¡Hola aquí Nymfi de nuevo!

Muchas gracias a todos por sus comentarios y sugerencias, por poner la historia en favoritos y seguirla. ¡Eso me alegra mucho! El día de hoy les traigo el capítulo tres y es hasta ahora el más largo.

Por favor, lean las notas finales ¿si? Me disculpo si hay errores de grámatica o ortograficos.

Sin más que decir, espero disfruten de la lectura.


Inevitable

Capítulo tres


— ¡Muchas gracias por su compra, vuelva pronto!

Orihime sonrío de oreja a oreja y asintió con alegría. Tarareando una ligera melodía camino hacia la salida del centro comercial. Justo cuando estaba por salir se topó con una tienda de ropa interior femenina. Se detuvo sin poder evitarlo y se quedó mirando embelesada el conjunto azul rey que llevaba el maniquí. Con las mejillas ligeramente sonrojadas, Inoue miró hacia los lados esperando no encontrar a alguien familiar. ¡Se moriría de la vergüenza si alguien la veía entrar a la tienda de ropa interior! Si eso sucedía, preferiría mil veces que los alienígenas azules bajaran y la secuestraran ahora mismo.

Con un último suspiro de valentía, Orihime entró a la tienda. Miles de conjuntos de lencería se presentaron ante sus ojos y la sanadora se sintió fascinada. ¡A Rangiku san le encantaría esa tienda! Uno de los mayores placeres de su amiga Shinigami era la de ir de compras y se lo había contagiado. Comprar lencería bonita era algo que a Inoue le gustaba hacer. ¡Especialmente cuando había ropa interior estampada! Sus favoritos siempre eran de ositos, de aliens y de fresas. Sin embargo, en esta ocasión, ella se encontraba en esa tienda por una razón diferente. Y todo era culpa de dos personas.

Tatsuki e Ichigo.

Por supuesto, una era totalmente culpable y el otro no. En realidad, Ichigo era más inocente que otra cosa. Ella no podía culparlo, la pervertida era ella. ¡Qué vergüenza! Inoue era una adolescente normal con algunos gustos culinarios —entre otras cosas— muy particulares. Pero era una chica sana. Y había cosas que le sucedían como a cualquier otro adolescente. La verdad sea dicha, desde que había conocido a Ichigo, Orihime había tenido sueños regulares con él. La mayor parte de ellos de forma totalmente inocente. Pero desde hace un tiempo, ella había tenido este tipo de sueños curiosos. Calientes, mejor dicho.

¡Y a ella le daba mucha timidez! No porque no entendiera que era algo normal, ella era inteligente. Es sólo que…, soñar algo así con alguien y luego tener que mirarlo a la cara esa vergonzoso. O al menos así se sintió las primeras veces. Tatsuki, con calma —y algunos golpes también— ayudo a hacerle entender que era algo completamente normal. Aún más teniendo en cuenta que estaba enamorada del tipo en cuestión. Todo bien hasta ahí.

¡Pero hace dos noches Tatsuki tuvo que arruinar su cabeza de nuevo!

Se había preparado para ver el show de comedia que tanto le gustaba. Incluso preparo algo de wasabi, con judías dulces, pollo frito con chocolate, helado de limón y una enorme coca cola. ¡Ella iba a atragantarse esa noche con comida y risas! Cuando su timbre sonó, se sorprendió mucho. Pero al sentir que era Tatsuki, se sintió animada. No habían podido comer y socializar mucho en clases porque su mejor amiga estuvo ocupada con sus actividades extracurriculares. Abrió la puerta con una gigantesca sonrisa y su amiga sólo la empujo y empezó a interrogarla con un montón de preguntas. Hablaba tan rápido que incluso Orihime no pudo entenderla. ¡No la dejó ni cerrar la puerta decentemente!

No fue hasta que Tatsuki se dio cuenta que no podía entenderle, que respiro profundamente y trató de calmarse un poco. Orihime no podía entender porque ella lucía tan agitada y algo molesta. Así que le pidió que le explicara que pasaba. Su amiga, irritada, sólo la agarro de los brazos y la sacudió.

— ¡¿Cómo es eso que Ichigo te molestó?! —preguntó Tatsuki con el ceño fruncido. Orihime sólo pudo parpadear. ¿De qué estaba hablando su amiga? Al ver su confusión su amiga cambio su pregunta—. ¿Paso algo hoy que yo deba saber?

Parpadeando Orihime había negado con la cabeza.

—No, yo no oh…. Bueno —se rascó la cabeza con un ligero sonrojo. Recordó la escena que Ichigo y ella habían protagonizado ese día en la escuela. ¿Alguien los había visto? Probablemente por eso Tatsuki le preguntaba. Así que empezó a explicar con detalles, señas e incluso imitando las voces de Ichigo y de su profesora para que su amiga pudiera comprender. Para cuando finalizo, Tatsuki lucía más calmada y la miraba incrédula—. …y eso fue lo que paso. ¡Nada más!

—Entonces… ¿fue un accidente?

Orihime había asentido varias veces con su cabeza para enfatizar su respuesta.

— ¿Por qué Tatsuki chan?

—Oh, carajo —una especie de gruñido había salido de la boca de su amiga—. ¡Por qué están diciendo en la escuela que Ichigo te acosó! ¡Sexualmente hablando!

Con el rubor subiéndole hasta los oídos, Orihime gimió avergonzada mientras se cubría las mejillas.

— ¡Kurosaki kun nunca haría eso! —había chilló indignada de los malos rumores que se esparcieron sobre el hombre que amaba. ¡Su Ichigo era alguien con principios!—. ¡Él es el hombre más decente e inocente que he conocido, Tatsuki chan! Es un caballero, nunca, nunca haría algo así. ¡Bueno, tampoco es que me molestaría si lo hiciera… agh! ¡Lo que quiero decir es que él no hizo nada de eso! —Orihime frunció el ceño molesta y golpeó su puño derecho contra su palma izquierda con determinación—. ¡Enfrentaré a aquellos que mancillen su honor!

—Orihime, cálmate —Tatsuki no pudo evitar echarse a reír. Su amiga era la única que pensaba en Ichigo como alguien inocente. Si supiera como la miraba el muchacho a veces no pensaría en eso—. ¿Y te gustó?

La sanadora había parpadeado con ingenuidad.

— ¿Qué cosa?

Tatsuki sonrío.

—Ya sabes… estar tan cerca de ese tonto. Oh, espero que tuvieras ropa interior decente Orihime y nada de aliens estampados —Tatsuki de repente frunció el ceño ignorando el sonrojo y el alma de Inoue saliendo por su boca—. No, mierda. ¡Espero que no haya visto nada ese bastardo!

—Señorita —la voz de la vendedora la atrajo de regreso de sus pensamientos. Apenada, Orihime la miró—. ¿Puedo ayudarla con algo?

Mordiéndose el labio inferior, Orihime asintió. ¡Ella sólo quería comprar lencería bonita! ¡No tenía nada que ver con lo dicho por Tatsuki la noche anterior! Además, no es como si Ichigo pudiera ver su ropa interior… ¡Oh dios mío! ¿En que estaba pensando? Avergonzada de sus pensamientos, señaló cualquier cosa al azar. Al escuchar la risa de la vendedora Orihime la miro curiosa. Al ver que ella se encontraba mirando hacia otro lado, siguió su mirada y se encontró con un conjunto de ropa interior… ¿de látex? Oh mi… ¿lo que sujetaba el maniquí era un látigo?

