Ranma ½ es una obra cuyos derechos pertenece a Rumiko Takahashi. Este fanfiction está realizado sin ningún ánimo de lucro.


.

..

Momento: 16

..

.


Kasumi conocía a su hermana, sabía que tarde o temprano un mechón de cabello se asomaría por el umbral de la habitación, por lo que mando a todos a casa quedándose solo ella al pendiente de la salud de su padre. Los minutos comenzaron a pasar hasta que poco a poco sus ojos comenzaron a cerrarse, por fin el sueño la había vencido.

Mientras tanto detrás de esas blancas paredes como si estuviera aguardando el momento exacto, los cautelosos pasos de Akane se acercaron a la camilla. El rostro angelical de Kasumi no se inmuto por lo que se atrevió a quedarse sin ser juzgada. El sonido del monitor nunca sonó tan molesto como en esa ocasión, ¿por qué el respirador iba tan lento? ¿Era normal? ¡Claro que lo era! ¿Por qué estaba exagerando todo? Y si... ¿Había algo más? ¿Algo que no vieron? y si… ¿todo comenzaba a empeorar?

Se vio a ella sentada en el pasillo meciendo sus cortas piernas en la silla de espera, tarareando una melodía que solo su madre sabia, con una dulce voz que no volvió a salir de aquella habitación.

Los ojos de Akane comenzaron a llenarse de lágrimas, había caído en cuenta de la horrible angustia de volver a perder para siempre a alguien que amaba. Tomo su mano para sentir su calor, sentir que todo estaría bien. Su delicado tacto percibía las agrietadas y callosas manos de su padre, definitivamente el tiempo seguía avanzando.

"No temas Akane, todo estará bien." Su madre acariciaba su cabello con dulzura. En aquel tiempo no podía evitar temerle a aquella pequeña manguerita que se conectaba al dorso de su mano. Y ahora sentía el mismo catéter en la mano de su padre.

—Akane —la joven se exalto separándose de inmediato— Perdón, no quería asustarte.

—Creí que había despertado, no quiero que se ponga mal… por verme aquí —dijo cabizbaja— Es mejor que me vaya, el doctor me dijo que todo había salido muy bien —intento forzar una sonrisa.

—Gracias.

—Yo no hice nada.

—Estas aquí —Kasumi le ofreció una de sus más sinceras sonrisas.

—Noriko —un murmullo imperceptible se escuchó tratando de atravesar la máscara de oxígeno.

—Papá —Kasumi se acercó del lado contrario de Akane tomando su mano. Pero este entre abriendo sus ojos giro su rostro hacia su hija menor.

—Noriko —volvió a decir mientras miraba la borrosa silueta. Sin poder con la opresión de su pecho giro sobre si dispuesta a salir cuando fue detenida por la mano de Soun —Te pareces tanto a tu madre —susurro con dolor por su seca garganta.

—Yo… yo ya me iba —dijo sin siquiera voltearse. Su agarre fue tan débil que Akane solo continúo su andar.

.

—Hey Akane, ¿qué te ocurre? —la joven Tendo había chocado de bruces con el joven, sin embargo no se separó siguió ocultando su rostro en su pecho. No se atrevió a abrazarla pues sabía lo reacia que era, por lo que solo la tomo de los hombros presionándolos suavemente.

—Ven conmigo —la tomo de la muñeca saliendo por la puerta de las escaleras subiendo cada piso cada vez más lento.

—Kogami ¿Por qué no fuimos por el elevador?

—Bueno pensé que un poco de ejercicio te despegaría la mente. Ves ya llegamos —le sonrió.

El viento soplaba con gentiliza a pesar de la altura de la azotea.

—Creo que tengo que trabajar en mi condición física —dijo el joven sintiendo su corazón latir muy fuerte.

—Bien el próximo paciente que llegue en helicóptero tú vendrás por el —rio al notar su ahogada voz.

—Para eso está el elevador Akane.

—Y ¿por qué vinimos hasta aquí? —se acercó a la orilla observando el panorama que ofrecía las alturas. Abajo todos parecían una colonia de hormigas yendo de un lugar a otro.

