Hola hermosas, feliz ombligo de semana. Espero pasen un excelente miércoles. Recuerden que la historia NO es para menores de edad, así que por favor si no cumples con este requisito te pido por favor abandones la lectura.

A TRAVÉS DE MIS OJOS

XLI

ALBERT

Había llegado por fin el día en el que nos marcharíamos a Lakewood. Había esperado con ansias ese día, sin embargo lo había soportado por la mejoría que Anthony había presentado, me alegraba que volviera a caminar y por fin nos dirigíamos al lugar donde lo esperaba su prometida. Podía advertir que iba totalmente emocionado, ansioso por llegar, sin embargo yo no podía estar totalmente feliz por mí, ya que mi situación era totalmente diferente a la de mi sobrino. A él lo esperaba su prometida y a mí me esperaba la chica que yo amaba y que estaba enamorada precisamente de él. No podía evitar sentir ciertos celos al no saber la forma en la que ella lo recibiría.

Habíamos estado en contacto por medio de cartas y podía decir que nos habíamos acercado bastante por este medio, para mí era mucho más fácil expresar mis sentimientos abiertamente, por medio de las letras había encontrado la manera de cortejarla de una manera romántica.

Por medio de nuestras cartas ella había reaccionado de una manera que jamás lo había esperado y podía decir que había aceptado mi galanteo, respondiendo con amor no una sino en varias ocasiones aquel intercambio que yo había comenzado al tenerla lejos, sintiéndome hasta cierto punto protegido por las letras.

La había dejado en Lakewood con todos los privilegios que Candy poseía, le había dado la libertad de decidir a pesar de su impedimento, le había dado el lugar que le correspondía a alguien de la familia y todo porque estaba realmente enamorado de su dulzura, de su belleza, de su inteligencia, de su nobleza, Josephine era una mujer muy valiosa y yo lo había descubierto y deseaba que ella también descubriera en mí algo que le agradara para que me correspondiera también. Pero a pesar de todo lo que habíamos avanzado estos meses en mi interior aún existía la duda de su amor, temía que al llegar una barrera nos impidiera expresar una vez más lo que creía yo, existía entre nosotros y temía aún más su reacción al ver a Anthony totalmente reestablecido.

Pronto llegamos a Lakewood y la impaciencia de Anthony no tenía límite, mientras yo estaba nervioso por la reacción de Josephine. Intentaba contener mis emociones, sin embargo sabía bien que tanto Archie como Anthony me conocían muy bien y ambos podían saber lo que mi alma guardaba.

-Ya falta menos. – Dije con una sonrisa, me sentía feliz de haber llegado, pero el miedo que sentía en mi interior no había disminuido en absoluto.

James estaba esperando a la salida de la estación, con su porte elegante y realmente dispuesto a cargar con nuestras pertenencias el automóvil para llevarnos hasta la mansión.

-Le dije a Annie por medio de una carta que hoy llegaríamos. – Dijo Archie con una sonrisa, revelando el motivo por el cual James estaba listo para llevarnos. – Pero no se preocupen ni Candy, ni Josephine, están enteradas de su regreso. – Dijo con calma, anunciando que ninguna de las damas que tanto ansiábamos volver a ver estaba enterada de nuestra llegada.

Bajamos uno a uno del automóvil y mientras mis ojos viajaban hasta la escalinata que anunciaba la entrada principal buscando a la dueña de mi corazón, la presencia de Annie se hacía presente en el lugar, quien era la única que esperaba nuestra llegada.

-¿Y Candy? – Preguntó Anthony emocionado. Annie lo miraba asombrada por verlo aparecer por su propio pie.

-¡Ya puedes caminar! – Dijo con la voz no muy audible, parecía como si no quisiera que alguien más aparte de nosotros la escucháramos hablar. – Me alegra mucho. – Dijo con una sonrisa sincera, mientras continuaba abrazando a Archie y Anthony esperaba una respuesta a la pregunta formulada y yo esperaba también preguntar por la dama que me asaltaba en sueños por las noches. – Candy está en el jardín. – Respondió por fin para sacar a mi sobrino de la duda que lo estaba consumiendo. – Se va a poner muy contenta cuando te vea, la verdad pensé que tardarían más en llegar. - Dijo advirtiendo que acababa de recibir la carta donde Archie avisaba de nuestro arribo. Anthony le sonrió agradecido por sus palabras y de inmediato volteó hacia el rumbo que Annie había señalado momentos antes.

Caminó con paso seguro hasta donde podíamos observar la figura de Candy, quien parecía que estaba conteniendo las ganas de llorar por la manera en la que se movía su cuerpo. Sentí alivio al saber que Anthony había llegado por fin a su lado para consolarla y con ello terminarían así sus noches de angustia y de desvelo.

