Capítulo 7

Me equivoque al subir los capítulos, este es el que seguía, me disculpo, espero que lo disfruten.

- ¿Vas a salir? – Se giro hacia la puerta entreabierta mientras la doncella terminaba de arreglar su vestido, Solid estaba de pie en el umbral.

- Me han invitado a una fiesta de té.

- Te estas arreglando mucho. – Comento observando que no usaba las ropas Silva tradicionales sino un vestido largo y formal.

- Tengo que dar una buena imagen, la última vez tuve una diferencia de opinión con Kairos.

- ¿Cuándo le dirás que sí?

- ¿Qué?

- Es la pareja que escogió padre para ti ¿no? – Solid bostezo aburrido – Ha estado aquí desde que tengo memoria, no es que sea interesante.

- Kairos no me agrada, solo tolero su presencia, no voy a casarme con él. – Declaró con firmeza lo que hizo que Solid arqueara una ceja – ¿Por qué no te buscamos una prometida a ti primero?

- ¿Qué? Sería muy mal visto que me casé antes que ustedes. – Replicó encogiéndose de hombros apartándose del camino de la sirvienta que se marchaba – Padre dijo que si había alguna chica que me gustara solo tenía que decirle y él se encargaría de todo.

- ¿No te importa casarte de esa forma?

- No, soy de la realeza, se supone que nuestro padre o Nozel elijan a mi esposa, solo espero que no sea aburrida, no me interesa el resto. – Hizo un gesto con su mano para quitarle importancia – Sé que Nozel no ha querido casarse porque quiere convertirse en Rey Mago, pero es el primogénito de la Casa, si él no se casa, nosotros no podemos hacerlo.

- No quiero casarme con Kairos. – Esperaba que Solid pudiera entenderla, aun si no le dijera que estaba enamorada de otro hombre su negativa debería ser suficiente.

- ¿Y cuánto vas a esperar? Pensé que querías un buen matrimonio que fuera beneficioso para la Casa, a medida que pasé el tiempo te quedaras sin opciones, serás la solterona de la familia. – Sé burlo logrando que sus mejillas se sonrojaran de ira.

- Su Alteza, se le hará tarde. – Interrumpió su doncella personal, una mujer de mediana edad que la había atendido desde su infancia– Maestro Solid, no sabía que estaba aquí, el Maestro Nozel lo está buscando.

- Los buscaba a los dos. – Comento el nombrado apareciendo por el pasillo con una expresión seria – ¿Vas a salir?

- Nos invitaron a una fiesta de Lady Pentho, la madre, no la hija, realmente la invitación era para ti, Nozel.

- Estoy ocupado, y tú también, tienes una misión.

- No me han informado de nada. – Arrugo la frente con confusión pensando que había pasado algo por alto – La hare al volver, ya me vestí y tengo que ir, no he asistido desde… no he ido en varios días, necesito saber que está pasando, las cosas han estado agitadas desde la batalla y…

- Entiendo esa parte, pero el escuadrón es importante.

- Lo sé. – Nebra suspiro – Sé que el escuadrón es importante, pero esto también lo es, no vas a las reuniones sociales. Un miembro de la Casa tiene que mantener nuestras relaciones con los demás nobles y no podemos mandar a Solid ni a Noelle.

- Lo único que intentan hacer es encontrarme esposa. – Refunfuño, en uno de los raros momentos en los que podía ver al hermano malhumorado de su infancia, no pudo evitar sonreír.

- Y a mi esposo, pero es necesario acudir. A menos que mandemos a Solid para que le busquen esposa a él.

- ¡No voy a ir! Odio las reuniones sociales, manda a Noelle.

- Excelente idea, genio. Escucha, debo ir, no estoy particularmente entusiasmada, pero tengo qué, intentaré volver temprano para la misión ¿De qué se trata?

- No lo sé, Marxx me dijo que te informaría, le avisaré que irás en la tarde.

- Bien, deberías venir conmigo, Solid. – Le dedico una sonrisa amplia y traviesa – Me asegurare de encontrarte una buena esposa.

- No, cuando ustedes se casen yo lo haré. – Se escurrió por el pasillo huyendo de sus hermanos, Nebra se rio divertida.

- Nebra.

- Lo sé, lo sé. Desviaré toda la atención de las chicas de ti.

- Gracias.

- ¿No hay nadie que te guste? Es decir, yo tampoco esperaba, ya sabes, pero…

- Estas aprendiendo hacer galletas con el Chef. – Dijo repentinamente.

- ¿Cómo te enteraste de eso? – Pregunto profundamente avergonzada – Ordene que no dijeran nada.

- Solo me lo han dicho a mí, sabes que se me informa de todo lo que suceda en el Palacio. – Se apresuro a calmarla – Eso es dulce, Nebra.

- Él tampoco sabe hacerlas, así que quiero aprender primero.

- Madre hacia las mejores, sé que lograrás en algún momento que te salgan bien. – Nebra oculto su rostro en sus manos, Nozel sabía de sus estrepitosos fallos en la cocina, no estaría tan avergonzada si hubiera logrado que le salieran decente, sacudió su cabeza antes de marcharse con un gesto de despedida.

- Bienvenida, Lady Nebra. – Saludaron con una reverencia las invitadas de la fiesta, un grupo heterogéneo de mujeres de entre veinte y cincuenta años.

- Es un honor tenerla en mi fiesta, Alteza. – Hablo una mujer de mediana edad con cabello rosado, sus ojos brillaron con emoción al verla lo que la hizo sentir ligeramente incomoda, se trataba de la anfitriona de la reunión– Se ve hermosa con ese vestido, y con todo lo que usa.

- Gracias. – Sonrió amablemente al cumplido, fijando sus miradas en las dos jóvenes con las que solía compartir desde la infancia – Helena, Calipso.

- Su alteza.

- Nos alegra ver su rostro, Princesa. Después de lo que paso pensé que nos llamaría para contarnos sobre su compromiso. – Comento Helena con una sonrisa maliciosa.

- ¿Compromiso?

- Lord Kairos le propuso un compromiso en la última fiesta de Lady Hebe, estaba tan apuesto, su sonrisa mientras la miraba era resplandeciente.

- Y fue tan caballeroso. – Apoyo Calipso – Ofreciendo su mano para que la tomara frente a todos.

- Lord Kairos parece estar en tu lado bueno Calipso, quizás deberías pedirle un cortejo formal, sería más conveniente. – Dijo con tranquilidad ante la mirada asombrada de las demás, tomo una expresión más severa al continuar – No hay nada como una relación entre él y yo.

- ¿Por cuánto tiempo más va a tenerlo mendingando? – Cuestionó Helena.

- Ciertamente hay un tiempo prudencial para hacer sufrir un hombre, Princesa, pero si tensa mucho la cuerda puede cortarse. – Intervino la mujer mayor – Mejor vamos a sentarnos para conversar cómodamente.

Nebra respiro profundo.

- ¿Nebra? – Arqueo una ceja girándose hacia la persona que la llamaba de manera informal – Pensé que te tomarías un descanso después de lo que paso.

- Astarté.

- Será una reunión intensa, escuche de las otras que Lady Helena tiene un anuncio importante que hacer y Lady Pentho está intentando buscar un prospecto para su hija. – Informó.

- ¿No estaba comprometida?

- Mi madre me dijo que su prometido embarazo a la hija del barón Arquette.

- ¿El chico no tiene diecisiete años?

- Sí, ella tiene veintidós, pero el barón está exigiendo que se casen para evitar que el niño se convierta en un bastardo, y Lady Pentho no quiere que su familia se involucre en ese escandalo así que cancelo el compromiso.

- Estás muy informada, pensé que no te agradaban las reuniones.

- No me gustan. – Afirmo encogiéndose de hombros – Pero mi madre no deja de presionarme para que asista y empiece hacer mi trabajo como heredera.

- ¿Y el escuadrón?