—Es una buena elección, señorita. Es parte de nuestra última colección dominatrix —la dependienta lucía animada cuando susurro para sí misma mientras buscaba la talla adecuada para su clienta—. Siempre son las más dulces y aparentemente inocentes que esconden ese lado salvaje.


Orihime suspiro mientras caminaba hacia su casa. Parecía que su energía había sido drenada en la tienda de lencería. Tuvo que explicarle a la vendedora que se había equivocado y que quería otra ropa interior. La mujer había sido dulce diciéndole que no había nada malo, que los gustos se debían de respetar. ¡Pero Inoue no tenía ese tipo de gustos! Detuvo su caminar mientras se ponía su mano en la barbilla pensativa.

¿Cómo luciría ella dominando a Ichigo? De repente, su mente empezó a volar. Riéndose, Orihime se imaginó a si misma con ese traje de látex y haciendo que Ichigo limpiara su apartamento. Sin poder evitarlo, se sonrojo cuando sus pensamientos empezaron a tomar otros rumbos, más eróticos. ¡¿Qué estaba pensando ella en el medio de la calle?! Se abofeteó las mejillas y se prometió a sí misma evitar ese tipo de pensamientos en público.

Busco en su cartera sus audífonos y su teléfono. Últimamente no podía sacarse una canción de la cabeza y solía escucharla con frecuencia cuando iba de camino a casa. Estaba buscando la canción en su lista de reproducción al ver el nombre Antifragile iba a darle clic para reproducirla, cuando escuchó voces exaltadas. No iba a darle importancia, pues probablemente no era nada alarmante.

— ¡Oh la marimacho quiere hacerse la heroína! —Canturreó una voz masculina desconocida—. Qué gracioso.

Bueno, eso pensó hasta que escuchó una voz familiar.

— ¿Te vas a apartar o tengo que hacerlo yo?

¿Esa era Karin chan? Curiosa, pero decidida a confirmarlo Orihime apresuro sus pasos y guardó su teléfono y sus audífonos de regreso en su bolso. Al doblar la esquina de la calle, se encontró con un pequeño callejón donde solían haber algunos gatos y perros callejeros viviendo. Lo primero que vio fue un pequeño grupo de niños de la edad de Yuzu y Karin rodeando a alguien, eran en realidad un total de cuatro niños. Un cabello negro sobresalió por encima de los demás. Afortunadamente, Orihime era lo suficientemente alta porque pudo ver la cara molesta de Karin Kurosaki. Se acercó sigilosamente hacia ellas mientras las escuchaba.

—Sasaki, no la molestes —reprendió falsamente otra niño de cabello castaño a el niño alto de cabello negro que llamó marimacho a Karin—. ¿No estás viendo que la pobre esta avergonzada? Debe ser difícil para ella tener tanta atención masculina, teniendo en cuenta que no es nada bonita.

¡Por todos los duendes del mundo! ¿Cómo se atrevía a decir esas mentiras? ¡Karin chan era una de las niñas más bonitas, fuertes y encantadoras que Orihime había conocido! ¡Era tan parecida a Ichigo que era adorablemente linda! Un poco molesta, decidió intervenir. Pero Karin, quien gozaba de un carácter parecido a su hermano, replicó con dureza.

—Oye ¿por qué dices tantas tonterías? Carajo ¿Quién esta avergonzada?—Se burló la Kurosaki dando un paso amenazante más cerca de los niños. Orihime se tragó un chillido ¡ahí estaba el ceño Kurosaki a todo lo que daba!—. ¿Acaso las pocas neuronas que tienen han muerto? ¿En serio quieren meterse conmigo? ¡Dejen a estos cachorros en paz!

No fue hasta que Karin lo mencionó que Orihime se dio cuenta rápidamente de la situación. Había un par de cachorros acurrucados detrás de Karin, hechos bolita. Observo mejor a los niños y notó que tres de los cuatro tenían una especia de navajas en sus manos. Uno de los niños, esta vez de cabello rubio y el más bajo, empujo por el pecho a Karin sin sentirse amenazado. ¿Qué? ¡Ese niño no tenía nada de modales!

— ¿Qué vas a hacer? ¿Golpearnos? ¡Ja! Típico del marimacho —ridiculizó con sorna y por un segundo, Orihime fue capaz de ver la mueca de consternación de Karin—. En fin, tampoco podemos pedir algo de delicadeza o feminidad por tu parte o que siquiera puedas entender lo que es ser una mujer después de todo ¿no eres tu prácticamente huérfana? Aún recuerdo los ridículos moños que tu padre te hacía cuando íbamos en la primaria… ¡Al menos Yuzu se salva un poco!

Una rabia se encendió directamente en el estómago de Orihime y corrió rápidamente por sus venas. ¡No había justificación para ser tan cruel! Ni siquiera la edad de los casi adolescentes podía ser una excusa para ello. ¡La crueldad no tenía edad! Sin que Karin ni los chicos se lo esperaran, Inoue soltó sus bolsas de compras y camino rápidamente hacia el grupo al ver como el niño rubio levanto su navaja hacia Karin ¡eso jamás lo iba a permitir! De forma inconsciente fue sujetar la mano del niño pero por un milímetro resbaló y tomo la navaja en su mano. La punzada de la cortada palpitó en su piel pero ni siquiera lo sintió. ¡Iba a reprender a esos niños!

— ¿Qué creen que están haciendo? ¡Tienen que disculparse con Karin chan y con los pequeños cachorros!—ordenó, trató de imitar el tono que Tatsuki usaba con regularidad con la gente que la obstinaba, así como el ceño fruncido intimidante de Ichigo. No sabía si funcionaba o no, pero los niños y Karin la vieron sorprendidos—. Lo que acaban de decir y hacer no sólo está mal, sino que también es cruel. ¿Qué dirían sus padres si las escucharan?

— ¡Oye! ¿Quién te crees que eres para decirnos que hacer?

Orihime se negó a dar marcha atrás. Niños o no, debían aprender que herir a otros no estaba bien. Hincho su pecho e intento hacer sobresalir su altura por encima de ellas. Soltó al niño que tenía sujeto por el brazo y se paró en medio de Karin y ellos. Sintió la sangre correr por su mano, pero no le prestó atención. Ignoro la mirada evaluativa e indecorosa de los niños al verla y exclamó:

—Soy amiga de Karin. Y sí no se disculpan ahora entonces ustedes y yo vamos a tener un problema —juró poniéndose las manos en las caderas. Chasqueó la lengua molesta e intento nuevamente intimidarlos con su mirada. Creía que estaba surtiendo efecto, pues los niños empezaron a retroceder un paso y sus mejillas se sonrojaron probablemente de la vergüenza. ¡Tatsuki estaría orgullosa de ella!—. En serio ¿quieren meterse conmigo también?

—Oigan —llamó el cuarto niño que se había mantenido alejado del grupo en un intento de voz baja—. Les dije que esto era una mala idea. Además, ella es amiga de Tatsuki san, la chica que practica judo con mi hermano. La he visto en algunos eventos del equipo… da un poco de miedo la verdad.