—Era obvio que necesitabas un respiro y que mejor que aquí arriba, lejos de todo. Sabes… en serio quiero que sepas que siempre puedes contar conmigo Akane— se acercó a ella dándole un pequeño roce con su hombro— Sé que no me incumbe y tampoco quiero presionar, pero si quieres contarme cualquier cosas, estoy aquí para escucharte.

—Lo sé —se limitó a decir mientras recargaba su cabeza en su hombro. Por su altura Kogami paso su mano por detrás de la espalda de Akane quedando entre un protector abrazo.

.

Su padre había despertado, por lo que Kasumi se sentía aliviada y todo parecía marchar bien así que decidió ir a buscar algo de comer, aunque fue más por insistencia de su padre al ver que no se separaba de él. Saliendo de las instalaciones del hospital había un pequeño camión donde un vendedor ofrecía desayunos, comprando un café se sentó en una banca bajo un árbol disfrutando del suave viento y relajante sonido de sus hojas.

Tarde se dio cuenta de que su presencia podría interrumpir el sueño del hombre de al lado. Quien cruzado de brazos dejo caer su cabeza hacia atrás en una posición muy incómoda.

— ¿Ranma? —lo miro con cuidado asegurándose de que era él, aunque su trenza lo delataba— Ranma.

—Quien… yo no —se despertó un poco desorientado girando de izquierda a derecha— ¿Kasumi? Hola ¿Cómo está tu padre? —se aclaró un poco la garganta reincorporando su posición.

— Ya despertó, parece que todo está bien pero… aún está en observaciones.

—Me alegro —sonrió sintiendo un alivio en su pecho.

—Yo sé que también lo aprecias mucho pero… —miro al frente para que no se sintiera atacado— algo me dice que no estás aquí por él. Y tampoco quiero que mientas —esta vez sus iris cafés lo atraparon.

—Solo vine a acompañar a Akane— soltó un largo suspiro, no podía mentirle. Estaba seguro que las hermanas Tendo tenían un súper poder, Akane podía volver loco a él y a muchos, Nabiki podía sacarle dinero hasta a una roca y Kasumi, ella podía amainar las malas intenciones o mentiras de cualquiera— Lleva toda la mañana allá adentro supongo que aún no ha entrado a verlo.

—Lo hizo, solo que en ese momento despertó y salió huyendo —escucho una risilla burlesca.

—Como siempre —dijo negando con la cabeza de un lado al otro, cuando vio de reojo el casi nulo ceño fruncido de Kasumi— Lo siento.

— ¿Cómo es que…? ¿Desde cuando ustedes…? no entiendo.

—Bueno fue hace un par de años, fue una casualidad —encogió los hombros— nos vemos de vez en cuando.

— ¿De vez en cuando? Como hace unos años, como hace días, como hoy —¿acaso estaba siendo sarcástica? Pensó Ranma al notar su tono burlón.

—Son circunstancias especiales. No son tan seguidos —su rostro comenzó a sentirse caliente al momento en que se notaba su sonrojo. Kasumi solo sonrió.

—Me alegra que hayan hecho las paces.

Ranma chasqueo la lengua no muy convencido —No se lo digas a nadie, por favor —suplico.

—Descuida, su secreto está a salvo.

"¿Nuestro secreto?", se repitió en su mente causándole un cosquilleo.

—Tengo que irme, veré si papá necesita algo. Tal vez deberías ir a buscar a Akane. Aún está en cuidados intensivos así que no se si volverá intentar verlo, pero sé que necesita tu apoyo.

—Créeme ella está perfectamente bien —con el ceño fruncido sus iris se tornaron en un azul más oscuro fulminando con la mirada a la "linda" pareja. Este se levantó a paso rápido alejándose del lugar. Kasumi confundida trato de buscar en donde se había posado su mirada; a lo lejos Akane se encontraba en el mismo puesto de comida que ella hace unos minutos junto al joven con filipina.

.

—Es mejor que me vaya a casa —tomo el café que había pedido agradeciendo al vendedor.

—No te preocupes te mantendré informada de cualquier cosa —palpo su cabeza con un par de golpecillos, caminando de nuevo al hospital.

Al momento de su despedida Akane comenzó a buscar con la vista el paradero de Ranma mas no lo encontró por ningún lado. "Creo que tarde demasiado", se sintió un poco mal por él al hacerlo esperar toda la mañana por su indecisión.

.

