Capítulo 16:

Expectativa

Perverso.

Así era la manera en la que III veía sin dudar a Astral. Y no era que fuese demasiado ingenuo como para creer ciegamente en rumores o distintas palabras que salían sin cuidado sobre el peliblanco. Al contrario, sabía perfectamente como es que debía actuar ante los mismos y de qué manera es la que necesitaba actuar para afrontarlos con el suficiente criterio. Sin embargo, para bien o para mal. Él pudo ver esa maldad narrada en simples palabras a través de su propia experiencia y piel. Los golpes dados magistralmente con apenas algo de violencia siendo suficiente para admitir con miedo como es que, era en verdad el Duque Astral Encinereb. El frío mirar aun quedándose en su mente y sus pesadillas solamente para atormentarlo. Las amenazas sumando al temblor inevitable de su cuerpo. Convirtiéndolo en una prueba viviente sobre lo que se susurraba.

Las palabras acumulándose antes de darse cuenta cuanto es que era la dañada reputación de Astral, el cual, sin importar o no. Seguía con sus mismas actitudes, hablando de aquí allá mientras manipulaba todo a su antojo.

Un verdadero Villano.

Así era la descripción de III. O al menos hasta hace poco más de dos meses. En los que, el mundo parecía haberse vuelto loco. Los rumores iniciales cambiando drásticamente a casi idolatrar al peliblanco como un Dios salvador de la humanidad. Las ideas siendo alabadas tanto como su ingenio. La ayuda prestada a los más débiles dándole la principal razón por la cual ahora muchos querían apoyarlo o estar a su lado. Una discordancia apareciendo cuando el debut se llevó a cabo tiempo después. Su popularidad subiendo como espuma en el mar antes de que los rumores se vieran fácilmente opacados.

La perspectiva cambiando tanto como el cambio de estación anterior. Como la brisa de la primavera a otoño. Sencillamente era casi indescriptible como es que todo parecía haberse distorsionado. Su propia reputación de Duquesa siendo manchada antes de que eso dejara de importar en la alta sociedad. Los cuales seguían consumiendo todo lo que Astral les dejaba ver y lo que no. Toda la información pareciendo ser manipulada para llegar a un solo fin. Y eso era hacer que Astral pudiera comenzar a darse un mejor renombre que hace ya un tiempo atrás.

Los pasos del peliblanco siendo cuestionados antes de que III se diera cuenta que había perdido a un amigo al distraerse con ello. Su debilidad saliendo a flote antes de temer lo peor.

¿Su amigo había sido amenazado? ¿Amordazado y obligado? ¿Había algo detrás de su actuar? Y si era así, ¿Qué era exactamente y porqué de la nada surgió?

III sinceramente buscaba con ahínco el encontrar esas respuestas. Pero ahora, cada vez que lo intentaba. Fallaba. De una u otra manera. Era como toparse ante una pared gigante, impidiendo su paso o su curiosidad y preocupación. Esto causando muchas más dudas en él antes de percatarse como es que su amigo mismo defendía a quien se supone era un enemigo directo.

Y eso sencillamente era... Inaudito. Inconcebible. Pues, Yuma. Su sirviente y aliado, no tenía razones o el corazón para hacer aquello. ¿Pero entonces? ¿Qué diablos era lo que sucedía?

Sus dudas comenzando aún más fuertes y exigentes. Su estrés alcanzando límites insospechados antes de que, su vista alcanzará aquel hermoso niño lleno de inocencia de cabello azul, casi caminando por sí mismo a la horca. El pequeño cuerpo balanceándose con ignorancia y felicidad pareciendo dar las peores noticias antes de ver cómo es que trataba de llegar hasta la mansión de aquel ser malvado y sin corazón.

Sus alarmas encendiéndose solamente, para que en un momento lleno de pánico. Una luz pudiera llegar a su psique.

Una solución, fue lo que encontró.