— ¿Entonces esta chica tan bonita se junta con Tatsuki san? —preguntó en un susurro el rubio anonadado. Cuando voltearon a mirarla, Orihime volvió a poner su mirada amenazadora. Los niños volvieron a sonrojarse. ¡Ella era realmente preciosa!—. Oh, pero…

—No lo sé, pero no quiero problemas con ella…

Los niños se amontonaron juntos y empezaron a caminar despacio hacia atrás. Antes de salir corriendo se voltearon a gritarle a Karin:

— ¡Esto no ha terminado, Kurosaki!

No fue hasta que ya no vio ni escucho nada, que Orihime se desinfló. No le gustaba regañar a nadie, pero ellos habían sido muy crueles.

Karin sujeto su mano con una mirada de preocupación que la hizo sonreír.

— ¡Estas herida por mi culpa! —murmuró con molestia. La niña alzo sus ojos y la miro con determinación—. ¡Ven a la clínica de mi papá! ¡Yo te curaré! El viejo me enseñó, en serio soy buena en eso.

Orihime estuvo tentada a confesarle que esto no era nada. No estaba completamente segura si Karin sabía cuáles eran las habilidades que ella poseía. Esa herida no sería nada para que ella lo curará. Pero la mirada determinada en los ojos de la niña y su preocupación por ella la hicieron aceptar. Quizás con eso Karin se sentiría un poco mejor. Al ver su aceptación, Karin suspiro y buscó entre los bolsillos de su pantalón un pequeño pañuelo que presiono contra la herida aún sangrante.

—Aprieta esto contra tu palma, Orihime san.

— ¡Esta bien Dra. Kurosaki! —aseguró bromeando la sanadora. El sonrojo de Karin fue adorable.

Orihime se giró a ver las bolsas que tenía tiradas para recogerlas y poder marcharse a casa de Karin.

—Orihime san, gracias —la voz de Karin a sus espaldas sonaba más apagada de lo que a Inoue le gustaría. Se giró a mirarla, pero esta le estaba dando la espalda mientras recogía algunas cosas. Al mirar con más atención, en el piso estaban tiradas unas latas de comida para gatos y perros, así como un labial rosa y una revista de moda femenina. La niña se agacho y empezó a murmurar palabras de consuelo a los dos perritos, que la lamieron en señal de agradecimiento—. Pero no tenías que haberte molestado, ya iba a encargarme de ellos.

Se agacho a ayudar a Karin a recoger sus cosas ignorando las mejillas sonrosadas de la niña que lucía mortificada y su mohín de disgusto.

—Bueno de vez en cuando no está demás recibir algo de ayuda ¿cierto? —Musitó con alegría Orihime mientras le tendía el labial a Karin, quien lo ocultó rápidamente en su bolso—. Estoy segura que si hubiera sido yo, tú también me hubieras ayudado Karin chan. Eres esa clase de niña.

— ¿Qué clase de niña? ¿Una marimacha? —se burló Karin con molestia.

Orihime la agarró con su mano sana por los hombros y la miro fijamente. Quería que Karin viera la sinceridad en su mirada. Cuando vio los ojos acuosos de la niña, por un segundo, Orihime se arrepintió de no haber sido un poco más bravucona con los otros jovencitos.

—No —Replicó con fuerza. Su mano pasó de sus hombros, hasta su cara y le sonrío con cariño a la niña—. En realidad, creo que eres una niña valiente, linda y encantadora. No escuches las palabras de personas que quieren herirte para sentirse mejor con ellos mismos. Lo importante Karin chan es la belleza de tu corazón —sin poder evitarlo, Orihime la abrazó contra su pecho y la estrujo mimosa—. Además, tú tienes el paquete completo ¡Hermosa, adorable, valiente y fuerte! ¡Por dentro y por fuera!

Karin sólo se dejó apapachar por la amiga de su hermano y cerró los ojos ante su amabilidad. Después de un rato, ambas recogieron sus cosas y emprendieron el camino a casa. Karin le contó que había ido a darle algo de comer a un cachorro y un gato que recientemente había visto hace unas semanas y desde entonces empezó a alimentarlos. Los niños de su clase la habían acorralado para molestarla y al ver a los cachorros intentaron hacerle maldades así que ella se enfadó y los amenazó. Orihime le prometió que si ella pasaba de nuevo por el lugar y los veía, los alimentaría.

Discutieron un poco porque Karin no quería que Orihime cargara sus bolsas con una mano herida, así que tuvieron que llegar a un acuerdo. Karin la ayudaría pero con su mano sana, Orihime cargaría también algunas de sus cosas. Cuando sólo faltaban unas pocas cuadras para llegar, Inoue se dio cuenta que Karin no paraba de mirarla de reojo mientras apretaba con una de sus manos la bolsa de comida que había comprado para el gato y el perro. Curiosa, no pudo evitar preguntar.

— ¿Está todo bien, Karin chan?

La pelinegra se quedó en silenció un rato y Orihime pensó que no respondería por lo que no volvió a preguntar. Fue después de un rato, que la voz de Karin la hizo mirarla.

— ¿No me vas a preguntar? —cuestiono con fingida indiferencia. Al ver su confusión, Karin suspiro y agregó—. Por… el labial y la revista.

— ¿Por qué te preguntaría por eso? —Respondió Orihime con sincera curiosidad—. Son tus cosas, Karin chan.

— ¿No te parece extraño? —Preguntó de nuevo con un mohín de disgusto mientras bajaba la cabeza y se miraba sus pies al caminar—. ¿Qué una niña como yo tenga eso?

Ante un silencio que no esperaba, Karin detuvo sus pasos y alzó la cabeza para mirar a su lado. Pero Orihime no estaba. Volteó y la sanadora había detenido sus pasos. Al verla a los ojos, Karin se sorprendió al ver la seriedad con la que la miraba. Desde qué la conoce y lo poco que había compartido con ella, nunca la había visto tan seria. Orihime siempre le pareció hermosa, un poco torpe pero risueña y alegre. Incluso cuando la defendió, Karin pudo notar que no estaba acostumbrada a discutir con la gente o tomar la fachada de mala. Por lo que había enternecido su corazón al verla intentar tomar ese papel por ella, para defenderla. Ahora, al mirar sus ojos serios, Karin se sintió un poco mal… como si hubiera dicho algo que no debía.

— ¿A qué te refieres como una niña como tú? —preguntó Orihime con un poco de dureza que era inusual en ella. Con seriedad, continúo—. No veo nada de malo en ti. Incluso si no te gusta el maquillaje o la moda ¿Qué más da? ¡Sigues siendo Karin! ¿Acaso tu valor reside en eso? Y-yo sé que para muchas personas soy algo curiosa y que mis gustos no suelen ser compartidos por otros ¡pero todos mis amigos me respetan y me comprenden! Sí alguien no puede entender la preciosa persona que eres Karin chan, entonces esa persona no te merece. ¡Ser diferente o tener gustos distintos a otros no está mal!

Sorprendiéndola una vez más, Orihime frunció el ceño y lanzó su puño al aire mientras gritaba: — ¡Y si te vuelven a molestar llámame! Llevaré a Tatsuki y las tres formaremos un trío imparable. ¡Sólo espera y verás!

Karin ni siquiera pudo aguantar la carcajada que salió de su boca. Al verla, Orihime también se echó a reír y ambas continuaron su camino a la casa Kurosaki. Con un solo pensamiento en su mente, Orihime levanto la mirada al cielo.

Realmente Karin se parecía a su hermano.


— ¿Sólo eso? —preguntó Ichigo con fastidio. Al otro lado del teléfono, Sado musitó un leve que lo hizo gruñir—. Maldita sea, odio química. Pero detesto aún más el inglés.

