Los personajes de Ranma 1/2 no me pertenecen, son obra de la gran Rumiko Takahashi. Escribo sin fines de lucro solamente con el fin de entretener.
Este drabble lo escribí basandome en un fanart no guarda relación con el reto.
.
.
.
Ingresó como una fiera al Dojo arrastrando sus pasos con fuerza provocando que las maderas del piso crujieran.
Su ceño se encontraba fruncido a causa de su enfado, sus bonitos labios presionados formando una línea recta, sus mejillas algo sonrojadas y su pecho se movía agitado por el coraje que cargaba esta preciosa chica.
—Ranma quiero que me pidas disculpas por utilizarme para tu entretenimiento.
Me acerqué hasta quedar frente a ella, manteniendo aún una distancia prudente.
—¿Por qué se supone que debo pedir disculpas?
—Porque te aprovechaste diciendo esa tontería que me veía linda si sonreía y no conforme con eso decidiste entrometerte en mi ventana para continuar burlándote de mí.
Llevé una de mis manos hacia mi nuca y rasque mi cabeza para demostrar que aquello carecía de importancia cuando realmente deseaba haber controlado más mi lengua que nuevamente fue más rápida que mi cerebro, su cercanía comenzaba a ponerme nervioso pero no podía dejarme intimidar por mi prometida por lo que me acerqué disminuyendo la distancia entre nosotros, nuestros pechos estaban a centímetros de rozarse y entrar en íntimo contacto, la diferencia de altura permitía que mi rostro quede levemente por encima del suyo, mis ojos se dieron el lujo de desplazarse sobre cada centímetro de su rostro buscando memorizar para guardar en el fondo de mi mente sus preciosas facciones, sus adorables ojos color chocolate, sus extensas pestañas negras, su piel tan blanca como la nieve, percibí que sus mejillas adquirían un color más intenso al sentirnos tan cerca y al ser consciente de mi escaneo.
Cuando mis ojos se posaron detenidamente sobre sus carnosos labios, deslicé mi lengua sobre los míos para humedecerlos intentando calmar el ansia de poder degustarlos en algún momento si me estaba permitido, aclaré mi garganta antes de hablar rogando que mi voz no demuestre lo nervioso que estaba.
—No voy a disculparme por decir la verdad.
Noté como ella tragó saliva buscando calmarse.
—¿Qqué verdad? — preguntó titubeando.
Acerqué mi rostro al suyo tanto como pude, seguramente esto me costará una paliza el día de mañana pero no podía resistirme un segundo más.
—Te ves linda si sonríes.