Las noches seguían frías en la ciudad, sin embargo, en aquella elegante cena se sentía la calidez de las luces de los candelabros. Las risas a lo lejos, los murmullos y el sonar de las copas chocando, era el sonido de fondo que su aburrida acompañante escuchaba. Su mirada se fijó en el joven frente a ella esperando que sintiera sus ojos penetrantes hacia él, pero este solo continuaba viendo hacia la ventana, la vista desde aquel piso era increíble aun que no era exactamente en lo que estaba pensando.

— ¿Ranma? ¡Ranma! —dio un fuerte susurro evitando gritar, mientras que con su pie bajo la mesa le daba un pequeño golpe.

— ¿Qué? —dijo sin dirigirle la mirada.

—Estas muy serio hoy ¿ocurre algo?

—No —contesto seco, la chica dio un pequeño respingón al ver la fría miranda de Ranma, al mismo tiempo que este se levantaba—. Tengo que irme, cuando quieras irte solo busca a Takeshi él te llevara a casa.

Había sido una larga semana para el joven Saotome, un nuevo torneo se avecinaba por lo que conseguir nuevos patrocinadores era de suma importancia según las palabras de su representante. Por lo que los eventos se habían tornado abrumadores, definitivamente no estaba hecho para ese tipo de cosas, el solo deseaba demostrar sus habilidades en el ring, escuchar como vociferaban su nombre; verla a ella en la primera fila con sus ojos llameantes y una sonrisa que indicara que estaba orgulloso de él.

No eran ni las nueve de la noche cuando Ranma salió de aquel martirio, la incomodidad que sentía con su calzado elegante no le impidió recorrer varias calles hasta llegar a uno de los gimnasios donde solía entrenar, sin embargo este ya estaba cerrado. Suspiro resignado, tal vez encontraría otra manera de desahogarse.

Comenzó a caminar cuando escucho un ruido en el callejón, se asomó curioso encontrándose con el viejo Sasaki.

— ¿Joven Saotome? —lo miro con recelo, la poca luz de aquel lugar y su gastada vista no le eran de mucha ayuda.

—Sí señor Sasaki, pasaba por aquí y creí que aún podría encontrar a alguien adentro pero…

—Oh adelante muchacho puedes entrar por la puerta de servicio, vine a botar la basura, anda adelántate —Ranma asintió agradeciéndole.

Comenzó a quitarse el saco y la apretada corbata dirigiéndose al enorme saco de boxeo, no le importo no haber calentado no le servía de nada en ese momento, ni siquiera podía controlar su ritmo cardiaco de solo pensar en esos dos. La imagen se proyectó en la superficie del costal comenzando a golpearlo con fuerza.

El hombre solo lo vio por unos segundo antes de seguir con sus labores de limpieza, solo quedaba la oficina así que se dirigió sin hacer ningún ruido evitando irrumpir en lo pensamientos de aquel joven.

—Estas… muy… equivocada…—sus golpes se volvían más fuertes y certeros con cada palabra— si crees que… me veras la cara de estúpido de nuevo —no pudo más, esa última patada había sido su derrota, el pobre saco cayo junto a su arenoso relleno.

Justo detrás de él escucho un decepcionado suspiro, Ranma giro inmediatamente turbado.

—Lo…lo siento no fue mi intensión —se disculpó, sabía que la única razón por la que el viejo Sasaki seguía en el lugar era por sus deberes de limpieza que ahora parecían haber aumentado.

—Ah los jóvenes de hoy —suspiro— creen que los celos no hieren a nadie, pero miren… —ahora sabía quién era el rompe sacos, recordaba Sasaki al no ser la primera vez que el o alguno de sus compañeros habían tenido que limpiar desastres como esos.

— ¿Celos? —enarco la ceja ofendido— ¿de qué habla? —el hombre no dijo nada, solo tomo la escoba de su carrito de limpieza encaminándose a Ranma.

—Tome, me sentare allá mientras termina —le sonrió divertido al ver la cara desconcertada del chico. Ranma suspiro bajando sus hombros.

—Es justo —se limitó a decir mientras comenzaba con su labor.

No paso mucho tiempo cuando al ir por el recogedor diviso al hombre sentado en el ring con una botella de sake. "¿Pero qué?" frunció el ceño molesto. Sasaki sintió su mirada mientras se servía otro trago, le sonrió y comenzó a hacerle señas para que se acercara.