Sin embargo, debes estudiar Ichigo. Son los exámenes finales y recuerda que las buenas notas te ayudaran para elegir una buena universidad —Sado creía firmemente que su amigo sólo necesitaba un empuje para aplicarse en sus estudios, nada más—. Si necesitas ayuda, llámame o pregúntale a Ishida…

—Ni loco llamo al cuatro ojos de mierda —refunfuñó—. No me dejaría olvidar jamás que le pedí un favor.

Bueno, siempre hay otra opción —Sado se tomó una pausa y luego sugirió—. Sabes que Orihime está en el top tres de las mejores estudiantes. Puedes preguntarle, ella nunca te diría que no.

Su corazón bombeo como loco ante la mención de su amiga. Peor. Otra cosa palpitó al imaginarlos a ambos solos en su habitación o en el apartamento de ella. Escucho unos pasos apresurados y percibió que era Yuzu, probablemente para llamarlo para la cena así que desecho sus pensamientos. Se despidió de su amigo prometiéndole que lo pensaría y que empezaría a estudiar por su cuenta. Su hermana abrió la puerta de su habitación con fuerza cosa que lo sorprendió.

— ¡Hermano, Karin y Orihime san están el clínica con papá! ¡Orihime san fue herida…!

Ni siquiera la dejo terminar. Tampoco le importó que la presión espiritual de Inoue estuviera normal. Eso no tenía nada de importancia. En la mente de Ichigo sólo se repetían dos cosas: Orihime herida. Nada más. Sintió la sangre correr por sus venas y a su propio Hollow revoloteando en su alma ansioso por golpear a quién sea que la haya herido. Bajo por la escaleras y salió disparado hacia la puerta que separaba su casa y la clínica. Corrió por el pasillo y escucho a lo lejos la voz de su padre. A medida que se acercaba, su voz era más clara.

—Mmmm… por lo que dices probablemente tú herida tiene un cierto rango mayor de riesgo de infección debido a que la herida es algo profunda, ah… tiene una profundidad de seis punto treinta y cinco milímetros y tiene bordes ligeramente irregulares. Y bueno, no podemos estar seguros si el objeto punzante estaba limpio, sucio o contaminado… así que es por eso que te estamos saturando… Karin se cuidadosa. Así es hija, vas muy bien…

Movió con una mano la cortina del cubículo y rápidamente busco a Inoue con la mirada. La encontró sentada en la camilla y a Karin ¿saturando su herida? Su padre se encontraba dándole instrucciones a su hermana, pero se vio interrumpido cuando él apareció. Sólo Orihime y su hermana lucían sorprendidas de verlo ahí. Su viejo, por otro lado, parecía satisfecho.

—Oh, hijo mío sabía que vendrías a ver a la preciosa Orihime chan. ¡Tú hermana está haciendo un excelente trabajo curándola!

— ¿Qué carajos paso? —no intentó moderar su voz, además, las personas presentes lo conocían lo suficiente para saber qué no estaba enfadado, si no preocupado—. ¿Por qué estás herida? ¿Quién demonios te hizo eso en la mano?

— ¡Kurosaki kun! —Orihime le sonrío con tranquilidad mientras movía su mano libre en un intento de restarle importancia a la situación—. ¡No es nada malo! Esto un… ¿mi culpa quizás? ¡Sólo fue un pequeño error de cálculo! Pero estoy bien, no pasó nada grave.

— ¿Nada grave? —gruñó molesto. Señaló la mano herida de su amiga con ironía—. Que te saturen la mano por una herida no me parece que sea nada. Además ¿por qué no estas usando tu…?

—Karin quiso curarme —lo interrumpió con rapidez. La mirada de Orihime se tornó cálida cuando miró a su hermana. Cuando empezó a hablar con rapidez y nerviosismo, toda la preocupación se fue de su cuerpo. Orihime lucía adorable mientras halaba las aparentes habilidades médicas de su hermana menor—. ¡Ella ha estado practicando mucho con tu padre! ¿Cómo podía negarme? Para mí es un honor que Karin chan me cure ¡es tan buena en esto! Hey ¿has pensando en ser doctora, Karin chan? ¡Iría a tu consultorio al menos una vez al mes!

—Tonta —se burló con algo de diversión Ichigo—. Ir al médico una vez al mes no es tan bueno. ¿Acaso quieres vivir enferma?

— ¡Puede ser una cita de revisión mensual! ¡Eso sí estaría bien! ¿No lo crees Kurosaki kun?

Sonriendo ligeramente, Ichigo negó con la cabeza y detalló más a su amiga. Llevaba una falda corta de color azul rey junto con un suéter blanco de rallas rojas y azules. Su cabello estaba recogido en un moño bajo, su mirada bajo hacia sus piernas y vio que llevaba unas botas negras, lentamente sus ojos se deslizaron hacia sus muslos y se quedó mirándola un poco más de lo debido. Molesto consigo mismo carraspeo en un intento de despejarse.

—Voy a decirle a Yuzu que prepare la cena —gruñó revolviéndose el cabello. Su padre se echó a reír e Ichigo lo fulmino con la mirada. Si Orihime no estuviera presente y herida, le hubiera lanzado algo a su fea cara.

—Dile que prepare un asiento para Orihime chan —tarareo su viejo con una sonrisa. Inoue empezó a negar con la cabeza, pero Isshin no la dejó negarse—. Ayudaste a mi linda hija ¡Karin no mires feo a tu hermoso padre! Bueno, como decía, lo menos que puedo hacer es invitarte la cena ¿no crees? Además, eres una amiga cercana de mi Ichigo. ¡Siempre eres bienvenida preciosa!

— ¿Qué? ¿Qué te paso Karin? —preguntó Ichigo nuevamente preocupado e ignorando las palabras de su padre. Pero su hermana sólo bufó.

—Nada, Ichinii. Ve y dile a Yuzu que prepare algo rico.

— ¡Ven hijo mío! —su padre lo abrazó por los hombros y lo saco del cubículo—. Yo iré por una pastilla para el dolor para la preciosa Orihime. ¡Ya vuelvo niñas, no me extrañen!

Incluso aunque intento forcejear un poco, su padre seguía teniendo una increíble fuerza. Así que no le dio oportunidad para hacerlo. Una vez un poco alejados del cubículo, Isshin le explicó todo lo que Karin le había comentado. Conociendo todo lo que había pasado, Ichigo se sintió ahora mucho más tranquilo.

—No sabía que Karin alimentaba animales callejeros.

—Yo tampoco lo sabía, aunque a veces llegaba con olor a gato. Simplemente pensé que acariciaba uno que otro animal en la calle —musito su padre. Viendo a su hijo de reojo, Isshin no pudo evitar querer molestarlo un poco, así que continúo hablado—. Y Orihime chan me sorprendió. Siempre supe que era valiente, pero ni siquiera parpadeo de dolor mientras examinaba su herida.

Ichigo sonrío un poco.

—Ella es muy valiente. Esa herida no es nada para Inoue.

—Sí, tienes razón hijo mío. Ahh, que afortunado será su futuro novio —dijo con voz de lamento, abrió la puerta para entrar a su casa e Isshin siguió hablando—. Bonita por dentro y por fuera, inteligente, amable, adorable… ¡Oh, sí tan solo fuera al menos unos diez años más joven!

