Caminaba lento, demasiado lento, no quería llegar a su destino, a esa enorme mansión todo poderosa que lo hacía sentir inferior cada vez que entraba en ella. Prefería pensar antes:

-"¿Cómo le diré? ¿Antes de saludarla? ¿O quizás después de una charla?, demonios esto es tan complicado", definitivamente terminar con una chica es difícil- pensó el joven Pines.

Respiró profundo, estaba a solo unos cuantos minutos de su casa, ni siquiera la tranquilidad del bosque pudo despejar su mente, ese mismo donde había visto varios fenómenos sobrenaturales, ningún recuerdo le hizo pensar en otra cosa que no fuera en esa hermosa rubia de elegante vestir y léxico sofisticado. Recordó incluso varios momentos tanto en la cabaña como en la residencia ajena en la cual pasaron varias cenas románticas y se divirtieron en algunos momentos, necesitaba mucho la inspiración para poder darle la cara y decir lo que tenía que decir pero simplemente no llegaba, no sabía el por qué hacerlo.

Al menos cinco veranos habían pasado ya desde entonces, ya no eran los mismos pequeñajos de antes. Dipper había aprendido a ser menos lerdo y desesperado desde la primera que vez que había salido con la rubia en aquella confusa pero exitosa propuesta. Y Noroeste… bueno digamos que no cambió demasiado en cuanto a su manera de ser, sí… se había vuelto más humilde y menos arrogante pero nada del otro mundo, sin lugar a dudas su anatomía fue el cambio más radical que tuvo en ese tiempo.

-Recuerdo que me preocupé mucho una vez en un caso similar… cuando el leñador fantasma nos persiguió, ha vaya recuerdo- sonrió al recordarlo.- ¿Me podría inspirar en eso?, no… necesito más, haber… recuerdo que cuando la vi el verano pasado esbozó una maravillosa sonrisa de esas que aún me enamoran… ¡¿Pero que estoy diciendo?! Se supone que voy a terminar con ella y digo esas cosas, maldita sea. Esto es tan confuso, pero si lo pensé mil veces… es cierto que ya se había solucionado el problema de eso que era muy flojo y que me iba a enfocar mas en ella y menos en los misterios a resolver pero con dos meses me estaba aburriendo. Además nuestra relación empeoró, nuestras peleas por los motivos de 'clase' y sentimientos junto con actitudes casi siempre terminaban en gritos, que le daba más importancia a esto que a ella, que si mi hermana era demasiado entrometida en nuestra relación, y rara vez los problemas fueron por celos de parte de los dos… bueno lo admito… más en mí, pero para aclarar tuve que darle a muchos chicos una paliza por que parecía que estaban acosando a mi hermosa novia Pacífica… ¡En serio!

El castaño se detuvo al divisar la imponente residencia Noroeste. Tragó en secó y suspiró con desanimo.

-Bueno según Stan y Soos nuestras discusiones son normales, que nuestras ideas y nuestra forma de ser y de pensar cambia a tal punto que estemos en desacuerdo con algo que antes nos gustaba, que si ella quería ir de compras y yo ver mi serie de acción ahí íbamos de nuevo, que si ella quería ir a cenar a un lugar refinado y yo al cine otra discusión, y en ellos dos son en los que más creo en todo el mundo y en los que puedo asegurar la verdad. Stan podrá ser un estafador y embustero pero sabe técnicas para interesarle a las chicas ¿y Soos? Bueno de él aprendí que siempre habrá un roto para un descocido jejejeje.

Sin embargo mi hermana ha sabido decirme algunas cosas singulares, solo me dijo que era porque en las mujeres existe un cambio natural en el que el mal humor es algo que sucede siempre, "¡Imbécil e idiota, eso ya lo sé!" fue lo que le dije ese día.

Pero no quiero seguir con esto, no quiero que termine en algo mucho peor, ¿Estoy seguro con lo que haré?... supongo.

Toco la puerta aun indeciso volviendo al principio:

-¿Cómo le diré?

Y de repente pasa algo que no me esperaba, ella me abraza con todas sus fuerzas que no puedo evitar corresponderle y rodear su cintura, siento su cuerpo pegado al mío y noto que está llorando. Huele delicioso su cabello, maldita sea huele riquísimo y tiene una textura sin igual.

Me separo de ella y le limpio las lágrimas, el rímel ha hecho que sus ojos estén irritados, observo esos brillantes y hermosos ojos llenos de vida que tanto adoro, esa misteriosa sonrisa que trata de decirme que todo está bien pero no lo creo.

-¿Qué ocurre?- preguntó el castaño.

Es imposible que sepa lo que iba a hacer ya que la idea de terminar fue creada esta mañana, ella me dirigió una mirada que yo comprendí al instante, la besé en la frente como suelo hacerlo y le dedico una sonrisa, se arrepintió de la pelea, por gritarme y decirme flojo y vago, aunque yo me sentí peor que escoria cuando tan siquiera subí mi tono de voz.

-Vamos por algo de comer, mi querida rubia oxigenada.- decía Dipper mientras la tomaba de la mano.

Ella sin dudar le da un beso en la mejilla y recarga su cabeza en su brazo caminando muy a gusto…

-"Ella es maravillosa"- pensó Pines- "… por cierto, ¿Qué es lo que iba a hacer?