Capitulo 6: los elfos del bosque.
Las hojas teñidas de rojo resplandecían con el sol de los últimos días de otoño, soplaba una brisa agradable y el cielo azul estaba despejado como pocas veces. El denso bosque de Ithilien gozaba de gran calma solo salpicada por el canto de los pájaros que revoloteaban entre las ramas.

- Hareth, esto me parece una mala idea.

La muchacha se detuvo un segundo y sonrió con diversión.

- No serás un cobarde ¿verdad?

El joven que la seguía a pocos pasos frunció el ceño y apretó los labios.

- ¡Por supuesto que no!

- Bien.

Hareth sonrió nuevamente y continuó su camino entre los árboles, mientras Angol, suspirando, apretó el paso para no perderla de vista.

La muchacha tarareaba una canción mientras andaba, al tiempo que balanceaba la falda de su vestido azul noche de un lado a otro. Su compañero la observaba con curiosidad, pocas veces la veía comportarse de una forma tan.femenina.

Aunque seguía manteniendo su mente despierta y propensa a meterse en problemas, Angol se preguntaba aún como se había dejado convencer para entrar en el bosque para buscar elfos.

- Elfos.- masculló el muchacho- solo a ella se le ocurre tamaña estupidez.

- ¿Qué dices?- preguntó Hareth girándose hacia él.

- Nada, nada- se apresuró a responder Angol- digo que si vamos a tardar mucho.

- Ah, pues no estoy muy segura.

- ¿Cómo es eso?- dijo él con extrañeza- ¿La dama Eowyn no te indicó algún camino?

- Pues de hecho no.- sonrió ella poniendo cara de inocencia.

- ¡Hareth! ¡¿no le dijiste que vendríamos al bosque?!- la acusó Angol con enfado.

- Es que estaba muy ocupada con la marcha de Elboron y todo eso.no quería molestarla con tonterías- se defendió Hareth.

- ¡Estás loca, podríamos perdernos! - dijo él aun con el ceño fruncido- vámonos ahora que podemos.

- ¿Qué? ¡ni hablar! ¡yo quiero ver un elfo!- protestó ella.

- No seas infantil, además los elfos no existen.

- ¡Si existen! Si quieres irte, márchate entonces, pero yo voy a quedarme.

Angol suspiró dándose por vencido. - ¡Muy bien! Tú ganas, pero al atardecer nos marcharemos ¡sin discusión!

Hareth hizo un mohín pero acabó asintiendo con la cabeza, sabía que su amigo solo se preocupaba por ella.

Continuaron paseando entre los árboles, rastreando el suelo en busca de pisadas o algún otro tipo de señal que les indicara que aquel bosque tenía más habitantes que las ardillas y los pájaros.

- Esto es una pérdida de tiempo- dijo Angol dejándose caer sobre la hierba.

- No sé donde podrán haberse metido- dijo Hareth como para sí.

- Yo te diré donde se han metido- respondió él- en el oeste, allí es donde están todos, así que vámonos ya por favor, aquí no encontraremos nada.

- ¡No!- exclamó ella- ¡aquí hay elfos! ¡y voy a encontrarlos!

- ¿Y cómo vas a hacer eso?

Hareth meditó unos segundos.

- No tengo ni idea.- concluyó finalmente.

Angol se golpeó la frente con la mano.

- Lo meditaré un rato- dijo Hareth- porque no duermes un poco, se te ve cansado.

El muchacho la miró con cierta desconfianza.

- Te prometo que mientras estés durmiendo no te perderé de vista- dijo ella con una sonrisa.

- ¡Argh! Está bien, ya veo que quieres deshacerte de mi un rato- dijo Angol, acomodándose en el tronco curvo que le hacia de respaldo- pero si cuando me despierte no te veo, nada podrá impedir que vaya a contarle todo a la dama Eowyn.

- No me iré- sonrió ella.

El muchacho suspiró y cerró los ojos, en apenas un minuto cayó profundamente dormido.

Hareth sonrió divertida y comenzó a dar vueltas en las cercanías, buscando entre las copas de los árboles.

- Elfitos.elfitos.¿Dónde estáis?- decía mientras caminaba.
Los minutos transcurrieron deprisa y sin novedades, el bosque estaba en silencio y parecía que así iba a continuar.

