Disclaimer: Twilight pertenece a Stephenie Meyer, la historia es de DaniDarlingxx, la traducción es mía con el debido permiso de la autora.
Disclaimer: Twilight is property of Stephenie Meyer, this story is from DaniDarlingxx, I'm just translating with the permission of the author.
Capítulo beteado por Yanina Barboza
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Ciento dieciocho
La cafetería que encontramos es acogedora, el tipo de lugar que tiene un fuego encendido en la esquina y reparte sus propias tazas que no combinan. Es el mayor consuelo que puedo pedir considerando la conversación que estoy a punto de tener. Pido un café normal, negro, y reprimo mi sonrisa cuando Bella pide un moka de menta porque siempre prefiere que sus bebidas tengan más sabor.
―Entonces ―comienza cuando nos sentamos en las dos sillas mullidas junto al fuego―, ¿de qué quieres hablar?
―Bueno, antes que nada, quiero disculparme por cómo manejé las cosas.
Se lleva la taza a los labios, toma un sorbo y fija los ojos en la bebida, supongo, para no tener que mirarme.
―Sí, sé que lo haces. Yo también lo siento —dice finalmente.
―¿Por qué?
―Solo… que sucediera. Tuvimos algo realmente bueno antes de que sucediera.
―Sí. Sí, lo tuvimos… ―Me inclino hacia adelante, con los codos en las rodillas, y mantengo los ojos fijos en ella. Sin embargo, todavía no levanta la vista―. Bella, necesito que me mires.
Ella suspira, mirando al otro lado de la habitación y finalmente a mí. Se le está cayendo la máscara, y es tan, tan jodidamente evidente que le duele. Que la lastimé. Quiero quitarlo todo, pero no sé cómo.
―Necesito que sepas que nunca tuve la intención de lastimarte. Cada movimiento que hice, lo hice por la desesperación de conservarte, y estuvo mal, y lo siento mucho. Yo nunca… ―Trago saliva, preparándome para las palabras que tengo que decir―. Nunca sentí por nadie ni un poco de lo que siento por ti. Eres... Bella, lo eres todo. Y entiendo que te lastimé. Entiendo que estés enojada conmigo, y tienes todo el derecho de estarlo. Pero, por favor, dame la oportunidad de mostrarte lo que significas para mí.
―Edward, no puedo volver a meterme en la cama contigo y fingir que nunca pasó nada...
―No te estoy pidiendo que lo hagas. Ni siquiera te estoy pidiendo que vuelvas a ser mi novia, al menos no de inmediato. Todo lo que pido es que permanezcamos en la vida del otro. Seguir siendo amigos; estar allí el uno para el otro. Solo… tomémoslo un día a la vez, ¿y tal vez eventualmente puedas perdonarme?
Me estudia durante unos minutos; prácticamente puedo ver las ruedas girando en su cabeza. Y entonces finalmente abre esa boca hermosa y perfecta e ilumina esa flor de esperanza en mi pecho.
Jesús, ¿qué tan jodidamente cursi soy?
―No puedo prometer nada, pero estoy dispuesta a intentarlo.