- No dejaré las Águilas de Plata, menos en la situación en que nos encontramos, la guerra nos ha dejado bastante vulnerables para que abandone mi puesto, pero tengo que volver al mundo social. – Refunfuño la última parte.

- Lady Astarté no retengas a la princesa. – Exclamo Helena con un puchero mientras agitaba sus manos para que se acercaran a la mesa.

- Parece que tendremos que unirnos.

Nebra asintió un poco contrariada, Astarté Anxelu no solía asistir a las reuniones sociales, si bien se trataba de la heredera a la jefatura de un ducado, también era una compañera de escuadrón de su misma edad, una maga de combate muy capaz, aunque muy extrovertida, solía ser reservada con ella, había intentado acercarse luego de su ingreso al escuadrón, pero no lo había logrado, su madre, que asistía a las reuniones era educada y distante, al menos con su persona.

No lo entendía, habían jugado juntas de niñas y después de la muerte de su madre solo se alejó.

- Tengo una noticia muy especial que darles. – Comento Helena con una sonrisa muy amplia, Nebra se sentó con Astarté a su lado, las demás mujeres las saludaron formalmente, después de todo eran las personas de más alto rango en ese momento.

- Estas muy emocionada, Lady Helena. – Señaló Pentho con curiosidad, Nebra bebió de su té aguantando un suspiro, Helena siempre trataba de ser el centro de las reuniones.

- Es muy importante, mi esposo y yo haremos el anuncio oficial pronto, pero quería adelantarles a mis amigas la noticia. Estoy embarazada. – Varios gritos de sorpresa llenaron la mesa mientras ella solo bajaba su taza en un movimiento suave – Esperamos que sea un niño sano que pueda heredar el título, mi esposo está muy entusiasmado y no podemos esperar para hacer la fiesta del anuncio.

- Muchas felicitaciones, Lady Helena.

- Gracias a todas, me alegra poder compartir esta noticia con ustedes, especialmente con sus altezas. – Dijo dedicándole una mirada llena de arrogancia a las dos, Nebra arqueo una ceja manteniendo una expresión amable.

- Me siento honrada y agradecida de que esperaras mi asistencia para dar esta noticia, muchas felicidades para tu familia.

- El embarazo es un momento muy especial en la vida, deben mimarte intensamente, después de todo llevas el futuro de tu familia en tu vientre. – Comento una mujer mayor – Lord Abraxas estará muy complacido.

- Lo está, esperábamos el momento indicado para tener a nuestro heredero, hemos estado trabajando duro. – Una sonrisa traviesa y sugerente se extendió por sus labios – Saben a lo que me refiero ¿no?

- Oh, las jóvenes tan llenas de picardía. – La mayoría se rio suavemente.

- Tienen que aprovechar el tiempo, los buenos acuerdos incluyen una buena frecuencia, los mejores contratos son los que especifican lo necesario para una buena relación marital. – Nebra escucho con atención la conversación – Lo único es que durante el embarazo tendrás que soltar la correa de tu esposo.

- Ya pensé en eso.

- ¿En qué cosa? – Cuestiono Ginebra.

- No deberías poner en riesgo al heredero de ninguna manera así que escogí a una de nuestras sirvientas para que le sirva mientras yo no pueda hacerlo. – Nebra no pudo evitar la mirada de extrañeza que no pasó desapercibida para la mujer – Por supuesto, en la mesa hay señoritas como usted que no sabe lo que es una relación matrimonial, Lady Ginebra. – A pesar de que se dirigía a la aludida sus ojos no dejaban de verla a ella – Pero durante el embarazo, el esposo necesita atención que su esposa no puede darle.

- Es muy común.

- Es terrible cuando los hombres son estúpidos y no toman las precauciones necesarias.

- Nada peor que un bastardo que ensucie el nombre de la familia.

- Sobre todo si hay un heredero en camino.

- ¿Entonces ha escogido a una sirvienta para que se acueste con su marido? – Cuestiono Astarté con un tono neutral.

- Sí, de esa forma me encargaré yo misma de controlar que no existan indeseables, vigilare que no busque una cualquiera y una vez que todo termine, simplemente la sacare de mi casa. – Explico con normalidad, Nebra sintió un malestar en el estómago como cada vez que escuchaba este tipo de cosas.

- ¿Y la sirvienta está dispuesta? – Cuestionó atrayendo la atención hacia ella, se percato de que había soltado la pregunta sin pensar.

- Tiene que estarlo, si no puede olvidarse de su trabajo, además debería sentirse honrada de que una clase baja como ella comparta la cama con un noble. – Helena parecía burlarse de ella – Una esposa debe complacer y cumplir con sus responsabilidades.

- Ciertamente. – La anfitriona se giró hacia su persona con una sonrisa condescendiente – Lo que sucede es que su alteza todavía no se ha casado, cuando acepte la propuesta de Lord Kairos entenderá los deberes que se asumen en el matrimonio. – Nebra controlo su expresión mientras sentía la presión de las miradas burlonas y maliciosas de las demás, exceptuado a Ginebra y una chica casi adolescente, parecía que todas se reían de su ingenuidad en las relaciones matrimoniales, estaba pensando como responder cuando Astarté habló.

- Si el matrimonio es encontrar una pobre chica para que se acueste con mi esposo, porque mi esposo es incapaz de mantener sus pantalones arriba cuando estoy embarazada entonces no quiero casarme. – Su voz melosa le dejaba en claro a Nebra que estaba molesta, la dulzura para enmascarar sus palabras rudas.

- ¡Lady Astarté! – Exclamo horrorizada Calipso con un gesto como si fuera a desmayarse – No entiende las dificultades de la vida adulta porque no tiene ningún compromiso.

- Una soltera no debería hablar en temas de casadas. – Critico Néfele con aire ofendido siendo apoyada por las demás, Nebra arqueó una ceja al darse cuenta de que era una práctica común entre las nobles ¿Cómo es que no sabía eso?

- Trajeron el tema a la mesa, Lady Helena parecía muy orgullosa de decir como alentara la infidelidad de su esposo en su propia cama, no estoy de acuerdo con eso y por supuesto no me conformaría con algo así. – Hizo un gesto con su mano mientras se reía suavemente lo que enfureció a la nombrada – Tampoco obligaría a una muchacha noble o no a tener que acostarse con un hombre que no quiere.

- ¡Por esos pensamientos es que no consigue un prometido! – Grito Helena levantándose, Astarté esbozo una sonrisa sardónica – Por su desagradable comportamiento.

- Lady Helena, tranquilícese, piense en su hijo. – Ordenó Electra una mujer de mediana edad que intentaba poner orden– Lady Astarté, eres joven, sé que tiene una idea fantasiosa y romántica sobre el matrimonio, esas son ideas que solo los plebeyos pueden permitirse, nuestra posición nos llena de gloria y deberes que tenemos que cumplir, todavía es joven, pero si no arregla su pensamiento traerá la desgracia a su casa, no conseguirá un buen matrimonio con esa actitud.

- No creo que Astarté se equivoque. – No solía colocarse en el lado negativo de las discusiones a menos que fuera necesario, sin embargo, en esta ocasión no estaba de acuerdo con lo que discutían.

- ¿Disculpa?

- No entiendo las razones por las que tu esposo no puede esperar pacientemente a que estes en condiciones de tener relaciones sexuales con él, tienes a su precioso heredero en tu vientre, me parece que podría ser considerado y respetarte. – Nebra ladeo el rostro con una expresión tranquila– No podría estar con un hombre que ha compartido la cama con otra.

- Bueno, bueno, creo que podemos conversar de otro tema. – Intervino Ginebra con incomodidad viendo que Helena iba a replicar – ¿Cómo esta su hija, Lady Pentho?

- Oh, cierto. – La anfitriona aplaudió contenta de que el tema fuera desviado – Eso es algo de lo que quería conversar con ustedes, saben que el hijo de Vigeant ha cometido un error imperdonable, así que he roto el compromiso por el bienestar de nuestro honor.

- Que humillación tan grande ha sufrido tu familia con ese chico tan imprudente, quince años y no tiene la capacidad de pensar en las consecuencias de sus aptos ¿Cómo esta tu pobre hija?