Espero un golpe de parte de su hijo y se cubrió la cabeza. Después de unos segundos nada pasó. Así que Isshin se giró a mirarlo. La mirada en los ojos de su hijo era lamentable. En serio ¿Qué había hecho él para tener un hijo tan cabeza dura y obstinado?

—Sí —musitó Ichigo pasando por su lado—. Supongo que lo será.

Isshin lloriqueó. Temía que si su hijo seguía siendo tan terco, terminaría lastimándose a sí mismo y a la sanadora en el proceso sin necesidad de que eso pasara. Pero él no podría intervenir, después de todo, era su propio hijo quién debía aceptar sus emociones y sentimientos y dejar la terquedad detrás. Pero, quizás en el proceso, pueda darle un pequeño empujón.


Orihime se sentía en una nube. Como si estuviera flotando sobre algo suave y esponjoso que ponía su corazón en calma. Sólo que su corazón no estaba calmado, al contrario, bombeaba con tanta fuerza que temía que alguien más en la mesa se diera cuenta.

—Inoue, aquí tienes —Ichigo le sirvió un plato de Katsudon que lucía apetitoso—. Si quieres más, sólo tienes que decirlo. Hay suficiente.

— ¡Así es mi querida Orihime chan! —exclamó Isshin. Sorprendiéndola, se levantó de la mesa y corrió hacia la foto de su esposa y lloriqueando dijo—. ¡Oh mi adorada y preciosa Masaki! ¡Hoy ha venido a comer con nosotros la hermosa Orihime chan! ¡Increíble cómo tan puro ser es amiga de nuestro estúpido hijo…! ¡Ichigo no le tires cosas a tu padre!

Ichigo le había tirado a su padre un envase de agua que estaba en la mesa. Y dio justo en el blanco. Su cara.

— ¡Entonces cierra la boca viejo! —gruñó molesto sirviéndole a Orihime un poco de coca cola que su papá había comprado. La miro y vio que ella le estaba sonriendo. Se sintió un poco cohibido y casi sintió como se sonrojaba lo qué lo mortifico. Con un poco más de dureza de lo que le hubiera gustado, le preguntó—. ¿Qué pasa?

Ella negó con la cabeza.

—Nada, es sólo que tú y tu familia se llevan muy bien —respondió con timidez—. Es algo bonito de ver, Kurosaki kun.

—Oh mierda. Quiero quedármela —gimió Isshin sentado de nuevo en la mesa. Miro a sus hijas y gritó—. ¡¿Quién está conmigo?!

— ¡Yo! —Aceptó Yuzu contenta—. ¡Orihime neesan es tan bonita y agradable! ¡También la quiero!

—Por mí está bien —musitó Karin con fingida indiferencia.

— ¡Oye, Orihime neesan! —llamó Yuzu. Cuando Orihime la miró con las mejillas rojas de vergüenza, la niña le tendió lo que tenía en las manos. Inoue vio que era un poco de wasabi y mayonesa. Sorprendida, las acepto—. Mi hermano me dijo que te gustaban mucho, a mí no me gustan tanto, pero Ichinii dijo que quizás te gustaría ponerle un poco a tu katsudon. ¡Disfrútalo!

— ¡Oh, Yuzu chan muchísimas gracias me encanta! —Orihime se sintió tan agradecida que miró a Ichigo con los ojos más brillantes y la sonrisa más encantadora. Al menos, así lo percibió toda la mesa—. Muchas gracias a ti también, Kurosaki kun. Lo aprecio mucho.

—Eso no es nada, tonta —musito cohibido viendo hacia otro lado luchando contra el sonrojo que intentaba gobernar su cara—. Pensé que te gustaría más tu comida de esa forma.

—Por eso mismo, Kurosaki kun ¡muchas gracias!

—Te estoy diciendo que no debes darme las gracias, Inoue. Eres nuestra invitada.

—Oh pero yo…

— ¿Por qué no se llaman por sus nombres? —preguntó Yuzu con curiosidad. Luego, cuando todos en la mesa la miraron, se sintió un poco tímida pero agarro algo de valor para preguntar algo que estuvo rondando en su cabeza mientras miraba a su hermano y a Orihime—. Es qué… ustedes están ya saben… son cercanos ¿no? ¡Deberían tener un apodo cariñoso! ¡O al menos llamarse por su nombre de pila! ¡Somos una familia liberal! ¡Díselos papa!

Isshin rompió el tenso silencio que se formó con una enorme carcajada. Orihime intento por todos los medios articular palabra, pero sentía que el sonrojo había llegado hasta la punta de sus pies y sólo conseguía tartamudear. Karin se atragantó con la comida e Ichigo competía con Inoue sobre quien se sonrojaba más.

— ¡Tienes mucha razón, Yuzu chan! —Dijo Isshin en acuerdo—. Llámense por sus nombres, chicos. No se cohíban.

—Viejo deja de estar jodiend…

—Bueno si a Kurosaki kun no le molesta, a mí me gustaría llamarle por su nombre —musito Orihime con las mejillas sonrosadas. Ichigo la miro un poco sorprendido, pero por dentro su corazón comenzó de nuevo a bombear como loco. Bajo la mirada lentamente a sus labios y tuvo que tragarse un gruñido. Escuchar su nombre de esos labios iba a matarlo. Pero le encantaría escucharla de todos modos. Así que simplemente asintió bruscamente. Sorprendiéndolo, Inoue sonrío aún más, de una forma más brillante y encantadora. Preciosa. Ella alzó su puño como si hubiera ganado la lotería—. ¡Entonces a partir de hoy dejaremos atrás el Kurosaki kun y el Inoue! ¿Entendido?

—Sí, sí —aceptó y señaló el katsudon—. Ahora come o se va a enfriar tu comida.

— ¡Sí señor! —asintió ella con una pose militar, posiblemente ridícula. Pero la ligera sonrisa de Ichigo y las risas de su familia hicieron que no se sintiera tan cohibida.

Cenaron mientras conversaban sobre diferentes cosas, más que todo sobre sus estudios y que metas tenían para cumplir. Fue una cena tranquila y amena, entre risas, algunas peleas infantiles entre Ichigo y su papá, pero era algo que le agregaba una especie de plus al ambiente que rodeaba la mesa, así que se sentía acogedor. Orihime se sentía serena y contenta. Hace un tiempo que no tenía una cena tan ruidosa y acogedora como esta.

Solía cenar los fines de semana con Tatsuki y su familia, siempre y cuando su amiga no estuviera participando en algún torneo o evento, y aun así las cenas no eran tan ruidosas. Por lo general solo eran la mama de Tatsuki, su amiga y ella. Y había ocasiones en la que la madre de su amiga no podía evitar darle aquella mirada de compasión. Orihime no se sentía mal, con el tiempo se había acostumbrado un poco, pero al mismo tiempo era una especie de recordatorio que ella no tenía a nadie en casa esperándola. Pensó que cenar con la familia Kurosaki la haría sentir de la misma manera, que estaba bien que ocupara un lugar en una mesa pero que no era su mesa. Pero sorprendentemente, no pudo pensar en eso en toda la comida. Su mente sólo procesaba los comentarios del señor Isshin, las risas de Yuzu y las respuestas mordaces de Karin e Ichigo.

Se sentía bien. Realmente bien.