-Lo ha extrañado mucho. – Dijo Annie con verdadero pesar. – Hace unos momentos la tía abuela vio cómo estaba y se preocupó mucho por Anthony, afortunadamente Candy supo sobreponerse y explicarle que pronto vendría a verla. – Explicó una vez más. Me sentí aliviado de estar ahí por primera vez a pesar de no haber visto a Josephine.

-¿Cómo se encuentra la tía abuela? – Pregunté para saber de su salud, evitando preguntar aún por Josephine, mi temor aún estaba presente dentro de mí.

-Hace aproximadamente una hora que la dejamos para que descansara en su habitación. – Dijo avisándome con ello que no era preciso importunarla en esos momentos.

-¿Y Josephine? – Pregunté un tanto inseguro por ella. Las miradas de Annie y de Archie se posaron sobre mí haciéndome ver que ya la estaban esperando.

-Ella se encuentra en su habitación. – Respondió Annie con una sonrisa. - ¿Quiere que le mande hablar? – Preguntó de nuevo y yo sentí un poco de pena ya que tal vez ella estaría descansando y la importunaría con mi presencia.

-No, tengo que arreglar primero unos asuntos. – Respondí intentando contener mi necesidad de verla.

-Vamos tío. – Dijo Archie con una sonrisa intentando animarme. – No hace falta que sigas ocultando tus sentimientos por Josephine. – Dijo seguro que me había descubierto. – Además para nosotros no es malo que ustedes estén enamorados. – Dijo de nuevo causando una emoción en mi pecho que se sintió como un vuelco repentino en mi corazón.

-¿Enamorados? – Pregunté viendo como los dos jóvenes asentían con picardía y yo me sentía como un adolescente descubierto en pleno amorío. Archie asintió sin dejar de sonreír.

-Josephine no puede evitar sonreír enamorada al recibir una carta tuya. – Dijo Archie para mi sorpresa, dándome con ese comentario el valor suficiente para enfrentarla de una vez por todas. – Cada que llega una carta sale corriendo hasta su habitación con una gran sonrisa para poder leer detenidamente lo que en ella expresas. – Dijo de nuevo ilusionándome con sus palabras.

-¿Es verdad eso? – Pregunté a Annie como si lo dicho por mi sobrino fuese una mentira, queriendo corroborar con la joven ya que ella era la que había visto todo este tiempo a Josephine.

-Es verdad. – Dijo un tanto tímida por revelar la vida de la joven que me tenía cautivado.

Mi corazón latió emocionado, surgiendo dentro mí la seguridad que necesitaba para declararle abiertamente mis sentimientos, sentimientos que había mantenido dentro de mí según creía yo ocultos de los demás, pero que ahora me daba cuenta que no solo Anthony había descubierto, sino que Archie y tal vez Stear sabían lo que estaba desarrollando por ella.

Busqué a Anthony y a Candy y pude ver que ellos estaban caminando hacia nosotros, su paso era calmo y ella veía como los pies de Anthony avanzaban a su ritmo, la podía ver ilusionada, feliz y con el rostro aunque enrojecido por las lágrimas, radiante de felicidad.

-Albert. – Candy me saludó un tanto un tanto seria, cosa que yo sabía así debía ser ya que jamás había estado de acuerdo en que la enviara de regreso a Lakewood y en nuestras últimas llamadas yo le había hablado de una manera poco cortés.

-Lo siento Candy. – Me disculpé ante ella ya que reconocía que no la había tratado como se merecía, solamente por estar frustrado por no estar cerca de Josephine, creyendo en un momento que solamente se enfocaba en su sacrificio y no en el que todos habíamos hecho. Ahora reconocía al verla que a pesar de que sufría la ausencia de mi sobrino, Candy era incapaz de minimizar el sufrimiento de los demás. – Necesitaba convencerte de no ir a Nueva York y echar a perder la sorpresa. – Dije refiriéndome a Anthony, quien le sonrió con ternura al ver que ella me miraba con cierto recelo.

-No te preocupes Albert. – Dijo un tanto seria, y yo comprendía que no podía disculparme de buenas a primeras.

-¿Cómo está la tía abuela? – Preguntó por fin Anthony, intentando aliviar un poco la incomodidad.

-¿Qué les parece si hablamos en el comedor? – Dije sintiendo que mi estómago comenzaba a reclamar alimento y a la vez como pretexto para entrar y encontrarme con la joven que anhelaba ver con desesperación, más cuando Annie me había confirmado que ella siempre esperaba con ansiedad mis cartas.

Entramos por fin al gran salón de la mansión y mientras las dos parejas que estaban caminando a mi lado se veían unos a otros yo enfocaba mi vista al frente, buscando los ojos de Josephine, sus cabellos claros fue lo primero que divisé bajando la escalera para después ver sus ojos brillantes que se enfocaban en mí y después en Anthony.

Corrió rápidamente por las escaleras para salir a nuestro encuentro y de pronto sentí que mis pies se quedaron fijos sobre el piso al no saber a quién se arrojaría primero.