- Tiene el corazón roto, ya que se llevaban bien, se conocen desde los cinco años, no esperábamos que esto ocurriera.

- Esa mujer es una trepadora, una baronesa atreviéndose a meterse con un joven marqués. – Murmuraron con indignación.

Hace un momento querían meter a una mujer plebeya a la fuerza en la cama de un noble.

Miro de soslayo la postura de su compañera, ahora entendía por qué no asistía a las fiestas, mientras pudiera controlarse era ilegible, pero si algo la sacaba de su balance no tenía delicadez al hablar, similar a como se expresaba Zora.

- Princesa.

- ¿Sí? – Se giro hacia la anfitriona, se había perdido en sus pensamientos.

- Quería saber si Lord Nozel estará abierto a las propuestas.

- Creo que su hija es muy joven para mi hermano.

- No, no. – La mujer río divertida negando con la mano – Sé que su alteza está en otra etapa de su vida, no es mi intención pedir un compromiso con Lord Nozel.

- Aunque la diferencia de edad no importa si todas las partes están de acuerdo y tienen la mayoría de edad, su madre lo sabía muy bien, Alteza. – Nebra estaba a punto de tener un arrebato cuando la mano de Astarté le toco en el costado.

- Estaba pensando más en Lord Solid, mi hija es solo unos años más joven que su querido hermano menor, sería una buena compañera, mi hija es guapa y dulce.

- Le pasaré la sugerencia a Nozel. – Sonrió con confianza, su paciencia estaba llegando a su límite.

- Hablando de su familia, sus hermanos menores deben estar abiertos a la idea de los compromisos ahora, Lord Solid se hace más apuesto cada día y Lady Noelle ha rectificado su incompetencia anterior por lo que ahora es un buen partido, por supuesto, primero deben casarse los mayores para no faltar a las tradiciones. – Calipso le dedico una sonrisa falsamente amable estaba dando a entender que sus hermanos podrían perder la oportunidad de tener buenos matrimonios porque tanto Nozel como ella seguían solteros.

- No es como que les falten candidatos. – Comento Dione – Si no estuviera casada cortejaría sin dudar a Lord Nozel, solo para hacerlo sonreír.

- ¿Solo sonreír? Yo lo haría hacer otras cosas. – Bromeó otra con un tono coqueto que incomodo a Nebra, no quería de ninguna manera pensar en ese escenario con su hermano.

- No olviden que la princesa tiene a Lord Kairos y no estará disponible pronto.

- No tengo nada con Kairos, ni lo tendré en el futuro. – Dictaminó con firmeza dejando la taza en la mesa con un movimiento suave mientras mantenía las miradas de todas – Sé lo he dejado en claro en múltiples ocasiones, espero que no siga insistiendo o mi Jefe de Casa tendrá que intervenir. – Nunca había sido tan cortante sobre el tema, pero todavía estaba sensible del incidente pasado, la humillación que sintió y la angustia de sentirse ignorada no le gusto, además tenía a Zora ahora.

- ¿Y quién será suficiente para su alteza? – Cuestiono Néfeles con curiosidad usando un tono que dejaba en claro que pensaba que estaba siendo pretenciosa – Sé que su carrera como Caballero Mágico ha sido provechosa, y está enfocada en ayudar a la reconstrucción, pero el tiempo pasa y los solteros tardíos apropiados no esperaran siempre.

- Supongo que Lady Néfeles le diría eso mismo a Lady Mereoleona, estoy segura de que le encantara tener esa conversación – Astarté sonrió con inocencia, el comunicador de Nebra comenzó a sonar por lo que leyó el mensaje en silencio – Además Lord Fuegoleon también esta soltero.

- Tengo que retirarme, agradezco la invitación Lady Pentho, pasare sus intenciones a mi hermano, no prometo nada. Felicitaciones nuevamente por tu embarazo, Helena, mi Casa esperara la invitación para celebrar el anuncio oficial. Astarté, Nozel solicita tu presencia.

- Oh, deje mi comunicador en casa, gracias por avisarme, Nebra. – Por suerte agarro rápidamente la salida que le estaba proporcionando.

- Claro, agradezco su asistencia, altezas. – Pentho las acompaño hasta la salida donde hizo una reverencia educada.

- Eso ha sido horrible. – Comento suspirando mientras caminaba hacia la salida de la propiedad, tenía que ir al palacio a cambiarse, aunque Nozel le avisaba que era tarde.

- Gracias por permitirme escapar, me habría ido probablemente en un rato, pero habría sido incomodo.

- No tienes filtros ¿no?

- Mi madre dice eso, puedo mantenerme en silencio la mayor parte del tiempo, pero hay momentos donde simplemente puede más que yo.

- Entiendo el sentimiento, pero eres la heredera de un ducado, tienes que mejorar tus relaciones con la nobleza y para eso necesitas paciencia.

- Son unos hipócritas, Nebra. Ellas intentaban atacarte una y otra vez, las ancianas no quieren estar en tu lado malo para buscar una oportunidad para sus hijas, pero si tuvieran la oportunidad te apuñalarían.

- Lo sé, siempre ha sido así. – Se encogió de hombros despreocupada – Es un riesgo al ser de la realeza, estoy acostumbrada.

- No debería ser de esa manera, Kairos te humillo en la última fiesta y te maltrato, Nebra. – Se detuvo de golpe mirándola con angustia, pensó que nadie se percató de ese detalle – No le diré a nadie, lo prometo, apenas me pude dar cuenta cuando te marchaste, luego supe que vendrías a esta fiesta y por eso vine.

- ¿Por qué? No hemos sido amigas, trabajamos bien juntas sin dudas, pero apenas nos relacionamos.

- Es un poco complicado de explicar, éramos amigas de niñas.

- Y después de la muerte de mi madre te marchaste y comenzaste a ignorarme. – Declaro con molestia cruzando los brazos sobre su pecho.

- Supongo que se debió sentir así. – Se removió incomoda acomodando un mechón de su cabello rojo detrás de su oreja – ¿Podemos sentarnos hablar un día? Te explicaré a detalle lo que paso. Escucha, vine para apoyarte, me pareció terrible como se comportaron todos en la fiesta y decidí que tenía que intervenir. – Le dedico una sonrisa amable – Sé que ayudaste en le festival de una pequeña aldea.

- ¿Qué te hace pensar que fui yo?

- ¿Quién entonces? ¿El Capitán super ocupado? ¿Solid? Noelle lo haría, pero no tiene poder dentro de su Casa. – Nebra suspiro dándole la razón, le daba un poco de vergüenza que supieran que fue ella la que colaboro con la aldea.

- De acuerdo, pero tengo que ir a ver al Rey Mago para recibir una misión, no sé de qué se trata así que nos reuniremos después de que la termine. – Volvió a ver la hora suspirando de nuevo – Supongo que iré directamente, Nozel se molestara si me retraso más.

Nebra sacudió su cabeza mientras usaba su niebla para ir hasta la oficina del Rey Mago, esperaba que la reunión fuera un desastre y no se equivocó, lo que no esperaba fue el comportamiento de Astarté, no confiaba en los nobles y ella la abandonó cuando su madre murió, formando parte de los niños que la estigmatizaron durante el final de su infancia.

Se percató de que las personas la reverenciaban al pasar, lo que no solía ocurrir con frecuencia ya que mientras fuera un Caballero Mágico activo se le trataría como tal, una medida que implemento el Rey Mago para aumentar la igualdad entre los caballeros, solo que en ese instante ella vestía su ropa formal, quizás pensaban que iba por un asunto político más que de trabajo.

- ¿Nebra? – Zora la miraba con una expresión extraña, sus ojos viajaron por su cuerpo descaradamente – ¿Qué llevas puesto?

- Estaba en una fiesta de té. – Reviso el pasillo para constatar que estaban solos antes de acercarse – Iba a cambiarme a casa antes de venir, pero se me hizo tarde. – Cambio su peso de un pie a otro por su silencio.