Temió a ella. Claro que sí. Sin embargo, para salvaguardar la seguridad de Haruto, valía la pena. Él ya había probado un poco de la personalidad retorcida del Duque Astral. Pero eso no significaba que todos a su alrededor debían sufrirlo como lo fue con él. Así que, levantando su voz, fue que dio aquella propuesta. Encontrándose con miradas nada gratas antes de que estas mismas se iluminaran en entendimiento. Asintiendo una vez lo discutieron al menos por dos horas más. El té enfriándose mientras III se mantenía en expectativa. Su alivio llegando cuando todos accedieron, buscando una excusa para respaldarlo.

"Nada nos detendrá" Fue lo que Murmuro Akari. La cual se negaba a dejar a su hermano en las garras de Astral. III afirmó aquel sentir, tanto como los demás.

Haruto no se quejó, y tampoco hablo. Por supuesto, era un niño. No comprendía aun el peligro de muchas cosas, sin embargo, eso no dejaba de lado que III intentara por todos los medios protegerlo. Kaito estaba más que de acuerdo. Así que, una vez trazaron una ruta y un plan, fue entonces que se decidieron a dar un paso más.

Uno que en verdad les dejara ver más de Yuma y de los abusos de Astral. A quién deseaban confinar. Todo de alguna manera juntándose magistralmente antes de que, una semana después. La carta de aceptación del Ducado Encinereb accediera a admitir a Haruto en sus tierras y por tanto en lo que era la boca del lobo. La mansión Encinereb fungiendo como tal. Los carruajes siendo preparados solamente para aquella ocasión. Cada uno de ellos tomando sus propias ideas antes de subirse a los mismos y partir desde el Ducado Arclight. La mañana recibiéndolos amenamente antes de que sus cartas llegaran con premura al hogar previsto.

Movilizando sirvientes para recibirlos ese día, organizando habitaciones para que pudieran estar cómodamente. La Enseñanza de Haruto aun quedándose a discutir mientras los mayores esperaban hacer cumplir sus objetivos.

Los cascos de los caballos anunciando lo inevitable antes de que cada uno tomara valor y pudiera envalentonarse. Preparando sus mentes como sus cuerpos para llegar listos hasta el territorio enemigo. Forzándose a ver cruelmente las cosas para coincidir con aquella familia. Manos entrelazadas notándose solamente para el momento justo.

Encaminándose a una batalla encarnizada... III lo veía así. Los demás también.

Era una lástima que de verdad creyeran de más en las cosas... Dejándose invadir por el miedo.


Cuando Yuma y Astral recibieron la noticia y cartas de que los protagonistas y sus aliados llegarían al Ducado. Sucedieron dos cosas. Una de ellas era el pánico inicial, siendo los sirvientes quienes más lo sintieron al preparar todo a tiempo y forma, al estilo Encinereb. El movimiento en la mansión siendo un símbolo de ello. La segunda de esas cosas, era la aceptación. En donde Yuma y Astral no tuvieron más remedio que planear un contraataque por si los protagonistas decidían comenzar a brillar ahí mismo con sus estrategias y demás cosas que solo complicaban las cosas. Sus rutinas siendo interrumpidas para asegurar una sola cosa.

¡La supervivencia del Villano!

Las noches siendo más cortas una vez Astral se infiltraba a la habitación de su amado o viceversa. Cada uno siendo tan discreto al menos hasta que era hora de separarse. La confianza cayendo en sus planes improvisados antes de esperar los días siguientes.

Dejándoles a la expectativa solamente de que ambos decidieran tomarse un tiempo de descanso antes de recibirlos. La mañana siendo lo suficientemente agradable como para salir en búsqueda de aire fresco. El té siendo servido a la intemperie mientras Aren y Elifas acompañaban a ambos amantes. Los mayores siendo quienes mostraron sus rostros contentos apenas conteniendo la emoción de lo que sucedía. Expresándolo con bellas y orgullosas palabras. Tomando sus turnos para hablarlo de manera tranquila y amena. Haciendo sonreír a Astral.