- Pues vaya. - suspiró Hareth dejándose caer al pie de un frondoso roble - no parece que haya nadie por aquí.

Cerró los ojos un instante, también ella comenzaba a sentir el cansancio que hacía una hora se había apoderado de su amigo.

- Supongo que debería dejar de.¡auch!
Hareth se llevó de pronto las manos a la cabeza al sentir como algo la golpeaba. Masculló algunas palabras nada elegantes, y abrió los ojos con desconfianza.

Al desviar la vista hacia el suelo contempló con sorpresa una manzana que rodaba por la hierba.

- Los robles no dan manzanas- se dijo.

Alzó la vista hacia las ramas para ver de donde había salido aquella fruta que la había golpeado, y cual no fue su sorpresa al descubrir que había alguien subido en aquel árbol. Se trataba de una muchacha de aproximadamente su misma edad, y por su aspecto no era una doncella común.

- ¡Una elfa!

Durante unos segundos y con la boca ligeramente abierta, Hareth no quitó ojo a aquella chica de cabello oscuro y piel pálida que permanecía ensimismada entre las ramas del roble.

De pronto, aquella singular elfa descendió con agilidad por el tronco y recogió la manzana que se encontraba a pocos metros. Apenas pareció darle importancia a que hubiera dejado caer la fruta sobre la cabeza de Hareth, de hecho no parecía haberse dado cuenta de que había alguien más allí.

- Mmmm.interesante.- murmuró la elfa suavemente.

Hareth se puso en pie, se acercó unos pasos a ella y la observó con curiosidad.

- ¿Qué es interesante?- preguntó.

La doncella se giró a mirarla y parpadeó como sorprendida, para de nuevo devolver su atención a la fruta.

- ¿Te has preguntado alguna vez por qué las cosas caen?

Hareth se encogió de hombros sin saber que responder.

- Es curioso ¿no te parece? Mi teoría es que los objetos son atraídos por el poder de Yavanna, señora de la Tierra.

Hareth se quedó mirándola en silencio unos segundos. Definitivamente los elfos no eran como ella se los había imaginado.

- Es posible- respondió cruzando los brazos a su espalda, y poniendo una mueca- aunque te agradecería que comprobaras tus teorías sobre la cabeza de otro.

La elfa clavó sus ojos grises en ella - Que cosas más raras dices.

- Bueno, creo que tú me ganas en "rarezas"- rió ella- por cierto, mi nombre es Hareth. ¿Quién eres tú?

- Itheryn o Eryn Lasgalen- respondió con una fugaz sonrisa, para volverse a concentrar nuevamente en la fruta.

- Esa manzana debe ser realmente fascinante- dijo Hareth con sarcasmo.

- Lo es, lo es, pero nadie le presta la importancia que merece.

Hareth suspiró, aquella elfa no se enteraba de nada.

Tras unos segundos de silencio Itheryn dio una palmada como si hubiera tenido una idea.

- ¡Ven conmigo Hareth!- exclamó con una sonrisa- Serás mi nueva ayudante.

- ¿Ayudante?- Hareth parpadeó, aquella elfa era muy extraña.pero que muy extraña.

Sin darle tiempo a replicar, Itheryn arrastró a su nueva ayudante entre los árboles.

- Están locos estos elfitos- masculló Hareth al tiempo que se dejaba llevar a Eru sabe donde.
Observó su reflejo en la superficie del riachuelo que corría con un suave murmullo, mientras diminutos peces plateados nadaban en sus aguas. Hareth suspiró y apoyó la cabeza sobre la hierba, cuando Angol se despertase iba poner el grito en el cielo.literalmente.

Itheryn la había llevado hasta una zona despejada, de verde pasto, donde corría aquel diminuto riachuelo para hacer, tal y como la elfa le había dicho, un "experimento".

- Y cuando pones la manzana en el agua.resulta que se hunde ¿Por qué se hunden las cosas? ¿lo sabes? El agua tiene muchas cualidades fascinantes ¿no te parece?

Hareth observó como la fruta roja desaparecía entre las aguas, arrastrada colina abajo.