- No te ves nada mal. – Dijo luego de dar una vuelta alrededor de ella.

- Piensas que me veo hermosa. – Canturreo con una sonrisa vivaz, camino unos pasos dedicándole una mirada cautivadora, olvidándose por un momento donde estaban, unió sus manos a su espalda con una sonrisa traviesa – Te gusta mirarme en ropa elegante.

- No, solo es extraño no verte usar esas ridículas sandalias.

- ¿Qué tienen de malo mis sandalias? – Puso sus manos sobre sus caderas con un gesto molesto cuando escucharon ruidos por el pasillo, se alejaron un poco mientras veían al Rey pasar, su presencia los descoloco completamente, una vez que se giro hacia ellos, Nebra tomo los bordes de su falda para hacer una reverencia – Saludos a Su Majestad, la luz del Reino.

- Lady Nebra siempre luce tan hermosa y su etiqueta es tan perfecta. – Comento con una sonrisa y unos ojos codiciosos, Zora frunció el ceño – No deberías relacionarte con campesinos que ni siquiera saben cómo saludar a su rey. – Aunque pensaba decirle una tontería lo reconsidero, este tipo era arrogante y malcriado, y lamentablemente tenía mucho poder así que solo se inclinó un poco.

- Saludos a su Majestad. – Repitió lo que escucho decirle a Nebra, podía ver un ligero temblor en sus manos, la postura debía resultar incomoda no entendía por qué la mantenía, se levantó inmediatamente lo que pareció no gustarle al rubio.

- ¡Su Majestad! – Julius abrió la puerta de su oficina con demasiado entusiasmo, lo que hizo que hiciera un sonido fuerte al chocar contra la pared – Necesito a estos dos conmigo. – Zora miro con curiosidad que el hombre hizo un gesto hacia Nebra que por fin pudo levantarse, su expresión era ilegible, menos para él, podía ver el enojo en sus ojos.

- No entiendo por qué los campesinos deben ser parte de los caballeros mágicos, no tienen modales ni etiqueta alguna. – Habló como si Zora no estuviera presente, apretó los labios para mantenerse callado.

- Me sorprende que Su Majestad diga eso. – Dijo con una voz aterciopelada – Si no fuera por la ayuda de un plebeyo no disfrutaríamos de la gloria de su presencia. – Nebra le dedico una sonrisa cautivadora que lo hizo cambiar su expresión a una halagada.

- Ciertamente, Nebra tiene razón, si no fuera por uno de nuestros caballeros mágicos plebeyos, no lo tendríamos con nosotros, Majestad. – Julius se adelanto haciéndoles un gesto a ambos para que entraran.

Zora quería preguntar qué era lo que acababa de suceder, dado que la expresión de su pareja había pasado de ser seductora a sombría en un abrir y cerrar de ojos, ella cruzo sus brazos con un gesto molesto, el ambiente coqueto entre ellos fue destruido en segundos, él no sabía sobre etiqueta, pero noto algo irregular durante el intercambio.

- Bueno, me alegra mucho verlos a ambos – Comento Julius una vez que entró como si nada hubiera sucedido – Estás realmente hermosa, Nebra, espero que tuvieras un buen día en la fiesta de Lady Pentho.

- Sí, no hubo ningún acontecimiento. – Ladeo el rostro, confundida de que supiera esa información, sin embargo, era el Rey Mago.

- Los he mandado a llamar debido a esta misión. – Explico extendiendo copias a cada uno.

- ¿Trasladar una criatura mágica? – Cuestionó Zora extrañado – Solicitan la presencia de Nebra específicamente.

- Sí, es un requisito obligatorio. – Julius parecía preocupado – Por supuesto, pueden negarse a ir.

- Si me quieren a mí ¿Por qué esta Zora aquí? – Se percato de su desliz, lo había llamado por su nombre.

- Yo lo llamé para que te acompañe. – Respondió con una sonrisa cómplice que hizo sentir incomoda a Nebra– Marxx, tráelo por favor.

Escucharon gruñidos desde el exterior que se fueron haciendo más fuertes a medida que se acercaban hasta que al abrir la puerta Marx apareció con una jaula donde había una especie de ratas aladas que chillaban, Nebra palideció dando unos pasos hacia atrás para alejarse de forma inmediata, Zora sabía que tenía mala relación con los animales, pero su reacción había sido de miedo puro.

- ¿Qué es eso?

- Son bestias mágicas, son pequeñas, pero bastante agresivas. – Zora podía sentir el maná de las criaturas retenido por la jaula encantada, habría unas seis en el interior – Su dueño quiere que las trasladen hasta una ubicación en el reino abandonado donde las recibirá un criador.

- ¿Eso es legal?

- Es reprobable, pero no es ilegal, las crían para peleas. – Zora arrugo la cara, amaba a los animales y odiaba profundamente que los utilizaran de esta forma – Pueden estar un máximo de cinco días sin alimento ni agua si las alimentan con su maná.

- Pero deben ser cuidadosos de que nunca se liberen de la jaula por que buscaran atacar a la fuente de su alimento. – Advirtió Marxx con seriedad – Además si tienen hambre se volverán más violentas y podrían matarse entre ellas, deben llegar completas al criador.

El pelirrojo se rasco la cabeza sin estar muy convencido cuando se giró para ver a Nebra paralizada, mantenía sus manos unidas en su pecho intentando respirar para tranquilizarse, un camino de sudor bajaba por un lado de su rostro, y se mordía el labio inferior, quería reconfortarla, era evidente que estaba muy asustada, pero no podía hacerlo con otros presentes.

- Nebra. – Julius se acercó a ella despacio – Soy consciente del incidente, si quieres rechazar la misión tienes todo el derecho de hacerlo, me encargare de que nadie salga perjudicado.

- ¿Quién solicito la misión?

- Nebra.

- ¡Quién lo hizo!

- La familia Le Rauxe. – Contesto con una caída de sus hombros levantando la mano cuando Marxx iba a reprenderla por gritar – No le he informado a Nozel por que prefería hablar contigo primero.

- ¿Por eso estaba Augustus aquí? ¿Cuáles serán las consecuencias si no acepto?

- Ninguna que valga la pena tu sacrificio. – Nebra se removió poco convencida de su respuesta.

- ¿Él irá conmigo? – Pregunto señalando al pelirrojo.

- Si. – Afirmó sin esperar que Julius pidiera su opinión – Iré, solo tenemos que transportar estas cosas hasta una ubicación ¿no?

- Sí. Pero no pueden usar magia espacial para llevarlas, tendrán que viajar todo el camino con ellas. – Nebra gimió de frustración.

- Lo haré, solo necesito ir a cambiarme, volveré pronto.

- No sabía que era una misión de transporte, volveré a mi base para prepararme. – Zora intento alcanzarla, a pesar de ser rápido ella ya no estaba, a veces olvidaba lo rápida que era, sacudió su cabeza inquiero, quería preguntar a que se referían con el "incidente" pero Julius no quiso decirle.

Se reunieron más dos horas después, escucharon con detalle el recorrido que tendrían que hacer y el lugar donde tendrían que entregar a los animales, Zora escucho atentamente todas las recomendaciones sobre cómo manejarlos, debido a que evidentemente él sería el que cargaría con ellos, Nebra mantenía su distancia en un estado de constante alerta.

- Bien. Dijeron que podemos volar unas horas, siempre que no excedamos las dos horas, tenemos que hacer el viaje en cinco días como máximo para que estos no mueran. – Repaso leyendo las instrucciones – También deberíamos darles de comer a tu hermano.

- Claro.

- Nebra, no me estás escuchado. – Acusó, intento que le contará que pasaba, pero estaba siendo muy obstinada con decir que no era nada.

- Te escuché, no especificaste a cuál de mis hermanos. – Zora sonrió débilmente.

- Tú eliges.

- Nebra. – Se giraron hacia el sonido de la voz femenina, Astarté caminaba en su dirección – ¿Saldrás de misión?