-¡Albert! – Fue la primera expresión que hizo con sus manos al estar al pie de la escalera, su sonrisa era radiante, su mirada brillaba como nunca y una gran y hermosa sonrisa se asomaba en sus labios. - ¡Anthony! ¡Ya puedes caminar! – Fue lo segundo que expresó para después posar su mirada tímida en la de Candy. – Los extrañé. – Dijo sin dejar de sonreír caminando lentamente hasta mí, como si tampoco supiera cómo actuar delante de todos.

Caminó nerviosa esperando una reacción de mi parte, yo por el contrario lo único que pude hacer fue extender mis manos para recibirla, ella sonrió con ilusión y se acercó nerviosa a mi abrazo, dejándose envolver por mí, mientras yo sentía que el corazón saldría de mi pecho ilusionado.

-Te extrañé tanto. – Dije a pesar de que sabía ella no me escucharía. – Necesitaba volver a verte. – Dije sin importar ya que todos se enteraran de mis sentimientos. Candy me sonrió como comprendiendo algo que tenía duda y tanto Anthony como Archie sonreían felices por el recibimiento obtenido.

-Te extrañé… - Dijo Josephine con una sonrisa. - No... Los extrañé… - Dijo apenada mirando a Candy y después a Anthony, como si pidiera permiso a la rubia para acercarse a él. – Me alegra que ya estés de pie. – Dijo emocionada, sin atreverse aún a abrazarlo, mirando a mi sobrino con sus manos temblorosas y sus hermosos azules llenos de lágrimas. - ¿Puedo abrazarte? – Preguntó un tanto con temor y yo me tensé por su pregunta. Anthony me miró un segundo para después responder.

-Por supuesto Josephine… somos amigos… - Aclaró Anthony de nuevo, permitiendo Candy que él la soltara para que la saludara con un sencillo y cordial abrazo.

-Somos amigos. – Expresó Josephine con una sonrisa radiante, una sonrisa que reflejaba felicidad y que yo mismo no sabía cómo interpretarla.

Anthony la abrazó con cortesía y amabilidad, para después dirigirle una sonrisa de agradecimiento.

-Candy te ha extrañado mucho. – Dijo Josephine con nerviosismo. – Casi tanto como yo he extrañado a Albert… - Agregó bajando su rostro completamente sonrojado por lo que expresaba. Mi corazón sintió un vuelco nuevamente al comprender lo que decía con sus manos.

-Eso no es verdad. – Dijo Candy casi de inmediato, yo la miré esperando que aclarara lo que había dicho. – Yo he extrañado más a Anthony de lo que Josephine te ha extrañado a ti. – Dijo con gracia, sorprendiéndonos a todos al ver que se había esforzado todas estas semanas en aprender el lenguaje a señas y a pesar de que lo hacía lento y pausadamente podíamos ver que estaba realmente aprendiendo a hacerlo. Josephine la miró con travesura en respuesta de su comentario.

-Está bien, ambas los hemos extrañado intensamente. – Expresó Josephine con una sonrisa tímida, con el rostro enrojecido y con la mirada puesta sobre mí.

Podía notar que la relación entre Candy y Josephine había avanzado y que ya no existía aquella tensión que había antes entre ellas, lo que me hacía ver que Josephine había cambiado sus sentimientos hacía mí y hacia mi sobrino, sin embargo yo tenía la intención de averiguar más tarde si era verdad lo que mi corazón estaba presintiendo o simplemente era un trato amistoso el que ella me ofrecía.

Caminamos hacia el comedor, y entre risas y sonrisas tomé a Josephine del brazo y ella lo aceptó volviéndose a sonrojar. Mi reacción era de alegría y pronto la ubiqué en el puesto que yo le había otorgado antes de alejarme de su lado. Ella sonrió una vez más tímida y Candy sonrió al ver lo que sucedía entre nosotros.

-Me alegra por ti Albert. – Me dijo con una gran sonrisa, una sonrisa que podía ver sincera en ella, una sonrisa que me decía que estaba feliz por mí y por Josephine y con ella me perdonaba lo duro que había sido con ella todo este tiempo.

ANTHONY

La comida había sido muy placentera, mi corazón latía aún emocionado porque no podía creer que realmente ya estaba junto a mi princesa, mi tío había conseguido por fin enamorar a Josephine y ese era otro motivo por festejar, ya que dentro de mí temía que no hubiese llegado a suceder ese cambio que tanto había pedido ocurriera.

La plática se extendió un poco, sin embargo tanto mi tío como yo estábamos impacientes por volver a ver a la tía abuela, quería que ella estuviera más tranquila al verme y que no siguiera sintiendo que algo le ocultábamos. Candy me había puesto al tanto de lo que había ocurrido aquella mañana y agradecía haber llegado a tiempo para tranquilizarla.