- Un buen aperitivo desperdiciado- masculló - que lástima.

Itheryn levantó la vista con una ligera sonrisa.

- ¿Qué quieres decir con eso?

Hareth suspiró. - ¿Acaso no es obvio? Mi estómago lleva una hora haciendo más ruido que un troll.

- ¿Te duele el estómago? Pobrecita, deberías tomar té, es bueno para.

- ¡No es eso! ¡Es que tengo hambre!- exclamó la muchacha.

La elfa parpadeó. - Iremos a comer algo entonces. Vamos.

- ¿A dónde?

Pero nuevamente Itheryn no respondió y tirando del brazo de Hareth, la guió entre la espesura durante largos minutos, hasta que por fin, y deteniéndose en seco, la elfa informó que habían llegado a su destino.

Nadie había preparado a la muchacha de Minas Tirith para aquella visión que se abrió de repente ante sus ojos.

En un claro del bosque iluminado por el sol, entre altos y poderosos robles, una veintena de sindar de ropajes verdes y castaños, se encontraban cantando y riendo. Un par de liras, acompañaban las melodías de las dulces voces que flotaban en el aire. Todos y cada uno de los elfos que allí se encontraban, estaban radiantes, desbordando vitalidad y algo que Hareth solo pudo identificar como magia.

Con la boca abierta de asombro, tiró de la manga de Itheryn con tanta fuerza que casi se la arranca del vestido.

- ¡Al fin!- exclamó - ¡conoceré a todos los elfos del bosque!

Itheryn la miró sonriente - Sí, los eldar son maravillosos ¿no te parece?

Hareth le dirigió una mirada curiosa - ¿Porqué hablas en tercera persona? Tu también eres un elfo ¿recuerdas?

Ella apoyó un dedo en la mejilla en gesto pensativo.

- Es verdad, me había olvidado.

Hareth puso los ojos en blanco, esa Itheryn era el despiste personificado.

- Itheryn, que alegría que hayas decidido acompañarnos- rió una voz.

Al alzar la vista, Hareth observó a un elfo que agitaba el brazo a modo de saludo.

- He traído a mi ayudante- dijo la elfa acercándose al grupo, mientras tiraba del brazo de la muchacha para que la siguiera.

- Hay comida para la invitada hambrienta y algo de diversión si consentís en cantar con nosotros- dijo otro elfo que tañía una lira finamente labrada.

Itheryn bufó pero se limitó a asentir con la cabeza y tomar asiento sobre un viejo tronco. Hareth por su parte, contemplaba en silencio la luz que irradiaban las caras de los elfos, y apenas se percató de que frente a ella habían colocado un plato con algo de pan blanco y algunas frutas de perfume embriagador.

- Salve, Hareth

Al escuchar su nombre, parpadeó y observó atentamente al elfo de rostro amable que ahora estaba ante sí.

- ¿Cómo sabe mi nombre?

La pregunta salió de su boca casi sin darse cuenta.

El elfo sonrió ligeramente divertido - Sé muchas cosas.

- ¿De veras? Eso es interesante.- respondió Hareth.

- Sí, pero ahora debes comer, tu estómago hace bastante que se queja- sonrió él.

La muchacha se sonrojó avergonzada y tras murmurar un "sí, gracias"comenzó a devorar con rapidez lo que le habían servido. A su lado, Itheryn, ensimismada, introducía una cereza en un vaso de agua, mientras los demás elfos reían divertidos con los experimentos de su compañera.

Pero de pronto, los rostros de los elfos se volvieron unos a otros, intercambiando miradas curiosas. Incluso Itheryn dejó de prestar atención a su nuevo experimento, alzó la cabeza y agudizó el oído.

- Eh, Hareth- dijo poniendo la mano sobre el hombro de la muchacha- me parece que has montado un buen lío.

Hareth, aun con la boca rebosando comida, la miró sin entender.

- ¿Mmm?

La elfa se encogió de hombros quitándole importancia, no quería estropearle los pocos minutos de calma que le quedaban a la inconsciente muchacha.

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Bueno, al fin hice otro capi ^^ espero ke les haya gustado, y perdón por el retraso :P

Muchas, muchas gracias por los reviews, ya saben ke me hacen "happy" ^^