- Sí, estaré fuera al menos cinco días, nuestra reunión tendrá que esperar.

- No hay problema. Hola, soy Astarté Anxelu, soy compañera de escuadrón de Nebra. – Se presentó extendiendo una mano que Zora no dudo en estrechar.

- Soy Zora Ideale. – Contesto señalando su capa para indicar el escuadrón al que pertenecía, pensó que haría algún gesto o comentario, después de todo sabía que ese grupo estaba conformado por puros nobles.

- ¿Qué tienes ahí? – Señalo su espalda donde tenía cargada la jaula con los animales, Zora vio palidecer a la mujer que le lanzó una mirada preocupada a la princesa – Nebra.

- Estoy bien.

- Pero el incidente…

- ¿Alguien puede decirme que carajos es el "incidente"? – Consultó molesto, sobre todo cuando Nebra le dio una mirada de advertencia a la otra chica que arqueo una ceja.

- Paso hace una década, alguien libero una cantidad de esas ratas en una fiesta donde estábamos y por algún motivo todas se dirigieron atacar a Nebra, te digo eran unas diez o quince, tienen dientes afilados, hacen un sonido horrible, tienen esos ojos rojos, te rodean como un enjambre, es aterrador. – Zora abrió la boca sin emitir sonido – Por suerte el Capitán estaba presente y la protegió.

- ¿Por qué aceptaste esto? – Se giro hacia ella bajando la jaula al piso – Es obvio que es una venganza.

- ¿Kairos?

- Le Rauxe fue quien ordeno esta misión. – Confirmó Zora luego ambos miraron a la Silva.

- Puede ser una venganza, estoy consciente de eso. – Habló tratando de mantener una expresión tranquila, sin embargo, sus dedos se movían inquieta – Pero solo es trasladarlos, están en una jaula, estaré bien.

- Regresemos.

- No, Augustus estuvo en las oficinas del Rey Mago para asegurarse de que yo aceptara esta misión, no quiero darle preocupaciones a Nozel, ni el gusto a Kairos.

- Le diré al Capitán, tiene que saber esto. – Dictamino la chica.

- No, no lo harás, Nozel no necesita enterarse de esto, solo generará una preocupación política innecesaria. – Nebra suspiro sacudiendo su mano pare restarle importancia – Con esto deberíamos quedar a mano.

- ¿De verdad? Esto sobre pasa muchísimo el hecho de haberte negado a un avance que no querías, es un ataque completo hacia ti y tu casa.

- Te prohíbo que le digas a Nozel. – Ordenó con un tono autoritario.

- En otras circunstancias la obedecería, Su Alteza, pero no en esta, ya acepto la misión, el capitán se enterará de todas formas. – Hizo una reverencia rápida antes de marcharse.

- ¿Por qué se comporta como una adolescente? – Cruzo los brazos con una expresión fastidiada.

- Ella tiene razón, no sé quién es, pero tiene razón, si esto es una venganza de ese cretino es horrible. – Zora se acercó a ella que se alejó un poco, todavía estaban en un lugar visible – Escucha, salgamos juntos, en la primera aldea que encontremos puedes quedarte, haré el resto del viaje solo y te recogeré de regreso.

- ¿Crees que no puedo hacerlo? No soy una cobarde. – Argumento ofendida.

- No he dicho eso. – Zora necesitaba pensar cómo lidiar con esto, Nebra evidentemente estaba en un estado de alerta constante, irritada, reaccionaria más exageradamente de lo usual – Partamos de una vez, conversaremos por el camino, estas cosas han sido alimentadas hace poco tiempo y no deberían necesitarlo hasta la noche. – Nebra vaciló – Yo los llevaré.

Caminaron alrededor de una hora en silencio, ya que había otros escuadrones usando los caminos para dirigirse a diferentes misiones no se tomaron de la mano, varios saludaron a Zora y otros tantos a Nebra, aunque la mayoría de los nobles que notaban a las ratas adoptaban expresiones sombrías, al menos los mayores.

- ¿Me puedes contar que sucedió con el "incidente"?

- Ya lo dijo Astarté.

- ¿Puedes contarme tú? Por favor. – Pidió extendiendo su mano para que la agarrara, ella tuvo la intención de hacerlo, pero las ratas chillaron y ella se alejó al otro lado del camino.

- No tengo miedo. – Afirmo inmediatamente haciendo un gesto irritado – Es increíble que podamos estar juntos cinco días y tengamos que llevar eso.

- Háblame. – Insistió.

- Fue hace mucho tiempo, aparte de Kairos, cuando crecí hubo otros que intentaron cortejarme, los adultos eran más educados, apegados a los protocolos y las reglas, pero los adolescentes, creían que ser el chico malo les daría ventaja.

- ¿Chico malo? – Probablemente debería interesarse más en los adultos que cortejaban a una adolescente, pero si le daba la oportunidad de desviarse no obtendría la anécdota.

- Ya sabes: Robar a la princesa, desafiar a sus padres, vestir fuera del protocolo, siendo niños tontos en general. – Se encogió de hombros con una sonrisa divertida – Había varios chicos con los que solía tontear, nada serio, solo me reía con ellos, sobre todo porque Kairos siempre intentaba alejarlos. Deucalión Alexopoulos tenía dieciocho años, provenía de una familia ducal y era un cretino, se jactaba de cosas que nunca llego hacer y trataba de conquistar a cualquier noble.

- Eso suena a un adolescente tonto cualquiera. – Señalo Zora.

- ¿Sí? Hay mucho protocolo en el cortejo de los nobles, por lo que su comportamiento no es el ideal.

- ¿Lo intento contigo? – Acortó ligeramente la distancia entre ellos.

- Sí. Nozel lo odiaba particularmente, intente evitarlo, acababa de convertirse en el Vice Capitán del escuadrón y tenía muchas preocupaciones como para agregarle que yo hiciera una escena con Deucalión. Él estaba siendo muy molesto y había intentado arrastrarme fuera de la fiesta, mi tía lo evito y yo lo trate duramente, mi posición estaba por encima de la suya así que lo considero una humillación.

- ¿Lo humillaste?

- Se lo merecía. – Aseguro cruzando sus brazos sobre su pecho – Después sucedió eso, me tropecé con su hermana menor, pero no sentí ni noté nada extraño.

- ¿Qué edad tenías?

- Tenía catorce, casi quince, salí al balcón porque estaba cansada, y de la nada estas cosas volaron repentinamente hacia donde estaba, grite y trate de usar mi magia para defenderme, pero atravesaban la niebla muy rápido y trataban de morderme, escuchaba sus chillidos a mi alrededor, sus alas sonaban junto a mi cabeza, y sus ojos brillaban siniestramente a través de mi niebla. – Cerro los ojos y cubrió sus oídos con su mano deteniendo sus pasos – No pude defenderme por mi cuenta, había muchos, tal vez menos de los que me parecían, pero me rodeaban y…

- Nebra. – Ella saltó cuando toco su rostro, su mirada busco rápidamente la jaula que estaba a varios pasos de ellos – No debimos aceptar esta misión.

- Puedo hacerlo. – Aseguro, aunque su respiración era más rápida de lo normal – Nozel uso su magia para protegerme, tenía algunas heridas por las mordeduras, fiebre alta y estuve enferma varios días, lo declararon un accidente, la investigación termino rápido, aunque Nozel quiso impugnarlo, padre le dijo que dejara el tema.

- ¿Por qué?

- No había pruebas claras, es decir, parecía que habían escapado de su contención sin ayuda, pensaron que se sintieron atraídos por mi maná y por eso me atacaron. – Suspiro bajando la mirada – Nozel sospechó muy fuerte de Deucalión, pero no teníamos pruebas, se convirtió en un chisme muy grande de la alta sociedad durante un tiempo, todos lo mencionaban y no dejaban de molestarme, hasta que Nozel dejo en claro que no siguieran. – Zora la abrazo fuertemente si bien ella solo permaneció uno segundos en sus brazos – Alguien podría vernos.