—¡Mi niño cada día nos sorprende más y más! ¿Acaso hay algo más que deba pedirle? —Cuestiono Aren. Sonriendo mientras llevaba su taza de té hasta sus labios. Dando un pequeño sorbo. Mirando a su amado, quien asintió. Disfrutando del momento.

—...No creo que lo haya. Y si lo hay, quizá solo sea su herencia al Ducado. Estoy seguro que lo llevara por un buen camino, amado mío...

Ah~. Soy una madre realizada y feliz...

—¿Alguna vez lo imaginaste?

—Todos los días. Me alegra tanto que Astral ahora se muestre más atento... ¿No es cierto Yuma-kun? —Cuestiono Aren. Posando su mirada en el Doncel frente a él, quien detuvo sus intenciones de devorar aquel lujoso pedazo de pastel frente a él. Mirándole parpadeante. Respondiendo después de unos segundos. Avergonzándose de haber sido atrapado en medio de su antojo.

—¿Qué? Oh, sí. Por supuesto madre... Es justamente como lo dice. Astral es ahora un caballero galante y sociable... Sus ideas han contribuido mucho no solo a su persona, sino también al Ducado... No esperaría menos...

—Yuma... —Llamo Astral. Un ligero sonrojo subiendo a sus mejillas mientras trataba de simularlo con su postre. Fallado de todas formas. Riéndose una vez la calidez del momento se extendió por la mansión. Alegrando a los sirvientes, animando al mayordomo. —No tienen que halagarme tanto... Solo recibiré al segundo heredero de la familia Tenjo, Haruto Tenjo... —

—¡Y justamente eso es lo maravilloso! —Interrumpió Aren. Asintiendo así mismo. Sonriendo bellamente. —Eso es suficiente para incluso hacer una fiesta... Aún recuerdo que no te gustaba hablar de tus dones de Alquimista y te encerrabas por días en tu laboratorio... No me pidas que no esté orgulloso...

—B-Bueno... —Astral no supo exactamente qué decir, así que tomando una postura vacilante. Fue que Yuma intercedió por él, acaparando la atención.

—¡Ah! ¡Mi querido Esposo está realmente trabajando duro por el Ducado! Era de esperarse que esto pasara en algún momento... ¿No es así Mi Señor? —Yuma guiño uno de sus ojos antes de que Astral comprendiera lo que estaba haciendo, recibiendo una buena respuesta a cambio.

—Es así...

Kufufu~. —Rio Aren. Mirando de soslayo a su amado. Contento. —En ese caso me alegra que lo hagas de esa manera mi niño... Era de esperarse de una inminencia como tú...

—Astral será un excelente Encinereb. De eso estoy seguro, y con el joven Yuma a su lado, no creo que haya obstáculos en su camino... —Comento Elifas. Ganándose un sonrojo de ambos amantes antes de que Astral recordara algo importante. Haciéndolo saber a la brevedad. Bajando su taza de té para colocarla de regreso en la mesa del jardín. Asintiendo tranquilamente.

—Gracias por sus elogios... Madre, Padre. Antes de que llegue el joven Haruto. Me encantaría recoger algunas plantas del bosque... ¿Creen que podrían...?

—¡Por supuesto! Adelante... —Accedió Elifas. Asintiendo a su pedido. Alcanzando la mano de su esposo. Entrelazando sus dedos después. —Solo recuerda que no debes tardar, los invitados llegan al anochecer...

—Los invitados... —Susurro Astral mientras miraba de soslayo a su amado, quién imitó su acción. Asintiendo suavemente. —Por supuesto. De hecho, quería que Yuma me acompañara, no es demasiado lo que haremos de todas formas... Solo estaremos en la entrada del bosque y regresaremos...

—...Mm. Supongo está bien. —Menciono Aren. Posando su mano libre en su mentón de forma pensante. Observando a su hijo. —¿Necesitan alguna Guardia que los acompañe?

—No. No es necesario. No nos adentraremos más de la cuenta. Y el bosque está a unos veinte minutos... Aunque. —Pauso Astral, tomando la mano de su amado, el cual justamente terminaba su postre. —Iremos en caballo...