-Vamos a ver a la tía abuela. – Dije para ver si ella ya se había despertado.

Cada uno apartó la silla de nuestras parejas y como reales caballeros las escoltábamos hasta la habitación de la matriarca. Candy y yo éramos los últimos en llegar escalera arriba porque a pesar de que me sentía bien yo debía continuar caminando con cuidado y Candy se había ofrecido a ser mi apoyo en el recorrido, preocupada también por mi restablecimiento.

-¿Te encuentras bien? – Preguntó un tanto inquieta por saber si había sentido alguna incomodidad al realizar el trayecto.

-Estoy bien princesa, no te preocupes. – Le dije seguro que así era, a mí más que a nadie me convenía estar bien y seguir todas las indicaciones que me había dado el Dr. Reynolds. – De hecho esa fue una de las condiciones que me puso el Dr. Reynolds para poder abandonar el centro. – Advertí ante la duda que reflejaba Candy en su hermoso rostro. Unas ganas de besarla se apoderaron de mí y ella sintió lo mismo al ver que su rostro se coloreó de rojo por mi intensa mirada.

-¿Puedo saber cuáles son esas condiciones? – Preguntó intentando controlar las emociones que surgían en nuestro interior.

-Tuve que prometer que me cuidaría excesivamente durante un año antes de hacer algo que pudiera comprometer nuevamente mi movilidad. - Dije un tanto frustrado por ello, sin embargo sabía que era preciso cumplirlo.

-Yo te ayudaré para que lo cumplas al pie de la letra. – Dijo con su hermosa sonrisa y su ánimo contagioso, mientras se abrazaba a mí por la cintura y me rodeaba con ambos brazos, cerrando sus ojos para disfrutar nuestra cercanía.

-No sé cómo pude estar tanto tiempo lejos de ti pecosa. – Le dije en un susurro, correspondiendo al abrazo que ella me proporcionaba, cerrando mis ojos para concentrarme en el calor que me proporcionaba el contacto con su cuerpo.

Llegamos hasta la habitación de la tía abuela y Albert tocó con paciencia, mirando como todos estábamos esperando la respuesta del interior.

-Adelante. – Respondió la voz de Dorothy desde adentro, quien era la que en esos momentos estaba a su cuidado. Momentos después la puerta se abrió y la amable mucama nos sonreía nuevamente para permitirnos la entrada.

Caminé lentamente hasta el lecho que sostenía a la tía abuela y pude ver en su rostro la emoción que sintió al verme de pie frente a ella, la emoción me embargó de pronto y mis ojos se nublaron al verla en ese estado. La tía abuela había envejecido en muy poco tiempo, sus cabellos antes entrecanos hoy lucían completamente blancos, sus ojos se veían más cansados y sin brillo a pesar de la emoción que reflejaba. Sus manos se levantaron temblorosas extendiéndose frente a mí para que me acercara a ella.

-¡Anthony! – Dijo emocionada. Su voz ya no era la misma voz que cimbraba al momento de salir de sus labios, ahora era una voz débil y temblorosa.

-¡Tía abuela! – Dije realmente conmovido por lo que veían mis ojos. No podía creer que aquella mujer que estaba postrada en esa cama era la misma que meses atrás me había estado gritando con desespero que debía levantarme de la silla para casarme con Elisa.

Por mi mente pasaron varios recuerdos de la fuerza que ella representaba en la familia, su arrogancia, su altivez, su rostro duro y frío ante su manera de ordenar a las personas, todo eso había quedado en mi mente como un recuerdo, pero el tenerla ahí frágil y acabada se quedaría en mi mente por lo que me restaba de vida.

-¡Por fin! – Dijo mientras tomaba mis manos y yo me acercaba a besar su rostro con amor, después de todo ella era como mi segunda madre y yo no podía no estar agradecido por todo lo que había hecho por mí al mantenerme con vida a pesar de los medios que había utilizado. – Candy me dijo que pronto ibas a llegar y pensé que me había estado mintiendo para evitar mi sufrimiento. – Dijo con un poco de dificultad, explicando que no creía las palabras de mi pecosa.

-Ya ves que no te mintió. – Le dije besando sus manos, sin poder evitar que una lágrima saliera de mis ojos.

-No… ella es una bendición para la familia. – Dijo conmovida, extendiendo su mano libre para dirigirla hacia Candy. Candy la tomó y se acercó a ella con los ojos también llenos de lágrimas.

-Gracias tía abuela. – Dijo mi princesa agradeciendo con su bella sonrisa las palabras que le había dirigido.

-La boda. – Dijo de pronto, algo que nos sorprendió a ambos. El cambio repentino de plática nos tomó a ambos por sorpresa. – Espero que pronto se casen… por favor… - Dijo como súplica, comprendiendo que ella también sentía que el tiempo se le estaba terminando.