- Y este tipo que rechazaste, está usando eso para vengarse, maldito, es un golpe de cobardes. – Apoyo su mano sobre su cintura sin molestarse por su rechazo anterior – No deberías haber aceptado esto.

- Augustus no sale del castillo principal, que estuviera dando vueltas por ahí es que quería confirmar que tomara esta misión. – Movió su mano hacia la jaula – No había salida.

- Esto me molesta mucho, saber que estarás asustada todo el camino y que es para hacerte daño me enfurece. – Apretó sus puños, dio un pequeño saltó cuando Nebra toco su mano para que se relajara.

- Viniste conmigo, estaré bien. Además, ese día salió algo bueno.

- ¿Qué? – Inquirió escéptico.

- Todos veían a Nozel como alguien más bien indiferente, estricto y preocupado por el protocolo, ante todo, siempre bajo control, siempre perfecto. – Nebra vacilo mirando sus manos unidas – Pero ese día perdió el control, no solo me protegió de las ratas, sino que las empaló con su magia.

- ¿Eso es bueno?

- Nozel atravesó cada una de esas criaturas con lanzas de mercurio mientras me abrazaba, no pude ver bien por que cubrió mis ojos, todos estaban conmocionados de que hiciera eso, quedo bastante claro de que le pasaría cosas malas a quien tratara de hacerme algo así de nuevo.

- Es decir, que tu hermano perderá la cabeza por esto.

- Por eso no quería decirle.

Zora pensaba que de todas formas necesitaban decirle, el Nozel de esa historia era más joven y presumiblemente impulsivo, ahora debía manejar las cosas de manera distinta, si bien siendo honesto si su magia lo permitirá habría hecho lo mismo, reanudaron la caminata con los pobres intentos de Nebra de tomar su mano, solo para soltarse y apartarse al otro lado del camino, especialmente si las ratas se agitaban y chillaban, suspiro entendiendo su miedo, aunque era incomodo intentar hablar a distancia, no quisieron recibirlos en ningún restaurante, por lo que tuvieron que terminar en un local de mala muerte, donde Nebra resaltaba como un faro.

Estuvo molesta durante todo el rato que permanecieron ahí, primero por las condiciones del sitio, segundo por las miradas de las personas y tercero por la presencia de las ratas que se agitaban de a ratos, todos sus nervios estaban a flor de piel, así que concedió comer rápido para marcharse.

- Tenemos que parar. – Dijo cuando hacia rato que había caído la noche, Nebra tenía un farol con el que iluminaba el camino, pero se sentía inseguro moviéndose de noche.

- Todavía podemos avanzar más.

- Nebra, estoy cansado, esto pesa. – Declaró dejando caer la jaula al piso y su mochila de viaje, se derrumbó apoyando su espalda contra un árbol al costado del camino, dejo caer su cabeza entre sus rodillas.

- Perdón. – Levanto la mirada para verla en cuclillas frente a él – No quiero dormir aquí.

- Eso es difícil, princesa. Dejamos la aldea hace como dos horas y no creo que estemos cerca de una, esas cosas tienen que comer y yo necesito descansar. – Movió su mano a la jaula.

- Buscaré un sitio. – Respiro profundamente durante unos diez minutos adormilado cuando sitio una mano meterse entre su cabello, abrió los ojos para verla sonreír – Encontré un claro.

- ¿Hiciste una fogata? – No pudo ocultar su tono de asombro, además también dejo cocinando sus comidas enlatadas.

- Sí.

- ¿Por qué nunca lo habías hecho antes?

- Siempre lo haces tú.

- Pensé que no sabías hacerlo.

- Nunca preguntaste. – Replico con un tono desvergonzado acompañado de una sonrisa – Soy un Caballero Mágico, sé cómo acampar, dame tu saco de dormir, lo acomodare. – Ella estaba siendo inusualmente servicial, así que le lanzo el saco con una ceja arqueada.

- Los alimentaré.

- ¿Tienes que abrir la jaula? – Su voz sonó inmediatamente alarmada.

- No, solo liberare una parte del encantamiento para pasar mi maná, lo haré por allá. – Señalo unos árboles, estaba agotado, libero el sello mágico como le explico Marxx luego de la partida de Nebra, Julius le expresó que lo había elegido por su conocimiento sobre sellos mágicos y porque consideraba que hacían un buen equipo, había algo de picardía en sus palabras, pero no se detuvo a pensar demasiado en eso – Bueno, veamos cómo es esto. – Extendió su mano liberando su maná que inmediatamente fue devorado por las criaturas, parecían pequeños pellizcos a su magia que lo iban agotando.

- ¿Estás bien? – Ella se levantó al verlo tambalearse ligeramente al volver, parpadeó sosteniendo su frente con una mano.

- Estoy bien. – Mintió, comieron sentados uno al lado del otro conversando sobre criaturas mágicas, feliz de por lo menos poder besarla durante unos momentos, la abrazaba por los hombros, había sido un día estresante – Deberías dormir conmigo, no sería la primera vez.

- Estaba herida. – Beso su mejilla, luego se acurruco a su costado.

- Sabes que no voy hacer nada que no quieras ¿verdad? – Ella se alejó para mirarlo a la cara, mantuvo una expresión tranquila.

- Lo sé. – Sus mejillas se ruborizaron.

- Bien, vamos a acomodarnos. – Beso sus labios antes de meterse en su saco de dormir, la jaula con las ratas reposaba a unos cuantos metros, lo suficiente para que pudiera vigilarlo y lo bastante lejos para la tranquilidad de Nebra.

Estaba muy cansado, tanto que le costaba conciliar el sueño, intento concentrarse en el sonido de las llamas, en lo fresco de la noche y comenzó a contar estrellas, iba por la numero cien, más somnoliento cuando escucho el primer quejito, lo ignoró pensando que eran las ratas, rodo los ojos para volver a comenzar su conteo cuando el sonido se hizo más fuerte, acompañado de una sensación de humedad en el aire.

Suspiro, salió del saco de dormir solo para percatarse de que no se trataba de las ratas sino de Nebra, se removía incomoda, soltaba quejitos angustiosos y tenía el rostro bañado en sudor, la niebla rodaba a su alrededor arremolinándose en pequeños torbellinos.

- Nebra. – La llamo varias veces, sin embargo, no obtuvo respuesta, finalmente decidió sacudirla – Soy yo, tranquila, tienes una pesadilla.

- ¡Zora! ¿Dónde están? – Consulto asustada abrazándose

a su cuello mientras miraba a todos lados.

- Están lejos, tranquila, respira. – La sujeto con fuerza para contenerla, acarició su espalda hasta que dejo de temblar – Tuviste una pesadilla, estoy aquí.

Les tomó unos minutos recomponerse, apoyo su frente en el hombro del pelirrojo respirando profundamente para calmar su corazón, sentía una presión en el pecho que se iba calmando con sus palabras de consuelo, odiaba este viaje, esas criaturas y su propia reacción, ahora estaba además enojada por ser una cobarde.

- ¿Puedo acomodarme contigo? Traeré mi saco, no puedo dormir.

- ¿Por qué?

- Estoy muy cansado para dormir. – La separo para secar sus lágrimas – ¿Quieres hablar de tus sueños?

- No, ya sabes que soñé, esas cosas removieron algo que estaba enterrado. – Zora asintió compresivo, se movió para traer el saco que coloco junto al suyo, se recostó y le hizo un gesto para poder abrazarla.

- A la final dormiremos juntos. – Murmuro apoyando su cabeza sobre su pecho – Eres un aprovechado.

- Oye, no tiene nada de malo que quiera compartir con mi pareja. – Murmuro con una ligera sonrisa.

Nebra no respondió solo busco apegarse más a su calor, le gustaba que la abrazara, se sentía segura, incluso con esas horribles criaturas a pocos metros, no se dio cuenta de que se estaba tensando hasta que la mano de Zora empezó a moverse por su espalda, cerro los ojos con un suspiro, todavía tenían cuatro días por delante.