—Ya estas más tranquilo ¿no?

—Oiga si no quería seguir limpiando solo debió irse a casa y no dejarme a mí su trabajo —decía molesto mientras se sentaba a su lado.

—Tú fuiste el que hizo el desastre, tú arréglalo. Considéralo una lección de vida —se tomó de un trago el fuerte liquido—, además no tiene caso llegar a casa, mi esposa me hará dormir en la bañera —confeso con un deje de tristeza.

—Probablemente se lo merece —el joven Saotome tomo uno de los vasos sirviéndose igual— Aun que en mi experiencia no de su brazo a torcer, ellas también tienen que pedir perdón —frunció el ceño recordando aquellas noches en que entraba por la ventana de Akane.

El hombre suspiro negando con la cabeza— Ves, los jóvenes de hoy tampoco entienden el matrimonio ¿cierto?

—Bueno los del otro siglo tampoco eran muy buenos —dijo recordando a su padre.

—Vamos muchacho déjame contarte algo, cuando me case con ella éramos demasiado jóvenes e inexpertos, pero supimos superar cada prueba porque nos amábamos, los padres de ella me odiaban por quitarles a su única hija —sonrió con melancolía—. Ella era tan audaz que los enfrento confiando plenamente en mí. Y todo este tiempo se ha mantenido a mi lado.

Ranma escuchaba atento cada palabra de Sasaki, sin poder evitar hacer comparaciones de su historia con Akane.

—Ni siquiera habíamos cumplido un año de casado cuando en terrible terremoto azoto la ciudad donde vivíamos. Nuestra situación económica fue… yo no podía fallarle ¿lo entiendes muchacho? —Ranma asintió lentamente varias veces— Yo le debo más de lo que ella a mí. Además de que la he lastimado en muchas ocasiones… bueno los dos hemos cometido errores.

— ¿Por qué es tan complicado? —soltó sin pensar, mientras que su acompañante le servía el ultimo vaso de sake.

—No lo es, solo que la vida no viene con instrucciones, a veces se aprende a la mala. Jamás pensé que mi esposa tuviera un carácter tan fuerte y mírame ahora, escondiéndome porque olvide cerrar el agua del ofuro —Ranma no pudo evitar desencajar el rostro, realmente creía que había sido algo más grave. El anciano comenzó a reír divertido.

—Mis problemas ya no son los celos, joven Saotome.

—Ya le dije que yo no…

—Debes quererla mucho —le miro sonriendo.

— ¡Claro que no! —Se levantó de un salto—, ella es la que aún tiene sentimientos hacia mí.

— ¿Estás seguro de eso?

—Por supuesto. Me ha querido evitar desde que me vio con alguien más, se puso furiosa.

—Y ¿no crees que más que celos, podría ser realmente enojo por tratarla de ese modo?

— ¿Qué modo? El mismo que ella me hacía pasar ¿Con todos esos idiotas detrás de ella, siendo amable con todos menos conmigo? ¿Dejándome cuando creí que al fin habíamos logrado algo entre nosotros?

— ¿Es lo que haces ahora? ¿Quieres hacerla pensar que eres su amigo para después solo abandonarla?

—No… no es eso, o tal vez si… no lo sé, ni siquiera sé lo que quiero —se removió su cabello frustrado— Estoy muy confundido —se empino el líquido sintiendo el ardor en su garganta, comenzando a caminar tambaleante a la salida.

—Oye, muchacho espera —pero este ni siquiera lo escucho.

Sus rojas mejillas sentían levemente el frio de la noche, el alcohol comenzaba a surtir efecto y sus lentos pasos querían guiarlo solo aun lugar pero este se resistía ¿Por qué el tiempo había complicado más las cosas? pensó ¿No debía ser lo contrario? Todo el mundo dice que el tiempo lo cura todo, pero ¿Por qué él no lo sentía así? Comenzó a cuestionarse cuando una fresca brisa golpeo su rostro mientras observaba las brillantes luces en lo alto de los edificios teniendo de fondo un oscuro cielo ¿Cuándo es que llegaría a su límite? Aun sin haberse dado cuenta Ranma Saotome llevaba a cuestas un pasado que no sabía cómo soltar.

.

Continuara…