-Pronto la llevaremos a cabo tía abuela. – Le dije con una sonrisa, mientras ella nos miraba sonreír ilusionados por pensar en nuestro futuro. Ella asintió con una sonrisa y sus ojos se posaron en Albert y Josephine y a pesar de que veía con ternura a mi tío la mirada fría que le dirigió a Josephine fue bastante evidente para todos.

-Albert. – Dijo con un poco de dificultad. Mi tío se acercó a ella y Josephine se quedó detrás sin atreverse a acercarse a ella.

-Tía abuela. – Respondió mi tío besando su frente como momentos antes lo había hecho yo. - ¿Cómo se siente? – Preguntó por cortesía, ya que pudimos darnos cuenta de la molestia que sintió al ver que seguía rechazando a Josephine.

-Cansada. – Dijo en respuesta.

Mi tío habló unos momentos con ella y a los pocos minutos nos despedimos dejándola descansar, era evidente que debía reponer fuerzas y nos demostraba que tenía la intención de continuar durmiendo.

Abandonamos la habitación de la tía abuela una vez que Archie y Annie la habían saludado, después nos dirigimos en silencio hasta el salón del té para poner a Candy al tanto de todo lo que había sucedido en el tiempo que habíamos estado alejados.

Dorothy sirvió el té con ayuda del mayordomo quien nos miraba con una gran sonrisa, al parecer felices de que hubiéramos regresado.

-Ahora si me vas a explicar todo. – Me dijo Candy con un poco de reclamo en su voz, se notaba ansiosa por saber lo sucedido. Yo sonreí travieso y comencé a relatar tanto con mis manos como con mi boca lo que quería saber.

-Ahora sí pecosa. – Dije con una sonrisa, dispuesto a contarle toda la aventura que había pasado lejos de ella. – Cuando llegó el Dr. Lombardo me hizo de inmediato unos estudios. – Dije comenzando a relatar la odisea vivida.

-¿Dr. Lombardo? – Preguntó mi princesa con duda, ya que a ella jamás le había comentado mi tío nada acerca de ello.

-Es el médico que mi padre se encargó de traer personalmente desde Italia para ayudarme en mi recuperación. – Dije una vez más para explicar su duda, la mirada de mi pecosa se dirigió hacia Albert quien le sonrió apenado por las mentiras que se había obligado a decirle. – Vamos hermosa, mi tío no tiene la culpa de nada. – Dije aceptando toda responsabilidad al respecto. Candy me miró un poco confundida. – Lo que sucede es que yo les pedí a todos que no te avisaran nada hasta que tuviera un diagnóstico real de la situación. – Dije para su sorpresa. – No quería preocuparte, quería que te preocuparas por tu salud y que no estuvieras en constante angustia por saber lo que estaba pasando conmigo. – Dije seguro de que había sido lo mejor.

-Entiendo tus motivos, sin embargo te puedo asegurar que si no hubiera sido por Annie y Archie no lo hubiera conseguido sola. – Dijo mirando a su amiga y a mi primo agradecida.

-Es verdad. – Dijo Archie, mirándome a los ojos. – Candy llegó muy mal a Lakewood y por ello Annie decidió quedarse para estar al pendiente de su salud. – Dijo mirando a su dama, yo la miré agradecido por lo que había hecho por ella.

-Me costó mucho animarla a que era prescindible cuidarse si quería cuidarte a ti. – Dijo Annie explicando lo duro que había sido sacar a Candy de su estado de ánimo. Ella me miró apenada como excusándose por su actitud.

-Estaba muy preocupada. – Dijo apenada a los comentarios que la descubrían ante mí.

-Te entiendo amor, y yo también lamento mucho haber hecho que te mantuvieran alejada, pero cuando el Dr. Lombardo me explicó la verdadera situación me atreví a pedir de nuevo a mi tío que se mantuviera en silencio para poder darte la sorpresa, así que la rehabilitación la tomé con mayor empeño hasta lograr este resultado. – Dije orgulloso de lo que había conseguido a pesar de haberme sometido por voluntad propia a la ausencia de ella.

-Pero recuerda que hiciste la promesa de continuar con los ejercicios para poder ser dado de alta. – Dijo mi tío anunciando a todos que yo aún no estaba del todo reestablecido. Candy me miró confundida y yo le sonreí al haber sido descubierto.

-Lo que sucede es que ya no podía estar lejos de ti mi amor. – Le dije mirándola con ternura, sin importar la presencia de los demás, mi corazón estaba comprometido con ella y debía enterarla de todo lo que estaba sucediendo. – Así que hice un trato con el Dr. Reynolds. – Dije sin dejar de mirarla a los ojos.

-¿Qué trato? – Preguntó un poco impaciente por lo que yo le diría.

-Le prometí que me seguiría cuidando, que seguiría al pie de la letra todas y cada una de sus indicaciones para que me permitiera volver a tu lado. – Dije con tranquilidad. Ella me sonrió con ternura.