—Entiendo. La movilidad asegura su pronto regreso. —Hablo Aren. Regresando a su postura original. —En ese caso, les deseo buen viaje...

—Gracias Madre... —Agradeció Astral. —Prometemos no tardarnos... —Encaminándose fuera del jardín junto a un muy animado Yuma. Quien, como ya iba siendo costumbre. Le tomo firmemente de su brazo. Enganchándose a él. Alzando su voz.

—¡Cuidare bien de Astral! —Exclamo. Sonriendo risueñamente antes de dejarse llevar por su amado. Escuchando a lo lejos a Elifas.

—¡Tomen sus precauciones entrando al bosque y cambien sus ropas para ello!

—¡Sí! —Respondió Astral. Ya adentrándose en la mansión. Dando las órdenes para lo que su padre grito. Asintiendo de manera emocionada. Oscura a los ojos de los demás.

Los sirvientes siendo quienes rápidamente se movieron antes de hacer lo pedido. Dejando en un tiempo récord listos a ambos amantes. Cada uno con un traje ajustado y a juego. El color negro permeando en sus ropas tanto como algunas prendas blancas. Botas siendo necesarias mientras Yuma tomaba unas botas altas y de tacón bajo. Sus piernas moldeándose perfectamente para deleite de Astral, el cual asintió. Complacido con lo obtenido. Llevando después a su amado consigo hasta al establo. Las herramientas que necesitaba siendo entregadas a tiempo. Tanto como una espada corta y un látigo. Los cuales se aferraron a su cintura para luego escuchar los cascos de un caballo.

Aquel animal siendo el que se asomó segundos después. El bello pelaje negro y los ojos tan rojos como el fuego brillando mientras movía ligeramente su cabeza. Moviendo las cuerdas que le tomaban de su frente y que eran retenidas por un sirviente. El cual mantenía su firme agarre antes de acercarse a su Señor. Entregando las mismas para luego inclinarse en respeto. Hablando para dar los detalles finales.

—..."Hades" ha comido y bebido lo suficiente. Fue preparado con anticipación para sus Excelencias. Así que no debe presentar algún problema...

—¿Descanso? —Cuestiono Astral. Ajustando las cuerdas, mientras dejaba la bolsa con sus herramientas colgadas del caballo discretamente. Analizando aquel imponente animal.

—Así es. Por lo tanto, "Hades" esta de buen humor su Excelencia... —

—Perfecto... Retírate, y quédate al tanto de nuestra llegada... —Ordeno el peliblanco. Recibiendo a cambio una profunda reverencia.

—Como lo deseé... —Asintió aquel sirviente antes de marcharse a la brevedad. Abriendo las puertas para que Astral y Yuma pudieran salir sin problemas.

Dejando a ambos amantes antes de que Astral subiera al caballo. Parpadeante. Escuchando los susurros de su amado.

—¿Sabes ocupar esta cosa?

—Es un caballo... —Obvio el peliblanco antes de tender una mano a su amado una vez supo que todo estaba en orden. Sonriendo con ligera felicidad. —Pero... No. Yo no lo sé. Mi cuerpo es el que lo sabe...

—... ¿Estás seguro? —Cuestiono una vez más Yuma. Dando la mano a su amado. Sintiendo como es que le jalaba a la brevedad, subiéndolo frente a él en un gesto limpio y elegante. Demostrando con hechos lo preguntando. Sentándolo suavemente mientras el mayor tomaba las cuerdas con un poco más de firmeza.

—Por supuesto... ¿Vamos? —Yuma asintió antes de aferrarse a su amado.

El galope comenzando rápidamente mientras Astral mantenía las cuerdas a sus costados, sonriendo amenamente mientras el viento iniciaba a acariciarlos. Asustando a Yuma al ir a una alta velocidad antes de que pudiera disfrutarlo. Emocionándose una vez salieron de la propiedad de la mansión. Encantándose con la vista obtenida. Alegrándose a la brevedad.

