry.
Harry, que aun seguía con la mano en el hombro de Ginny, parecía a punto de llorar. Cuán diferente era éste a todos los cumpleaños que recordaba. Sin Dursleys que lo atormentaran ni cartas de sus amigos con regalos para salvarle el verano. Ahora tenía a todos sus amigos ahí, con él, y tenía a la familia Weasley como la propia, y tenía a Ron y a Hermione, y a Ginny, y a sus hijos. Y sólo tenía ganas de llorar.
- Harry, ¿estás bien? – Ginny lo miraba preocupada. – Nunca te había visto así.
Harry sonrió entre lágrimas. – Claro, - contestó, - es que ahora estoy feliz.
La Ginny del futuro habló – Bueno, ahora vamos a dejar hueco que tiene que llegar el invitado especial.
- ¡Lo sabía!¡Lo sabía! – Gritaba Harry por toda la habitación. - ¿Quién es?
- Harry, cariño, apaga la grabación.
Enero 2004
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Gracias por los review, por cierto.
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