-Yo te voy a ayudar. – Dijo con una sonrisa mientras acariciaba mi rostro con una tierna caricia.

-Anthony no puede cargar cosas pesadas. – Explicó mi tío como si yo no tuviera la intención de revelar todas las advertencias que me había dado el doctor. – No puede montar a caballo por lo menos en seis meses. – Dijo para mi descontento, ya que montar a caballo era una de las cosas que más extrañaba y el estar en Lakewood me había despertado la necesidad de volver a hacerlo. – No puede permanecer mucho tiempo agachado, ni realizar trabajos que lo obliguen a estar con la espalda en mala posición. – Dijo mirándome a los ojos en señal que ahora yo sería quien debía seguir las órdenes del médico.

-Pero no será por siempre. – Dije en mi defensa, para que Candy no me obligara a hacerlo de por vida, sabía que era capaz de hacerlo por tal de que no me lastimara.

-No será por siempre. – Dijo mi tío con una sonrisa. – Unos meses más y quedará como nuevo. – Dijo de nuevo mirando a Candy, quien le agradeció con una sonrisa por advertirle lo que había dicho el médico como recomendación.

La tarde continuó avanzando y pronto llegó la noche, ninguno había sentido el paso del tiempo y ni siquiera el hambre nos había hecho levantarnos de nuestros lugares. Pronto sentí que Candy se recargó en mí y se dejó vencer por el cansancio que sentía. El día había pasado tan rápido y había estado cargado de emociones que la habían hecho caer rendida junto a mí. Sonreí con ternura y acaricié su rostro al ver que estaba completamente dormida.

-Creo que no ha perdido la costumbre. – Dijo Annie un tanto divertida. Todos le pusimos atención para que nos explicara lo que había querido decir. – Cuando estábamos en el hogar de Ponny siempre se quedaba dormida en el regazo de la hermana María cuando ella nos leía un cuento antes de dormir en el salón. – Dijo con ternura, mirando con verdadero cariño a la hermosa rubia que dormía a mi lado.

-Silencio Annie, la puedes despertar. – Le dijo mi primo a su novia con ternura, indicándole que no hiciera tanto ruido o podría perturbar el sueño de mi pecosa. Annie sonrió traviesa y lo miró con picardía.

-Candy no se despierta tan fácilmente. – Dijo sin poder evitar reír, aunque intentaba disimularlo. Yo miré a Candy con ternura, sintiendo en mi cuerpo una calidez que se concentraba en mi pecho y se incrementaba conforme veía el dulce rostro de Candy dormir con tanta tranquilidad.

-Es verdad, Candy tiene una habilidad formidable para dormir profundamente. – Dijo mi tío quien estaba también consciente de que mi hermosa prometida no era fácilmente perturbada en sus horas de sueño. – No te preocupes, yo te ayudaré a llevarla a su habitación. – Dijo con una sonrisa, algo me decía que no era la primera vez que lo hacía. – Cuando vivíamos en el departamento muchas veces la asaltó el sueño fuera de la habitación y yo tenía que llevarla para que descansara con mayor comodidad. – Explicó ante la duda que al parecer yo había reflejado en mi rostro.

Mi tío la tomó entre sus brazos disculpándose ante los demás, yo lo seguí para acompañarlo. Cuando llegamos a la habitación de mi pecosa abrí la puerta para facilitarle el camino, para después recostarla con cuidado sobre la cama.

-Te espero abajo. – Dijo para dejarme un momento a solas con ella. Dándome la confianza que sabía yo correspondería como era debido. Sonreí agradecido por su gesto y en pocos segundos quedé solo con mi princesa.

Candy dormía de manera plácida, podía ver que su rostro no reflejaba ni angustia ni pesar, lo que me hacía sentir realmente feliz por ello, el tenerla ahora a mi lado me volvía la paz en mi interior. No comprendía cómo había soportado tantos años sin verla ya que los meses que había estado lejos de ella habían sido una verdadera tortura.

-Descansa pecosa. – Le dije en un susurro, mirando su hermoso rostro. No podía evitar sonreír enamorado al ver lo bella que era. Suspiré para darme valor de soportar alejarme de ella hasta otro día cuando lo que yo quería era mantenerla a mi lado.

Besé sus labios con mucho cuidado y ella entreabrió los ojos con pesadez, mostrando de inmediato una tierna sonrisa.

-Anthony… no te vayas… - Me dijo con dificultad, con el claro reflejo de que estaba más dormida que despierta.

-Tranquila me quedaré a velar tu sueño. – Le dije en un susurro para conseguir que ella por fin volviera a dormirse. Ella me sonrió en respuesta y mis ojos la miraron encandilados una vez más.