El pelirrojo se despertó primero, pudo dormir al instante en que sintió a Nebra relajarse, compartir el calor con ella lo ayudo a conciliar el sueño, bostezo, apenas se iluminaba el cielo, podrían llegar a una aldea si caminaban a buen ritmo, para su agradable sorpresa después de desayunar Nebra uso su magia para cargar su mochila, sin decir una palabra y haciendo todo lo posible por que no comentara nada, como si ser amable fuera algo de lo que avergonzarse.

Despertó el tercer día sintiéndose mareado, sentía náuseas y malestar en el cuerpo, la noche anterior las ratas parecían haberse alimentado más que el primer día, su maná no se había recuperado cuando disminuyo nuevamente, paso su mano por su rostro, se concentró en el cabello gris a su lado, la estaba abrazando por la espalda mientras ella dormía sobre su brazo, no sentía la punta de sus dedos, pero tampoco quería moverla, tuvo sueños inquietos, aunque no se despertó.

- No te ves muy bien. – Comento mientras desayunaban – ¿No pudiste dormir?

- Solo estoy cansado, no es nada. – Aseguró bostezando.

- ¿Seguro?

- Sí. – Ella lo miro con desconfianza, sabía que le estaba ocultando su malestar, pero no tenia el valor para ofrecerse a cargar la jaula, sentir esas cosas tan cerca la aterraba – Esas cosas han estado más inquietas.

- Deben estar cansados, hemos avanzado bastante, ya nos falta menos para llegar. – Suspiro pesadamente, sorprendido al sentir como entrelazaba sus dedos, mirando constantemente hacia la jaula.

- Tú maná está muy bajo. – Comento luego de estudiarlo detenidamente, debido a la diferencia de sus reservas de maná no se percató de este detalle hasta ese momento.

- Son ideas tuyas.

- Es por que las estas alimentando. – Concluyo mordiendo la uña de su pulgar – Yo lo haré esta noche.

- No, no lo harás.

- ¿Crees que no puedo? Puedo. – Replicó si bien un escalofrío recorrió su cuerpo al sentirlos sacudirse en su jaula.

- Sí, claro. – Rodó los ojos ante su insistencia en ser valiente, no necesitaba demostrarle que lo era, tener miedo estaba bien, tenía más que justificación – No hace falta, me sentiré mejor en la tarde. No me contaste como fue tu fiesta.

- Fue extraña, lo que es decir mucho en una reunión de nobles, estoy acostumbrada a los ataques encubiertos, comentarios pequeños, escondidos rápidamente en palabras dulces, pero esta vez, eran visiblemente hostiles.

- ¿Por qué?

- Una de mis llamadas amigas va a tener un bebé.

- Eso es bueno, supongo ¿Qué tiene que ver contigo?

- La realeza se casa joven, es parte de la tradición para que esto – Hizo un gesto entre ellos – No ocurra, mi familia y la Vermillion es la única que ha roto esa costumbre, la principal al menos, mis otros parientes ya están casados.

- Y esta chica estaba regodeándose en que tiene un bebé y tu no. – Zora apretó su mano con suavidad.

- Un heredero, más que un bebé es un heredero para su familia, es parte obligatoria del contrato que la pareja procure tener un heredero para que continue con su linaje. – Nebra hizo un gesto de fastidio – El heredero es el más importante.

- ¿Y si no pueden?

- Entonces el culpable será repudiado, ya sea por su familia política o la propia, depende de quien tenga el problema, hay una buena razón por la que nosotros somos cuatro, es la cantidad que se exigía en el contrato que firmo mi madre.

- ¿Ponen una cantidad obligatoria? – Estaba horrorizado.

- Algunos, depende de la unión, el rango de los prometidos, la situación particular de cada Casa.

- Y tu Casa no tiene herederos.

- No. No hay una nueva generación. – Se encogió de hombros – Los Vermillion tampoco tienen, no somos los únicos, si eres parte de los Caballeros Mágicos sueles tener más tiempo, aunque mi madre logro equilibrar su maternidad con su trabajo, ella era increíble.

- Y pasamos por una guerra.

- También, Helena se está deleitando en la atención que recibe de las demás, pero no es la única, Calipso tiene una niña pequeña también. Es más, el hijo de diecisiete años del marqués embarazo a una baronesa.

- Un poco prematuro el crio ¿no?

- Eso es lo interesante, la baronesa tiene veintidós años y él estaba comprometido con la anfitriona de la fiesta, es un escándalo, Lady Pentho cancelo el compromiso con su hija y él tendrá que casarse con la chica si no quieren tener un bastardo.

- ¿Él estaba enamorado de su prometida?

- No lo sé. – Nebra vacilo – Antes de estar contigo no lo habría considerado, ahora no lo sé. Ellos han crecido juntos para que pudiera formar una buena relación, quizás a él le gusta la baronesa. Lo importante es que Lady Pento esta buscando un nuevo compromiso, está considerando a Solid, dijo que no estaba interesada en Nozel, pero yo se que si lo está.

- ¿Qué edad tiene la chica?

- Quince.

- Bueno es una oportunidad para que te deshagas de Solid, pero es como muy joven para Nozel. – Nebra estuvo de acuerdo y luego pasaron a conversar de temas más ligeros, Zora se sentía mejor, tenía la leve sospecha que se debía al maná de Nebra que irradiaba ligeramente, apenas podía notarlo con lo suave que era la niebla que rodaba entre ellos.

- Esta noche yo las alimentare. – Dictamino con firmeza durante el almuerzo – Debí pensar en eso, eres un campesino, por supuesto que esto pasaría tus reservas de maná son tan pequeñas.

- Mis reservas no son pequeñas, esas criaturas consumen más de lo que esperaba, pero no podrás, se siente como si te estuvieran pellizcando. – Comento observando su reacción: el ligero temblor de sus manos, la mirada en blanco y la forma en que sus labios perdieron color – Solo nos queda un poco más de viaje, puedo aguantarlo.

- Zora, lo haré.

No quiso discutir con ella así que solo se guardo su opinión, estaba revisando el mapa calentándose con el calor de la fogata cuando sus ojos miraron a la mujer soltar una risilla solitaria, le agradaba que estuviera de mejor humor, paso la tarde irritada por que tendrían que volver a dormir a la intemperie, al menos en la aldea pudo bañarse y divertirse un rato, ya que algunos niños curiosos los siguieron por un tramo preguntando sobre los animales, riéndose de lo raro que era su ropa y alabando la belleza de su compañera, lo que subió el ego de Nebra.

- Los que se ríen solos de sus maldades se acuerdan.

- Yo no hice nada, solo recuerdo a los niños. – Termino por reírse alegremente – ¿Ves que no soy la única que piensa que tu vestimenta es rara?

- Mi ropa es genial ¿Cómo disfrutarías de mirarme entonces?

- Como si disfrutara mirarte. – Replico con una sonrisa coqueta.

- Niegas que me miras cuando piensas que no me doy cuenta. – Siguió acercándose a ella para envolver sus manos en sus mejillas – No tengo problemas en admitir que me gusta mirarte.

- Claro que no, soy hermosa, tienes el honor de poder mirarme.

- ¿Sí? ¿También puedo besarte? – Su voz tomo un tono seductor mientras juntaba sus frentes, ella le regreso una mirada cautivadora junto a una sonrisa.

- Siempre. – Susurro terminando de acortar la distancia entre ellos, pasando sus brazos detrás de su cuello, compartieron beso tras beso hasta quedarse sin aliento – Creo que esto es lo único bueno de esta misión.

- ¿Qué cosa? ¿Pasar tiempo solos? ¿Dormir en la tierra? ¿Comer en sitios de mala muerte?

- La comida en ese estuvo inesperadamente buena.

- Es la sazón de la suciedad. – Se burlo besando sus mejillas, bajando sus manos por su costado – Me gusta estar así contigo. – Antes de que Nebra contestara, las ratas chillaron, irritadas habían empezado a luchar entre ellas – No tienes que hacerlo, Nebra.