Le echo un vistazo a Ichigo y quiso chillar al recordar que ahora ella podía llamarlo así. Muchas veces en la soledad de su habitación, cuando pensaba en él en voz alta, solía llamarlo así. Ichigo kun. Pero siempre le había dado vergüenza atreverse a llamarlo así. Pero ahora, ella podía hablarle de esa manera siempre que quisiera. Así que estaba muy emocionada. Miro de reojo a Yuzu chan y a Karin chan mientras ambas conversaban con su padre sobre alguna reunión de padres de su colegio, así que su mirada regreso nuevamente a Ichigo.

Como se encontraba sentado frente a ella, tenía un panorama mucho más amplio de él para ver. Sus cejas ligeramente fruncidas mientras le replicaba algo a su padre y la manera en la que hacía un mohín de disgusto era entrañable. Observo con fascinación como su manzana de Adán se movía mientras le daba un trago su bebida, una ligera gota de refresco le salpico a un lado de los labios e Ichigo y se quedó ahí. Orihime sintió un impulso de acercarse y borrar aquella gota de sus labios. Quizá con una mano o si ella fuera más atrevida lo haría con los suyos propios. Contuvo un jadeo cuando vio su clavícula y cuello.

Siempre supo de primera mano lo fuerte que era Ichigo. Pero de igual forma se deleitaba mirándolo. Lucía tan masculino y capaz que hacía estragos en su interior. En ocasiones, Orihime se permitía fantasear conscientemente sobre él.

—… Orihime.

Antes de que la culpa llegará, Inoue se imaginaba a sí misma enredada entre sus brazos, apretada contra él y a sus labios duros y suaves contra ella. Se preguntaba como lucía Ichigo desnudo. Era algo que rondaba su mente de vez en cuando y la hacía querer chillar y gritar. Pero también la hacía sentir anhelante. Y un poco mojada también.

—… ¡Orihime chan!

Otras veces su imaginación iba un poco más lejos y los imaginaba juntos, en su cama o en la de él, con sus muslos abiertos esperando que Ichigo hiciera su magia y entonces ellos…

— ¡Orihime neesan! —llamó Yuzu interrumpiendo sus fantasías nada prudentes. Parpadeo y se dio cuenta que no había dejado de mirar los labios de Ichigo mientras estaba perdida en sus pensamientos. Alzo la mirada y el Shinigami la miraba ¿eso era un ligero sonrojo? Negó para sus adentros, tenía que ser su imaginación. Sin poder mirarlo por un segundo más vio a Yuzu chan que lucía un poco preocupada—. ¿No te gusto tu Katsudon? ¡Puedo prepararte otra cosa!

Oh, dios no. El Katsudon estaba buenísimo. Delicioso. La que estaba mal era ella con sus fantasías libidinosas nada apropiadas.

— ¡Yuzu chan, no! —replicó inmediatamente. Para dar énfasis en su negativa, se metió un enorme bocado de Katsudon a la boca y lo mastico con evidente gusto. Realmente la pequeña Kurosaki cocinaba delicioso. Aunque en su opinión, con un poco de judías rojas sería aún más sabroso—. ¡Está sumamente rico!

Isshin sonrío.

—Mi adorable hija es una maestra de la cocina, Orihime chan. Así que siéntete libre de venir a cenar siempre que puedas.

Yuzu asintió feliz.

— ¡Dime cuáles son tus comidas favoritas y las prepararé para ti!

Orihime no pudo evitar negarse apenada. No quería aprovecharse de la amabilidad de la familia Kurosaki, con una cena había bastado para hacerla sentir feliz…

—Se los agradezco mucho… pero no quiero ser una molestia.

—Calla, tonta —replicó Karin con suavidad—. Si fueras una molestia ni te hubiéramos invitado a cenar desde un principio.

—Escucha a Karin —acotó Ichigo mientras le daba otro bocado a su Katsudon—. Nunca serías una molestia. Así que no digas tonterías y ven a cenar otro día.

Con el corazón lleno de calidez. Orihime asintió contenta. Después de la cena, Yuzu insistió en buscar una película para ver, después de todo, estaba contenta con la presencia de Orihime. Así que escogió una película de clase B que le encantaba que se llamaba Black Sabbath. Ichigo al mirar la caratula se tragó un gemido de frustración. ¿Esa película que contaba la historia de tres mujeres diferentes que son amenazadas por llamada y por vampiros? No, gracias.

—Yuzu, esa es una película de mi…

— ¡Oh, Yuzu chan me encanta esa película!

Ichigo la miro sin sorprenderse. Honestamente, esperaba que a Orihime le gustaran esa clase de películas. Después de todo, era algo que ella disfrutaría.

Su amiga se giró hacia él y lo miro con ojos brillantes que le recordaron a bambi.

— ¿A ti también te gusta, Ichigo kun?

Maldita sea, si ella decía su nombre de esa manera él incluso podía comer esa extraña comida que ella preparaba.

—Sí, me gusta.

—Oye, hijo —llamó su padre con sorna—. Pero tu habías dicho que eran una mie… ¡Karin no golpees a tu padre en su pobre espalda!

—Silencio viejo, vamos a ver la película en paz. No nos avergüences delante de Orihime neesan —refunfuñó Karin con un bol llenó. A sus espaldas, Yuzu venía de la cocina con una bandeja llena de golosinas y refrescos—. Ten, come cotufas y calla.

—Les va a gustar mucho esta película —Orihime no pudo evitar emocionarse. Aunque Tatsuki se esforzaba, a ella no le gustaban mucho las películas de clase B—. ¡Es muy buena!

Isshin no pudo evitar mirarla con una expresión cariñosa. La sanadora era realmente gentil, no de esas personas que fingían serlo o que sólo lo eran por conveniencia. Era una simple alma amable y bondadosa. Comprendía un poco la fascinación de su hijo con ella. También había notado las constantes miradas que ambos se habían dado durante toda la cena. Una pena que ninguno de los dos lo hubiera notado. Ambos eran tan densos. Quizá por eso también se gustaban.

Isshin esperaría pacientemente por el desenlace de ambos. Incluso si era por caminos separados, esperaba de corazón qué no se lastimaran el uno al otro. O de lo contrario, sería una lástima.


—Ichinii, esto es lo último —señaló Karin los vasos de la cena.

Como Yuzu había cocinado y Karin le había ayudado a regañadientes, Ichigo se ofreció a lavar los platos de la cena y los usados para la película. Por supuesto, Orihime también se había ofrecido pero todos ellos se opusieron, haciendo que se resignara.

—Gracias, Karin. Déjalo ahí, ya estoy por terminar. Vuelve a la sala y ofrécele algunos dulces a Inoue.

Karin asintió pero no se movió de su lugar. Se quedó mirando a su hermano y su boca se movió por si sola.

—Orihime neesan es bonita.

Durante un segundo, Ichigo ni siquiera parpadeo. Orihime no era bonita, era jodidamente preciosa, de muchas maneras. Pero no era algo que iba a decirle a su hermana menor.

Así que simplemente se encogió de hombros aparentando indiferencia.

—Sí, supongo que lo es.

Karin entrecerró los ojos pero no se rindió.

—Sí… tenías que haberla visto hoy, realmente fue algo genial la manera en la que me defendió. Me recordó un poco a Tatsuki.

—Bueno, están juntas desde hace mucho tiempo. Así que algo se le tuvo que pegar —sin poder evitarlo, Ichigo sonrío mientras terminaba de lavar los vasos sucios—. Y no me sorprende. Ella es muy fuerte, aunque su cara te haga creer lo contrario.