CANDY

La plática se había extendido más de la cuenta, pero Anthony me había puesto al tanto de todo lo que había sucedido en Nueva York después de que fui enviada de regreso, me habló de los inventos que Stear había realizado para ayudarlo a rehabilitarse, me habló de los aparatos que había fabricado para instalarlos en la mansión y que no tuviera que trasladarse al centro nuevamente, sino que los tuviera siempre a la mano, lo cual me había hecho cuestionarme por qué no lo había hecho cuando yo estaba allá, hubiera sido mucho más fácil para mí continuar con los ejercicios también en casa.

Albert y Josephine mantenían una plática entre ellos, había comprendido aquella tarde por qué Albert le había dado tantos privilegios, él estaba enamorado de ella y al parecer ella lo estaba de él. Cuando llegó a saludar a Anthony había sentido tensión al momento que la tuvo de frente, no porque sintiera celos, sino porque temía volver a tener que cuidarnos para demostrarnos nuestro amor y era algo que a mí se me hacía injusto hacer después de haber tenido tanto tiempo lejos el uno del otro, sin embargo al ver que su mirada se había mantenido brillante ante la presencia de Albert me hizo respirar más tranquila.

Después de la visita a la tía abuela, decidimos continuar con la plática en el salón del té, en donde nos llenaron de postres para acompañarlo, la plática se extendió no solo por lo que habían pasado Anthony y Albert en Nueva York, sino en la salud de la tía abuela quien nos tenía a todos preocupados por ella, sin embargo pude notar el descontento de Albert por el visible rechazo que ella había mostrado por su relación con Josephine.

Poco a poco el cansancio se hacía presente en mi cuerpo y yo luchaba por mantener la atención en lo que continuaban hablando, la voz de Anthony era la que me mantenía despierta, sin embargo cada vez la seguía escuchando más y más lejana, me recargué en su hombro para intentar concentrarme una vez más, cerrando los ojos por unos momentos para recargar baterías. Las voces se hicieron cada vez más lejanas y pronto ya no comprendía de lo que hablaban.

-Descansa pecosa. – Escuché a lo lejos una vez más, no entendía en ese momento que ahora estaba en mi habitación, sin ponerme a pensar en ningún momento cómo había llegado hasta ahí. El perfume que desprendía Anthony fue lo que me hizo sonreír al saber que él estaba a mi lado. Sonreí aún sin abrir mis ojos al escuchar vagamente sus palabras.

Sentí como besó mis labios con sumo cuidado como queriendo evitar que despertara, intenté abrir mis ojos, sin embargo el sueño que tenía evitaba que pudiera hacerlo, sonreí para que él se diera cuenta que ya estaba despierta a pesar de que aún no lo estaba por completo, quería vencer el cansancio para seguir a su lado, necesitaba recuperar los días que no había estado con él y pude sentir en él la misma ansiedad ya que continuaba frente a mí pendiente de mis reacciones.

-Anthony… no te vayas… - Le dije haciendo un esfuerzo por que las palabras salieran de mi boca, intentando que no se diera cuenta que aún estaba más dormida que despierta.

-Tranquila me quedaré a velar tu sueño. – Me respondió en un susurro, intentando no perturbar mi descanso, sin embargo yo sentía que poco a poco el sueño se iba alejando de mí y lentamente la energía que inyectaba su presencia en mí me iba ayudando a despertar por completo.

Le sonreí en respuesta para advertir que ya estaba más despierta y sus ojos se abrieron completamente iluminados, la oscuridad de mi habitación no era total y pude ver claramente como reaccionaba al estar tan cerca de mi rostro. Mi respiración se hizo más acelerada y yo me enderecé para invitarlo a sentarse junto a mí. Él me sonrió aceptando hacerlo para mirarme con una mirada intensa, una mirada que me advertía que él también había deseado tanto como yo estar una vez más solamente en la compañía una del otro.

Continuará…

Hola hermosas, hasta aquí llegamos con este capítulo, espero haya sido de su agrado. Muchas gracias a todas y cada una de las lectoras que esperan pacientemente la actualización de cada capítulo, ahora me toca a mí esperar sus comentarios, ojalá que sean todas las que leen las que se atrevan a dejarme aunque sea unas cuantas palabras.

TeamColombia. Hola hermosas, espero que estén muy bien. Muchas gracias como siempre por mostrar sus ansiedad y sus ganas por leer más, espero les haya gustado el capítulo y sobre todo espero que me dejen un comentario expresando su opinión. Les mando un fuerte abrazo a cada una de ustedes, Dios las bendiga.

Julie-Andley-00. Hola hermosa! Muchas gracias por tus palabras. A mí también me encanta que me leas y sobre todo que comentes, me gusta mucho recibir las opiniones de las personas que leen y más cuando son tan lindas como tú. Ya se dio el encuentro con la tía abuela y esta señora se convierte de nuevo en casamentera jajaja. Espero te haya gustado el capítulo hermosa, te mando un fuerte abrazo. Dios te bendiga.