Pero ella debía.

Se acurruco pasando sus brazos por su cuello para estrechar el abrazo que duro unos minutos mientras reunía el valor, las pequeñas bestias a sus ojos zumbaban de un lado a otro enseñando sus enormes colmillos, los ojos llenos de maldad y sus garras afiladas listas para cortar la carne, vacilo mientras se acercaba, sus pasos se volvieron lentos, su respiración se hizo fuerte y sus manos se enfriaron, de repente volvió a estar en el balcón de esa noche, rodeada de esos animales y…

- ¡Nebra! – Salto del susto cuando Zora la sacudió, parpadeo intentando concentrarse en su rostro – Estás demasiado asustada, yo lo haré.

- Estás mal por culpa de esas cosas, no podría haber hecho esta misión sin ti, solo dame un minuto. – A pesar de sus palabras sus manos no dejaban de temblar – Eso paso hace mucho tiempo, Nozel se encargó de resolverlo.

- Fue una experiencia horrible, tienes miedo.

- ¡Puedo hacerlo! – Grito empujándolo, luego ambos se quedaron en silencio – No soy una cobarde.

- No lo eres, ni estoy diciendo que lo seas, tienes miedo, porque te hicieron daño, es razonable. Forzarte a esto no lo es.

- No tienes miedo. – Murmuro frunciendo el ceño.

- No tengo razones para tenerles miedo, tú si: Te atacaron en grupo.

- Te están haciendo daño, quedan dos días todavía por delante, no puedes seguir perdiendo tu maná de esa forma.

- Nadie nos va a atacar por eso. – Señalo la jaula – Puedes protegernos, no hace falta que tenga todo mi maná. – Se miraron a los ojos, los de ella se llenaron de determinación y los de él de frustración.

- Voy hacerlo.

- ¿Por qué eres tan obstinada? Te estoy diciendo que no hace falta.

- Lo hace para mí, no me gusta sentirme así, tan vulnerable por algo tan tonto. – Apretó sus manos en puños para detener el temblor.

- Eres tan obstinada. Vamos hacerlo juntos, liberare el sello y sostendré tu mano, estaré contigo mientras lo haces. – Ofreció como un acuerdo de paz, si seguían retrasando esto podían correr el riesgo de que las ratas se enojaran.

Nebra termino asintiendo, su corazón latiendo con fuerza dentro de su pecho, ambos caminaron hacia la jaula, sus pasos se sintieron pesados y rígidos, al menos hasta que su mano se apoyó en su cintura para animarla, Zora libero el sello y Nebra acercó su mano para liberar su maná, la mano masculina cubrió su dorso, mientras pasaba su brazo por su cintura para abrazarla, su respiración en su oído la distrajo de los chillidos, apenas sintió los pellizcos en su maná, permitió que se alimentaran hasta que dejaron de hacerlo.

- Vaya, se quedaban con hambre con mi maná ¿Estas bien?

- Sí, sin ningún problema.

- Maldita realeza y su cantidad injusta de maná. – Comento Zora revisando el sello y el estado de los animales.

Nebra lo contemplo en silencio, todavía estaba aterrorizada de estar cerca de esas criaturas, pero tenía una sensación de triunfo al haber sido capaz de cumplir con su cometido, con la ayuda de un campesino, del hombre más amable y maravilloso que había conocido, sentirse protegida y apoyada incondicionalmente calentaba su corazón intensamente, hacía más fácil mantener su elección de estar con él.

Calmaba una soledad de la que no se había percatado hasta que entro en su vida.

Este sentimiento parecía crecer cada vez más dentro de su pecho, cada vez que lo miraba.

Le asustaba y al mismo tiempo la hacía tan feliz.

Incluso enfrentar a la nobleza no parecía tan intimidante.

Los siguientes dos días fueron pacíficos, se acercaron un poco más, compartiendo besos cariñosos, durmiendo abrazados bajo las estrellas y conversando libremente, Nebra estaba feliz de por fin terminar su misión entregando a esas bestias, el sitio lucia sospechoso y el personal fue abiertamente hostil con ellos, Zora comento que sería buena idea reportarlo para que hicieran una investigación profunda, estuvo de acuerdo de inmediato, si Kairos volvía arremeter contra ella tendría que prepararse para responder.

- ¿Qué ocurre? – Cuestionó cuando sintió un tirón de su mano, Zora clavo su mirada en ella, sus ojos brillaban con un sentimiento de añoranza que agito su corazón.

- Estoy feliz de pasar tiempo contigo, Nebra. – Se inclinó para besarla intensamente, una vez que se acercaran al reino no volverían a tocarse hasta que salieran a escondidas, así que aprovecho de besarla repetidamente hasta que se separaron respirando agitadamente, Nebra tampoco quería alejarse.

Julius estaba complacido y aliviado a partes iguales de que pudieran terminar la misión sin contratiempos, no dudo en disculparse con Nebra por haberla enviado a dicha tarea, ella le aseguro de que todo estaba bien, luego de despedirse formalmente se dirigió a su base para realizar el informe, se encontró con Astarté hablando con Solid, era una imagen extraña, su hermano rara vez se relacionaba con cualquier otro ser humano que no fueran ellos.

- ¿Estás bien?

- Sí, no hubo ningún problema. – Contesto con una ceja arqueada ante la urgencia de la pregunta – ¿Nozel?

- No le dije, pensé que era mejor que lo hicieras tu. – Confeso de mala gana.

- ¿Estas bien, Nebra? ¡Ella no ha querido decirme nada! – No entendía qué fue lo que escucho Solid para alterarse de esa forma, pero era interesante.

- Estoy bien, Solid, no ha pasado nada, solo un pequeño malentendido con la misión, pero todo está resuelto. – Paso de largo entre ellos en dirección a la oficina de Nozel, incluso si no quería contarle terminaría leyendo su reporte, era inevitable, nada más al leer la solicitud sabría que algo sucedió.

- ¿Nozel?

- Has vuelto, Nebra. – Saludo su hermano con tranquilidad, parecía estar de buen humor lo que la hacía sentir culpable de arruinar su día – ¿Cómo estuvo la misión?

- Tengo que hablarte sobre eso. – Relato lo ocurrido en esos días intentando mantener el control de sus emociones, a pesar de que sentía su voz temblar cuando hablaba de alimentar a las ratas.

- ¿Ellos hicieron qué? ¿Aceptaste eso? – Nebra tuvo un destello de aquella ocasión al escuchar la ira en su voz, se encogió en su sitio retorciendo sus manos.

- ¿Qué debía hacer? Augustus estaba dando vueltas por el Palacio y es mi culpa por haber rechazado a Kairos en la última fiesta.

- ¿Te sigue molestando?

Bien hecho, Nebra, Nozel no sabía eso.

- No hay que hacer un escándalo, termine la misión, no falle y…

- Hubiera preferido que no lo hicieras. Habría asumido toda la responsabilidad sin dudar, tu seguridad y protección es mi responsabilidad.

- Estoy bien, de verdad.

- Debo agradecerle a Ideale por acompañarte. – Llevo una mano a su cabeza donde empezaba a tener un intenso dolor de cabeza.

- Lo siento. – Se levanto para llevar sus manos hasta sus sienes donde masajeo lentamente, había visto a su madre hacer eso mismo muchas veces, Nozel solía sufrir de migrañas desde su adolescencia – No quería preocuparte.

- Lo que hicieron está totalmente fuera de lugar, haré una queja formal y…

- No lo hagas, no es necesario, manejare esto desde los círculos, solo quiero que él se aleje de mí.

- No soy tan bueno con las personas como tú, pero intentare ayudarte en lo que pueda. Quizás deba acompañarte la próxima vez.

- Eso podría ser interesante, obviamente atraerás la atención de todos ¿Sabes que Lady Pentho quiere proponer que Solid o tu se casen con su hija? – Sonrió levemente al ver la mueca en los labios de su hermano, claro que Nozel no estaría de acuerdo.