— ¿Su cara? —Pregunto Karin con curiosidad—. ¿A qué te refieres, Ichinii?

—Tu sabes, e-ella luce diferente… quiero decir, ah… ¿Cómo un conejo, quizá? Adorable y t-tierno —tartamudeo tratando de explicarle a su hermana lo que pensaba—. No pensarías que por dentro es tan valiente como un león.

—Oh... nunca imagine que escucharía de tu boca la palabra adorable o tierna. No va contigo, hermano.

— ¡Karin, tu enana…!

—Pero entiendo lo que dices —lo interrumpió con rapidez al ver la vena de su cuello hincharse. Cuando eso sucedía, su hermano estaba por perder el control y empezar a refunfuñar en voz alta—. Debe tener muchas citas con chicos ¿no?

— ¿Qué demonios estas diciendo? —preguntó Ichigo visiblemente molesto—. Inoue no se preocupa por esas cosas.

— ¿No? —Cuestiono Karin con aparente indiferencia—. Pero ella es realmente bonita. Y es una adolescente, casi adulta. Además es un ser humano, en algún momento debe sentir interés para citas ¿no crees? Conocer gente y esas cosas que hacen ustedes, los grandes. Y pretendientes no deben faltarle, supongo. Incluso los niños de hoy se quedaron un poco tontos al mirarla.

Ichigo apretó los dientes cuando su cabeza empezó a palpitar. En su interior el gruñido de su Hollow no lo sorprendió en absoluto porque él mismo también estaba sintiendo las ganas de gruñir. Él sabía toda esa mierda, carajo lo veía todos los días. Por cualquier lugar por el que Orihime pasaba dejaba una fila de imbéciles que la veían con la baba cayendo por sus asquerosas bocas. ¡Ni siquiera tenían la decencia de ser discretos! Y no sólo era en la calle. En el instituto era mucho peor. Tampoco podía olvidar como a veces Yumichika veía a Orihime y eso que incluso un denso como él sabía que el Shinigami tenía una especie de relación con Ikkaku. Entonces ¿Qué demonios era esa mirada que le daba cada vez que la veía? Incluso atrapó al bastardo de Hisagi mirarla de reojo de forma apreciativa. Honestamente, muchas veces quiso golpear a cada imbécil que se topaban. Pero no podía. En realidad, no debía.

—Karin, basta.

—Sólo digo Ichinii —musito su hermana mientras salía de la cocina—. Qué ella no estará sola para siempre ¿sabes? Ser cabeza hueca tampoco va contigo.

Y se fue. Así sin más. Dejándolo a él con muchos pensamientos en la cabeza. No es como si no lo supiera, era imposible no darse cuenta de lo increíble que era su amiga. Incluso el mismo Aizen la comparó con el sol. Si se lo preguntaban a él, la comparación no era errónea. Por supuesto que vendría alguien valiente y se daría cuenta de que Orihime era maravillosa. Y él, simplemente tendría que lidiar con eso. Primero se aseguraría que fuera un buen tipo, aunque no creía que existiera alguien lo suficientemente bueno para ella. Y si aún es buen tipo pero Orihime no lo quería, no le daría ni oportunidad de dirigirle la palabra.

Protegerla era su trabajo. Y se lo tomaba muy enserio.

Cerró los ojos y golpeo con su puño el mesón de la cocina. Sabía que él no sería bueno para ella. ¿Qué tenía para ofrecerle de todos modos? Además, lo que él estaba experimentando era una especie de lujuria desenfrenada por ella ¿no? La lujuria no era amor. Y ella merecía alguien completamente devoto a su ser. Entendía eso. Él no podía herirla dejándose llevar por sus sentimientos lascivos. Porque eso era lo que eran ¿no? Escucho el revoloteo de su Hollow y lo silenció.

Él no era para ella. Simple.

Se suponía que ya lo sabía. Entonces ¿Por qué sentía su corazón tan pesado?


—Realmente lo siento, Orihime neesan —musitó Yuzu torciéndose las manos apenada—. Quería darte algo de Katsudon para llevar, pero mi papá es un glotón. ¡Es muy malo!

—Está bien, Yuzu chan —Orihime se río. Isshin a sus espaldas le pedía a su hija que no lo llamará así y que no tenía la culpa de su necesidad de consumir comida para reponer su energía—. La próxima vez yo cocinaré algo para ustedes. ¿Te parece?

Yuzu por otro lado se emocionó ante sus palabras.

— ¡Oh, eso sería realmente genial! ¡Podemos cocinar juntas y compartir recetas!

Orihime también se emocionó. Tanto así, que tomo de las manos de la niña entre las suyas y ambas empezaron a dar ligeros brincos.

— ¡Eso sería genial! Voy a enseñarte una receta de judías rojas que sé que te va a encantar…

—A Yuzu no le gustan las judías rojas. Pero a mí sí me gustan —acotó Karin mientras le tendía una pequeña bolsa—. Son dulces, cómelos.

—Gracias Karin chan, me los comeré y no dejaré ni una migaja ¡lo prometo! —Orihime termino de ponerse sus zapatos y recogió sus bolsas para irse. Quiso despedirse de Ichigo pero estaba terminando de lavar los platos. Les hizo una reverencia en forma de agradecimiento—. ¡Muchas gracias por la cena!

— ¡Gracias a ti Orihime chan! —Isshin corrió y la abrazo fuerte mientras la sacudía de un lado al otro—. ¡Ven cuando quieras, querida…! ¡No, no, no! ¡Ichigo con mi cabello no, quedaré calvo!

Ichigo estaba jalando a su padre del cuello y no lo soltó hasta que libero a Orihime de su abrazo de oso.

—Vuelvo pronto, la llevaré a su casa.

—Oh, no hace falta…

— ¡Ese es mi hijo! Ve y si quieres no regreses…

Con una puntería excelente, Ichigo le tiro una patada a su padre hasta aventársela en el estómago. Incluso mientras gemía de dolor, Isshin alababa la puntería de Ichigo.

Ichigo tomó sus bolsas y la apuro para salir. Luego de despedirse nuevamente del resto de la familia Kurosaki, ambos emprendieron el camino hacia su casa en silencio. Quizá si fuera otra ocasión, Orihime estaría quebrándose la cabeza para buscar un tema de conversación, pero se sentía tan contenta y feliz, que el sólo caminar con Ichigo hacia su casa después de pasar una noche tan alegre, era suficiente para ella.

Pero no para Ichigo.

El Shinigami empezó a repasar cada una de las opciones viables en su cabeza para empezar una conversación. Hablar del clima le parecía tonto, además que él nunca hablaba del clima. Decirle que lucía bonita… no. Atravesaría su pecho con su propia espada primero antes de morir por la vergüenza.

¿Qué tal si le dices lo buena que está rey?

A buena hora vino a aparecer ese bastardo. Incluso si había aceptado qué él era una pieza imprescindible para sus poderes, no significaba que le gustara en su totalidad. Observó a su amiga y vio su mano vendada.

—Cura tu mano con tu Sōten Kisshun —sugirió Ichigo—. Así estarás mejor mañana.

Orihime le sonrió pero negó con la cabeza.

—Karin me dijo que debía regresar en unos días para que ella me quitara los puntos —indicó sorprendiéndolo. Lo que termino por decir, sólo hizo que su corazón desangrara cariño hacia ella. ¿Cómo podía ser tan linda?—. Ella se esforzó mucho, así que sería una falta de respeto a su esfuerzo si me curo por mi cuenta.