Silandrew. Hola hermosa, ya leí que también se te quemaban las habas por que regresara mi rubio hermoso junto a la pecas jajaja, por eso hice el encuentro más cercano de lo que podría haberlo hecho, pero creo que con la boda no tuve el mismo resultado. Te digo! esta historia me quedó bastante larga y aún no termino de transcribir todo! Me atrasé por obvias razones, creo que tendré que pasar más largos los capítulos para que no se les haga mucha la espera jeje. Como siempre hermosa un placer leer tus comentarios, me alegra que te guste la historia y que sigas al pendiente de las actualizaciones. Te mando un fuerte abrazo hermosa, Dios te bendiga.

lemh2001. Hola hermosa, ¿Cómo estás? Espero que muy bien. ¿A poco no sería hermoso que Candy tuviera un recuerdo diferente entre las rosas? y no solo que le recuerden la ausencia de un ser querido, creo que sería muy hermoso si eso hubiese ocurrido en la historia real. La boda! Dios! esta boda se ha quedado lejos, creo que ya no relataré las historias desde primera persona, son muy pericos todos y todos quieren sus cinco minutos de fama jajaja y no dejan llegar a lo más importante! y eso que callé a varios jajaja. Creo que la boda se las voy a deber todavía, espero llegar pronto a la transcripción, había dejado de pasar en limpio los capítulos y ya me ganaron las prisas, a pesar de estar terminada no la tengo en la computadora completa, aún no sé cuantos capítulos le quedan pero te aseguro que como diez mínimo si faltan. Muchas gracias por leer y comentar hermosa, como siempre te mando un fuerte abrazo. Dios te bendiga.

Mayely León. Tienes razón hermosa, cada quien sus costumbres, en el sur de México el día de muertos es fascinante, ahí si se siente la verdadera tradición y es cuando comienzas a amarla, es una maravilla ver la celebración ese día. Creo que ya no comentaré cuando la boda jajaja se quedó lejos, pero de que hay boda, hay boda jajaja. Tiene razón Mauricio (dijo la igualada jaja) Si me dedicara a escribir respecto a una verdadera recuperación de un accidente de esa magnitud llevaría años relatarlo ya que o no se recuperan o les toma años y años de terapia, así que tomé la vía fácil para llegar al resultado que buscaba a mi conveniencia. Te agradezco por preguntarle a alguien que si es médico. Te mando un fuerte abrazo hermosa, Dios te bendiga.

Rose1404. Hola hermosa, ¿Cómo estás? Me alegra leer que ya tienes todo listo para la llegada de tu pequeño y hermoso bebé! Un milagro maravilloso la verdad. Creo que Terry ya no sale más adelante, no recuerdo muy bien, pero creo que su última aparición fue cuando ve a Anthony en la estación del tren, no recuerdo que fue de él, tal vez se fue de gira y nunca regresó al lado de Gusana? tal vez se cambió el nombre y se cortó el cabello para pasar desapercibido? pero no, no lo creo tan cobarde, debe de haber regresado al lado de Susana para decirle que no la amaba y que la dejaba en libertad para seguir su camino como estrella de Broadway sin tanto drama. Hermosa, me alegra que te guste la historia. Muchas gracias por comentar, te mando un fuerte abrazo, Dios los bendiga.

Ster Star. Hola hermosa! Un gusto recibir tu comentario! Me alegra mucho saber que estás bien. ¿Cómo vas con tu caso? Espero todo vaya avanzando si es que no se ha resuelto del todo, me imagino que debe de ser una de vuelas no te preocupes entiendo que no puedas estar siempre al pendiente de la historia, pero sé que la terminarás cuando tengas el tiempo para hacerlo. SI! antes había cada cosa que debía de seguir la gente, aunque ahora también hay cada cosa que te aseguro que en un futuro nuestros nietos y bisnietos (que quien sabe si conozca jajaja) se reirán de nosotros y dirán que era una exageración lo que hacíamos jejeje. Muchas gracias hermosa como siempre por darte tiempito para leer, te mando un fuerte abrazo amiga, Dios te bendiga.

María José M. Hermosa, que bueno que te agradó el capítulo, no sabes la alegría que me da cuando me escriben con tanto ánimo, es bueno recibir ese tipo de comentarios. No te preocupes entiendo que primero lo primero, al contrario gracias por darte un tiempo para leer y más para comentar. Te mando un fuerte abrazo amiga, Dios te bendiga.

Muchas gracias a todas las personas que se toman tiempo para leer las actualizaciones y que siempre están al pendiente de cada una de ellas, ojalá se dieran un tiempo para comentar aunque sea una palabras, no importa tú idioma yo lo traduzco con google jejejeje. Les mando un fuerte abrazo a cada una de ustedes.

GeoMtzR

09/11/2022.