¡Astral! —Llamo Yuma. Como un niño emocionado que ve por primera vez algo que le agrada. Calando profundamente en el peliblanco, el cual asintió. Conmovido. —¡Es increíble! Mira...

Kufufu~. ¿Estas bien?

—¡Sí!

—En ese caso, vayamos un poco más rápido. —Agrego Astral antes de hacer lo dicho. Obteniendo una carcajada limpia para después seguir su camino. Su estrés bajando simplemente al escuchar a su amado. Su vista llenándose de maravillas mientras su sonrisa aparecía. Calmándolo amenamente.

Ahora pareciese que, aquel improvisado plan de los protagonistas. Realmente no importaba. Sino que, justamente como Yuma dijo en su momento. Debían atravesar esa prueba para poder vivir en paz. Como ambos lo deseaban.

Su viaje alargándose exactamente a los veinte minutos antes de que Astral decidiera bajar la velocidad de galope y con ello darle un descanso aquel caballo que los llevaba con gran esfuerzo y fiereza. Moviendo su cabeza en protesta al detenerse completamente, uno que otro paso más siendo dado solamente para que Astral pudiera sonreír suavemente. Asintiendo ante el reconocimiento del sitio. La mente del Villano funcionado a la perfección antes de bajar del caballo. Mirando a su entorno para después asentir. Alzando su voz.

—Este es el lugar... —Anuncio. Suspirando antes de mirar a su amado. Extendiendo sus brazos para hacerle entender que debía bajar del caballo. El cual ahora se mostraba tranquilo. Apenas interesado en sus dueños.

—¿Estás seguro? No recorrimos mucho... —Menciono Yuma. Extendiendo sus manos para dejar que los brazos ajenos le tomaran de su cintura. Sentándolo firmemente para luego ayudarle a bajar. Apenas dando un suave golpe en el suelo con sus tacones. El pasto pasando a amortiguar el sonido. Envolviéndoles en un ambiente tranquilo. Animándolos a hablar sin tener que ser cuidadosos.

—Lo creas o no cariño. —Respondió Astral. Acercando a su amado para luego tomar las cosas que necesitaría. La bolsa al costado del caballo siendo removida para su fácil uso. —Este lindo espécimen, es un caballo rápido y audaz... Este es un Pura Sangre...

—¿Pura Sangre? —Cuestiono una vez más Yuma. Tomando de las manos ajenas la bolsa de su amado. Colgándola en uno de sus hombros. Ayudándole con la misma. Dejando que Astral pudiera amarrar al caballo. Escuchando el viento en las copas de los árboles. —¿No esa raza de caballo es considerada la más rápida del Mundo?

—Es así... La autora de esta novela se aseguró de incluir ciertas cosas que pudieran ayudar a los protagonistas. Esta es una de ellas... —Asintió Astral. Terminando con su labor antes de dirigirse hasta su amado. Mirándole cariñosamente.

Pff~ ¿No es eso trampa? —Se quejo Yuma. Sonriendo ante la negación del mayor.

—...Lo sería. Pero creo que eso se ha visto desde nuestra llegada. Este mundo es su Mundo. Ha sido diseñado para ellos... Por tanto, solo nos queda defendernos... Además, Vector usaría uno para ir en busca de la cabeza del Villano... Así que...

—Suena malo cuando lo dices así... —Murmuro Yuma. Suspirando mientras tanto. Tomando del brazo a su amado. Bajando la voz, como si temiera que alguien lo escuchara. Aunque era imposible. —¿Astral?

—¿Sí?... —Respondió el peliblanco con el mismo tono de voz. Encaminando a su amado a la entrada de aquel bosque. Sonriendo amenamente, comenzando a descifrar lo que Yuma quería decir.

—... ¿Haremos lo que dijimos anoche?

—¿Tener una familia? —Cuestiono juguetonamente Astral. Recibiendo un bello sonrojo a cambio como un ligero golpe a su costado. Logrando hacerlo reír.