—Me sorprende lo increíble que eres, Orihime.

Con el rostro rojo como un tomate, Orihime lo miró sorprendida. Era la primera vez que escuchaba su nombre de sus labios. ¡Y era tan lindo! Por todos los duendes del mundo Acaso… ¿su corazón se saldría de su pecho?

— ¡Para nada, Ichigo kun! ¡Tú eres el que es increíble!

Ichigo giró la cabeza avergonzado. Sin embargo, el halago hizo crecer su ego. Aunque sea un poco.

—Tonta, si alguien te da un cumplido lo aceptas sin devolver.

— ¡Pero es que en serio lo eres! —repitió ella risueña—. Tu papá también es genial.

— ¿Ese viejo? —Bufó con burla—. No le digas eso, porque su ego crecerá hacia las nubes.

Riéndose, siguieron conversando sobre la película. O bueno, en realidad Orihime era lo que daba su opinión y él la escuchaba con atención. En medio de su conversación, Ichigo descubrió que su amiga era muy fan de las películas de clasificación B, pues le parecían muy interesantes. También le gustaba mucho leer libros y aunque Ichigo esperaba que dijera que le gustaban los libros de fantasía, lo sorprendió al decirle que aunque le gustaban mucho, sus favoritos eran los de terror y suspenso, así como la poesía.

Orihime era una caja de sorpresas.

Cuando se encontraban subiendo las escaleras hacia el apartamento de Orihime, Ichigo se lamentó, pues el trayecto le pareció demasiado corto. Se detuvieron frente a la puerta de la sanadora y ambos se sonrieron. Pero ninguno dio el paso para despedirse.

—Gracias por ayudar a Karin —comenzó a decir Ichigo con una mano rascando la parte trasera de su cabeza. Volvía a sentir tímido y eso lo molestaba—. Ella también lo agradece.

—Eso no fue nada, Ichigo kun —Orihime puso sus manos delante de ella y negó con suavidad—. Hice lo que cualquiera haría, además, no podía permitir que trataran así a tu hermana.

—Si bueno, de todas formas te lo agradezco. Karin no es de contar sus problemas, así que probablemente si se hubiera herido no nos habría contado nada. Así que gracias por estar ahí para ella.

— ¡Tú también harías lo mismo! Así que no tienes que agradecer nada…

—Pero es mi hermana tonta. Tú no estás obligada a ayudarla.

— ¡Es que porque es tu hermana, Ichigo kun! ¿Cómo podría mirarte a los ojos y saber que no pude ayudarla cuando podía? Además, siempre hay que ayudar al prójimo si está en nuestras manos —Orihime parpadeo al ver el pecho de Ichigo tan cerca de ella. ¿Cuándo se acercaron ambos? Alzo la mirada y los ojos ocres la miraban con mucha atención. Con tanta atención que su pulso se disparó y su garganta se secó—. ¿Ichigo kun?

— ¿Si, Orihime?

Ichigo tampoco se había dado cuenta de lo cerca que estaban hasta que ella alzó su cabeza para mirarlo. La cercanía entre ambos hacía que fuera más fácil para él apreciar sus facciones. La delicadeza de sus labios, su nariz ligeramente redonda y respingada, sus ojos bonitos y sus finas pestañas. Juraría que tenía unas dos o tres pequeñas y casi transparentes pecas en el puente de su nariz. Probablemente por el sol. Su mirada volvió a bajar a sus labios y tuvo un pensamiento. ¿Qué haría ella si él la besaba ahora? ¿Lo golpearía? ¿Lo empujaría? ¿O le correspondería?

Un fuerte ruido como el de una caída los alertó a ambos e hizo que Ichigo se separara bruscamente. Ambos miraron hacia la misma dirección y encontraron una mata de cabello rojo tirado contra el suelo y a una mujer bajita ya conocida por ambos pisándolo su espalda.

— ¡Te dije que fueras sigiloso, tú burro! —Gruñía Rukia mientras seguía empujándolo con su pie—. ¡Arruinaste totalmente el momento, reverendo idiota!

— ¡Basta ya enana desquiciada! —Jadeo Renji con molestia—. Fue tu culpa de todos modos, ¿para qué carajos empiezas a brincar como loca?

— ¡Fue la emoción, Renji! ¡La emoción! —Rukia dejo de golpearlo y se sujetó el cabello con ambas manos con exasperación—. ¿Acaso no has visto telenovelas? ¡Estábamos llegando a la mejor parte, zopenco!

— ¿Qué coño puede ser esa mierda que llamas telenovela?

— ¡Oh dios mío! ¡Estoy atada a un completo zoquete!

— ¡Hey! ¡Cierra la boca enana del demonio!

— ¡Ustedes dos cierren la jodida boca! —Gritó Ichigo con rabia. Se acercó a ambos y los golpeo con las bolsas de Orihime—. ¿Qué carajos hacen aquí?

— ¡Ichigo kun cuidando con mis libros por favor! ¡Y también con Renji kun y Rukia chan!

—Oh, mierda Orihime. Lo siento.

Rukia golpeo a Ichigo en la barriga y lo hizo jadear de dolor. Pero no se detuvo, corrió hasta Orihime con emoción.

— ¡Hemos venido a visitarlos por una semana! Así que por favor Orihime, deja que Renji se quede contigo —Rukia hizo una reverencia—. Por favor.

Ichigo se giró sorprendido a ver a Rukia y la negación se formó en su garganta, pero Orihime fue mucho más rápida que él.

— ¡Por supuesto, Rukia chan!

Santa puta mierda. Iba a ser una semana muy larga para Ichigo.

Maldición.


¿Que les pareció? Honestamente me estoy esforzando para no salirme de los personajes y tratar de mantener su esencia. Así que espero estarlo logrando. Además, quería plasmar un poco sobre lo que sentía Inoue por Ichigo desde un aspecto más físico, es decir, sexual. Como saben, la poca experiencia que tengo escribiendo es Bl así que espero estar describiendo bien las emociones de Orihime. Qué aunque soy una mujer, siento que no sé bien como plasmarlo jahsja.

Quise hacer algunas escenas de Orihime con la familia Kurosaki porque me parece que el tipo de interacción caótica pero a la vez hogareña y encantadora. Como verán, también aparecieron dos de mis Shinigamis favoritos y junto con ellos vendrás una serie de acontecimientos que ayudaran un poco a Ichigo a despejar esa cabeza de metra que tiene y a nuestra querida sanadora un poco más valiente.

He leído comentarios de que quieren a Orihime un poco celosa también ¡y lo tendremos en el próximo! Y no será la unica celosa. Como un pequeño spoiler, no será de Rukia. Si no de otra chica. ¡Así que esperenlo con ansias!

Otra cosa que me gustaría contarles, es que estoy escribiendo otro fic IH y adivinen... ¡La temática es sobre nuestra Orihime siendo una espada! O algo así y sería un AU. Esta vez, se tiene previsto que tenga al menos, más de quince capítulos. Sin embargo, no sé si publicarlo al finalizar esta historia o hacerlo de una vez. Todavía me encuentro en ese dilema... así que ya veremos^^!

Como siempre, acepto sus sugerencias y comentarios, así que por favor haganme saber como les parece que va la historia.

Con amor,

Nymfi