—¡N-No! Eso aun no...

—¿Entonces después?

—Sí... ¡Espera! No me distraigas... —Se quejo Yuma. Un puchero notándose antes de mirar medianamente serio a su amado. Acercándose un poco más.

Kufufu~. Lo siento. Continua...

—Bien... Me refería a lo de... La pócima...

—Oh... —Y entonces. Astral sonrió. Misterioso y enigmático. Asintiendo a los segundos. Apresurando su paso. —...Es, el segundo paso a conseguir nuestros planes, por algo es que estamos aquí... Los protagonistas vendrán tanto como sus aliados... No está de más hacer algo al respecto, ¿Cierto?

—...Supongo, pero... ¿Estarás bien? —Cuestiono Yuma, claramente preocupado por su amado. Provocando que Astral detuviera sus pasos, mirándole finamente.

Lo estaré... Lo prometo... —Aseguro. Acercándose al menor antes de acortar la distancia faltante.

Besándolo profundamente antes de hacerle saber con aquella acción, que sus palabras debían ser cumplidas sí o sí. Despejando toda duda que Yuma pudo haber sentido. Acariciando una de sus mejillas mientras tanto. Separándose una vez el oxígeno hizo falta. Mirándose detenidamente con amor, antes de volver a besarse. Aquella acción repitiéndose hasta que Yuma mismo se sintió satisfecho. Separándose un poco más de su amado con un bello sonrojo asomándose en sus mejillas. Un hermoso brillo notándose en sus ojos. Resaltando el color rubí que Astral amaba admirar. Calmándolo amenamente.

—Entonces... Si ese es el caso mi Señor. —Hablo Yuma. El cariño colándose en sus palabras. —Le sugiero apresurarnos... Tenemos que llegar triunfantes...

—Yuma... —Llamo Astral. Claramente encantado. Besando una vez más a su amado castamente para luego asentir. Mucho más motivado. —...Tus deseos... Son ordenes... —Alabo.

Kufufu~. Astral... —Se avergonzó el menor. Retornando el camino que ambos debían seguir, riendo mientras Astral sonreía. Deteniéndose solo para resaltar un detalle. Escapando después. —Por cierto... ¿Hades?

—¡Oh vamos! No fui yo... Fue la autora de "Flores de Estaciones", ella quería que el Villano se viese malvado incluso con lo que usaba...

—Ajá...

—¡Yuma! —Reclamo medianamente avergonzado el peliblanco. Escuchando la risa de su amado. Su caminata retornándose para ir detrás de su acompañante. Disfrutando del momento.

Aquella bella mañana entonces sirviendo para sus propósitos. Relajándoles enormemente ante lo que sucedería aquel día y el día siguiente a ese. Su recolección de plantas y su recorrido por el bosque, logrando calmarlos lo suficiente antes de considerar regresar a casa. Preparándose una vez la tarde cayó con bellos colores.

El sonido de carruajes a lo lejos alarmándoles antes de hacerles saber lo que debían hacer. Tomando el caballo del mayor para luego comenzar a galopar de regreso a la residencia Encinereb. Visualizando lo inevitable. Los carruajes notándose a lo lejos ya casi a punto de llegar a la entrada de la mansión. En donde sirvientes ya esperaban atentos a los costados del camino. Sus posturas como sus trajes negros acaparando la atención de manera elegante solamente para inclinarse en respeto una vez aquellos transportes se detuvieron a tiempo. La expectativa subiendo una vez los primeros invitados comenzaron a bajar.

El resonar de un par de tacones comenzando a escucharse antes de que los recién llegados miraran hacia arriba. Encontrándose al inicio de las escaleras de mármol a la Gran Duquesa Encinereb y Señora actual del Ducado. Su aura imponente y autoritaria dejándose notar para luego esperar paciente a que Elifas se asomara detrás de él.

Sus bellas ropas coincidiendo como prueba de amor y como prueba de poder. El negro y el Blanco permeando en ellos mientras las joyas jugaban un importante papel para establecer su estatus. La nobleza de sus movimientos atrayendo toda la atención de los presentes para luego, Aren tomara a su amado del brazo. Bajando al unísono hasta toparse con las familias que ya bajaban del carruaje de manera tranquila. Cuidadosa.

—¡Bienvenidos! —Saludo animadamente Elifas. Su sonrisa ampliándose tanto como su humor. Inclinándose elegantemente para saludar a los cabecillas de cada familia. Recibiendo el mismo gesto a cambio. —Sean bien recibidos en mi humilde hogar. Gran Duque Arclight. —Menciono, mirando a los hijos del mismo. Asintiéndoles para luego seguir adelante. —Gran Marqués Kazuma Tsukumo, Gran Marquesa Mira Tsukumo... Gran Marquesa Akari Lyon. —La familia Tsukumo asintió. —Y... —Su mirada se posó en Kaito. Analizándolo por unos segundos antes de sonreír amenamente. Retomando su hacer. —Duquesa Kaito Tenjo... Es todo un honor tenerles aquí...

—El placer es nuestro Gran Duque Elifas y Gran Duquesa Aren Encinereb... —Correspondió Byron. Inclinándose apenas en reverencia, siendo imitado por los demás. Posándose rectamente después, mirando a su alrededor antes de que Aren interviniera. Anunciando lo que III y Vector buscaban con discreción.

—Me temo. Nosotros seremos los anfitriones. Mi querido hijo ha salido junto a su amado esposo... —Las palabras enfatizándose antes de que los protagonistas apretaran sus labios. Y la familia Tsukumo temiera un poco más por el menor, angustiándose medianamente antes de seguir escuchando. —Llegaran en breve, así que mientras tanto... Acompáñenme por favor... —Pidió Aren. Su postura regresando a una autoritaria antes de detenerse al poder percibir los cascos apurados de un caballo. Su mirada de soslayo dejándole ver cómo es que su primogénito se acercaba. Haciéndole sonreír sinceramente.

—Tal parece... —Dijo Elifas, notando también aquel detalle. Tomando suavemente a su esposo. Mirando a la lejanía. —Que ya están aquí...

Y justamente. Las demás familias voltearon para percatarse de lo evidente. El caballo negro viéndose imponente ante la llegada de la noche, bañándose por los últimos rayos del sol, reflejando el brillo vivaz en sus ojos tan rojos como el fuego. Su carrera dejando ver cómo es que su jinete mantenía su postura digna y valiente mientras su rostro se mostraba serio y determinado. La agudeza colándose en su hacer antes de notar como es que al frente, un fino Doncel le acompañaba. Sus facciones hermosamente constituidas hablando de su nobleza antes de que sus ropas mostraran el conjunto a juego de ambos.

La belleza exhibida pareciendo querer enmarcarse en un lienzo prístino, solamente para que aquel jinete fuese deteniendo al imponente animal hasta llegar a ellos. Los cascos escuchándose claramente antes de que Astral fuese totalmente visible junto a Yuma. Sus posturas cercanas dejando ver más de lo que parecía para después solo mirar a los presentes hacia abajo. Un ligero despreció naciendo en los ojos del peliblanco para luego sonreír.

Tan solemne y serio como siempre fue. Sin dejar colar alguna emoción real. Notándose peligroso. Alzando su voz después mientras notaba la molestia mal disimulada en los recién llegados. Deleitándose con ello. Aferrando sus manos a la cintura de su amado, quien entendió el mensaje. Dejándose hacer. Sonriendo a la brevedad.

Disculpen mis modales al recibirles tardíamente sus Excelencias. Sean bienvenidos a mi humilde hogar. Por favor, siéntanse cómodos...

Y entonces. Los protagonistas y las familias sintieron que habían llegado a las fauces del enemigo. El viento de la noche acariciándolos mientras Astral parecía hacer brillar su mirar.

El Villano por otro lado. Solo suspiro.

Yuma le entendió.

No había más que hacer que enfrentar el inminente problema.